Sororidad — Crónica del #8M

listenButton1.onclick = function(){ if(responsiveVoice.isPlaying()){ responsiveVoice.cancel(); }else{ responsiveVoice.speak("Los gritos que no se escuchan. Las caras que no se ven. Los abrazos que no se dan o los pies que no tocan el suelo. Pero todo eso existe y se siente. Sí, se siente. Aunque yo no pueda ver, o ella no pueda escuchar, o ella no pueda caminar. Aunque tengamos que usar bastones, sillas de ruedas o audífonos. Aunque seamos diferentes. Sí, muy diferentes. Hay algo que nos une a todas, todos y todes sin distinción: La sororidad. Imagínense cuánto daño tienen que hacerte las personas para que llegues a dudar de tu propia identidad. Para que llegues a cuestionarte lo que tantos años te costó conseguir. Lo que por tantos años intentaste construir para tu vida. Este no fue un 8 de marzo más por varias razones: La situación social, política y económica actual en la que se retrocede en derechos para las minorías y disidencias. Personas con discapacidad y trans despedidas sin razón alguna. Precarización económica y laboral de las mujeres. Vaciamiento y desguace en general del estado dejando a miles de familias sin trabajo. Aumento del coste de vida a tal punto que empresas y negocios cierran. Al punto de que la gente saca préstamos, usa tarjetas o intenta conseguir ingresos extras para poder comer o llegar a fin de mes. A tal punto que los comedores populares se quedan sin alimentos. A tal punto que se dejan de entregar medicamentos a pacientes oncológicos. A tal punto que muchas personas tienen que decidir qué medicamentos pueden comprarse y cuáles no. A tal punto que los alquileres se van por las nubes dejando a familias realmente en situación de calle. A tal punto que hay un desprecio por la pobreza, por la vida humana pocas veces visto en la historia de este país. A tal punto que el presidente discrimina, grita, insulta y desmerece a personas u organizaciones solo por opinar distinto. Les dije en una entrada anterior que nuestros derechos eran innegociables. no me creyeron, no me hicieron caso, no me escucharon. Insultar sin argumentos, sin un debate enriquecedor y una mente abierta parece ser la nueva forma de hacer política en estos días. Sé que esto puede parecer la queja de una niñita caprichosa y enojada. ¿Y qué? ¿Alguien tiene algún problema con eso? Alt+F4, CTRL+w o el botón de cerrar pestañas en el navegador solucionan el problema fácilmente. No se queden si no quieren, no se queden que nadie los obliga. Si algo no me interesa, no lo leo, no lo escucho. Pueden hacer lo mismo. Pero en fin. Eso no es todo. Muchas veces a las personas trans nos cuesta expresar nuestra identidad frente a los demás por miedo al desprecio, a la discriminación. Pero eso es al principio. Cuando vas adquiriendo confianza vas dejando todo eso atrás. Te das cuenta que, sí, no sos una mujer como las demás. Sos una mujer con pene. Sos una mujer con apariencia masculina. Que si bien nadie tiene por qué asumir tu género sí deberían respetarte o preguntarte cuál es tu pronombre. Pero sos una mujer. Y de eso no te tendría que caber ni la menor duda... Cambiaste muchísimo. No sos pero ni por asomo la persona que eras hace 10 años. Detalle no menor. No recuerdo la fecha exacta, pero 2014 fue la primera vez que fui a la psicóloga y le dije... Bueno, lo que está en la entrada más leída del blog. Lo que seguro todos o almenos la mayoría ya leyeron, si me vienen siguiendo desde hace rato o si se pasaron por aquí hace poquito. Este viernes 8 de marzo me desperté con ganas de mirarme al espejo. Lo bueno es que tengo uno en el baño de mi casa. Lo malo es que no veo. Lo bueno es que podría intentar usar la aplicación con IA para sacar una foto y saber qué me devuelve. Finalmente no lo hice. ¿Por qué? No lo sé. Por miedo, ¿quizás? ¿Y si los demás tienen razón? ¿Y si no soy un hombre porque tengo actitudes, ropa y formas femeninas? ¿O si nunca fui ni voy a ser una mujer porque no tengo vajina, no menstrúo, tengo una voz masculina y me crecen pelos en la cara todavía? Quizás se preguntarán cómo llegaste a esa conclusión. Qué fue lo que te hizo tanto daño como para llegar a dudar de vos misma. No puedo ni quiero contarlo. Ya el hecho de recordarlo todo y tenerlo presente en mi mente es suficiente para mí. Pero sí quiero contar que durante un tiempo bastante considerable, no sentí que tuviese un lugar de pertenencia en esta sociedad. Como si el país, no fuese hecho para mí, igual que no lo fue para Alicia. Me hice el desayuno, trabajé como todos los días, mientras arreglaba con mi amigue cómo íbamos a ir y con quién o con qué orga. Porque la idea no era ir soles. Era bastante peligroso, según decían. Finalmente, nos anotamos para ir con Orgullo Disca. Tomamos las precauciones recomendadas y quedamos en encontrarnos allá. Estuvimos en contacto entre nosotres y con la gente de la orga. Finalmente, cuando estaba llegando me encontré a parte de les chiques yendo al escenario principal y me fui con elles. Mi amigue se quedó en el lugar de la ranchada, y la verdad, le costó mucho llegar. La energía que se sentía era impresionante. Los gritos, los cantos, la gente, la lectura del documento con intérprete de lenguaje de señas. Una vez finalizado, desconcentramos y fuimos al lugar de la ranchada. Durante y después de la marcha, me crucé con chiques que conocía y otres que no. Se armó un lindo grupito de camaradería, de complicidad, de sororidad. Entre varias personas nos fuimos juntando para no volver soles. Ahí conocí a alguien muy especial que me cayó súper bien. Pero no tengo por qué contar eso... Por último, terminamos con mi amigue yendo a una parrilla a festejar un lindo 8M, a su casa a charlar de la vida como siempre y a tomar un tecito a las 12 de la noche. Sí, un tecito. Y ahí lo entendí. Ya saben, en su momento Me Lo Dijo el Tigre. Pero ahora me lo dijeron miles de personas en las calles. No estás sola. Nadie está sole. Si nos tocan, nos acosan, abusan de nosotres, nos violan o nos matan, nos cuidamos entre todes. Porque ninguna persona puede condicionarme. Nadie puede venir a decirme quién soy o a dudar de mí. Tengo los mismos derechos y merezco las mismas consideraciones que el resto de las personas, de las mujeres. Y porque aunque no se hable de ello, hay personas abusadoras, violadoras, manipuladoras y violentas con discapacidad. Y hay personas que sufren, sufrimos alguno o varios de esos tipos de agresiones y que también tenemos una discapacidad. Nota: Aunque esta entrada terminé de escribirla una hora antes de su publicación, decidí programarla para que se publique justo el 12 de marzo. ¿Por qué? Acá está la respuesta. Muchas cosas cambiaron desde entonces. Mi vida, mi forma de escribir, mi vínculo con las personas. Pero hay algo en mí que sigue intacto: Soy transfeminista, socialista, interseccional. Y nunca nadie va a cambiar mis ideas y convicciones. Siempre voy a luchar por un mundo más justo e igualitario para todos, todas y todes.", "Spanish Latin American Female"); } };

Los gritos que no se escuchan. Las caras que no se ven. Los abrazos que no se dan o los pies que no tocan el suelo. Pero todo eso existe y se siente. Sí, se siente. Aunque yo no pueda ver, o ella no pueda escuchar, o ella no pueda caminar. Aunque tengamos que usar bastones, sillas de ruedas o audífonos. Aunque seamos diferentes. Sí, muy diferentes. Hay algo que nos une a todas, todos y todes sin distinción: La sororidad.

Imagínense cuánto daño tienen que hacerte las personas para que llegues a dudar de tu propia identidad. Para que llegues a cuestionarte lo que tantos años te costó conseguir. Lo que por tantos años intentaste construir para tu vida.

Este no fue un 8 de marzo más por varias razones: La situación social, política y económica actual en la que se retrocede en derechos para las minorías y disidencias. Personas con discapacidad y trans despedidas sin razón alguna. Precarización económica y laboral de las mujeres. Vaciamiento y desguace en general del estado dejando a miles de familias sin trabajo. Aumento del coste de vida a tal punto que empresas y negocios cierran. Al punto de que la gente saca préstamos, usa tarjetas o intenta conseguir ingresos extras para poder comer o llegar a fin de mes. A tal punto que los comedores populares se quedan sin alimentos. A tal punto que se dejan de entregar medicamentos a pacientes oncológicos. A tal punto que muchas personas tienen que decidir qué medicamentos pueden comprarse y cuáles no. A tal punto que los alquileres se van por las nubes dejando a familias realmente en situación de calle. A tal punto que hay un desprecio por la pobreza, por la vida humana pocas veces visto en la historia de este país. A tal punto que el presidente discrimina, grita, insulta y desmerece a personas u organizaciones solo por opinar distinto. Les dije en una entrada anterior que nuestros derechos eran innegociables. no me creyeron, no me hicieron caso, no me escucharon. Insultar sin argumentos, sin un debate enriquecedor y una mente abierta parece ser la nueva forma de hacer política en estos días.

Sé que esto puede parecer la queja de una niñita caprichosa y enojada. ¿Y qué? ¿Alguien tiene algún problema con eso? Alt+F4, CTRL+w o el botón de cerrar pestañas en el navegador solucionan el problema fácilmente. No se queden si no quieren, no se queden que nadie los obliga. Si algo no me interesa, no lo leo, no lo escucho. Pueden hacer lo mismo.

Pero en fin. Eso no es todo. Muchas veces a las personas trans nos cuesta expresar nuestra identidad frente a los demás por miedo al desprecio, a la discriminación. Pero eso es al principio. Cuando vas adquiriendo confianza vas dejando todo eso atrás. Te das cuenta que, sí, no sos una mujer como las demás. Sos una mujer con pene. Sos una mujer con apariencia masculina. Que si bien nadie tiene por qué asumir tu género sí deberían respetarte o preguntarte cuál es tu pronombre. Pero sos una mujer. Y de eso no te tendría que caber ni la menor duda…

Cambiaste muchísimo. No sos pero ni por asomo la persona que eras hace 10 años. Detalle no menor. No recuerdo la fecha exacta, pero 2014 fue la primera vez que fui a la psicóloga y le dije… Bueno, lo que está en la entrada más leída del blog. Lo que seguro todos o almenos la mayoría ya leyeron, si me vienen siguiendo desde hace rato o si se pasaron por aquí hace poquito.

Este viernes 8 de marzo me desperté con ganas de mirarme al espejo. Lo bueno es que tengo uno en el baño de mi casa. Lo malo es que no veo. Lo bueno es que podría intentar usar la aplicación con IA para sacar una foto y saber qué me devuelve. Finalmente no lo hice. ¿Por qué? No lo sé. Por miedo, ¿quizás? ¿Y si los demás tienen razón? ¿Y si no soy un hombre porque tengo actitudes, ropa y formas femeninas? ¿O si nunca fui ni voy a ser una mujer porque no tengo vajina, no menstrúo, tengo una voz masculina y me crecen pelos en la cara todavía?

Quizás se preguntarán cómo llegaste a esa conclusión. Qué fue lo que te hizo tanto daño como para llegar a dudar de vos misma. No puedo ni quiero contarlo. Ya el hecho de recordarlo todo y tenerlo presente en mi mente es suficiente para mí. Pero sí quiero contar que durante un tiempo bastante considerable, no sentí que tuviese un lugar de pertenencia en esta sociedad. Como si el país, no fuese hecho para mí, igual que no lo fue para Alicia.

Me hice el desayuno, trabajé como todos los días, mientras arreglaba con mi amigue cómo íbamos a ir y con quién o con qué orga. Porque la idea no era ir soles. Era bastante peligroso, según decían. Finalmente, nos anotamos para ir con Orgullo Disca. Tomamos las precauciones recomendadas y quedamos en encontrarnos allá. Estuvimos en contacto entre nosotres y con la gente de la orga. Finalmente, cuando estaba llegando me encontré a parte de les chiques yendo al escenario principal y me fui con elles. Mi amigue se quedó en el lugar de la ranchada, y la verdad, le costó mucho llegar.

La energía que se sentía era impresionante. Los gritos, los cantos, la gente, la lectura del documento con intérprete de lenguaje de señas.

Una vez finalizado, desconcentramos y fuimos al lugar de la ranchada. Durante y después de la marcha, me crucé con chiques que conocía y otres que no. Se armó un lindo grupito de camaradería, de complicidad, de sororidad.

Entre varias personas nos fuimos juntando para no volver soles. Ahí conocí a alguien muy especial que me cayó súper bien. Pero no tengo por qué contar eso…

Por último, terminamos con mi amigue yendo a una parrilla a festejar un lindo 8M, a su casa a charlar de la vida como siempre y a tomar un tecito a las 12 de la noche. Sí, un tecito.

Y ahí lo entendí. Ya saben, en su momento Me Lo Dijo el Tigre. Pero ahora me lo dijeron miles de personas en las calles. No estás sola. Nadie está sole. Si nos tocan, nos acosan, abusan de nosotres, nos violan o nos matan, nos cuidamos entre todes. Porque ninguna persona puede condicionarme. Nadie puede venir a decirme quién soy o a dudar de mí. Tengo los mismos derechos y merezco las mismas consideraciones que el resto de las personas, de las mujeres. Y porque aunque no se hable de ello, hay personas abusadoras, violadoras, manipuladoras y violentas con discapacidad. Y hay personas que sufren, sufrimos alguno o varios de esos tipos de agresiones y que también tenemos una discapacidad.

Nota: Aunque esta entrada terminé de escribirla una hora antes de su publicación, decidí programarla para que se publique justo el 12 de marzo. ¿Por qué? Acá está la respuesta. Muchas cosas cambiaron desde entonces. Mi vida, mi forma de escribir, mi vínculo con las personas. Pero hay algo en mí que sigue intacto: Soy transfeminista, socialista, interseccional. Y nunca nadie va a cambiar mis ideas y convicciones. Siempre voy a luchar por un mundo más justo e igualitario para todos, todas y todes.




Insert+ — Consultoría en accesibilidad

listenButton2.onclick = function(){ if(responsiveVoice.isPlaying()){ responsiveVoice.cancel(); }else{ responsiveVoice.speak("Los gritos que no se escuchan. Las caras que no se ven. Los abrazos que no se dan o los pies que no tocan el suelo. Pero todo eso existe y se siente. Sí, se siente. Aunque yo no pueda ver, o ella no pueda escuchar, o ella no pueda caminar. Aunque tengamos que usar bastones, sillas de ruedas o audífonos. Aunque seamos diferentes. Sí, muy diferentes. Hay algo que nos une a todas, todos y todes sin distinción: La sororidad. Imagínense cuánto daño tienen que hacerte las personas para que llegues a dudar de tu propia identidad. Para que llegues a cuestionarte lo que tantos años te costó conseguir. Lo que por tantos años intentaste construir para tu vida. Este no fue un 8 de marzo más por varias razones: La situación social, política y económica actual en la que se retrocede en derechos para las minorías y disidencias. Personas con discapacidad y trans despedidas sin razón alguna. Precarización económica y laboral de las mujeres. Vaciamiento y desguace en general del estado dejando a miles de familias sin trabajo. Aumento del coste de vida a tal punto que empresas y negocios cierran. Al punto de que la gente saca préstamos, usa tarjetas o intenta conseguir ingresos extras para poder comer o llegar a fin de mes. A tal punto que los comedores populares se quedan sin alimentos. A tal punto que se dejan de entregar medicamentos a pacientes oncológicos. A tal punto que muchas personas tienen que decidir qué medicamentos pueden comprarse y cuáles no. A tal punto que los alquileres se van por las nubes dejando a familias realmente en situación de calle. A tal punto que hay un desprecio por la pobreza, por la vida humana pocas veces visto en la historia de este país. A tal punto que el presidente discrimina, grita, insulta y desmerece a personas u organizaciones solo por opinar distinto. Les dije en una entrada anterior que nuestros derechos eran innegociables. no me creyeron, no me hicieron caso, no me escucharon. Insultar sin argumentos, sin un debate enriquecedor y una mente abierta parece ser la nueva forma de hacer política en estos días. Sé que esto puede parecer la queja de una niñita caprichosa y enojada. ¿Y qué? ¿Alguien tiene algún problema con eso? Alt+F4, CTRL+w o el botón de cerrar pestañas en el navegador solucionan el problema fácilmente. No se queden si no quieren, no se queden que nadie los obliga. Si algo no me interesa, no lo leo, no lo escucho. Pueden hacer lo mismo. Pero en fin. Eso no es todo. Muchas veces a las personas trans nos cuesta expresar nuestra identidad frente a los demás por miedo al desprecio, a la discriminación. Pero eso es al principio. Cuando vas adquiriendo confianza vas dejando todo eso atrás. Te das cuenta que, sí, no sos una mujer como las demás. Sos una mujer con pene. Sos una mujer con apariencia masculina. Que si bien nadie tiene por qué asumir tu género sí deberían respetarte o preguntarte cuál es tu pronombre. Pero sos una mujer. Y de eso no te tendría que caber ni la menor duda... Cambiaste muchísimo. No sos pero ni por asomo la persona que eras hace 10 años. Detalle no menor. No recuerdo la fecha exacta, pero 2014 fue la primera vez que fui a la psicóloga y le dije... Bueno, lo que está en la entrada más leída del blog. Lo que seguro todos o almenos la mayoría ya leyeron, si me vienen siguiendo desde hace rato o si se pasaron por aquí hace poquito. Este viernes 8 de marzo me desperté con ganas de mirarme al espejo. Lo bueno es que tengo uno en el baño de mi casa. Lo malo es que no veo. Lo bueno es que podría intentar usar la aplicación con IA para sacar una foto y saber qué me devuelve. Finalmente no lo hice. ¿Por qué? No lo sé. Por miedo, ¿quizás? ¿Y si los demás tienen razón? ¿Y si no soy un hombre porque tengo actitudes, ropa y formas femeninas? ¿O si nunca fui ni voy a ser una mujer porque no tengo vajina, no menstrúo, tengo una voz masculina y me crecen pelos en la cara todavía? Quizás se preguntarán cómo llegaste a esa conclusión. Qué fue lo que te hizo tanto daño como para llegar a dudar de vos misma. No puedo ni quiero contarlo. Ya el hecho de recordarlo todo y tenerlo presente en mi mente es suficiente para mí. Pero sí quiero contar que durante un tiempo bastante considerable, no sentí que tuviese un lugar de pertenencia en esta sociedad. Como si el país, no fuese hecho para mí, igual que no lo fue para Alicia. Me hice el desayuno, trabajé como todos los días, mientras arreglaba con mi amigue cómo íbamos a ir y con quién o con qué orga. Porque la idea no era ir soles. Era bastante peligroso, según decían. Finalmente, nos anotamos para ir con Orgullo Disca. Tomamos las precauciones recomendadas y quedamos en encontrarnos allá. Estuvimos en contacto entre nosotres y con la gente de la orga. Finalmente, cuando estaba llegando me encontré a parte de les chiques yendo al escenario principal y me fui con elles. Mi amigue se quedó en el lugar de la ranchada, y la verdad, le costó mucho llegar. La energía que se sentía era impresionante. Los gritos, los cantos, la gente, la lectura del documento con intérprete de lenguaje de señas. Una vez finalizado, desconcentramos y fuimos al lugar de la ranchada. Durante y después de la marcha, me crucé con chiques que conocía y otres que no. Se armó un lindo grupito de camaradería, de complicidad, de sororidad. Entre varias personas nos fuimos juntando para no volver soles. Ahí conocí a alguien muy especial que me cayó súper bien. Pero no tengo por qué contar eso... Por último, terminamos con mi amigue yendo a una parrilla a festejar un lindo 8M, a su casa a charlar de la vida como siempre y a tomar un tecito a las 12 de la noche. Sí, un tecito. Y ahí lo entendí. Ya saben, en su momento Me Lo Dijo el Tigre. Pero ahora me lo dijeron miles de personas en las calles. No estás sola. Nadie está sole. Si nos tocan, nos acosan, abusan de nosotres, nos violan o nos matan, nos cuidamos entre todes. Porque ninguna persona puede condicionarme. Nadie puede venir a decirme quién soy o a dudar de mí. Tengo los mismos derechos y merezco las mismas consideraciones que el resto de las personas, de las mujeres. Y porque aunque no se hable de ello, hay personas abusadoras, violadoras, manipuladoras y violentas con discapacidad. Y hay personas que sufren, sufrimos alguno o varios de esos tipos de agresiones y que también tenemos una discapacidad. Nota: Aunque esta entrada terminé de escribirla una hora antes de su publicación, decidí programarla para que se publique justo el 12 de marzo. ¿Por qué? Acá está la respuesta. Muchas cosas cambiaron desde entonces. Mi vida, mi forma de escribir, mi vínculo con las personas. Pero hay algo en mí que sigue intacto: Soy transfeminista, socialista, interseccional. Y nunca nadie va a cambiar mis ideas y convicciones. Siempre voy a luchar por un mundo más justo e igualitario para todos, todas y todes.", "Spanish Latin American Female"); } };

¡Buenas! Vuelvo con una entrada de tecnología de esas que tanto gustan y que tienen gran difusión. Pero esta vez, es una entrada muy especial. ¿Por qué? Porque es un proyecto en el que yo misma estoy trabajando.

Tiempo atrás, mi amiga Marina Piemonte (Meri) creó un proyecto de testeo de accesibilidad para tener una fuente de ingresos. Por varias razones, en su momento no pudo continuarlo. Hace poco, decidimos entre las 2 retomar ese proyecto. Darle una vuelta de tuerca para hacerlo funcionar. Y he aquí, que al fin lo hemos sacado a la luz.

Sí, exacto. Como imaginarán quienes ya conocen el blog, este estaba dentro de la página de inicio al principio, y dentro de la página Cosillas extras. Pero claro, como ahora tiene su propio sitio web, va a ser sacado de ahí, y va a aparecer en el menú de este blog y en la página Acerca de mí.

En fin. Basta de tanto palabrerío y vamos a lo importante. Acá, les presentamos el nuevo Insert+.

Nota: Meri, te quiero muchísimo. Gracias por ayudarme a tener entusiasmo de nuevo por la tecnología y todas estas cosillas.

Presentación

Cuadro con texto adentro: ¿cuáles son nuestros servicios? Testing en accesibilidad web, asesoría en accesibilidad para redes sociales, auditoría de accesibilidad web, diseño de sitios web accesibles. Debajo del cuadro iconos de redes sociales, Facebook, LinkedIn e Instagram con texto: Escribinos. Logo del proyecto en el extremo izquierdo: Insert+ Consultoría de Accesibilidad.
Nuestros servicios

Somos un proyecto gestionado por personas con discapacidad visual, que tiene por objetivo crear un puesto de trabajo para poder generar ingresos, y al mismo tiempo poder concientizar sobre la importancia de la accesibilidad en las páginas webs y en los contenidos digitales.
Destacamos que es fundamental en esta era digital, tener en cuenta a las personas con discapacidad, para que no quede nadie afuera. Esas personas que no pueden acceder a tus páginas webs o a tus contenidos digitales son un gran porcentaje de tu público que va a elegir otra marca, perdiendo así posibles clientes.
Si estás a punto de emprender un desarrollo de algún producto o sitio web, podemos ayudarte a incluir la accesibilidad desde el principio, diseñando tu página web teniendo en cuenta la accesibilidad desde la perspectiva de las personas con discapacidad.
Si tu producto ya está desarrollado y querés saber si es accesible, podemos ayudarte con nuestro servicio de auditoría, que consiste en realizar pruebas de accesibilidad en tu página web. Generamos informes en base a los criterios de las Pautas de Accesibilidad para el Contenido Web, y asesoramos en el proceso de remediación de los fallos de accesibilidad encontrados.
También podemos asesorarte para que tus redes sociales y los contenidos digitales que publiques sean accesibles, teniendo en cuenta ciertas pautas como el texto alternativo en las imágenes, o el subtitulado en los videos.
Creemos firmemente que la perspectiva de los usuarios reales es la que hay que tener en cuenta a la hora de desarrollar un producto o de testear el mismo para saber si es accesible. Contratar personas con discapacidad nos beneficia a todos.
Luchamos por un mundo donde algún día las personas con discapacidad seamos sujetos de derechos, personas con oportunidades iguales a las del resto, con acceso a la información en formatos accesibles para poder trabajar, acceder a internet y las distintas tecnologías y poder vivir con autonomía.

Te invito a conocer nuestro Sitio web del proyecto Insert+.

Desde allí, vas a poder acceder a la página de contacto, nuestras redes sociales y las redes sociales del proyecto.

La publi en facebook

¡Porfa difundilo y compartilo!




Me Lo Dijo el Tigre

listenButton3.onclick = function(){ if(responsiveVoice.isPlaying()){ responsiveVoice.cancel(); }else{ responsiveVoice.speak("Los gritos que no se escuchan. Las caras que no se ven. Los abrazos que no se dan o los pies que no tocan el suelo. Pero todo eso existe y se siente. Sí, se siente. Aunque yo no pueda ver, o ella no pueda escuchar, o ella no pueda caminar. Aunque tengamos que usar bastones, sillas de ruedas o audífonos. Aunque seamos diferentes. Sí, muy diferentes. Hay algo que nos une a todas, todos y todes sin distinción: La sororidad. Imagínense cuánto daño tienen que hacerte las personas para que llegues a dudar de tu propia identidad. Para que llegues a cuestionarte lo que tantos años te costó conseguir. Lo que por tantos años intentaste construir para tu vida. Este no fue un 8 de marzo más por varias razones: La situación social, política y económica actual en la que se retrocede en derechos para las minorías y disidencias. Personas con discapacidad y trans despedidas sin razón alguna. Precarización económica y laboral de las mujeres. Vaciamiento y desguace en general del estado dejando a miles de familias sin trabajo. Aumento del coste de vida a tal punto que empresas y negocios cierran. Al punto de que la gente saca préstamos, usa tarjetas o intenta conseguir ingresos extras para poder comer o llegar a fin de mes. A tal punto que los comedores populares se quedan sin alimentos. A tal punto que se dejan de entregar medicamentos a pacientes oncológicos. A tal punto que muchas personas tienen que decidir qué medicamentos pueden comprarse y cuáles no. A tal punto que los alquileres se van por las nubes dejando a familias realmente en situación de calle. A tal punto que hay un desprecio por la pobreza, por la vida humana pocas veces visto en la historia de este país. A tal punto que el presidente discrimina, grita, insulta y desmerece a personas u organizaciones solo por opinar distinto. Les dije en una entrada anterior que nuestros derechos eran innegociables. no me creyeron, no me hicieron caso, no me escucharon. Insultar sin argumentos, sin un debate enriquecedor y una mente abierta parece ser la nueva forma de hacer política en estos días. Sé que esto puede parecer la queja de una niñita caprichosa y enojada. ¿Y qué? ¿Alguien tiene algún problema con eso? Alt+F4, CTRL+w o el botón de cerrar pestañas en el navegador solucionan el problema fácilmente. No se queden si no quieren, no se queden que nadie los obliga. Si algo no me interesa, no lo leo, no lo escucho. Pueden hacer lo mismo. Pero en fin. Eso no es todo. Muchas veces a las personas trans nos cuesta expresar nuestra identidad frente a los demás por miedo al desprecio, a la discriminación. Pero eso es al principio. Cuando vas adquiriendo confianza vas dejando todo eso atrás. Te das cuenta que, sí, no sos una mujer como las demás. Sos una mujer con pene. Sos una mujer con apariencia masculina. Que si bien nadie tiene por qué asumir tu género sí deberían respetarte o preguntarte cuál es tu pronombre. Pero sos una mujer. Y de eso no te tendría que caber ni la menor duda... Cambiaste muchísimo. No sos pero ni por asomo la persona que eras hace 10 años. Detalle no menor. No recuerdo la fecha exacta, pero 2014 fue la primera vez que fui a la psicóloga y le dije... Bueno, lo que está en la entrada más leída del blog. Lo que seguro todos o almenos la mayoría ya leyeron, si me vienen siguiendo desde hace rato o si se pasaron por aquí hace poquito. Este viernes 8 de marzo me desperté con ganas de mirarme al espejo. Lo bueno es que tengo uno en el baño de mi casa. Lo malo es que no veo. Lo bueno es que podría intentar usar la aplicación con IA para sacar una foto y saber qué me devuelve. Finalmente no lo hice. ¿Por qué? No lo sé. Por miedo, ¿quizás? ¿Y si los demás tienen razón? ¿Y si no soy un hombre porque tengo actitudes, ropa y formas femeninas? ¿O si nunca fui ni voy a ser una mujer porque no tengo vajina, no menstrúo, tengo una voz masculina y me crecen pelos en la cara todavía? Quizás se preguntarán cómo llegaste a esa conclusión. Qué fue lo que te hizo tanto daño como para llegar a dudar de vos misma. No puedo ni quiero contarlo. Ya el hecho de recordarlo todo y tenerlo presente en mi mente es suficiente para mí. Pero sí quiero contar que durante un tiempo bastante considerable, no sentí que tuviese un lugar de pertenencia en esta sociedad. Como si el país, no fuese hecho para mí, igual que no lo fue para Alicia. Me hice el desayuno, trabajé como todos los días, mientras arreglaba con mi amigue cómo íbamos a ir y con quién o con qué orga. Porque la idea no era ir soles. Era bastante peligroso, según decían. Finalmente, nos anotamos para ir con Orgullo Disca. Tomamos las precauciones recomendadas y quedamos en encontrarnos allá. Estuvimos en contacto entre nosotres y con la gente de la orga. Finalmente, cuando estaba llegando me encontré a parte de les chiques yendo al escenario principal y me fui con elles. Mi amigue se quedó en el lugar de la ranchada, y la verdad, le costó mucho llegar. La energía que se sentía era impresionante. Los gritos, los cantos, la gente, la lectura del documento con intérprete de lenguaje de señas. Una vez finalizado, desconcentramos y fuimos al lugar de la ranchada. Durante y después de la marcha, me crucé con chiques que conocía y otres que no. Se armó un lindo grupito de camaradería, de complicidad, de sororidad. Entre varias personas nos fuimos juntando para no volver soles. Ahí conocí a alguien muy especial que me cayó súper bien. Pero no tengo por qué contar eso... Por último, terminamos con mi amigue yendo a una parrilla a festejar un lindo 8M, a su casa a charlar de la vida como siempre y a tomar un tecito a las 12 de la noche. Sí, un tecito. Y ahí lo entendí. Ya saben, en su momento Me Lo Dijo el Tigre. Pero ahora me lo dijeron miles de personas en las calles. No estás sola. Nadie está sole. Si nos tocan, nos acosan, abusan de nosotres, nos violan o nos matan, nos cuidamos entre todes. Porque ninguna persona puede condicionarme. Nadie puede venir a decirme quién soy o a dudar de mí. Tengo los mismos derechos y merezco las mismas consideraciones que el resto de las personas, de las mujeres. Y porque aunque no se hable de ello, hay personas abusadoras, violadoras, manipuladoras y violentas con discapacidad. Y hay personas que sufren, sufrimos alguno o varios de esos tipos de agresiones y que también tenemos una discapacidad. Nota: Aunque esta entrada terminé de escribirla una hora antes de su publicación, decidí programarla para que se publique justo el 12 de marzo. ¿Por qué? Acá está la respuesta. Muchas cosas cambiaron desde entonces. Mi vida, mi forma de escribir, mi vínculo con las personas. Pero hay algo en mí que sigue intacto: Soy transfeminista, socialista, interseccional. Y nunca nadie va a cambiar mis ideas y convicciones. Siempre voy a luchar por un mundo más justo e igualitario para todos, todas y todes.", "Spanish Latin American Female"); } };
Me Lo Dijo el Tigre. El viaje. Mi psiquiatra, mi psicóloga, mis amigas. La arena y el río. Me lo dijo el flaco Spinetta. Me lo dijo ella, me lo dijiste vos, me lo dije yo.
“YA DESPIÉRTATE NENA”, gritaste y parecía como si me lo hubieses gritado a mí. Me lo dije yo cuando me quedé sin habla durante el tiempo que duró tu interpretación. Se lo dije a mis compañeres de viaje cuando hice algo que nadie se esperaba que hiciera. Ni siquiera yo misma. Te acercaste pasando la gorra y mientras elles debatían con cuánto iban a colaborar, yo no dejaba de pensar si realmente quería hacerlo o no. Pero te acercaste: “Disculpame, ¿te puedo decir algo? Ay sí”, me respondiste. “Nunca hice esto y es probable que no volvamos a cruzarnos jamás en la vida. Pero me gustás. Ay, gracias”. Respondiste mientras nos imaginaba coloradas como un tomate a las dos.
Dejé de buscarle una explicación a las cosas que me acontecen. Entendí que tengo una vida intensa. emocionalmente fuerte. Que no dejan de pasarme cosas buenas, malas e intermedias. Es difícil dejar ir a alguien, hacer un duelo y terminarlo cuando por alguna razón que no llegás a comprender, todo te la recuerda. Pero las personas van y vienen. A veces ni siquiera llegás a comprender ese proceso. Es como el tábano que pica al chico con el que te cruzaste pocas veces y con el cual llegaste a tener charlas muy profundas en tan solo dos días.
Es el tren Mitre desde Retiro a Tigre. Es la lancha que no nos quiere llevar pero en la que terminamos subiendo. O creo que era otra, no lo sé. Es el tipo de la entrada de la playa dándonos explicaciones. Es la gente de bien que te da una mano. Es mi tesorito preciado jugando en el río y la arena como si no existiese nada más maravilloso en el mundo. Es la señora que nos dice yo acompaño a los hombres al baño de varones y yo diciéndole: “Bueno entonces nosotres vamos al de mujeres. Mi tesorito, mi amigue y yo. Es la señora y la nena mirándome con cara de orto en el baño cuando con la malla puesta me agaché a guardar algo en la mochila. Es la otra señora en la misma escena mirándonos a les tres con ternura. Es el único hombre del grupo esperándonos cada vez que íbamos a cambiarnos o al baño solamente.
Es mi amigue subiéndose en el tren después del nuestro, y el chico por vivir más cerca llegando antes. Es nosotros tres antes de que llegue mi amigue desayunando en Starbucks y cuando llega elle salir corriendo por tener miedo de no llegar a la lancha. Es la proveeduría en donde pagamos por transferencia con la zona wifi de la señora que atendía porque con nuestra compañía de teléfono no teníamos señal. Es la mesa donde nos sentamos a comer. Es el señor que nos dijo que por ser ciegos tengamos cuidado con la escalera. Es la gente hablándole a Tesorito todo el tiempo como si por ser la única que veía a pesar de ser la más chiquita se tuviese que hacer cargo de nosotres tres.
conversaciones profundas. Confesiones. llanto, risa, juegos, mate, comida, abrazos, hierba, yerba. Una señora alcanzándonos una mesa y sillas. Mi amigue y yo turnándonos para jugar con Tesorito en el río y no descuidar las cosas. Son los candaditos con iniciales que no le pude comprar y también la cadenita con la piedra que le compró mi amigue. Churros sin tacc, alfajorcitos de maicena, comida sin tacc, y el agua caliente más cara del mundo, o eso nos pareció. Es la música de la gente que tenía prohibido usar parlantes. Son los mensajes de whatsapp llegando y enviándose muy esporádicamente por la falta de señal. Es el río plano, la arena caliente, el sol quemándonos los pies. Es la mugre que nos lavamos en las duchas o ir al baño para sacarnos la arena hasta de donde te imagines. Es les tres contándonos cosas súper fuertes mientras Tesorito jugaba cerca y yo le gritaba cada 5min o menos para saber cómo estaba.

Es Tesorito teniendo miedo de las olas grandes que probocaban las lanchas, botes y barcos que pasaban cerca por el río del otro lado de las boyas de seguridad. Soy yo sujetando a Tesorito para que no se caiga y se asuste. Es su intensidad, su cariño, su amor, sus caprichitos, su ansiedad, su inacabable energía. Es correr a guardar las cosas e intentar convencer a Tesorito de que nos teníamos que ir porque si perdíamos la lancha nos quedábamos ahí hasta el día siguiente. Es el chico al que se le rompieron las ojotas en una salida anterior y ahora andaba con pantuflas para todos lados porque le había dado paja comprarse unas. Es la vuelta. No a casa, sino a lo de mi amigue.

Es volver en lancha y sentarnos atrás de todo, estirar las manos y tocar el agua cuando el traquetear de la misma la elevaba hacia nuestros brazos. Son los videos, las fotos, la gente, la buena onda de todos los empleados del lugar. Es el guitarrista tocando canciones bonitas entre las que estaba “Bajan” de pescado rabioso, y la premonición implícita de que te aparecerías en el viaje de regreso. Y subimos al tren, nos fuimos. Apareciste. Me Lo Dijo el Tigre, Me Lo Dijo el Mitre, Me Lo Dijo mi amiga del otro lado del whatsapp, Me Lo Dijo el psiquiatra. Generalmente las personas no cambian. Es ella tan integrada en mi mente como si siempre hubiese estado ahí. Es ella, son ellas, son cada una. Pero no sos vos, no soy yo. Y lo dije, te lo dije, Me Lo Dije. Y el transcurrir del tiempo y el espacio se modificaron. Tanto así que nos dimos cuenta que estábamos llegando a Nuñez cuando ya estábamos ahí. Y corrimos. Y Tesorito y yo bajamos. Pero elles no.

Me Lo Dijo el bastón de mi amigue atrapado en las puertas del tren. Me Lo Dijo Tesorito asustada y dándose cuenta de que estábamos solas en una estación en la que había muy poca gente, sin saber para donde ir y con la mochila de mi amigue en las manos. Se lo dije yo cuando recordé que por haber empezado a usar una app de entrenamiento el teléfono se me había quedado sin batería. Se lo dije yo cuando entendí que elles seguro bajaban en la estación siguiente y volvían. Buscamos una salida, pedimos ayuda y cruzamos al otro lado. Con el teléfono de ella llamamos a mi amigue y efectivamente comprobamos que eso iban a hacer. Fueron elles llegando en el siguiente tren con destino a Tigre diciendo que iban a denunciar la pérdida de la mochila a la policía cuando en realidad la teníamos nosotras. Fue la policía haciéndose eco del supuesto robo y yo explicando lo que pasó. Les pedimos indicaciones y salimos.

Caminamos unas cuadras y entre calles y avenidas había de pronto seis personas indicándones donde teníamos que tomar el bondi. llegamos, lo tomamos, viajamos y bajamos. Pedimos ayuda para cruzar balbín a un chico que tenía de buena onda lo mismo que de imprudente y que por su descuido y la irresponsabilidad de los automovilistas estuvieron a punto de atropellar a Tesorito. Pero mis reflejos, intuición o como quieras llamarlo hicieron que la lleve hacia atrás del brazo y la salve.

Es la vereda, el edificio, el ascensor, el departamento, el perrito, la música, la comida, la yerba, la hierba, las charlas, son ellas. Sí, ellas. Formando tan parte de todo, de mí. Es la tortura, el ataque constante a mi psiquis con la crueldad alegre y placentera que solo pocas personas tienen la capacidad de lograr. Es Tesorito reclamándome que me vaya a dormir con ella. Somos Tesorito y yo buscándote. Google, youtube, con solo dos datos: Tu nombre y que cantabas en el tren. Videos, un comentario tuyo, tu canal, tu usuario. Tu instagram, tu música en spotify. Sos vos diciéndome: “Dejame gritar. ¿Por qué me querés apagar? ¿Qué te incomoda? Que sea yo misma te hace temblar”. Soy yo diciéndoselo a todo aquel que quiera escuchar y que quiera sentirse tocado/a por la frase.

Son Pablo Milanés, Silvio Rodríguez, Joan Manuel Serrat, Ismael Serrano, María Carrasco, de esa noche. El mate, los churros y medialunas del día siguiente. La charla sobre política, trabajo, economía, sindicatos, discapacidad. Son los machirulos y las feminazis. es turnarnos la noche anterior para bañarnos ni bien habíamos llegado. El matambre a la pizza, la parrillada que nos sobró, es Tesorito contra el pollo. Es el loco del taxi que al volver para casa iba a los santos pedos y que casi choca. Somos nosotros/as/es subiendo la escalera cinco pisos para quemar calorías. Somos Tesorito y yo olvidándonos mis ojotas y no recuerdo qué más en la casa de elle.

Sos vos quizás leyendo todo esto y preguntándote realmente quién es esta loca de mierda. Son ellas diciéndote que, sí, la conocemos. Sabemos quien es. Es el rock nacional acompañando ese desayuno a las 12 del mediodía. Es el pop, el indie y de nuevo el rock. Son Charly y Spinetta rezando por mí, por vos, por todos, por todas, por todes. Soy yo intentando por quincuagésima vez sacarla de mi mente, de mi vida, de mi corazón. Soy yo entendiéndome, valorándome, queriéndome. Sabiendo que soy diferente, única. Ni buena, ni mala. Solo humana, solo una persona. Y que no me merezco que me traten mal, que me menosprecien. Sea quien sea y por la razón que sea. Que tengo mucha gente que me quiere alrededor y que me quiere ver bien.

Es el chico de las pantuflas mojadas y la remera al revés. Es le chique que organiza juntaditas lindas en su casa con un hermoso y cariñoso perrito. Es Tesorito con una infinidad de sentimientos y emociones tan grandes que jamás podría describir. Soy yo. Con mis virtudes, mis defectos. Mis aciertos, mis fracasos. Mis contradicciones, mis acuerdos. Me Lo Dijo el Tigre, el Mitre, la playa, la arena, el río, la gente, el perrito, les niñes, sus familias, Me Lo Dijiste vos, Me Lo Dicen mis amigas, mis pocos (y cada vez menos) amigos, Me Lo Dicen ellas, Me Lo Digo yo. Me Lo Dijo Charly, el flaco Spinetta, Fabiana Cantilo, Fito Paez. “Ya despiértate nena, y así verás, lo bello y dulce que es amar”.




Los peones no se convertirán en damas

listenButton4.onclick = function(){ if(responsiveVoice.isPlaying()){ responsiveVoice.cancel(); }else{ responsiveVoice.speak("Los gritos que no se escuchan. Las caras que no se ven. Los abrazos que no se dan o los pies que no tocan el suelo. Pero todo eso existe y se siente. Sí, se siente. Aunque yo no pueda ver, o ella no pueda escuchar, o ella no pueda caminar. Aunque tengamos que usar bastones, sillas de ruedas o audífonos. Aunque seamos diferentes. Sí, muy diferentes. Hay algo que nos une a todas, todos y todes sin distinción: La sororidad. Imagínense cuánto daño tienen que hacerte las personas para que llegues a dudar de tu propia identidad. Para que llegues a cuestionarte lo que tantos años te costó conseguir. Lo que por tantos años intentaste construir para tu vida. Este no fue un 8 de marzo más por varias razones: La situación social, política y económica actual en la que se retrocede en derechos para las minorías y disidencias. Personas con discapacidad y trans despedidas sin razón alguna. Precarización económica y laboral de las mujeres. Vaciamiento y desguace en general del estado dejando a miles de familias sin trabajo. Aumento del coste de vida a tal punto que empresas y negocios cierran. Al punto de que la gente saca préstamos, usa tarjetas o intenta conseguir ingresos extras para poder comer o llegar a fin de mes. A tal punto que los comedores populares se quedan sin alimentos. A tal punto que se dejan de entregar medicamentos a pacientes oncológicos. A tal punto que muchas personas tienen que decidir qué medicamentos pueden comprarse y cuáles no. A tal punto que los alquileres se van por las nubes dejando a familias realmente en situación de calle. A tal punto que hay un desprecio por la pobreza, por la vida humana pocas veces visto en la historia de este país. A tal punto que el presidente discrimina, grita, insulta y desmerece a personas u organizaciones solo por opinar distinto. Les dije en una entrada anterior que nuestros derechos eran innegociables. no me creyeron, no me hicieron caso, no me escucharon. Insultar sin argumentos, sin un debate enriquecedor y una mente abierta parece ser la nueva forma de hacer política en estos días. Sé que esto puede parecer la queja de una niñita caprichosa y enojada. ¿Y qué? ¿Alguien tiene algún problema con eso? Alt+F4, CTRL+w o el botón de cerrar pestañas en el navegador solucionan el problema fácilmente. No se queden si no quieren, no se queden que nadie los obliga. Si algo no me interesa, no lo leo, no lo escucho. Pueden hacer lo mismo. Pero en fin. Eso no es todo. Muchas veces a las personas trans nos cuesta expresar nuestra identidad frente a los demás por miedo al desprecio, a la discriminación. Pero eso es al principio. Cuando vas adquiriendo confianza vas dejando todo eso atrás. Te das cuenta que, sí, no sos una mujer como las demás. Sos una mujer con pene. Sos una mujer con apariencia masculina. Que si bien nadie tiene por qué asumir tu género sí deberían respetarte o preguntarte cuál es tu pronombre. Pero sos una mujer. Y de eso no te tendría que caber ni la menor duda... Cambiaste muchísimo. No sos pero ni por asomo la persona que eras hace 10 años. Detalle no menor. No recuerdo la fecha exacta, pero 2014 fue la primera vez que fui a la psicóloga y le dije... Bueno, lo que está en la entrada más leída del blog. Lo que seguro todos o almenos la mayoría ya leyeron, si me vienen siguiendo desde hace rato o si se pasaron por aquí hace poquito. Este viernes 8 de marzo me desperté con ganas de mirarme al espejo. Lo bueno es que tengo uno en el baño de mi casa. Lo malo es que no veo. Lo bueno es que podría intentar usar la aplicación con IA para sacar una foto y saber qué me devuelve. Finalmente no lo hice. ¿Por qué? No lo sé. Por miedo, ¿quizás? ¿Y si los demás tienen razón? ¿Y si no soy un hombre porque tengo actitudes, ropa y formas femeninas? ¿O si nunca fui ni voy a ser una mujer porque no tengo vajina, no menstrúo, tengo una voz masculina y me crecen pelos en la cara todavía? Quizás se preguntarán cómo llegaste a esa conclusión. Qué fue lo que te hizo tanto daño como para llegar a dudar de vos misma. No puedo ni quiero contarlo. Ya el hecho de recordarlo todo y tenerlo presente en mi mente es suficiente para mí. Pero sí quiero contar que durante un tiempo bastante considerable, no sentí que tuviese un lugar de pertenencia en esta sociedad. Como si el país, no fuese hecho para mí, igual que no lo fue para Alicia. Me hice el desayuno, trabajé como todos los días, mientras arreglaba con mi amigue cómo íbamos a ir y con quién o con qué orga. Porque la idea no era ir soles. Era bastante peligroso, según decían. Finalmente, nos anotamos para ir con Orgullo Disca. Tomamos las precauciones recomendadas y quedamos en encontrarnos allá. Estuvimos en contacto entre nosotres y con la gente de la orga. Finalmente, cuando estaba llegando me encontré a parte de les chiques yendo al escenario principal y me fui con elles. Mi amigue se quedó en el lugar de la ranchada, y la verdad, le costó mucho llegar. La energía que se sentía era impresionante. Los gritos, los cantos, la gente, la lectura del documento con intérprete de lenguaje de señas. Una vez finalizado, desconcentramos y fuimos al lugar de la ranchada. Durante y después de la marcha, me crucé con chiques que conocía y otres que no. Se armó un lindo grupito de camaradería, de complicidad, de sororidad. Entre varias personas nos fuimos juntando para no volver soles. Ahí conocí a alguien muy especial que me cayó súper bien. Pero no tengo por qué contar eso... Por último, terminamos con mi amigue yendo a una parrilla a festejar un lindo 8M, a su casa a charlar de la vida como siempre y a tomar un tecito a las 12 de la noche. Sí, un tecito. Y ahí lo entendí. Ya saben, en su momento Me Lo Dijo el Tigre. Pero ahora me lo dijeron miles de personas en las calles. No estás sola. Nadie está sole. Si nos tocan, nos acosan, abusan de nosotres, nos violan o nos matan, nos cuidamos entre todes. Porque ninguna persona puede condicionarme. Nadie puede venir a decirme quién soy o a dudar de mí. Tengo los mismos derechos y merezco las mismas consideraciones que el resto de las personas, de las mujeres. Y porque aunque no se hable de ello, hay personas abusadoras, violadoras, manipuladoras y violentas con discapacidad. Y hay personas que sufren, sufrimos alguno o varios de esos tipos de agresiones y que también tenemos una discapacidad. Nota: Aunque esta entrada terminé de escribirla una hora antes de su publicación, decidí programarla para que se publique justo el 12 de marzo. ¿Por qué? Acá está la respuesta. Muchas cosas cambiaron desde entonces. Mi vida, mi forma de escribir, mi vínculo con las personas. Pero hay algo en mí que sigue intacto: Soy transfeminista, socialista, interseccional. Y nunca nadie va a cambiar mis ideas y convicciones. Siempre voy a luchar por un mundo más justo e igualitario para todos, todas y todes.", "Spanish Latin American Female"); } };

La cucharita que faltaba. A pedido de algunas personas, y debido a que mi preocupación por el resultado de las elecciones paso 2023 me generó incertidumbre como a gran parte de la población, por supuesto, decidí escribir esta entrada para dar mi punto de vista. Además, cabe destacar que actualmente, dicha incertidumbre, ocupa el 33% de mi sesión psicológica semanal (el resto se divide entre mi historia con Nerea y otras cosas que ya conté). Y considerando que estoy también bajo tratamiento psiquiátrico, bueno, digamos que como me dijo una amiga, si el propio entorno no ayuda, más difícil se hace aún, el salir adelante.

Soy analista política desde siempre. Me preocupa que la gente pase hambre, desde que yo misma y mi familia, lo pasamos en los 90. Esta entrada, es un análisis de la situación política, económica y social actual, que sucede aquí en mi país, Argentina. Todo lo que van a leer a continuación, no es más que mi humilde opinión como ciudadana. No se le debe ser atribuida a ningún partido ni espacio político de ninguna índole. Habiendo aclarado este punto, comencemos.

Primero, quiero explicar el título de la entrada. Hace poco me compré un Ajedrez para ciegos. Supongo que lo correcto sería decir que es un ajedrez adaptado, ya que podemos jugar tanto personas que no vemos, cómo personas que ven. Bien, es un juego con el que me entusiasmé muchísimo, y al que le dedico bastante tiempo. Ayuda a reflexionar, a armar nuevas estrategias, a pensar, como me gusta a mí, y como estoy acostumbrada, con lógica. ¿Pero, qué tiene que ver esto con lo que dije al principio?

Pensemos en la situación política actual del país, como en un tablero de ajedrez. Cada uno, va haciendo sus propios movimientos, pensando su estrategia para ganarle al contrincante. Pero en este tablero imaginario, las cosas no son como en el convencional. Podemos observar 5 jugadores, que compiten por llegar a la casa rosada. Las blancas, las grises, las verdes y las negras por un lado, y como separándolos, podemos poner a los peones por el otro. ¿Y si los simbolizamos con el color rojo, estaría mal?

Sí, ya sé. Mi artículo es tendencioso. Obvio que lo va a ser. Es mi opinión, y mi sitio web, por ende, al menos hasta ahora, como dice Baglietto, “La censura no existe mi amor”. ¿Continuamos? En el juegotradicional del ajedrez, si un peón logra llegar al lado contrario, se convierte en alguna de las piezas especiales del tablero. Y sin duda, la pieza con más facilidad de movimiento, es la dama. Y es que claro, al convertirse en dama, adopta todos sus movimientos y características. Pero en la realidad, parece no ser así.

Oportuncrisis

Creo que no tengo que citar el capítulo de Los Simpson en el que Lisa le dice a Homero que en chino, la palabra crisis, significa oportunidad. ¿Y en nuestro caso, oportunidad para quién? Porque es claro que desde hace unos años, estamos en una crisis de la que no solo nadie nos pudo (o nos quiso) sacar, si no que además, fue empeorando cada vez más. Argentina pareciera estar girando en círculos bajo las mismas premisas, bajo los mismos de siempre. A pesar de ser los grandes actores y causantes del desplome del poder adquisitivo de la clase trabajadora, no solo se siguen postulando, si no que además, siguen ganando. La pregunta es: ¿Hasta cuando? Bueno, en realidad, así era. Hasta que un nuevo actor vino a patear el tablero.

Las verdes y el colmo de lo imposible

Una sociedad despolitizada, con hambre y cansada de vivir cada vez más para la mierda, harta de los mismos de siempre, son el cultivo perfecto para la aparición de personajes como este. Un tipo carismático, con un discurso en contra de los políticos tradicionales (la casta chorra y parasitaria) y con la promesa de llenar de dólares el país, ha sabido ganarse al 30% del electorado. Pero no solo es esto. Con ideas que retrasan años, en contra del feminismo, de las personas con discapacidad, de la identidad de género, de la legalización del aborto, de la enseñanza de la ESI en las escuelas, de la educación y la salud pública entre otros, si ganara, representaría un enorme retroceso para todos esos derechos que supimos conseguir. Y eso, es innegociable. Pero sigamos.

,Su candidata a vicepresidenta, es una acérrima negacionista del terrorismo de estado ocurrido entre los años 1974 y 1983. Para quienes leímos el nunca más, para quienes vimos la noche de los lápices, la fuga, y tantas otras series, películas y libros que nos cuentan la historia de aquellos años, para quienes vivimos la desaparición de Jorge Julio López en plena democracia, no solo es un insulto a nuestra inteligencia, si no, a nuestra memoria. No podemos permitir que personas con ideas tan nefastas nos gobiernen. Tenemos que ser partícipes de nuestros propios destinos, de nuestras propias decisiones. Tenemos que conservar los derechos que a pulso, y con la lucha de muchos compañeros y compañeras que estuvieron antes que nosotros, nos hemos ganado. Sus muertes, no tienen que ser en vano. Y ahora te preguntarás, ¿Entonces, qué hacemos?

Las negras, la seguridad y los jubilados

Esta mujer, no solo es responsable de la desaparición y muerte de Santiago Maldonado, Rafael Nahuel, y la doctrina Chocobar, 3 de los peores delitos contra la vida humana ocurridos en democracia, si no que además, formó parte de los peores gobiernos de nuestra historia en los últimos años. El de Macri, el de de la Rúa, el de Menem. Impulsó leyes en contra de los jubilados y los trabajadores, impulsó protocolos de libre represión a manifestantes por parte de la policía durante su cargo como ministra de seguridad de la nación, entre otras tantas cosas que podemos leer en su propia biografía en wikipedia.

Las blancas, y el síndrome del mal menor

Sin duda, teniendo una crisis económica como en la que nos encontramos actualmente, es obvio que cualquiera de estos 4 personajes, va a aplicar un ajuste al bolsillo de la clase trabajadora, ya sea para cumplir con los compromisos internacionales, como ya lo hizo este tercer candidato a presidente, o para dolarizar la economía, como pretende hacer el otro descarado. Sin entrar en la carrera política de este personaje, podemos decir que a pesar de que su política como ministro de economía haya sido nefasta y desastrosa, para muchos, es el nuevo mal menor. Sí, como lo hubiese sido Scioli en 2015, si no hubiese ganado Macri.

Las grises y la prueba de que estamos rodeados de viejos vinagres

Este cuarto candidato, no solo nos demuestra que la vieja política y rancia sigue ocupando un lugar en la escena nacional, si no que además, también podemos ver que continúan fragmentándose entre ellos, sin llegar a acuerdos para conseguir un consenso general, que les permita seguir haciéndose con el poder. Acá no sé qué pensaría Perón realmente, y no me interesa. Quizás, el día de mañana, podamos reflejar posibles pensamientos de seres ya fallecidos con la inteligencia artificial. Ya es posible clonar voces humanas. No me extrañaría. Pero mientras tanto, sigamos con los “vivos”, que de esos, ya tenemos bastante.

La historia prosigue pero amigo yo ya la vi

Si tenemos un poco de memoria, la incapacidad del radicalismo en los 80 para contrarrestar la crisis económica dejada por la dictadura militar, terminó en un estallido social en 1989, que propició la asunción del peronista Carlos Menem como presidente, incluso con el apoyo de partidos de izquierda. Tiempo después, este señor dijo: “Si yo hubiese dicho desde un principio lo que iba a hacer, nadie me hubiese votado”. El 1 a 1 (1 peso argentino igual a 1 dólar estadounidense) promovido e implementado por su ministro de economía, junto con la reducción del gasto público despidiendo a trabajadores, fue lo que hizo que la crisis, no encontrara punto de retorno. Privatización de empresas, privatización de las jubilaciones, entre otras medidas antipopulares, permitieron que en 1999, el radicalismo ganara de nuevo las elecciones. Pero claro, no se puede arreglar en un año o 2, o 4, lo que se destruyó en 10, aunque así se quisiera hacer, cosa que claro, no sucedió.

Un nuevo estallido social tuvo lugar en 2001, lo que dio pie para la asunción de Eduardo Duhalde como presidente, y posteriormente, los Kirchner. La bonanza económica de aquellos años, se debió a un aumento en las exportaciones, cosa en la que no solo se vio beneficiada la Argentina, si no todos los países de la región. Brasil y Venezuela, también con gobiernos populares, aprovecharon estos enviones para afianzar un espacio político propio. De ahí salió, el Nac&Pop (Nacional y Popular). Pero como tenemos “El karma de vivir al sur”, las buenas nuevas, no pueden durar para siempre.

La crisis financiera de 2008, fue desencadenando en los años posteriores, medidas antipopulares por parte de la entonces presidenta, Cristina Fernández de Kirchner. Esto no solo provocó el decaimiento de su espacio político, si no, la asunción de un jugador imprevisible.

Prometiendo una lluvia de inversiones que nunca llegó, endeudando al país por años con el préstamo más grande de la historia pedido al FMI (del que no vimos ni un dólar), con el caso de los “Panamá Papers” y las escuchas telefónicas de por medio, El gobierno de la alegría, bailando al ritmo de Gilda, llegó para dar un discurso que venía a “cambiar”, con que estábamos viviendo hasta entonces. Y sí, cambió. Pero para peor en el caso del pueblo, y para mejor en el caso de sus amigos empresarios. En 2019, las paso propiciaron de la mano de Alberto Fernández, y con una jugada de Cristina Kirchner que, sin ser simpatizante suya, logró mi admiración política, la victoria nuevamente del peronismo. La corrida cambiaria después de esas elecciones paso del 2019, perpetuada por el entonces presidente Macri, permitieron aún más la devaluación del salario.

Pero ahí, no estaba todo dicho. Con la gente festejando en la plaza de mayo el 10 de diciembre, se creía que la buena vida iba a volver. Pandemia de por medio, devaluación aún más fuerte de la moneda, imposibilidad de ejercer control de precios, inflación de más del 100% anual y leyes antipopulares como la ley de alquileres, el gobierno de Alberto Fernández, es uno de los más incompetentes que tuvimos. Sin embargo, como ya mencioné, un candidato propuesto por su espacio político, es quien más chances tiene de llegar a la presidencia.

Los peones rojos, no se convertirán en damas

Está claro que parte de la sociedad, está descontenta (y con toda razón) con las políticas económicas llevadas a cabo por los 2 últimos gobiernos más que nada, pero a mi parecer, no podemos dejar de lado que la crisis como ya dije, empezó muchísimo antes. Lo que realmente me preocupa, es que la izquierda no haya podido capitalizar en estos últimos 4 años ese descontento social para llevar a la clase trabajadora a una competencia más firme en la escena política.

Entendiendo a la izquierda

Hay que aclarar, que la izquierda no es un partido tradicional. Por ejemplo, vayamos al nombre del espacio político: “Frente de Izquierda y de los Trabajadores”. ¿Suena lindo, no? ¿Pero, quienes tienen noción realmente de la diferencia entre izquierda y derecha? Los partidos de centro derecha o derecha directamente, no tienen este tipo de nombres. El de Milei, para mí debería llamarse: “Frente de la Derecha y de la Sumisión al Imperialismo Yanqui”. El de pato, “Unión por Derecha para la Represión y el Ajuste”. El de sergio, “Frente de Derecha patriótico para los Empresarios”. Y el cuarto, no se me ocurre. Hasta acá llega mi imaginación. A lo que quiero llegar, es que con el uso de las palabras y el discurso político, disfrazan la verdad adornándola con algo biensonante, al estilo de los espejitos mágicos. Y gran parte de la sociedad desafortunadamente, absorbe esos discursos. Aún así, atribuir el medio triunfo de la derecha solo a la semántica, sería por mi parte un grave error. La criminalización de la protesta social, la demonización de la izquierda por parte de casi todo el arco político independientemente del partido al que pertenezcan (al estilo de la comuna de parís) hace que sean estos los malos de la película, por ser violentos, por estar en contra del resto, y hasta por usar IPhones o comprar dólares, entre otras ridiculeces.

Lo cierto es que los partidos de izquierda, están para concientizar a las minorías y a la clase trabajadora en su conjunto, sobre los derechos que tienen, para conservarlos, y los que aún no saben que deberían tener, para luchar por ellos. Pero evidentemente, esto no es tan fácil, si la derecha continúa ganando terreno. Una salida por derecha como la que se plantea con Milei, si logramos sobrevivir como una nación independiente, traería 4 años después, en una nueva posible salida peronista, como ocurrió en 2015, como está ocurriendo ahora. Por esto que decía anteriormente, del síndrome del mal menor. La porción de la sociedad que está realmente politizada, sí vota de acuerdo a sus ideas y convicciones. Pero ni son los muchos, y además, en los casos en los que pueden elegir entre varios candidatos, deciden votar a este mal menor.

Una persona que hace muchos años hizo campaña por el peronismo, me contó que en esas elecciones, había votado a los comunistas. Porque no iba a votar a todos esos chorros de mierda. Y se mantuvo en su postura hasta el 2015, cuando decidió votar a Scioli, para que no asumiera Macri. Y no es el único caso. Todas esas personas saben que la izquierda no va a ganar como partido. Pero sí comprenden las implicancias que conlleva tener una ideología socialista. En este sentido, sí se puede decir que son personas politizadas y con conciencia de clase, a pesar de su elección en el cuarto oscuro. Pero claro. Eso es para elecciones generales, o más precisamente para el balotaje. En las paso, sí se suele demostrar su convicción política. Y ahí es donde me preocupa que, a pesar de conservar su base electoral, la izquierda no haya capitalizado alguna porción del electorado, para incrementar su participación y seguir enfrentando al establishment.

Algo está por llegar, algo está por venir…

Lo que va a suceder en octubre, es sin dudas el peor de los pronósticos. O gana Milei, o gana la represora, o gana el mal menor. Ninguno de los 3 candidatos con mayores probabilidades, tiene un plan que incluya la mejora de la calidad de vida del pueblo. Es más, todo lo contrario. Porque más allá de dolarizar la economía o no, sí es cierto que quienes nos manejan y nos van a seguir manejando la agenda económica y social suba quién suba, es nuestro “bien amado” Fondo Monetario Internacional. Y es que, si vos pedís plata prestada, el prestamista es quien pone las condiciones para su devolución. Pero eso no es todo. Los que reniegan de la casta chorra y parasitaria, no solo llegaron a donde están ahora de la mano de sus amigos empresarios, si no que además, están a favor de las políticas implementadas por un tal… Domingo, ministro de economía de los 90, y en la última parte del gobierno de la alianza. Sí, así es. El señor que implementó el tan recordado, corralito financiero. Hay nombres que no deben pronunciarse, porque traen mala suerte. Y si bien no soy supersticiosa, para ciertas cosas, es creer o reventar.

Ahora, recapitulemos. El candidato a presidente, es admirador de las políticas implementadas por ese ministro de economía de los 90 y responsable del corralito del 2001. Y su candidata a la vicepresidencia es una acérrima defensora de la teoría del supuesto terrorismo comunista que asoló nuestro pobre país, y que la fuerza militar en su conjunto, tuvo que erradicar por el bien de la patria. Entiéndase el sarcasmo, por favor.

Pero mucho más allá de nuestros derechos, que como ya dije son innegociables, lo que vayan a hacer económicamente, definitivamente va a afectarnos como sociedad. En el peor de los casos, nosotros mismos o amigos, conocidos, familiares y personas a las que queremos mucho, podríamos quedarnos sin trabajo. Y no podemos permitir que sigan degradando la calidad de vida del pueblo trabajador en beneficio de los empresarios, los acreedores extranjeros, o sus propios bolsillos. El clásico “roba pero hace”, se tiene que terminar. Pongamos un ejemplo. Vos tenés una casa que mantener, y te endeudaste con las tarjetas de crédito. Lo lógico sería pagar las cuentas. Pero no si para eso, te quedás sin comer. Porque si es así, entonces “la casa no está en orden”. Además, hay que destacar que gran parte de esa deuda externa, corresponde a la privatización de deudas de empresas durante la dictadura. Es como cuando el tesoro de Estados Unidos le prestó dinero a los bancos durante la crisis financiera de 2008, para disminuir un poco su impacto. La principal diferencia, es que ellos tienen con qué, aunque sea de igual forma, con los impuestos pagados por el pueblo. Nosotros, no solo no tenemos esa cantidad de dinero, si no que tenemos que comprender, que esa deuda no fue contraída por el pueblo. Y por ende, no es este quien tiene que pagarla.

Creo que tenemos que entender y explicar, que la gente que ven en las listas de esos candidatos, son los mismos que vienen gobernando u ocupando un lugar como supuestos servidores públicos durante los últimos 20 a 40 años. Que formaron parte de alguna u otra manera de todos los gobiernos. Que siempre se asociaron al empresario que mejor concuerde con sus intereses. Que dieron beneficios a militares condenados por delitos de lesa humanidad. Que mantienen en las fuerzas policiales a muchos de los oficiales de aquella época. Que reprimen a los manifestantes que protestan por una mejor calidad de vida. Y porque dijimos como sociedad, “Nunca más un 24 de marzo de 1976”. Pero para todo esto, tenemos que informarnos, politizarnos, prestar atención, analizar, leer sus propuestas, y recién después, ir a votar. Porque, sí. Ahora mismo, los peones no se convertirán en damas. Pero si todos aportamos un granito de arena, estoy segura que en algún momento, va a pasar. Y ese va a ser el verdadero jaque-mate. Una sociedad en la que cada uno de nosotros, tenga voto y participación sobre cualquier decisión. Como dijo Rosa Luxemburgo: Por un mundo donde seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres.




Pasó el amor

listenButton5.onclick = function(){ if(responsiveVoice.isPlaying()){ responsiveVoice.cancel(); }else{ responsiveVoice.speak("Los gritos que no se escuchan. Las caras que no se ven. Los abrazos que no se dan o los pies que no tocan el suelo. Pero todo eso existe y se siente. Sí, se siente. Aunque yo no pueda ver, o ella no pueda escuchar, o ella no pueda caminar. Aunque tengamos que usar bastones, sillas de ruedas o audífonos. Aunque seamos diferentes. Sí, muy diferentes. Hay algo que nos une a todas, todos y todes sin distinción: La sororidad. Imagínense cuánto daño tienen que hacerte las personas para que llegues a dudar de tu propia identidad. Para que llegues a cuestionarte lo que tantos años te costó conseguir. Lo que por tantos años intentaste construir para tu vida. Este no fue un 8 de marzo más por varias razones: La situación social, política y económica actual en la que se retrocede en derechos para las minorías y disidencias. Personas con discapacidad y trans despedidas sin razón alguna. Precarización económica y laboral de las mujeres. Vaciamiento y desguace en general del estado dejando a miles de familias sin trabajo. Aumento del coste de vida a tal punto que empresas y negocios cierran. Al punto de que la gente saca préstamos, usa tarjetas o intenta conseguir ingresos extras para poder comer o llegar a fin de mes. A tal punto que los comedores populares se quedan sin alimentos. A tal punto que se dejan de entregar medicamentos a pacientes oncológicos. A tal punto que muchas personas tienen que decidir qué medicamentos pueden comprarse y cuáles no. A tal punto que los alquileres se van por las nubes dejando a familias realmente en situación de calle. A tal punto que hay un desprecio por la pobreza, por la vida humana pocas veces visto en la historia de este país. A tal punto que el presidente discrimina, grita, insulta y desmerece a personas u organizaciones solo por opinar distinto. Les dije en una entrada anterior que nuestros derechos eran innegociables. no me creyeron, no me hicieron caso, no me escucharon. Insultar sin argumentos, sin un debate enriquecedor y una mente abierta parece ser la nueva forma de hacer política en estos días. Sé que esto puede parecer la queja de una niñita caprichosa y enojada. ¿Y qué? ¿Alguien tiene algún problema con eso? Alt+F4, CTRL+w o el botón de cerrar pestañas en el navegador solucionan el problema fácilmente. No se queden si no quieren, no se queden que nadie los obliga. Si algo no me interesa, no lo leo, no lo escucho. Pueden hacer lo mismo. Pero en fin. Eso no es todo. Muchas veces a las personas trans nos cuesta expresar nuestra identidad frente a los demás por miedo al desprecio, a la discriminación. Pero eso es al principio. Cuando vas adquiriendo confianza vas dejando todo eso atrás. Te das cuenta que, sí, no sos una mujer como las demás. Sos una mujer con pene. Sos una mujer con apariencia masculina. Que si bien nadie tiene por qué asumir tu género sí deberían respetarte o preguntarte cuál es tu pronombre. Pero sos una mujer. Y de eso no te tendría que caber ni la menor duda... Cambiaste muchísimo. No sos pero ni por asomo la persona que eras hace 10 años. Detalle no menor. No recuerdo la fecha exacta, pero 2014 fue la primera vez que fui a la psicóloga y le dije... Bueno, lo que está en la entrada más leída del blog. Lo que seguro todos o almenos la mayoría ya leyeron, si me vienen siguiendo desde hace rato o si se pasaron por aquí hace poquito. Este viernes 8 de marzo me desperté con ganas de mirarme al espejo. Lo bueno es que tengo uno en el baño de mi casa. Lo malo es que no veo. Lo bueno es que podría intentar usar la aplicación con IA para sacar una foto y saber qué me devuelve. Finalmente no lo hice. ¿Por qué? No lo sé. Por miedo, ¿quizás? ¿Y si los demás tienen razón? ¿Y si no soy un hombre porque tengo actitudes, ropa y formas femeninas? ¿O si nunca fui ni voy a ser una mujer porque no tengo vajina, no menstrúo, tengo una voz masculina y me crecen pelos en la cara todavía? Quizás se preguntarán cómo llegaste a esa conclusión. Qué fue lo que te hizo tanto daño como para llegar a dudar de vos misma. No puedo ni quiero contarlo. Ya el hecho de recordarlo todo y tenerlo presente en mi mente es suficiente para mí. Pero sí quiero contar que durante un tiempo bastante considerable, no sentí que tuviese un lugar de pertenencia en esta sociedad. Como si el país, no fuese hecho para mí, igual que no lo fue para Alicia. Me hice el desayuno, trabajé como todos los días, mientras arreglaba con mi amigue cómo íbamos a ir y con quién o con qué orga. Porque la idea no era ir soles. Era bastante peligroso, según decían. Finalmente, nos anotamos para ir con Orgullo Disca. Tomamos las precauciones recomendadas y quedamos en encontrarnos allá. Estuvimos en contacto entre nosotres y con la gente de la orga. Finalmente, cuando estaba llegando me encontré a parte de les chiques yendo al escenario principal y me fui con elles. Mi amigue se quedó en el lugar de la ranchada, y la verdad, le costó mucho llegar. La energía que se sentía era impresionante. Los gritos, los cantos, la gente, la lectura del documento con intérprete de lenguaje de señas. Una vez finalizado, desconcentramos y fuimos al lugar de la ranchada. Durante y después de la marcha, me crucé con chiques que conocía y otres que no. Se armó un lindo grupito de camaradería, de complicidad, de sororidad. Entre varias personas nos fuimos juntando para no volver soles. Ahí conocí a alguien muy especial que me cayó súper bien. Pero no tengo por qué contar eso... Por último, terminamos con mi amigue yendo a una parrilla a festejar un lindo 8M, a su casa a charlar de la vida como siempre y a tomar un tecito a las 12 de la noche. Sí, un tecito. Y ahí lo entendí. Ya saben, en su momento Me Lo Dijo el Tigre. Pero ahora me lo dijeron miles de personas en las calles. No estás sola. Nadie está sole. Si nos tocan, nos acosan, abusan de nosotres, nos violan o nos matan, nos cuidamos entre todes. Porque ninguna persona puede condicionarme. Nadie puede venir a decirme quién soy o a dudar de mí. Tengo los mismos derechos y merezco las mismas consideraciones que el resto de las personas, de las mujeres. Y porque aunque no se hable de ello, hay personas abusadoras, violadoras, manipuladoras y violentas con discapacidad. Y hay personas que sufren, sufrimos alguno o varios de esos tipos de agresiones y que también tenemos una discapacidad. Nota: Aunque esta entrada terminé de escribirla una hora antes de su publicación, decidí programarla para que se publique justo el 12 de marzo. ¿Por qué? Acá está la respuesta. Muchas cosas cambiaron desde entonces. Mi vida, mi forma de escribir, mi vínculo con las personas. Pero hay algo en mí que sigue intacto: Soy transfeminista, socialista, interseccional. Y nunca nadie va a cambiar mis ideas y convicciones. Siempre voy a luchar por un mundo más justo e igualitario para todos, todas y todes.", "Spanish Latin American Female"); } };

En esta oportunidad, les traigo un escrito de un gran amigo mío, que vive del otro lado del río de la plata, y al cual tuve el placer de conocer personalmente cuando fui para allá en 2018 en lo que fue mi primer y única salida del país. Ahora que lo pienso, estaría bueno hacer una crónica de ese viaje. Lo tomo como tarea para más adelante. Me pasaron muchas cosas, y fue una hermosísima experiencia en todos los sentidos.

Pasó el amor

Por Pablo Zelis.

Noche de paseo por la playa. Aplicamos la teoría de estar perdidos. Después de varias vueltas volvimos a la casa. A ver que dicen los chicos. Se abrió el foro digital y se oyeron varias voces varias ciudades. En conferencia todos contaban algo y de a poco nos acercamos. Se nos hizo costumbre el encuentro y empezamos a compartir el espacio, ese espacio, que existía cuando nos encontrábamos todos ahí. Lo primero que conocí de vos fue tu risa y tus canturreos casuales. Después de todo nos pusimos a jugar, nos hicimos los encontradizos y nos deleitó la compañía. Vos decías que ibas a venir y yo ya te imaginaba tomando sol en estas playas. Fue un verano de aquellos, gracias que sucedió. Era un tiempo de esos en los que todo sucede cuando tiene que suceder. Uno se deja ir y todo transcurre como una película. Amanecer, fuego a la noche y amigos con guitarra; quién se sabe una canción y al rato todos cantamos. Mas tarde alguien tira la idea y cuando nos acordamos ya estamos en la playa. Tres botellas y tres papelitos escritos con una bic verde y ahí salen mensajes a navegar. Sin querer dormirnos nos tiramos en la arena, al festival de estrellas. Nos espera otro amanecer con una calma cósmica que alcanza para todos. Otro día mas temprano cuando el sol tibio, corremos descalzos por el pasto recién cortado. Hay agua para todo el que tenga calor.




El sol no entiende de diagonales

listenButton6.onclick = function(){ if(responsiveVoice.isPlaying()){ responsiveVoice.cancel(); }else{ responsiveVoice.speak("Los gritos que no se escuchan. Las caras que no se ven. Los abrazos que no se dan o los pies que no tocan el suelo. Pero todo eso existe y se siente. Sí, se siente. Aunque yo no pueda ver, o ella no pueda escuchar, o ella no pueda caminar. Aunque tengamos que usar bastones, sillas de ruedas o audífonos. Aunque seamos diferentes. Sí, muy diferentes. Hay algo que nos une a todas, todos y todes sin distinción: La sororidad. Imagínense cuánto daño tienen que hacerte las personas para que llegues a dudar de tu propia identidad. Para que llegues a cuestionarte lo que tantos años te costó conseguir. Lo que por tantos años intentaste construir para tu vida. Este no fue un 8 de marzo más por varias razones: La situación social, política y económica actual en la que se retrocede en derechos para las minorías y disidencias. Personas con discapacidad y trans despedidas sin razón alguna. Precarización económica y laboral de las mujeres. Vaciamiento y desguace en general del estado dejando a miles de familias sin trabajo. Aumento del coste de vida a tal punto que empresas y negocios cierran. Al punto de que la gente saca préstamos, usa tarjetas o intenta conseguir ingresos extras para poder comer o llegar a fin de mes. A tal punto que los comedores populares se quedan sin alimentos. A tal punto que se dejan de entregar medicamentos a pacientes oncológicos. A tal punto que muchas personas tienen que decidir qué medicamentos pueden comprarse y cuáles no. A tal punto que los alquileres se van por las nubes dejando a familias realmente en situación de calle. A tal punto que hay un desprecio por la pobreza, por la vida humana pocas veces visto en la historia de este país. A tal punto que el presidente discrimina, grita, insulta y desmerece a personas u organizaciones solo por opinar distinto. Les dije en una entrada anterior que nuestros derechos eran innegociables. no me creyeron, no me hicieron caso, no me escucharon. Insultar sin argumentos, sin un debate enriquecedor y una mente abierta parece ser la nueva forma de hacer política en estos días. Sé que esto puede parecer la queja de una niñita caprichosa y enojada. ¿Y qué? ¿Alguien tiene algún problema con eso? Alt+F4, CTRL+w o el botón de cerrar pestañas en el navegador solucionan el problema fácilmente. No se queden si no quieren, no se queden que nadie los obliga. Si algo no me interesa, no lo leo, no lo escucho. Pueden hacer lo mismo. Pero en fin. Eso no es todo. Muchas veces a las personas trans nos cuesta expresar nuestra identidad frente a los demás por miedo al desprecio, a la discriminación. Pero eso es al principio. Cuando vas adquiriendo confianza vas dejando todo eso atrás. Te das cuenta que, sí, no sos una mujer como las demás. Sos una mujer con pene. Sos una mujer con apariencia masculina. Que si bien nadie tiene por qué asumir tu género sí deberían respetarte o preguntarte cuál es tu pronombre. Pero sos una mujer. Y de eso no te tendría que caber ni la menor duda... Cambiaste muchísimo. No sos pero ni por asomo la persona que eras hace 10 años. Detalle no menor. No recuerdo la fecha exacta, pero 2014 fue la primera vez que fui a la psicóloga y le dije... Bueno, lo que está en la entrada más leída del blog. Lo que seguro todos o almenos la mayoría ya leyeron, si me vienen siguiendo desde hace rato o si se pasaron por aquí hace poquito. Este viernes 8 de marzo me desperté con ganas de mirarme al espejo. Lo bueno es que tengo uno en el baño de mi casa. Lo malo es que no veo. Lo bueno es que podría intentar usar la aplicación con IA para sacar una foto y saber qué me devuelve. Finalmente no lo hice. ¿Por qué? No lo sé. Por miedo, ¿quizás? ¿Y si los demás tienen razón? ¿Y si no soy un hombre porque tengo actitudes, ropa y formas femeninas? ¿O si nunca fui ni voy a ser una mujer porque no tengo vajina, no menstrúo, tengo una voz masculina y me crecen pelos en la cara todavía? Quizás se preguntarán cómo llegaste a esa conclusión. Qué fue lo que te hizo tanto daño como para llegar a dudar de vos misma. No puedo ni quiero contarlo. Ya el hecho de recordarlo todo y tenerlo presente en mi mente es suficiente para mí. Pero sí quiero contar que durante un tiempo bastante considerable, no sentí que tuviese un lugar de pertenencia en esta sociedad. Como si el país, no fuese hecho para mí, igual que no lo fue para Alicia. Me hice el desayuno, trabajé como todos los días, mientras arreglaba con mi amigue cómo íbamos a ir y con quién o con qué orga. Porque la idea no era ir soles. Era bastante peligroso, según decían. Finalmente, nos anotamos para ir con Orgullo Disca. Tomamos las precauciones recomendadas y quedamos en encontrarnos allá. Estuvimos en contacto entre nosotres y con la gente de la orga. Finalmente, cuando estaba llegando me encontré a parte de les chiques yendo al escenario principal y me fui con elles. Mi amigue se quedó en el lugar de la ranchada, y la verdad, le costó mucho llegar. La energía que se sentía era impresionante. Los gritos, los cantos, la gente, la lectura del documento con intérprete de lenguaje de señas. Una vez finalizado, desconcentramos y fuimos al lugar de la ranchada. Durante y después de la marcha, me crucé con chiques que conocía y otres que no. Se armó un lindo grupito de camaradería, de complicidad, de sororidad. Entre varias personas nos fuimos juntando para no volver soles. Ahí conocí a alguien muy especial que me cayó súper bien. Pero no tengo por qué contar eso... Por último, terminamos con mi amigue yendo a una parrilla a festejar un lindo 8M, a su casa a charlar de la vida como siempre y a tomar un tecito a las 12 de la noche. Sí, un tecito. Y ahí lo entendí. Ya saben, en su momento Me Lo Dijo el Tigre. Pero ahora me lo dijeron miles de personas en las calles. No estás sola. Nadie está sole. Si nos tocan, nos acosan, abusan de nosotres, nos violan o nos matan, nos cuidamos entre todes. Porque ninguna persona puede condicionarme. Nadie puede venir a decirme quién soy o a dudar de mí. Tengo los mismos derechos y merezco las mismas consideraciones que el resto de las personas, de las mujeres. Y porque aunque no se hable de ello, hay personas abusadoras, violadoras, manipuladoras y violentas con discapacidad. Y hay personas que sufren, sufrimos alguno o varios de esos tipos de agresiones y que también tenemos una discapacidad. Nota: Aunque esta entrada terminé de escribirla una hora antes de su publicación, decidí programarla para que se publique justo el 12 de marzo. ¿Por qué? Acá está la respuesta. Muchas cosas cambiaron desde entonces. Mi vida, mi forma de escribir, mi vínculo con las personas. Pero hay algo en mí que sigue intacto: Soy transfeminista, socialista, interseccional. Y nunca nadie va a cambiar mis ideas y convicciones. Siempre voy a luchar por un mundo más justo e igualitario para todos, todas y todes.", "Spanish Latin American Female"); } };

El cantautor y compositor argentino Matías Barberis (del que tengo el orgullo de ser la hermana mayor) presenta su primer trabajo discográfico titulado “El sol no entiende de diagonales”. Como cualquier opinión o reflexión mía al respecto podría caer en subjetividades, dejemos que él mismo nos cuente en qué consiste su música.

Pero antes, decirles que en KathWare, estamos de festejo. ¡Esta es la entrada número 50! ¿Y qué mejor que se trate de una de mis grandes pasiones, la música? Y además, de alguien a quien admiro mucho como artista. Mi querido Hermanito. Mis más sinceros agradecimientos a todas aquellas personitas que me ayudaron a llegar hasta acá. Que comparten, que comentan, que dan me gusta, a los colaboradores que tuve a lo largo de estos años, y a quienes se animaron a cederme sus textos para publicarlos en este pequeño rinconcito. pero más que nada, a aquellos que leen. Si no existiera gente que leyera, que se informara, que se interesara por este pequeño pero variado contenido, KathWare, no existiría. Los quiero a todos, sin excepciones. Y les agradezco desde lo más profundo del corazón, que confíen en mí, y que sigan alimentando a este virus que trastoca los discos rígidos de las mentes que se atreven a mirar más allá, utilizando el lenguaje de programación más poderoso de todos: La palabra.

Biografía

Matías Barberis es un músico argentino que comenzó a cantar y tocar la armónica a los ocho años. Luego tocó el bajo para distintas bandas y actualmente es el bajista de serie 2 y en la banda de Tute Lapaport. También es Productor, compositor e intérprete de su primer álbum junto a Sebastián Pérez , productor e ingeniero en grabación y mezcla( impessa record/ impessa music). El sol no entiende de diagonales, abarca diferentes géneros musicales pasando por el rock, pop, funk, folclore entre otros.

Fuente: Spotify.

También, agregar que formó parte de la banda Presidente Cosmos, con la que sacó un disco homónimo.

El sol no entiende de diagonales

Acá, Matías nos deja una reseña de cada una de las canciones del disco. Las dejo con sus respectivos enlaces, para que las vayan escuchando mientras leen.

La melodía de un NAUFRAGIO es aquella que nos trae la cordura en soledad, cuando necesitamos decir algo y no hay nadie alrededor para escuchar.

Buscando entre mis COSAS VIEJAS a veces hasta me encuentro a mí, al niño que fui, que aunque se aleje en el tiempo siempre está ahí preguntando por mí.

La rutina que te lleva en espiral, otra vez el tiempo que juega con tu ansiedad, mientras en la ciudad FLORECE GRIS para quienes se atreven a observar.

Nadie dijo que el viaje sería fácil, y sería casi imposible sin esa luz que ilumina y guía tu andar. Quizás EL VIAJERO Y SU ESTRELLA sean uno en el horizonte.

Se inunda el alma, la mente no puede flotar, la consciencia busca refugio, la razón se va en un BARCO DE PAPEL que el ser no puede alcanzar.

Las calles se entrecruzan y, casi como en un laberinto, dudamos en avanzar, pero EL SOL NO ENTIENDE DE DIAGONALES y hasta inconsciente de su magnitud nos muestra que no hay respuestas mágicas, la respuesta está en nosotros mismos.

Dos que juegan al amor, como en esos cuentos que nos contaban de chicos, metidos en un lindo y CURSI BONDI del que no queremos salir, al fin y al cabo, nada mejor que amar…

Caminando por la calle la soledad se nos hizo amiga, no tiene sentido temerle si siempre la encontramos en EL MISMO LUGAR, donde la ciudad es de bolsillo y el tiempo tal vez puede descansar.

No importa que tan lejos lleguemos, no hay que perder ese tren que nos lleva de vuelta a casa, a nuestras raíces y lugares que nos hicieron lo que hoy somos, para no olvidarlo llevo siempre la leyenda MADE IN J.C.P.

¿Y donde encontramos a Matías?

Pueden seguir a Matías Barberis en instagram. También, aunque ya está enlazado en cada canción, pueden escuchar El sol no entiende de diagonales en Spotify o El sol no entiende de diagonales en youtube.

¡Espero les guste! ¡Hasta prontito!




Kata — KATALINA


listenButton7.onclick = function(){ if(responsiveVoice.isPlaying()){ responsiveVoice.cancel(); }else{ responsiveVoice.speak("Los gritos que no se escuchan. Las caras que no se ven. Los abrazos que no se dan o los pies que no tocan el suelo. Pero todo eso existe y se siente. Sí, se siente. Aunque yo no pueda ver, o ella no pueda escuchar, o ella no pueda caminar. Aunque tengamos que usar bastones, sillas de ruedas o audífonos. Aunque seamos diferentes. Sí, muy diferentes. Hay algo que nos une a todas, todos y todes sin distinción: La sororidad. Imagínense cuánto daño tienen que hacerte las personas para que llegues a dudar de tu propia identidad. Para que llegues a cuestionarte lo que tantos años te costó conseguir. Lo que por tantos años intentaste construir para tu vida. Este no fue un 8 de marzo más por varias razones: La situación social, política y económica actual en la que se retrocede en derechos para las minorías y disidencias. Personas con discapacidad y trans despedidas sin razón alguna. Precarización económica y laboral de las mujeres. Vaciamiento y desguace en general del estado dejando a miles de familias sin trabajo. Aumento del coste de vida a tal punto que empresas y negocios cierran. Al punto de que la gente saca préstamos, usa tarjetas o intenta conseguir ingresos extras para poder comer o llegar a fin de mes. A tal punto que los comedores populares se quedan sin alimentos. A tal punto que se dejan de entregar medicamentos a pacientes oncológicos. A tal punto que muchas personas tienen que decidir qué medicamentos pueden comprarse y cuáles no. A tal punto que los alquileres se van por las nubes dejando a familias realmente en situación de calle. A tal punto que hay un desprecio por la pobreza, por la vida humana pocas veces visto en la historia de este país. A tal punto que el presidente discrimina, grita, insulta y desmerece a personas u organizaciones solo por opinar distinto. Les dije en una entrada anterior que nuestros derechos eran innegociables. no me creyeron, no me hicieron caso, no me escucharon. Insultar sin argumentos, sin un debate enriquecedor y una mente abierta parece ser la nueva forma de hacer política en estos días. Sé que esto puede parecer la queja de una niñita caprichosa y enojada. ¿Y qué? ¿Alguien tiene algún problema con eso? Alt+F4, CTRL+w o el botón de cerrar pestañas en el navegador solucionan el problema fácilmente. No se queden si no quieren, no se queden que nadie los obliga. Si algo no me interesa, no lo leo, no lo escucho. Pueden hacer lo mismo. Pero en fin. Eso no es todo. Muchas veces a las personas trans nos cuesta expresar nuestra identidad frente a los demás por miedo al desprecio, a la discriminación. Pero eso es al principio. Cuando vas adquiriendo confianza vas dejando todo eso atrás. Te das cuenta que, sí, no sos una mujer como las demás. Sos una mujer con pene. Sos una mujer con apariencia masculina. Que si bien nadie tiene por qué asumir tu género sí deberían respetarte o preguntarte cuál es tu pronombre. Pero sos una mujer. Y de eso no te tendría que caber ni la menor duda... Cambiaste muchísimo. No sos pero ni por asomo la persona que eras hace 10 años. Detalle no menor. No recuerdo la fecha exacta, pero 2014 fue la primera vez que fui a la psicóloga y le dije... Bueno, lo que está en la entrada más leída del blog. Lo que seguro todos o almenos la mayoría ya leyeron, si me vienen siguiendo desde hace rato o si se pasaron por aquí hace poquito. Este viernes 8 de marzo me desperté con ganas de mirarme al espejo. Lo bueno es que tengo uno en el baño de mi casa. Lo malo es que no veo. Lo bueno es que podría intentar usar la aplicación con IA para sacar una foto y saber qué me devuelve. Finalmente no lo hice. ¿Por qué? No lo sé. Por miedo, ¿quizás? ¿Y si los demás tienen razón? ¿Y si no soy un hombre porque tengo actitudes, ropa y formas femeninas? ¿O si nunca fui ni voy a ser una mujer porque no tengo vajina, no menstrúo, tengo una voz masculina y me crecen pelos en la cara todavía? Quizás se preguntarán cómo llegaste a esa conclusión. Qué fue lo que te hizo tanto daño como para llegar a dudar de vos misma. No puedo ni quiero contarlo. Ya el hecho de recordarlo todo y tenerlo presente en mi mente es suficiente para mí. Pero sí quiero contar que durante un tiempo bastante considerable, no sentí que tuviese un lugar de pertenencia en esta sociedad. Como si el país, no fuese hecho para mí, igual que no lo fue para Alicia. Me hice el desayuno, trabajé como todos los días, mientras arreglaba con mi amigue cómo íbamos a ir y con quién o con qué orga. Porque la idea no era ir soles. Era bastante peligroso, según decían. Finalmente, nos anotamos para ir con Orgullo Disca. Tomamos las precauciones recomendadas y quedamos en encontrarnos allá. Estuvimos en contacto entre nosotres y con la gente de la orga. Finalmente, cuando estaba llegando me encontré a parte de les chiques yendo al escenario principal y me fui con elles. Mi amigue se quedó en el lugar de la ranchada, y la verdad, le costó mucho llegar. La energía que se sentía era impresionante. Los gritos, los cantos, la gente, la lectura del documento con intérprete de lenguaje de señas. Una vez finalizado, desconcentramos y fuimos al lugar de la ranchada. Durante y después de la marcha, me crucé con chiques que conocía y otres que no. Se armó un lindo grupito de camaradería, de complicidad, de sororidad. Entre varias personas nos fuimos juntando para no volver soles. Ahí conocí a alguien muy especial que me cayó súper bien. Pero no tengo por qué contar eso... Por último, terminamos con mi amigue yendo a una parrilla a festejar un lindo 8M, a su casa a charlar de la vida como siempre y a tomar un tecito a las 12 de la noche. Sí, un tecito. Y ahí lo entendí. Ya saben, en su momento Me Lo Dijo el Tigre. Pero ahora me lo dijeron miles de personas en las calles. No estás sola. Nadie está sole. Si nos tocan, nos acosan, abusan de nosotres, nos violan o nos matan, nos cuidamos entre todes. Porque ninguna persona puede condicionarme. Nadie puede venir a decirme quién soy o a dudar de mí. Tengo los mismos derechos y merezco las mismas consideraciones que el resto de las personas, de las mujeres. Y porque aunque no se hable de ello, hay personas abusadoras, violadoras, manipuladoras y violentas con discapacidad. Y hay personas que sufren, sufrimos alguno o varios de esos tipos de agresiones y que también tenemos una discapacidad. Nota: Aunque esta entrada terminé de escribirla una hora antes de su publicación, decidí programarla para que se publique justo el 12 de marzo. ¿Por qué? Acá está la respuesta. Muchas cosas cambiaron desde entonces. Mi vida, mi forma de escribir, mi vínculo con las personas. Pero hay algo en mí que sigue intacto: Soy transfeminista, socialista, interseccional. Y nunca nadie va a cambiar mis ideas y convicciones. Siempre voy a luchar por un mundo más justo e igualitario para todos, todas y todes.", "Spanish Latin American Female"); } };

Estoy yo acostada con mi gatita Kata sobre mi hombro. Ella es blanca y negra, con rayas grises.
Kata y yo

Con Ka. Como Kathy, como Katherine. Sí, porque soy así de rara. No sé exactamente en qué momento comencé a quererte. No sé si fue cuando decidí que ibas a venir, o cuando mi nena hizo hasta lo imposible por encontrarte, preguntándole a todo el mundo si tenían un gatito para dar en adopción, o si fue quizás cuando mi nene te trajo en colectivo y tren para que finalmente llegaras a mí. Solo sé que cuando llegaste, ya comencé a amarte. Fue a primera vista. Sí, como esos que tanto me gustan a mí. Como esos que llegan para dejarnos enseñanzas imposibles de borrar. Como aquel del año pasado. Como el amor hacia los hijos, imposible de describir con palabras. O el amor hacia los amigos. Aquellos que siempre están para darte una mano, un consejo, o tan solo para escucharte, para estar ahí cuando los necesitás. Esos amigos, esos amores, que quedan para toda la vida. Y así, llegaste vos a la mía. Así, llegué yo a la tuya. Te encontraron abandonada en la calle, y estabas enfermita. Ni bien llegaste, hice todo lo que estuvo a mi alcance para que te cures. Y ahora por suerte, ya estás muchísimo mejor. Sos cariñosa, sociable, muy comunicativa, divertida, y más o menos obediente. De a poquito vas aprendiendo las reglas de nuestra casa, pero también, a veces, te hacés un poquito la viva, y no me hacés caso.

Desde hace ya unos meses largos, se podría decir que casi un año, entré en un estado de depresión del que me fue imposible salir por mis propios medios. Soy consciente de que fue la separación de la que fue mi pareja durante un tiempo, lo que inició esa debacle, esa caída hacia los abismos más insondables de mi propia mente. Pero no fue lo único. Las cosas se tenían que suceder. Tenía que tomar desiciones importantes, que no podían esperar a que estuviese mejor. Hice lo que pude. Pero unos meses más tarde, me di cuenta que necesitaba más ayuda.

Estoy en tratamiento psicológico desde hace ya unos 9 años, si la memoria no me falla. Si bien con algunas idas y vueltas en el medio, se podría decir que en muchas formas, es casi ininterrumpido. Pero esta vez, cuando todo se me venía encima, y yo ya no estaba bien, decidí, como tantas otras veces, tomar el toro por las astas, y hacerme cargo del problema, y de todos los otros problemas, que estaban a mi alcance. Así fue, que como conté en una entrada anterior, el 23 de febrero de este año, comencé a vivir sola, por primera vez en mi vida. Pero esto, no fue todo.

Cuando empezás a sentirte fuera de la realidad, cuando empezás a creer que nada de lo que hacés tiene sentido, cuando todo te parece vano, casual… Cuando hacés cualquier cosa que puedas para pasarla bien, para entretenerte un rato, para olvidar aquellos pensamientos y sentimientos que te abruman, cuando te mirás en el espejo de tu mente y no te reconocés a vos misma, a la imagen de vos que das para afuera, es cuando tenés que pedir ayuda. Y así fue, como por primera vez en mi vida, empecé un tratamiento psiquiátrico. Así fue, como el doctor me dio licencia laboral. Así fue, como muy de a poquito empecé a ver mejoras, como empecé a recuperarme. Pero todavía faltaba camino por recorrer.

Es muy difícil, y en muchos casos un tabú, hablar de salud mental, hablar de estados de depresión, de angustia, de soledad, de tristeza. De entender que antes podías hacer muchísimas cosas que ahora no, porque tu mente no da para eso. Porque como dice charly: “pero a la vez, existe un transformador, que se consume lo mejor que tenés. Te tira atrás, te pide más y más, y llega un punto en que no querés”. Yo, llegué a ese punto. En el que no quería. En el que no podía, no sabía, no entendía. Y es que, pedir ayuda, no es para nada fácil. Darte cuenta que la necesitás, mucho menos. Iniciar un tratamiento, con todo lo desconocido que conlleva, tampoco. Sin embargo, creo que tomé la desición correcta. Creo que si no fuese por ese tratamiento con el que aún continúo, esta vez, no sé como hubiese hecho para salir adelante. Y es que, sentía que todas las herramientas que había usado en crisis de angustia y depresión anteriores, en este caso, no me estaban dando ningún resultado. Tal vez, debería haber iniciado ese tratamiento antes, no lo sé. Pero las cosas se dieron así. Tuve que llegar al punto en el que la realidad me oprimía con cosas con las que no podía cumplir. Con tareas básicas que antes me resultaban tan sencillas. Tuve que esperar a que mi entorno notara que no estaba nada bien, para realmente hacerme cargo de la situación.

Pero volviendo a vos, ya hace unos meses que los médicos me lo venían planteando como posibilidad. Varias amigas también. Y es que, todo el mundo coincidía en que pasar de 100 a 0 de un momento a otro, es decir, de pasar a vivir con mi familia y las mascotas que teníamos, a estar completamente sola, era mucho para mí. Y no se equivocaban. Jamás en mis 34 años de vida, había estado sola. Y fue difícil. Era una desición que tenía que tomar. Era algo inevitable. Pero con todo lo que traía detrás, fue mucho para mi cabecita. Y fue así, como decidí que tenías que venir. Para acompañarme, para ayudarme a salir de ese pozo, del que a veces sentía que ni con medicamentos iba a poder. Para ocuparme de alguien. Para tener una responsabilidad. ¿Y por qué no pensarlo así también? Para darte un hogar, comida, contención, pero por sobre todas las cosas, muchísimo cariño y amor.

Dicen que los gatos, eligen a sus dueños. Y yo estoy convencida, de que ambas, nos elegimos mutuamente. Otra de mis tantas rarezas, es que a veces, tengo intuiciones, o recibo señales de cosas que me van a suceder. En algunos casos son malas, en otros buenas. En muchos, me doy cuenta de las señales, cuando el acontecimiento ya pasó. Esto me sirve para ver señales similares en el futuro. Pero sin duda alguna, las veces más extrañas de todas, son aquellas en las que las señales, llegan como certezas. Como algo que, no sé por qué, pero en algún momento, va a ocurrir. Solo aparece así, en mi mente, nada más. Y tiempo después, se convierte en un hecho.

Una mañana casi a principios de mayo, supe que ibas a venir. Y que iba a ponerte de nombre, Kata. Unas semanas después, me encontré a una conocida que hace mucho tiempo que no veía. Entre las cosas que me contó de su vida, una de ellas, fue que tiene una hija, que se llama “Cata”. Sí, sí, ya sé. Los más escépticos, pueden pensar que fue una coincidencia. Pero quienes me conocen, o quienes llevan tiempo leyendo el blog, saben que no es la primera vez, que me pasan cosas similares.

A principios de junio, lo hablé con mis hijos. El lunes 5, la nena estuvo todo el día, buscando a una gatita que alguien quisiera dar en adopción. A las 4 de la tarde, te encontraron en la calle, y te trajeron con ella. El viernes 9, el nene te trajo hasta mi casa, y te llevamos al veterinario primero, por lo enferma que estabas. De a poco, y con mucha paciencia y medicamentos, te fuiste recuperando. Y junto con vos, también de a poco, fui recuperándome yo. Así fue, como decidí tomar como tu fecha de cumpleaños, el 5 de febrero. Ya que el vete, me dijo que tenés aproximadamente, unos 5 meses.

Seguimos yendo al vete todas las semanas. Por ahora te suspendí la dieta y te doy solo el balanceado, porque es lo que me dijo el doc. Este miércoles, al fin te vacunaste. El vete te mandó unos antibióticos que tengo que darte. Espero que no me hagas mucho lío para tomarlos. Sí, sí, ya sé. Estás cansada de meterte todos los días en la mochilita. Sé que eso te estresa mucho. Pero, acá está mami para jugar cada vez que quieras, así se te van un poquito los nervios. Y bueno, a mí también, claro. Yo también, sigo haciéndome estudios. Yo también, sigo yendo al médico. Yo también, sigo en tratamiento. Así que, no te asustes, que no estás solita.

Me encanta charlar con vos a cada rato. Me encanta dormir juntas todos los días, excepto cuando vienen visitas. Momentos en los que te vas a dormir con quien venga, supongo que para conocerlos mejor. Me encanta que seas tan comunicativa y expresiva. Que todo el tiempo me hagas saber lo que necesitás. Que sepas y entiendas perfectamente que cuando te digo Kata, es porque te estás portando bien, y que cuando te digo KATALINA, sepas que estás haciendo lío, aunque a veces te hagas la tonta. Me encanta que cuando paso un tiempo sin escuchar tu cascavel, y te pregunto donde estás, si no estás dormida, me contestes maullando. Me encanta que me hagas saber si querés comida, agua, y por sobre todas las cosas, jugar, que se ve que es algo que te gusta mucho hacer. Me encanta que aunque soy una mamá muy intensa, vos también lo sos como hija. Sin ir más lejos, hace unos días, nos pasamos como 40 minutos jugando con el osito y la cañita, que me hiciste entender que era algo que, querías hacer, pero mami no te daba tanta pelota, porque recién había llegado de llevar a tus hermanitos a su casa, y tenía cosas que hacer. Pero al final, jugamos. Además, últimamente se te dio por tirar el bastón al piso, y jugar con la bolita que tiene de puntera. Pero eso no es todo. También se te dio por… Ir al baño cuando yo voy, cosa que me resulta muy graciosa.

Habría muchísimas anécdotas que contar, y sé que va a seguir habiéndolas en el futuro. En un mes, te convertiste en una gran compañerita de aventuras. Todos los que te conocen te quieren al instante. Es más, quizás esta no sea la única entrada que te dedique. Quizás, puede volverse algo recurrente el contar nuestras andanzas. Por lo pronto, me devolviste las ganas de escribir. Y considerando que hace meses que no escribía ni una palabra en mi diario personal siquiera, es un enorme avance. Y es a vos, a quien tengo que agradecértelo.

Sé que precisamente vos, no vas a leer estas líneas, por la simple y compleja razón, de que como vengo diciendo, sos una gatita. Pero también sé, y esto me lo enseñó una gran personita, que a veces no hacen falta palabras para demostrar sentimientos. A veces, solo el silencio y las acciones, dicen más de lo que las palabras, puedan llegar a decir. Aún así, decidí compartir nuestra historia, nuestra llegada a la vida de la otra, para contarles que ya ninguna de las 2, va a estar sola. Y para que, a pesar de que no lo vayas a leer, decirte a vos y a todos, que te quiero muchísimo. Y que te agradezco con el alma, que me hayas elegido como tu mamá. Deseo de todo corazón que termines de mejorarte. Que ambas nos mejoremos, nos recuperemos. Y que sigamos adelante, juntas, en este largo camino que es vivir. Gracias, muchísimas gracias, mi Kata. Mi Katita linda. Mi KATALINA. Te amo.




Amores

listenButton8.onclick = function(){ if(responsiveVoice.isPlaying()){ responsiveVoice.cancel(); }else{ responsiveVoice.speak("Los gritos que no se escuchan. Las caras que no se ven. Los abrazos que no se dan o los pies que no tocan el suelo. Pero todo eso existe y se siente. Sí, se siente. Aunque yo no pueda ver, o ella no pueda escuchar, o ella no pueda caminar. Aunque tengamos que usar bastones, sillas de ruedas o audífonos. Aunque seamos diferentes. Sí, muy diferentes. Hay algo que nos une a todas, todos y todes sin distinción: La sororidad. Imagínense cuánto daño tienen que hacerte las personas para que llegues a dudar de tu propia identidad. Para que llegues a cuestionarte lo que tantos años te costó conseguir. Lo que por tantos años intentaste construir para tu vida. Este no fue un 8 de marzo más por varias razones: La situación social, política y económica actual en la que se retrocede en derechos para las minorías y disidencias. Personas con discapacidad y trans despedidas sin razón alguna. Precarización económica y laboral de las mujeres. Vaciamiento y desguace en general del estado dejando a miles de familias sin trabajo. Aumento del coste de vida a tal punto que empresas y negocios cierran. Al punto de que la gente saca préstamos, usa tarjetas o intenta conseguir ingresos extras para poder comer o llegar a fin de mes. A tal punto que los comedores populares se quedan sin alimentos. A tal punto que se dejan de entregar medicamentos a pacientes oncológicos. A tal punto que muchas personas tienen que decidir qué medicamentos pueden comprarse y cuáles no. A tal punto que los alquileres se van por las nubes dejando a familias realmente en situación de calle. A tal punto que hay un desprecio por la pobreza, por la vida humana pocas veces visto en la historia de este país. A tal punto que el presidente discrimina, grita, insulta y desmerece a personas u organizaciones solo por opinar distinto. Les dije en una entrada anterior que nuestros derechos eran innegociables. no me creyeron, no me hicieron caso, no me escucharon. Insultar sin argumentos, sin un debate enriquecedor y una mente abierta parece ser la nueva forma de hacer política en estos días. Sé que esto puede parecer la queja de una niñita caprichosa y enojada. ¿Y qué? ¿Alguien tiene algún problema con eso? Alt+F4, CTRL+w o el botón de cerrar pestañas en el navegador solucionan el problema fácilmente. No se queden si no quieren, no se queden que nadie los obliga. Si algo no me interesa, no lo leo, no lo escucho. Pueden hacer lo mismo. Pero en fin. Eso no es todo. Muchas veces a las personas trans nos cuesta expresar nuestra identidad frente a los demás por miedo al desprecio, a la discriminación. Pero eso es al principio. Cuando vas adquiriendo confianza vas dejando todo eso atrás. Te das cuenta que, sí, no sos una mujer como las demás. Sos una mujer con pene. Sos una mujer con apariencia masculina. Que si bien nadie tiene por qué asumir tu género sí deberían respetarte o preguntarte cuál es tu pronombre. Pero sos una mujer. Y de eso no te tendría que caber ni la menor duda... Cambiaste muchísimo. No sos pero ni por asomo la persona que eras hace 10 años. Detalle no menor. No recuerdo la fecha exacta, pero 2014 fue la primera vez que fui a la psicóloga y le dije... Bueno, lo que está en la entrada más leída del blog. Lo que seguro todos o almenos la mayoría ya leyeron, si me vienen siguiendo desde hace rato o si se pasaron por aquí hace poquito. Este viernes 8 de marzo me desperté con ganas de mirarme al espejo. Lo bueno es que tengo uno en el baño de mi casa. Lo malo es que no veo. Lo bueno es que podría intentar usar la aplicación con IA para sacar una foto y saber qué me devuelve. Finalmente no lo hice. ¿Por qué? No lo sé. Por miedo, ¿quizás? ¿Y si los demás tienen razón? ¿Y si no soy un hombre porque tengo actitudes, ropa y formas femeninas? ¿O si nunca fui ni voy a ser una mujer porque no tengo vajina, no menstrúo, tengo una voz masculina y me crecen pelos en la cara todavía? Quizás se preguntarán cómo llegaste a esa conclusión. Qué fue lo que te hizo tanto daño como para llegar a dudar de vos misma. No puedo ni quiero contarlo. Ya el hecho de recordarlo todo y tenerlo presente en mi mente es suficiente para mí. Pero sí quiero contar que durante un tiempo bastante considerable, no sentí que tuviese un lugar de pertenencia en esta sociedad. Como si el país, no fuese hecho para mí, igual que no lo fue para Alicia. Me hice el desayuno, trabajé como todos los días, mientras arreglaba con mi amigue cómo íbamos a ir y con quién o con qué orga. Porque la idea no era ir soles. Era bastante peligroso, según decían. Finalmente, nos anotamos para ir con Orgullo Disca. Tomamos las precauciones recomendadas y quedamos en encontrarnos allá. Estuvimos en contacto entre nosotres y con la gente de la orga. Finalmente, cuando estaba llegando me encontré a parte de les chiques yendo al escenario principal y me fui con elles. Mi amigue se quedó en el lugar de la ranchada, y la verdad, le costó mucho llegar. La energía que se sentía era impresionante. Los gritos, los cantos, la gente, la lectura del documento con intérprete de lenguaje de señas. Una vez finalizado, desconcentramos y fuimos al lugar de la ranchada. Durante y después de la marcha, me crucé con chiques que conocía y otres que no. Se armó un lindo grupito de camaradería, de complicidad, de sororidad. Entre varias personas nos fuimos juntando para no volver soles. Ahí conocí a alguien muy especial que me cayó súper bien. Pero no tengo por qué contar eso... Por último, terminamos con mi amigue yendo a una parrilla a festejar un lindo 8M, a su casa a charlar de la vida como siempre y a tomar un tecito a las 12 de la noche. Sí, un tecito. Y ahí lo entendí. Ya saben, en su momento Me Lo Dijo el Tigre. Pero ahora me lo dijeron miles de personas en las calles. No estás sola. Nadie está sole. Si nos tocan, nos acosan, abusan de nosotres, nos violan o nos matan, nos cuidamos entre todes. Porque ninguna persona puede condicionarme. Nadie puede venir a decirme quién soy o a dudar de mí. Tengo los mismos derechos y merezco las mismas consideraciones que el resto de las personas, de las mujeres. Y porque aunque no se hable de ello, hay personas abusadoras, violadoras, manipuladoras y violentas con discapacidad. Y hay personas que sufren, sufrimos alguno o varios de esos tipos de agresiones y que también tenemos una discapacidad. Nota: Aunque esta entrada terminé de escribirla una hora antes de su publicación, decidí programarla para que se publique justo el 12 de marzo. ¿Por qué? Acá está la respuesta. Muchas cosas cambiaron desde entonces. Mi vida, mi forma de escribir, mi vínculo con las personas. Pero hay algo en mí que sigue intacto: Soy transfeminista, socialista, interseccional. Y nunca nadie va a cambiar mis ideas y convicciones. Siempre voy a luchar por un mundo más justo e igualitario para todos, todas y todes.", "Spanish Latin American Female"); } };

Aquí, volvemos con una reflexión de una gran amiga y colega escritora, con quien tuve el enorme placer de compartir no solo escritos y música, si no muchísimas otras cosas más. Es tan enorme el cariño y el agradecimiento que siento hacia ella, que esta, es tan solo una pequeña forma de retribuir algo de lo que hizo por mí. Claro está, que la influencia de su vida en la mía, es tan grande como la mía en la suya. Aún así, no solo siento que debo de alguna forma agradecérselo, si no que además, esta es una reflexión que creo, que merece ser compartida. ‘en fin, con su permiso, acá se las dejo. Pero primero, la publicación original en su Facebook personal.

Amores

Por Morena Pereira. Muchísimas gracias por permitirme conpartirlo.
Cuando ya viviste varias, y nada te sorprende, y todo lo que esperás es estar tranquilo, eso es lo que no pasa. ENAMORARSE es lo que no te pasa. Soy cada vez más defensora de la teoría de que el amor es para la gente que necesita salvarse de algo, pero en realidad nunca lo va a lograr por medio del amor. Lo logra por otros caminos. Entonces, en la falsa ilusión de que algunos pueden ser salvados y a otros los van a rescatar y dar lo que nunca tuvieron, que una sola persona te va a dar lo que muchas otras te negaron,, el amor nace, se crea y dependiendo de las circunstancias futuras, se seguirá desarrollando hasta que muera. Quizás dura un año, quizás 2, quizás hasta 80 años, como mis abuelos.
Si estás cerrado al salvamento, al rescate divino, a las mariposas que se van a ir dentro de unos meses aunque en principio tengan carácter de eternidad, y estás convencido de que la salvación es colectiva pero no de 2 en 2, y que quien se salva primero sos vos por medio del vehículo que sea pero buscándote a vos antes que al resto, no te enamorás. Porque todo el resto son falsas ilusiones, trampas y positivismo barato. El día de san valentín, las cenas para parejas, el spotify duo que claramente vas a terminar compartiendo con tu mejor amigo o con tu familia. La publicidad de que la media manzana necesita su otra mitad para ser rica y que otros la vean y la compren. Y el sentirse vacío cuando ves todo eso que el mundo te pide que tengas y no, no tenés. Tuviste, pero no tenés. Quisiste, pero no fue. Y fue perfecto, pero ya no es. Porque te dejaron, porque vos dejaste, porque ambos dejaron, porque ya no es y listo. El amor que todos vemos es ese mismo.
El amor eterno es algo parecido, pero que no se rompe. Es ese amor que por mucho que hayas dejado ir, perdura. Ese que quizás te llegó cuando necesitabas que te salven, y lo hicieron, pero también te acompañaron, y esa compañía se sintió bien. Son amores de esos irrompibles, como los electrodomésticos que a mi mamá le duraban 25 años. ESOS que ya no entienden de razones para seguir haciéndote palpitar el corazón. Esos que te vas a guardar muy, muy profundo cuando la persona tenga otra pareja, esos que vas a confundir con hartazgo y vas a envolver de angustia porque ya no son y por todo lo que habrías hecho si hubieran seguido ahí. Esos a los que les vas a cantar la canción de love of my life una y mil veces, y en cada una de ellas vas a sentir algo distinto y esa misma profundidad, como la primera vez. Amores que no te matan aunque parecieran hacerlo. Amores que se mueren en el exterior y permanecen en el alma. Amores que no te drogan ni te intoxican. Amores que hay que saber dejar a tiempo, para no envenenarlos o corroerlos con la incapacidad que tenemos de no soltar algo”cuando nos indica que no tiene que estar más. Amores libres. Amores que se van, pero no van a volver. Amores que aprenden y de los que aprendés. Los amores de tu vida que muy, muy pocas veces van a aparecer. Amores que cuando te toquen los vas a saber distinguir. Y los vas a vivir como lo último que te toca. Porque sí. Es lo último antes del mar de las complicaciones, y lo último antes de el camino de las reflexiones, las lecciones y las letras de canciones. Ese amor que es lo último antes de lo primero que somos nosotros. esos amores que son la última copa de vino, el último cuento antes de dormir de nuestra única infancia y el último recuerdo, antes de irnos.

De lo otro vas a tener muchísimo. Los amigos para la joda, los mejores amigos del mundo, los padres, los hermanos, esos que son de tu sangre y los vas adoptando por el camino. Vínculos fantásticos, relaciones divinas y personas inolvidables.

Pero amores como el de la vida, ese que por mucho puede pasar una o 2 veces, Amores como ese son los que permanecen siempre.
Amores tan simples, tan gratos. Amores inolvidables.




Ni una más

listenButton9.onclick = function(){ if(responsiveVoice.isPlaying()){ responsiveVoice.cancel(); }else{ responsiveVoice.speak("Los gritos que no se escuchan. Las caras que no se ven. Los abrazos que no se dan o los pies que no tocan el suelo. Pero todo eso existe y se siente. Sí, se siente. Aunque yo no pueda ver, o ella no pueda escuchar, o ella no pueda caminar. Aunque tengamos que usar bastones, sillas de ruedas o audífonos. Aunque seamos diferentes. Sí, muy diferentes. Hay algo que nos une a todas, todos y todes sin distinción: La sororidad. Imagínense cuánto daño tienen que hacerte las personas para que llegues a dudar de tu propia identidad. Para que llegues a cuestionarte lo que tantos años te costó conseguir. Lo que por tantos años intentaste construir para tu vida. Este no fue un 8 de marzo más por varias razones: La situación social, política y económica actual en la que se retrocede en derechos para las minorías y disidencias. Personas con discapacidad y trans despedidas sin razón alguna. Precarización económica y laboral de las mujeres. Vaciamiento y desguace en general del estado dejando a miles de familias sin trabajo. Aumento del coste de vida a tal punto que empresas y negocios cierran. Al punto de que la gente saca préstamos, usa tarjetas o intenta conseguir ingresos extras para poder comer o llegar a fin de mes. A tal punto que los comedores populares se quedan sin alimentos. A tal punto que se dejan de entregar medicamentos a pacientes oncológicos. A tal punto que muchas personas tienen que decidir qué medicamentos pueden comprarse y cuáles no. A tal punto que los alquileres se van por las nubes dejando a familias realmente en situación de calle. A tal punto que hay un desprecio por la pobreza, por la vida humana pocas veces visto en la historia de este país. A tal punto que el presidente discrimina, grita, insulta y desmerece a personas u organizaciones solo por opinar distinto. Les dije en una entrada anterior que nuestros derechos eran innegociables. no me creyeron, no me hicieron caso, no me escucharon. Insultar sin argumentos, sin un debate enriquecedor y una mente abierta parece ser la nueva forma de hacer política en estos días. Sé que esto puede parecer la queja de una niñita caprichosa y enojada. ¿Y qué? ¿Alguien tiene algún problema con eso? Alt+F4, CTRL+w o el botón de cerrar pestañas en el navegador solucionan el problema fácilmente. No se queden si no quieren, no se queden que nadie los obliga. Si algo no me interesa, no lo leo, no lo escucho. Pueden hacer lo mismo. Pero en fin. Eso no es todo. Muchas veces a las personas trans nos cuesta expresar nuestra identidad frente a los demás por miedo al desprecio, a la discriminación. Pero eso es al principio. Cuando vas adquiriendo confianza vas dejando todo eso atrás. Te das cuenta que, sí, no sos una mujer como las demás. Sos una mujer con pene. Sos una mujer con apariencia masculina. Que si bien nadie tiene por qué asumir tu género sí deberían respetarte o preguntarte cuál es tu pronombre. Pero sos una mujer. Y de eso no te tendría que caber ni la menor duda... Cambiaste muchísimo. No sos pero ni por asomo la persona que eras hace 10 años. Detalle no menor. No recuerdo la fecha exacta, pero 2014 fue la primera vez que fui a la psicóloga y le dije... Bueno, lo que está en la entrada más leída del blog. Lo que seguro todos o almenos la mayoría ya leyeron, si me vienen siguiendo desde hace rato o si se pasaron por aquí hace poquito. Este viernes 8 de marzo me desperté con ganas de mirarme al espejo. Lo bueno es que tengo uno en el baño de mi casa. Lo malo es que no veo. Lo bueno es que podría intentar usar la aplicación con IA para sacar una foto y saber qué me devuelve. Finalmente no lo hice. ¿Por qué? No lo sé. Por miedo, ¿quizás? ¿Y si los demás tienen razón? ¿Y si no soy un hombre porque tengo actitudes, ropa y formas femeninas? ¿O si nunca fui ni voy a ser una mujer porque no tengo vajina, no menstrúo, tengo una voz masculina y me crecen pelos en la cara todavía? Quizás se preguntarán cómo llegaste a esa conclusión. Qué fue lo que te hizo tanto daño como para llegar a dudar de vos misma. No puedo ni quiero contarlo. Ya el hecho de recordarlo todo y tenerlo presente en mi mente es suficiente para mí. Pero sí quiero contar que durante un tiempo bastante considerable, no sentí que tuviese un lugar de pertenencia en esta sociedad. Como si el país, no fuese hecho para mí, igual que no lo fue para Alicia. Me hice el desayuno, trabajé como todos los días, mientras arreglaba con mi amigue cómo íbamos a ir y con quién o con qué orga. Porque la idea no era ir soles. Era bastante peligroso, según decían. Finalmente, nos anotamos para ir con Orgullo Disca. Tomamos las precauciones recomendadas y quedamos en encontrarnos allá. Estuvimos en contacto entre nosotres y con la gente de la orga. Finalmente, cuando estaba llegando me encontré a parte de les chiques yendo al escenario principal y me fui con elles. Mi amigue se quedó en el lugar de la ranchada, y la verdad, le costó mucho llegar. La energía que se sentía era impresionante. Los gritos, los cantos, la gente, la lectura del documento con intérprete de lenguaje de señas. Una vez finalizado, desconcentramos y fuimos al lugar de la ranchada. Durante y después de la marcha, me crucé con chiques que conocía y otres que no. Se armó un lindo grupito de camaradería, de complicidad, de sororidad. Entre varias personas nos fuimos juntando para no volver soles. Ahí conocí a alguien muy especial que me cayó súper bien. Pero no tengo por qué contar eso... Por último, terminamos con mi amigue yendo a una parrilla a festejar un lindo 8M, a su casa a charlar de la vida como siempre y a tomar un tecito a las 12 de la noche. Sí, un tecito. Y ahí lo entendí. Ya saben, en su momento Me Lo Dijo el Tigre. Pero ahora me lo dijeron miles de personas en las calles. No estás sola. Nadie está sole. Si nos tocan, nos acosan, abusan de nosotres, nos violan o nos matan, nos cuidamos entre todes. Porque ninguna persona puede condicionarme. Nadie puede venir a decirme quién soy o a dudar de mí. Tengo los mismos derechos y merezco las mismas consideraciones que el resto de las personas, de las mujeres. Y porque aunque no se hable de ello, hay personas abusadoras, violadoras, manipuladoras y violentas con discapacidad. Y hay personas que sufren, sufrimos alguno o varios de esos tipos de agresiones y que también tenemos una discapacidad. Nota: Aunque esta entrada terminé de escribirla una hora antes de su publicación, decidí programarla para que se publique justo el 12 de marzo. ¿Por qué? Acá está la respuesta. Muchas cosas cambiaron desde entonces. Mi vida, mi forma de escribir, mi vínculo con las personas. Pero hay algo en mí que sigue intacto: Soy transfeminista, socialista, interseccional. Y nunca nadie va a cambiar mis ideas y convicciones. Siempre voy a luchar por un mundo más justo e igualitario para todos, todas y todes.", "Spanish Latin American Female"); } };

Palabras que te pegan como un huracán,

Miradas que no sabes bien a dónde van,

Dime qué pasaría si no hubiera nadie.

Siguiendo mi camino, yo sé a dónde voy,

Sintiéndome insegura y aunque no lo soy,

No ver tus intenciones me hace vulnerable.

Fragmento de la canción Ni una más de Aitana.

Sinceramente, no sabía como empezar esto. Pero sabía que algo, tenía que escribir. Ya me había quedado como un pendiente personal, escribir algo por el 8M. Pero la verdad, estuve con tantas cosas en mi cabeza toda la semana, que no pude dedicarle el tiempo que hubiese querido. Y lamento muchísimo estar escribiendo hoy, en estas circunstancias. Porque esta vez, no estoy escribiendo para ofrecer simplemente un punto de vista, aunque la categoría que elegí, así lo indique. No estoy escribiendo para expresar una opinión, una reflexión, un pensamiento. Esta vez, estoy escribiendo para expresar mi enojo. Mi más puro y sincero enojo. Un enojo visceral, que me sale del centro de las entrañas, y se propaga por todo mi cuerpo.

Aitana, como tantas otras artistas que han tocado este tema en miles de canciones, lo expresan muy bien. Estoy cansada. Muy cansada, de terminar escuchando siempre las mismas historias. De que nos, sí. Nos, y me incluyo, nos pasen siempre las mismas cosas, o similares. A todas. Por ser mujeres, por tener una discapacidad. Por ser, como dice ella, vulnerables. Incluso más que el resto. Y sí. No lo voy a negar. No está en la agenda pública de nadie. Las organizaciones feministas en general, no nos tienen en cuenta. Somos nosotras mismas desde orgas de mujeres con discapacidad, quienes tenemos que levantar la mano para hacer oir nuestra voz. Y eso cansa. Cansa, y mucho. La verdadera sororidad, no siempre está en las que organizan una marcha, las que leen un documento que, en muchos casos, no llega siquiera a ser un consenso. No, no. Muchas veces, está en la amiga que te ofrece que le compartas tu ubicación cada vez que vas a ir a un lugar que no conocés, o a encontrarte con alguien desconocido. Está en la que te llama si siente que te pudo haber pasado algo. A la que podés recurrir si te sentís amenazada, y que sabés que va a estar del otro lado por cualquier cosa. Para ayudarte y acompañarte si está cerca, o para hablar con vos, para que le escribas, para escribirte, si está lejos. Y con esto no quiero renegar ni desacreditar el trabajo de nadie. No, no es mi objetivo. Solo que me pongo a pensar, ¿Donde están esas organizaciones cuando a nosotras nos pasa algo? ¿Donde están esas mujeres cuando necesitamos ayuda?

De todas las mujeres con alguna discapacidad que conozco, creo que al menos el 95% ha sufrido algún tipo de violencia de género en la calle. Desde intentos de robo, hasta… violaciones directamente. Pasando por todos los puntos intermedios. Y la pregunta es, ¿Donde podemos ir? ¿Qué podemos hacer si nos sentimos amenazadas? ¿Con quien podemos contar? Muchas veces, solo con nosotras mismas. Eso, es lo terrible.

Supe de 2 casos en los últimos meses, que me han marcado mucho, por ser de amigas muy cercanas. Pero no son los únicos, ni los primeros, ni los últimos. Por suerte (si se puede decir eso en algún sentido) las cosas no terminaron mal. Pero el trauma que se le genera a una mujer que sufre un ataque en la calle, por mínimo que sea, es muy fuerte. Imagínense una mujer con discapacidad, a la que además, por su propia indefensión, no puede discernir incluso, hacia donde debe correr, en caso de peligro. Hay mujeres que fueron secuestradas en autos, y lograron saltar de estos en movimiento, con el peligro que eso conlleva. ¿Una mujer con discapacidad, podría hacer lo mismo? Lo veo poco probable. En estos 2 casos que comento, la reacción principal de ellas, fue correr, y llegar lo más rápido que pudieran, a pedir ayuda a quien sea. Pero… ¿Sería posible hacer eso en todos los casos? ¿Como reaccionamos cada una de nosotras ante situaciones límites? Y otra pregunta más… ¿Cual es la verdadera solución a estos problemas?

De vuelta. Yo no hago esto para menospreciar, ni mucho menos, todo lo que se hace desde los movimientos, marchas y organizaciones feministas en general. Pero sí creo, que no es suficiente. Sí creo, que hay que hacer algo más. ¿Qué? Realmente no lo sé. Pero sí sé que ni siquiera con tener un ministerio de las mujeres, alcanza para erradicar la violencia de género. Porque hay un problema principal en todo esto. Y ese problema, no tiene que ver exclusivamente con nosotras. Tiene que ver con una cuestión sociocultural que, si bien se ha venido modificando en los últimos años, y a grandes pasos, para ser totalmente honesta, todavía falta mucho por hacer. La cuestión, del machismo implícito en la sociedad en general. El creer que por ser hombre, podés tomarte libertades que evidentemente, no te corresponden. Y de las que claramente, no tenés conciencia de cuanto pueden perjudicarnos. O si acaso la tenés, pareciera no importarte. Con esto, tampoco voy a caer en el feminismo extremo, en el que le hecho la culpa al hombre y nada más. No, no es así. Pero sí hay una realidad que no puede negarse. Y es que ellos no tienen que cuestionarse a qué hora salen, a qué hora llegan, como van vestidos, quien los ayuda a cruzar. Nosotras, tenemos que cuestionarnos eso en todo momento. ¿Estamos saliendo muy provocativas? ¿Estamos mostrando demasiado? ¿Estamos dándote pie a algo más, solo con decirte nuestro nombre? No, realmente no. Pero es como vos lo interpretás. Y acá estoy hablando de situaciones puntuales, de extrema violencia. Porque, sí, aunque no haya un golpe, aunque no haya directamente una amenaza física, las palabras, también son agresiones. Y en muchos casos, muy fuertes. Pero, también podemos hablar de otros casos. Del acoso en redes sociales, del creerse que porque te acepté una solicitud de amistad, o dejé que me sigas en las redes ,te estoy dando luz verde para otras cosas, entre otros cientos de miles de situaciones en las que, solo por el hecho de ser mujeres, estamos mucho más expuestas. Me resulta triste que en pleno 2023, tengamos que seguir haciéndonos este tipo de cuestionamientos. Me resulta indignante, que todavía tengamos que apoyarnos en nosotras mismas.

Una vez, una amiga me contaba que tenía que encontrarse con un chico que… <la había agredido en el pasado. Las razones no importan. Pero tenía que hacerlo. No tenía otra opción. La reacción de sus amigos varones, fue, “hu, qué cagada negri”, y preguntarle después de 3 horas, si estaba bien. La reacción de sus amigas mujeres, fue “reportate cada media hora, y compartinos tu ubicación”. ¿Se entiende? ¿Más clarito le echo agua, no?

Tengo un grupo de amigas con el que nos compartimos ubicación, cada vez que cualquiera de nosotras, se encuentra en algún tipo de situación en la que pueda llegar a estar en peligro. Pero como explicaba, en el caso de mujeres con discapacidad, el peligro puede suceder en cualquier momento. No podés saber quien te está ayudando a cruzar la calle, ni con qué intenciones. ¿Y qué vas a hacer? ¿Compartir tu ubicación en todo momento con alguien? ¿Vestirte un poco más “decente” para que no se fijen en vos? ¿Enserio? No, no me parece justo. Son ellos los que tienen que cambiar. Es la sociedad la que tiene que ser educada para transformarse en una sociedad diferente. Con personas diferentes. Lo estamos haciendo bastante bien con las nuevas generaciones. ¿Tendremos éxito realmente, al final del camino?

Tampoco voy a darle el crédito a las fuerzas de seguridad. Bien sabemos que en la mayoría de los casos (ley Micaela mediante incluso) la justicia y las fuerzas policiales en sí, han entorpecido el camino, muchísimo más de lo que lo han allanado. Sí no voy a negar, que es a quienes tenemos que recurrir en caso de peligro. Pero eso no quiere decir, que esté de acuerdo con confiarle mi seguridad, a desconocidos que, en muchos casos, incluso han revictimizado a mujeres.

Hay quienes deciden tomar sus propias medidas de seguridad. No estoy hablando de que todas y cada una de nosotras, portemos un arma. Además de que una ciega con un arma, es tan peligrosa como un mono con navaja, como bien lo dice el dicho. Pero sí, podemos optar por dispositivos que nos ofrezcan, cierta seguridad. Yo no voy a recomendar ninguno en particular, porque aún no los he comprado. Pero una amiga sí lo hizo, y me pasó el contacto. La gente de Mamá Llegué, ofrece varios productos que se adaptan a los gustos y necesidades de cada persona. Revísenlos, y vean cual es el que prefieren. Quizás, y solo quizás, no debería estar yo haciendo este tipo de recomendaciones. Pero vamos, de nuevo. Tener un arma no es lo mismo que tener un llavero con alarma, que puede incluso conseguir que el potencial agresor se asuste, y se vaya.

¿Y acá es donde se preguntarán, por qué estás escribiendo esto realmente entonces? Ya se los dije. Porque estoy enojada. Porque no puede pasarle esto a una chica que lo único que hace, es salir a pasear un fin de semana. No puede pasarle esto a otra que lo único que hizo, fue llegar a su casa de trabajar a la noche. Pero principalmente, y esto lo resalto con mayúsculas, NO PUEDE PASARNOS ESTO, A NINGUNA DE NOSOTRAS, Y BAJO NINGUNA CIRCUNSTANCIA. Basta, ya basta. Nos queremos vivas. Nos queremos libres. Nos queremos independientes. Nos queremos fuertes, valientes, decididas. Queremos vestirnos como se nos cante, y cuando se nos cante. Queremos disfrutar de la vida como cualquier otra persona. Sin miedo. Sin culpa. Sin presiones sociales y culturales de ningún tipo, sobre nuestro aspecto, apariencia, género, discapacidad, ni nada de lo que nos haga diferentes.

Tal vez, y solo tal vez, no haya sido una casualidad que justo este sábado a la mañana, el aleatorio me haya despertado con esa canción que puse acá al principio, y que como apagué la alarma y volví a quedarme dormida, luego lo haya olvidado. Cuando a la tarde me contaste lo que te había pasado, lo recordé. Pero más allá de esas cosas flasheras del universo, sabé vos, y cualquiera, siempre, que como dije en artículos anteriores hablando de este tema, pueden, podés contar conmigo cada vez que te pase algo, cada vez que lo necesites. Que voy a estar ahí para vos, para todas. Que si nadie más está, al menos, entre nosotras, sí estamos. Entre nosotras, sí nos cuidamos, sí nos protegemos. Porque, sí. Entre nosotras, independientemente de todas aquellas ideas, opiniones y pensamientos que nos diferencian, sé, que como dije, vivas nos queremos.

Como hacemos que cualquier mirada,

Siempre esté librada,

De interpretaciones.

Que ni una más deba permanecer callada,

Que ni una más sufra por dobles intenciones.

Quise

Texto de Luna Romano. Publicado con su permiso. Actualizado el 13/03/2023.

quise desenredar de mi lengua palabras
quise
quise
quise
toda yo
toda otros
quise por deber
por ser ella
sin entender lo que significaba
la mancha azul en las propagandas de apósitos
las piernas cruzadas
las miradas ajenas
el arco lacerando mis pechos
quise sosegada
controlando la voz
con hambre
muda
y en juicio
sin querer quise pensándome sin sangre
sin deseo
inmóvil
y en calma
Hoy sabiendo que no puede acortarse mi cuerpo
Quiero
sabiendo
toda yo
toda heridas
abiertas
vivas
Heridas y Vivas




Desenlaces

listenButton10.onclick = function(){ if(responsiveVoice.isPlaying()){ responsiveVoice.cancel(); }else{ responsiveVoice.speak("Los gritos que no se escuchan. Las caras que no se ven. Los abrazos que no se dan o los pies que no tocan el suelo. Pero todo eso existe y se siente. Sí, se siente. Aunque yo no pueda ver, o ella no pueda escuchar, o ella no pueda caminar. Aunque tengamos que usar bastones, sillas de ruedas o audífonos. Aunque seamos diferentes. Sí, muy diferentes. Hay algo que nos une a todas, todos y todes sin distinción: La sororidad. Imagínense cuánto daño tienen que hacerte las personas para que llegues a dudar de tu propia identidad. Para que llegues a cuestionarte lo que tantos años te costó conseguir. Lo que por tantos años intentaste construir para tu vida. Este no fue un 8 de marzo más por varias razones: La situación social, política y económica actual en la que se retrocede en derechos para las minorías y disidencias. Personas con discapacidad y trans despedidas sin razón alguna. Precarización económica y laboral de las mujeres. Vaciamiento y desguace en general del estado dejando a miles de familias sin trabajo. Aumento del coste de vida a tal punto que empresas y negocios cierran. Al punto de que la gente saca préstamos, usa tarjetas o intenta conseguir ingresos extras para poder comer o llegar a fin de mes. A tal punto que los comedores populares se quedan sin alimentos. A tal punto que se dejan de entregar medicamentos a pacientes oncológicos. A tal punto que muchas personas tienen que decidir qué medicamentos pueden comprarse y cuáles no. A tal punto que los alquileres se van por las nubes dejando a familias realmente en situación de calle. A tal punto que hay un desprecio por la pobreza, por la vida humana pocas veces visto en la historia de este país. A tal punto que el presidente discrimina, grita, insulta y desmerece a personas u organizaciones solo por opinar distinto. Les dije en una entrada anterior que nuestros derechos eran innegociables. no me creyeron, no me hicieron caso, no me escucharon. Insultar sin argumentos, sin un debate enriquecedor y una mente abierta parece ser la nueva forma de hacer política en estos días. Sé que esto puede parecer la queja de una niñita caprichosa y enojada. ¿Y qué? ¿Alguien tiene algún problema con eso? Alt+F4, CTRL+w o el botón de cerrar pestañas en el navegador solucionan el problema fácilmente. No se queden si no quieren, no se queden que nadie los obliga. Si algo no me interesa, no lo leo, no lo escucho. Pueden hacer lo mismo. Pero en fin. Eso no es todo. Muchas veces a las personas trans nos cuesta expresar nuestra identidad frente a los demás por miedo al desprecio, a la discriminación. Pero eso es al principio. Cuando vas adquiriendo confianza vas dejando todo eso atrás. Te das cuenta que, sí, no sos una mujer como las demás. Sos una mujer con pene. Sos una mujer con apariencia masculina. Que si bien nadie tiene por qué asumir tu género sí deberían respetarte o preguntarte cuál es tu pronombre. Pero sos una mujer. Y de eso no te tendría que caber ni la menor duda... Cambiaste muchísimo. No sos pero ni por asomo la persona que eras hace 10 años. Detalle no menor. No recuerdo la fecha exacta, pero 2014 fue la primera vez que fui a la psicóloga y le dije... Bueno, lo que está en la entrada más leída del blog. Lo que seguro todos o almenos la mayoría ya leyeron, si me vienen siguiendo desde hace rato o si se pasaron por aquí hace poquito. Este viernes 8 de marzo me desperté con ganas de mirarme al espejo. Lo bueno es que tengo uno en el baño de mi casa. Lo malo es que no veo. Lo bueno es que podría intentar usar la aplicación con IA para sacar una foto y saber qué me devuelve. Finalmente no lo hice. ¿Por qué? No lo sé. Por miedo, ¿quizás? ¿Y si los demás tienen razón? ¿Y si no soy un hombre porque tengo actitudes, ropa y formas femeninas? ¿O si nunca fui ni voy a ser una mujer porque no tengo vajina, no menstrúo, tengo una voz masculina y me crecen pelos en la cara todavía? Quizás se preguntarán cómo llegaste a esa conclusión. Qué fue lo que te hizo tanto daño como para llegar a dudar de vos misma. No puedo ni quiero contarlo. Ya el hecho de recordarlo todo y tenerlo presente en mi mente es suficiente para mí. Pero sí quiero contar que durante un tiempo bastante considerable, no sentí que tuviese un lugar de pertenencia en esta sociedad. Como si el país, no fuese hecho para mí, igual que no lo fue para Alicia. Me hice el desayuno, trabajé como todos los días, mientras arreglaba con mi amigue cómo íbamos a ir y con quién o con qué orga. Porque la idea no era ir soles. Era bastante peligroso, según decían. Finalmente, nos anotamos para ir con Orgullo Disca. Tomamos las precauciones recomendadas y quedamos en encontrarnos allá. Estuvimos en contacto entre nosotres y con la gente de la orga. Finalmente, cuando estaba llegando me encontré a parte de les chiques yendo al escenario principal y me fui con elles. Mi amigue se quedó en el lugar de la ranchada, y la verdad, le costó mucho llegar. La energía que se sentía era impresionante. Los gritos, los cantos, la gente, la lectura del documento con intérprete de lenguaje de señas. Una vez finalizado, desconcentramos y fuimos al lugar de la ranchada. Durante y después de la marcha, me crucé con chiques que conocía y otres que no. Se armó un lindo grupito de camaradería, de complicidad, de sororidad. Entre varias personas nos fuimos juntando para no volver soles. Ahí conocí a alguien muy especial que me cayó súper bien. Pero no tengo por qué contar eso... Por último, terminamos con mi amigue yendo a una parrilla a festejar un lindo 8M, a su casa a charlar de la vida como siempre y a tomar un tecito a las 12 de la noche. Sí, un tecito. Y ahí lo entendí. Ya saben, en su momento Me Lo Dijo el Tigre. Pero ahora me lo dijeron miles de personas en las calles. No estás sola. Nadie está sole. Si nos tocan, nos acosan, abusan de nosotres, nos violan o nos matan, nos cuidamos entre todes. Porque ninguna persona puede condicionarme. Nadie puede venir a decirme quién soy o a dudar de mí. Tengo los mismos derechos y merezco las mismas consideraciones que el resto de las personas, de las mujeres. Y porque aunque no se hable de ello, hay personas abusadoras, violadoras, manipuladoras y violentas con discapacidad. Y hay personas que sufren, sufrimos alguno o varios de esos tipos de agresiones y que también tenemos una discapacidad. Nota: Aunque esta entrada terminé de escribirla una hora antes de su publicación, decidí programarla para que se publique justo el 12 de marzo. ¿Por qué? Acá está la respuesta. Muchas cosas cambiaron desde entonces. Mi vida, mi forma de escribir, mi vínculo con las personas. Pero hay algo en mí que sigue intacto: Soy transfeminista, socialista, interseccional. Y nunca nadie va a cambiar mis ideas y convicciones. Siempre voy a luchar por un mundo más justo e igualitario para todos, todas y todes.", "Spanish Latin American Female"); } };

Siempre me pregunté qué pasa cuando se termina un libro. ¿Qué pasa cuando se cierra la contraportada? ¿Qué pasa cuando una película, una serie, una telenovela incluso, llegan a su fin? ¿Qué pasa con todos aquellos personajes cuyo “desenlace”, no se contó? ¿Nunca se pusieron a pensar, que en realidad, esos desenlaces, esos finales, son realmente finales abiertos? La historia de una persona, no llega a su fin hasta que esta finaliza su ciclo de vida. Pero aún en ese caso, su historia se sigue sucediendo, con aquellos que la preceden. Que continúan escribiendo el futuro de esa… vida. Pero supongamos por un momento, que no. Que el desenlace, al igual que el de las historias en libros y demás, llega cuando finaliza un ciclo. Una serie de hechos determinados que marcan sucesos importantes en la vida de esta persona, de este personaje.

Muchas veces me pregunté, por qué algunos de los personajes que creo, no solo están basados en mí, si no que son directamente representaciones mías dentro de historias ficticias. ¿Qué me lleva a crear “universos Paralelos, en los que yo misma, soy el centro del cosmos? (Parafraseando a Nahuel Pennisi). Quizás, será el hecho de llevar al mundo de la fantasía, aspectos de mi vida real. O tal vez, el hecho de que, como me dijo una personita muy especial hace poco, no hay mejor nombre para un personaje de una historia, que “Katherine”. No, no creo que sea eso. Es decir, no creo que sea solo eso. Creo que detrás de esa decisión subconsciente, hay más. Hay mucho más. Y creo, que tiene que ver con esto que venía diciendo.

Toda historia, tiene un principio, un nudo, y un desenlace. OK. Sí, lo sé. hay ciertos tipos que no, me dirán los eruditos de la literatura. Lo sé, lo sé. Pero esa es la característica habitual, en las historias, sobre todo las historias largas. Y la vida de una persona, sí que es una historia larga. Pero, y he aquí al punto al que quiero llegar, que esa historia, está compuesta por muchas historias que empiezan y terminan constantemente. Cíclicamente. DE un punto a otro. Líneas que se bifurcan, se curvan, se ensanchan y se estrechan, en un sin fin de desenlaces.

Como dice la canción de la banda de rock argentina Vox Dei, “todo concluye al fin, nada puede escapar. Todo tiene un final, todo termina”. ¿Pero… Realmente termina? No, yo creo que no. Que cada final, no es más que un nuevo comienzo de algo distinto. ¿Mejor? ¿Peor? ¿Igual? No podemos saberlo, hasta que llega. A veces, las buenas experiencias nos dejan recuerdos amargos. A veces, las malas, nos dejan enseñanzas. Y es que, en la vida, no todo, ni para todos, tiene que tener un final feliz, o un final triste, o dejarnos una enseñanza positiva. Las cosas pasan por una determinada razón, sí. También lo creo. Pero sé, que somos partícipes de nuestros propios destinos. Algunos, tendrán más posibilidades de decidir que otros. Y es que, ahí ya no solo depende de lo que quieras hacer, si no de lo que puedas hacer con eso que te toca.

Siempre quise escribir algo a este respecto, y nunca se me había presentado la oportunidad. Una amiga, me dijo hace bastante tiempo atrás, que hay dos tipos de personas en este mundo. Las personas Pasivas, y las personas activas (y no, no estoy hablando de sexo) O como otro amigo lo definió en su libro, los durmientes, y los jugadores. Los jugadores o personas activas, serían aquellos que están en este mundo para influir en la vida de los demás. El universo, se moldearía a los deseos y las decisiones que estas toman, ya sea consciente, pero más que nada, inconscientemente. Las personas activas, nunca se quedan quietas. Siempre están buscando nuevas formas de experimentar, de influir en el mundo que las rodea. Y este, puede ser tan pequeño como una casa, o tan grande como… No sé, un país. En cambio, las personas pasivas o durmientes, suelen querer permanecer en un estado de estabilidad constante, esperando que el mundo a su alrededor, no cambie. Pero los jugadores, están aquí para intentar despertar y reprogramar, la mente de los durmientes. Y lo hacen tanto consciente, como inconscientemente. Se podría decir, volviendo al principio de esta reflexión, que si bien, todas las personas tienen varios desenlaces y principios a lo largo de sus vidas, las personas activas tienen muchos más por su propia condición de buscar algo más allá de lo preestablecido, de lo programado. De buscar el error en el código, no solo viendo como el programa funciona bien y ya, si no, yendo más allá. Rompiendo ese programa por donde se pueda, para encontrar el bug que genere una nueva solución, una nueva funcionalidad, una nueva característica. No tiene que ser una mejora, precisamente. Se han hecho programas que han pretendido ser la bomba, la panacea de las soluciones, y han fracasado estrepitosamente. Pero esas personas que tuvieron aquella idea, que soñaron con algo diferente, lo intentaron. Buscaron un nuevo desenlace, para ir después, hacia un nuevo principio. Para contar, otra historia, además de la historia inicial. Y de eso se trata realmente. De intentarlo. De no quedarse con el no puedo, si no, ir más allá. No es fácil, claro que no. Sobre todo cuando las decisiones que tomamos, no solo nos afectan a nosotros, si no a nuestro entorno. No es fácil cuando no estamos completamente seguros de si estamos haciendo lo correcto. No es fácil cuando, mientras que algunos te aplauden, otros te tiran mierda. Unos pocos, de frente. Otros tantos, a tus espaldas. No es fácil cuando, a pesar de que creés que estás haciendo lo mejor que podés hacer, muchos crean que en realidad, estás haciendo lo mejor que querés hacer. ¿Y acaso, los demás están equivocados? ¿Acaso, vos tenés razón? Nadie tiene la respuesta. Estoy totalmente segura, de que si hubiese dicho que no, a cada paso importante que di en mi vida, hoy no sería quien soy. Si no me hubiese arriesgado a equivocarme, hoy, tal vez no estaría tan cargada de errores. Pero tampoco, lo estaría de satisfacciones, de experiencias, de personas, de amigos, de compañeros, de gente…

Siempre me costó despegarme de las cosas. Creo que la única casa que sentí realmente mía, fue la casa que teníamos con mi abuela en el barrio Sol y Verde, en José C Paz. No sé por qué, en esa casa, sentía una paz, una sensación de hogar, de propiedad, que no pude encontrar en otro lado. Pero la casa se vendió. Otra (porque en mi infancia me mudé unas 4 veces más o menos) fue una en la que vivimos durante poco tiempo. Era muy linda, porque, si bien mi hermano y yo dormíamos en el mismo cuarto porque somos cercanos de edad, teníamos un cuarto de juegos en el que dejábamos volar nuestra imaginación, viajando a mundos que no existían y que jamás iban a existir. Podíamos pasar horas enteras solo con juguetes, él, yo, y un montón de personajes que quien sabe de donde salían… Esa casa, la perdimos. No recuerdo bien como fue la historia, no era muy grande yo, y creo que nunca llegué a entenderlo del todo. Pero ese, marcó un nuevo desenlace. ¿Se acuerdan de la historia de La bicicleta y el monstruo? ¿No se podría definir a esa historia, como una que tiene un desenlace? ¿Se preguntaron acaso, qué pasó después, con ese “personaje”? Bueno, resulta que, muchos años después, está un 24 de febrero a la una y media de la mañana, escribiendo estas líneas. ¿Y por qué? ¿Qué carajos te pasa ahora, loca de mierda? Se estarán preguntando algunos… Que en este último tiempo, mi vida ha tenido varios comienzos, y varios desenlaces. Algunos, superpuestos sobre otros. Como historias que comienzan y terminan en paralelo a otras historias cuyo final, aún está siendo escrito. Sí, así es. Este 23 de febrero que acaba de terminar, se convirtió en otra de esas fechas importantísimas para mi vida. En las que, inicio un nuevo capítulo. Escribo un nuevo desenlace, que traerá un nuevo comienzo. De nuevo. No sé si me estoy equivocando. No sé si tengo razón. Pero tampoco sé si toda mi vida, y en todas las decisiones que tomé, la tuve. ¿Que si me arrepiento de los errores que cometí? No sé si arrepentirse sea la palabra correcta. Para mí, arrepentirse, es como una forma de intentar borrar el pasado. De decir, si tuviese la oportunidad, haría las cosas de otra manera. Y claro, que si aprendiste algo de tus errores, lo vas a hacer de otra forma. Eso resulta más que obvio. Si no que lo que creo, es que debemos perdonarnos por nuestros errores del pasado. Porque el pasado no se niega, no se esconde, no se tapa. El pasado es una mochila que llevamos a cuestas toda la vida. Ya sea con nuestros errores, pero también con nuestros aciertos. Entonces, al perdonarnos, no estamos diciendo, yo no hice esto. Estamos diciendo, yo no lo volvería hacer. Y así, no solo podemos pedirnos disculpas a nosotros mismos, si no a todas aquellas personas a las que somos conscientes que lastimamos. Porque, y esto es cierto, a veces no tenemos conciencia de cuanto daño hacemos al otro con nuestras acciones. Pero es que tampoco, podemos preverlo siempre. Siempre y cuando el lastimar al otro, no sea una cuestión de puro placer personal, y lo hagamos por el simple hecho de que podemos y punto, es decir, el egoísmo en su estado más natural, es posible perdonarnos, pedirle disculpas al otro, y aprender de esos errores. Ahora, también hay que tener en cuenta que, hay quienes no quieren ver que se equivocaron. Incluso, hay gente que puede poseer ambas características. Es decir, reconocer que han cometido errores, aprender de ellos, pero a su vez, no reconocerlos todos.

Muy pocas veces, fui de exponer mi vida personal en este espacio. Y es que si bien, sí es un espacio mío, y propio, es cierto que no me gusta exponer mi vida privada, de forma tan pública. Es por eso que he contado historias, o presentado fragmentos de cosas que me han sucedido, sin relacionarlas directamente con hechos reales. Y al fin, estamos llegando al quid de la cuestión, de por qué estoy escribiendo a esta hora de la madrugada, sin poder dormir, y sabiendo que tengo que despertarme temprano para hacer trámites y trabajar. Desde noviembre del 2007, hasta ayer, 23 de febrero del 2023, viví con la mamá de mis hijos, y con ellos. Hace tiempo que ella y yo estábamos separadas. Y eso, sí, es otra historia que no voy a contar. Pero desde ayer, ellos se fueron a vivir con ella en su propia casa, y yo, me quedé, momentáneamente, viviendo donde estábamos, sola. Digo momentáneamente, porque esto es muy grande para mí, y estoy por conseguir algo más chico. Pero sin duda, esto representa un duelo. Para todos. No solo para mí. Sé que lo es para ella, sé que lo es para ellos. Tanto tiempo viviendo juntos, acostumbrados a una rutina, a una vida, a muchas cosas, y esto, ahora, llega a su fin. No sé qué, ni como nos deparará el destino. No sé, al igual que no lo sabía cuando nos vinimos a vivir acá hace ya… 6 años, si me estoy equivocando, o si estoy haciendo lo correcto. Pero sí sé, que es un nuevo y gran, enorme desenlace. Para todos. Y a su vez, un nuevo comienzo. Nunca estamos seguras, al momento de tomar decisiones, de la forma en la que estas repercutirán en los sucesos futuros. Y como dije anteriormente. No vamos a estarlo, en tanto no tengamos que enfrentarnos a las consecuencias de esas decisiones. A su vez, que hayamos tomado una decisión, en este caso… La separación definitiva, no quiere decir que realmente estemos listas para lidiar con todas las consecuencias que esta puede acarrear. Pero sí, podemos estar seguras, de que vamos a enfrentar cada problema, a medida que vaya surgiendo. Sería absurdo por mi parte, cuestionar si podría haber hecho las cosas de otra forma. Eso, ya lo hice miles de veces. Finalmente, esta es la decisión que tomé. Y esto, es lo que está sucediendo. Y esto, es todo por ahora. Hay cosas que les dije a ellos. Hay otras, que escribí en mi diario personal, al que, sí, nadie tiene acceso. Y hay otras, que, como en todos los desenlaces, decido guardarme para mí. Finalmente, como también dice Vox Dei en la misma canción, “Cuanta verdad, hay en vivir. Solamente, solamente, en el momento en que estás, si el presente , el presente y nada más”.

Notas

  1. Este es el primer texto improvisado que escribo en mucho tiempo. Lo empecé a escribir a las 12 y media de la noche, y ya son las 2 y cuarto de la mañana. Es por eso que encontrarán pasajes desarmados, frases inconexas, y demás cuestiones literarias y gramaticales que de seguro son inconsistentes con un texto más elaborado.
  2. Otro de los principios, nudos y desenlaces que me han ocurrido el año pasado, fue una historia de amor que tuve con una personita muy especial, que llegó a mi vida de forma muy extraña, hace ya casi un año. En una especie de analogía sobre “El fin del amor” (ensayo de Tamara Tenenbaum que súper recomiendo y una serie de Amazon Prime basada en ese ensayo protagonizada por Lali Espósito) y el disco “El amor después del amor”, de Fito Páez, pretendo, a través de unos cuentos ficticios que saldrán dentro de poco aquí mismo, reflexionar sobre el duelo, el despecho, no solo el amor, si no el desamor, y demás cuestiones relacionadas con esa… Ruptura, que tantas heridas sin cicatrizar, ha dejado en mi vida. Pero a su vez, con tantas enseñanzas. ¿Buenas? ¿Malas? Prefiero no dar esa respuesta, y dejármela para mí… Solo… No las juzguen a partir de esos cuentos…
  3. No voy a escribir mucho más sobre mis hijos, ni sobre la mamá, como ya he dicho, porque no me gusta exponerlos a ellos, ni exponer mi vida tanto públicamente. Este es un espacio para reflexionar, y contar sentimientos y sensaciones. Pero si quieren conocerme y saber mucho más sobre mí, bueno, están mis redes sociales, y si no, la página de contacto del blog.
  4. Sé que mucha gente es de usar estos espacios como vuelco de sucesos cotidianos. No es mi caso. Solo escribo cuando siento que tengo algo interesante que decir, o algo importante que contar, o de lo que quejarme, como el artículo anterior a este. DE nuevo, para diario personal, tengo el mío, y para hablar de mis temas, los amigos, la psicóloga, en fin…
  5. Las personas con discapacidad visual, pueden encontrar la serie audiodescrita en la audiocinemateca, y el libro en la biblioteca tiflolibros.
  6. No puedo garantizar que lo próximo que vaya a salir, sean esos cuentos que menciono (que en sí es un cuento en 5 capítulos) porque siempre termino prometiendo cosas que no puedo cumplir. Escribo y publico a mi ritmo. No me presiono para hacerlo. Escribir para mí es un disfrute, no una obligación. Entonces, no tengo la necesidad de cumplir con nadie, más que conmigo misma. Es más, ni siquiera sabía que este texto iba a salir. Es solo que fue un día tan intenso, y pasaron tantas cosas, que sentí las ganas de publicar algo al respecto.
  7. Por último, si les gusta lo que escribo, no duden en compartirlo en las redes, y si quieren dar una ayudita para mantener el blog y a mi familia (porque está complicada la economía XD) pueden Colaborar con KathWare.
  8. PD: Si no les gusta este, porque es muy tirado de los pelos en el sentido literario de la palabra, como ya dije, pueden leer alguna de las otras cosillas que tengo por acá, entrando desde las distintas categorías o etiquetas.

Adiós

¡Hasta prontito!