Entre algunos de los tipos de virus informáticos más conocidos se encuentran los Malware, Spyware, Adware y Ransomware. A continuación, les presentamos un nuevo tipo: el Kathware. A través de cuentos, canciones, historias, y otros tipos de contenidos literarios, y entre realidades, fantasías, sueños, y el enorme poder de la imaginación, este nuevo tipo de virus trastoca los discos rígidos de las mentes que se atreven a mirar más allá, utilizando el lenguaje de programación más poderoso de todos: La Palabra.
Categoría: Entre Líneas
Reseñas, críticas sociales, culturales, tecnológicas y todo lo que se me ocurra. Leélo entre líneas que de seguro con algo te vas a quedar.
Esta es la primera publicación que hago después de mucho tiempo. Aunque lo había iniciado como para expresar un poco lo que me iba pasando, al final lo dejé, por falta de tiempo, ganas y bueno, porque tengo la particularidad de empezar cosas, aburrirme y dejarlas, o, empezar varias cosas a la vez, y no terminar concretando ninguna.
Así empieza el artículo “Soy Katherine”, el que a tantas personas les llegó e impactó. A una de ellas incluso llegó a impactarle tanto que, en base a ese artículo y una charla de WhatsApp, terminamos teniendo una historia de amor fallida, pero historia de amor en fin.
Nunca conté el porqué del nombre de esa entrada. Muchos podrían haber pensado que era una reafirmación de mi identidad, como si necesitara gritar a los cuatro vientos que “Soy Katherine”. Y en parte lo era. Pero la verdad era más profunda.
Lo cierto es que tiempo atrás de escribir esa entrada había perdido una gran amistad de muchísimos años. Y el daño que sentí en aquel momento fue tan fuerte que me costó muchísimo tiempo superarlo. Pero pase lo que pase, siempre tenemos que intentar al menos, mirar hacia adelante. Porque no es el sentido de la vida lo que debemos encontrar. Sino que somos nosotros mismos quienes tenemos que crearlo. Porque si fracasamos, al menos tendremos la satisfacción de haberlo intentado. Si no lo intentamos siquiera, realmente no nos queda nada. Y yo no quiero que no me quede nada. Es algo que aprendí de aquella relación fallida que les comentaba. Pero en fin, vamos a lo nuestro que ya se hace demasiado larga esta intro.
Los años pasan, las personas cambian (o no), pero hay algo que sigue siendo constante en mí: la necesidad de explorar, de entender, de desafiar y de jugar con los límites de lo que conocemos. Y de ahí nace esta nueva serie de publicaciones. Charlas con la tecnología que vino a cambiar el mundo tal como lo conocemos, para siempre. Estamos viviendo un proceso realmente histórico. Y desde mi lugarcito, decidí ser parte de eso. Decidí empezar este camino con un experimento, un desafío. Algo que pone a prueba la inteligencia, la lógica, la creatividad y, sobre todo, esa delgada línea que separa el pensamiento humano del procesamiento de datos de una inteligencia artificial. Así que decidí jugar con ChatGPT.
Sección 1: Un duelo de lógica y razonamiento
Todo comenzó con un simple juego: hacer que la IA adivinara mi segundo nombre. Pero no se trataba de un juego cualquiera, sino de uno basado en una lógica estructurada, similar a la de un algoritmo. ¿Se acuerdan?
Pensé que sería un reto interesante, porque mientras que yo tenía la respuesta desde el inicio, la IA tenía que descubrirla siguiendo las reglas que le iba dando.
Pero ahí apareció la primera gran diferencia entre la inteligencia humana y la inteligencia artificial:
La IA genera respuestas en base a información existente, pero no “crea” reglas desde la intuición.
Los humanos diseñamos problemas con una intención detrás, estableciendo conexiones más abstractas.
La IA optimiza patrones, pero no necesariamente capta matices implícitos o juegos de palabras si no están codificados explícitamente.
Al final, ChatGPT solo pudo dar con la respuesta correcta cuando se la proporcioné. Es decir, no pudo adivinar mi nombre por sí sola. Porque, aunque la inteligencia artificial es poderosa y puede procesar millones de datos en segundos, sigue dependiendo de cómo se le plantea la información y de las reglas que la humanidad ha programado en ella.
Sección 2: La IA propone un juego, pero…
Después de mi desafío, ChatGPT intentó devolverme la apuesta. Me propuso un juego de adivinanza, pero con una diferencia clave: la IA primero armó la lógica y luego intentó encajar la palabra en ella.
En mi caso, yo ya sabía la respuesta y había diseñado las reglas en torno a ella.
En el caso de la IA, primero construyó la estructura y luego trató de forzar una respuesta dentro de ella.
Esto llevó a inconsistencias y errores en la deducción. Un ejemplo de esto es cuando asumió letras que no necesariamente estaban en la palabra oculta, simplemente porque su algoritmo estaba tratando de seguir patrones predefinidos.
Así que quedó en evidencia otra diferencia fundamental: la intuición humana vs. el procesamiento algorítmico.
Yo sabía desde el inicio a dónde quería llegar. La IA solo buscaba patrones, sin una comprensión real del objetivo final.
Reflexión Final: ¿Quién desafía a quién?
Este primer capítulo de “KathWare & ChatGPT” dejó varias preguntas abiertas:
¿Qué significa realmente la “inteligencia artificial” si su razonamiento sigue siendo dependiente de patrones preexistentes?
¿Puede una IA “pensar” como un humano o simplemente simula un razonamiento lógico sin comprensión real?
¿Hasta qué punto puede la IA participar en la creación de contenido que dependa de la intuición, la creatividad y el matiz humano?
En este primer encuentro, la IA tuvo que adaptarse a una lógica humana en lugar de imponer la suya propia. Y aunque logró acercarse, la diferencia en el proceso fue evidente.
¿Qué vendrá en la próxima entrega? Solo una cosa es segura: la conversación no ha hecho más que empezar. 😉
La cucharita que faltaba. A pedido de algunas personas, y debido a que mi preocupación por el resultado de las elecciones paso 2023 me generó incertidumbre como a gran parte de la población, por supuesto, decidí escribir esta entrada para dar mi punto de vista. Además, cabe destacar que actualmente, dicha incertidumbre, ocupa el 33% de mi sesión psicológica semanal (el resto se divide entre mi historia con Nerea y otras cosas que ya conté). Y considerando que estoy también bajo tratamiento psiquiátrico, bueno, digamos que como me dijo una amiga, si el propio entorno no ayuda, más difícil se hace aún, el salir adelante.
Soy analista política desde siempre. Me preocupa que la gente pase hambre, desde que yo misma y mi familia, lo pasamos en los 90. Esta entrada, es un análisis de la situación política, económica y social actual, que sucede aquí en mi país, Argentina. Todo lo que van a leer a continuación, no es más que mi humilde opinión como ciudadana. No se le debe ser atribuida a ningún partido ni espacio político de ninguna índole. Habiendo aclarado este punto, comencemos.
Primero, quiero explicar el título de la entrada. Hace poco me compré un Ajedrez para ciegos. Supongo que lo correcto sería decir que es un ajedrez adaptado, ya que podemos jugar tanto personas que no vemos, cómo personas que ven. Bien, es un juego con el que me entusiasmé muchísimo, y al que le dedico bastante tiempo. Ayuda a reflexionar, a armar nuevas estrategias, a pensar, como me gusta a mí, y como estoy acostumbrada, con lógica. ¿Pero, qué tiene que ver esto con lo que dije al principio?
Pensemos en la situación política actual del país, como en un tablero de ajedrez. Cada uno, va haciendo sus propios movimientos, pensando su estrategia para ganarle al contrincante. Pero en este tablero imaginario, las cosas no son como en el convencional. Podemos observar 5 jugadores, que compiten por llegar a la casa rosada. Las blancas, las grises, las verdes y las negras por un lado, y como separándolos, podemos poner a los peones por el otro. ¿Y si los simbolizamos con el color rojo, estaría mal?
Sí, ya sé. Mi artículo es tendencioso. Obvio que lo va a ser. Es mi opinión, y mi sitio web, por ende, al menos hasta ahora, como dice Baglietto, “La censura no existe mi amor”. ¿Continuamos? En el juegotradicional del ajedrez, si un peón logra llegar al lado contrario, se convierte en alguna de las piezas especiales del tablero. Y sin duda, la pieza con más facilidad de movimiento, es la dama. Y es que claro, al convertirse en dama, adopta todos sus movimientos y características. Pero en la realidad, parece no ser así.
Oportuncrisis
Creo que no tengo que citar el capítulo de Los Simpson en el que Lisa le dice a Homero que en chino, la palabra crisis, significa oportunidad. ¿Y en nuestro caso, oportunidad para quién? Porque es claro que desde hace unos años, estamos en una crisis de la que no solo nadie nos pudo (o nos quiso) sacar, si no que además, fue empeorando cada vez más. Argentina pareciera estar girando en círculos bajo las mismas premisas, bajo los mismos de siempre. A pesar de ser los grandes actores y causantes del desplome del poder adquisitivo de la clase trabajadora, no solo se siguen postulando, si no que además, siguen ganando. La pregunta es: ¿Hasta cuando? Bueno, en realidad, así era. Hasta que un nuevo actor vino a patear el tablero.
Las verdes y el colmo de lo imposible
Una sociedad despolitizada, con hambre y cansada de vivir cada vez más para la mierda, harta de los mismos de siempre, son el cultivo perfecto para la aparición de personajes como este. Un tipo carismático, con un discurso en contra de los políticos tradicionales (la casta chorra y parasitaria) y con la promesa de llenar de dólares el país, ha sabido ganarse al 30% del electorado. Pero no solo es esto. Con ideas que retrasan años, en contra del feminismo, de las personas con discapacidad, de la identidad de género, de la legalización del aborto, de la enseñanza de la ESI en las escuelas, de la educación y la salud pública entre otros, si ganara, representaría un enorme retroceso para todos esos derechos que supimos conseguir. Y eso, es innegociable. Pero sigamos.
,Su candidata a vicepresidenta, es una acérrima negacionista del terrorismo de estado ocurrido entre los años 1974 y 1983. Para quienes leímos el nunca más, para quienes vimos la noche de los lápices, la fuga, y tantas otras series, películas y libros que nos cuentan la historia de aquellos años, para quienes vivimos la desaparición de Jorge Julio López en plena democracia, no solo es un insulto a nuestra inteligencia, si no, a nuestra memoria. No podemos permitir que personas con ideas tan nefastas nos gobiernen. Tenemos que ser partícipes de nuestros propios destinos, de nuestras propias decisiones. Tenemos que conservar los derechos que a pulso, y con la lucha de muchos compañeros y compañeras que estuvieron antes que nosotros, nos hemos ganado. Sus muertes, no tienen que ser en vano. Y ahora te preguntarás, ¿Entonces, qué hacemos?
Las negras, la seguridad y los jubilados
Esta mujer, no solo es responsable de la desaparición y muerte de Santiago Maldonado, Rafael Nahuel, y la doctrina Chocobar, 3 de los peores delitos contra la vida humana ocurridos en democracia, si no que además, formó parte de los peores gobiernos de nuestra historia en los últimos años. El de Macri, el de de la Rúa, el de Menem. Impulsó leyes en contra de los jubilados y los trabajadores, impulsó protocolos de libre represión a manifestantes por parte de la policía durante su cargo como ministra de seguridad de la nación, entre otras tantas cosas que podemos leer en su propia biografía en wikipedia.
Las blancas, y el síndrome del mal menor
Sin duda, teniendo una crisis económica como en la que nos encontramos actualmente, es obvio que cualquiera de estos 4 personajes, va a aplicar un ajuste al bolsillo de la clase trabajadora, ya sea para cumplir con los compromisos internacionales, como ya lo hizo este tercer candidato a presidente, o para dolarizar la economía, como pretende hacer el otro descarado. Sin entrar en la carrera política de este personaje, podemos decir que a pesar de que su política como ministro de economía haya sido nefasta y desastrosa, para muchos, es el nuevo mal menor. Sí, como lo hubiese sido Scioli en 2015, si no hubiese ganado Macri.
Las grises y la prueba de que estamos rodeados de viejos vinagres
Este cuarto candidato, no solo nos demuestra que la vieja política y rancia sigue ocupando un lugar en la escena nacional, si no que además, también podemos ver que continúan fragmentándose entre ellos, sin llegar a acuerdos para conseguir un consenso general, que les permita seguir haciéndose con el poder. Acá no sé qué pensaría Perón realmente, y no me interesa. Quizás, el día de mañana, podamos reflejar posibles pensamientos de seres ya fallecidos con la inteligencia artificial. Ya es posible clonar voces humanas. No me extrañaría. Pero mientras tanto, sigamos con los “vivos”, que de esos, ya tenemos bastante.
La historia prosigue pero amigo yo ya la vi
Si tenemos un poco de memoria, la incapacidad del radicalismo en los 80 para contrarrestar la crisis económica dejada por la dictadura militar, terminó en un estallido social en 1989, que propició la asunción del peronista Carlos Menem como presidente, incluso con el apoyo de partidos de izquierda. Tiempo después, este señor dijo: “Si yo hubiese dicho desde un principio lo que iba a hacer, nadie me hubiese votado”. El 1 a 1 (1 peso argentino igual a 1 dólar estadounidense) promovido e implementado por su ministro de economía, junto con la reducción del gasto público despidiendo a trabajadores, fue lo que hizo que la crisis, no encontrara punto de retorno. Privatización de empresas, privatización de las jubilaciones, entre otras medidas antipopulares, permitieron que en 1999, el radicalismo ganara de nuevo las elecciones. Pero claro, no se puede arreglar en un año o 2, o 4, lo que se destruyó en 10, aunque así se quisiera hacer, cosa que claro, no sucedió.
Un nuevo estallido social tuvo lugar en 2001, lo que dio pie para la asunción de Eduardo Duhalde como presidente, y posteriormente, los Kirchner. La bonanza económica de aquellos años, se debió a un aumento en las exportaciones, cosa en la que no solo se vio beneficiada la Argentina, si no todos los países de la región. Brasil y Venezuela, también con gobiernos populares, aprovecharon estos enviones para afianzar un espacio político propio. De ahí salió, el Nac&Pop (Nacional y Popular). Pero como tenemos “El karma de vivir al sur”, las buenas nuevas, no pueden durar para siempre.
La crisis financiera de 2008, fue desencadenando en los años posteriores, medidas antipopulares por parte de la entonces presidenta, Cristina Fernández de Kirchner. Esto no solo provocó el decaimiento de su espacio político, si no, la asunción de un jugador imprevisible.
Prometiendo una lluvia de inversiones que nunca llegó, endeudando al país por años con el préstamo más grande de la historia pedido al FMI (del que no vimos ni un dólar), con el caso de los “Panamá Papers” y las escuchas telefónicas de por medio, El gobierno de la alegría, bailando al ritmo de Gilda, llegó para dar un discurso que venía a “cambiar”, con que estábamos viviendo hasta entonces. Y sí, cambió. Pero para peor en el caso del pueblo, y para mejor en el caso de sus amigos empresarios. En 2019, las paso propiciaron de la mano de Alberto Fernández, y con una jugada de Cristina Kirchner que, sin ser simpatizante suya, logró mi admiración política, la victoria nuevamente del peronismo. La corrida cambiaria después de esas elecciones paso del 2019, perpetuada por el entonces presidente Macri, permitieron aún más la devaluación del salario.
Pero ahí, no estaba todo dicho. Con la gente festejando en la plaza de mayo el 10 de diciembre, se creía que la buena vida iba a volver. Pandemia de por medio, devaluación aún más fuerte de la moneda, imposibilidad de ejercer control de precios, inflación de más del 100% anual y leyes antipopulares como la ley de alquileres, el gobierno de Alberto Fernández, es uno de los más incompetentes que tuvimos. Sin embargo, como ya mencioné, un candidato propuesto por su espacio político, es quien más chances tiene de llegar a la presidencia.
Los peones rojos, no se convertirán en damas
Está claro que parte de la sociedad, está descontenta (y con toda razón) con las políticas económicas llevadas a cabo por los 2 últimos gobiernos más que nada, pero a mi parecer, no podemos dejar de lado que la crisis como ya dije, empezó muchísimo antes. Lo que realmente me preocupa, es que la izquierda no haya podido capitalizar en estos últimos 4 años ese descontento social para llevar a la clase trabajadora a una competencia más firme en la escena política.
Entendiendo a la izquierda
Hay que aclarar, que la izquierda no es un partido tradicional. Por ejemplo, vayamos al nombre del espacio político: “Frente de Izquierda y de los Trabajadores”. ¿Suena lindo, no? ¿Pero, quienes tienen noción realmente de la diferencia entre izquierda y derecha? Los partidos de centro derecha o derecha directamente, no tienen este tipo de nombres. El de Milei, para mí debería llamarse: “Frente de la Derecha y de la Sumisión al Imperialismo Yanqui”. El de pato, “Unión por Derecha para la Represión y el Ajuste”. El de sergio, “Frente de Derecha patriótico para los Empresarios”. Y el cuarto, no se me ocurre. Hasta acá llega mi imaginación. A lo que quiero llegar, es que con el uso de las palabras y el discurso político, disfrazan la verdad adornándola con algo biensonante, al estilo de los espejitos mágicos. Y gran parte de la sociedad desafortunadamente, absorbe esos discursos. Aún así, atribuir el medio triunfo de la derecha solo a la semántica, sería por mi parte un grave error. La criminalización de la protesta social, la demonización de la izquierda por parte de casi todo el arco político independientemente del partido al que pertenezcan (al estilo de la comuna de parís) hace que sean estos los malos de la película, por ser violentos, por estar en contra del resto, y hasta por usar IPhones o comprar dólares, entre otras ridiculeces.
Lo cierto es que los partidos de izquierda, están para concientizar a las minorías y a la clase trabajadora en su conjunto, sobre los derechos que tienen, para conservarlos, y los que aún no saben que deberían tener, para luchar por ellos. Pero evidentemente, esto no es tan fácil, si la derecha continúa ganando terreno. Una salida por derecha como la que se plantea con Milei, si logramos sobrevivir como una nación independiente, traería 4 años después, en una nueva posible salida peronista, como ocurrió en 2015, como está ocurriendo ahora. Por esto que decía anteriormente, del síndrome del mal menor. La porción de la sociedad que está realmente politizada, sí vota de acuerdo a sus ideas y convicciones. Pero ni son los muchos, y además, en los casos en los que pueden elegir entre varios candidatos, deciden votar a este mal menor.
Una persona que hace muchos años hizo campaña por el peronismo, me contó que en esas elecciones, había votado a los comunistas. Porque no iba a votar a todos esos chorros de mierda. Y se mantuvo en su postura hasta el 2015, cuando decidió votar a Scioli, para que no asumiera Macri. Y no es el único caso. Todas esas personas saben que la izquierda no va a ganar como partido. Pero sí comprenden las implicancias que conlleva tener una ideología socialista. En este sentido, sí se puede decir que son personas politizadas y con conciencia de clase, a pesar de su elección en el cuarto oscuro. Pero claro. Eso es para elecciones generales, o más precisamente para el balotaje. En las paso, sí se suele demostrar su convicción política. Y ahí es donde me preocupa que, a pesar de conservar su base electoral, la izquierda no haya capitalizado alguna porción del electorado, para incrementar su participación y seguir enfrentando al establishment.
Algo está por llegar, algo está por venir…
Lo que va a suceder en octubre, es sin dudas el peor de los pronósticos. O gana Milei, o gana la represora, o gana el mal menor. Ninguno de los 3 candidatos con mayores probabilidades, tiene un plan que incluya la mejora de la calidad de vida del pueblo. Es más, todo lo contrario. Porque más allá de dolarizar la economía o no, sí es cierto que quienes nos manejan y nos van a seguir manejando la agenda económica y social suba quién suba, es nuestro “bien amado” Fondo Monetario Internacional. Y es que, si vos pedís plata prestada, el prestamista es quien pone las condiciones para su devolución. Pero eso no es todo. Los que reniegan de la casta chorra y parasitaria, no solo llegaron a donde están ahora de la mano de sus amigos empresarios, si no que además, están a favor de las políticas implementadas por un tal… Domingo, ministro de economía de los 90, y en la última parte del gobierno de la alianza. Sí, así es. El señor que implementó el tan recordado, corralito financiero. Hay nombres que no deben pronunciarse, porque traen mala suerte. Y si bien no soy supersticiosa, para ciertas cosas, es creer o reventar.
Ahora, recapitulemos. El candidato a presidente, es admirador de las políticas implementadas por ese ministro de economía de los 90 y responsable del corralito del 2001. Y su candidata a la vicepresidencia es una acérrima defensora de la teoría del supuesto terrorismo comunista que asoló nuestro pobre país, y que la fuerza militar en su conjunto, tuvo que erradicar por el bien de la patria. Entiéndase el sarcasmo, por favor.
Pero mucho más allá de nuestros derechos, que como ya dije son innegociables, lo que vayan a hacer económicamente, definitivamente va a afectarnos como sociedad. En el peor de los casos, nosotros mismos o amigos, conocidos, familiares y personas a las que queremos mucho, podríamos quedarnos sin trabajo. Y no podemos permitir que sigan degradando la calidad de vida del pueblo trabajador en beneficio de los empresarios, los acreedores extranjeros, o sus propios bolsillos. El clásico “roba pero hace”, se tiene que terminar. Pongamos un ejemplo. Vos tenés una casa que mantener, y te endeudaste con las tarjetas de crédito. Lo lógico sería pagar las cuentas. Pero no si para eso, te quedás sin comer. Porque si es así, entonces “la casa no está en orden”. Además, hay que destacar que gran parte de esa deuda externa, corresponde a la privatización de deudas de empresas durante la dictadura. Es como cuando el tesoro de Estados Unidos le prestó dinero a los bancos durante la crisis financiera de 2008, para disminuir un poco su impacto. La principal diferencia, es que ellos tienen con qué, aunque sea de igual forma, con los impuestos pagados por el pueblo. Nosotros, no solo no tenemos esa cantidad de dinero, si no que tenemos que comprender, que esa deuda no fue contraída por el pueblo. Y por ende, no es este quien tiene que pagarla.
Creo que tenemos que entender y explicar, que la gente que ven en las listas de esos candidatos, son los mismos que vienen gobernando u ocupando un lugar como supuestos servidores públicos durante los últimos 20 a 40 años. Que formaron parte de alguna u otra manera de todos los gobiernos. Que siempre se asociaron al empresario que mejor concuerde con sus intereses. Que dieron beneficios a militares condenados por delitos de lesa humanidad. Que mantienen en las fuerzas policiales a muchos de los oficiales de aquella época. Que reprimen a los manifestantes que protestan por una mejor calidad de vida. Y porque dijimos como sociedad, “Nunca más un 24 de marzo de 1976”. Pero para todo esto, tenemos que informarnos, politizarnos, prestar atención, analizar, leer sus propuestas, y recién después, ir a votar. Porque, sí. Ahora mismo, los peones no se convertirán en damas. Pero si todos aportamos un granito de arena, estoy segura que en algún momento, va a pasar. Y ese va a ser el verdadero jaque-mate. Una sociedad en la que cada uno de nosotros, tenga voto y participación sobre cualquier decisión. Como dijo Rosa Luxemburgo: Por un mundo donde seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres.
El 4 de enero de cada año, se celebra el día mundial del sistema de lecto escritura braille, en conmemoración del nacimiento de su creador, el francés Louis Braille, el 4 de enero de 1809. Con tan solo 16 años, creó un sistema de puntos en relieve, basándose en un sistema que se había utilizado durante la guerra, mediante el cual, el alfabeto y su simbología, eran representados con una serie de puntos combinados, que iban conformando cada carácter. Este sistema, se fue perfeccionando y modificando, hasta ser adoptado en enorme cantidad de países e idiomas. Es importante destacar que, el braille no es un idioma, una lengua como tal. Si no, un sistema de escritura y lectura, como ya dijimos. Entonces, este no se traduce, se transcribe. Es como pasar un video a texto, o cambiar un escrito de imprenta a cursiva. Así como ustedes tienen este tipo de letras, las personas con algún tipo de discapacidad visual, tenemos el Braille.
Es sin duda, la forma que tenemos desde nuestra infancia, para comunicarnos a través de la escritura y la lectura. A través de cuentos, revistas de opinión con artículos de diverso interés para los niños, que organizaciones que mencionaremos más adelante, nos enviaban de forma gratuita mensualmente, o que podíamos leer en la escuela para chicos con discapacidad visual, nos introducíamos en aquel mundo repleto de palabras, historias, e imaginación. Incluso, las escuelas tenían sus propias bibliotecas con libros más de otros estilos. Desde novelas, diccionarios, hasta libros de musicografía, mapas, libros de ciencias naturales, entre otros tantos. Y estos, en caso de que no estén en la escuela, y sean requeridos, pueden conseguirse a préstamo también, en otras instituciones. Más adelante, mucho antes de tener una computadora, en mi caso al menos, comencé a utilizar el sistema braille, no solo para leer, si no también para escribir. Mis primerass canciones, poesías e historias, fueron escritas en braille. Fue muy importante, porque apartir de su creación, este sistema nos permitió a las personas con discapacidad visual, acceder a algo tan pero tan básico, como la propia educación. Como el arte, la literatura. En sí, al conocimiento.
Una de las desventajas del braille, es que sus hojas son muy gruesas, ya que los puntos no deberían borrarse con el paso del tiempo. Otra, es que, al necesitarse un tipo de hojas especiales, estas son muy costosas, y el tamaño de los libros, es enorme. Para dar una idea de esta magnitud, la biblia, uno de los libros más conocidos de la historia, tiene 24 tomos, y todos juntos uno encima del otro, serían desde el piso, hasta el techo de una casa. Sí, así es. De 2 a 3 metros aproximadamente.
La forma más tradicional de escribir en braille, es mediante una “pizarra”, una especie de tableta de plástico o metal, que contiene 30 casilleros por renglón. Cada casillero contiene divisiones entre los 6 puntos del sistema braille, y 9 renglones en total. Luego, esa pizarra se pasa hacia abajo, para continuar escribiendo en el resto de la hoja. Y para hacer los puntos que conformarán nuestras letras y símbolos, utilizamos un punzón, que viene en distintos modelos, el cual tiene una punta de metal que perfora la hoja. Al darla vuelta, podemos leer lo que acabamos de escribir. Sí, con este método, el braille, se escribe de derecha a izquierda, y se lee de izquierda a derecha.
Después, tenemos las máquinas braille. Son aparatos muy costosos, pero la ventaja es que, poseen una tecla por cada punto, y una especial para el espacio. Entonces, pulsando varios puntos a la vez, podemos tener más fluidez a la hora de escribir, en lugar de hacerlo uno por uno, como con la pizarra.
Y después, tenemos dispositivos muchísimo más costosos que los anteriores, que no solo permiten escribir textos, si no que, hacer libros con dibujos. Si, hablamos de una impresora braille. Básicamente tenés que elegir si comprarte una de esas, o un departamento. Aquí encontramos otra de las desventajas. Al requerir un enorme costo para su fabricación, los dispositivos disponibles para el braille, son extremadamente caros, e importados. Entonces, si se dañan, en muchos casos, hay que llevarlos a su país de origen para su reparación. Pero en fin. Con estas impresoras, podemos hacer libros que contengan relieve. Ya hablé de los libros de mapas, pero cuando hicimos con un gran amigo mío, el proyecto de Mafalda en Braille, así es, la primer historieta del mundo en este sistema, se utilizó para el armado de los dibujos, una impresora braille, que tiene la Editora Nacional Braille, dependiente del gobierno nacional. Como podrán leer en la nota, las 30 tiras se editaron no solo en braille, si no también en sistema de audio, para quienes no saben braille. Y es que, para quienes adquieren su discapacidad visual de grandes, les es más difícil aprenderlo.
El braille, no solo es importante en el ámbito de la educación o el entretenimiento. Está presente en nuestro andar cotidiano, y de muchísimas formas. Desde medicamentos con su nombre en braille (tema sobre el que se está por tratar una ley) hasta las barandas de las escaleras de los subtes u oficinas, pasando por los ascensores, que tienen los botones en braille, para que sepamos qué piso debemos marcar. E incluso las cartas de muchos restaurantes, están en braille para que tengamos independencia a la hora de ir a comer a algún lugar. Porque, lo que brinda el braille a las personas con discapacidad visual, es precisamente eso. Independencia, autonomía. El poder manejarnos en la mayor cantidad de situaciones posibles, sin la necesidad de que otra persona, tenga que leernos las cosas. Tal vez, y solo tal vez, algún día tendremos todos los medicamentos, y no solo algunos, con instrucciones en braille. Y quizás, los alimentos también estén etiquetados en braille, para que sepamos qué queremos comprar, y de que marca, o qué ingredientes contienen. Pero hay un largo camino que recorrer todavía para llegar a estas cuestiones. Lo importante, es siempre ir avanzando, y como yo digo, ver el lado bueno.
El braille y la tecnología
Aquí, hacemos un capítulo aparte. Muchas veces se habla de la llegada de la tecnología, y de como esta irrumpió en la vida de las personas con discapacidad, las cuales dejaron de lado al braille, por utilizar lectores de pantalla que convierten a voz, todo lo que aparece en la misma. Yo creo en lo personal, que la tecnología no vino a reemplazar al braille, si no a complementarlo. Cierto es, que si vamos a hacer un trabajo práctico para la facultad, hoy en día es más fácil hacerlo en word, que escribir con pizarra y punzón. E incluso, buscar el material en internet, en lugar de imprimirlo en braille. Pero, acá hay 2 cosas. La primera, es que no todos podemos adaptarnos a las tecnologías en igualdad de condiciones. Entonces, debe seguir existiendo material en braille, o la posibilidad de imprimir material digitalizado en este sistema, para que quienes no tienen facilidad para la utilización de las nuevas tecnologías, puedan aprender, en igualdad de oportunidades. En este sentido, dejo aquí 3 instituciones que se encargan de estos servicios, entre muchos otros, y productos que brindan a las personas con discapacidad, la posibilidad de ser, como ya dije, mucho más independientes a la hora de estudiar, entre otras cosas. La ya mencionada Editora Nacional Braille, la Biblioteca Argentina Para ciegos, y por último, la Asociación civil Tiflonexos. Y la segunda, es que, en algunos casos, es mucho mejor utilizar el sistema braille, que la voz de un lector de pantalla. A la hora de leer código de programación, o de estudiar inglés, por ejemplo. Es más fácil realizar estas tareas, con un dispositivo denominado Línea braille. Expliquemos un poquito mejor qué es esto.
Con el auge de la tecnología y los lectores de pantalla, se crearon estos dispositivos que poseen de 1 a 4 renglones, y que reemplazan la voz, por el sistema braille, y el teclado, por comandos del propio dispositivo. Para estos, se creó un sistema de braille de 8 puntos, en lugar de los usuales 6, el cual se llama “Braille computarizado”, y permite escribir mayor cantidad de símbolos que con el convencional.
Además de ser útil para lo que ya mencioné, es imprescindible para las personas sordociegas, quienes utilizan las líneas braille, para interactuar directamente con la tecnología. Estos dispositivos, pueden conectarse a celulares, computadoras o tablets, independientemente del sistema operativo y del lector de pantalla. El lector, actúa como intermediario entre este dispositivo y la computadora. Así como se utiliza la voz, para las personas ciegas, ellos utilizan el braille.
Muchos de estos dispositivos, son extremadamente caros. Al igual que otros como el Braibook, un libro electrónico para ciegos, de bolsillo. Su costo es muy elevado, e impide que muchas personas, puedan adquirirlos.
Como venimos diciendo, el braille, no solo no pasó de moda, si no que además, se integró a la tecnología, en lugar de que esta lo reemplace. Esto hace del sistema braille, un sistema muchísimo más vigente que antes, y mucho más necesario. Es más, a mí me gusta mucho escribir desde el celular, y para ello, utilizo una aplicación denominada teclado braille, la cual, crea los puntos en la pantalla táctil del teléfono, y nos permite, pulsando con los dedos de forma simultánea, similar a como lo haríamos con una máquina de escribir en braille, si bien no escribir exactamente a la velocidad a la que lo haríamos con una computadora, sí muchísimo más rápido que cuando utilizaba el teclado qwerty que todos usan. Pueden saber más sobre esto en esta entrada de mi blog, Escribiendo a ciegas en Android. Es por todas estas razones, por las que decido en esta oportunidad, conmemorar el 4 de enero, como el día mundial del braille. Para concientizar a la sociedad de que es un sistema que ayuda a muchísimas personas, y en infinidad de formas. Y para que tomemos conciencia de la importancia que tiene, como vengo diciendo, en la autonomía, y en la independencia de las personas con discapacidad visual.
A raíz de este artículo del sitio “redacción”, titulado: Ejemplo de personas con discapacidad que cosifican, es que decidí hacer una pequeña reflexión en mis redes sociales. Viendo las repercusiones que tuvo, al día siguiente, se me ocurrió que podría ampliar ese texto, contando ejemplos propios, de experiencias personales y de otras que conozco, además de reflexionar sobre la situación actual de las personas con discapacidad en la sociedad. También, pensé que esta, era una fecha ideal para publicarla, ya que, el 3 de diciembre, es el día internacional de las personas con discapacidad. En fin, primero, les dejo el post en cuestión, y después sigo con el resto de las reflexiones.
Salimos, nos emborrachamos, tenemos familias, llevamos a nuestros hijos al médico, hacemos trámites, pagamos cuentas, impuestos, trabajamos, cocinamos. Somos personas comunes y corrientes. No somos ni superhéroes, ni ejemplos de vida, ni nadie a quien se le tenga que tener lástima. Ninguna persona con discapacidad, debe ser tratada como ejemplo de nada, o por el contrario, como inútil, incapaz de hacer cosas. Porque primero somos personas como cualquiera en este mundo. Y después, tenemos una discapacidad. Si no sabemos hacer algo y te preguntamos, enseñanos. Si tenés miedo de que nos quememos, nos golpeemos, nos lastimemos, sacátelo. Solo haciendo las cosas, podemos aprender. Solo cuando se nos considera personas, podemos progresar. Es cuestión de que dejemos de ver a la discapacidad como una barrera, como una limitación. Y que la veamos como lo que es. Simplemente, una condición. ¿Tengo una discapacidad? Sí. ¿Hay muchísimas cosas que son difíciles? Por supuesto. Pero eso no quiere decir que no podamos hacerlas. El prejuicio positivista que tiene la sociedad por quienes tenemos una discapacidad, es realmente muy perjudicial. Tanto así, que hace que muchas de ellas no puedan conseguir trabajo, no sepan valerse en la vida, hasta mínimamente hacerse un té.
Construyamos todos juntos, una nueva sociedad. Libre de prejuicios, y de todo tipo de discriminación. Empecemos con nosotros, con el que tenemos al lado. Con nuestros hijos, padres, primos, sobrinos, amigos, familiares de amigos que tengan una discapacidad. No me admiren, no me idolatren, no me infantilicen. Trátenme como a cualquier otra persona que, simplemente, tiene una vida. Ni buena, ni mala. Solo, una vida. Y vivan también así, la suya propia.
Entre todas las repercusiones que hubo, la gente que pidió que lo pusiera público, y las reacciones, una amiga, que tiene una discapacidad visual también, comentó lo siguiente:
Y hay casos en que ni siquiera te idolatran, a menos que les convenga, y te rebajan a lo más bajo, teniendo que agradecer uno/a su supuesto buen trato. Y te dicen: vos no sé de qué te quejás, sos una persona privilegiada, hay gente que la pasa peor.
Otra amiga, añadió que una vez le dijeron, que tener una discapacidad, es una circunstancia de la vida.
He leído muchísimos términos sobre las personas con discapacidad. Desde que teníamos diversidades funcionales, hasta que teníamos capacidades diferentes. “Capacidades diferentes tienen los X Men”, dice una tuitera amiga mía. Y es cierto. Dicen que lo que no se nombra, no existe. Pero claro, la discapacidad no deja de existir por el hecho de que no se la nombre. Por supuesto que no. Pero sí se la invisibiliza, se la ignora, se la infantiliza, se le hace lo que se conoce, como discriminación positiva. En este post, pretendo desglosar, siempre bajo mi punto de vista, las formas en las que las personas con discapacidad, sufrimos diferentes tipos de discriminación positiva.
Estudio y trabajo
Es muy difícil, o hasta en algunos casos, imposible conseguir trabajo para personas con discapacidad. En la mayoría de los casos, gran parte del ámbito privado, no se los dan. ¿Y por qué no se los dan? Porque no pudieron estudiar lo suficiente, porque no pudieron entrar en un mercado en el que, cada vez exigen más conocimientos y experiencias, y que a cambio, ofrece muy poco. He sabido de personas cercanas que han tirado CV por todas partes y hacia todos lados, y nunca las han llamado. Y muchas de ellas, con títulos universitarios o terciarios incluídos. No tienen experiencia suficiente, no tienen los conocimientos requeridos, el puesto no está adaptado. El puesto, no está adaptado. Y claro. A veces, y solo a veces, suelen admitir que son ellos los que están fallando. ¿Qué requiere adaptar un puesto? Para quienes tienen una discapacidad visual, un lector de pantalla. Para quienes tienen sillas de ruedas, ascensores y rampas. Y así. O sea. Existen situaciones en las que la no contratación, podría ser justificable. Pero lo que realmente sucede, es que indirectamente, no quieren contratarnos. Y es que, hay muchísimos trabajos en los que podríamos desempeñarnos sin inconvenientes. Pero, para empezar, muchas empresas, desconocen siquiera que podemos utilizar un celular o una computadora. Mucho menos van a saber, que somos capaces de trabajar. En segundo lugar, el miedo. No están preparados ni capacitados para enseñarnos, ni para entender qué significa trabajar con una persona con discapacidad. Porque, es cierto que se requiere un tiempo extra, para explicarnos el funcionamiento del lugar. Tanto física, como virtualmente. Ubicación de los puestos, de los baños, hasta como manejarnos en sus sitios webs y apps internas, lo que ya sabemos, no es lo mismo para quienes tengan una discapacidad visual, como para quienes no, o incluso para quienes tengan otro tipo de discapacidades. Y, adaptar estas aplicaciones, estos puestos de trabajo, no es fácil de hacer. Pero esto no quiere decir, que sea imposible, claro que no. Si no nadie, tendría un trabajo en el ámbito privado.
Hay algunas empresas que no solo están adaptadas, en gran parte, para que trabajemos en ellas, si no que además, se ocupan de difundir la empleabilidad de personas con discapacidad. Lo que muchas veces no se sabe, es que quienes contraten a personas de comunidades vulnerables, tienen beneficios impositivos. Es decir, una reducción en el pago de sus impuestos. Esto implica que, si bien las tecnologías asistivas que necesitemos pueden llegar a representar un costo, este es compensado por esta reducción. Y muchos pueden decir, de ahí a accesibilizar nuestras apps o sitios webs, es otra cosa. Nada más lejos de la realidad. Sí es cierto que accesibilizar un sitio que ya está en funcionamiento, puede representar un costo alto. Pero la web, las apps, fueron hechas para ser accesibles. Y la accesibilidad, no debe ser algo que quede para después. Desde cualquier empresa y/o institución, ya sea del ámbito público como privado, se pueden usar las Pautas de Accesibilidad para el Contenido Web (WCAG). Las cuales poseen lineamientos para desarrollar sitios webs y apps, de forma accesible. Esto está disponible de forma totalmente gratuita, para todo el mundo, y es mantenido por el propio W3C, es decir, el propio consorcio global de internet. Pero no se trata, ni mucho menos, de accesibilizar sitios webs, oficinas y demás. La cuestión, es mucho más compleja todavía.
En una reunión de empresarios, escuché una vez que querían llegar al 85% de las personas con discapacidad, que no tenían trabajo. Desafortunadamente, aunque tuviesen las mejores intenciones, esto, es probable que mientras la cosa siga así, no sea posible. Los requisitos de contratación de las empresas, son demasiado altos para las verdaderas oportunidades de estudio, que tienen las personas con discapacidad. Cierto es, que al menos cuando hablamos de tecnología y/o programación, por dar un ejemplo, hay cosas que están mejorando. Ya he mencionado en otros artículos, a la Fundación Itgrarte. Se encargan, entre otras cosas, de brindar capacitaciones en lenguajes de programación, a personas con discapacidad, con perspectiva de accesibilidad. Y, otra cosa importante a destacar, es que tanto sus integrantes como los mentores de dichas capacitaciones, también tienen una discapacidad. Hay una frase que dice: “Nada sobre nosotros sin nosotros”, y creo que puede aplicarse perfectamente al trabajo que ellos realizan. La oportunidad de ingresar a un mercado que es tan demandado como el de tecnología, y que ofrece buenas remuneraciones, es algo que no se puede dejar pasar. Pero claro, desafortunadamente, aún falta mucho más por hacer. Y no son ellos, quienes deben hacerlo. ¿Porque, y los otros casos? ¿Y qué tal quienes estudian otras carreras, o estudian en institutos, universidades, o quieren estudiar en línea?
Muchas instituciones públicas y privadas, no están adaptadas ni en sus contenidos, ni en la capacitación a los docentes, para enseñar a personas con discapacidad. En la entrada Diferentes, ya expliqué lo difícil que fue para mí, y para muchos, estudiar programación. Un amigo que quedó ciego de grande, y que se había recibido de programador, me contó que cuando quiso convalidar su título, le dijeron que no podía, porque no había programadores ciegos. Él pensó lo mismo durante mucho tiempo, hasta que me conoció a mí. Hoy en día, está capacitándose por su cuenta con herramientas accesibles, y esperando su oportunidad, para entrar al mercado laboral. Muchísimas universidades, webs de cursos en línea, tutoriales y demás, no son accesibles. Entonces, pasa esto de que, por diversas razones, las personas no pueden estudiar la carrera que desean.
Según la ley, las personas con discapacidad debemos ser admitidas en cualquier institución pública o privada sin distinciones. ¿Pero, si nos admiten, y aún así la discriminación indirecta sigue existiendo, de qué sirve realmente? Cierto es, que en cuanto a los estudios, muchas cosas están cambiando, la creación de fundaciones como itgrarte, u otras ONGs que trabajan en la misma línea, por ejemplo. Y hay algunas universidades e instituciones, que ya tienen carreras orientadas a la accesibilidad. Pero falta un largo camino por recorrer todavía. Y vamos a intentar llegar a la raíz del problema, en las siguientes secciones.
La discapacidad y el estado
Existe otro gran jugador que se encarga de marginarnos aún más. Y es, el propio estado. Según la ley, el 5% del personal de las instituciones públicas (también alcanza a las privadas pero para estas no es obligatorio), debe tener una discapacidad. Esto, no solo no se cumple, si no que además, para quienes sí pueden conseguirlo, en su mayoría tienen sueldos bajos, que no llegan a cubrir la canasta básica. Por supuesto que tampoco tienen pensión por discapacidad. Automáticamente, al trabajar en blanco, esta se les quita. No se contempla que, además de los gastos habituales de cualquier persona, quienes tienen una discapacidad, deben también utilizar parte de esos ingresos, para otros gastos. Tratamientos, bastones, dispositivos, software especial, entre otros. Es justo decir que mucho de esto puede conseguirse con coberturas u obras sociales. Pero los trámites son muy engorrosos, y al ser costosos, en muchos casos, estas se niegan a cubrirlos. He de destacar, que esta ley del 5% obligatorio, no es ni una dádiva, ni una limosna. Como comenté en el artículo Orgullo 2021, la constitución nacional dice que toda persona que habite el suelo argentino, tiene derecho a un trabajo digno. El problema acá es, que no se nos considera personas. Por eso debe existir una ley, para que se respeten derechos que, tendrían que habernos garantizado desde el principio.
Sobre los trabajos en sí, existen también, programas de “capacitación laboral” brindados por el estado, al estilo de pasantías. En estos casos, lo que se les paga, es tan poco, que incluso es mucho más bajo que las pensiones, y el resto de los planes sociales. Lamentablemente, esa capacitación laboral, no te garantiza de forma alguna, que luego puedas conseguir un trabajo estable y bien remunerado en algún otro lado. Pero claro, somos privilegiados. Tenemos que estar agradecidos por lo que el estado benefactor, nos regala.
Otra gran dificultad, es la falta de accesibilidad digital y edilicia en todo tipo de instituciones públicas. Ya hablamos de eso en el tema del estudio, pero vamos aún más allá. Desde falta de rampas en edificios gubernamentales, hasta páginas inaccesibles para hacer trámites de todo tipo, e incluso bancos del estado con apps y sitios webs totalmente inaccesibles. Pasando por miles de cosas más, que si las nombro todas, no termino nunca. Pero por mencionar una específicamente, en cuanto a la accesibilidad digital, está el artículo que publiqué hace unos meses para la izquierda diario: la justicia le ordenó a la justicia, que el sitio web de la justicia, sea accesible. En este artículo, hablo de un recurso de amparo presentado por abogados ciegos, en el que le pedían a la corte suprema, que el sitio web del poder judicial, sea accesible. Teniendo en cuenta que la ley de accesibilidad web salió en 2010, se creería que todas las instituciones del estado habidas y por haber, deberían haber reacondicionado sus sitios webs para que lo sean. Sin embargo, no fue así, pero ni por asomo. Mientras que el resto de los abogados podían llevar adelante sus casos desde sus hogares durante la pandemia, los abogados ciegos tenían que concurrir a tribunales presencialmente para hacerlo. Este, es solo uno de los tantos ejemplos en los que los derechos de las personas con discapacidad, se ven vulnerados por ineficiencia del estado.
En cuanto a quienes no tienen ni siquiera los ingresos suficientes como para independizarse, bueno, imaginate que te querés ir a vivir solo/a. La mayoría, puede estudiar mientras trabaja, conseguir un trabajo de medio tiempo que te permita ahorrar alguito para poder luego, pagar un alquiler. Si tenés una pensión o un trabajo poco remunerado, esto es imposible. Muchos deben salir a trabajar en el transporte público, con todos los riesgos que esto implica, para poder mínimamente subsistir, sin la ayuda de padres o familiares.
Sobre los extranjeros con discapacidad, la cosa es muchísimo peor. Porque deben tener 20 años de residencia en el país, para poder acceder a una pensión. Si a eso le sumamos lo que ya dije sobre los estudios, y la falta de oportunidades para conseguir trabajo, la verdad, sí que se hace cuesta abajo. Acá siempre salta el odio de clase contra los migrantes. Que por qué no se quedan en su país, y demás cuestiones. Yo, soy de la filosofía del gran maestro León Gieco. El día que se reciba a un extranjero pobre, de la misma forma en la que se recibe a los ricos que vienen a saquear nuestros recursos naturales, así, y solo así, será de igual a igual.
La discapacidad en los medios
Durante toda mi vida, me han hecho entrevistas de todo tipo, y por variadas situaciones. Además, conozco muchas notas y entrevistas hechas a personas con discapacidad, bajo la misma premisa. Siempre, destacando la discapacidad, por sobre la persona. El logro, la valentía, la lucha, la fuerza para salir adelante, para triunfar, a pesar de la adversidad, de las circunstancias que juegan en contra. Lo que se conoce, como resiliencia. No tengo duda alguna de que salir adelante, no es fácil. Pero tener una discapacidad, es una condición más de la vida, como cualquier otra. Y tenemos que aprender a vivir con, y a pesar de ella. La difusión de los medios, no hace más que perpetuar algo de lo que ya venimos hablando. La idolatría, la infantilización, la compasión, la lástima, la admiración, por cosas que, claro está, puede hacer cualquier otra persona, sin ningún inconveniente. ¿Por qué lo que para ellos es normal, para nosotros es digno de ser admirado? ¿Por qué no se comprende que podemos tener una vida como la de cualquier otra persona?
Cuando con mi amigo Javier, hicimos el proyecto de Mafalda en braille (acá enlazo al cuentito que escribí pero se puede googlear para saber más información) pasó que, muchísimas veces, me llamaban a mí para entrevistarme, y no a él, aunque el proyecto lo habíamos hecho ambos, y con igual participación en el mismo. Evidentemente, para los medios era más rentable a nivel difusión e interés, entrevistar a una persona ciega. Y así, los casos son tan infinitos, que serían incontables. La razón por la que participé de todo aquello, fue porque era importante darlo a conocer, para que cada vez más personas con discapacidad visual, se enteren que ahora podían leer la primer historieta en braille del mundo. Pero jamás dejé de destacar la participación de mi amigo, y de mencionar que sin él, ese proyecto jamás habría sido posible. Después de los bombos y las fanfarrias, el interés por continuar el proyecto por parte del gobierno, no solo decayó, si no que desapareció definitivamente. Todavía se pueden conseguir las 30 tiras que hicimos, en la editora nacional braille.
Como en todos los puntos que intento tocar, acá también hay que tratar de buscarle el lado bueno. En este sentido, este año comenzó a cambiar un poco la cosa. El gobierno nacional, publicó un documento titulado: Recomendaciones para el tratamiento responsable de la discapacidad en los medios públicos. Claro que no alcanza a los medios privados, es obvio. Pero al menos, es un avance. Falta que los medios de difusión masiva lo conozcan, y lo implementen, para tratarnos como lo que insisto, realmente somos. Personas con discapacidad.
Lo discapacitante es el entorno
Hay una frase que dice que, la discapacidad en sí no está en la persona, si no en el entorno que la rodea. Es decir, mientras más acceso tenga a la accesibilidad en todas sus formas, menor serán las dificultades que deba enfrentar con respecto a su discapacidad. A lo largo de mi vida, me ha tocado conocer infinidades de historias y experiencias referidas a esto. Por lo que vamos a poner un ejemplo. Hay 2 personas con discapacidad motriz. Mientras que los padres de una de ellas tienen excelentes ingresos económicos, los de la otra no. Entonces, una de ellas puede tener un chofer que la lleve a todos lados, sillas de ruedas diferentes dependiendo de la situación, incluyendo una que le permite disfrutar del agua, ya que puede flotar en ella. Por el contrario, en el segundo caso, ni siquiera pueden comprar una silla de ruedas, por lo que la persona se pasa la vida arrastrándose para llegar a todos lados. Cuando después de muchos intentos, la obra social, o cobertura estatal, o cualquier entidad pública le consigue la silla, esta persona tiene las piernas tan deformadas, que ya no le sirve de nada. Lo ideal, sería que ambos tengan las mismas posibilidades y oportunidades de conseguir lo que necesiten, para mínimamente, tener una vida digna. Desafortunadamente, esto no solo no es así, si no que es aún muchísimo peor. A menor cantidad de recursos, mayor es la falta de accesibilidad en todos los aspectos de la vida. Incluso, se sabe que en los países desarrollados, debido a los grandes avances tecnológicos y al mayor acceso a ellos, las personas con cualquier tipo de discapacidad, tienen una mejor calidad de vida. Y claro, es obvio que si podés comprarte algo en tu país, tengas más posibilidades de hacerlo, que si tenés que traerlo del extranjero. Es más, aunque puedas traer un producto importado, al no tener soporte local, en caso de daño, este quedaría inutilizable, o tendrías que pagar nuevamente, para llevarlo a reparar a su país de origen.
La sociedad
“…Tenés que venir con alguien, no tenés que andar solita. ¿Vos andás solita para todos lados? No deberías, con lo peligroso que está todo. ¿No tenés quién te acompañe? ¿Te espera alguien afuera?” Fragmento del cuento: La profe piola. ¿Alguna de las preguntas anteriores, te suenan familiares? ¿Nunca quisieron acompañarte a tu lugar de destino, porque pensaban que no podías llegar sola? ¿Nunca yendo a un hospital, o a hacer un trámite, le preguntaron tus datos, o le dieron indicaciones, o le hablaron a la persona que estaba al lado tuyo, en lugar de a vos? ¿Nunca te exigieron que vayas con acompañante a un hospital, diciéndote que si no, no podían llevarte, porque no podías ir sola? ¿Nunca te preguntaron si sabías cocinar, lavar la ropa, limpiar? ¿Nunca te preguntaron como hacías para… tener relaciones sexuales? ¿Nunca te dijeron angelito de Dios? ¿Nunca te dijeron que ayudándote, estaban haciendo la buena acción del día, que ya tenían el cielo ganado? ¡Mirá! ¡Un ciego con un bebé! ¡Qué lindos los nenes! ¿Seguro son tus ojos, tu luz, tu guía, no? ¿En serio sos programadora? ¡Para mí, es como si me dijeras que fuiste a la luna y volviste!
Estos, son solo algunos de los tantos ejemplos, de lo que la sociedad piensa de las personas con discapacidad. Básicamente, nos ven como incapaces, infantiles. Sí. Como niños que, no solo no aprendemos a realizar tareas básicas, si no que nunca las vamos a aprender. Exacto. Para gran parte de la sociedad, fuimos, somos, y seremos niños eternos. Y, aunque en muchos casos estas preguntas pueden parecer inofensivas, en otros, es mucho más grave, porque se vulneran los derechos que tenemos como ciudadanos, como habitantes de una nación; como personas adultas, integrantes de una sociedad.
Uno de los hechos más graves que recuerdo, fue cuando empecé a buscar alquiler. Llamé por teléfono a una inmobiliaria, concerté una cita para visitar un departamento, y fuimos en patota a verlo. Mi familia, y 2 amigas, una de ellas, también con su hija. O sea. Personas adultas ciegas, y varios niños. Lo que me suele suceder a mí, es que nunca menciono por teléfono que tengo una discapacidad. No lo veo necesario. No me parece algo relevante de mencionar. O sea, sí, tengo una discapacidad, lo sé. No es que lo niegue, ni mucho menos. Pero es algo con lo que convivo desde que nací. Que ya tengo totalmente asumido. Y, a pesar de eso, puedo desempeñarme en casi todos los aspectos de mi vida, sin inconvenientes. Entonces, cuando llamé a esa inmobiliaria, tampoco se lo dije. En fin, llegamos, tocamos el timbre, y abrió la puerta:
—Disculpame, pero yo no te puedo alquilar a vos.
—¿Por qué? Pero si todavía ni hablamos, no entramos ni a ver el departamento.
—NO, lo que pasa es que vos sos especial, ustedes son especiales. Yo tengo 2 sobrinos hipoacúsicos, y ustedes tienen otras necesidades, otras cosas. Yo tengo que hablar primero con el consorcio, a ver si los aceptan. A ver si el departamento está como para que lo puedan habitar.
Ante estos comentarios, le expliqué que nunca había tenido ese tipo de problemas, y que jamás me habían hecho ese tipo de cuestionamientos. Que yo, consideraba que me estaba discriminando. Me respondió que no, que no era discriminación. Que yo tenía que entender que tenía una “capacidad diferente” (otra vez ese término) y que había edificios o departamentos, que podrían no estar aptos para mí. Una de mis amigas intentó filmar lo que ella decía (es abogada) pero no se grabó, lamentablemente. Evidentemente, sí lo consideré un hecho de discriminación. Consulté al INaDi, y me dijeron que, lean bien: yo tenía razón. Según la ley, y la propia convención de los derechos de las personas con discapacidad, la única que puede decidir si puede vivir o no, en cualquier tipo de vivienda, es la propia persona con discapacidad. Exacto. Ella, y nadie más. Como cualquier otra persona sin ninguna discapacidad.
Otra de las situaciones en las que esta discriminación se vuelve grave, es cuando hablamos de los delitos cometidos por las propias personas con discapacidad. ¿Pero, qué ustedes no eran todos angelitos? No. No, no, y no. Las personas con discapacidad somos personas, como cualquier otra de este mundo, y después tenemos una discapacidad. Hay abusadores, violadores, golpeadores, asesinos, etc. Pero, en muchos casos, las denuncias no se toman en serio. He sabido de casos de violencia de género, en los cuales la reacción de la policía ha sido, desde desestimarla, ignorarla, o hasta tratar al golpeador como un niño, diciéndole “vos no tenés que pegarle a la nena, vos tenés que portarte bien, tenés que ser un nene bueno”.
La mirada de la sociedad hacia las personas con discapacidad, tiene que cambiar en todos sus aspectos, como ya vengo diciendo. Y esta, es otra de esas miradas que están tan naturalizadas culturalmente, que es muy difícil de erradicar. Las propias personas con discapacidad, nos encargamos, cada vez que tenemos la oportunidad, de difundir una mirada diferente. Sin ir más lejos, la ONG Redi (Red por los derechos de las personas con Discapacidad) se ocupa de difundir nuestros derechos. Incluso, desde la sección de género de Redi, nos podemos descargar una app, en la que tenemos información sobre derechos sexuales y reproductivos principalmente, pero también hay una sección de derechos generales, para cualquier persona con discapacidad. Por supuesto, que es una app totalmente accesible. Iniciativas como esta, son de gran utilidad para conocer qué derechos tenemos, y qué podemos hacer en la sociedad, contribuyendo a este cambio de perspectiva.
La familia
Quizás, más allá de todos los puntos controversiales que he tocado a lo largo de este artículo, este, sea el más debatible de todos. Se supone que la familia es la que te protege, la que te prepara para tu vida adulta. La que, debe hacer lo mejor para vos. Según la psicología, el trato que tengas hacia tus hijos, los modos, lo que le inculques, su educación, será lo que defina en gran parte, como será este, el día de mañana. Claro que sabemos bien, hay muchos factores externos. Los amigos, el colegio, la adolescencia, el entorno en general. Pero no hay duda alguna de que la infancia, es la etapa más importante de nuestras vidas. En la infancia, los niños comienzan a recibir y procesar, todo aquello que luego los ayudará a integrarse plenamente en la sociedad, en su vida adulta. En el caso de la discapacidad, muchas veces, esto no se hace de la mejor manera. Aclaración. Convengamos que ningún padre del mundo, es perfecto. Y que estos conceptos psicológicos que explico, pueden aplicarse a cualquier niño, independientemente de que tengan o no, una discapacidad. De seguro muchos padres cometemos miles de errores todos los días, y nuestros hijos no serán santos. Pero mi cuestionamiento, va mucho más allá.
Primero, el rechazo. Hay padres que directamente, niegan, o no aceptan la discapacidad de sus hijos. Esto les genera baja autoestima, entre otros síntomas más severos. También, están quienes discuten sobre la discapacidad del niño, frente a él, tratándola como un problema a resolver, como algo que está mal. Esos padres pueden pretender que los niños vayan a escuelas comunes, o incluso llegar al extremo de que estos utilicen útiles que no les sirven de nada, como un lápiz y una hoja común, para quienes tenemos una discapacidad visual. Esto, puede llegar a generar en muchos casos, un resentimiento del propio niño para con su discapacidad, lo que hace que sienta odio y rechazo hacia la misma, al igual que lo hicieron sus padres con él, y hacia los demás.
Después, están quienes no la niegan, pero ven a la discapacidad al igual que el resto de la sociedad, como algo que hay que sobreproteger, que cuidar, que meter en un frasquito de cristal. Algo que no puede romperse. Esto les impide enseñarles cosas básicas, porque piensan que pueden quemarse, lastimarse, golpearse, como expliqué en el post que inició todo esto. Esto genera chicos inseguros de sí mismos, con poca capacidad de resolución de conflictos. A ver. Expliquemos esto mejor. ¿Si todo el tiempo le estás diciendo a una persona, no, no hagas esto, cuidado, no hagas lo otro, pará, no ves que no podés? ¡huy! ¡Se te cayó! Dejá, dejá que lo hago yo. ¡Sos un inútil! En algún momento, la persona en cuestión, va a creer que esto es cierto. Y, no solo va a tener baja autoestima, si no también, muchísimas inseguridades, a la hora de enfrentarse a cualquier situación. Porque siempre está dependiendo de otra persona, que sí sabe hacer esas cosas. También, son padres negadores, en el sentido de que, si bien saben de ejemplo de otras personas con discapacidad que salen adelante por sí mismas, no ven en esa situación, a sus propios hijos. Digo padres en general porque es lo que se acostumbra, pero aclaro que aplica a cualquier persona que conviva con otra con discapacidad.
A continuación, tenemos a los padres cómodos, que generan hijos cómodos. Estos no tienen, al igual que los anteriores, interés en que sus hijos aprendan nada, por sobreprotección. Pero, generan en sus hijos, que tampoco quieran aprender. Es decir, mientras que en el caso anterior, la persona con discapacidad, a pesar, o quizás mediante el mal trato, porque es un mal trato, intenta aprender, en este caso, la persona con discapacidad, también permanece cómoda ante esa situación, no poniendo interés en aprender a valerse por sí misma.
Y por último, al menos los casos de los que yo tengo conocimiento, o los que recuerdo en este momento, tenemos a padres un poco más comprensibles. Saben que sus hijos no pueden hacer ciertas cosas, y muchas no se las enseñan, pero no les prohíben hacer nada de lo que ellos quieran aprender. Incluso, teniendo en cuenta los riesgos que esto implica. Tengo un ejemplo propio para este caso. No se trata de cosas de la vida cotidiana pero, sí es un caso en el que a pesar de los riesgos, mis papás, no me prohibieron. Aprender, a andar en bicicleta. La bicicleta y el monstruo.
Conclusiones
Este texto, es quizás uno de los más largos que haya escrito. Pero quería tocar este tema desde hace tiempo, y el artículo en cuestión, me dio la oportunidad. Mi intención no es decirle a los demás lo que tienen que hacer, o inmiscuirme en la vida de nadie. Solo trato de expresar mi punto de vista sobre un tópico del cual, si bien se habla, lo que se dice y se sabe, es realmente muy poco. Quiero hacer reflexionar a la sociedad, a las personas en particular, a las empresas, y al estado. En sí, a cualquiera que lo lea. Quiero que las nuevas generaciones, conozcan realmente a las personas con discapacidad. Quiero que los padres, conozcan las capacidades de sus hijos. Que aprendan a reconocer lo que nos hace iguales, y no aquello que nos diferencia. Soy realmente consciente, de que muchísimas veces los malos tratos que sufrimos quienes tenemos una discapacidad, son por falta de conocimiento del otro. Por ignorancia. Pero en otros casos, es indiferencia, desinterés. O incluso, en otros, todo lo contrario. Es llenarse la boca hablando de inclusión, cuando lo que se hace, se nota a leguas que es insuficiente. El 85% de las personas con discapacidad, no tiene trabajo. No, tiene, trabajo. Y esto, es lo que quiero cambiar. Que tengamos las mismas posibilidades y oportunidades en la vida, que los demás. Pero para lograrlo, el granito de harena, lo tenemos que poner entre todos. Espero que cada quien, empiece a aportar el suyo, así como yo, intento desde este rinconcito, aportar el mío. Como dije. Con sus hijos, amigos, primos, hermanos, sobrinos, padres, familiares que tengan una discapacidad. Para que así, seamos una sociedad, libre de prejuicios y de todo tipo de discriminación. Sí. Incluso libres, de la discriminación positiva.
Alerta spoiler. El presente artículo es una reflexión propia a partir de la lectura de la novela “El romance de Flamenca”, escrita por un autor anónimo en el siglo XIII, y del álbum El mal querer” de Rosalía, publicado en 2018. Si bien, no es necesario leer el libro, sí recomiendo escuchar el mencionado trabajo discográfico, antes de continuar leyendo, debido a que aquí se encuentran apreciaciones propias que podrían condicionar la opinión de quien lo escuche posteriormente. Para hacerlo, pueden saltar al título de fuentes y enlaces directamente, y clickear en el de Spotify o Youtube, como mejor lo prefieran.
Sin dudas, uno de los mejores álbumes musicales de los últimos tiempos. Y una de las mejores artistas, más allá incluso de las críticas que han dado que hablar en estos más de 3 años de su desembarco en la escena musical internacional. Rosalía, y su “Flamenca”.
“el mal querer”, fue el segundo trabajo discográfico de la artista española Rosalía. El mismo, fue realizado en el marco de una tesis, para especializarse en el cante flamenco. Desde la propia comunidad gitana, se la ha criticado entre otras cosas, por apropiación cultural. Pero no se puede negar, que vino a darle a la música, un nuevo ritmo, una nueva forma de escuchar varios estilos, fusionados de forma tal, que ya en su lanzamiento, superó récords de reproducción no solo en listas españolas, si no en varias partes del mundo.
De mi parte, solo puedo decir que se ha convertido en el disco que más he escuchado desde que una amiga me lo mostró, allá por enero de 2019, y en uno de mis discos favoritos. Y es que, su riqueza musical es tal, que cada vez que lo vuelvo a escuchar, encuentro algo nuevo. Un sonido, una voz, un instrumento oculto… Pero no vengo en sí a hablar de mí, si no de ella. De Flamenca, de Rosalía.
Como ya se sabe, dicho álbum está inspirado en una novela escrita alrededor del siglo XIII, llamada “El romance de Flamenca”. El libro batió récords de venta también, a partir de la publicación del álbum. La novela, cuenta la historia de Flamenca, una mujer cuyo padre la casa con un noble caballero de nombre Archimbaud de Borbón, mayor que ella. Cabe destacar que el casamiento es con consentimiento de ella. Este, una vez casados, a partir de celos infundados por la reina, decide encerrarla en una torre junto a 2 doncellas, quedándose él como guardián en la puerta de la misma, no pudiendo confiar en nadie más, debido a sus celos tan fuertes. Este se deja estar, a tal punto que, cuya apariencia, sumada al hecho de su encierro, le produce rechazo a Flamenca. Otro noble caballero de nombre Guillermo, quien se enteró del encierro de Flamenca, y de su fama y belleza, se enamora de ella. Y, sin spoilear toda la historia, por el momento solo diré que se pone como objetivo, el conquistar y enamorar a la misma, utilizando tretas y argucias, con un cuarto personaje principal, en este caso abstracto, quien aparece en la historia como “El Amor”. Rosalía, se inspira en los celos, en el concepto del Amor, y en ese triángulo amoroso, para traernos a Flamenca, al siglo XXI. La forma en la que lo hace, es magnífica. En este artículo, me propongo desentrañar esa novela. No la del siglo XIII, si no la del siglo XXI. La novela musical de Rosalía.
Debido a que no los conozco en su totalidad, porque por obvias razones no puedo verlos, y porque no tuve la oportunidad de que me los describieran, no voy a hablar de los videos. Solo mencionar que, según lo que leí, tienen una impronta con influencias religiosas, con referencias al arte, y por supuesto, al tema que, con tanta pasión, toca durante todo el disco. La violencia de género, el machismo, los celos. Voy a hablar de cada capítulo de esta novela musical, sin mencionar los temas en sí, y explicar lo que para mí representa, esta maravillosa obra de arte. No voy a copiar fragmentos de las letras, ya que no tengo conocimiento de si puedo hacerlo, sin violar derechos de autor. Y bueno, como todo el contenido de KathWare está bajo una licencia creative commons, en fin, que quiero tener la libertad de hacerles llegar estas reflexiones, sin tener problemas.
El mal querer
Augurio: es el primer capítulo de la novela. En este, nos cuenta una especie de presentimiento de lo que va a suceder durante el resto de la historia. A través de recursos literarios como los miedos infantiles, el miedo a la oscuridad, a las voces en la escalera, a los ruidos nocturnos, Rosalía nos introduce en el mundo de esta joven, quien comienza a crecer y prepararse para su inevitable destino. Aquí ya podemos comenzar a conocer a nuestra flamenca, a través de su descripción. Sabemos que es una joven que posee joyas. Esto, aunque no es determinante, nos indica que, al igual que la de la novela, es una mujer de un buen poder adquisitivo.
Boda: el segundo capítulo. Ya nos estamos metiendo de lleno en la historia. El casamiento de nuestra Flamenca. Acá reafirmamos su pertenencia a la alta sociedad, es decir, la posesión, y/o posibilidad de elegir, como claramente nos cuenta ella misma, los tipos de joyas que prefiere. La del siglo XIII, es hija de un conde. El caballero con quien se casa, es también adinerado y de gran fama. A tal punto llega, que según nos cuenta la historia, la celebración es de las más hermosas que se han visto. Volviendo a la actual, se empieza a notar, el machismo y los celos del novio. El pretender silenciar a quien no esté de acuerdo con dicha celebración. La arrogancia de considerarse tan imprescindible, que afirma, de forma muy presumida por su parte, que ella llegaría a matarse por él. Pero además, podemos encontrar alabanzas hacia ella, a su belleza. El complacerla con regalos y cumplidos.
Celos. Tercer capítulo. Una disertación entre ambos. Claramente podemos iniciar aquí, el nudo de la historia. Celos no solo obsesivos, posesivos. Si no que también, extremadamente ilógicos. El oro que la cubre, el aire levantándole el pelo. Celos ya no solo hacia las personas, sino incluso hacia ella, hacia su propia belleza. Con el miedo a que se escape, a que lo deje. Como si fuese su posesión, su propiedad. Ella, sintiéndose observada en todo momento por él. Ya, perdiendo su libertad.
Disputa. El cuarto. Volviendo al siglo XIII, podríamos decir que es aquí donde él encierra a flamenca en la torre. En la del siglo XXI, sin duda, la parte más fuerte de esta novela. Sus celos lo llevan a ejercer violencia ya no solo psicológica, si no también física y directa hacia ella. El autoconvencimiento de que, es ella quien provoca esas reacciones de su parte. Que él solo cumple con el deber de hacer que ella lo respete. Acá, los efectos sonoros de la canción, el tono con el que la canta, e incluso la sonoridad de la voz, juegan un papel más que importantísimo. Los gritos de él, el llanto de ella, el sufrimiento, la reacción… Todo, conforma un conjunto de cosas que, realmente te hacen sentir esa violencia, como si fueses vos, quien la está padeciendo.
Lamento. El quinto capítulo. Es aquí donde ella, se lamenta por el destino que le toca. Por verse y sentirse encerrada, apartada del resto del mundo. Por pensar que no tiene escapatoria. Que deberá sufrir su destino, aunque reniegue de él. Es una canción con una tristeza absoluta. Ya aquí es ella, quien tiene la palabra, quien logra expresar sus emociones.
Clausura. Capítulo sexto. Un recitado que, nos cuenta un poquito más de lo que siente, pero con un pequeño detalle. Habla de 2 ángeles. Si regresamos a la Flamenca del siglo XIII, podríamos decir que se refiere a las doncellas que la acompañan en su encierro. Pero, Rosalía decide aquí, tomar otro rumbo. Y más adelante, lo veremos con más claridad.
Liturgia. Séptimo capítulo. Rosalía hizo esta canción, inspirada en Bagdad, un reconocido club erótico de Barcelona. En esta oportunidad, podemos ver a nuestra Flamenca a las afueras de dicho club. Invisible para los demás. Desolada, triste. Casi desesperada, implorando una solución a Dios. Es como una mezcla entre el cielo que anhela, y el infierno en el que está viviendo. Creo que incluso la elección del club en cuestión, reafirma esto, al tratarse de un lugar, considerado por la religión, como pecaminoso. Como adicional, tenemos una mínima descripción física de ella.
Éxtasis. El octavo. A diferencia de la novela del siglo XIII, en esta oportunidad, es aquí recién donde aparece el tercero en discordia, por decirlo de alguna forma. Y, de hecho, no se le da participación, más que en esta canción. Podemos encontrar a una Flamenca distinta. Entregada de pleno a esta aventura con su amante. Sabiendo que tienen que cuidarse, que su relación, debe permanecer oculta. Aún así, disfrutando sin tapujos de este nuevo amor. Con un cúmulo de sensaciones que, se entiende, no había vivido antes. Haciendo hincapié, como podemos ver a lo largo de la canción, en la pronunciación, de su nombre. Es decir, con un protagonismo más marcado, con una autoestima, muchísimo más alta.
Concepción. Capítulo noveno. Aquí, es donde al fin revelamos el misterio al que hacíamos referencia en el capítulo 6. Los ángeles con los que subió desde el infierno. Podemos asumir que se trata de niños. Tal vez, un embarazo no deseado de su marido. Sabemos que estos hijos, son producto de una relación tóxica, una relación en la que ella, sufrió muchísimo. Intenta dormirlos con una canción de cuna, pero con una tristeza muy marcada, por los sentimientos encontrados que esto le provoca. Y con esta canción, se podría decir que ya comenzamos el desenlace de la historia.
Cordura. El décimo. Es lo que nuestra flamenca del siglo XXI, pierde en esta canción. Entiendo que la instarían a que continúe su relación, con el padre de sus hijos. Diciéndole que, sin él, no tendría futuro. Pero ella, no puede continuar viviendo así. Sufriendo por la violencia, por el amor que la espera afuera… Y, nuevamente con efectos sonoros alucinantes, y con una valentía muy pocas veces vista, lo mata. Se hace fuerte, se revela, aunque tenga todo en contra. Se libera al fin de las cadenas que la tenían prisionera. El estribillo, es para mí una de las frases más significativas de todo el disco.
Poder. El último. Y sí, como su nombre lo indica, no podría tratarse de otra cosa. Ya nunca más, ningún hombre va a lastimarla, va a dañarla, va a condenarla. Solo se debe a su Dios, y a nadie más. Un resumen de gran parte de la historia, en una pequeña canción, hecha solo con un coro de voces. Un recuerdo que, si bien causa sufrimiento, nunca se va a borrar de su mente, de su cuerpo, de su alma.
El mal querer. Es el nombre del álbum. Pero también nos puede llevar a reflexionar el por qué de ese nombre. Dicen, que quien te quiere, no debe lastimarte. Por consiguiente, si lo hace, es porque realmente, no te quiere. Por otro lado, también hay quienes afirman que incluso esa, es una forma de querer. Retorcida, sí. Pero que lo es. Se podría decir que hablamos de eso, cuando nos referimos a este título. Pero en realidad, yo creo que no. Que en este caso, Rosalía se refiere al “Mal querer” de ella. Al hecho de que, como dijimos, ella quiso, pero recibió de él solo violencia. Y que cuando luego intentó querer de nuevo, aunque pareció funcionar, debido a que no podía ser libre, no logró querer verdaderamente. Por último, podemos aplicar esta premisa al querer que parece profesar a sus hijos. Productos de un amor-odio, no sabe bien, como expresarles lo que siente. Y les deja, solamente este “Mal Querer”. Incompleto, triste, vacío. Como detalle adicional, sobre el disco en sí, quiero destacar, que las referencias a Dios y a la religión, son más de las que aquí menciono. Ella plantea a Dios como una especie de amor también. Un amor diferente. Uno mucho más presente en su vida. Es similar a como se plantea originalmente, en la novela del siglo XIII.
Conclusión
Sería injusto de mi parte, pretender que este modesto artículo sea considerado siquiera como un resumen del álbum. Y es que, como ya mencioné, la calidad musical, las letras de las canciones, su propia voz, en fin, el arte en cada detalle es tal, que me resulta imposible escribir algo que realmente le haga justicia a tan maravillosa obra. Además, como también mencioné, no puedo ver los videos, por lo que, entiendo me estoy perdiendo de parte de ese arte. Por último, ya un youtuber, hizo un análisis musical bastante completo, por lo que hacer otro, no me parecía correcto. Incluso sé, que él tiene muchísimos más conocimientos musicales, como para poder darse a esa tarea.
Es muy probable que haya quienes no estén de acuerdo con mi visión. Y que haya cosas en las que no coincidan para nada. Incluso, puede que, hasta la propia artista no esté de acuerdo con algo. Y en mi forma de verlo, todo punto de vista u opinión, es aceptable. Esta solo es, como ya lo dije, una opinión personal. Pura, y exclusivamente mía. Mi objetivo al escribir y publicar este artículo, es compartir con ustedes mis pensamientos y reflexiones sobre un disco que, me cautivó desde la primera vez que lo oí. Es, simplemente una forma de hacerles llegar a mis lectores, mi propia interpretación sobre una obra que, toca de una forma en la que yo jamás había escuchado antes, temas tan presentes y actuales como la violencia de género, el machismo, los celos, el amor tóxico. Con letras muy fuertes, alternándose en ocasiones en la misma canción, como si fuesen él y ella quienes hablan. Mi intención, fue además, una vez leí la novela, hacer una comparación entre ambas. Es decir, meterme de alguna forma en la mente de Rosalía, para tratar de entender, como es que una novela escrita hace 700 años, lleva a una artista actual, a hacer un álbum entero, inspirado en ella. Y, si bien no tengo la certeza de haberlo logrado, tal vez, y solo tal vez, no esté tan lejos.
Fuentes y enlaces
Para finalizar, les dejo algo de información para que conozcan un poco más a Rosalía, y en parte, en la que me basé para hacer esta pequeña publicación. No suelo hacer reseñas de nada, como dije en entradas anteriores, pero después de haber leído la novela, creí que era hora de hacerlo. Espero les haya gustado.
El Romance de Flamenca. Novela en lengua occitana, escrita durante el siglo XIII, por un autor anónimo. Se desconocen tanto el principio como el final de la historia.
En esta oportunidad, me permito reflexionar sobre una cuestión que, hace rato viene generando polémica, no solo en Argentina, si no en todas partes del mundo, y en algunos casos, con consecuencias realmente graves. ¿Y esto es, qué significa el humor para nosotros? ¿Es decir, de qué nos reímos cuando nos reímos?
A lo largo del tiempo, sobre todo en estos últimos años, en los que a mí particularmente me ha tocado vivenciarlo, la forma en la que nos relacionamos con la sociedad, ha cambiado en todos sus aspectos. Esto claro que en gran parte, es positivo. Hay expresiones culturales de todo tipo con contenido feminista, sobre las personas con discapacidad, y/o sobre la comunidad LGBTIQ+, por citar algunos ejemplos. Es algo que, hace algunos años, era impensado. Pero, en cierta forma, también, se coarta otro tipo de libertad de expresión, que siempre ha funcionado como una especie de paralelismo de la sociedad en la que vivimos. Me refiero específicamente, al humor.
Yo entiendo al humor, como una parodia de la realidad, de la sociedad misma. Como una tergiversación o satirización de la misma, con el objetivo de hacernos reír. El problema es, el entender, que no todos nos reímos de las mismas cosas. Y que, lo que para unos puede parecer gracioso, para otros, por variadas razones, tal vez no lo sea. Dentro del propio humor, hay distintos tipos. Mencionarlos todos, me resultaría imposible. Pero sí voy a hacer hincapié en algunos, que pueden servir como ejemplo. Está aquel que, utiliza recursos propios e inventados para crear su propio modelo de risa. Como por ejemplo, el clásico conjunto argentino les luthier. El cual, con una mezcla de recitados, música y escenografía, logra hacer un humor, más del estilo del humor de culto. Pero también, hay otros tipos, un poco más populares, por llamarlos de alguna forma. Un ejemplo son los midachi. Aunque también tienen características similares a los anteriores, estos utilizan recursos más asequibles, por decirlo de alguna forma. Es decir, con un lenguaje más coloquial. Esto no quiere decir que un tipo de humor sea mejor o peor que el otro. Solo, que es diferente. Y que incluso, está dirigido a distinto tipo de público.
En general, la denigración, burla, o ridiculización de la mujer, de las infancias, de las personas con discapacidad, entre otras minorías, son cada vez más cuestionadas. ¿Por qué? Es claramente una cuestión sociocultural. Es decir, la forma en la que va cambiando la comprensión, y la sensibilidad de las personas, sobre las realidades diversas con las que les toca convivir, y a las que están empezando a comprender. Asimismo, tenemos también tipos de humor más complejos de analizar. Por ejemplo, el humor bizarro. Es aquel, cuya parodia de la sociedad, llega a sobrepasar límites de lo, socialmente permitido, tanto actualmente, como en el pasado.
Sabemos desde siempre, que la serie animada más longeva de la televisión, Los Simpson, hace humor parodiando a la sociedad norteamericana en sí, aunque sabemos también, que a lo largo de los años, han hecho parodias de muchísimas situaciones a nivel mundial. Una de las escenas más recordadas por acá, Argentina, es en el capítulo “Rafa el elegido”, de la temporada 19, en la que 2 de los personajes más conocidos del bar de Moe, insultan al carismático pero controversial ex presidente argentino, Juan Domingo Perón. Esto, por supuesto tuvo muchísimas repercusiones a nivel local, y a nivel internacional, con países que simpatizaban con nuestro gobierno de turno. Y es que, a nadie le gusta que insulten, a una figura que admiran. Y, sin ir más lejos, el capítulo en cuestión, ha sido censurado durante bastante tiempo en este país, y en otros países afines.
Yendo más lejos aún, la comedia animada South Park, hace humor con absolutamente todo lo que se le presenta. Es decir, todo es, fue o podría ser parodiado por ellos. Aún así, siguen teniendo gran cantidad de audiencia. La serie animada argentina, Alejo y Valentina, tiene, por decirlo de alguna forma, un tipo de humor similar a Los Simpson, con el lenguaje grosero de South Park, pero argentino, claro. Incluso, esta serie, al igual que Los Simpson, toma hechos actuales, y los parodia. ¿Qué consiguen todas estas series con esto? Que logremos reirnos de las cosas con las que nos relacionamos, en nuestro día a día, ya sea para bien, o para mal. Y ahí, está el principal problema. ¿Qué consecuencias puede traer el humor que hacemos, o que consumimos? Una de las más conocidas, como todos ya sabrán, y si no, es fácilmente googleable, es la ocurrida con el semanario francés Charlie Hebdo. Sin duda, es una de las más trágicas, de las que al menos yo, tengo conocimiento. Pero seguro, no ha de ser la única.
Entonces, creo que podemos subdividir al humor, en 3 partes muy sencillas de identificar, ya que, son las partes que componen cualquier tipo de comunicación. Y puede que algunos, recuerden estos conceptos de cuando iban a la secundaria. Emisor, mensaje, receptor.
Emisor: Es quien cuenta el chiste, quien hace la parodia, la satirización. Quien relaciona hechos, ya sean verídicos o ficticios, de tal forma que estos provoquen risas al receptor.
Mensaje: Es el chiste en sí. ya sea que tenga contenido soez o grosero, o no lo tenga. Ya sea un chiste corto o largo, o un monólogo. Ya sea un cómic/historieta, o incluso una canción, el mensaje es el contenido que va a llegar al receptor.
Receptor: Es quien recibe el mensaje. Quien lo interpreta, lo decodifica, y reacciona al mismo. Para mí, excepto en ocasiones particulares que menciono más abajo, es la parte más importante en todo este proceso. Porque según la reacción de este, el chiste como tal, va a haber funcionado, o no.
Otra de las trágicas consecuencias que puede traer el humor, es cuando este, va dirigido desde una, o un grupo de personas, hacia otra u otras en particular, con el objetivo de burlarse de esta o estas. Esto, es generalmente conocido como bullying. Y, a pesar de los avances en la sociedad, aún el tema, no es tratado como una prioridad. Existen muchísimas causas de suicidios debido a esta “clase de humor”, y por supuesto, muchísimos ataques de depresión. En este caso, la parte importante, son tanto el emisor como el receptor. El primero, porque lo hace con una clara intención de perjudicar al segundo. Y el segundo, obviamente, porque el “chiste”, evidentemente, no solo no le parece gracioso, si no que además, lo ofende, se siente insultado, discriminado por ese chiste.
Existen muchos humoristas, que hacen chistes recurrentes sobre temáticas específicas en particular. Y esto, puede interpretarse como una intención de reirse, siempre de las mismas cosas, y teniendo la certeza, de que mi humor, va a resultar ofensivo para ese grupo de personas que, se identifican con la temática de la que yo estoy hablando. Por ejemplo, si mi humor siempre depende de hacer chistes sobre la gente de color, o los que tienen algún tipo de discapacidad, o de la comunidad LGBTIQ+, evidentemente, estoy haciendo un chiste, con la clara intención de ofender al receptor. O al menos, esa es mi forma, como receptora de estos mensajes que envían esos emisores, de interpretar, esto que llamo, “Humor ofensivo”. Pero de nuevo, esto no depende solo del emisor, si no de quien se siente ofendido al recibir ese mensaje. ¿Es posible trabajar nuestro sentido de la ofensa, por llamarlo de alguna manera? Me parece que, en esta ocasión, podemos tomar como punto de partida, y en el sentido de realizar un análisis concreto, Tanto el llamado humor negro, como el humor machista. Creo que sería una buena forma de reconsiderar nuestra tolerancia a cosas que, hoy en día, ya no son tan socialmente aceptadas como antes. Pero que aún así, continúan siendo parte del humor popular.
Volviendo al tipo de humor que hacen las series más arriba mencionadas, podemos decir que, estas continúan teniendo vigencia hoy en día, ya que, se puede interpretar que las mismas, no hacen humor con el sentido de ofender, si no con el sentido de solo parodiar, de hacer reír al receptor. Y que lo logran, incluso considerando que puede haber ciertos tipos de chistes, que resulten ofensivos para algunos grupos de personas. Sin embargo, hay muchos que aún siguen considerando a esos chistes graciosos, a pesar de la queja de estos grupos. Otra de las preguntas que podemos hacer, es… ¿Quien tiene razón?
Existe cierto tipo de “humor sano”. Este, es el humor que cada uno, puede hacer sobre sí mismo. ¿Y por qué lo pongo entre comillas? Porque también, acá depende del receptor. En este caso, uno mismo es el emisor, y el mensaje. Por ejemplo, yo podría hacer humor sobre varias cosas que me caracterizan. Sobre las personas ciegas o con alguna discapacidad, sobre las personas trans, o sobre las personas que tienen celiaquía, Etc. Es más, en varias oportunidades me han dicho que añada una sección de humor, y precisamente no lo he hecho, porque mi tipo de humor, es espontáneo. Es decir, tiene un contexto, en el que hago un chiste en particular. No pude, al menos hasta ahora, escribir un monólogo, o un texto específicamente de chistes. ¿Pero volviendo al tema en sí, por qué, si este humor es sobre sí mismo, no puede ser un humor sano? Bueno, claramente, porque entre los receptores, puede haber 2 tipos de personas. Y esto, aunque es un cliché básico, no es más que la pura realidad. Los que se rían conmigo, y los que se rían de mí. Es ahí, donde el mensaje toma o no, la relevancia que queremos darle. Porque, todo mensaje, aunque el emisor sea uno solo, está dividido en 2 partes. El que lo emite, con su propia interpretación, la cual para él es clara, y el que lo recibe, el cual puede interpretarlo de cientos de miles de formas diferentes, dependiendo de sus propias características de vida, como mencioné anteriormente. Su cultura, su sociedad, su entorno, su religión, su color de piel, y otras miles de cuestiones más, que convierten a cada una de las personas, en receptoras totalmente diferentes, de un mismo mensaje.
Por supuesto, que hay un tipo de humor aún mucho más sano. Aquel que no es dirigido a alguien por alguna razón en particular. Es sobre algo, sobre algún hecho cotidiano, pero sin perjudicar a nadie, sin ofender a nadie, bajo ningún punto de vista. Ese tipo de humor, por supuesto es diferente al resto de los que venimos hablando. Mi objetivo en sí, fue, durante todo este texto, centrarme precisamente, en estos otros tipos que vengo mencionando. Es decir, en aquellos que, causan un conflicto en la sociedad en general, y en sí, en todo el mundo.
Conclusión: ¿De qué nos reímos cuando nos reímos? A pesar de todo esto, todas y cada una de las personas, nos reímos de distintas cosas. Y, desafortunadamente, no existe una forma de definir, de qué pueden o no, reírse los demás. Pero sí, podemos elegir de qué reírnos cada uno de nosotros. Y podemos decidir, si queremos que los demás se rían de nosotros, o con nosotros. Es ahí, donde está nuestra misión con respecto al humor. No apoyar bajo ningún punto de vista la censura, siempre y cuando, esta no se haga con la intención de ofender. ¿ De qué forma hacemos esa delimitación entre la ofensa y la parodia? Eso, lamentablemente, debe depender de cada uno. Y no digo esto de forma despectiva, claro está. Si no que, a la hora de analizar el humor, deberíamos adoptar un punto de vista más crítico, más universal, más desde el lado de aceptar que todo, sin llegar a parecernos ofensivo o violento, puede ser gracioso. Y que a pesar de todo, podemos reírnos de cualquier cosa. ¿Porque, qué sucede si continuamos cuestionando al humor, y decidimos enojarnos y protestar por cada cosa que consideremos una ofensa? Puede Suceder que, el humor, deje de existir. Porque, como me dijo una amiga una vez, no todo lo que hagamos, va a dejar contento a todo el mundo. Y de eso se debería tratar la vida. Siempre, de reírnos. Como ya se ha probado, reír es una de las grandes curas para el alma, siempre y cuando, no sea a costa de los demás. Ya que si no, nuestra risa, no es sanadora, si no que esta, termina siendo perjudicial. Y puede, en muchos casos, traer consecuencias realmente trágicas.
Sobre el desalojo ocurrido en la localidad de Guernica, en el partido de Presidente Perón, en la provincia de Buenos Aires, Argentina, el 29 de octubre del 2020.
Publicado originalmente en mi facebook personal el 2 de noviembre posterior a los hechos. Las adaptaciones hechas al texto original, son meramente gramaticales.
Quizás esta publicación debería estar en mi blog, no lo sé. Así como se me fue ocurriendo la iba escribiendo, y se fue transformando en un algo que, lleva hacia algún lado, hacia alguna mente que quiera pensar un poquito más en los demás.
Si sos del tipo de pensamiento de, “los pobres son pobres porque quieren”, para eso no trabajo, si igual me van a dar de todo, en este país hay muchas facilidades para comprar una casa… Entonces andate. No sigas leyendo. Entendí a lo largo del tiempo que no voy a poder cambiar a la gente que no quiere hacerlo. Dejé de debatir y discutir sobre muchas cosas en redes sociales, primero porque me alteraba mucho cuando la gente, en lugar de brindar argumentos claros, concisos y coherentes sobre el punto que intentan defender, te insultan, insultan tus ideas, a las cosas en las que vos creés. Y eso, no construye nada bueno para nadie. Ni para mí, ni para ustedes. Y segundo, porque como dije, sé que, por más argumentos que dé, hay personas que, dependiendo de su realidad, de lo que le ha tocado vivir, conocer, y entender en la vida, tienen una forma de ver las cosas muy distinta a la mía. Y esas personas, desafortunadamente para mí, no van a cambiar. Al igual que, por más que lo intenten, yo tampoco voy a cambiar mi punto de vista, ni sobre este tema, ni sobre otros. Cosa que, mucha gente que me conoce, ya sabe.
Dejando este segundo punto de lado, muchas veces me puse muy nerviosa por discusiones, las cuales, entendí después que no tenían sentido. Las únicas personas que quieren abrir su mente, son las que tienen un pensamiento crítico y analítico sobre todo. Si respondés con insultos, denigrando o discriminando a los demás por sus ideas, lamentablemente, no lo tenés. Y si no lo tenés, podés hacer 2 cosas. La primera, es intentar cambiar tu mente, y empezar a analizar las cosas. En ese caso, podés quedarte. Y la segunda… Nada. No hagas nada. Simplemente, dejá de leer esta publicación a partir de ahora. Porque esto, no va para vos. Si aún así seguís leyendo, y decidís contestar de alguna de las formas mencionadas anteriormente, te aclaro, que no voy a responderte. Estas cuestiones que menciono, son las que no me permitían decidirme a publicarla. Es decir, aunque la empecé a escribir el mismo día del desalojo, pensé que no iba a ser bueno. Estoy teniendo muchos conflictos internos con estas cosas. Pero al final, decidí lo contrario y la publico hoy.
Muchas personas hablan de la pobreza. No, porque los pobres esto, por que los pobres lo otro… ¿Pero jamás se ponen a pensar, en qué pasaría, que harían si estuvieran en la misma situación que esa gente a la que tanto critican? ¿Qué pasa si te quedás sin trabajo? ¿Si la crisis económica se agrava? ¿Si no podés conseguir, porque así como a vos te echaron, en otros lados no están contratando? ¿Qué pasa si tenés que ponerte a pensar de repente, como hago para mantener a mi familia a partir de ahora? No, mucha gente no piensa en eso siquiera, porque no lo vivió, porque no sabe de nadie que lo haya vivido. ¿Es fácil criticar una toma de terrenos desocupados desde tu casa cómoda y calentita, no? Es fácil criticar a los que tienen hambre desde una mesa con el desayuno servido. Lo que no es fácil, es estar en esa situación. La empatía es la mayor virtud del ser humano. Nos hace entender al otro, y a nosotros mismos. Lamentablemente, mucha gente carece de esa empatía. Siempre te dicen… Tomó un terreno, vive del IFE, vende cosas en el tren…. ¿Pero nunca te preguntaste qué hay de tras de esa persona? ¿Cual es su historia de vida, por qué llegó a tener que usurpar un lugar donde vivir? Nos dicen que toda persona tiene derecho a un trabajo y una vivienda digna. Está en la constitución nacional, y es un derecho universal. Que los derechos de los niños deberían estar garantizados. Pero son todas habladurías. Al día de hoy, y desde siempre, no solo tenemos infancias pobres, padres desocupados, personas que no pueden comprarse su propia casa. Familias enteras viviendo en la calle. ¿Cómo me van a dar trabajo, si vivo en la calle? ¿Cómo voy a pagar un lugar donde vivir, si no tengo trabajo? Es un ciclo constante de desinterés. ¿Sabés, qué haría yo si me quedara sin trabajo? ¿Trataría de buscar otro. Y, si no lo consigo? Estoy pagando un alquiler, así que me quedaría en la calle. ¿Sabés, qué haría yo si tuviera un terreno y me lo usurparan? Trataría de darles una posibilidad de pago. Y, si no la tienen, interpelaría al estado a que les brinde una solución. Pero nunca, nunca jamás, echaría a una persona o a una familia a la calle. Se llama empatía. Consciencia de clase. Tener consideración por el otro. Pensar en que, en algún momento te puede pasar a vos. ¿Y, si te quedaras sin trabajo, sin casa, y encontraras un terreno desocupado, qué harías? ¿Te meterías? O seguirías viviendo en la calle.
No me digan que trato de justificar una ocupación. Porque creo firmemente que el derecho a la vivienda, al trabajo y a una infancia segura, son derechos básicos y fundamentales por encima de cualquier derecho de propiedad. No traten de explicarme que el desalojo era necesario porque ellos estaban haciendo algo ilegal al usurpar un terreno. Porque nunca voy a entender que quemen casillas, pertenencias, y que saquen a la gente a escopetazos, para defender su derecho a la propiedad. No me digan que es preferible esa atrocidad, antes que dejar a personas viviendo ahí tranquilas, hasta encontrarles una solución. No, no. No me digan que el gobierno les ofreció una solución, porque esa solución, era para darles terrenos públicos… ¡DE aquí a 8 a 12 meses! ¿Y mientras tanto? ¿Dónde van a vivir todos ellos? ¿Qué van a hacer? ¿Acaso, vos que te quejás, podés darles un trabajo, una casa? No, no podés. Porque sabés lo difícil que está hoy en día para comprar un terreno, una casa, un departamento. ¿Te imaginás, una persona que no tiene trabajo, que nunca lo tuvo, que no lo va a poder tener mientras las cosas sigan así? ¿Podés, mínimamente, pensar un poquito en los demás? O estás tan pendiente de tu vida, de tus ingresos, de las posibilidades que tuviste para progresar, de lo que te dejaron tus papás, que no te sale ponerte en los zapatos del otro. ¿Y claro, tampoco se trata de eso, no? Porque podés decirme y sí, pero vos también estás en tu casa calentita… Sí, así es, pero no por eso dejo de pensar en la gente que no tiene las mismas posibilidades, las mismas oportunidades en la vida que tuve yo. No poreso miro al otro desde arriba, sintiéndome superior. ¿Sabés a quien sí me siento superior? A aquel que fue a quemar casillas, a reprimir, a sacar a escopetazos a gente de pequeños ranchos de chapa, madera, plástico… Porque hay que tener una bajeza impresionante para ver a nenes llorando porque se quedan sin lo poco que tienen, y no conmoverse. Hay que ser de una insensibilidad tremenda para amenazar a una madre y sus hijos con que, si no salen, quemás la casilla con ellos adentro. Y sí, tratá de justificarlo diciendo que había punteros y partidos políticos, gente a la que les pagaron para que vayan, otras que estaban vendiendo terrenos… Dibujala como quieras. Pero nunca voy a entender, no puedo entender, como podés justificar la violencia. La represión, el abandono, el maltrato, el desprecio hacia el otro, por ser pobre, son las peores de las miserias humanas. El que mis derechos como propietario, sea la cantidad que sea que tenga de hectáreas estén por encima del bienestar mínimo de un ser humano, para mí, no es aceptable.
De acuerdo a una investigación de la revista Crisis, entre los demandantes, hay una señora dueña de una inmobiliaria a la que ni le tocaron sus terrenos. Y otra inmobiliaria que debe 900000 pesos de impuestos, desde 2018. Desde Junio de este año, esta misma inmobiliaria, no paga a sus empleados ni aportes jubilatorios, ni obra social, ni seguro de vida. La justicia, es para los ricos. Porque a pesar de todo esto, a ellos no les pasa nada. Sin embargo, a los pobres, que no tienen dinero, ni poder, ni influencias, en 3 meses los desalojaron. ¿Por qué? Porque para gran parte de esta sociedad, para el propio estado, para los empresarios, los pobres no tienen derechos. No tienen derecho a la salud, no tienen derecho a la justicia, no tienen derecho a comprarse un smart TV. ¿Porque, para qué se quejan de que no tienen para comer? No tienen derecho a comprarse un celular, una computadora, a internet… Los pobres, tienen que dar explicaciones de por qué tienen cada cosa que tienen, hasta de por qué necesitan una casa para vivir. Porque mientras que los ricos tienen derecho a tener de todo, y obtenerlo de las formas más ilegales posibles, sin que nadie se los cuestione, se los desaloje, se los reprima, se les saque “lo poco que tienen”, los pobres, no tienen derecho a tener casas, ni cosas. Los pobres, solo tienen derecho a ser pobres.
Mucho se ha hablado en este último tiempo del lenguaje inclusivo. Aunque se lo ha atacado de muchísimas formas, hay 2 que, particularmente, prevalecen por sobre las demás. La primera, es la referida a la posición adoptada por la RAE, Real Academia Española. Y la segunda, es a través de la comparación de la necesidad de incluir a las personas con discapacidad. En este artículo, pretendo desglosar y analizar ambas posturas, y brindar asimismo, algunas herramientas con las que podemos ser más inclusivos día a día.
Antes de comenzar quiero dejar en claro que yo no utilizo el lenguaje inclusivo por defecto. Esto se debe a que, no soy de la generación que lo está adquiriendo en su adolescencia, entonces me resulta mucho más difícil incorporarlo en mi uso cotidiano. Dicho esto, vamos a lo nuestro.
La RAE dejó bien en claro su postura al afirmar que el “todos” ya estaba incluyendo todas las expresiones de género al incluir también a “todas”. Sin embargo, los partidarios de su utilización, argumentan que, incluyendo al todos y todas, no estamos incluyendo a “todes”, es decir, a quienes no se identifican con ningún género, o sea, ni masculino ni femenino. ¿Pero, por qué deberíamos hacer caso a la RAE? ¿Alguna vez nos preguntamos si las palabras que utilizamos a diario, se encuentran aceptadas por la Real Academia Española? ¿No deberíamos ser nosotros quienes condicionemos el uso del lenguaje, y no al revés? Creo que para esto, deberíamos dejar que hablen les principales modificadores del lenguaje. Aquelles a los que nadie puede ni podrá rebatir, por mucho que lo intenten. Y como a mí me encanta contar historias, allá voy…
La maestra entra al salón. Los niños, entre curiosos y divertidos, la reciben sin prestarle mayor atención al principio, hasta que ella los saluda.
—¡buenos días!
—¡Buenos días señorita Claudia!
Ella se sienta, acomoda sus pertenencias, y comienza a hablar:
—Bueno, hoy vamos a hablar de un tema del que seguro algunos de sus padres habrán hecho algún comentario. Ya sea porque lo escucharon en la tele, porque tienen algún hijo o hija un poco más grande que ustedes, o porque lo escucharon en la calle. Esto es, el uso del lenguaje inclusivo. Muchas personas, dicen que no se debería usar, porque no está aprobado por la real academia española. ¿Pero, qué les parece si tratamos de reflexionar todos juntos al respecto?
—Yo nunca me fijé si las palabras que digo todos los días están en el diccionario. —Dijo una niña desde la cuarta fila.
—El diccionario está bueno para que sepamos como tenemos que hablar y escribir, pero después todos tenemos formas de hablar diferentes, porque venimos de otras provincias o países. Por ejemplo, yo vengo de Perú, y no hablo como ustedes. Hay cosas que no se dicen Igual allá. —Dijo otro de los niños, sentado en la tercer fila.
—Además, también existen distintas formas de hablar, dependiendo del lugar en donde vivamos. No es lo mismo alguien que vive en una villa, que en capital, o en la provincia de Buenos Aires. —dijo una niña pelirroja desde la última fila.
—O sea seño, por qué se hacen tanto problema, si cuando la gente habla de los homosexuales y eso, también usan palabras que ni deben saber si están en el diccionario. Por ejemplo, trava, travesti, trapito, travuco, maricón, maricona, marica, mariquita, puto, puta, torta, tortillera, trolo, trola… —Dijo el chico de la primer fila, justo al frente de la maestra.
La maestra quedó tan sorprendida ante semejantes declaraciones de sus alumnos, que decidió dar por terminada la clase, hasta después del recreo.
¿Qué quiero decir con todo esto? Bueno, 2 cosas. La primera, y que por el momento no tiene mucha relevancia, es que en este pequeño diálogo hay escondido un personaje del que van a tener noticias más adelante… Y la segunda, son las personas, las culturas y los propios países, quienes van modificando el uso de la lengua, de acuerdo a sus propias adaptaciones, usos y costumbres. Y, como plantean los niños, existen muchas palabras que usamos a diario, y que ni siquiera nos cuestionamos. ¿Entonces, por qué el ataque al uso del lenguaje inclusivo? Porque, básicamente, lo que les molesta a sus detractores, no es la modificación del lenguaje, si no, la inclusión en el mismo de la comunidad LGBTIQ+. Todo lo que se refiera a la inclusión y aceptación de la diversidad sexual dentro de la sociedad, les hace ruido a ciertos sectores reaccionarios como la iglesia, pero también, a aquellas personas que sienten desprecio hacia quienes no encajan en los parámetros denominados “normales”. Pero, el lenguaje inclusivo, no viene de grandes académicos, ni eruditos. Al igual que muchas modificaciones del lenguaje, viene de la juventud. De esta nueva generación de adolescentes que está tomando la lucha de la diversidad sexual, como propia. Y que quiere que en base a la aceptación, y el respeto hacia el otro, se construya de a poquito, una sociedad más inclusiva. Una sociedad que sabe que, la mejor forma de vivir, es dejando ser feliz a los demás, y respetando sus formas de vida. Y esta generación, le pese a quien le pese, llegó para quedarse.
La inclusión, la discapacidad y la diversidad sexual
Hace poco, se hizo viral en internet una publicación de facebook llamada “Inclusión de cotillón”, en la que un padre, indignado por la utilización del lenguaje inclusivo de un bar, le hizo saber a la moza que lo atendía, que el establecimiento no estaba siendo inclusivo en realidad, porque no contaba con asistencia para personas con discapacidad. La publicación fue replicada en diarios nacionales, por lo que es fácil de encontrar. Más allá de las razones personales de este señor para indignarse por la falta de accesibilidad para 2 de sus familiares que, debido a sus discapacidades, necesitarían adaptaciones para que el local estuviese apto para que ellos concurran, y, más allá incluso, de la falta de accesibilidad con la que las personas con discapacidad en general nos encontramos en la mayoría de los edificios y establecimientos tanto públicos como privados que nos toca visitar, creo que la discusión, es mucho más amplia todavía.
Esta persona, al comparar el uso del lenguaje inclusivo con la discapacidad, no hizo más que llevar al ámbito digital, una discusión que se viene dando desde hace tiempo. Ya una profesora de primaria, a fines del 2018, me planteó que antes de fomentar, promover, y difundir el uso del lenguaje inclusivo, sería mejor que se enseñe el uso del sistema braille. Al salir esta discusión a la luz, escuché que se debería enseñar, además de braille, LSA (Lengua de Señas Argentina) y RCP, entre otras cosas.
También, empezaron a hacerse visibles las enormes carencias de accesibilidad del sistema. Desde la falta de boletas en braille para votar, la falta de rampas para discapacitados motrices en infinidad de lugares, la dejadez notoria en el mantenimiento de calles y veredas en muchísimos barrios y ciudades, etc. ¿Pero, es realmente factible culpar, o siquiera atacar al uso del lenguaje inclusivo por todas estas dificultades, que ya venían de muchísimo antes de que este se popularizara? No, yo creo que no. Es más, incluso, hasta me cuesta llegar a relacionar una cosa con la otra. ?Por qué? Bueno, porque creo, en primer lugar, que hay un error de conceptos.
El relacionar directamente la palabra inclusión con la palabra discapacidad, es sin duda una práctica peligrosa. Supongamos que tenemos que dar una charla para un grupo de estudiantes de una escuela secundaria, que vinieron de viaje. Ahora, resulta que estos estudiantes vienen de una escuela en… no sé, Paraguay. Para dar esta charla, deberíamos contar con un traductor Guaraní, ya que, en Paraguay, es el segundo idioma más hablado del país. O sea, podemos hablar en español, pero tenemos que comprender, que tal vez no todos nos entiendan. Sobre todo, si provienen de zonas rurales, que es en donde el uso del guaraní es más cerrado. Lo mismo se puede aplicar a cualquier otra situación, con cualquier otro idioma. La pregunta acá es: ¿Al contemplar el uso de otra lengua, no estamos “incluyendo” también? ¿Cual es la diferencia entre esta “inclusión” y la de las personas con discapacidad? Conceptualmente, ninguna. Si programás una aplicación, o desarrollás un sitio web para personas con daltonismo, o con una interfaz sencilla para personas mayores, estás incluyendo. Si adaptás un artículo en un medio para que puedan leerlo personas con un vocabulario más coloquial, estás incluyendo. Si te acercás al micrófono o hablás más alto para que las personas del fondo te escuchen, también estás incluyendo. ¿Entonces, si alguien te pide que te refieras a “elle” con la “e”, en lugar de tratarle de él o ella, por qué no deberías incluirle?
En segundo lugar, claro que sería maravilloso que se enseñen el sistema braille, LSA, y RCP. Pero, acá el problema no es solo cuestión de intercambiar una cosa por la otra. Para la utilización del lenguaje inclusivo, no se debe hacer más que tener la decisión de utilizarlo. Para la enseñanza de un sistema de lectoescritura diferente, debe haber políticas educativas que garanticen la capacitación y los materiales necesarios, los espacios curriculares dentro del propio horario escolar, para no añadir más horas a las que tienen que cumplir tanto maestros como alumnos, y, aunque esto pueda generar debate, tiene que haber una necesidad particular que requiera ese aprendizaje. Es decir, realmente, sin tener una persona con discapacidad visual cercana, es muy poco probable que cualquier otra persona tenga que utilizar el sistema braille. Distinto es la lengua de señas, ya que este es directamente un medio de comunicación mucho más usable, porque es la única forma en la que nos podemos relacionar de forma inmediata, con quienes no pueden hablar. Aún más necesario, es el RCP, ya que es realmente imprescindible para poder asistir a cualquier persona en casos de emergencia. Pero como dije, estas cuestiones tienen que estar garantizadas en el sistema educativo del estado, y nada tienen que ver con el uso o no, del lenguaje inclusivo por parte de cualquier ciudadano, institución pública, o incluso organismos no gubernamentales. Porque, básicamente, no se debe destinar ningún tipo de presupuesto para su utilización.
En tercer lugar, al separar la inclusión de las personas con discapacidad del lenguaje inclusivo, no estamos teniendo en cuenta 2 cosas. Primero, que, por ejemplo, en braille, también se puede escribir “todes” o “todxs”, porque las letras, también existen. De hecho, este artículo lo estoy escribiendo con un teclado braille, del cual voy a hablarles más adelante. Y segundo, que, para quienes no lo saben, también existe la diversidad sexual dentro del mundo de las personas con discapacidad. Sin ir más lejos, yo soy una mujer trans, y soy ciega. También conozco a un varón trans, a homosexuales y lesbianas. Todavía no conocí a alguien no binarie, pero si le llego a conocer, voy a tener en cuenta tanto su discapacidad, como la forma con la que se siente cómode que le trate, al igual que la mayoría de las personas que conozco y que me cruzo, hacen conmigo.
Por último, claro está, que el uso del lenguaje inclusivo no hace que las personas trans, y la diversidad sexual en general, tengan garantizados todos sus derechos, ni mucho menos. Así como tampoco, la enseñanza del sistema braille lo haría para las personas con discapacidad visual. Muchos derechos de ambos colectivos están siendo vulnerados incluso hoy en día, y con los avances que ha habido. El cupo laboral trans, el cual no fue reglamentado en muchas provincias, el cupo del 5% para las personas con discapacidad, el cual si bien sí está reglamentado, en muchos casos no se cumple, entre otros. Siempre se requiere que posean experiencia, determinados conocimientos, etc. Pero no se contempla que en muchísimos casos, y por diversas razones que van desde falta de conocimiento de los padres sobre las cosas que pueden hacer sus hijos con discapacidad, hasta el hecho de que tal vez por tener familia, no hayan podido capacitarse como es necesario para el mercado laboral actual. Aún así, como para el resto de la sociedad, el tener un título o una carrera en curso, tampoco te garantiza conseguir un trabajo. Mucho más difícil es para las personas con discapacidad, en la que siento que hay una especie de discriminación indirecta. Para las personas trans, quienes en muchos casos no han podido siquiera terminar sus estudios primarios, la situación es más preocupante todavía, ya que, en la mayoría de esos casos, el único camino en el que han encontrado la forma de ganarse el pan, es la prostitución. Cierto es, que en la actualidad, muchas cosas están cambiando. Pero todavía nos falta un largo camino por recorrer, tanto como sociedad, como a nuestros gobernantes, como a nosotres como individues.
Algunos tips sobre cómo incluir
Ya que se viene hablando de la inclusión de las personas con discapacidad, Hay tantas formas de incluir, como personas con discapacidad. Y, dependiendo del tipo, seguro hay más de una forma en la que se puede incluir. No voy a hablar de todas, porque esto ya se me hizo muy largo, porque son muchísimas, y porque no las conozco a todas, pero sí voy a mencionar algunas referentes a la discapacidad visual. Creo que todes aquelles que estén realmente interesades en contribuir a que la vida de quienes tenemos una discapacidad visual sea un poco más sencilla, podrían, simplemente, adoptar ciertas prácticas que, si bien no son fundamentales, sí nos hacen participar en mayor igualdad, a la hora de formar parte de grupos de personas que ven. Primero, una app que sí es muy útil, y que creo que estaría bueno que todos instalen, es “Be My Eyes”. La info está en el artículo, así que no necesito comentarles más al respecto. Por otro lado, cuando envíen imágenes por whatsapp, una vez enviadas, pueden añadir descripciones de las mismas, y copiar el texto, en caso de que sean memes, para que podamos entender de qué se trata, y reírnos también. En cuanto al resto de las redes sociales, tanto twitter, como instagram y facebook, tienen la posibilidad de añadir texto alternativo a las imágenes. El texto alternativo, aunque no se ve, sí es leído por los lectores de pantalla tanto para celulares como para computadoras. ?Cómo se hace? Bueno, eso les queda como tarea para el hogar, hagan de cuenta que volvió la maestra.
Personas excluyentes
A lo largo de este artículo, intenté expresar la forma en la que se excluye, queriendo incluir. En este sentido, me permito cuestionar qué es lo realmente cierto y qué no en este nuevo interés por la inclusión de las personas con discapacidad. Los tips que pasé anteriormente, y con un tono medio irónico, sintetizan una realidad bastante frecuente dentro de la sociedad. Es la dificultad de entender que para exigir, también tenemos que contribuir con algo. Ese algo, claro está, no tiene que ser, necesariamente, uno de estos tips. Pero sí, lo que intento demostrar, es que exigirle a una moza que haga al bar en el que trabaja inclusivo, es contraproducente, si no intentamos incluir por nuestros propios medios, y por supuesto, con los conocimientos que nos ha dado la experiencia, sin atacar el tipo de inclusión que este lugar ya utiliza. Claro está, que usar estos tips no te hace totalmente inclusivo, y que el no usarlos, tampoco te hace totalmente excluyente. La decisión de incluir de una forma u otra, está en cada persona. Tal vez alguien, aunque lea este artículo, no se ponga a describirme imágenes en whatsapp, pero sí me acompañe cuando necesito ir a algún lado, me espere en un lugar cuando no sé como llegar, o me avise que me dejó el mate al frente.
No podemos ser totalmente inclusivos, pero sí podemos ser cada vez menos excluyentes, incluso yo misma. Es cuestión de ir mejorando día a día, y como mejor nos sea posible. Porque, con la exclusión, se puede aplicar el mismo concepto que se le aplica a la presunción de inocencia. Todas las personas somos excluyentes, hasta que se demuestre lo contrario.