Pasó el amor

En esta oportunidad, les traigo un escrito de un gran amigo mío, que vive del otro lado del río de la plata, y al cual tuve el placer de conocer personalmente cuando fui para allá en 2018 en lo que fue mi primer y única salida del país. Ahora que lo pienso, estaría bueno hacer una crónica de ese viaje. Lo tomo como tarea para más adelante. Me pasaron muchas cosas, y fue una hermosísima experiencia en todos los sentidos.

Pasó el amor

Por Pablo Zelis.

Noche de paseo por la playa. Aplicamos la teoría de estar perdidos. Después de varias vueltas volvimos a la casa. A ver que dicen los chicos. Se abrió el foro digital y se oyeron varias voces varias ciudades. En conferencia todos contaban algo y de a poco nos acercamos. Se nos hizo costumbre el encuentro y empezamos a compartir el espacio, ese espacio, que existía cuando nos encontrábamos todos ahí. Lo primero que conocí de vos fue tu risa y tus canturreos casuales. Después de todo nos pusimos a jugar, nos hicimos los encontradizos y nos deleitó la compañía. Vos decías que ibas a venir y yo ya te imaginaba tomando sol en estas playas. Fue un verano de aquellos, gracias que sucedió. Era un tiempo de esos en los que todo sucede cuando tiene que suceder. Uno se deja ir y todo transcurre como una película. Amanecer, fuego a la noche y amigos con guitarra; quién se sabe una canción y al rato todos cantamos. Mas tarde alguien tira la idea y cuando nos acordamos ya estamos en la playa. Tres botellas y tres papelitos escritos con una bic verde y ahí salen mensajes a navegar. Sin querer dormirnos nos tiramos en la arena, al festival de estrellas. Nos espera otro amanecer con una calma cósmica que alcanza para todos. Otro día mas temprano cuando el sol tibio, corremos descalzos por el pasto recién cortado. Hay agua para todo el que tenga calor.

El sol no entiende de diagonales

El cantautor y compositor argentino Matías Barberis (del que tengo el orgullo de ser la hermana mayor) presenta su primer trabajo discográfico titulado “El sol no entiende de diagonales”. Como cualquier opinión o reflexión mía al respecto podría caer en subjetividades, dejemos que él mismo nos cuente en qué consiste su música.

Pero antes, decirles que en KathWare, estamos de festejo. ¡Esta es la entrada número 50! ¿Y qué mejor que se trate de una de mis grandes pasiones, la música? Y además, de alguien a quien admiro mucho como artista. Mi querido Hermanito. Mis más sinceros agradecimientos a todas aquellas personitas que me ayudaron a llegar hasta acá. Que comparten, que comentan, que dan me gusta, a los colaboradores que tuve a lo largo de estos años, y a quienes se animaron a cederme sus textos para publicarlos en este pequeño rinconcito. pero más que nada, a aquellos que leen. Si no existiera gente que leyera, que se informara, que se interesara por este pequeño pero variado contenido, KathWare, no existiría. Los quiero a todos, sin excepciones. Y les agradezco desde lo más profundo del corazón, que confíen en mí, y que sigan alimentando a este virus que trastoca los discos rígidos de las mentes que se atreven a mirar más allá, utilizando el lenguaje de programación más poderoso de todos: La palabra.

Biografía

Matías Barberis es un músico argentino que comenzó a cantar y tocar la armónica a los ocho años. Luego tocó el bajo para distintas bandas y actualmente es el bajista de serie 2 y en la banda de Tute Lapaport. También es Productor, compositor e intérprete de su primer álbum junto a Sebastián Pérez , productor e ingeniero en grabación y mezcla( impessa record/ impessa music). El sol no entiende de diagonales, abarca diferentes géneros musicales pasando por el rock, pop, funk, folclore entre otros.

Fuente: Spotify.

También, agregar que formó parte de la banda Presidente Cosmos, con la que sacó un disco homónimo.

El sol no entiende de diagonales

Acá, Matías nos deja una reseña de cada una de las canciones del disco. Las dejo con sus respectivos enlaces, para que las vayan escuchando mientras leen.

La melodía de un NAUFRAGIO es aquella que nos trae la cordura en soledad, cuando necesitamos decir algo y no hay nadie alrededor para escuchar.

Buscando entre mis COSAS VIEJAS a veces hasta me encuentro a mí, al niño que fui, que aunque se aleje en el tiempo siempre está ahí preguntando por mí.

La rutina que te lleva en espiral, otra vez el tiempo que juega con tu ansiedad, mientras en la ciudad FLORECE GRIS para quienes se atreven a observar.

Nadie dijo que el viaje sería fácil, y sería casi imposible sin esa luz que ilumina y guía tu andar. Quizás EL VIAJERO Y SU ESTRELLA sean uno en el horizonte.

Se inunda el alma, la mente no puede flotar, la consciencia busca refugio, la razón se va en un BARCO DE PAPEL que el ser no puede alcanzar.

Las calles se entrecruzan y, casi como en un laberinto, dudamos en avanzar, pero EL SOL NO ENTIENDE DE DIAGONALES y hasta inconsciente de su magnitud nos muestra que no hay respuestas mágicas, la respuesta está en nosotros mismos.

Dos que juegan al amor, como en esos cuentos que nos contaban de chicos, metidos en un lindo y CURSI BONDI del que no queremos salir, al fin y al cabo, nada mejor que amar…

Caminando por la calle la soledad se nos hizo amiga, no tiene sentido temerle si siempre la encontramos en EL MISMO LUGAR, donde la ciudad es de bolsillo y el tiempo tal vez puede descansar.

No importa que tan lejos lleguemos, no hay que perder ese tren que nos lleva de vuelta a casa, a nuestras raíces y lugares que nos hicieron lo que hoy somos, para no olvidarlo llevo siempre la leyenda MADE IN J.C.P.

¿Y donde encontramos a Matías?

Pueden seguir a Matías Barberis en instagram. También, aunque ya está enlazado en cada canción, pueden escuchar El sol no entiende de diagonales en Spotify o El sol no entiende de diagonales en youtube.

¡Espero les guste! ¡Hasta prontito!

Amores

Aquí, volvemos con una reflexión de una gran amiga y colega escritora, con quien tuve el enorme placer de compartir no solo escritos y música, si no muchísimas otras cosas más. Es tan enorme el cariño y el agradecimiento que siento hacia ella, que esta, es tan solo una pequeña forma de retribuir algo de lo que hizo por mí. Claro está, que la influencia de su vida en la mía, es tan grande como la mía en la suya. Aún así, no solo siento que debo de alguna forma agradecérselo, si no que además, esta es una reflexión que creo, que merece ser compartida. ‘en fin, con su permiso, acá se las dejo. Pero primero, la publicación original en su Facebook personal.

Amores

Por Morena Pereira. Muchísimas gracias por permitirme conpartirlo.
Cuando ya viviste varias, y nada te sorprende, y todo lo que esperás es estar tranquilo, eso es lo que no pasa. ENAMORARSE es lo que no te pasa. Soy cada vez más defensora de la teoría de que el amor es para la gente que necesita salvarse de algo, pero en realidad nunca lo va a lograr por medio del amor. Lo logra por otros caminos. Entonces, en la falsa ilusión de que algunos pueden ser salvados y a otros los van a rescatar y dar lo que nunca tuvieron, que una sola persona te va a dar lo que muchas otras te negaron,, el amor nace, se crea y dependiendo de las circunstancias futuras, se seguirá desarrollando hasta que muera. Quizás dura un año, quizás 2, quizás hasta 80 años, como mis abuelos.
Si estás cerrado al salvamento, al rescate divino, a las mariposas que se van a ir dentro de unos meses aunque en principio tengan carácter de eternidad, y estás convencido de que la salvación es colectiva pero no de 2 en 2, y que quien se salva primero sos vos por medio del vehículo que sea pero buscándote a vos antes que al resto, no te enamorás. Porque todo el resto son falsas ilusiones, trampas y positivismo barato. El día de san valentín, las cenas para parejas, el spotify duo que claramente vas a terminar compartiendo con tu mejor amigo o con tu familia. La publicidad de que la media manzana necesita su otra mitad para ser rica y que otros la vean y la compren. Y el sentirse vacío cuando ves todo eso que el mundo te pide que tengas y no, no tenés. Tuviste, pero no tenés. Quisiste, pero no fue. Y fue perfecto, pero ya no es. Porque te dejaron, porque vos dejaste, porque ambos dejaron, porque ya no es y listo. El amor que todos vemos es ese mismo.
El amor eterno es algo parecido, pero que no se rompe. Es ese amor que por mucho que hayas dejado ir, perdura. Ese que quizás te llegó cuando necesitabas que te salven, y lo hicieron, pero también te acompañaron, y esa compañía se sintió bien. Son amores de esos irrompibles, como los electrodomésticos que a mi mamá le duraban 25 años. ESOS que ya no entienden de razones para seguir haciéndote palpitar el corazón. Esos que te vas a guardar muy, muy profundo cuando la persona tenga otra pareja, esos que vas a confundir con hartazgo y vas a envolver de angustia porque ya no son y por todo lo que habrías hecho si hubieran seguido ahí. Esos a los que les vas a cantar la canción de love of my life una y mil veces, y en cada una de ellas vas a sentir algo distinto y esa misma profundidad, como la primera vez. Amores que no te matan aunque parecieran hacerlo. Amores que se mueren en el exterior y permanecen en el alma. Amores que no te drogan ni te intoxican. Amores que hay que saber dejar a tiempo, para no envenenarlos o corroerlos con la incapacidad que tenemos de no soltar algo”cuando nos indica que no tiene que estar más. Amores libres. Amores que se van, pero no van a volver. Amores que aprenden y de los que aprendés. Los amores de tu vida que muy, muy pocas veces van a aparecer. Amores que cuando te toquen los vas a saber distinguir. Y los vas a vivir como lo último que te toca. Porque sí. Es lo último antes del mar de las complicaciones, y lo último antes de el camino de las reflexiones, las lecciones y las letras de canciones. Ese amor que es lo último antes de lo primero que somos nosotros. esos amores que son la última copa de vino, el último cuento antes de dormir de nuestra única infancia y el último recuerdo, antes de irnos.

De lo otro vas a tener muchísimo. Los amigos para la joda, los mejores amigos del mundo, los padres, los hermanos, esos que son de tu sangre y los vas adoptando por el camino. Vínculos fantásticos, relaciones divinas y personas inolvidables.

Pero amores como el de la vida, ese que por mucho puede pasar una o 2 veces, Amores como ese son los que permanecen siempre.
Amores tan simples, tan gratos. Amores inolvidables.

Ni una más

Palabras que te pegan como un huracán,

Miradas que no sabes bien a dónde van,

Dime qué pasaría si no hubiera nadie.

Siguiendo mi camino, yo sé a dónde voy,

Sintiéndome insegura y aunque no lo soy,

No ver tus intenciones me hace vulnerable.

Fragmento de la canción Ni una más de Aitana.

Sinceramente, no sabía como empezar esto. Pero sabía que algo, tenía que escribir. Ya me había quedado como un pendiente personal, escribir algo por el 8M. Pero la verdad, estuve con tantas cosas en mi cabeza toda la semana, que no pude dedicarle el tiempo que hubiese querido. Y lamento muchísimo estar escribiendo hoy, en estas circunstancias. Porque esta vez, no estoy escribiendo para ofrecer simplemente un punto de vista, aunque la categoría que elegí, así lo indique. No estoy escribiendo para expresar una opinión, una reflexión, un pensamiento. Esta vez, estoy escribiendo para expresar mi enojo. Mi más puro y sincero enojo. Un enojo visceral, que me sale del centro de las entrañas, y se propaga por todo mi cuerpo.

Aitana, como tantas otras artistas que han tocado este tema en miles de canciones, lo expresan muy bien. Estoy cansada. Muy cansada, de terminar escuchando siempre las mismas historias. De que nos, sí. Nos, y me incluyo, nos pasen siempre las mismas cosas, o similares. A todas. Por ser mujeres, por tener una discapacidad. Por ser, como dice ella, vulnerables. Incluso más que el resto. Y sí. No lo voy a negar. No está en la agenda pública de nadie. Las organizaciones feministas en general, no nos tienen en cuenta. Somos nosotras mismas desde orgas de mujeres con discapacidad, quienes tenemos que levantar la mano para hacer oir nuestra voz. Y eso cansa. Cansa, y mucho. La verdadera sororidad, no siempre está en las que organizan una marcha, las que leen un documento que, en muchos casos, no llega siquiera a ser un consenso. No, no. Muchas veces, está en la amiga que te ofrece que le compartas tu ubicación cada vez que vas a ir a un lugar que no conocés, o a encontrarte con alguien desconocido. Está en la que te llama si siente que te pudo haber pasado algo. A la que podés recurrir si te sentís amenazada, y que sabés que va a estar del otro lado por cualquier cosa. Para ayudarte y acompañarte si está cerca, o para hablar con vos, para que le escribas, para escribirte, si está lejos. Y con esto no quiero renegar ni desacreditar el trabajo de nadie. No, no es mi objetivo. Solo que me pongo a pensar, ¿Donde están esas organizaciones cuando a nosotras nos pasa algo? ¿Donde están esas mujeres cuando necesitamos ayuda?

De todas las mujeres con alguna discapacidad que conozco, creo que al menos el 95% ha sufrido algún tipo de violencia de género en la calle. Desde intentos de robo, hasta… violaciones directamente. Pasando por todos los puntos intermedios. Y la pregunta es, ¿Donde podemos ir? ¿Qué podemos hacer si nos sentimos amenazadas? ¿Con quien podemos contar? Muchas veces, solo con nosotras mismas. Eso, es lo terrible.

Supe de 2 casos en los últimos meses, que me han marcado mucho, por ser de amigas muy cercanas. Pero no son los únicos, ni los primeros, ni los últimos. Por suerte (si se puede decir eso en algún sentido) las cosas no terminaron mal. Pero el trauma que se le genera a una mujer que sufre un ataque en la calle, por mínimo que sea, es muy fuerte. Imagínense una mujer con discapacidad, a la que además, por su propia indefensión, no puede discernir incluso, hacia donde debe correr, en caso de peligro. Hay mujeres que fueron secuestradas en autos, y lograron saltar de estos en movimiento, con el peligro que eso conlleva. ¿Una mujer con discapacidad, podría hacer lo mismo? Lo veo poco probable. En estos 2 casos que comento, la reacción principal de ellas, fue correr, y llegar lo más rápido que pudieran, a pedir ayuda a quien sea. Pero… ¿Sería posible hacer eso en todos los casos? ¿Como reaccionamos cada una de nosotras ante situaciones límites? Y otra pregunta más… ¿Cual es la verdadera solución a estos problemas?

De vuelta. Yo no hago esto para menospreciar, ni mucho menos, todo lo que se hace desde los movimientos, marchas y organizaciones feministas en general. Pero sí creo, que no es suficiente. Sí creo, que hay que hacer algo más. ¿Qué? Realmente no lo sé. Pero sí sé que ni siquiera con tener un ministerio de las mujeres, alcanza para erradicar la violencia de género. Porque hay un problema principal en todo esto. Y ese problema, no tiene que ver exclusivamente con nosotras. Tiene que ver con una cuestión sociocultural que, si bien se ha venido modificando en los últimos años, y a grandes pasos, para ser totalmente honesta, todavía falta mucho por hacer. La cuestión, del machismo implícito en la sociedad en general. El creer que por ser hombre, podés tomarte libertades que evidentemente, no te corresponden. Y de las que claramente, no tenés conciencia de cuanto pueden perjudicarnos. O si acaso la tenés, pareciera no importarte. Con esto, tampoco voy a caer en el feminismo extremo, en el que le hecho la culpa al hombre y nada más. No, no es así. Pero sí hay una realidad que no puede negarse. Y es que ellos no tienen que cuestionarse a qué hora salen, a qué hora llegan, como van vestidos, quien los ayuda a cruzar. Nosotras, tenemos que cuestionarnos eso en todo momento. ¿Estamos saliendo muy provocativas? ¿Estamos mostrando demasiado? ¿Estamos dándote pie a algo más, solo con decirte nuestro nombre? No, realmente no. Pero es como vos lo interpretás. Y acá estoy hablando de situaciones puntuales, de extrema violencia. Porque, sí, aunque no haya un golpe, aunque no haya directamente una amenaza física, las palabras, también son agresiones. Y en muchos casos, muy fuertes. Pero, también podemos hablar de otros casos. Del acoso en redes sociales, del creerse que porque te acepté una solicitud de amistad, o dejé que me sigas en las redes ,te estoy dando luz verde para otras cosas, entre otros cientos de miles de situaciones en las que, solo por el hecho de ser mujeres, estamos mucho más expuestas. Me resulta triste que en pleno 2023, tengamos que seguir haciéndonos este tipo de cuestionamientos. Me resulta indignante, que todavía tengamos que apoyarnos en nosotras mismas.

Una vez, una amiga me contaba que tenía que encontrarse con un chico que… <la había agredido en el pasado. Las razones no importan. Pero tenía que hacerlo. No tenía otra opción. La reacción de sus amigos varones, fue, “hu, qué cagada negri”, y preguntarle después de 3 horas, si estaba bien. La reacción de sus amigas mujeres, fue “reportate cada media hora, y compartinos tu ubicación”. ¿Se entiende? ¿Más clarito le echo agua, no?

Tengo un grupo de amigas con el que nos compartimos ubicación, cada vez que cualquiera de nosotras, se encuentra en algún tipo de situación en la que pueda llegar a estar en peligro. Pero como explicaba, en el caso de mujeres con discapacidad, el peligro puede suceder en cualquier momento. No podés saber quien te está ayudando a cruzar la calle, ni con qué intenciones. ¿Y qué vas a hacer? ¿Compartir tu ubicación en todo momento con alguien? ¿Vestirte un poco más “decente” para que no se fijen en vos? ¿Enserio? No, no me parece justo. Son ellos los que tienen que cambiar. Es la sociedad la que tiene que ser educada para transformarse en una sociedad diferente. Con personas diferentes. Lo estamos haciendo bastante bien con las nuevas generaciones. ¿Tendremos éxito realmente, al final del camino?

Tampoco voy a darle el crédito a las fuerzas de seguridad. Bien sabemos que en la mayoría de los casos (ley Micaela mediante incluso) la justicia y las fuerzas policiales en sí, han entorpecido el camino, muchísimo más de lo que lo han allanado. Sí no voy a negar, que es a quienes tenemos que recurrir en caso de peligro. Pero eso no quiere decir, que esté de acuerdo con confiarle mi seguridad, a desconocidos que, en muchos casos, incluso han revictimizado a mujeres.

Hay quienes deciden tomar sus propias medidas de seguridad. No estoy hablando de que todas y cada una de nosotras, portemos un arma. Además de que una ciega con un arma, es tan peligrosa como un mono con navaja, como bien lo dice el dicho. Pero sí, podemos optar por dispositivos que nos ofrezcan, cierta seguridad. Yo no voy a recomendar ninguno en particular, porque aún no los he comprado. Pero una amiga sí lo hizo, y me pasó el contacto. La gente de Mamá Llegué, ofrece varios productos que se adaptan a los gustos y necesidades de cada persona. Revísenlos, y vean cual es el que prefieren. Quizás, y solo quizás, no debería estar yo haciendo este tipo de recomendaciones. Pero vamos, de nuevo. Tener un arma no es lo mismo que tener un llavero con alarma, que puede incluso conseguir que el potencial agresor se asuste, y se vaya.

¿Y acá es donde se preguntarán, por qué estás escribiendo esto realmente entonces? Ya se los dije. Porque estoy enojada. Porque no puede pasarle esto a una chica que lo único que hace, es salir a pasear un fin de semana. No puede pasarle esto a otra que lo único que hizo, fue llegar a su casa de trabajar a la noche. Pero principalmente, y esto lo resalto con mayúsculas, NO PUEDE PASARNOS ESTO, A NINGUNA DE NOSOTRAS, Y BAJO NINGUNA CIRCUNSTANCIA. Basta, ya basta. Nos queremos vivas. Nos queremos libres. Nos queremos independientes. Nos queremos fuertes, valientes, decididas. Queremos vestirnos como se nos cante, y cuando se nos cante. Queremos disfrutar de la vida como cualquier otra persona. Sin miedo. Sin culpa. Sin presiones sociales y culturales de ningún tipo, sobre nuestro aspecto, apariencia, género, discapacidad, ni nada de lo que nos haga diferentes.

Tal vez, y solo tal vez, no haya sido una casualidad que justo este sábado a la mañana, el aleatorio me haya despertado con esa canción que puse acá al principio, y que como apagué la alarma y volví a quedarme dormida, luego lo haya olvidado. Cuando a la tarde me contaste lo que te había pasado, lo recordé. Pero más allá de esas cosas flasheras del universo, sabé vos, y cualquiera, siempre, que como dije en artículos anteriores hablando de este tema, pueden, podés contar conmigo cada vez que te pase algo, cada vez que lo necesites. Que voy a estar ahí para vos, para todas. Que si nadie más está, al menos, entre nosotras, sí estamos. Entre nosotras, sí nos cuidamos, sí nos protegemos. Porque, sí. Entre nosotras, independientemente de todas aquellas ideas, opiniones y pensamientos que nos diferencian, sé, que como dije, vivas nos queremos.

Como hacemos que cualquier mirada,

Siempre esté librada,

De interpretaciones.

Que ni una más deba permanecer callada,

Que ni una más sufra por dobles intenciones.

Quise

Texto de Luna Romano. Publicado con su permiso. Actualizado el 13/03/2023.

quise desenredar de mi lengua palabras
quise
quise
quise
toda yo
toda otros
quise por deber
por ser ella
sin entender lo que significaba
la mancha azul en las propagandas de apósitos
las piernas cruzadas
las miradas ajenas
el arco lacerando mis pechos
quise sosegada
controlando la voz
con hambre
muda
y en juicio
sin querer quise pensándome sin sangre
sin deseo
inmóvil
y en calma
Hoy sabiendo que no puede acortarse mi cuerpo
Quiero
sabiendo
toda yo
toda heridas
abiertas
vivas
Heridas y Vivas

Deshechos humanos, o Derechos humanos

Este texto, fue escrito con motivo de la reforma previsional del año 2017. Hoy, 3 años después, en los que se discute una nueva modificación de la misma, que en lugar, nuevamente, de mejorar las condiciones de vida para las personas mayores, las empeora, toma una indiscutible relevancia. Como expliqué en anteriores ocasiones, que se encuentre en la categoría otros autores, quiere decir que no fue escrito por mí, si no por alguien que decidió mantener su anonimato, pero que se ha dado en llamar, “Súper Chango”. En fin, les dejo este texto de esta persona, adelantando que no va a ser la última vez que lean algo de “Súper Chango” por acá.

Deshechos humanos, o Derechos humanos

Prendés la tele y aparece una propaganda de uno de esos suplementos vitamínicos para gente mayor, y uno de los “personajes” que aparece dice “¿Que cuántos años tengo? 55, y preguntame si algún día me voy a retirar”. Hoy, esa pregunta se contesta fácil. A menos que seas parte de la minoría que genera la riqueza a costa del trabajo ajeno, algún día te vas a retirar. Ese día va a ser cuando el cuerpo ya no te de más, y seas demasiado frágil y débil para formar parte de un inhumano sistema de producción. Y ahí, cuando ya te consumieron el sesenta porciento de la vida (con suerte), lo único que te va a quedar es una mísera jubilación, la retribución amarga de una vida entera de aportes que se diluyen.

Y con eso, no te va a alcanzar para el suplemento vitamínico. Apenas te va a alcanzar para lo necesario para calmar el dolor de huesos. Y ahí es cuando llegaste al final de la vida. Y te retorcieron como un trapo para sacarte todos los años, toda la vida, todo el tiempo. Y te fuiste. Pero probablemente quedaron tus hijos, o tus nietos, que, como viene la mano, probablemente la tengan más complicada.

Esto avanza, y mientras los burgueses inhumanos viven de arriba (o mejor dicho, a costa de los de abajo), la inmensa mayoría se muere desahuciada, aislada, sola.

Pero esta propaganda no es lo único. Porque después salís a la calle, y probablemente te cruces con alguno que dice “pero el socialismo quedó demostrado que no funciona, mirá Cuba, son todos pobres” y ahí es cuando hay que contestar: ¿Este es el éxito del capitalismo? ¿No te das cuenta que somos miles de millones, usados y descartados para mantener a aquellos que tienen el poder? Es claro que si de verdad hiciéramos esa pregunta, la respuesta sería un conjunto de palabras vacías y sin argumentos. Pero por lo menos, te expresaste. Y eso es lo que hay que hacer, expresarse, reclamar, luchar. Con una lucha constante, enseñando, explicando las propuestas, la gente, tarde o temprano va a entender. Porque nada es para siempre, y así como nosotros nos vamos explotados, este sistema capitalista también se va. Con la lucha, lo tenemos que sacar. Para dejar de ser Deshechos Humanos, y convertirnos en personas con verdaderos Derechos Humanos.