Di mi nombre


Di mi nombre, cuando no haya nadie cerca, cuando no haya nadie cerca, cuando no haya nadie cerca…

El título de esta publicación, está inspirado en la canción de Rosalía, ya que, de lo que se trata, es de algo que, todos aquellos que me conocen personalmente, y son cercanos a mí, estaban esperando. Conocer mi segundo nombre. Todos saben, por esta publicación que, tuvo muchísima repercusión, y que hizo subir, en su momento, las visitas de mi blog a valores que jamás habría imaginado, que soy Katherine, y que me dicen Kathy. Pero pocos saben, que elegí un segundo nombre. Lo cierto es, que esta entrada fue escrita mucho antes de ser publicada. Las razones por las que no la publiqué antes, son 2. Primero, problemas técnicos. No se me ocurría como hacer que accedan a la solución, sin dejarla tan al alcance. Y segundo, una vez tuve eso resuelto, sentí que no era el momento. Como seguro leyeron en entradas anteriores, fueron pasando cosas, que me hicieron establecer prioridades. Y esta entrada, entre otras, no terminaba de convencerme. Es decir, me quedaba algo por arreglar, por añadir, por quitar… En fin, a pesar de esto, ahora sí está terminada. Espero que la disfruten, porque me costó mucho hacerla.

Cuando comencé a pensar esta idea, en realidad tenía otro objetivo en mente. Como una especie de juego temporal, pensaba publicarla cuando tuviese mi partida de nacimiento, e iniciara el trámite del DNI. Así, estaría vigente mientras dure este trámite, y luego publicaría la resolución. Por supuesto, como es de público conocimiento, debido al cese de la actividad en la administración pública por la Covid19, este trámite tardó en concretarse. Pero al fin, y tal vez por una de esas causalidades del destino, justo la estoy publicando, cuando ya tengo mi DNI. Sí, así como lo leen. Aquello que estuve esperando durante tanto tiempo, al fin llegó; al fin, es una realidad. Y como serán esas cosas del destino, que justo me llegó el 30 de setiembre. Quienes me siguen en mis redes sociales, saben qué otra cosa ocurrió ese día. Para quienes solo me leen acá, deberán esperar un poquito más, porque voy a hacer una publicación al respecto de ese otro acontecimiento. En fin, volviendo a lo de mi segundo nombre, les advierto que no va a ser tan fácil saberlo, ya que, de todos modos, va a ser con el formato de un juego, en el cual van a tener que adivinarlo, mediante una serie de reglas que establecí. Es por eso que, el juego se llama “Di mi nombre.” Pero antes de empezar…

Un poquito de historia

La verdad, desde que empezó todo esto, nunca había podido elegir un segundo nombre. Desde siempre supe que me llamaba Katherine, incluso muchísimo antes de entenderme a mí misma, como ya comenté en la publicación anteriormente mencionada. Pero, elegir un segundo nombre era muy difícil. Tuve muchísimas ideas, y pasé por cientos de miles de combinaciones posibles, pero nada. No me llegaba, no lo sentía como propio. ¿Muchos se preguntarán, por qué un segundo nombre? No lo sé, realmente no lo sé. Solo sé que tenía que tener uno. Que había algo que, en algún momento, me iba a tener que causar esa sensación, que ya me causaba el primero. Y fue así, como este surgió.

Fue el día de mi cumpleaños el año pasado. Es extraño, pero muchas cosas raras me pasan el día de mi cumpleaños. Aunque, pensándolo bien, últimamente sí que vienen pasando cosas raras de todos modos. Claro está, por razones totalmente diferentes. No sé, que se yo. Los chicos… Ay, perdón. ¿Debí haber usado lenguaje inclusivo? En fin, ellos me preguntan: ¿qué pasa, que ya no puedo salir de casa, ni siquiera para ir a la plaza? Y la verdad, muchas veces, no sé bien qué responder, aunque, como ven, trato de ingeniármelas.

Algo que nada que ver, pero que no mencioné antes, es otra de las razones por las que también decidí hacer esta publicación. Hace un tiempo, me ocurrió un suceso que me asustó mucho. Y fue ahí, cuando me di cuenta que muy poca gente lo sabía. Entonces, decidí hacerla antes de que me toque tener algún otro encuentro con la parca, es decir, antes de que termine esta búsqueda, la búsqueda, mi búsqueda.

Ya que sin querer queriendo los hice pasear por todo lo que tengo publicado hasta el momento de finalizar la redacción de esta entrada, no puedo dejar de recomendarles que cada tanto, revisen la página principal, la página de entradas, o que se suscriban al botón de abajo para recibir mis nuevas entradas por EMail. También, pueden seguirme en instagram o twitter como “dragonmoon1522”, o en facebook como KathWareBlog, para ver cada vez que publico algo nuevo. Siempre que en una publicación en las redes vean la imagen del blog, va a estar acompañada de una nueva entrada. Dentro de poco se vienen algunas novedades. Estoy considerando seriamente animarme con una primera novela corta, antes de iniciar con algunos grandes proyectos que, algunos más otros menos, las personas más cercanas a mí, saben que hace mucho tiempo vengo pensando escribir, y nunca lo había hecho. Entre otras tantas ideas que me surgen mientras escribo, o tal vez me vayan surgiendo en el camino. Jamás pensé que iba a escribir las últimas entradas anteriores a esta, y sin embargo, ahí están. En este tiempo que llevamos de cuarentena, fueron dándose situaciones que me llevaron a hacer esas publicaciones. Debo decir, que siento que acá, al fin encontré el espacio que necesitaba para dejar volar mi imaginación, y que la verdad, estoy muy contenta por eso. Bueno, ya me hice publicidad, así que volvamos a lo nuestro.

Como les decía, fue el día de mi cumpleaños. Tenía el día libre, así que decidí salir a pasear. Pero no solo eso, si no que puse 2 turnos médicos para ese día a la tarde. Fui un rato a la plaza (OK esta vez no pongo enlace a la entrada) después fui a visitar a una amiga, y por último, antes de volver, y que mi familia me esté esperando con un lindo festejo, fui a 2 médicos distintos, que quedaban en lugares diferentes. Por eso, aunque, obvio, disfruté la salida, y el día en sí, estuve bastante tiempo viajando en colectivo ida y vuelta. En uno de esos viajes, así, de la nada, se me apareció en la mente.

Fue como un resplandor, como un rayo, como una luz que te ciega de repente. Y dije:

—¡sí! ¿Cómo no se me ocurrió antes?

Me pareció la combinación perfecta entre mi nombre y mi apellido. Y eso que, para los que lo saben, es difícil combinar ese apellido con algo. En fin, Como una especie de causalidad, o paradoja del destino, ya que, como dije anteriormente, no creo en las casualidades, casi un mes después de aquel suceso, volví a reencontrarme a través de las redes sociales, con una gran amiga mía de hace mucho tiempo que tiene este mismo nombre, con la que vivimos momentos geniales, y tenemos muchos recuerdos bonitos juntas. Obviamente, ella no podía creer que yo fuese trans. Pero, los pormenores de esa historia, solo quedan para nosotras.

Las elegidas

Aunque hay amigos varones que me ayudaron, que supieron acompañarme de alguna forma u otra, para esto solo elegí a mujeres. Ellas supieron entenderme de formas en las que, yo sabía que ellos no iban a poder. Sé que esto se prestará a debate, pero, sinceramente, se me hacía mucho más fácil plantearles mis miedos, dudas, inseguridades y preocupaciones a ellas, que a ellos. Es por eso que las elegí. Porque supieron entenderme en una forma, en la que ellos no. Hay otra particularidad también. A lo largo de toda mi vida, ya desde mi infancia, siempre tuve muchas más amigas mujeres que amigos varones. Tenía más afinidad, me resultaba más sencillo establecer conversaciones con ellas sobre los temas que me interesaban. Así fue, que a la hora de contarlo por primera vez, elegí a mujeres también. En este sentido, y volviendo al juego en sí, de todas ellas, elegí a 12. Sí, a 12. Por 2 razones. Primero, porque me gustó el número. Era como una especie de representación de algo especial. Los signos del zodíaco son 12, los apóstoles de Jesús son 12, las tareas de hércules son 12, los animales en el horóscopo chino son 12, los meses del año son 12,. Era como que me parecía que tenía que representar una cantidad en particular. La segunda razón, es de carácter práctico. Algunos nombres, por su composición, no entran en el sentido del juego, o harían que tuviese que repetir frases. Y ahí ocurrirían 2 cosas: o el juego se vuelve demasiado fácil, y puede adivinarlo cualquiera, o se vuelve demasiado confuso, y no puede adivinarlo nadie. Recuerden que, primero tuve mi nombre, y después empecé a crear esta idea, por lo que… Puede fallar. Bueno, en este sentido, si alguna no está, y cree que debería estar porque también estuvo cerca mío, no se sientan mal. Aunque no estén en el juego, lo que sigue, también es para ustedes.

Gracias

Sé que con un gracias no alcanza. Sé que con expresarles en simples frases, palabras, oraciones y párrafos, no me alcanzaría para agradecer, a todas mis mejores amigas, lo que hicieron por mí durante todo este proceso. Algunas las conocía de antes. Otras, fueron apareciendo durante el camino. Una en particular hace poco tiempo, y otra, fue la que me dio el primer empujoncito, y que todavía sigue cerca mío. Todo el tiempo que ellas se tomaron para escucharme, para contenerme, para estar conmigo cuando más las necesitaba. Sé también, y lo hago público, que en muchísimos casos no pude retribuirles de la misma forma, lo que hicieron por mí. Fallé, y, aunque muchas veces intenté remediarlo, sé también que, otra vez, en muchos casos, no pude hacerlo realmente. Es por eso que, a través de esta publicación, y este pequeño juego, las nombro junto conmigo. Para que sepan que, a pesar de todo, cada una de ustedes, son parte de mí. Y están dentro de mi alma y mi corazón. Las quiero muchísimo.

El juego

El juego, consiste en lo siguiente. Voy a darles una lista de 12 nombres, con comparaciones entre sí. Ustedes van a ir leyendo esas comparaciones, e ir suprimiendo letras de dichos nombres, de acuerdo con el texto que acompañe a los mismos. Así, al final, solamente van a quedar en sus hojas, o donde sea que decidan hacerlo, las letras de esos nombres que coinciden con el mío. Primero, les paso las reglas, y después les doy un ejemplo, y algunas pistas para empezar.

No pueden publicar mi nombre en ningún comentario ni acá en el blog, ni en las redes sociales. La idea es que, quienes entren al blog, puedan seguir jugando.

Si quieren, pueden dejar en comentarios, si lo resolvieron por ustedes mismos, cuanto les llevó, si se les hizo fácil o fue difícil.

Si se rinden, la solución, está al final del post, en un documento que se pueden descargar del mismo blog. Ya lo dije, es la primera vez que hago esto, y puede fallar.

Ejemplo y pistas iniciales

Si digo que un nombre está cerca, significa que comparte más letras con mi nombre. No importa el orden de esas letras, solo que sean las mismas. Si digo que está lejos, obviamente, es lo contrario. Si digo que es más grande, significa que tiene más letras que mi nombre, y si digo que es más chico, al revés. Por ejemplo. Supongamos que estoy jugando con mi primer nombre, y 3 de mis amigas se llaman Lucía, Estela y Betiana. Betiana está más cerca de Katherine, porque comparten la E, T, I, A, y N. Estela no está tan lejos tampoco, porque comparten la E, la otra E, la T, y la A. Y Lucía, está lejos, porque solo comparte la I y la A. Las 3 son más chicas. A su vez, comparten letras en común entre sí. El juego en sí, tiene comparaciones entre 2 nombres, en la mayoría de los casos. También, si digo que un nombre tiene las mismas letras en común que otro, significa que el resto de las letras que no tengan en común, se tienen que suprimir. Espero se haya entendido. De todos modos, estas son las pistas principales. El resto, están escondidas en el texto, y ustedes tienen que ir buscándolas. ¡Mucha suerte!

¡A jugar!

Los nombres, son los siguientes: Verónica, Victoria, Ana, Luna, Pamela, Micaela, Marina, Florencia, Sofía, Rosario, Nicole, Micol.

Al principio, tenemos a Verónica y Victoria. Ambas son más grandes. Pero, mientras que Verónica es la que más cerca está de las 12, Victoria está lejos.

Ana y Luna son más chicas, pero mientras que una de las 2 está más cerca, la otra está lejos.

Pamela y Micaela, están igual de cerca, y tienen las mismas letras en común.

Marina, está igual de cerca que Ana, y comparten las mismas letras en común.

Florencia, es más grande. Está igual de cerca que las 3 anteriores, y a la vez, comparte letras con Pamela y Micaela, y con Marina.

Rosario y Sofía, están lejos, y, las letras que comparten en común, mientras que en Rosario están en el centro, para Sofía, son principio y fin.

Nicole y Micol. Aunque se pronuncien parecido, no son iguales. Mientras que Nicole está lejos, Micol, no solo es más chica, si no que, está tan lejos, que no comparte ninguna letra, con mi nombre.

Al final, excepto Rosario, Nicole y Micol, el resto, son todas iguales.

¿Te rendís? ¡Acá está la solución!

Los días de la semana

Estas últimas semanas, pude darme cuenta de varias cosas sobre mí, y sobre lo que intento hacer al escribir y publicar acá, y lo que realmente, termina sucediendo. Primero, entendí que al parecer, soy más del estilo de la improvisación, que de planificar cosas y publicarlas luego. Cada vez que planifico algo, que lo inicio, y estoy cerca de terminarlo, en mi vida personal ocurren cosas que, provocan un desbarajuste impresionante, y que me hacen replantearme todo, y tener ganas de escribir y contar otras cosas. Así, actualmente, tengo 3 artículos en los borradores, entre los que están claro, del que hablé hace casi un mes, en la presentación de mi nueva página de inicio.

Después, sobre las canciones. Cuando escribía de niña o adolescente, solo escribía y listo. O sea, tenía una carpeta, en braille claro, toda con canciones mías, algunas historias, y canciones de otros artistas que me gustaban mucho. Ya que recuerdo, esa carpeta todavía está por ahí guardada. En fin, ahora entendí, que mis canciones actuales, tienen significados distintos a las de antes. Y que requieren una introducción, como la que en estos momentos estoy añadiendo. Es decir, una explicación, de por qué escribo lo que escribo.

En este caso, tiene que ver con dos cosas. Primero, El 3 de agosto inicié con un resfrío. Para el 6 empecé con dolores de cabeza, y el 7 ya tuve pérdida de olfato. Para el 10, supe que era covid positivo. Muchísimas sensaciones pasaron por mi mente desde aquel momento, y hasta hoy. La mayoría de la gente que me conoce ya lo sabe, pero por suerte estamos bien, los síntomas tanto en mí como en mi familia, fueron leves. La realidad es que, habiendo cursado ya la enfermedad, y con mi familia en recuperación, entendí que la sobre información sobre este virus es tanta, que estoy finalizando este proceso con más dudas que certezas. Con más preguntas que respuestas. Con más incertidumbres que las que tenía antes solo leyendo lo que publicaban los diarios y los noticieros, que dicho sea de paso, no era poco. Y segundo, a partir del 16, empecé con un malestar estomacal. Sí, similar al del que hablé en el encuentro, (entrada que me hizo muy bien releer, a veces está bueno volver a leerse a una misma ya habiendo pasado un tiempo) pero sin el desmayo. Me dejó durante toda la semana en cama. También actualmente, me estoy recuperando de eso.

En fin, estas 2 situaciones consecutivas, me hicieron como siempre, reflexionar y repensar algunas cosas. En lugar de contar toda la experiencia como he hecho otras veces, lo que se me fue ocurriendo en el transcurso de todo, fue expresar esas reflexiones y pensamientos, en una canción. Esta vez, va con dedicatoria. Primero, a quien es mi compañera de vida. Ya hablé anteriormente de ella, así que pueden leer la respectiva entrada si no lo hicieron. Y segundo, a todas aquellas personitas que están cerca mío. Porque principalmente ella, pero las demás también, están ahí para decirle a mi cabecita loca, que no todo es tan malo, y que a pesar de las dificultades, todo puede salir bien.

Por último, mencionar que esta canción también tiene una melodía, que está en mi cabeza por ahora. Y que esto, no es una rutina de los días de la semana, si no una forma de sintetizar una rutina de los días de la vida.

Los días de la semana

Los lunes me despierto y sé,

Que nada es como imaginé,

Y por las noches me duermo angustiada.

Los martes todo está tan mal,

No sé qué hacer ni qué pensar,

Y permanezco todo el día bloqueada.

Los miércoles resuelvo mis problemas,

Los jueves se presenta otro dilema…

Los viernes quiero decidir,

Sobre el futuro pero en fin,

Naufrago entre variables y constantes.

Los sábados encuentro paz,

Tan solo quiero descansar,

Mi mente necesita algún instante.

Los domingos los momentos felices,

Opacan a los tristes con matices…

Segunda parte:

Los lunes me despierto y sé,

Que nada es como imaginé,

Y todo vuelve a comenzar de nuevo.

Los martes todo está tan mal,

No sé qué hacer ni qué pensar,

Te lo explico y ni yo misma me entiendo.

Los miércoles resuelves los problemas,

Los jueves se presentan más dilemas…

Los viernes quiero decidir,

Sobre el futuro por venir,

Y aquí estás tú para tranquilizarme.

Los sábados tenemos paz,

Solo queremos descansar,

Las mentes necesitan un instante.

Los domingos seguimos adelante,

Aunque todo parezca tan distante…

Sobre vos

Te preguntarás por qué elegí este título para esta publicación. No sé si sabés, de las veces que entraste a mi blog, que las publicaciones se pueden separar por categorías. Bueno, una de esas categorías, se llama “Sobre mí”. Es donde publico cosas que tienen que ver con cosas personales mías. Y esta, es una de ellas. Entonces, la categoría es sobre mí, y la publicación se llama sobre vos, porque la idea, es hablar sobre nosotras.

Durante toda nuestra relación, tuvimos diferencias. Formas distintas de ver las cosas, de hacerlas, de pensarlas, y de decirlas. Estas diferencias nos llevaban a estar en desacuerdo, a discutir, a pelear. Al final, de alguna forma u otra, llegábamos a un acuerdo, y volvíamos a estar como al principio, o, incluso hasta mejor. Pero hubo un momento, en el que eso, se volvió muchísimo más difícil. A partir del 22 de mayo del 2016, cuando te dije, de la mejor forma que pude, que soy una mujer trans. Desde ese momento, todo aquello que habíamos intentado construir y sostener, se rompió.

Se me ocurre que podemos pensar en esto como si fuese algo de vidrio, no sé, una copa, por ejemplo. Se rompe, pero de alguna forma tratamos de seguir usándola, de ver si hay alguna manera de pegar esos pedazos rotos, para que nuevamente, sea la copa que teníamos, o por lo menos una similar. No funcionó. Cada una a su manera, con sus errores y aciertos, lo intentó, pero no funcionó.

El año pasado, nos dimos cuenta que ya no íbamos a poder arreglar esta copa, y decidimos tirarla. Pero ni siquiera eso fue fácil. ¿Quién se iba a quedar con los pedazos rotos? ¿Las 2? Yo? ¿Vos? ¿Cómo podíamos hacer para separarnos? No pudimos tomar esas decisiones en aquel momento. E incluso hoy, un año después, la situación es tan incierta, que se nos hace difícil pensar en el futuro. ¿Cómo vamos a pensar en el futuro, si ni siquiera sabemos qué va a pasar en los próximos 3 meses?

Pero ojo, esto no se trata de cual de las 2 se equivocó y cual no, o si acaso alguna se equivocó más que la otra. No sería justo que yo dijera quien tiene razón y quien no. No sería justo que nos expongamos a hacer visibles nuestras diferencias, a ver quien tiene la verdad absoluta. No, no, no es mi objetivo. Primero, porque esto lo estoy escribiendo yo, y tratar de verlo desde tu punto de vista, me es tan difícil como a vos tratar de verlo desde el mío. Y segundo, que si yo escribiera algo de eso, vos no tendrías la posibilidad de defenderte. Exponernos a la opinión pública como hacen los famosos, ventilando nuestra vida privada, sinceramente, a mí no me gusta. No, mi idea al escribir esto, es otra, mi sentir, es otro.

El no tomar esas decisiones, sea por las razones que sea, el año pasado, nos llevó a esta situación actual. Desde el ‟16 de marzo, empezamos a cumplir con la cuarentena voluntaria, y a partir del 20, con la obligatoria acá en Argentina. Desde entonces, nuestra forma de convivir, cambió. Y acá, es cuando decido hacer un paréntesis.

Muchas personas, la mayoría diría yo, cuando ocurren cambios importantes en sus vidas, ponen todo en una balanza imaginaria. Lo bueno, y lo malo. Los momentos felices, y los tristes. Y empiezan a ver qué pesa más. Casi siempre, son los momentos malos, pero esto no es casualidad, ni significa para nada que en la vida de las personas, haya más momentos malos que buenos. ¿Entonces, por qué pasa esto? Porque esa balanza nunca anda bien. El cerebro humano, según lo que leí, está configurado para recordar mejor eso que le provoca un impacto fuerte. Es por eso que los momentos malos, son los que las personas más recuerdan. Algunas veces, en casos muy graves, esos momentos son tan malos, que el cerebro los bloquea, impidiendo que los recordemos, pero incluso así, formando parte de nuestro inconsciente, de alguna forma u otra que no somos capaces de entender. Pero en fin, como ya sé que esta balanza de la vida anda mal, decido tirarla a la mierda, y tomar el lado que yo quiera, independientemente de todo lo demás.

Desde que la cuarentena empezó, logramos conectarnos de formas en las que no habíamos podido conectarnos en mucho tiempo. Fuiste la creadora de La Parca, justo cuando yo estaba escribiendo El Encuentro. Estuviste ahí junto con los chicos para socorrerme cuando me desmayé. Fuiste la creadora, cocinera, y organizadora del acto del 25 de mayo incluso eligiendo la canción que íbamos a usar, y la de la idea de que nos vistamos de paisanas. Me trataste en femenino cuando estuve en llamada con mis amigos. Fuiste la de la idea de una historia policial muy chistosa que pronto voy a publicar, y gracias a la cual, decidí crear todo un pueblo ficticio, con un periódico ficticio también, en los cuales, a partir de ahora, la mayoría de mis historias van a estar basadas. Fuiste la organizadora y cocinera de todo el cumple del nene, y entre las 2, escribimos ese hermoso discurso que le publicamos en facebook, y que a tanta gente hizo emocionar. Y me dijiste que escriba algo sobre vos, justo cuando ya estaba pensando en escribir esto. Me encanta que nos sentemos todos los días a desayunar juntas. A charlar de la vida, a planear el almuerzo, la cena. Que colaboremos haciendo la comida. Que veamos las novelas o algún programa. Que hagamos la tarea con la nena, y que hagamos lo mejor posible, teniendo en cuenta nuestras dificultades. Que nos riamos junto con los chicos de los personajes chistosos que inventé, y de los que nadie sabe. Que todos los días sigamos inventando palabras y cosas graciosas para hacer más amena esta cuarentena. Que te animes a cocinar cosas que nunca habías hecho, para tratar de que tengamos menúes diferentes. Poder ayudarte con cualquier cosa, incluso hasta buscándote recetas en internet. Y me encanta que, vos también disfrutes de todos estos lindos momentos. Pero además, si quiero buscar mucho más atrás… Que hayas hecho cosas que te desagradaban, ido a lugares que no querías ir, que me hayas acompañado a comprar ropa muchas veces. Que hayas estado conmigo para sostenerme cuando tuvimos problemas económicos graves. Que hayas estado cuando me enfermé. Que hayamos podido ponernos de acuerdo, como dijiste en facebook el otro día, a pesar de nuestras diferencias, para hacer siempre lo mejor para los chicos, y para acompañarlos cada vez que estuvieron enfermos, cada vez que tuvieron algún problema en la escuela.

No sé que nos deparará el destino. No sé qué pasará con nosotras cuando termine la cuarentena. No sé qué decisiones tomaremos, ni como serán. Pero estoy contenta de que seas mi compañera de viaje en este viaje en el que, precisamente, no se puede viajar. No creo que podamos volver a tener una relación como la que teníamos antes, ya no. Pero sí creo que estamos construyendo algo diferente. Ahora sé que siempre vamos a poder contar la una con la otra, cada vez que nos necesitemos, tanto en los buenos y los malos momentos. Y te estoy muy agradecida por eso. Te deja muchos cariños, tu personaje favorito…

La Parca

Esta canción tiene una historia particular. Estábamos jugando con la mamá de mis nenes con un teclado casio bastante viejito que tengo de hace rato, y probando los ritmos y las notas, hubo uno con el que nos quedamos. Ella empezó a hacer una melodía con la voz, y yo la saqué con las notas del teclado. Se le ocurrió que la melodía era bastante tétrica, y que parecía como si se tratara de la muerte. No me pareció casualidad que pensara eso, cuando justo yo estaba trabajando en la entrada anterior. Estuve pensando durante toda esa noche, y para el día siguiente, escribí la letra. Es por eso, que esta canción, es la segunda parte de esta trilogía. Si no leíste la primera, te recomiendo que lo hagas. La trilogía completa, se encuentra bajo la etiqueta La Muerte.

En fin, una vez tuvimos la música y la letra, se me ocurrió que podíamos tener un video de esta canción. Es así, que mi nene hizo una animación basándose en la letra. A continuación, pueden encontrar la letra, la descripción de las imágenes para personas con discapacidad visual hecha por mi hijo y por mí, y por último el video.

Gracias a mi amigo David, que hizo lo posible para mejorar el audio. Perdón por eso, es una grabación muy casera, la hicimos con Whatsapp.

Si les gusta el video de mi nene, pueden seguirlo en su canal de youtube.

Y acá, hay una serie animada también de él.

¡Que lo disfruten!

La Parca

La buscas,

La encuentras,

Le temes,

La enfrentas.

La sientes,

La sueñas,

A veces,

Tan cerca.

Sin que te,

Des cuenta,

Te atrapa,

Te lleva.

Si toca,

Tu puerta,

Es porque,

La esperas.

Descripción de imágenes

Es una obra de teatro, sobre un escenario en 2 dimensiones. Todo hecho con un programa de personajes animados.

Actores: La Parca, Iris (la mamá) Luna, Juan, (los nenes) y yo.

1: Los 4 estamos quietos en el escenario. Yo con el piano e Iris con el micrófono. Estamos con los ojos cerrados.

2: Abro los ojos y empiezo a tocar el piano.

3: Iris abre los ojos y la boca, y empieza a cantar.

4/5: Juan busca a la derecha y voltea a mirar hacia la izquierda.

6: Aparece en escena la parca. Luna la ve, mientras que Juan no, porque está dado vuelta.

7: Luna sale corriendo.

8: los 2 se ponen en posición de combate enfrentando a la parca.

9: Juan tose sangre arrodillado en el piso.

10: Luna mira hacia arriba, mientras piensa en la parca.

11: La parca se pone detrás de Luna. Ella mira hacia atrás y la ve.

12: Luna voltea hacia donde está la parca, pero ella se teletransporta, y se pone detrás de Juan.

13: La parca agarra a Juan de la mano, y lo va llevando fuera del escenario, mientras Luna intenta salvarlo.

14: Juan y la parca casi están fuera del escenario, mientras Luna sigue intentando salvarlo.

15: Juan y la parca finalmente salen del escenario, y Luna se arrodilla y se pone a llorar.

16: Luna recupera un poco la postura y continúa llorando.

17: Iris y yo cerramos los ojos, mientras seguimos cantando y tocando.

18: Iris y yo rompemos la cuarta pared, y te miramos a vos. Sí, a vos que estás leyendo/viendo esto, de forma amenazante. Iris canta con una sonrisa perturbadora.

19: los 5 nos vamos hacia el lado izquierdo del escenario para irnos.

20/21/22: De a poco nos vamos yendo.

23: Nos fuimos. El escenario quedó vacío.

Fin.

Video

¿Qué pasa?

Esta situación tan particular que nos toca vivir, nos afecta a todos de distintas maneras. Personalmente, me sería imposible describir o comparar unas situaciones con otras. Porque, aunque en muchos casos haya similitudes, para cada uno de nosotros, con nuestras propias vivencias, nos toca sobrellevarlo de formas muy diferentes. Creo que, no por nada dicen que cada persona es un mundo y cada casa es un universo. Sin embargo, si hoy escribo esto, es porque quiero contar un poquito como me está afectando a mí. No desde todos los ámbitos de mi vida, porque para eso tengo a aquellas personas que siempre me acompañan, y para las que también trato de estar, y a mi psicóloga claro, si no, sobre esta faceta mía. Es decir, desde el lado de la escritura, que es algo que me gusta muchísimo hacer, aunque, como digo en mi perfil y dije en anteriores ocasiones, tengo poco tiempo para hacerlo.

Lo cierto es, que, antes de todo esto, yo me había entusiasmado muchísimo con escribir cosas y compartirlas. Ya había mencionado al pasar, en mi publicación anterior, que había varias cosas de las que iba a “hablar más adelante”. La realidad, es que no pude. Tenía textos y artículos a medio escribir, otros casi terminados, otros apenas empezados… Pero mi realidad, como la de todos, se tras tocó de una forma en la que jamás se me había ocurrido, y eso que quienes me conocen saben que tengo mucha imaginación. Esto cambió todo. Mi vida, mis prioridades, muchas de mis preocupaciones, y por qué no iba de ser así, con lo que tenía pensado escribir. Algunos se fueron a la papelera porque ya no me gustaron. Y otros, siguen ahí, esperando a que tenga las ganas y energías suficientes para retomarlos y terminarlos. Pero, aunque todo eso se pospuso, estoy escribiendo precisamente, porque sí tengo algo que dejarles. Lo que van a leer a continuación, tiene algunas particularidades. La primera, es que es una canción. La segunda, es que jamás pensé que la primer canción que publicara, fuese como lo es esta. La tercera, es que, para que vayan conociendo mi cancionero, todas mis canciones tienen una melodía. El problema es que, ni yo canto muy bien que digamos, ni sé, al menos por ahora, tocar otra cosa que no sea percusión. O sea como piano o guitarra. Entonces, aunque imagine y tenga en mi cabeza la melodía, no puedo pasarla a un formato audible. El resto de las particularidades, tal vez las descubran ustedes. Por último, bueno, espero poder escribir y compartir más cosas. Por el momento, solo puedo dejarles esta humilde reflexión, y esta pequeña canción.

Qué pasa?

Primera parte:
Qué pasa,
Que ya no puedo salir de casa,
Ni siquiera para ir a la plaza,
Lo pienso y me asusto y me pregunto por qué.

Qué pena,
Es tan triste esta cuarentena,
Ni siquiera puedo ir a la escuela,
Y tengo tantas ganas de volverte a ver.

Estribillo:
Me dicen mis papás,
Que hay una enfermedad,
Que a los grandes los puede matar.

Y aunque tal vez a mí,
No me haga tan mal,
Si me enfermo puedo contagiar.

Que las manos bien me tengo que lavar.

Segunda parte:
Quisiera,
Que todo esto vuelva a ser como antes,
Ya no aguanto las ganas de hablarte,
Pero entiendo que te estoy cuidando también.

Me contaste,
Que estás viviendo con tu abuela,
Que es ella quien te lleva a la escuela,
Que si algo le pasara no sabrías qué hacer.

Estribillo:
Por el chat de mamás,
Te mandé un whatsapp,
Para preguntarte como estás.

Y aunque no es lo mismo,
Al fin te pude hablar,
Y al fin también te pude escuchar.

Bien las manos nos tenemos que lavar,
Entre todos nos tenemos que cuidar,
Ahora en casa nos tenemos que quedar,
Esto pronto se tiene que terminar.

Soy Katherine

Esta es la primer publicación que hago después de mucho tiempo. Aunque, lo había iniciado como para expresar un poco lo que me iba pasando, al final lo dejé, por falta de tiempo, ganas, y bueno, porque tengo la particularidad de empezar cosas, aburrirme y dejarlas, o, empezar varias cosas a la vez, y no terminar concretando ninguna.

En fin, esta publicación, es un poco para explicar “el origen”, de mi condición como trans. Y lo pongo entre comillas, porque en realidad, buscar el verdadero origen, es mucho más complicado que esto que voy a pasar a relatarles.

Fue aproximadamente hace unos 5 años. En el año 2014. A principios de ese año había entrado una compañera a trabajar con nosotros. Era una chica jovencita, no es que yo no lo sea, claro, pero tenía 18 añitos en su momento, y como que eso fue una novedad, teniendo en cuenta que los demás íbamos de los 20 años para arriba. Me llamó muchísimo la atención, cuando mencionó que su mamá le había puesto su segundo nombre, por una canción de los Beatles. Ahí fue cuando dije, esta chica me va a caer bien. Le escribí, y empezamos a hablar. Compartíamos varias cosas, pero 2 de las más importantes, fueron nuestro gusto por la música, y la literatura. Empezamos a compartir libros, artistas musicales, pero libros más que nada. Siempre estábamos leyendo un libro nuevo y recomendándolo, o a veces hasta nos lo pasábamos para que pudiéramos leerlo.

Una de esas tardes en las que salíamos de trabajar, ella me acompañó hasta la entrada del subte. Entre tantas cosas que íbamos hablando, me dice:
—¿Sabés a quien tendrías que leer vos? A Gabriel Rolón. —Me dijo.
—¿Y quién es? —Le pregunté.
—Es un psicólogo…
—Nhaaa, olvidate, yo de psicología no quiero saber nada. Freud y toda esa onda a mí no me van.
—Nooo, pero esto es distinto. El chabón te cuenta historias de sus pacientes, o sea los que van a atenderse con él. Cambiando lugares, nombres y todo eso, pero en sí son las historias que a él le toca tratar.
Obviamente, me pasó el libro y lo leí. A medida que iban transcurriendo las historias, entendía por qué las personas terminaban yendo al psicólogo, y mi mente comenzó a abrirse un poco más, a algo a lo que, hasta antes de eso, yo no le veía sentido.
Una de esas historias, en algunos de sus libros, no recuerdo en cual, porque luego descubrí que sacó varios en el mismo sentido, me llamó muchísimo la atención.
Se trataba de un cura, sacerdote, que, mediante el tratamiento psicológico, descubría que era homosexual. Y que además, había tenido fantasías homosexuales con uno de sus mejores amigos de la adolescencia. ¿Yo me dije, si un cura, con todos los prejuicios que tiene, se anima a hablar de eso, por qué yo no podía hablar de lo que, hace muchísimo tiempo me venía pasando?
Y así fue, que me animé a ir al psicólogo por primera vez, y a contar lo que me pasaba…
Desde muy muy chica, no recuerdo bien cuando empezó, yo tenía sueños, y creaba historias en mi mente, en los que yo era una niña. A veces una princesa, a veces una niña que, sin posibilidades económicas tenía que enfrentarse a los problemas de la vida. A veces tenía muñecas para jugar, otras veces no. A veces tenía vestidos hermosos para ponerme, otras veces no. A veces mi imaginación iba más allá, y tenía alas con las que poder volar, o me enfrentaba a monstruos, animales, personas o seres con poderes sobrenaturales.
Desde los 13, y hasta los 15, tuve la oportunidad, en muchas ocasiones, de quedarme sola en casa. En esos momentos, me vestía con la ropa de mi mamá. Sí, vestidos, sandalias, hasta corpiños, poniéndome medias para simular los pechos. Yo, directamente, no lo entendía. ¿Cómo es que un hombre, podía querer ser mujer?
Fueron muchas las razones por las que jamás se lo pude contar ni a mi familia, ni a nadie, y por las que jamás encontré la forma de enfrentarlo. Además, a mi me gustaban las mujeres. Como puede ser que me guste eso, que sueñe con eso y que me vista como mujer, siendo que me gustan las mujeres? Era algo que no entendía, algo que no podía aceptar ni tolerar. Porque, sí, dentro mío, aunque vivía con esto, también yo tenía prejuicios. Los prejuicios sobre mi misma, los prejuicios que me habían inculcado, los prejuicios existentes en la sociedad, en la iglesia, en la escuela...
Desde los 16 en adelante, aunque los sueños y las historias siguieron existiendo, como nos mudamos y la organización era otra, además, ya no tenía la oportunidad de quedarme sola, no pude vestirme con ropa de mujer.
Un paréntesis: ¿Por qué Katherine? En realidad, no lo sé. No sé si conocí a alguien con ese nombre, no sé si me lo dijeron y me gustó, no sé si apareció en mi mente… El recuerdo más viejo que tengo sobre eso, es de cuando salió la película de Casper, (Gasparín). La protagonista de la historia se llama Katlin. En un momento de la película, ella se presenta a su nuevo curso y les dice: “ me llamo Katlin, pero pueden decirme Kat”. Y el resto de los compañeros, dice: “¡Miaaauuu!”, haciendo referencia a los gatos, claro está. Y yo pensé, con mis entre 6 y 7 añitos, O sea que si yo les digo que me llamo Katherine, también me van a decir Kath? No… Pero si yo no me llamo Katherine. Igual, me gusta Kathy antes que Kath, así que tienen que acostumbrarse a ese. Hay otras muchas anécdotas de mi infancia, de antes de los 13, pero preferí remitirme a lo más relevante, porque esto ya se está haciendo muy largo.
En fin, cuando inicié el tratamiento psicológico, le conté, y con muchísimo miedo, a mi psicóloga, estas cosas y tantas otras más relacionadas. Desde entonces, empecé un largo proceso, en el que intenté escribir esas historias de mi mente (una de ellas está en este mismo blog, y las otras tal vez lo estén en el futuro si tengo ganas y tiempo…) pero no funcionó. Yo necesitaba algo más, necesitaba encontrar la verdad, mi verdad, encontrarme a mí misma…
Así fue, como 2 años después de a ver iniciado el tratamiento, cansada de buscar respuestas y no encontrarlas, decidí hacer algo tan sencillo, como googlear. Mi primera búsqueda, fue “hombres que se visten de mujeres”. Y entendí, que eso no era lo que yo quería. La segunda, fue más específica. “hombres que se sienten mujeres”. Ahí, llegué a la página de una diputada española, que es transexual, en la que hay muchísima información, incluso hasta teorías que explicarían el por qué de la condición como trans.
Desde entonces, habiendo entendido lo que me pasaba, comencé a tratar de enfrentarlo. Y es así, como inicio un enorme proceso, que al momento de publicar esto, ya está llegando a su fin, ya con mi partida de nacimiento en trámite.
Hay muchísimas personas que me acompañaron en todo este proceso. Muchas a las que conocía de antes, otras a las que fui conociendo a medida que iba avanzando, que me abrieron las puertas de su corazón, y me dejaron entrar en sus vidas. No tengo más que agradecerles desde lo más profundo de mi alma y de mi corazón. Porque gracias a estas personas, pude avanzar hasta llegar a donde estoy hoy, a encontrarme definitivamente conmigo misma, y a ser quien soy, quien siempre tuve que haber sido: Katherine.
Acá está la página: No hace falta que lean todo, solo hasta donde empieza la parte de las cirugías. Lo primero sí es importante: Informe sobre transexualidad.