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responsiveVoice.speak("Me Lo Dijo el Tigre. El viaje. Mi psiquiatra, mi psicóloga, mis amigas. La arena y el río. Me lo dijo el flaco Spinetta. Me lo dijo ella, me lo dijiste vos, me lo dije yo. \"YA DESPIÉRTATE NENA\", gritaste y parecía como si me lo hubieses gritado a mí. Me lo dije yo cuando me quedé sin habla durante el tiempo que duró tu interpretación. Se lo dije a mis compañeres de viaje cuando hice algo que nadie se esperaba que hiciera. Ni siquiera yo misma. Te acercaste pasando la gorra y mientras elles debatían con cuánto iban a colaborar, yo no dejaba de pensar si realmente quería hacerlo o no. Pero te acercaste: \"Disculpame, ¿te puedo decir algo? Ay sí\", me respondiste. \"Nunca hice esto y es probable que no volvamos a cruzarnos jamás en la vida. Pero me gustás. Ay, gracias\". Respondiste mientras nos imaginaba coloradas como un tomate a las dos. Dejé de buscarle una explicación a las cosas que me acontecen. Entendí que tengo una vida intensa. emocionalmente fuerte. Que no dejan de pasarme cosas buenas, malas e intermedias. Es difícil dejar ir a alguien, hacer un duelo y terminarlo cuando por alguna razón que no llegás a comprender, todo te la recuerda. Pero las personas van y vienen. A veces ni siquiera llegás a comprender ese proceso. Es como el tábano que pica al chico con el que te cruzaste pocas veces y con el cual llegaste a tener charlas muy profundas en tan solo dos días. Es el tren Mitre desde Retiro a Tigre. Es la lancha que no nos quiere llevar pero en la que terminamos subiendo. O creo que era otra, no lo sé. Es el tipo de la entrada de la playa dándonos explicaciones. Es la gente de bien que te da una mano. Es mi tesorito preciado jugando en el río y la arena como si no existiese nada más maravilloso en el mundo. Es la señora que nos dice yo acompaño a los hombres al baño de varones y yo diciéndole: \"Bueno entonces nosotres vamos al de mujeres. Mi tesorito, mi amigue y yo. Es la señora y la nena mirándome con cara de orto en el baño cuando con la malla puesta me agaché a guardar algo en la mochila. Es la otra señora en la misma escena mirándonos a les tres con ternura. Es el único hombre del grupo esperándonos cada vez que íbamos a cambiarnos o al baño solamente. Es mi amigue subiéndose en el tren después del nuestro, y el chico por vivir más cerca llegando antes. Es nosotros tres antes de que llegue mi amigue desayunando en Starbucks y cuando llega elle salir corriendo por tener miedo de no llegar a la lancha. Es la proveeduría en donde pagamos por transferencia con la zona wifi de la señora que atendía porque con nuestra compañía de teléfono no teníamos señal. Es la mesa donde nos sentamos a comer. Es el señor que nos dijo que por ser ciegos tengamos cuidado con la escalera. Es la gente hablándole a Tesorito todo el tiempo como si por ser la única que veía a pesar de ser la más chiquita se tuviese que hacer cargo de nosotres tres. conversaciones profundas. Confesiones. llanto, risa, juegos, mate, comida, abrazos, hierba, yerba. Una señora alcanzándonos una mesa y sillas. Mi amigue y yo turnándonos para jugar con Tesorito en el río y no descuidar las cosas. Son los candaditos con iniciales que no le pude comprar y también la cadenita con la piedra que le compró mi amigue. Churros sin tacc, alfajorcitos de maicena, comida sin tacc, y el agua caliente más cara del mundo, o eso nos pareció. Es la música de la gente que tenía prohibido usar parlantes. Son los mensajes de whatsapp llegando y enviándose muy esporádicamente por la falta de señal. Es el río plano, la arena caliente, el sol quemándonos los pies. Es la mugre que nos lavamos en las duchas o ir al baño para sacarnos la arena hasta de donde te imagines. Es les tres contándonos cosas súper fuertes mientras Tesorito jugaba cerca y yo le gritaba cada 5min o menos para saber cómo estaba. Es Tesorito teniendo miedo de las olas grandes que probocaban las lanchas, botes y barcos que pasaban cerca por el río del otro lado de las boyas de seguridad. Soy yo sujetando a Tesorito para que no se caiga y se asuste. Es su intensidad, su cariño, su amor, sus caprichitos, su ansiedad, su inacabable energía. Es correr a guardar las cosas e intentar convencer a Tesorito de que nos teníamos que ir porque si perdíamos la lancha nos quedábamos ahí hasta el día siguiente. Es el chico al que se le rompieron las ojotas en una salida anterior y ahora andaba con pantuflas para todos lados porque le había dado paja comprarse unas. Es la vuelta. No a casa, sino a lo de mi amigue. Es volver en lancha y sentarnos atrás de todo, estirar las manos y tocar el agua cuando el traquetear de la misma la elevaba hacia nuestros brazos. Son los videos, las fotos, la gente, la buena onda de todos los empleados del lugar. Es el guitarrista tocando canciones bonitas entre las que estaba \"Bajan\" de pescado rabioso, y la premonición implícita de que te aparecerías en el viaje de regreso. Y subimos al tren, nos fuimos. Apareciste. Me Lo Dijo el Tigre, Me Lo Dijo el Mitre, Me Lo Dijo mi amiga del otro lado del whatsapp, Me Lo Dijo el psiquiatra. Generalmente las personas no cambian. Es ella tan integrada en mi mente como si siempre hubiese estado ahí. Es ella, son ellas, son cada una. Pero no sos vos, no soy yo. Y lo dije, te lo dije, Me Lo Dije. Y el transcurrir del tiempo y el espacio se modificaron. Tanto así que nos dimos cuenta que estábamos llegando a Nuñez cuando ya estábamos ahí. Y corrimos. Y Tesorito y yo bajamos. Pero elles no. Me Lo Dijo el bastón de mi amigue atrapado en las puertas del tren. Me Lo Dijo Tesorito asustada y dándose cuenta de que estábamos solas en una estación en la que había muy poca gente, sin saber para donde ir y con la mochila de mi amigue en las manos. Se lo dije yo cuando recordé que por haber empezado a usar una app de entrenamiento el teléfono se me había quedado sin batería. Se lo dije yo cuando entendí que elles seguro bajaban en la estación siguiente y volvían. Buscamos una salida, pedimos ayuda y cruzamos al otro lado. Con el teléfono de ella llamamos a mi amigue y efectivamente comprobamos que eso iban a hacer. Fueron elles llegando en el siguiente tren con destino a Tigre diciendo que iban a denunciar la pérdida de la mochila a la policía cuando en realidad la teníamos nosotras. Fue la policía haciéndose eco del supuesto robo y yo explicando lo que pasó. Les pedimos indicaciones y salimos. Caminamos unas cuadras y entre calles y avenidas había de pronto seis personas indicándones donde teníamos que tomar el bondi. llegamos, lo tomamos, viajamos y bajamos. Pedimos ayuda para cruzar balbín a un chico que tenía de buena onda lo mismo que de imprudente y que por su descuido y la irresponsabilidad de los automovilistas estuvieron a punto de atropellar a Tesorito. Pero mis reflejos, intuición o como quieras llamarlo hicieron que la lleve hacia atrás del brazo y la salve. Es la vereda, el edificio, el ascensor, el departamento, el perrito, la música, la comida, la yerba, la hierba, las charlas, son ellas. Sí, ellas. Formando tan parte de todo, de mí. Es la tortura, el ataque constante a mi psiquis con la crueldad alegre y placentera que solo pocas personas tienen la capacidad de lograr. Es Tesorito reclamándome que me vaya a dormir con ella. Somos Tesorito y yo buscándote. Google, youtube, con solo dos datos: Tu nombre y que cantabas en el tren. Videos, un comentario tuyo, tu canal, tu usuario. Tu instagram, tu música en spotify. Sos vos diciéndome: \"Dejame gritar. ¿Por qué me querés apagar? ¿Qué te incomoda? Que sea yo misma te hace temblar\". Soy yo diciéndoselo a todo aquel que quiera escuchar y que quiera sentirse tocado/a por la frase. Son Pablo Milanés, Silvio Rodríguez, Joan Manuel Serrat, Ismael Serrano, María Carrasco, de esa noche. El mate, los churros y medialunas del día siguiente. La charla sobre política, trabajo, economía, sindicatos, discapacidad. Son los machirulos y las feminazis. es turnarnos la noche anterior para bañarnos ni bien habíamos llegado. El matambre a la pizza, la parrillada que nos sobró, es Tesorito contra el pollo. Es el loco del taxi que al volver para casa iba a los santos pedos y que casi choca. Somos nosotros/as/es subiendo la escalera cinco pisos para quemar calorías. Somos Tesorito y yo olvidándonos mis ojotas y no recuerdo qué más en la casa de elle. Sos vos quizás leyendo todo esto y preguntándote realmente quién es esta loca de mierda. Son ellas diciéndote que, sí, la conocemos. Sabemos quien es. Es el rock nacional acompañando ese desayuno a las 12 del mediodía. Es el pop, el indie y de nuevo el rock. Son Charly y Spinetta rezando por mí, por vos, por todos, por todas, por todes. Soy yo intentando por quincuagésima vez sacarla de mi mente, de mi vida, de mi corazón. Soy yo entendiéndome, valorándome, queriéndome. Sabiendo que soy diferente, única. Ni buena, ni mala. Solo humana, solo una persona. Y que no me merezco que me traten mal, que me menosprecien. Sea quien sea y por la razón que sea. Que tengo mucha gente que me quiere alrededor y que me quiere ver bien. Es el chico de las pantuflas mojadas y la remera al revés. Es le chique que organiza juntaditas lindas en su casa con un hermoso y cariñoso perrito. Es Tesorito con una infinidad de sentimientos y emociones tan grandes que jamás podría describir. Soy yo. Con mis virtudes, mis defectos. Mis aciertos, mis fracasos. Mis contradicciones, mis acuerdos. Me Lo Dijo el Tigre, el Mitre, la playa, la arena, el río, la gente, el perrito, les niñes, sus familias, Me Lo Dijiste vos, Me Lo Dicen mis amigas, mis pocos (y cada vez menos) amigos, Me Lo Dicen ellas, Me Lo Digo yo. Me Lo Dijo Charly, el flaco Spinetta, Fabiana Cantilo, Fito Paez. \"Ya despiértate nena, y así verás, lo bello y dulce que es amar\".", "Spanish Latin American Female");
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Me Lo Dijo el Tigre. El viaje. Mi psiquiatra, mi psicóloga, mis amigas. La arena y el río. Me lo dijo el flaco Spinetta. Me lo dijo ella, me lo dijiste vos, me lo dije yo.
“YA DESPIÉRTATE NENA”, gritaste y parecía como si me lo hubieses gritado a mí. Me lo dije yo cuando me quedé sin habla durante el tiempo que duró tu interpretación. Se lo dije a mis compañeres de viaje cuando hice algo que nadie se esperaba que hiciera. Ni siquiera yo misma. Te acercaste pasando la gorra y mientras elles debatían con cuánto iban a colaborar, yo no dejaba de pensar si realmente quería hacerlo o no. Pero te acercaste: “Disculpame, ¿te puedo decir algo? Ay sí”, me respondiste. “Nunca hice esto y es probable que no volvamos a cruzarnos jamás en la vida. Pero me gustás. Ay, gracias”. Respondiste mientras nos imaginaba coloradas como un tomate a las dos.
Dejé de buscarle una explicación a las cosas que me acontecen. Entendí que tengo una vida intensa. emocionalmente fuerte. Que no dejan de pasarme cosas buenas, malas e intermedias. Es difícil dejar ir a alguien, hacer un duelo y terminarlo cuando por alguna razón que no llegás a comprender, todo te la recuerda. Pero las personas van y vienen. A veces ni siquiera llegás a comprender ese proceso. Es como el tábano que pica al chico con el que te cruzaste pocas veces y con el cual llegaste a tener charlas muy profundas en tan solo dos días.
Es el tren Mitre desde Retiro a Tigre. Es la lancha que no nos quiere llevar pero en la que terminamos subiendo. O creo que era otra, no lo sé. Es el tipo de la entrada de la playa dándonos explicaciones. Es la gente de bien que te da una mano. Es mi tesorito preciado jugando en el río y la arena como si no existiese nada más maravilloso en el mundo. Es la señora que nos dice yo acompaño a los hombres al baño de varones y yo diciéndole: “Bueno entonces nosotres vamos al de mujeres. Mi tesorito, mi amigue y yo. Es la señora y la nena mirándome con cara de orto en el baño cuando con la malla puesta me agaché a guardar algo en la mochila. Es la otra señora en la misma escena mirándonos a les tres con ternura. Es el único hombre del grupo esperándonos cada vez que íbamos a cambiarnos o al baño solamente.
Es mi amigue subiéndose en el tren después del nuestro, y el chico por vivir más cerca llegando antes. Es nosotros tres antes de que llegue mi amigue desayunando en Starbucks y cuando llega elle salir corriendo por tener miedo de no llegar a la lancha. Es la proveeduría en donde pagamos por transferencia con la zona wifi de la señora que atendía porque con nuestra compañía de teléfono no teníamos señal. Es la mesa donde nos sentamos a comer. Es el señor que nos dijo que por ser ciegos tengamos cuidado con la escalera. Es la gente hablándole a Tesorito todo el tiempo como si por ser la única que veía a pesar de ser la más chiquita se tuviese que hacer cargo de nosotres tres.
conversaciones profundas. Confesiones. llanto, risa, juegos, mate, comida, abrazos, hierba, yerba. Una señora alcanzándonos una mesa y sillas. Mi amigue y yo turnándonos para jugar con Tesorito en el río y no descuidar las cosas. Son los candaditos con iniciales que no le pude comprar y también la cadenita con la piedra que le compró mi amigue. Churros sin tacc, alfajorcitos de maicena, comida sin tacc, y el agua caliente más cara del mundo, o eso nos pareció. Es la música de la gente que tenía prohibido usar parlantes. Son los mensajes de whatsapp llegando y enviándose muy esporádicamente por la falta de señal. Es el río plano, la arena caliente, el sol quemándonos los pies. Es la mugre que nos lavamos en las duchas o ir al baño para sacarnos la arena hasta de donde te imagines. Es les tres contándonos cosas súper fuertes mientras Tesorito jugaba cerca y yo le gritaba cada 5min o menos para saber cómo estaba.
Es Tesorito teniendo miedo de las olas grandes que probocaban las lanchas, botes y barcos que pasaban cerca por el río del otro lado de las boyas de seguridad. Soy yo sujetando a Tesorito para que no se caiga y se asuste. Es su intensidad, su cariño, su amor, sus caprichitos, su ansiedad, su inacabable energía. Es correr a guardar las cosas e intentar convencer a Tesorito de que nos teníamos que ir porque si perdíamos la lancha nos quedábamos ahí hasta el día siguiente. Es el chico al que se le rompieron las ojotas en una salida anterior y ahora andaba con pantuflas para todos lados porque le había dado paja comprarse unas. Es la vuelta. No a casa, sino a lo de mi amigue.
Es volver en lancha y sentarnos atrás de todo, estirar las manos y tocar el agua cuando el traquetear de la misma la elevaba hacia nuestros brazos. Son los videos, las fotos, la gente, la buena onda de todos los empleados del lugar. Es el guitarrista tocando canciones bonitas entre las que estaba “Bajan” de pescado rabioso, y la premonición implícita de que te aparecerías en el viaje de regreso. Y subimos al tren, nos fuimos. Apareciste. Me Lo Dijo el Tigre, Me Lo Dijo el Mitre, Me Lo Dijo mi amiga del otro lado del whatsapp, Me Lo Dijo el psiquiatra. Generalmente las personas no cambian. Es ella tan integrada en mi mente como si siempre hubiese estado ahí. Es ella, son ellas, son cada una. Pero no sos vos, no soy yo. Y lo dije, te lo dije, Me Lo Dije. Y el transcurrir del tiempo y el espacio se modificaron. Tanto así que nos dimos cuenta que estábamos llegando a Nuñez cuando ya estábamos ahí. Y corrimos. Y Tesorito y yo bajamos. Pero elles no.
Me Lo Dijo el bastón de mi amigue atrapado en las puertas del tren. Me Lo Dijo Tesorito asustada y dándose cuenta de que estábamos solas en una estación en la que había muy poca gente, sin saber para donde ir y con la mochila de mi amigue en las manos. Se lo dije yo cuando recordé que por haber empezado a usar una app de entrenamiento el teléfono se me había quedado sin batería. Se lo dije yo cuando entendí que elles seguro bajaban en la estación siguiente y volvían. Buscamos una salida, pedimos ayuda y cruzamos al otro lado. Con el teléfono de ella llamamos a mi amigue y efectivamente comprobamos que eso iban a hacer. Fueron elles llegando en el siguiente tren con destino a Tigre diciendo que iban a denunciar la pérdida de la mochila a la policía cuando en realidad la teníamos nosotras. Fue la policía haciéndose eco del supuesto robo y yo explicando lo que pasó. Les pedimos indicaciones y salimos.
Caminamos unas cuadras y entre calles y avenidas había de pronto seis personas indicándones donde teníamos que tomar el bondi. llegamos, lo tomamos, viajamos y bajamos. Pedimos ayuda para cruzar balbín a un chico que tenía de buena onda lo mismo que de imprudente y que por su descuido y la irresponsabilidad de los automovilistas estuvieron a punto de atropellar a Tesorito. Pero mis reflejos, intuición o como quieras llamarlo hicieron que la lleve hacia atrás del brazo y la salve.
Es la vereda, el edificio, el ascensor, el departamento, el perrito, la música, la comida, la yerba, la hierba, las charlas, son ellas. Sí, ellas. Formando tan parte de todo, de mí. Es la tortura, el ataque constante a mi psiquis con la crueldad alegre y placentera que solo pocas personas tienen la capacidad de lograr. Es Tesorito reclamándome que me vaya a dormir con ella. Somos Tesorito y yo buscándote. Google, youtube, con solo dos datos: Tu nombre y que cantabas en el tren. Videos, un comentario tuyo, tu canal, tu usuario. Tu instagram, tu música en spotify. Sos vos diciéndome: “Dejame gritar. ¿Por qué me querés apagar? ¿Qué te incomoda? Que sea yo misma te hace temblar”. Soy yo diciéndoselo a todo aquel que quiera escuchar y que quiera sentirse tocado/a por la frase.
Son Pablo Milanés, Silvio Rodríguez, Joan Manuel Serrat, Ismael Serrano, María Carrasco, de esa noche. El mate, los churros y medialunas del día siguiente. La charla sobre política, trabajo, economía, sindicatos, discapacidad. Son los machirulos y las feminazis. es turnarnos la noche anterior para bañarnos ni bien habíamos llegado. El matambre a la pizza, la parrillada que nos sobró, es Tesorito contra el pollo. Es el loco del taxi que al volver para casa iba a los santos pedos y que casi choca. Somos nosotros/as/es subiendo la escalera cinco pisos para quemar calorías. Somos Tesorito y yo olvidándonos mis ojotas y no recuerdo qué más en la casa de elle.
Sos vos quizás leyendo todo esto y preguntándote realmente quién es esta loca de mierda. Son ellas diciéndote que, sí, la conocemos. Sabemos quien es. Es el rock nacional acompañando ese desayuno a las 12 del mediodía. Es el pop, el indie y de nuevo el rock. Son Charly y Spinetta rezando por mí, por vos, por todos, por todas, por todes. Soy yo intentando por quincuagésima vez sacarla de mi mente, de mi vida, de mi corazón. Soy yo entendiéndome, valorándome, queriéndome. Sabiendo que soy diferente, única. Ni buena, ni mala. Solo humana, solo una persona. Y que no me merezco que me traten mal, que me menosprecien. Sea quien sea y por la razón que sea. Que tengo mucha gente que me quiere alrededor y que me quiere ver bien.
Es el chico de las pantuflas mojadas y la remera al revés. Es le chique que organiza juntaditas lindas en su casa con un hermoso y cariñoso perrito. Es Tesorito con una infinidad de sentimientos y emociones tan grandes que jamás podría describir. Soy yo. Con mis virtudes, mis defectos. Mis aciertos, mis fracasos. Mis contradicciones, mis acuerdos. Me Lo Dijo el Tigre, el Mitre, la playa, la arena, el río, la gente, el perrito, les niñes, sus familias, Me Lo Dijiste vos, Me Lo Dicen mis amigas, mis pocos (y cada vez menos) amigos, Me Lo Dicen ellas, Me Lo Digo yo. Me Lo Dijo Charly, el flaco Spinetta, Fabiana Cantilo, Fito Paez. “Ya despiértate nena, y así verás, lo bello y dulce que es amar”.
El sol no entiende de diagonales
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Que no dejan de pasarme cosas buenas, malas e intermedias. Es difícil dejar ir a alguien, hacer un duelo y terminarlo cuando por alguna razón que no llegás a comprender, todo te la recuerda. Pero las personas van y vienen. A veces ni siquiera llegás a comprender ese proceso. Es como el tábano que pica al chico con el que te cruzaste pocas veces y con el cual llegaste a tener charlas muy profundas en tan solo dos días. Es el tren Mitre desde Retiro a Tigre. Es la lancha que no nos quiere llevar pero en la que terminamos subiendo. O creo que era otra, no lo sé. Es el tipo de la entrada de la playa dándonos explicaciones. Es la gente de bien que te da una mano. Es mi tesorito preciado jugando en el río y la arena como si no existiese nada más maravilloso en el mundo. Es la señora que nos dice yo acompaño a los hombres al baño de varones y yo diciéndole: \"Bueno entonces nosotres vamos al de mujeres. Mi tesorito, mi amigue y yo. Es la señora y la nena mirándome con cara de orto en el baño cuando con la malla puesta me agaché a guardar algo en la mochila. Es la otra señora en la misma escena mirándonos a les tres con ternura. Es el único hombre del grupo esperándonos cada vez que íbamos a cambiarnos o al baño solamente. Es mi amigue subiéndose en el tren después del nuestro, y el chico por vivir más cerca llegando antes. Es nosotros tres antes de que llegue mi amigue desayunando en Starbucks y cuando llega elle salir corriendo por tener miedo de no llegar a la lancha. Es la proveeduría en donde pagamos por transferencia con la zona wifi de la señora que atendía porque con nuestra compañía de teléfono no teníamos señal. Es la mesa donde nos sentamos a comer. Es el señor que nos dijo que por ser ciegos tengamos cuidado con la escalera. Es la gente hablándole a Tesorito todo el tiempo como si por ser la única que veía a pesar de ser la más chiquita se tuviese que hacer cargo de nosotres tres. conversaciones profundas. Confesiones. llanto, risa, juegos, mate, comida, abrazos, hierba, yerba. Una señora alcanzándonos una mesa y sillas. Mi amigue y yo turnándonos para jugar con Tesorito en el río y no descuidar las cosas. Son los candaditos con iniciales que no le pude comprar y también la cadenita con la piedra que le compró mi amigue. Churros sin tacc, alfajorcitos de maicena, comida sin tacc, y el agua caliente más cara del mundo, o eso nos pareció. Es la música de la gente que tenía prohibido usar parlantes. Son los mensajes de whatsapp llegando y enviándose muy esporádicamente por la falta de señal. Es el río plano, la arena caliente, el sol quemándonos los pies. Es la mugre que nos lavamos en las duchas o ir al baño para sacarnos la arena hasta de donde te imagines. Es les tres contándonos cosas súper fuertes mientras Tesorito jugaba cerca y yo le gritaba cada 5min o menos para saber cómo estaba. Es Tesorito teniendo miedo de las olas grandes que probocaban las lanchas, botes y barcos que pasaban cerca por el río del otro lado de las boyas de seguridad. Soy yo sujetando a Tesorito para que no se caiga y se asuste. Es su intensidad, su cariño, su amor, sus caprichitos, su ansiedad, su inacabable energía. Es correr a guardar las cosas e intentar convencer a Tesorito de que nos teníamos que ir porque si perdíamos la lancha nos quedábamos ahí hasta el día siguiente. Es el chico al que se le rompieron las ojotas en una salida anterior y ahora andaba con pantuflas para todos lados porque le había dado paja comprarse unas. Es la vuelta. No a casa, sino a lo de mi amigue. Es volver en lancha y sentarnos atrás de todo, estirar las manos y tocar el agua cuando el traquetear de la misma la elevaba hacia nuestros brazos. Son los videos, las fotos, la gente, la buena onda de todos los empleados del lugar. Es el guitarrista tocando canciones bonitas entre las que estaba \"Bajan\" de pescado rabioso, y la premonición implícita de que te aparecerías en el viaje de regreso. Y subimos al tren, nos fuimos. Apareciste. Me Lo Dijo el Tigre, Me Lo Dijo el Mitre, Me Lo Dijo mi amiga del otro lado del whatsapp, Me Lo Dijo el psiquiatra. Generalmente las personas no cambian. Es ella tan integrada en mi mente como si siempre hubiese estado ahí. Es ella, son ellas, son cada una. Pero no sos vos, no soy yo. Y lo dije, te lo dije, Me Lo Dije. Y el transcurrir del tiempo y el espacio se modificaron. Tanto así que nos dimos cuenta que estábamos llegando a Nuñez cuando ya estábamos ahí. Y corrimos. Y Tesorito y yo bajamos. Pero elles no. Me Lo Dijo el bastón de mi amigue atrapado en las puertas del tren. Me Lo Dijo Tesorito asustada y dándose cuenta de que estábamos solas en una estación en la que había muy poca gente, sin saber para donde ir y con la mochila de mi amigue en las manos. Se lo dije yo cuando recordé que por haber empezado a usar una app de entrenamiento el teléfono se me había quedado sin batería. Se lo dije yo cuando entendí que elles seguro bajaban en la estación siguiente y volvían. Buscamos una salida, pedimos ayuda y cruzamos al otro lado. Con el teléfono de ella llamamos a mi amigue y efectivamente comprobamos que eso iban a hacer. Fueron elles llegando en el siguiente tren con destino a Tigre diciendo que iban a denunciar la pérdida de la mochila a la policía cuando en realidad la teníamos nosotras. Fue la policía haciéndose eco del supuesto robo y yo explicando lo que pasó. Les pedimos indicaciones y salimos. Caminamos unas cuadras y entre calles y avenidas había de pronto seis personas indicándones donde teníamos que tomar el bondi. llegamos, lo tomamos, viajamos y bajamos. Pedimos ayuda para cruzar balbín a un chico que tenía de buena onda lo mismo que de imprudente y que por su descuido y la irresponsabilidad de los automovilistas estuvieron a punto de atropellar a Tesorito. Pero mis reflejos, intuición o como quieras llamarlo hicieron que la lleve hacia atrás del brazo y la salve. Es la vereda, el edificio, el ascensor, el departamento, el perrito, la música, la comida, la yerba, la hierba, las charlas, son ellas. Sí, ellas. Formando tan parte de todo, de mí. Es la tortura, el ataque constante a mi psiquis con la crueldad alegre y placentera que solo pocas personas tienen la capacidad de lograr. Es Tesorito reclamándome que me vaya a dormir con ella. Somos Tesorito y yo buscándote. Google, youtube, con solo dos datos: Tu nombre y que cantabas en el tren. 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Sos vos quizás leyendo todo esto y preguntándote realmente quién es esta loca de mierda. Son ellas diciéndote que, sí, la conocemos. Sabemos quien es. Es el rock nacional acompañando ese desayuno a las 12 del mediodía. Es el pop, el indie y de nuevo el rock. Son Charly y Spinetta rezando por mí, por vos, por todos, por todas, por todes. Soy yo intentando por quincuagésima vez sacarla de mi mente, de mi vida, de mi corazón. Soy yo entendiéndome, valorándome, queriéndome. Sabiendo que soy diferente, única. Ni buena, ni mala. Solo humana, solo una persona. Y que no me merezco que me traten mal, que me menosprecien. Sea quien sea y por la razón que sea. Que tengo mucha gente que me quiere alrededor y que me quiere ver bien. Es el chico de las pantuflas mojadas y la remera al revés. Es le chique que organiza juntaditas lindas en su casa con un hermoso y cariñoso perrito. Es Tesorito con una infinidad de sentimientos y emociones tan grandes que jamás podría describir. Soy yo. 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El cantautor y compositor argentino Matías Barberis (del que tengo el orgullo de ser la hermana mayor) presenta su primer trabajo discográfico titulado “El sol no entiende de diagonales”. Como cualquier opinión o reflexión mía al respecto podría caer en subjetividades, dejemos que él mismo nos cuente en qué consiste su música.
Pero antes, decirles que en KathWare, estamos de festejo. ¡Esta es la entrada número 50! ¿Y qué mejor que se trate de una de mis grandes pasiones, la música? Y además, de alguien a quien admiro mucho como artista. Mi querido Hermanito. Mis más sinceros agradecimientos a todas aquellas personitas que me ayudaron a llegar hasta acá. Que comparten, que comentan, que dan me gusta, a los colaboradores que tuve a lo largo de estos años, y a quienes se animaron a cederme sus textos para publicarlos en este pequeño rinconcito. pero más que nada, a aquellos que leen. Si no existiera gente que leyera, que se informara, que se interesara por este pequeño pero variado contenido, KathWare, no existiría. Los quiero a todos, sin excepciones. Y les agradezco desde lo más profundo del corazón, que confíen en mí, y que sigan alimentando a este virus que trastoca los discos rígidos de las mentes que se atreven a mirar más allá, utilizando el lenguaje de programación más poderoso de todos: La palabra.
Biografía
Matías Barberis es un músico argentino que comenzó a cantar y tocar la armónica a los ocho años. Luego tocó el bajo para distintas bandas y actualmente es el bajista de serie 2 y en la banda de Tute Lapaport. También es Productor, compositor e intérprete de su primer álbum junto a Sebastián Pérez , productor e ingeniero en grabación y mezcla( impessa record/ impessa music). El sol no entiende de diagonales, abarca diferentes géneros musicales pasando por el rock, pop, funk, folclore entre otros.
También, agregar que formó parte de la banda Presidente Cosmos, con la que sacó un disco homónimo.
El sol no entiende de diagonales
Acá, Matías nos deja una reseña de cada una de las canciones del disco. Las dejo con sus respectivos enlaces, para que las vayan escuchando mientras leen.
La melodía de un NAUFRAGIO es aquella que nos trae la cordura en soledad, cuando necesitamos decir algo y no hay nadie alrededor para escuchar.
Buscando entre mis COSAS VIEJAS a veces hasta me encuentro a mí, al niño que fui, que aunque se aleje en el tiempo siempre está ahí preguntando por mí.
La rutina que te lleva en espiral, otra vez el tiempo que juega con tu ansiedad, mientras en la ciudad FLORECE GRIS para quienes se atreven a observar.
Nadie dijo que el viaje sería fácil, y sería casi imposible sin esa luz que ilumina y guía tu andar. Quizás EL VIAJERO Y SU ESTRELLA sean uno en el horizonte.
Se inunda el alma, la mente no puede flotar, la consciencia busca refugio, la razón se va en un BARCO DE PAPEL que el ser no puede alcanzar.
Las calles se entrecruzan y, casi como en un laberinto, dudamos en avanzar, pero EL SOL NO ENTIENDE DE DIAGONALES y hasta inconsciente de su magnitud nos muestra que no hay respuestas mágicas, la respuesta está en nosotros mismos.
Dos que juegan al amor, como en esos cuentos que nos contaban de chicos, metidos en un lindo y CURSI BONDI del que no queremos salir, al fin y al cabo, nada mejor que amar…
Caminando por la calle la soledad se nos hizo amiga, no tiene sentido temerle si siempre la encontramos en EL MISMO LUGAR, donde la ciudad es de bolsillo y el tiempo tal vez puede descansar.
No importa que tan lejos lleguemos, no hay que perder ese tren que nos lleva de vuelta a casa, a nuestras raíces y lugares que nos hicieron lo que hoy somos, para no olvidarlo llevo siempre la leyenda MADE IN J.C.P.
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responsiveVoice.speak("Me Lo Dijo el Tigre. El viaje. Mi psiquiatra, mi psicóloga, mis amigas. La arena y el río. Me lo dijo el flaco Spinetta. Me lo dijo ella, me lo dijiste vos, me lo dije yo. \"YA DESPIÉRTATE NENA\", gritaste y parecía como si me lo hubieses gritado a mí. Me lo dije yo cuando me quedé sin habla durante el tiempo que duró tu interpretación. Se lo dije a mis compañeres de viaje cuando hice algo que nadie se esperaba que hiciera. Ni siquiera yo misma. Te acercaste pasando la gorra y mientras elles debatían con cuánto iban a colaborar, yo no dejaba de pensar si realmente quería hacerlo o no. Pero te acercaste: \"Disculpame, ¿te puedo decir algo? Ay sí\", me respondiste. \"Nunca hice esto y es probable que no volvamos a cruzarnos jamás en la vida. Pero me gustás. Ay, gracias\". Respondiste mientras nos imaginaba coloradas como un tomate a las dos. Dejé de buscarle una explicación a las cosas que me acontecen. Entendí que tengo una vida intensa. emocionalmente fuerte. Que no dejan de pasarme cosas buenas, malas e intermedias. Es difícil dejar ir a alguien, hacer un duelo y terminarlo cuando por alguna razón que no llegás a comprender, todo te la recuerda. Pero las personas van y vienen. A veces ni siquiera llegás a comprender ese proceso. Es como el tábano que pica al chico con el que te cruzaste pocas veces y con el cual llegaste a tener charlas muy profundas en tan solo dos días. Es el tren Mitre desde Retiro a Tigre. Es la lancha que no nos quiere llevar pero en la que terminamos subiendo. O creo que era otra, no lo sé. Es el tipo de la entrada de la playa dándonos explicaciones. Es la gente de bien que te da una mano. Es mi tesorito preciado jugando en el río y la arena como si no existiese nada más maravilloso en el mundo. Es la señora que nos dice yo acompaño a los hombres al baño de varones y yo diciéndole: \"Bueno entonces nosotres vamos al de mujeres. Mi tesorito, mi amigue y yo. Es la señora y la nena mirándome con cara de orto en el baño cuando con la malla puesta me agaché a guardar algo en la mochila. Es la otra señora en la misma escena mirándonos a les tres con ternura. Es el único hombre del grupo esperándonos cada vez que íbamos a cambiarnos o al baño solamente. Es mi amigue subiéndose en el tren después del nuestro, y el chico por vivir más cerca llegando antes. Es nosotros tres antes de que llegue mi amigue desayunando en Starbucks y cuando llega elle salir corriendo por tener miedo de no llegar a la lancha. Es la proveeduría en donde pagamos por transferencia con la zona wifi de la señora que atendía porque con nuestra compañía de teléfono no teníamos señal. Es la mesa donde nos sentamos a comer. Es el señor que nos dijo que por ser ciegos tengamos cuidado con la escalera. Es la gente hablándole a Tesorito todo el tiempo como si por ser la única que veía a pesar de ser la más chiquita se tuviese que hacer cargo de nosotres tres. conversaciones profundas. Confesiones. llanto, risa, juegos, mate, comida, abrazos, hierba, yerba. Una señora alcanzándonos una mesa y sillas. Mi amigue y yo turnándonos para jugar con Tesorito en el río y no descuidar las cosas. Son los candaditos con iniciales que no le pude comprar y también la cadenita con la piedra que le compró mi amigue. Churros sin tacc, alfajorcitos de maicena, comida sin tacc, y el agua caliente más cara del mundo, o eso nos pareció. Es la música de la gente que tenía prohibido usar parlantes. Son los mensajes de whatsapp llegando y enviándose muy esporádicamente por la falta de señal. Es el río plano, la arena caliente, el sol quemándonos los pies. Es la mugre que nos lavamos en las duchas o ir al baño para sacarnos la arena hasta de donde te imagines. Es les tres contándonos cosas súper fuertes mientras Tesorito jugaba cerca y yo le gritaba cada 5min o menos para saber cómo estaba. Es Tesorito teniendo miedo de las olas grandes que probocaban las lanchas, botes y barcos que pasaban cerca por el río del otro lado de las boyas de seguridad. Soy yo sujetando a Tesorito para que no se caiga y se asuste. Es su intensidad, su cariño, su amor, sus caprichitos, su ansiedad, su inacabable energía. Es correr a guardar las cosas e intentar convencer a Tesorito de que nos teníamos que ir porque si perdíamos la lancha nos quedábamos ahí hasta el día siguiente. Es el chico al que se le rompieron las ojotas en una salida anterior y ahora andaba con pantuflas para todos lados porque le había dado paja comprarse unas. Es la vuelta. No a casa, sino a lo de mi amigue. Es volver en lancha y sentarnos atrás de todo, estirar las manos y tocar el agua cuando el traquetear de la misma la elevaba hacia nuestros brazos. Son los videos, las fotos, la gente, la buena onda de todos los empleados del lugar. Es el guitarrista tocando canciones bonitas entre las que estaba \"Bajan\" de pescado rabioso, y la premonición implícita de que te aparecerías en el viaje de regreso. Y subimos al tren, nos fuimos. Apareciste. Me Lo Dijo el Tigre, Me Lo Dijo el Mitre, Me Lo Dijo mi amiga del otro lado del whatsapp, Me Lo Dijo el psiquiatra. Generalmente las personas no cambian. Es ella tan integrada en mi mente como si siempre hubiese estado ahí. Es ella, son ellas, son cada una. Pero no sos vos, no soy yo. Y lo dije, te lo dije, Me Lo Dije. Y el transcurrir del tiempo y el espacio se modificaron. Tanto así que nos dimos cuenta que estábamos llegando a Nuñez cuando ya estábamos ahí. Y corrimos. Y Tesorito y yo bajamos. Pero elles no. Me Lo Dijo el bastón de mi amigue atrapado en las puertas del tren. Me Lo Dijo Tesorito asustada y dándose cuenta de que estábamos solas en una estación en la que había muy poca gente, sin saber para donde ir y con la mochila de mi amigue en las manos. Se lo dije yo cuando recordé que por haber empezado a usar una app de entrenamiento el teléfono se me había quedado sin batería. Se lo dije yo cuando entendí que elles seguro bajaban en la estación siguiente y volvían. Buscamos una salida, pedimos ayuda y cruzamos al otro lado. Con el teléfono de ella llamamos a mi amigue y efectivamente comprobamos que eso iban a hacer. Fueron elles llegando en el siguiente tren con destino a Tigre diciendo que iban a denunciar la pérdida de la mochila a la policía cuando en realidad la teníamos nosotras. Fue la policía haciéndose eco del supuesto robo y yo explicando lo que pasó. Les pedimos indicaciones y salimos. Caminamos unas cuadras y entre calles y avenidas había de pronto seis personas indicándones donde teníamos que tomar el bondi. llegamos, lo tomamos, viajamos y bajamos. Pedimos ayuda para cruzar balbín a un chico que tenía de buena onda lo mismo que de imprudente y que por su descuido y la irresponsabilidad de los automovilistas estuvieron a punto de atropellar a Tesorito. Pero mis reflejos, intuición o como quieras llamarlo hicieron que la lleve hacia atrás del brazo y la salve. Es la vereda, el edificio, el ascensor, el departamento, el perrito, la música, la comida, la yerba, la hierba, las charlas, son ellas. Sí, ellas. Formando tan parte de todo, de mí. Es la tortura, el ataque constante a mi psiquis con la crueldad alegre y placentera que solo pocas personas tienen la capacidad de lograr. Es Tesorito reclamándome que me vaya a dormir con ella. Somos Tesorito y yo buscándote. Google, youtube, con solo dos datos: Tu nombre y que cantabas en el tren. Videos, un comentario tuyo, tu canal, tu usuario. Tu instagram, tu música en spotify. Sos vos diciéndome: \"Dejame gritar. ¿Por qué me querés apagar? ¿Qué te incomoda? Que sea yo misma te hace temblar\". Soy yo diciéndoselo a todo aquel que quiera escuchar y que quiera sentirse tocado/a por la frase. Son Pablo Milanés, Silvio Rodríguez, Joan Manuel Serrat, Ismael Serrano, María Carrasco, de esa noche. El mate, los churros y medialunas del día siguiente. La charla sobre política, trabajo, economía, sindicatos, discapacidad. Son los machirulos y las feminazis. es turnarnos la noche anterior para bañarnos ni bien habíamos llegado. El matambre a la pizza, la parrillada que nos sobró, es Tesorito contra el pollo. Es el loco del taxi que al volver para casa iba a los santos pedos y que casi choca. Somos nosotros/as/es subiendo la escalera cinco pisos para quemar calorías. Somos Tesorito y yo olvidándonos mis ojotas y no recuerdo qué más en la casa de elle. Sos vos quizás leyendo todo esto y preguntándote realmente quién es esta loca de mierda. Son ellas diciéndote que, sí, la conocemos. Sabemos quien es. Es el rock nacional acompañando ese desayuno a las 12 del mediodía. Es el pop, el indie y de nuevo el rock. Son Charly y Spinetta rezando por mí, por vos, por todos, por todas, por todes. Soy yo intentando por quincuagésima vez sacarla de mi mente, de mi vida, de mi corazón. Soy yo entendiéndome, valorándome, queriéndome. Sabiendo que soy diferente, única. Ni buena, ni mala. Solo humana, solo una persona. Y que no me merezco que me traten mal, que me menosprecien. Sea quien sea y por la razón que sea. Que tengo mucha gente que me quiere alrededor y que me quiere ver bien. Es el chico de las pantuflas mojadas y la remera al revés. Es le chique que organiza juntaditas lindas en su casa con un hermoso y cariñoso perrito. Es Tesorito con una infinidad de sentimientos y emociones tan grandes que jamás podría describir. Soy yo. Con mis virtudes, mis defectos. Mis aciertos, mis fracasos. Mis contradicciones, mis acuerdos. Me Lo Dijo el Tigre, el Mitre, la playa, la arena, el río, la gente, el perrito, les niñes, sus familias, Me Lo Dijiste vos, Me Lo Dicen mis amigas, mis pocos (y cada vez menos) amigos, Me Lo Dicen ellas, Me Lo Digo yo. Me Lo Dijo Charly, el flaco Spinetta, Fabiana Cantilo, Fito Paez. \"Ya despiértate nena, y así verás, lo bello y dulce que es amar\".", "Spanish Latin American Female");
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“Por favor, presione el botón para tomar una selfie. Encuadre la cara dentro del óvalo. Alinee la cara al marco. Guiñe el ojo. Mire al centro. Mire hacia arriba. Mire hacia abajo. Busque a una vieja, pelando ajo”. OK, no, lo último no. ¿Pero el resto, no te suena familiar? Y vos me dirás: “¡Claro! Estás hablando del validador de identidad”. No, no, se llama validador de discapacidad. ¿He? Sí, así es. Paso a explicarte. Todas las apps bancarias y billeteras virtuales, entre otros servicios, poseen un método de reconocimiento facial con el cual, casi cualquier persona puede validar que es real, y que no es un robot.
Entre las más conocidas, podemos nombrar a Uala, Mercadopago, BNA+ (del banco nación), la app del banco Galicia, la del HSBC, Personal Pay, entre otras. En cuanto al resto de los servicios, uber, Cabify, o la app Mi Argentina, del gobierno nacional, también poseen este método. Pero el problema se presenta cuando esta validación debe hacerla una persona con discapacidad. Una amiga me contó que tuvo que cerrar su cuenta en el banco nación porque nadie pudo ayudarla a hacerlo. Y es que claro, como es una selfie y exige movimientos de rostro, imagino yo que cuesta que otra persona que no sea una misma haga ese enfoque. Y algo similar sucede con el resto de las apps mencionadas. Aclarar que en cuanto a la lucha por la accesibilidad se refiere, no hago distinciones de ningún tipo. Es decir, no me caso con nadie, literalmente. Si conocen otras apps con las que hayan tenido el mismo problema, pueden dejarlas en comentarios y las iré agregando. Continuemos: Una persona con discapacidad visual, y personas con ciertos tipos de discapacidad motriz o con alguna afección en los ojos o en el rostro, no puede realizar esta validación, de forma accesible. Acá, Martín Di Luzio lo explica mejor. ¿Y qué se hace? La primer opción sugerida es que nos ayude un familiar. OK, perfecto. Quienes tenemos personas que ven cerca, podemos intentarlo, que no significa que finalmente podamos lograrlo. Pero de poder, podemos. Pero existen quienes no. Una chica que vino del interior, y está viviendo sola, me contó que se quiso hacer la tarjeta Uala, y no pudo por esa misma razón. Tiene discapacidad visual total y no tiene a nadie que la ayude. Nota: al momento de actualizar este post vivo sola ya desde hace más de un año. A casi dos años de la publicación del mismo, seguimos igual.
Cuando la cuenta ya está creada, es cuando corre esto que digo de, validación de discapacidad. ¿Por qué? Porque necesitamos notificar al soporte técnico que no podemos hacerlo. Entonces, después de sugerirnos la primera, y ver que no es posible, viene la segunda opción. Desactivar esa validación de la cuenta. Es lo que hacen la mayoría, ya que no existe una alternativa accesible a ese método de validación. Al menos, no que yo conozca, o que se haya aplicado hasta ahora. Y si grandes empresas como Uala o mercado pago no lo aplican… ¿Qué queda para el resto? No importa realmente. Lo que importa es que hay que poner este tema sobre la mesa. Porque somos muchos usuarios con discapacidad que queremos, y tenemos el derecho de poder elegir qué servicio preferimos. Pero no es así. Si eso funcionara bien no debería haber ninguna diferencia entre los usuarios. Todos deberíamos poder acceder en igualdad de condiciones. Mejor me dejo de viajar por mundos de fantasía, que eso es para otras cosas que estoy escribiendo, y vuelvo a la realidad. Pero insisto en esto. Lo llamo “validador de discapacidad”, porque a diferencia del resto de los usuarios, tenemos que aclarar que poseemos la condición de discapacidad para poder acceder al servicio.
Yo tuve este tipo de problema. Acá pueden ver el hilo de twitter en el que lo cuento, y las repercusiones que ha tenido, incluso con una respuesta del propio ceo de Uala. Al día siguiente al fin desactivaron la validación (porque había intentado de miles de formas con alguien que ve antes) y pude ingresar, y utilizar mi cuenta. Pero, volvamos a la chica que vive sola. ¿Qué solución habría para ella? Paula Maciel, de la Comunidad de DALAT propuso que se utilice el viejo y querido llamado telefónico, vamos, que como cuando llamamos al centro de atención al cliente, y se valide la identidad con personas humanas, respondiendo preguntas de seguridad, que solo el usuario sabría. Pero… ¿Personas humanas? ¿Qué es eso? En aras del progreso de la tecnología, el contacto humano con las compañías ha ido en detrimento. Todo son chats, todo son contactos online, todo mails que, en lugar de responder al instante, responden en horas o a veces días. Y, oiga, que yo no estoy en contra de que la tecnología avance. Pero si mejoramos las cosas para que otros derechos se vean vulnerados, ahí tenemos un problema.
Marina Piemonte, también de la comunidad, lanzó una petición online para que el banco nación sea accesible. A tres años de esto, el banco no solo no hizo nada, si no que sigue siendo inaccesible. Miles de personas con discapacidad cobran sus pensiones mediante ese banco y muchos de quienes trabajan para el estado, también. ¿Qué más necesitamos hacer para que esto cambie? ¿Qué otra alternativa se puede ofrecer? La ley de accesibilidad web, quedó obsoleta. Las disposiciones del banco central sobre accesibilidad digital, no vienen a hacer más que empeorar las cosas y prestar a confusión. Esto quiere decir que del lado legal, tampoco tenemos gran ayuda. Sigamos del lado tecnológico, a ver…
Si entran a mi tweet, y ven las respuestas, van a encontrar varias soluciones interesantes, que podrían llegar a funcionar. Primero, lo básico. ¿Por qué no se puede usar como validador, la propia huella digital? Esto lo pregunto desde la ignorancia también. Tal vez, no sea tan segura como se cree. Las apps bancarias que uso, me piden la huella digital para iniciar sesión cada vez. En algunas de ellas, solo he tenido que validar mi identidad la primera vez y ya no hizo falta de nuevo. ¿Por qué el resto no puede hacer lo mismo?
Un sistema de reconocimiento de voz. Bueno, mediante un entrenamiento, se puede utilizar la voz como validador, al estilo de los asistentes más conocidos, Alexa, Siri y Google. Aunque cabe aclarar en estos casos que hasta los propios asistentes dicen que este método podría ser vulnerado. Pero vamos. Incluso el desbloqueo facial en los nuevos dispositivos es menos inseguro que la huella digital. Insisto. ¿Cuál es el problema realmente?
Yo propongo otra cosa a ver qué tan difícil suena. Hay cámaras accesibles ya para IPhone y Android. Se podría crear simplemente una cámara que te vaya guiando cuando hacés el reconocimiento, mediante el lector de pantalla, y que, para que no tengas que mover la cámara, que al pasar… No sé, 5 segundos desde que dejamos la cámara quieta, saque la foto sola. Claro que, seguimos teniendo el problema de la discapacidad motriz, y eso no es negociable tampoco.
Por último, en cuanto a la seguridad en sí de la validación de identidad mediante el rostro, se suele pensar que es infalible. Pero conozcamos la historia de este señor, quien logra engañar al sistema de validación con un ojo de cartón.
Para finalizar, al menos por ahora, comentarles que, mediante el hashtag #YoElijoAccesible, en twitter, denunciamos la falta de accesibilidad de diversas aplicaciones y por el motivo que sea. Los invito a sumarse y denunciar ustedes también, todas aquellas apps que no sean accesibles.
Actualizaciones
Última revisión: 18/07/2024 23:30.
Como mencioné anteriormente, volví a tener los mismos problemas, esta vez, al cambiar de teléfono.
La app de Modo ofrece un método de validación accesible mediante el cual al enfocar el teléfono a tu rostro, te va guiando mediante un sistema de voz con los pasos que tenés que realizar. ¿Qué tan difícil sería aplicar eso al resto de las apps? Bueno, vayamos a la petición y a twitter y preguntemosles.
Ideas, aportes, comentarios, acá en el blog, en el propio twitter, o en cualquiera de mis redes sociales. ¡Saluditos y hasta la próxima!
Discapacidad y prejuicio
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Que no dejan de pasarme cosas buenas, malas e intermedias. Es difícil dejar ir a alguien, hacer un duelo y terminarlo cuando por alguna razón que no llegás a comprender, todo te la recuerda. Pero las personas van y vienen. A veces ni siquiera llegás a comprender ese proceso. Es como el tábano que pica al chico con el que te cruzaste pocas veces y con el cual llegaste a tener charlas muy profundas en tan solo dos días. Es el tren Mitre desde Retiro a Tigre. Es la lancha que no nos quiere llevar pero en la que terminamos subiendo. O creo que era otra, no lo sé. Es el tipo de la entrada de la playa dándonos explicaciones. Es la gente de bien que te da una mano. Es mi tesorito preciado jugando en el río y la arena como si no existiese nada más maravilloso en el mundo. Es la señora que nos dice yo acompaño a los hombres al baño de varones y yo diciéndole: \"Bueno entonces nosotres vamos al de mujeres. Mi tesorito, mi amigue y yo. Es la señora y la nena mirándome con cara de orto en el baño cuando con la malla puesta me agaché a guardar algo en la mochila. Es la otra señora en la misma escena mirándonos a les tres con ternura. Es el único hombre del grupo esperándonos cada vez que íbamos a cambiarnos o al baño solamente. Es mi amigue subiéndose en el tren después del nuestro, y el chico por vivir más cerca llegando antes. Es nosotros tres antes de que llegue mi amigue desayunando en Starbucks y cuando llega elle salir corriendo por tener miedo de no llegar a la lancha. Es la proveeduría en donde pagamos por transferencia con la zona wifi de la señora que atendía porque con nuestra compañía de teléfono no teníamos señal. Es la mesa donde nos sentamos a comer. Es el señor que nos dijo que por ser ciegos tengamos cuidado con la escalera. 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A raíz de este artículo del sitio “redacción”, titulado: Ejemplo de personas con discapacidad que cosifican, es que decidí hacer una pequeña reflexión en mis redes sociales. Viendo las repercusiones que tuvo, al día siguiente, se me ocurrió que podría ampliar ese texto, contando ejemplos propios, de experiencias personales y de otras que conozco, además de reflexionar sobre la situación actual de las personas con discapacidad en la sociedad. También, pensé que esta, era una fecha ideal para publicarla, ya que, el 3 de diciembre, es el día internacional de las personas con discapacidad. En fin, primero, les dejo el post en cuestión, y después sigo con el resto de las reflexiones.
Salimos, nos emborrachamos, tenemos familias, llevamos a nuestros hijos al médico, hacemos trámites, pagamos cuentas, impuestos, trabajamos, cocinamos. Somos personas comunes y corrientes. No somos ni superhéroes, ni ejemplos de vida, ni nadie a quien se le tenga que tener lástima. Ninguna persona con discapacidad, debe ser tratada como ejemplo de nada, o por el contrario, como inútil, incapaz de hacer cosas. Porque primero somos personas como cualquiera en este mundo. Y después, tenemos una discapacidad. Si no sabemos hacer algo y te preguntamos, enseñanos. Si tenés miedo de que nos quememos, nos golpeemos, nos lastimemos, sacátelo. Solo haciendo las cosas, podemos aprender. Solo cuando se nos considera personas, podemos progresar. Es cuestión de que dejemos de ver a la discapacidad como una barrera, como una limitación. Y que la veamos como lo que es. Simplemente, una condición. ¿Tengo una discapacidad? Sí. ¿Hay muchísimas cosas que son difíciles? Por supuesto. Pero eso no quiere decir que no podamos hacerlas. El prejuicio positivista que tiene la sociedad por quienes tenemos una discapacidad, es realmente muy perjudicial. Tanto así, que hace que muchas de ellas no puedan conseguir trabajo, no sepan valerse en la vida, hasta mínimamente hacerse un té.
Construyamos todos juntos, una nueva sociedad. Libre de prejuicios, y de todo tipo de discriminación. Empecemos con nosotros, con el que tenemos al lado. Con nuestros hijos, padres, primos, sobrinos, amigos, familiares de amigos que tengan una discapacidad. No me admiren, no me idolatren, no me infantilicen. Trátenme como a cualquier otra persona que, simplemente, tiene una vida. Ni buena, ni mala. Solo, una vida. Y vivan también así, la suya propia.
Entre todas las repercusiones que hubo, la gente que pidió que lo pusiera público, y las reacciones, una amiga, que tiene una discapacidad visual también, comentó lo siguiente:
Y hay casos en que ni siquiera te idolatran, a menos que les convenga, y te rebajan a lo más bajo, teniendo que agradecer uno/a su supuesto buen trato. Y te dicen: vos no sé de qué te quejás, sos una persona privilegiada, hay gente que la pasa peor.
Otra amiga, añadió que una vez le dijeron, que tener una discapacidad, es una circunstancia de la vida.
He leído muchísimos términos sobre las personas con discapacidad. Desde que teníamos diversidades funcionales, hasta que teníamos capacidades diferentes. “Capacidades diferentes tienen los X Men”, dice una tuitera amiga mía. Y es cierto. Dicen que lo que no se nombra, no existe. Pero claro, la discapacidad no deja de existir por el hecho de que no se la nombre. Por supuesto que no. Pero sí se la invisibiliza, se la ignora, se la infantiliza, se le hace lo que se conoce, como discriminación positiva. En este post, pretendo desglosar, siempre bajo mi punto de vista, las formas en las que las personas con discapacidad, sufrimos diferentes tipos de discriminación positiva.
Estudio y trabajo
Es muy difícil, o hasta en algunos casos, imposible conseguir trabajo para personas con discapacidad. En la mayoría de los casos, gran parte del ámbito privado, no se los dan. ¿Y por qué no se los dan? Porque no pudieron estudiar lo suficiente, porque no pudieron entrar en un mercado en el que, cada vez exigen más conocimientos y experiencias, y que a cambio, ofrece muy poco. He sabido de personas cercanas que han tirado CV por todas partes y hacia todos lados, y nunca las han llamado. Y muchas de ellas, con títulos universitarios o terciarios incluídos. No tienen experiencia suficiente, no tienen los conocimientos requeridos, el puesto no está adaptado. El puesto, no está adaptado. Y claro. A veces, y solo a veces, suelen admitir que son ellos los que están fallando. ¿Qué requiere adaptar un puesto? Para quienes tienen una discapacidad visual, un lector de pantalla. Para quienes tienen sillas de ruedas, ascensores y rampas. Y así. O sea. Existen situaciones en las que la no contratación, podría ser justificable. Pero lo que realmente sucede, es que indirectamente, no quieren contratarnos. Y es que, hay muchísimos trabajos en los que podríamos desempeñarnos sin inconvenientes. Pero, para empezar, muchas empresas, desconocen siquiera que podemos utilizar un celular o una computadora. Mucho menos van a saber, que somos capaces de trabajar. En segundo lugar, el miedo. No están preparados ni capacitados para enseñarnos, ni para entender qué significa trabajar con una persona con discapacidad. Porque, es cierto que se requiere un tiempo extra, para explicarnos el funcionamiento del lugar. Tanto física, como virtualmente. Ubicación de los puestos, de los baños, hasta como manejarnos en sus sitios webs y apps internas, lo que ya sabemos, no es lo mismo para quienes tengan una discapacidad visual, como para quienes no, o incluso para quienes tengan otro tipo de discapacidades. Y, adaptar estas aplicaciones, estos puestos de trabajo, no es fácil de hacer. Pero esto no quiere decir, que sea imposible, claro que no. Si no nadie, tendría un trabajo en el ámbito privado.
Hay algunas empresas que no solo están adaptadas, en gran parte, para que trabajemos en ellas, si no que además, se ocupan de difundir la empleabilidad de personas con discapacidad. Lo que muchas veces no se sabe, es que quienes contraten a personas de comunidades vulnerables, tienen beneficios impositivos. Es decir, una reducción en el pago de sus impuestos. Esto implica que, si bien las tecnologías asistivas que necesitemos pueden llegar a representar un costo, este es compensado por esta reducción. Y muchos pueden decir, de ahí a accesibilizar nuestras apps o sitios webs, es otra cosa. Nada más lejos de la realidad. Sí es cierto que accesibilizar un sitio que ya está en funcionamiento, puede representar un costo alto. Pero la web, las apps, fueron hechas para ser accesibles. Y la accesibilidad, no debe ser algo que quede para después. Desde cualquier empresa y/o institución, ya sea del ámbito público como privado, se pueden usar las Pautas de Accesibilidad para el Contenido Web (WCAG). Las cuales poseen lineamientos para desarrollar sitios webs y apps, de forma accesible. Esto está disponible de forma totalmente gratuita, para todo el mundo, y es mantenido por el propio W3C, es decir, el propio consorcio global de internet. Pero no se trata, ni mucho menos, de accesibilizar sitios webs, oficinas y demás. La cuestión, es mucho más compleja todavía.
En una reunión de empresarios, escuché una vez que querían llegar al 85% de las personas con discapacidad, que no tenían trabajo. Desafortunadamente, aunque tuviesen las mejores intenciones, esto, es probable que mientras la cosa siga así, no sea posible. Los requisitos de contratación de las empresas, son demasiado altos para las verdaderas oportunidades de estudio, que tienen las personas con discapacidad. Cierto es, que al menos cuando hablamos de tecnología y/o programación, por dar un ejemplo, hay cosas que están mejorando. Ya he mencionado en otros artículos, a la Fundación Itgrarte. Se encargan, entre otras cosas, de brindar capacitaciones en lenguajes de programación, a personas con discapacidad, con perspectiva de accesibilidad. Y, otra cosa importante a destacar, es que tanto sus integrantes como los mentores de dichas capacitaciones, también tienen una discapacidad. Hay una frase que dice: “Nada sobre nosotros sin nosotros”, y creo que puede aplicarse perfectamente al trabajo que ellos realizan. La oportunidad de ingresar a un mercado que es tan demandado como el de tecnología, y que ofrece buenas remuneraciones, es algo que no se puede dejar pasar. Pero claro, desafortunadamente, aún falta mucho más por hacer. Y no son ellos, quienes deben hacerlo. ¿Porque, y los otros casos? ¿Y qué tal quienes estudian otras carreras, o estudian en institutos, universidades, o quieren estudiar en línea?
Muchas instituciones públicas y privadas, no están adaptadas ni en sus contenidos, ni en la capacitación a los docentes, para enseñar a personas con discapacidad. En la entrada Diferentes, ya expliqué lo difícil que fue para mí, y para muchos, estudiar programación. Un amigo que quedó ciego de grande, y que se había recibido de programador, me contó que cuando quiso convalidar su título, le dijeron que no podía, porque no había programadores ciegos. Él pensó lo mismo durante mucho tiempo, hasta que me conoció a mí. Hoy en día, está capacitándose por su cuenta con herramientas accesibles, y esperando su oportunidad, para entrar al mercado laboral. Muchísimas universidades, webs de cursos en línea, tutoriales y demás, no son accesibles. Entonces, pasa esto de que, por diversas razones, las personas no pueden estudiar la carrera que desean.
Según la ley, las personas con discapacidad debemos ser admitidas en cualquier institución pública o privada sin distinciones. ¿Pero, si nos admiten, y aún así la discriminación indirecta sigue existiendo, de qué sirve realmente? Cierto es, que en cuanto a los estudios, muchas cosas están cambiando, la creación de fundaciones como itgrarte, u otras ONGs que trabajan en la misma línea, por ejemplo. Y hay algunas universidades e instituciones, que ya tienen carreras orientadas a la accesibilidad. Pero falta un largo camino por recorrer todavía. Y vamos a intentar llegar a la raíz del problema, en las siguientes secciones.
La discapacidad y el estado
Existe otro gran jugador que se encarga de marginarnos aún más. Y es, el propio estado. Según la ley, el 5% del personal de las instituciones públicas (también alcanza a las privadas pero para estas no es obligatorio), debe tener una discapacidad. Esto, no solo no se cumple, si no que además, para quienes sí pueden conseguirlo, en su mayoría tienen sueldos bajos, que no llegan a cubrir la canasta básica. Por supuesto que tampoco tienen pensión por discapacidad. Automáticamente, al trabajar en blanco, esta se les quita. No se contempla que, además de los gastos habituales de cualquier persona, quienes tienen una discapacidad, deben también utilizar parte de esos ingresos, para otros gastos. Tratamientos, bastones, dispositivos, software especial, entre otros. Es justo decir que mucho de esto puede conseguirse con coberturas u obras sociales. Pero los trámites son muy engorrosos, y al ser costosos, en muchos casos, estas se niegan a cubrirlos. He de destacar, que esta ley del 5% obligatorio, no es ni una dádiva, ni una limosna. Como comenté en el artículo Orgullo 2021, la constitución nacional dice que toda persona que habite el suelo argentino, tiene derecho a un trabajo digno. El problema acá es, que no se nos considera personas. Por eso debe existir una ley, para que se respeten derechos que, tendrían que habernos garantizado desde el principio.
Sobre los trabajos en sí, existen también, programas de “capacitación laboral” brindados por el estado, al estilo de pasantías. En estos casos, lo que se les paga, es tan poco, que incluso es mucho más bajo que las pensiones, y el resto de los planes sociales. Lamentablemente, esa capacitación laboral, no te garantiza de forma alguna, que luego puedas conseguir un trabajo estable y bien remunerado en algún otro lado. Pero claro, somos privilegiados. Tenemos que estar agradecidos por lo que el estado benefactor, nos regala.
Otra gran dificultad, es la falta de accesibilidad digital y edilicia en todo tipo de instituciones públicas. Ya hablamos de eso en el tema del estudio, pero vamos aún más allá. Desde falta de rampas en edificios gubernamentales, hasta páginas inaccesibles para hacer trámites de todo tipo, e incluso bancos del estado con apps y sitios webs totalmente inaccesibles. Pasando por miles de cosas más, que si las nombro todas, no termino nunca. Pero por mencionar una específicamente, en cuanto a la accesibilidad digital, está el artículo que publiqué hace unos meses para la izquierda diario: la justicia le ordenó a la justicia, que el sitio web de la justicia, sea accesible. En este artículo, hablo de un recurso de amparo presentado por abogados ciegos, en el que le pedían a la corte suprema, que el sitio web del poder judicial, sea accesible. Teniendo en cuenta que la ley de accesibilidad web salió en 2010, se creería que todas las instituciones del estado habidas y por haber, deberían haber reacondicionado sus sitios webs para que lo sean. Sin embargo, no fue así, pero ni por asomo. Mientras que el resto de los abogados podían llevar adelante sus casos desde sus hogares durante la pandemia, los abogados ciegos tenían que concurrir a tribunales presencialmente para hacerlo. Este, es solo uno de los tantos ejemplos en los que los derechos de las personas con discapacidad, se ven vulnerados por ineficiencia del estado.
En cuanto a quienes no tienen ni siquiera los ingresos suficientes como para independizarse, bueno, imaginate que te querés ir a vivir solo/a. La mayoría, puede estudiar mientras trabaja, conseguir un trabajo de medio tiempo que te permita ahorrar alguito para poder luego, pagar un alquiler. Si tenés una pensión o un trabajo poco remunerado, esto es imposible. Muchos deben salir a trabajar en el transporte público, con todos los riesgos que esto implica, para poder mínimamente subsistir, sin la ayuda de padres o familiares.
Sobre los extranjeros con discapacidad, la cosa es muchísimo peor. Porque deben tener 20 años de residencia en el país, para poder acceder a una pensión. Si a eso le sumamos lo que ya dije sobre los estudios, y la falta de oportunidades para conseguir trabajo, la verdad, sí que se hace cuesta abajo. Acá siempre salta el odio de clase contra los migrantes. Que por qué no se quedan en su país, y demás cuestiones. Yo, soy de la filosofía del gran maestro León Gieco. El día que se reciba a un extranjero pobre, de la misma forma en la que se recibe a los ricos que vienen a saquear nuestros recursos naturales, así, y solo así, será de igual a igual.
La discapacidad en los medios
Durante toda mi vida, me han hecho entrevistas de todo tipo, y por variadas situaciones. Además, conozco muchas notas y entrevistas hechas a personas con discapacidad, bajo la misma premisa. Siempre, destacando la discapacidad, por sobre la persona. El logro, la valentía, la lucha, la fuerza para salir adelante, para triunfar, a pesar de la adversidad, de las circunstancias que juegan en contra. Lo que se conoce, como resiliencia. No tengo duda alguna de que salir adelante, no es fácil. Pero tener una discapacidad, es una condición más de la vida, como cualquier otra. Y tenemos que aprender a vivir con, y a pesar de ella. La difusión de los medios, no hace más que perpetuar algo de lo que ya venimos hablando. La idolatría, la infantilización, la compasión, la lástima, la admiración, por cosas que, claro está, puede hacer cualquier otra persona, sin ningún inconveniente. ¿Por qué lo que para ellos es normal, para nosotros es digno de ser admirado? ¿Por qué no se comprende que podemos tener una vida como la de cualquier otra persona?
Cuando con mi amigo Javier, hicimos el proyecto de Mafalda en braille (acá enlazo al cuentito que escribí pero se puede googlear para saber más información) pasó que, muchísimas veces, me llamaban a mí para entrevistarme, y no a él, aunque el proyecto lo habíamos hecho ambos, y con igual participación en el mismo. Evidentemente, para los medios era más rentable a nivel difusión e interés, entrevistar a una persona ciega. Y así, los casos son tan infinitos, que serían incontables. La razón por la que participé de todo aquello, fue porque era importante darlo a conocer, para que cada vez más personas con discapacidad visual, se enteren que ahora podían leer la primer historieta en braille del mundo. Pero jamás dejé de destacar la participación de mi amigo, y de mencionar que sin él, ese proyecto jamás habría sido posible. Después de los bombos y las fanfarrias, el interés por continuar el proyecto por parte del gobierno, no solo decayó, si no que desapareció definitivamente. Todavía se pueden conseguir las 30 tiras que hicimos, en la editora nacional braille.
Como en todos los puntos que intento tocar, acá también hay que tratar de buscarle el lado bueno. En este sentido, este año comenzó a cambiar un poco la cosa. El gobierno nacional, publicó un documento titulado: Recomendaciones para el tratamiento responsable de la discapacidad en los medios públicos. Claro que no alcanza a los medios privados, es obvio. Pero al menos, es un avance. Falta que los medios de difusión masiva lo conozcan, y lo implementen, para tratarnos como lo que insisto, realmente somos. Personas con discapacidad.
Lo discapacitante es el entorno
Hay una frase que dice que, la discapacidad en sí no está en la persona, si no en el entorno que la rodea. Es decir, mientras más acceso tenga a la accesibilidad en todas sus formas, menor serán las dificultades que deba enfrentar con respecto a su discapacidad. A lo largo de mi vida, me ha tocado conocer infinidades de historias y experiencias referidas a esto. Por lo que vamos a poner un ejemplo. Hay 2 personas con discapacidad motriz. Mientras que los padres de una de ellas tienen excelentes ingresos económicos, los de la otra no. Entonces, una de ellas puede tener un chofer que la lleve a todos lados, sillas de ruedas diferentes dependiendo de la situación, incluyendo una que le permite disfrutar del agua, ya que puede flotar en ella. Por el contrario, en el segundo caso, ni siquiera pueden comprar una silla de ruedas, por lo que la persona se pasa la vida arrastrándose para llegar a todos lados. Cuando después de muchos intentos, la obra social, o cobertura estatal, o cualquier entidad pública le consigue la silla, esta persona tiene las piernas tan deformadas, que ya no le sirve de nada. Lo ideal, sería que ambos tengan las mismas posibilidades y oportunidades de conseguir lo que necesiten, para mínimamente, tener una vida digna. Desafortunadamente, esto no solo no es así, si no que es aún muchísimo peor. A menor cantidad de recursos, mayor es la falta de accesibilidad en todos los aspectos de la vida. Incluso, se sabe que en los países desarrollados, debido a los grandes avances tecnológicos y al mayor acceso a ellos, las personas con cualquier tipo de discapacidad, tienen una mejor calidad de vida. Y claro, es obvio que si podés comprarte algo en tu país, tengas más posibilidades de hacerlo, que si tenés que traerlo del extranjero. Es más, aunque puedas traer un producto importado, al no tener soporte local, en caso de daño, este quedaría inutilizable, o tendrías que pagar nuevamente, para llevarlo a reparar a su país de origen.
La sociedad
“…Tenés que venir con alguien, no tenés que andar solita. ¿Vos andás solita para todos lados? No deberías, con lo peligroso que está todo. ¿No tenés quién te acompañe? ¿Te espera alguien afuera?” Fragmento del cuento: La profe piola. ¿Alguna de las preguntas anteriores, te suenan familiares? ¿Nunca quisieron acompañarte a tu lugar de destino, porque pensaban que no podías llegar sola? ¿Nunca yendo a un hospital, o a hacer un trámite, le preguntaron tus datos, o le dieron indicaciones, o le hablaron a la persona que estaba al lado tuyo, en lugar de a vos? ¿Nunca te exigieron que vayas con acompañante a un hospital, diciéndote que si no, no podían llevarte, porque no podías ir sola? ¿Nunca te preguntaron si sabías cocinar, lavar la ropa, limpiar? ¿Nunca te preguntaron como hacías para… tener relaciones sexuales? ¿Nunca te dijeron angelito de Dios? ¿Nunca te dijeron que ayudándote, estaban haciendo la buena acción del día, que ya tenían el cielo ganado? ¡Mirá! ¡Un ciego con un bebé! ¡Qué lindos los nenes! ¿Seguro son tus ojos, tu luz, tu guía, no? ¿En serio sos programadora? ¡Para mí, es como si me dijeras que fuiste a la luna y volviste!
Estos, son solo algunos de los tantos ejemplos, de lo que la sociedad piensa de las personas con discapacidad. Básicamente, nos ven como incapaces, infantiles. Sí. Como niños que, no solo no aprendemos a realizar tareas básicas, si no que nunca las vamos a aprender. Exacto. Para gran parte de la sociedad, fuimos, somos, y seremos niños eternos. Y, aunque en muchos casos estas preguntas pueden parecer inofensivas, en otros, es mucho más grave, porque se vulneran los derechos que tenemos como ciudadanos, como habitantes de una nación; como personas adultas, integrantes de una sociedad.
Uno de los hechos más graves que recuerdo, fue cuando empecé a buscar alquiler. Llamé por teléfono a una inmobiliaria, concerté una cita para visitar un departamento, y fuimos en patota a verlo. Mi familia, y 2 amigas, una de ellas, también con su hija. O sea. Personas adultas ciegas, y varios niños. Lo que me suele suceder a mí, es que nunca menciono por teléfono que tengo una discapacidad. No lo veo necesario. No me parece algo relevante de mencionar. O sea, sí, tengo una discapacidad, lo sé. No es que lo niegue, ni mucho menos. Pero es algo con lo que convivo desde que nací. Que ya tengo totalmente asumido. Y, a pesar de eso, puedo desempeñarme en casi todos los aspectos de mi vida, sin inconvenientes. Entonces, cuando llamé a esa inmobiliaria, tampoco se lo dije. En fin, llegamos, tocamos el timbre, y abrió la puerta:
—Disculpame, pero yo no te puedo alquilar a vos.
—¿Por qué? Pero si todavía ni hablamos, no entramos ni a ver el departamento.
—NO, lo que pasa es que vos sos especial, ustedes son especiales. Yo tengo 2 sobrinos hipoacúsicos, y ustedes tienen otras necesidades, otras cosas. Yo tengo que hablar primero con el consorcio, a ver si los aceptan. A ver si el departamento está como para que lo puedan habitar.
Ante estos comentarios, le expliqué que nunca había tenido ese tipo de problemas, y que jamás me habían hecho ese tipo de cuestionamientos. Que yo, consideraba que me estaba discriminando. Me respondió que no, que no era discriminación. Que yo tenía que entender que tenía una “capacidad diferente” (otra vez ese término) y que había edificios o departamentos, que podrían no estar aptos para mí. Una de mis amigas intentó filmar lo que ella decía (es abogada) pero no se grabó, lamentablemente. Evidentemente, sí lo consideré un hecho de discriminación. Consulté al INaDi, y me dijeron que, lean bien: yo tenía razón. Según la ley, y la propia convención de los derechos de las personas con discapacidad, la única que puede decidir si puede vivir o no, en cualquier tipo de vivienda, es la propia persona con discapacidad. Exacto. Ella, y nadie más. Como cualquier otra persona sin ninguna discapacidad.
Otra de las situaciones en las que esta discriminación se vuelve grave, es cuando hablamos de los delitos cometidos por las propias personas con discapacidad. ¿Pero, qué ustedes no eran todos angelitos? No. No, no, y no. Las personas con discapacidad somos personas, como cualquier otra de este mundo, y después tenemos una discapacidad. Hay abusadores, violadores, golpeadores, asesinos, etc. Pero, en muchos casos, las denuncias no se toman en serio. He sabido de casos de violencia de género, en los cuales la reacción de la policía ha sido, desde desestimarla, ignorarla, o hasta tratar al golpeador como un niño, diciéndole “vos no tenés que pegarle a la nena, vos tenés que portarte bien, tenés que ser un nene bueno”.
La mirada de la sociedad hacia las personas con discapacidad, tiene que cambiar en todos sus aspectos, como ya vengo diciendo. Y esta, es otra de esas miradas que están tan naturalizadas culturalmente, que es muy difícil de erradicar. Las propias personas con discapacidad, nos encargamos, cada vez que tenemos la oportunidad, de difundir una mirada diferente. Sin ir más lejos, la ONG Redi (Red por los derechos de las personas con Discapacidad) se ocupa de difundir nuestros derechos. Incluso, desde la sección de género de Redi, nos podemos descargar una app, en la que tenemos información sobre derechos sexuales y reproductivos principalmente, pero también hay una sección de derechos generales, para cualquier persona con discapacidad. Por supuesto, que es una app totalmente accesible. Iniciativas como esta, son de gran utilidad para conocer qué derechos tenemos, y qué podemos hacer en la sociedad, contribuyendo a este cambio de perspectiva.
La familia
Quizás, más allá de todos los puntos controversiales que he tocado a lo largo de este artículo, este, sea el más debatible de todos. Se supone que la familia es la que te protege, la que te prepara para tu vida adulta. La que, debe hacer lo mejor para vos. Según la psicología, el trato que tengas hacia tus hijos, los modos, lo que le inculques, su educación, será lo que defina en gran parte, como será este, el día de mañana. Claro que sabemos bien, hay muchos factores externos. Los amigos, el colegio, la adolescencia, el entorno en general. Pero no hay duda alguna de que la infancia, es la etapa más importante de nuestras vidas. En la infancia, los niños comienzan a recibir y procesar, todo aquello que luego los ayudará a integrarse plenamente en la sociedad, en su vida adulta. En el caso de la discapacidad, muchas veces, esto no se hace de la mejor manera. Aclaración. Convengamos que ningún padre del mundo, es perfecto. Y que estos conceptos psicológicos que explico, pueden aplicarse a cualquier niño, independientemente de que tengan o no, una discapacidad. De seguro muchos padres cometemos miles de errores todos los días, y nuestros hijos no serán santos. Pero mi cuestionamiento, va mucho más allá.
Primero, el rechazo. Hay padres que directamente, niegan, o no aceptan la discapacidad de sus hijos. Esto les genera baja autoestima, entre otros síntomas más severos. También, están quienes discuten sobre la discapacidad del niño, frente a él, tratándola como un problema a resolver, como algo que está mal. Esos padres pueden pretender que los niños vayan a escuelas comunes, o incluso llegar al extremo de que estos utilicen útiles que no les sirven de nada, como un lápiz y una hoja común, para quienes tenemos una discapacidad visual. Esto, puede llegar a generar en muchos casos, un resentimiento del propio niño para con su discapacidad, lo que hace que sienta odio y rechazo hacia la misma, al igual que lo hicieron sus padres con él, y hacia los demás.
Después, están quienes no la niegan, pero ven a la discapacidad al igual que el resto de la sociedad, como algo que hay que sobreproteger, que cuidar, que meter en un frasquito de cristal. Algo que no puede romperse. Esto les impide enseñarles cosas básicas, porque piensan que pueden quemarse, lastimarse, golpearse, como expliqué en el post que inició todo esto. Esto genera chicos inseguros de sí mismos, con poca capacidad de resolución de conflictos. A ver. Expliquemos esto mejor. ¿Si todo el tiempo le estás diciendo a una persona, no, no hagas esto, cuidado, no hagas lo otro, pará, no ves que no podés? ¡huy! ¡Se te cayó! Dejá, dejá que lo hago yo. ¡Sos un inútil! En algún momento, la persona en cuestión, va a creer que esto es cierto. Y, no solo va a tener baja autoestima, si no también, muchísimas inseguridades, a la hora de enfrentarse a cualquier situación. Porque siempre está dependiendo de otra persona, que sí sabe hacer esas cosas. También, son padres negadores, en el sentido de que, si bien saben de ejemplo de otras personas con discapacidad que salen adelante por sí mismas, no ven en esa situación, a sus propios hijos. Digo padres en general porque es lo que se acostumbra, pero aclaro que aplica a cualquier persona que conviva con otra con discapacidad.
A continuación, tenemos a los padres cómodos, que generan hijos cómodos. Estos no tienen, al igual que los anteriores, interés en que sus hijos aprendan nada, por sobreprotección. Pero, generan en sus hijos, que tampoco quieran aprender. Es decir, mientras que en el caso anterior, la persona con discapacidad, a pesar, o quizás mediante el mal trato, porque es un mal trato, intenta aprender, en este caso, la persona con discapacidad, también permanece cómoda ante esa situación, no poniendo interés en aprender a valerse por sí misma.
Y por último, al menos los casos de los que yo tengo conocimiento, o los que recuerdo en este momento, tenemos a padres un poco más comprensibles. Saben que sus hijos no pueden hacer ciertas cosas, y muchas no se las enseñan, pero no les prohíben hacer nada de lo que ellos quieran aprender. Incluso, teniendo en cuenta los riesgos que esto implica. Tengo un ejemplo propio para este caso. No se trata de cosas de la vida cotidiana pero, sí es un caso en el que a pesar de los riesgos, mis papás, no me prohibieron. Aprender, a andar en bicicleta. La bicicleta y el monstruo.
Conclusiones
Este texto, es quizás uno de los más largos que haya escrito. Pero quería tocar este tema desde hace tiempo, y el artículo en cuestión, me dio la oportunidad. Mi intención no es decirle a los demás lo que tienen que hacer, o inmiscuirme en la vida de nadie. Solo trato de expresar mi punto de vista sobre un tópico del cual, si bien se habla, lo que se dice y se sabe, es realmente muy poco. Quiero hacer reflexionar a la sociedad, a las personas en particular, a las empresas, y al estado. En sí, a cualquiera que lo lea. Quiero que las nuevas generaciones, conozcan realmente a las personas con discapacidad. Quiero que los padres, conozcan las capacidades de sus hijos. Que aprendan a reconocer lo que nos hace iguales, y no aquello que nos diferencia. Soy realmente consciente, de que muchísimas veces los malos tratos que sufrimos quienes tenemos una discapacidad, son por falta de conocimiento del otro. Por ignorancia. Pero en otros casos, es indiferencia, desinterés. O incluso, en otros, todo lo contrario. Es llenarse la boca hablando de inclusión, cuando lo que se hace, se nota a leguas que es insuficiente. El 85% de las personas con discapacidad, no tiene trabajo. No, tiene, trabajo. Y esto, es lo que quiero cambiar. Que tengamos las mismas posibilidades y oportunidades en la vida, que los demás. Pero para lograrlo, el granito de harena, lo tenemos que poner entre todos. Espero que cada quien, empiece a aportar el suyo, así como yo, intento desde este rinconcito, aportar el mío. Como dije. Con sus hijos, amigos, primos, hermanos, sobrinos, padres, familiares que tengan una discapacidad. Para que así, seamos una sociedad, libre de prejuicios y de todo tipo de discriminación. Sí. Incluso libres, de la discriminación positiva.
Programar a ciegas
listenButton5.onclick = function(){
if(responsiveVoice.isPlaying()){
responsiveVoice.cancel();
}else{
responsiveVoice.speak("Me Lo Dijo el Tigre. El viaje. Mi psiquiatra, mi psicóloga, mis amigas. La arena y el río. Me lo dijo el flaco Spinetta. Me lo dijo ella, me lo dijiste vos, me lo dije yo. \"YA DESPIÉRTATE NENA\", gritaste y parecía como si me lo hubieses gritado a mí. Me lo dije yo cuando me quedé sin habla durante el tiempo que duró tu interpretación. Se lo dije a mis compañeres de viaje cuando hice algo que nadie se esperaba que hiciera. Ni siquiera yo misma. Te acercaste pasando la gorra y mientras elles debatían con cuánto iban a colaborar, yo no dejaba de pensar si realmente quería hacerlo o no. Pero te acercaste: \"Disculpame, ¿te puedo decir algo? Ay sí\", me respondiste. \"Nunca hice esto y es probable que no volvamos a cruzarnos jamás en la vida. Pero me gustás. Ay, gracias\". Respondiste mientras nos imaginaba coloradas como un tomate a las dos. Dejé de buscarle una explicación a las cosas que me acontecen. Entendí que tengo una vida intensa. emocionalmente fuerte. Que no dejan de pasarme cosas buenas, malas e intermedias. Es difícil dejar ir a alguien, hacer un duelo y terminarlo cuando por alguna razón que no llegás a comprender, todo te la recuerda. Pero las personas van y vienen. A veces ni siquiera llegás a comprender ese proceso. Es como el tábano que pica al chico con el que te cruzaste pocas veces y con el cual llegaste a tener charlas muy profundas en tan solo dos días. Es el tren Mitre desde Retiro a Tigre. Es la lancha que no nos quiere llevar pero en la que terminamos subiendo. O creo que era otra, no lo sé. Es el tipo de la entrada de la playa dándonos explicaciones. Es la gente de bien que te da una mano. Es mi tesorito preciado jugando en el río y la arena como si no existiese nada más maravilloso en el mundo. Es la señora que nos dice yo acompaño a los hombres al baño de varones y yo diciéndole: \"Bueno entonces nosotres vamos al de mujeres. Mi tesorito, mi amigue y yo. Es la señora y la nena mirándome con cara de orto en el baño cuando con la malla puesta me agaché a guardar algo en la mochila. Es la otra señora en la misma escena mirándonos a les tres con ternura. Es el único hombre del grupo esperándonos cada vez que íbamos a cambiarnos o al baño solamente. Es mi amigue subiéndose en el tren después del nuestro, y el chico por vivir más cerca llegando antes. Es nosotros tres antes de que llegue mi amigue desayunando en Starbucks y cuando llega elle salir corriendo por tener miedo de no llegar a la lancha. Es la proveeduría en donde pagamos por transferencia con la zona wifi de la señora que atendía porque con nuestra compañía de teléfono no teníamos señal. Es la mesa donde nos sentamos a comer. Es el señor que nos dijo que por ser ciegos tengamos cuidado con la escalera. Es la gente hablándole a Tesorito todo el tiempo como si por ser la única que veía a pesar de ser la más chiquita se tuviese que hacer cargo de nosotres tres. conversaciones profundas. Confesiones. llanto, risa, juegos, mate, comida, abrazos, hierba, yerba. Una señora alcanzándonos una mesa y sillas. Mi amigue y yo turnándonos para jugar con Tesorito en el río y no descuidar las cosas. Son los candaditos con iniciales que no le pude comprar y también la cadenita con la piedra que le compró mi amigue. Churros sin tacc, alfajorcitos de maicena, comida sin tacc, y el agua caliente más cara del mundo, o eso nos pareció. Es la música de la gente que tenía prohibido usar parlantes. Son los mensajes de whatsapp llegando y enviándose muy esporádicamente por la falta de señal. Es el río plano, la arena caliente, el sol quemándonos los pies. Es la mugre que nos lavamos en las duchas o ir al baño para sacarnos la arena hasta de donde te imagines. Es les tres contándonos cosas súper fuertes mientras Tesorito jugaba cerca y yo le gritaba cada 5min o menos para saber cómo estaba. Es Tesorito teniendo miedo de las olas grandes que probocaban las lanchas, botes y barcos que pasaban cerca por el río del otro lado de las boyas de seguridad. Soy yo sujetando a Tesorito para que no se caiga y se asuste. Es su intensidad, su cariño, su amor, sus caprichitos, su ansiedad, su inacabable energía. Es correr a guardar las cosas e intentar convencer a Tesorito de que nos teníamos que ir porque si perdíamos la lancha nos quedábamos ahí hasta el día siguiente. Es el chico al que se le rompieron las ojotas en una salida anterior y ahora andaba con pantuflas para todos lados porque le había dado paja comprarse unas. Es la vuelta. No a casa, sino a lo de mi amigue. Es volver en lancha y sentarnos atrás de todo, estirar las manos y tocar el agua cuando el traquetear de la misma la elevaba hacia nuestros brazos. Son los videos, las fotos, la gente, la buena onda de todos los empleados del lugar. Es el guitarrista tocando canciones bonitas entre las que estaba \"Bajan\" de pescado rabioso, y la premonición implícita de que te aparecerías en el viaje de regreso. Y subimos al tren, nos fuimos. Apareciste. Me Lo Dijo el Tigre, Me Lo Dijo el Mitre, Me Lo Dijo mi amiga del otro lado del whatsapp, Me Lo Dijo el psiquiatra. Generalmente las personas no cambian. Es ella tan integrada en mi mente como si siempre hubiese estado ahí. Es ella, son ellas, son cada una. Pero no sos vos, no soy yo. Y lo dije, te lo dije, Me Lo Dije. Y el transcurrir del tiempo y el espacio se modificaron. Tanto así que nos dimos cuenta que estábamos llegando a Nuñez cuando ya estábamos ahí. Y corrimos. Y Tesorito y yo bajamos. Pero elles no. Me Lo Dijo el bastón de mi amigue atrapado en las puertas del tren. Me Lo Dijo Tesorito asustada y dándose cuenta de que estábamos solas en una estación en la que había muy poca gente, sin saber para donde ir y con la mochila de mi amigue en las manos. Se lo dije yo cuando recordé que por haber empezado a usar una app de entrenamiento el teléfono se me había quedado sin batería. Se lo dije yo cuando entendí que elles seguro bajaban en la estación siguiente y volvían. Buscamos una salida, pedimos ayuda y cruzamos al otro lado. Con el teléfono de ella llamamos a mi amigue y efectivamente comprobamos que eso iban a hacer. Fueron elles llegando en el siguiente tren con destino a Tigre diciendo que iban a denunciar la pérdida de la mochila a la policía cuando en realidad la teníamos nosotras. Fue la policía haciéndose eco del supuesto robo y yo explicando lo que pasó. Les pedimos indicaciones y salimos. Caminamos unas cuadras y entre calles y avenidas había de pronto seis personas indicándones donde teníamos que tomar el bondi. llegamos, lo tomamos, viajamos y bajamos. Pedimos ayuda para cruzar balbín a un chico que tenía de buena onda lo mismo que de imprudente y que por su descuido y la irresponsabilidad de los automovilistas estuvieron a punto de atropellar a Tesorito. Pero mis reflejos, intuición o como quieras llamarlo hicieron que la lleve hacia atrás del brazo y la salve. Es la vereda, el edificio, el ascensor, el departamento, el perrito, la música, la comida, la yerba, la hierba, las charlas, son ellas. Sí, ellas. Formando tan parte de todo, de mí. Es la tortura, el ataque constante a mi psiquis con la crueldad alegre y placentera que solo pocas personas tienen la capacidad de lograr. Es Tesorito reclamándome que me vaya a dormir con ella. Somos Tesorito y yo buscándote. Google, youtube, con solo dos datos: Tu nombre y que cantabas en el tren. Videos, un comentario tuyo, tu canal, tu usuario. Tu instagram, tu música en spotify. Sos vos diciéndome: \"Dejame gritar. ¿Por qué me querés apagar? ¿Qué te incomoda? Que sea yo misma te hace temblar\". Soy yo diciéndoselo a todo aquel que quiera escuchar y que quiera sentirse tocado/a por la frase. Son Pablo Milanés, Silvio Rodríguez, Joan Manuel Serrat, Ismael Serrano, María Carrasco, de esa noche. El mate, los churros y medialunas del día siguiente. La charla sobre política, trabajo, economía, sindicatos, discapacidad. Son los machirulos y las feminazis. es turnarnos la noche anterior para bañarnos ni bien habíamos llegado. El matambre a la pizza, la parrillada que nos sobró, es Tesorito contra el pollo. Es el loco del taxi que al volver para casa iba a los santos pedos y que casi choca. Somos nosotros/as/es subiendo la escalera cinco pisos para quemar calorías. Somos Tesorito y yo olvidándonos mis ojotas y no recuerdo qué más en la casa de elle. Sos vos quizás leyendo todo esto y preguntándote realmente quién es esta loca de mierda. Son ellas diciéndote que, sí, la conocemos. Sabemos quien es. Es el rock nacional acompañando ese desayuno a las 12 del mediodía. Es el pop, el indie y de nuevo el rock. Son Charly y Spinetta rezando por mí, por vos, por todos, por todas, por todes. Soy yo intentando por quincuagésima vez sacarla de mi mente, de mi vida, de mi corazón. Soy yo entendiéndome, valorándome, queriéndome. Sabiendo que soy diferente, única. Ni buena, ni mala. Solo humana, solo una persona. Y que no me merezco que me traten mal, que me menosprecien. Sea quien sea y por la razón que sea. Que tengo mucha gente que me quiere alrededor y que me quiere ver bien. Es el chico de las pantuflas mojadas y la remera al revés. Es le chique que organiza juntaditas lindas en su casa con un hermoso y cariñoso perrito. Es Tesorito con una infinidad de sentimientos y emociones tan grandes que jamás podría describir. Soy yo. Con mis virtudes, mis defectos. Mis aciertos, mis fracasos. Mis contradicciones, mis acuerdos. Me Lo Dijo el Tigre, el Mitre, la playa, la arena, el río, la gente, el perrito, les niñes, sus familias, Me Lo Dijiste vos, Me Lo Dicen mis amigas, mis pocos (y cada vez menos) amigos, Me Lo Dicen ellas, Me Lo Digo yo. Me Lo Dijo Charly, el flaco Spinetta, Fabiana Cantilo, Fito Paez. \"Ya despiértate nena, y así verás, lo bello y dulce que es amar\".", "Spanish Latin American Female");
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Existen personas con discapacidad que no saben que pueden dedicarse al desarrollo de aplicaciones y sitios webs. Hay quienes no saben que pueden contratar personas con discapacidad, y que estas pueden desempeñarse en este trabajo, a pesar de las dificultades. Programar a ciegas. Tarea nada fácil. Pero que sea difícil, no quiere decir que sea imposible. Debido a las repercusiones que ha tenido la entrada anterior, he decidido dejar por aquí, e ir agregando posteriormente, es decir, actualizando la entrada, con herramientas y recursos que me han ayudado a aprender, y a desempeñarme como desarrolladora, durante los últimos 10 años. Si bien, no de forma totalmente autónoma y accesible en muchos casos, en otros sí. Creo que hoy en día, y con las herramientas actuales, puedo decir que es una carrera que podemos cursar, y de la que podemos trabajar, ya sea freelance o para alguna empresa, sin mayores dificultades, claro está, que las que ya hemos mencionado en la charla que dimos en la FemITCONF2021. Aunque ya en la mencionada entrada, he dejado algunos sitios webs de interés, en esta oportunidad, voy a optar por algo más concreto. Aplicaciones y recursos webs, listos para programar, de forma casi, o totalmente accesible. Espero, algo de esto les sirva.
Lo primero que quiero destacar, es que yo, particularmente, no me he especializado en desarrollar apps móviles. Sí he trabajado con apps de escritorio y consola, sitios webs, y bases de datos. Entonces, son de estos temas de los que aquí voy a hablarles. Si quieren información sobre otras cuestiones, deberán dirigirse a páginas de otros desarrolladores ciegos, que sé que las hay. Habiendo dicho esto, ahora sí, comencemos.
Editores accesibles
Un editor, es básicamente un software que te permite escribir código de varios lenguajes de programación. No es muy distinto, de hecho también se puede utilizar, al clásico bloc de notas de windows. Pero a diferencia de este, en los editores de código, nos muestra el número de línea en el que nos encontramos, y además, nos detecta el lenguaje con el que estamos trabajando. Tienen función de autocompletado de código, y la posibilidad de ejecutar el código desde el propio programa, añadiendo complementos/extensiones, e instalando los intérpretes de los lenguajes que sean necesarios. Aquí, dejo los más utilizados. Primero, pueden descargar el Notepad++. Personalmente, es el que más he utilizado, ya desde hace años, incluso mucho antes de que sea totalmente accesible con JAWS y NVDA, los lectores de pantalla por excelencia para windows. También, desde el siguiente enlace pueden descargar el Visual Studio Code. Últimamente se ha convertido en el más utilizado no solo por personas con discapacidad visual, si no en general. No tengo mucha experiencia en este, porque empecé a usarlo hace poco, pero sé que tiene funciones de compatibilidad/accesibilidad con lectores de pantalla. Ambas opciones tienen atajos de teclado con los que su funcionalidad, es incluso más amena y versátil.
Entornos de desarrollo integrado
IDEs, por sus siglas en inglés, son programas mucho más complejos que los mencionados anteriormente. Mientras que los otros permiten escribir código en formato texto, estos traen soluciones integradas con las cuales se pueden además, diseñar aplicaciones gráficas. Son muy utilizados en apps para windows y móviles, entre otros sistemas operativos, e incluso sitios webs. Es cierto que el código en sí, es en formato texto. Pero diseñar ese sitio, redimensionar esa ventana, correr ese botón, o aumentarle el tamaño a alguna sección en particular, es mucho más fácil, al menos para quienes ven, hacerlo visualmente, que teniendo que tocar código. En lo personal, aunque las funcionalidades sí son accesibles, es difícil hacerlo si nunca tuvimos una representación del contenido de la pantalla en nuestra cabeza. No digo que sea imposible, pero es algo que particularmente a mí, se me dificultó mucho. Los más conocidos, o al menos que yo tuve la posibilidad de probar, y que obvio, son accesibles con lectores de pantalla, son: Microsoft Visual Studio. Fue diseñado originalmente para Windows, pero hoy en día es multiplataforma. Basado en .net, tiene versiones gratuitas, y otras más profesionales. Además de las mencionadas anteriormente, otras de sus características, son una base de datos SQL, y un servidor web. De estas utilidades, hablaremos más adelante. Otro de ellos,, es Eclipse. Basado en el lenguaje de programación Java, a diferencia del anterior, aunque no tiene todo integrado, es posible descargarse versiones distintas dependiendo del lenguaje, y de lo que se desee hacer. Por ejemplo, para crear un servidor web, puede integrarse con software como apache. Lo dicho, esto lo ampliaremos en breve.
Aclaración. Que estén basados en .net y java, quiere decir que necesitan de estos motores de desarrollo. Son en sí, herramientas con pequeñas aplicaciones necesarias, para que tu código funcione. Si no instalamos .net o la máquina virtual de java, nuestra aplicación, no va a ir ni para atrás, ni para adelante.
Gestores de bases de datos
No es mi objetivo dar una explicación pormenorizada de como funciona un programa en su totalidad, si no, como ya mencioné, brindar herramientas accesibles. Pero en sí, creo que sobre esto, sí hace falta fundamentar un poquito más. Una base de datos, es la forma en la que, tus datos se almacenan, para luego poder ser utilizados por aplicaciones o sitios webs. Por ejemplo, podríamos ser dueños de una compañía de teléfono. Y esta, tendría, a simples rasgos, los siguientes datos. Tu nombre, como titular de la línea, tu identificación (DNI en Argentina) tu número de línea asociada, es decir tu número de teléfono, tu ciudad/país de residencia, entre otros. Después, en otros datos, podemos tener los distintos planes que ofrecemos. si es a abono o prepago, qué clase de recargas se pueden hacer en caso de prepago, que beneficios proporcionamos dependiendo de tu plan si es a abono, etc. Entonces, tendríamos que, mediante un código de identificación, relacionar la primer información, con la segunda, para saber qué tipo de plan, tiene tu celular. Es ahí, donde entran las bases de datos. En aplicaciones pequeñas, estos datos se guardan en archivos específicos, muchas veces en formato texto, o, en formatos más encriptados, pero en fin, archivos que no ocupan mucho espacio. Pero para aplicaciones más grandes o empresas, es necesario utilizar un gestor de bases de datos. Entonces, veamos cuales de estos son accesibles, de acuerdo a mi experiencia, como siempre digo.
Algunas de las herramientas mencionadas más arriba, tienen integración con bases de datos, que pueden descargarse aparte, como en el caso de Visual Studio Code o Eclipse, o que ya vienen dentro de la propia aplicación, como es el caso de Microsoft Visual Studio. Pero si nos vamos a dedicar a gestionar bases de datos únicamente, necesitamos herramientas específicas, que realicen esta tarea. Uno de los más completos, es el SQL Server. Se integra con las aplicaciones de Microsoft, obviamente, y utiliza este lenguaje.
Hay que tener en cuenta también, que SQL es en sí un lenguaje en su mayoría estandarizado, pero que cada vez que se lanza una nueva versión de este, ya sean desarrolladores o compañías, como en el caso de Microsoft, le agregan sus propias características. En sí, en su mayoría es lo mismo. Consultar datos, almacenarlos, actualizarlos, crearlos o combinarlos, para obtener los resultados requeridos. Habiendo dicho esto, continuemos.
Existen también, bases de datos basadas en la nube. Sí, ya sé. Hay una premisa que dice que tu nube, es siempre la computadora de alguien más. Pero si una determinada empresa no tiene que comprar y mantener esas computadoras, aunque tenga que alquilar un servicio de otra, puede almacenar muchísima más cantidad de datos, lo que a la larga, es conveniente. Entre ellas, tenemos Salesforce Object Query Language (SOQL). Como su nombre lo indica, le pertenece a la compañía Salesforce. En este caso, no se puede decir que sea totalmente accesible. De hecho, la mayoría de su sitio no lo es. Aunque, he de destacar que están trabajando en ello de a poco. Podemos realizar consultas de datos, pero requerimos extraerlos en archivos CSV (archivos de valores separados por coma en español), para leerlos correctamente. Otra de ellas, con la cual yo estoy trabajando actualmente, y que sí es muuuy accesible, es BigQuery de Google. Tiene opciones de accesibilidad, autocompletado, se pueden filtrar los resultados, entre muchas otras funciones. Por supuesto, la nube de google tiene muchísimos más recursos, funcionalidades y herramientas que estas. Pero hasta que no las conozca un poco mejor, dejémoslo acá.
Pero claro, eso no es todo, me dirán los expertos. Hay otros tipos de lenguajes y gestores de bases de datos, como MySQL, MariaDb, PostgreSQL, entre otros. Bueno, lo cierto es que, aunque son lenguajes similares a los mencionados, acá nos encontramos con un inconveniente. La mayoría de sus gestores, no son accesibles. ¿Y bueno, entonces, les debe surgir la duda de como hice yo para trabajar con ellos? Como decimos en el mundo de la discapacidad visual, cuando la accesibilidad no existe, hay que rebuscársela, darse maña, para que de una forma u otra, salga. Y es aquí, donde saltamos a la siguiente sección. Pero antes, les dejo para que le vayan dando un vistazo, este Curso de SQL de 1Keydata. Me sirvió muchísimo al principio, para ir buscando y conociendo las distintas posibilidades que existen, a la hora de manipular datos.
Servidores webs
Sin entrar al desarrollo web directamente, que eso va a ser un tema aparte, es preciso comentar que, podemos crearnos un servidor web, para manejar una base de datos local en alguno de los lenguajes mencionados, de forma totalmente accesible. Instalando WAMP (Windows, Apache, MySQL y PHP). O XAMPP (X de multiplataforma, Apache, MariaDB, PHP y Perl). Podemos utilizar sus gestores, como PHPMyAdmin, o mi favorito, por su simpleza, accesibilidad y por ser tan intuitivo, Adminer, como si de moverse por un sitio web se tratara. De hecho, es básicamente eso. Una página web en PHP, con la que podemos escribir consultas, eliminar, modificar y crear datos, leerlos en formato de tablas, Entre otras muchísimas cosas, sin usar esos gestores que traen por defecto, y que son inaccesibles.
¿Pero, qué es un servidor web? Microsoft Visual Studio trae el suyo propio, y se puede ejecutar código de ASP.Net, el lenguaje de programación para webs de esta compañía. Un servidor web, es un conjunto de herramientas que nos permiten crear y ejecutar una página web, como si estuviéramos ya en internet. De los de software libre, Apache es el más conocido. Y, si bien, las herramientas mencionadas anteriormente (Apache, PHP, MySQL), pueden instalarse por separado, la posibilidad que ofrecen estos servidores prediseñados, es facilitarnos el trabajo, a la hora de desarrollar nuestro sitio web. Instalamos todo, ejecutamos, y listo. Es más, como ya mencioné, el gestor de bases de datos MySQL o MariaDB, ya se ejecuta al iniciar los servicios, junto con el de apache, que es lo que hace que tu código web, esté disponible como cualquier página de internet, pero local, claro está. Para que esa página esté disponible en internet, bueno, eso ya es otro tema, que no vamos a tocar aquí.
Creación de sitios webs
Es uno de los temas que más me apasionan después de bases de datos, al menos a mí. Y de los que más traté de aprender. Como venimos hablando, el código de páginas webs, se puede escribir en cualquier editor de texto, o IDE. El problema es, transformar eso en algo que podamos ver en funcionamiento en tiempo real. Si está escrito en HTML/CSS/Java Script, no vamos a tener problema alguno. Solo bastará con abrir el archivo html con nuestro navegador, ya sea Chrome, Firefox, etc, y el resultado estará disponible. Para familiarizarse un poco con el código de HTML, les dejo en inglés, la página All The Tags. Una lista de todas las etiquetas HTML, incluso HTML5, para que al hacer click en cada una, nos aparezca su descripción. Ahora, si queremos algo más avanzado, podemos optar por El gran libro de HTML5, CSS3 y Java Script. Nota: este libro ahora es pago. Cuando yo lo leí era gratuito, y bastante ameno. No garantizo su accesibilidad en su versión actual, debido a que no lo compré. Solo enlazo a la nueva página del mismo.
Por otro lado, si a ese código HTML y CSS queremos agregarle otro tipo de código diferente a Java Script, y además bases de datos, ahí sí vamos a necesitar las herramientas anteriores, para crear nuestro servidor web. Veamos qué opciones tenemos, para hacer esto. Podemos encontrar algo de lo que ya hemos mencionado. ASP.NET, ya sea C# o Visual Basic de Microsoft. PHP, mi favorito, el más utilizado en toda la web ya sea con WordPress, o en páginas tan populares como facebook. Python, un lenguaje similar a Java o .net, en el sentido de que además de sitios webs, se pueden hacer apps de consola y de escritorio, y cuya sintaxis es muy sencilla de aprender, entre otros. En cuanto a Java Script, lo que tiene de particular, es que a diferencia de los anteriores, se codifica del lado del cliente, es decir, el código se puede ver en el navegador del usuario. En cambio, en los casos anteriores, si el usuario quiere ver el código fuente de una página web, solo va a ver el HTML y el CSS. Quedando la programación del sitio, en manos solo del desarrollador.
Ya para finalizar este tema, comentar que, sin duda, a mí lo que más me cuesta aprender, incluso hasta el día de hoy, es la parte de diseño. Es decir, los estilos en CSS, en sus distintas versiones. Y es que, aunque tengamos noción de como escribirlo, y qué código poner en cada momento, o qué color usar, es bueno contar con una persona que nos garantice que lo que estamos armando, quede realmente como queremos que quede. Entonces, en mi caso particular me hizo sentir tanta inseguridad, que terminé dejando lo referente al diseño web, un poco de lado. Insisto, al igual que con la parte gráfica de una app de escritorio. Es difícil, sí. Nos encontramos con barreras al realizarlo, también. Pero esto no quiere decir, que sea imposible, y que no haya personas que sepan hacerlo.
Aplicaciones de consola
Dije que aquí solo iba a brindar herramientas accesibles, y claro que estoy cumpliendo con el objetivo. Pero además, me parece necesario añadir algunos consejos a la hora de iniciarse en la programación. Y es que, hay tanta información, que de seguro no debe ser fácil tomar una decisión acertada. Como venimos hablando, hay varios tipos de aplicaciones. Las gráficas, las webs, y las de consola. Ya hablamos de las primeras 2. Pero creo firmemente, y las carreras en todo tipo de instituciones y cursos online están de acuerdo conmigo, que las aplicaciones de consola, son las primeras con las que debemos empezar. Para una app de consola, solo necesitamos el editor de texto, y un compilador o intérprete, dependiendo del lenguaje. No tenemos que preocuparnos por el diseño, si no por la lógica. El algoritmo, el problema y su solución. Es lo primordial a la hora de iniciarse en cualquier lenguaje. Y, excepto los webs y los basados en bases de datos, todos tienen su equivalente de consola. Desde Java, pasando por C#, e incluso Python. Es más, en mi caso en particular, si bien no he incursionado tanto en otros sistemas operativos además de windows, sí he logrado programar hace un tiempito en la consola de Linux con Python. Para dejar un poco más en claro el concepto de consola, comentar que, es una pequeña ventanita dentro del sistema operativo, en la que se pueden ejecutar tanto comandos propios del sistema, como código de programación, iniciando el intérprete o compilador de algún lenguaje. Se puede navegar con las flechas, o con los atajos específicos, en el caso de Linux.
Lenguajes interpretados o lenguajes compilados
También, veo necesario hacer una pequeña mención de esto, para que se entienda a qué hago referencia. Un lenguaje interpretado, es uno en el que, el código se escribe, se guarda con la extensión propia del mismo, .py para Python por ejemplo, y teniendo instalado python en la computadora, haciendo doble click o presionando enter sobre ese archivo, este ya se ejecuta en la consola. En los lenguajes compilados, el código pasa por un proceso adicional, en el que el compilador, transforma ese código en una aplicación .exe, en el caso de windows, que puede ejecutarse ahora sí, haciendo doble click. Esto es beneficioso en el sentido de que tu app puede correr en cualquier computadora sin instalar otro software aparte. Pero los lenguajes interpretados, te permiten probar el código en el intérprete cuantas veces sea necesario, antes de sacar la versión definitiva de esa aplicación, es decir, antes de hacer el proceso adicional, de transformarlo en un programa ejecutable.
Otros recursos
Antes de finalizar, les dejo unos últimos sitios webs que de seguro les resultarán de interés. Primero, la entrada anterior de la que vengo hablando. Desarrollo, usabilidad y accesibilidad con lectores de pantalla. Además, 2 de los sitios que compartí allí, pero, como pretendo que sea este el recursero informático por excelencia del blog, los comparto aquí de nuevo. El primero, es la Fundación Itgrarte. Ofrece mediante becas, capacitaciones en programación, con preferencia para personas con discapacidad. Y el segundo, Tutoriales Programación Ya. Para mí, el mejor sitio online, y casi totalmente accesible, para aprender programación de forma totalmente autodidacta.
Después tenemos Programando accesible. Es una comunidad de personas con y sin discapacidad, que trabajan por el desarrollo de aplicaciones de forma accesible. Se hacen consultas, se comparten recursos, y se generan lindos debates y conversaciones, sobre la programación, con perspectiva de accesibilidad.
Segundo, un sitio de un español, que es desde hace años un gran referente entre los programadores ciegos. Además, es el sitio en el que he decidido basar el título de esta entrada. Programar a ciegas.
Y por último, para quienes sean ciegos y quieran optar por el desarrollo web, les recomiendo usar Bootstrap. Es un framework, es decir una especie de código integrado, en este caso de CSS, con estándares prediseñados para los sitios webs. Eso hace que podamos añadir diseño a nuestro sitio web ya codificado, y con la seguridad de que será compatible con varios tipos de dispositivos, incluyendo móviles.
Conclusiones
En primer lugar, comentar que, decidí escribir esta entrada, gracias a una persona con discapacidad que me escribió mediante la página de contacto del blog, explicándome que quería aprender a programar, y que no sabía por donde empezar. Al igual que esta persona, muchos no saben que teniendo una discapacidad, podemos dedicarnos al desarrollo, como dije al principio. Entonces, se me ocurrió que podía armar una especie de recursero para programadores ciegos. Me especialicé en la discapacidad visual total, es decir en la ceguera, porque es de lo que conozco, en lo que tengo más experiencia, por razones obvias, claro está. Aún así, no creo que esto sea todo, ni mucho menos. Invito a otras personas con discapacidad, a aportar, si así lo desean, sus propios sitios webs, herramientas o recursos para aprender programación, de forma accesible, los cuales, me comprometo añadir aquí.
En segundo lugar, algunas aclaraciones sobre el diseño de apps y sitios webs. Dije que es difícil, que nos encontramos con muchas barreras, y que en particular yo, no sé hacerlo en su totalidad. Pero también dije que hay quienes sí. Y, si no, aún así, hay muchas otras cosas más que sí podemos hacer. Estoy totalmente convencida de que el trabajo en equipo, con una repartición de tareas de forma equitativa, es la verdadera forma del éxito, en todo proyecto de programación. Entonces, si una persona ciega, no puede hacer el diseño de tu página, podés darle como tarea encargarse de la programación, o de la base de datos, y no va a tener inconveniente alguno. Es más, ya yendo a la parte de testeo, incluso puede encargarse de verificar que tu página, sea accesible.
En tercer lugar, sobre las herramientas para desarrollar. Como dije, de seguro no las conozco todas. Pero además, puede que haya muchas que tal vez sean accesibles, y no lo sepamos. Por ejemplo, yo no sabía que la consola de google lo era, hasta que no empecé a utilizarla. Lo importante en estos casos, es probar, probar y probar. Sí, así es. Si no sabemos si podemos usar una app o sitio web, naveguémoslo con los lectores de pantalla. JAWS o NVDA para Windows, u Orca para Linux, entre otros. Solo cuando probamos algo por nuestra cuenta, a menos que tengamos referencias previas de su accesibilidad, sabremos si vamos a poder utilizarla de forma accesible o a medias, o si directamente, es inutilizable. Tanto quienes tienen una discapacidad como quienes no, deben perder ese miedo a lo desconocido. Solo así, podemos también aportar nuestro granito de arena, para contribuir al maravilloso mundo de la programación, de la usabilidad y la accesibilidad.
En cuarto lugar, sobre el inicio en la programación. El desarrollar apps de consola, es lo más recomendado, y lo más utilizado, al menos según yo sé. Pero si alguien desea iniciarse con el desarrollo web, yo no veo inconveniente alguno. Lo único, es que además de memorizar códigos, y conceptos específicos del lenguaje, ya sean PHP o Java Script, o cualquier otro, se debe ir recordando la estructura de las páginas HTML, lo que conlleva a mi entender, un tiempo adicional, que en un principio, puede ser innecesario. Pero mientras el instructor explique bien los conceptos, o estén claros en algún curso, y por supuesto, mientras este sea accesible, la verdad no me parece mal que empiecen por ahí. Además, surge siempre la duda de si, programación estructurada, u orientada a objetos. Tampoco veo inconveniente en ello. Mientras que la segunda va ganando terreno a medida que los lenguajes integran ese paradigma, la primera aún no ha quedado en desuso, y debido a que la tecnología en sí avanza más rápido que las carreras y cursos, en la mayoría de los casos, aún se sigue enseñando y utilizando en muchas instituciones y cursos. Lo que sí, ya sea que empiecen con el lenguaje y el paradigma que mejor les quede, o que más les guste, yo doy este último consejo. Si empiezan con algo, no lo dejen. Concéntrense en eso, y lleguen hasta el final. Una vez aprendido por completo un lenguaje, y en sí, todos sus conceptos, ya va a ser mucho más fácil aprender cualquier otro.
Por último, he de destacar que yo no soy docente, ni mucho menos. Entonces, puede que no sepa explicar bien algunos conceptos, puede que estos queden incompletos, o resulten poco claros. Pido disculpas por eso. Traté de hacer el artículo lo más ameno posible, centrándome en quienes aún no conocen absolutamente nada de programación, e intentar explicarles algunas pautas de como esto es posible, aunque al principio, no parezca nada fácil. Espero haber sido clara. Y espero les haya gustado la entrada. Cualquier duda, consulta, sugerencia o idea, no duden escribirme a través de la página de contacto, en los comentarios, o a través de mis redes sociales.
Mis más sinceros agradecimientos
A todos aquellos programadores ciegos que marcaron mi camino. Allá por el 2008, cuando a duras penas conociendo muy por encima JAWS, ellos fueron mi luz, mi guía, quienes me enseñaron qué camino tenía que seguir, ya sea de este, como del otro lado del charco. Sí. Muchas gracias a todos. Nombrar a algunos, haría que tal vez me olvide de otros. Es por eso, que prefiero agradecerles en general. Contarles que desde entonces, mucha agua ha pasado bajo el puente. Dejé la carrera, empecé a trabajar, cambié de género, de cuentas de mail… Y en fin, ya llevo 10 años de dedicarme a esta profesión, la cual, más allá de algunos altibajos, me ha traído grandes satisfacciones. Gracias, muchísimas gracias, por ese abrazo virtual, que en momentos de desesperación y frustración por no poder compilar un código, entender un concepto, encontrar un programa accesible, me dieron a la distancia. Por muchísima más gente que contrate personas con discapacidad, y por muchísimas más personas con discapacidad, que se animen a programar. Para hacer de este mundo, uno mucho más inclusivo y accesible. Gracias, nuevamente, muchísimas gracias a todos ellos.
La Prisión
listenButton6.onclick = function(){
if(responsiveVoice.isPlaying()){
responsiveVoice.cancel();
}else{
responsiveVoice.speak("Me Lo Dijo el Tigre. El viaje. Mi psiquiatra, mi psicóloga, mis amigas. La arena y el río. Me lo dijo el flaco Spinetta. Me lo dijo ella, me lo dijiste vos, me lo dije yo. \"YA DESPIÉRTATE NENA\", gritaste y parecía como si me lo hubieses gritado a mí. Me lo dije yo cuando me quedé sin habla durante el tiempo que duró tu interpretación. Se lo dije a mis compañeres de viaje cuando hice algo que nadie se esperaba que hiciera. Ni siquiera yo misma. Te acercaste pasando la gorra y mientras elles debatían con cuánto iban a colaborar, yo no dejaba de pensar si realmente quería hacerlo o no. Pero te acercaste: \"Disculpame, ¿te puedo decir algo? Ay sí\", me respondiste. \"Nunca hice esto y es probable que no volvamos a cruzarnos jamás en la vida. Pero me gustás. Ay, gracias\". Respondiste mientras nos imaginaba coloradas como un tomate a las dos. Dejé de buscarle una explicación a las cosas que me acontecen. Entendí que tengo una vida intensa. emocionalmente fuerte. Que no dejan de pasarme cosas buenas, malas e intermedias. Es difícil dejar ir a alguien, hacer un duelo y terminarlo cuando por alguna razón que no llegás a comprender, todo te la recuerda. Pero las personas van y vienen. A veces ni siquiera llegás a comprender ese proceso. Es como el tábano que pica al chico con el que te cruzaste pocas veces y con el cual llegaste a tener charlas muy profundas en tan solo dos días. Es el tren Mitre desde Retiro a Tigre. Es la lancha que no nos quiere llevar pero en la que terminamos subiendo. O creo que era otra, no lo sé. Es el tipo de la entrada de la playa dándonos explicaciones. Es la gente de bien que te da una mano. Es mi tesorito preciado jugando en el río y la arena como si no existiese nada más maravilloso en el mundo. Es la señora que nos dice yo acompaño a los hombres al baño de varones y yo diciéndole: \"Bueno entonces nosotres vamos al de mujeres. Mi tesorito, mi amigue y yo. Es la señora y la nena mirándome con cara de orto en el baño cuando con la malla puesta me agaché a guardar algo en la mochila. Es la otra señora en la misma escena mirándonos a les tres con ternura. Es el único hombre del grupo esperándonos cada vez que íbamos a cambiarnos o al baño solamente. Es mi amigue subiéndose en el tren después del nuestro, y el chico por vivir más cerca llegando antes. Es nosotros tres antes de que llegue mi amigue desayunando en Starbucks y cuando llega elle salir corriendo por tener miedo de no llegar a la lancha. Es la proveeduría en donde pagamos por transferencia con la zona wifi de la señora que atendía porque con nuestra compañía de teléfono no teníamos señal. Es la mesa donde nos sentamos a comer. Es el señor que nos dijo que por ser ciegos tengamos cuidado con la escalera. Es la gente hablándole a Tesorito todo el tiempo como si por ser la única que veía a pesar de ser la más chiquita se tuviese que hacer cargo de nosotres tres. conversaciones profundas. Confesiones. llanto, risa, juegos, mate, comida, abrazos, hierba, yerba. Una señora alcanzándonos una mesa y sillas. Mi amigue y yo turnándonos para jugar con Tesorito en el río y no descuidar las cosas. Son los candaditos con iniciales que no le pude comprar y también la cadenita con la piedra que le compró mi amigue. Churros sin tacc, alfajorcitos de maicena, comida sin tacc, y el agua caliente más cara del mundo, o eso nos pareció. Es la música de la gente que tenía prohibido usar parlantes. Son los mensajes de whatsapp llegando y enviándose muy esporádicamente por la falta de señal. Es el río plano, la arena caliente, el sol quemándonos los pies. Es la mugre que nos lavamos en las duchas o ir al baño para sacarnos la arena hasta de donde te imagines. Es les tres contándonos cosas súper fuertes mientras Tesorito jugaba cerca y yo le gritaba cada 5min o menos para saber cómo estaba. Es Tesorito teniendo miedo de las olas grandes que probocaban las lanchas, botes y barcos que pasaban cerca por el río del otro lado de las boyas de seguridad. Soy yo sujetando a Tesorito para que no se caiga y se asuste. Es su intensidad, su cariño, su amor, sus caprichitos, su ansiedad, su inacabable energía. Es correr a guardar las cosas e intentar convencer a Tesorito de que nos teníamos que ir porque si perdíamos la lancha nos quedábamos ahí hasta el día siguiente. Es el chico al que se le rompieron las ojotas en una salida anterior y ahora andaba con pantuflas para todos lados porque le había dado paja comprarse unas. Es la vuelta. No a casa, sino a lo de mi amigue. Es volver en lancha y sentarnos atrás de todo, estirar las manos y tocar el agua cuando el traquetear de la misma la elevaba hacia nuestros brazos. Son los videos, las fotos, la gente, la buena onda de todos los empleados del lugar. Es el guitarrista tocando canciones bonitas entre las que estaba \"Bajan\" de pescado rabioso, y la premonición implícita de que te aparecerías en el viaje de regreso. Y subimos al tren, nos fuimos. Apareciste. Me Lo Dijo el Tigre, Me Lo Dijo el Mitre, Me Lo Dijo mi amiga del otro lado del whatsapp, Me Lo Dijo el psiquiatra. Generalmente las personas no cambian. Es ella tan integrada en mi mente como si siempre hubiese estado ahí. Es ella, son ellas, son cada una. Pero no sos vos, no soy yo. Y lo dije, te lo dije, Me Lo Dije. Y el transcurrir del tiempo y el espacio se modificaron. Tanto así que nos dimos cuenta que estábamos llegando a Nuñez cuando ya estábamos ahí. Y corrimos. Y Tesorito y yo bajamos. Pero elles no. Me Lo Dijo el bastón de mi amigue atrapado en las puertas del tren. Me Lo Dijo Tesorito asustada y dándose cuenta de que estábamos solas en una estación en la que había muy poca gente, sin saber para donde ir y con la mochila de mi amigue en las manos. Se lo dije yo cuando recordé que por haber empezado a usar una app de entrenamiento el teléfono se me había quedado sin batería. Se lo dije yo cuando entendí que elles seguro bajaban en la estación siguiente y volvían. Buscamos una salida, pedimos ayuda y cruzamos al otro lado. Con el teléfono de ella llamamos a mi amigue y efectivamente comprobamos que eso iban a hacer. Fueron elles llegando en el siguiente tren con destino a Tigre diciendo que iban a denunciar la pérdida de la mochila a la policía cuando en realidad la teníamos nosotras. Fue la policía haciéndose eco del supuesto robo y yo explicando lo que pasó. Les pedimos indicaciones y salimos. Caminamos unas cuadras y entre calles y avenidas había de pronto seis personas indicándones donde teníamos que tomar el bondi. llegamos, lo tomamos, viajamos y bajamos. Pedimos ayuda para cruzar balbín a un chico que tenía de buena onda lo mismo que de imprudente y que por su descuido y la irresponsabilidad de los automovilistas estuvieron a punto de atropellar a Tesorito. Pero mis reflejos, intuición o como quieras llamarlo hicieron que la lleve hacia atrás del brazo y la salve. Es la vereda, el edificio, el ascensor, el departamento, el perrito, la música, la comida, la yerba, la hierba, las charlas, son ellas. Sí, ellas. Formando tan parte de todo, de mí. Es la tortura, el ataque constante a mi psiquis con la crueldad alegre y placentera que solo pocas personas tienen la capacidad de lograr. Es Tesorito reclamándome que me vaya a dormir con ella. Somos Tesorito y yo buscándote. Google, youtube, con solo dos datos: Tu nombre y que cantabas en el tren. Videos, un comentario tuyo, tu canal, tu usuario. Tu instagram, tu música en spotify. Sos vos diciéndome: \"Dejame gritar. ¿Por qué me querés apagar? ¿Qué te incomoda? Que sea yo misma te hace temblar\". Soy yo diciéndoselo a todo aquel que quiera escuchar y que quiera sentirse tocado/a por la frase. Son Pablo Milanés, Silvio Rodríguez, Joan Manuel Serrat, Ismael Serrano, María Carrasco, de esa noche. El mate, los churros y medialunas del día siguiente. La charla sobre política, trabajo, economía, sindicatos, discapacidad. Son los machirulos y las feminazis. es turnarnos la noche anterior para bañarnos ni bien habíamos llegado. El matambre a la pizza, la parrillada que nos sobró, es Tesorito contra el pollo. Es el loco del taxi que al volver para casa iba a los santos pedos y que casi choca. Somos nosotros/as/es subiendo la escalera cinco pisos para quemar calorías. Somos Tesorito y yo olvidándonos mis ojotas y no recuerdo qué más en la casa de elle. Sos vos quizás leyendo todo esto y preguntándote realmente quién es esta loca de mierda. Son ellas diciéndote que, sí, la conocemos. Sabemos quien es. Es el rock nacional acompañando ese desayuno a las 12 del mediodía. Es el pop, el indie y de nuevo el rock. Son Charly y Spinetta rezando por mí, por vos, por todos, por todas, por todes. Soy yo intentando por quincuagésima vez sacarla de mi mente, de mi vida, de mi corazón. Soy yo entendiéndome, valorándome, queriéndome. Sabiendo que soy diferente, única. Ni buena, ni mala. Solo humana, solo una persona. Y que no me merezco que me traten mal, que me menosprecien. Sea quien sea y por la razón que sea. Que tengo mucha gente que me quiere alrededor y que me quiere ver bien. Es el chico de las pantuflas mojadas y la remera al revés. Es le chique que organiza juntaditas lindas en su casa con un hermoso y cariñoso perrito. Es Tesorito con una infinidad de sentimientos y emociones tan grandes que jamás podría describir. Soy yo. Con mis virtudes, mis defectos. Mis aciertos, mis fracasos. Mis contradicciones, mis acuerdos. Me Lo Dijo el Tigre, el Mitre, la playa, la arena, el río, la gente, el perrito, les niñes, sus familias, Me Lo Dijiste vos, Me Lo Dicen mis amigas, mis pocos (y cada vez menos) amigos, Me Lo Dicen ellas, Me Lo Digo yo. Me Lo Dijo Charly, el flaco Spinetta, Fabiana Cantilo, Fito Paez. \"Ya despiértate nena, y así verás, lo bello y dulce que es amar\".", "Spanish Latin American Female");
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El auto va cada vez más despacio, hasta detenerse por completo. El ruido del motor, que antes me acompañaba, ahora me permite comprender la quietud y el enorme silencio de este inhóspito lugar. Ni aves, ni viento, ni nada. Solo un enorme silencio. El chofer, quien no me dirigió la palabra en todo el camino, solo se limita a indicarme que me baje. Abro la puerta, y lo hago. Inmediatamente, este arranca el auto, y se va. Quedo parada sola frente al que parece ser un enorme edificio. Me dirijo hacia el portón de entrada, el cual se encuentra cerrado de tal forma que pareciera no tener ningún resquicio ni filtración de luz alguna. Camino hacia un lado y hacia el otro recorriéndolo. El mismo, se encuentra flanqueado por 2 paredones de enormes dimensiones. Busco con mis manos en él, la cuerda de una enorme y vieja campana, que sé que tiene que estar por algún lugar. Antes de encontrarla, paso mis manos por unas letras de metal grandes que, leyéndolas dicen: “Te damos la malvenida a La Prisión de las Almas Rotas”.
Luego de un tiempo, logro encontrarla. Tiro de la cuerda 3 veces, como se me indicó. Unos minutos después, una traba se quita desde adentro, y este se abre de forma muy lenta y pesada. Al abrirse, una persona corpulenta y de gran tamaño, toma mi mano con demasiada fuerza, y la coloca en su hombro.
—Vamos. Te están esperando. —Me dice mientras me lleva hacia el interior del edificio.
Caminamos por un pasillo largo, con luces y pequeñas claraboyas esporádicas. Las paredes parecen viejas, vacías, descascaradas. Voy recoriéndolas con la mano que tengo libre. No se oye nada a ninguno de los lados, aparte de nuestros propios pasos. Después de un rato, al fin, nos detenemos, y él toca a una puerta que se encuentra hacia el costado izquierdo con 3 golpes secos. Esta se abre desde dentro, y entramos. Me guía hacia una silla, y sin decir nada, sale, y cierra la puerta de tras de sí.
Una mujer, carraspea suavemente.
—Hola, mucho gusto. ¿Katherine, verdad? Te estaba esperando.
—Sí. ¿Cómo lo sabe?
—¡Jha! La Muerte me habló de vos. Me dijo que estabas buscando nuevos rumbos… ¿Qué tan cierto es eso? ¿Te va mal en el trabajo?
—No, no en el trabajo, si no en sí… En la vida, diría yo… ¿Por otro lado, La Muerte? ¿Anda por acá?
—Sí, claro. Tiene mucho trabajo acá. No te digo que más que en tu mundo, pero lo tiene. Tenemos grandes negocios con ella.
—¿Y usted es?
—Tranquila, tuteame. ¿Parecemos casi de la misma edad, no te parece? Cada persona que viene me pone un nombre distinto. No tengo uno en realidad. Solo soy la administradora de este lugar. ¿Cómo te gustaría llamarme?
—No sé… Dejame pensar… ¿Annabelle?
—Excelente. ¿Puedo saber por qué?
—Claro, es una alusión a la muñeca. No a la de las películas, si no a la original. Es muy bonita, y cualquiera pensaría por su apariencia, que es buena…
—Pero en realidad, es un demonio. ¿Estoy en lo cierto?
—Sí, así es.
—Me parece fantástico, maravilloso. Hasta suena lindo. Katherine y Annabelle. Desde ahora, amigas inseparables. ¿Qué te parece?
—¿Vos decís?
—¡Sí! Yo creo que sí. ¿Vos no?
—No lo sé, pasa que confié tanto en las personas y me traicionaron tantas veces, que ahora me cuesta volver a confiar…
—Bueno, ya veremos. Creo que podés confiar en mí. Ya vas a ver. Vamos a ser grandes amigas. La confianza, es algo que debe ganarse con el tiempo, y yo estoy dispuesta a ganarme la tuya. Pero por ahora, vamos a lo nuestro. Voy a pasar a explicarte qué es realmente este lugar, y como funciona. Una vez cuentes con toda la información, vos decidís si querés quedarte a trabajar acá o no. En fin, comencemos.
Ambas nos levantamos. Me acerco a ella y la tomo del hombro, y antes de abrir la puerta, me dice:
—Como seguro te habrás dado cuenta, esta es mi oficina. Desde acá administro todo el lugar. Quienes entran, quienes salen, por qué, cuanto tiempo llevan acá, cuanto, aproximadamente, les falta para salir, si van a volver o no, y demás cuestiones referentes a los reclusos, e incluso al personal que aquí se desempeña. En fin, empecemos con lo realmente interesante, a lo que viniste.
Abre la puerta y salimos. Continuamos por el pasillo largo, el cual tiene a su vez pequeñas salitas similares a la que acabamos de dejar.
—Estas son las oficinas de los distintos tipos de personal. Están las salas de los enfermeros, cocineros, personal de limpieza… Algunos están divididos en varias salas. Sé que te sonará rara la estructura, pero bueno, se hizo así. Al principio, no se pensaba que hubiese tantas… “Almas rotas”.
—¿Por qué el cartel dice “te damos la malvenida”? Pensaba que por más tétrico que fuese un lugar, siempre se daba la bienvenida. De hecho, hasta el infierno es así. ¿No?
—Sí, así es. Es que en realidad, esto es como una especie de infierno. Pero uno personal, y a la vez, colectivo. Es decir, el sufrimiento se comparte con todos aquellos que, pasan por lo mismo que una. Ya lo vas a entender mejor, pero acá no tenés al diablo torturándote, porque acá, la tortura forma parte de una misma. Entonces, una no puede ser bienvenida, en un lugar donde sabe que tiene que enfrentarse consigo misma, con sus propios temores e inseguridades.
Las salas finalizan. Un enorme espacio se nos presenta justo en frente. Personas abren y cierran puertas todo el tiempo, van y vienen. Hablan, murmuran, susurran…
—¡ATENCIÓN, ATENCIÓN POR FAVOR! —Grita ella, mientras todos se quedan en silencio—. Ella es Katherine. Voy a estar mostrándole el lugar, el funcionamiento de las instalaciones, los distintos pabellones, Etc. Si vemos que luego del recorrido está capacitada, comenzará a trabajar con ustedes. Recuerden que las torturas son solo para los reclusos. No pueden aplicarse al personal, a menos que este quede prisionero nuevamente. ¿Entendido?
No responden, pero ella da por sentado que la escucharon, porque continuamos caminando, y vuelve el abrir y cerrar de puertas.
—Bueno, esta es, la prisión de las Almas Rotas, como ya sabés. Acá, vienen a parar todas aquellas almas de quienes no son felices. Están separadas por pabellones, de acuerdo a su tipo de infelicidad. Algunas, quisieron ser artistas. Otras, profesionales de alguna carrera en particular. Otras, se encuentran presas de sus trabajos, de sus relaciones de pareja, Etc. A veces, están prisioneras de alguien más, o bueno, eso es lo que creen. Porque siempre, están prisioneras de sí mismas, de su entorno, de sus circunstancias de vida… Es difícil determinar cual es el pabellón que le corresponde a cada una. Porque a veces, están prisioneras de varias cosas a la vez. Claro está, que el sistema de poder y dominación actual, ayuda mucho, diría que es casi determinante. Hay personas que lo que hacen toda su vida, es solo trabajar. Y estuvieron prisioneras de sus trabajos, sufriendo infelices, porque no pudieron cumplir sueños, proyectos, anhelos. Esas, son las almas rotas. Quienes por alguna razón, ya sea personal, o que tenga que ver con sus vidas en particular, como te digo, no logran ser felices. Pero también, aquellas a las que, otras personas lastiman. Es decir, a quienes se les hiere el alma, de tal forma que pierden la capacidad de encontrar su propio camino. Quienes son traicionadas por una pareja, un familiar, o un amigo. Quienes sufren el desprecio de alguien que quieren, y a quien consideraban importante. Esas personas, también, tienen el alma rota. Hay muchas formas de romper un alma, y muchas formas de sanarla. Lamentablemente, no voy a decirte cuales son, porque si lo hiciera, se me terminaría el negocio. En fin, vamos a recorrer algunos pabellones. ¿Tenés alguna pregunta hasta ahora?
—No, supongo que no. Cualquier cosa, te voy avisando.
Caminamos hacia una de las puertas, la cual abre. Hace un ruido como de casa antigua. Me recuerda mucho a las películas de terror.
—Cada pabellón, está separado por salas individuales. Y por cada sala, hay a veces una sola, o más celdas. Voy a darte un ejemplo, para que lo entiendas.
Vamos por un pasillo, el cual está flanqueado por muchas puertas tanto a un lado como al otro. Abre una de ellas, e ingresamos.
—A nuestra izquierda, tenemos el escritorio del guardiacárcel. En el medio, el método de tortura utilizado. y hacia ambos lados, después del escritorio claro, las celdas de los prisioneros relacionados con este método de tortura. Por ejemplo, en el centro, tenemos en esta ocasión, instrumentos musicales. Y a los lados, las celdas de quienes quisieron o quieren ser músicos, y no pudieron, ni pueden. Ellos ven los instrumentos, pueden estirar sus brazos para tocarlos, pero no llegan. Están todo el tiempo intentando abrir la celda, incluso hasta lastimándose para hacerlo. Pero es imposible. No llegan, nunca van a llegar. Y eso, les deja el alma rota.
Salimos de esa sala, e ingresamos a otra bastante similar a la anterior.
—Acá, hay otro tipo de artistas; Pintores. Es un caso similar al anterior. Tienen cerca suyo acuarelas, pinceles, telas, y demás. Pero también, tienen colgados en las paredes, los cuadros de los pintores más famosos del mundo. Así, pueden ver un éxito que jamás van a poder alcanzar. Claro que, muchos pintores, como escritores también, pueden expresarse en papeles, para sí mismos. Es una especie de forma de escape. Porque, los prisioneros, también aquí, pueden escaparse. Y pronto, entenderás, y tal vez recordarás, que es posible. Salgamos de este pabellón, y pasemos a otro distinto.
Regresamos al enorme salón principal, en donde cientos de puertas se abren y cierran todo el tiempo.
—Como entenderás, hay muchísimos pabellones, y dentro de los mismos, muchísimas salas y celdas. Por supuesto, que recorrerlos todos en poco tiempo, te sería imposible. Claro está, que no te alcanzaría una vida para hacerlo. Pero, sí voy a hacerte pasar por algunos más, que pueden ser significativos para vos.
Nos dirigimos nuevamente hacia otra puerta. La atravesamos, recorremos el pabellón, hasta entrar a una de las salas con las distintas celdas. Todo este trayecto, transcurre en silencio. No me dice absolutamente nada. Toma mi mano, y la lleva lentamente hacia lo que parece ser un perchero, que se encuentra en el centro. Me suelta, y empiezo a recorrerlo con ambas manos. Tiene varias perchas, y cada una de ellas tiene un modelo distinto de vestido para niñas. Los hay bordados, de distinto tipos de telas, más largos, más cortos. Soleritas, con cierres en la espalda, etc. Hay tantos como podría imaginar, o incluso más. La fila, parece interminable. Toma mi mano nuevamente, y la dirige hacia nuestra derecha. Tomo la mano de una niña pequeña, por entre los barrotes de la celda. Se encuentra nerviosa. Sus manos tiemblan sin cesar. No para de sollozar. Parece muy angustiada.
—¿Hay muchos vestidos ahí verdad? ¡No me mientas! Sé que están ahí, yo lo sé, los toqué antes. No puedo verlos, pero los toqué. ¿Por favor, podés pasarme aunque sea uno? ¡Te lo suplico! Aunque sea solo uno, para ponérmelo un ratito, y después lo volvemos a dejar ahí. Solo un ratito… ¡Lo necesito! ¿Por qué les cuesta tanto entenderlo?
Continúo sosteniendo las manos temblorosas de la niña. Me aprieta las mías con fuerza, y llora más fuerte aún. Pongo una de mis manos sobre su cabeza, e intento tranquilizarla. Intento conectarme con ella, con sus emociones, sus sentimientos. Pero de repente, un recuerdo viene a mí…
Soy una niña, aunque no tan pequeña. Tendré unos 12 o 13 años aproximadamente. Me encuentro sentada y desnuda sobre un piso áspero y frío. Extiendo mis manos hacia adelante. Toco los barrotes de una celda. Sí, me encuentro encerrada. No sé hace cuanto tiempo, no sé cuando me dejarían salir. Escucho un ruido del lado de afuera. El guardia se levanta, camina hacia la puerta que está a mi izquierda, la abre, sale, y la cierra de tras de él. Sé que esta es mi oportunidad. Sé que no tengo mucho tiempo. Tengo que hacerlo. Estuve preparándome para este momento. Me levanto, y me acerco a la reja. Siento la adrenalina fluir en mi interior. Es como un río intentando llegar hacia el mar. Como un volcán a punto de hacer erupción. Lo calculé todo. Cuando se va, a qué hora vuelve, cuantas veces lo hace por día y por semana. Cuanto tiempo está fuera. Y al fin, encontré el momento perfecto.
Comienzo a tirar de la reja hacia adentro. Sé que no es cuestión de fuerza física, no, no aquí. Es cuestión de fuerza de voluntad. No importa tu aspecto físico, ni cuanto hayas entrenado. No sirve ningún otro método de escape que haya sido utilizado en las cárceles convencionales. Solo la fuerza de voluntad, puede abrir estas celdas. Continúo tirando. Sí, realmente quiero salir. Ya no quiero estar aquí prisionera. Quiero ser libre. Sé que esta vez, voy a lograrlo. Creo en mí. Realmente creo en mí.
Continúo tirando cada vez con más fuerza, hasta que al fin se abre. Caigo sentada en el suelo. Me levanto y salgo. Me acerco al perchero. Toco los vestidos, uno por uno. Tengo tiempo, pero no tanto. Trato de fijarme en los detalles, pero no demasiado. El perchero se mueve hacia atrás un poquito. Ahora lo entiendo. Tiene ruedas. Eso explica como lo acercaban para que los toque, y cuando quería agarrar uno, lo alejaban nuevamente. Es uno de sus tantos métodos de tortura. Elijo uno. Me lo pongo, y voy hacia la puerta de mi derecha. Sé que esta lleva hacia el patio en donde están los que tienen derecho a salidas transitorias. Una vez ahí, mi fuerza de voluntad, tiene que permitirme abrir el portón hacia la salida definitiva. La abro, y empiezo a correr. Corro cada vez más rápido, lo más rápido que puedo. El pasillo por el que voy es muy largo, parece interminable. Las alarmas empiezan a sonar. “¡Mierda! ¿Como se habrán dado cuenta tan pronto? Creí que tenía más tiempo. Ya es tarde para lamentarme. Ya me escapé, no voy a volver. No voy a rendirme”.
Los altavoces anuncian que la interna número tanto tanto tanto se escapó de la celda, y que su captura inmediata es imprescindible, y será recompensada. Yo continúo corriendo. Oigo que corren a lo lejos a mis espaldas. Se van acercando cada vez más. Ahora sí tengo miedo. ¿Lo lograré? ¿Realmente podré escaparme? No puedo flaquear ahora. Tengo que seguir. ¿Pero me pregunto, cuando llegaré a la puerta? Y ahí, me la choco de frente. Caigo hacia atrás. Me sangra la nariz, y me quedo aturdida unos segundos por el impacto. Me voy recuperando. Soy consciente de nuevo de todo. Están cerca, ya casi me alcanzan. Me levanto, abro la puerta, salgo al patio, y la cierro con fuerza detrás de mí. Un enorme y brillante sol me recibe. Se me encandilan los ojos, y sé que estoy perdiendo tiempo valioso. Comienzo a correr de nuevo hacia adelante por el enorme patio. Puedo ver a lo lejos la sombra del gran portón de salida. Voy a gran velocidad. Las competencias de atletismo, tienen que haberme servido de algo más que para ganar medallas. Y entonces, cuando estoy a punto de llegar a la salida hacia la libertad, unas manos me detienen y me sujetan.
—¡La tengo! —Grita la persona que logra atraparme.
—¡Nooo! ¡Suéltenme! ¡Estaba tan cerca! Continúo gritando, llorando, pataleando e insultando con todas mis fuerzas, hasta que por fin, soy llevada a la celda, y encerrada nuevamente.
—No es el momento, no todavía. Falta mucho para que puedas salir de aquí, pequeña. —Me dice una voz que sé, volveré a escuchar en el futuro…
Vuelvo al presente. Suelto a la niña, y me pongo frente a Annabelle.
—Sí, ya estuviste acá. ¿Ahora lo recordás, no?
La miro con furia. Intento tomar el perchero y acercarlo a la niña. Ella intenta detenerme. La empujo. Mi fuerza de voluntad es más grande que la suya. Lo suelta, y se lo acerco. La niña empieza a tocar con alegría todos y cada uno de los vestidos. Mantengo a Annabelle a raya, la cual comienza a gritar pidiendo refuerzos a sus guardias. No me importa. Se que no puede, que ahora no va a poder conmigo. No con esto.
—Vos quedate tranquila. Elegí el que quieras. Yo te voy a proteger, —Le digo a la niña. Toma uno, lo pasa por entre los barrotes, y la reja se abre como por arte de magia. La niña sale caminando. se dirije hacia la puerta que se encuentra a su derecha, y sale por la misma.
—¡Muchas gracias! ¡Soy libre, gracias, soy libre! —Me grita desde la puerta todavía abierta.
—Sí, lo sos. Disfrutalo. Tratá de ser feliz, ahora que podés serlo desde pequeña. No permitas que nada ni nadie te quite la libertad que muchas de nosotras, no pudimos tener a tu edad.
—¡Sí! ¡Lo voy a hacer! ¡Gracias de nuevo! ¡Adiós! —Se despide, cerrando la puerta detrás de sí.
—¿Ves lo que hiciste? —Me dice Annabelle.
—Sí, le di la libertad a una niña trans. Vos lo sabés bien. Cada vez son menos los niños que vienen aquí por esta razón.
—Sí, pero eso no te da derecho a liberarla.
—¿Por qué? Solo estaba un poco insegura, nada más. Ahora va a poder encontrar toda la contención y el apoyo que yo, en su momento, no pude tener. Que ninguna de nosotras pudo tener.
—Está bien. Ganaste esta vez. Pero esto, se termina acá. Vamos al último pabellón. Y esta vez, de castigo, vas a entrar sola.
Me deja en la entrada del mismo.
—La sala, es la tercera puerta a la izquierda. Voy a estar cerca tuyo igual, así que no te preocupes tanto…
Camino, y empiezo a contar las puertas. 1, 2, 3. La abro, y entro. Me dirijo hacia la izquierda. El clásico escritorio del guardia, el cual se encuentra vacío. Ahora voy hacia el centro. “¿Y esto que es?” Recorro con mis manos lo que parece ser una estatua de una persona sentada. Tiene el pelo ondulado, tiene puesto un vestido, y una cadenita en el cuello. En los pies, unas sandalias. “No entiendo nada. ¿Qué representará esto?” Voy hacia la derecha, y encuentro la reja de una celda, la cual se encuentra abierta. Entro, y… esta se cierra detrás de mí.
—¡Hey! ¿Qué pasa? ¿Qué es esto?
—Bueno, como verás, estás prisionera. Yo… Lo siento mucho, la verdad.
—¿Lo sentís mucho? ¿Enserio? ¿De verdad? ¡No te creo nada! ¿Me podés explicar por favor qué está pasando?
—Sí, primero tranquilizate. Vos no sos así. Yo te voy a explicar, pero quedate tranquila.
—¿Que me tranquilice? ¿Que yo no soy así? ¡Evidentemente no me conocés! Sí, yo soy tranquila, pero cuando me enojo, cuando realmente me enojo, estallo. Y cuando estallo, no hay quién me calme. ¡Me traicionaste! ¿Qué pasó con lo de amigas inseparables? ¿Con lo de “vamos a ser grandes amigas”? ¡Me mentiste! ¡Confié en vos, y me mentiste! ¡Sacame de acá!
—Sabés que eso no depende de mí. Eso depende pura y exclusivamente de vos, de tu fuerza de voluntad. Yo, no puedo sacarte. Yo soy solo una administradora, te lo dije.
—¡Callate! ¡Sos una mentirosa! Tengo derecho a salidas transitorias, aunque sea al patio.
—Bueno, eso sería si llevaras un tiempo acá… Por favor, ya estuviste, ya sabés como funciona.
—¡Exijo la libertad condicional!
—Lo siento, eso no es posible, eso es solo después del juicio. Y… Para tu juicio, falta tiempo todavía. Recién entraste prisionera de nuevo.
—¡Exijo un abogado entonces!
—Estás exigiendo mucho, y ni siquiera te pusiste a reflexionar de por qué estás acá. ¿Por qué no te sentás y charlamos con calma?
—No. Nada, no quiero escuchar nada. Solo sé que me traicionaste. Que me mentiste. Que confié en vos, y traicionaste esa confianza. Dijiste que el personal podía quedar prisionero. Pero yo ni siquiera soy parte de tu personal todavía. ¿Por qué estoy acá entonces? ¡Necesito una explicación!
—No, yo no te traicioné. Te pido por favor que me escuches, y me entiendas. Te merecés una explicación, y voy a dártela, pero solo si te calmás. No podemos hablar si me seguís gritando.
—Está bien, está bien. Explicame. Me voy a tranquilizar. Pero espero que tu explicación me convenza.
—Este pabellón, y esta sala, son bastante particulares. Voy a acercarte la estatua que acabás de ver, para que lo entiendas mejor. ¿Por qué no la recorrés bien con las manos?
Lo hago. Lentamente. su cabello, su vestido, su rostro, sus sandalias, la cadenita en su cuello… Sin un orden específico. Solo la recorro…
—¿Soy… yo?
—Sí. Así es. En este pabellón, se encuentran aquellas personas prisioneras de sí mismas. Sí, de sí mismas y de nadie más. ¿Por qué estás acá? Esta vez, es por una causa diferente. Ahora, estás prisionera de tu angustia. De tus dudas, de tus miedos, de tu incertidumbre, de tus inseguridades. De todo aquello que no te permite crecer, que no te permite continuar, soltar, salir del pozo en el que te encontrás. Lamentablemente, no solo no estás preparada para este trabajo, si no que además, estás prisionera de vos misma. Por eso la estatua. Es una estatua tuya, que te va a recordar, hasta el momento en que salgas, la razón por la que entraste. Y en tu caso, ya que no podés verla, vas a poder tocarla. Hablaste de un abogado. Bueno, en este caso, podés representarte a vos misma. Pero además, vos también vas a ser tu propia jueza. Sí, vos vas a decidir cuando vas a salir. Pero para eso, tenés que estar lista, y enfrentar al resto del jurado. Y ahora, evidentemente no lo estás. Muchas personas van a testificar a tu favor, van a venir a hablarte, a aconsejarte, a tratar de que hagas lo mejor para tu vida, en el transcurso de los tiempos que vienen. Pero la decisión final, es tuya. Claro está, que yo soy la parte acusadora. Voy a estar ahí, para decirle al público y al jurado, por qué no tenés que salir de acá. En fin, hasta acá llegamos. No puedo seguir más tiempo con vos, lo siento. Adiós. Nos vemos en el juicio.
El encuentro
listenButton7.onclick = function(){
if(responsiveVoice.isPlaying()){
responsiveVoice.cancel();
}else{
responsiveVoice.speak("Me Lo Dijo el Tigre. El viaje. Mi psiquiatra, mi psicóloga, mis amigas. La arena y el río. Me lo dijo el flaco Spinetta. Me lo dijo ella, me lo dijiste vos, me lo dije yo. \"YA DESPIÉRTATE NENA\", gritaste y parecía como si me lo hubieses gritado a mí. Me lo dije yo cuando me quedé sin habla durante el tiempo que duró tu interpretación. Se lo dije a mis compañeres de viaje cuando hice algo que nadie se esperaba que hiciera. Ni siquiera yo misma. Te acercaste pasando la gorra y mientras elles debatían con cuánto iban a colaborar, yo no dejaba de pensar si realmente quería hacerlo o no. Pero te acercaste: \"Disculpame, ¿te puedo decir algo? Ay sí\", me respondiste. \"Nunca hice esto y es probable que no volvamos a cruzarnos jamás en la vida. Pero me gustás. Ay, gracias\". Respondiste mientras nos imaginaba coloradas como un tomate a las dos. Dejé de buscarle una explicación a las cosas que me acontecen. Entendí que tengo una vida intensa. emocionalmente fuerte. Que no dejan de pasarme cosas buenas, malas e intermedias. Es difícil dejar ir a alguien, hacer un duelo y terminarlo cuando por alguna razón que no llegás a comprender, todo te la recuerda. Pero las personas van y vienen. A veces ni siquiera llegás a comprender ese proceso. Es como el tábano que pica al chico con el que te cruzaste pocas veces y con el cual llegaste a tener charlas muy profundas en tan solo dos días. Es el tren Mitre desde Retiro a Tigre. Es la lancha que no nos quiere llevar pero en la que terminamos subiendo. O creo que era otra, no lo sé. Es el tipo de la entrada de la playa dándonos explicaciones. Es la gente de bien que te da una mano. Es mi tesorito preciado jugando en el río y la arena como si no existiese nada más maravilloso en el mundo. Es la señora que nos dice yo acompaño a los hombres al baño de varones y yo diciéndole: \"Bueno entonces nosotres vamos al de mujeres. Mi tesorito, mi amigue y yo. Es la señora y la nena mirándome con cara de orto en el baño cuando con la malla puesta me agaché a guardar algo en la mochila. Es la otra señora en la misma escena mirándonos a les tres con ternura. Es el único hombre del grupo esperándonos cada vez que íbamos a cambiarnos o al baño solamente. Es mi amigue subiéndose en el tren después del nuestro, y el chico por vivir más cerca llegando antes. Es nosotros tres antes de que llegue mi amigue desayunando en Starbucks y cuando llega elle salir corriendo por tener miedo de no llegar a la lancha. Es la proveeduría en donde pagamos por transferencia con la zona wifi de la señora que atendía porque con nuestra compañía de teléfono no teníamos señal. Es la mesa donde nos sentamos a comer. Es el señor que nos dijo que por ser ciegos tengamos cuidado con la escalera. Es la gente hablándole a Tesorito todo el tiempo como si por ser la única que veía a pesar de ser la más chiquita se tuviese que hacer cargo de nosotres tres. conversaciones profundas. Confesiones. llanto, risa, juegos, mate, comida, abrazos, hierba, yerba. Una señora alcanzándonos una mesa y sillas. Mi amigue y yo turnándonos para jugar con Tesorito en el río y no descuidar las cosas. Son los candaditos con iniciales que no le pude comprar y también la cadenita con la piedra que le compró mi amigue. Churros sin tacc, alfajorcitos de maicena, comida sin tacc, y el agua caliente más cara del mundo, o eso nos pareció. Es la música de la gente que tenía prohibido usar parlantes. Son los mensajes de whatsapp llegando y enviándose muy esporádicamente por la falta de señal. Es el río plano, la arena caliente, el sol quemándonos los pies. Es la mugre que nos lavamos en las duchas o ir al baño para sacarnos la arena hasta de donde te imagines. Es les tres contándonos cosas súper fuertes mientras Tesorito jugaba cerca y yo le gritaba cada 5min o menos para saber cómo estaba. Es Tesorito teniendo miedo de las olas grandes que probocaban las lanchas, botes y barcos que pasaban cerca por el río del otro lado de las boyas de seguridad. Soy yo sujetando a Tesorito para que no se caiga y se asuste. Es su intensidad, su cariño, su amor, sus caprichitos, su ansiedad, su inacabable energía. Es correr a guardar las cosas e intentar convencer a Tesorito de que nos teníamos que ir porque si perdíamos la lancha nos quedábamos ahí hasta el día siguiente. Es el chico al que se le rompieron las ojotas en una salida anterior y ahora andaba con pantuflas para todos lados porque le había dado paja comprarse unas. Es la vuelta. No a casa, sino a lo de mi amigue. Es volver en lancha y sentarnos atrás de todo, estirar las manos y tocar el agua cuando el traquetear de la misma la elevaba hacia nuestros brazos. Son los videos, las fotos, la gente, la buena onda de todos los empleados del lugar. Es el guitarrista tocando canciones bonitas entre las que estaba \"Bajan\" de pescado rabioso, y la premonición implícita de que te aparecerías en el viaje de regreso. Y subimos al tren, nos fuimos. Apareciste. Me Lo Dijo el Tigre, Me Lo Dijo el Mitre, Me Lo Dijo mi amiga del otro lado del whatsapp, Me Lo Dijo el psiquiatra. Generalmente las personas no cambian. Es ella tan integrada en mi mente como si siempre hubiese estado ahí. Es ella, son ellas, son cada una. Pero no sos vos, no soy yo. Y lo dije, te lo dije, Me Lo Dije. Y el transcurrir del tiempo y el espacio se modificaron. Tanto así que nos dimos cuenta que estábamos llegando a Nuñez cuando ya estábamos ahí. Y corrimos. Y Tesorito y yo bajamos. Pero elles no. Me Lo Dijo el bastón de mi amigue atrapado en las puertas del tren. Me Lo Dijo Tesorito asustada y dándose cuenta de que estábamos solas en una estación en la que había muy poca gente, sin saber para donde ir y con la mochila de mi amigue en las manos. Se lo dije yo cuando recordé que por haber empezado a usar una app de entrenamiento el teléfono se me había quedado sin batería. Se lo dije yo cuando entendí que elles seguro bajaban en la estación siguiente y volvían. Buscamos una salida, pedimos ayuda y cruzamos al otro lado. Con el teléfono de ella llamamos a mi amigue y efectivamente comprobamos que eso iban a hacer. Fueron elles llegando en el siguiente tren con destino a Tigre diciendo que iban a denunciar la pérdida de la mochila a la policía cuando en realidad la teníamos nosotras. Fue la policía haciéndose eco del supuesto robo y yo explicando lo que pasó. Les pedimos indicaciones y salimos. Caminamos unas cuadras y entre calles y avenidas había de pronto seis personas indicándones donde teníamos que tomar el bondi. llegamos, lo tomamos, viajamos y bajamos. Pedimos ayuda para cruzar balbín a un chico que tenía de buena onda lo mismo que de imprudente y que por su descuido y la irresponsabilidad de los automovilistas estuvieron a punto de atropellar a Tesorito. Pero mis reflejos, intuición o como quieras llamarlo hicieron que la lleve hacia atrás del brazo y la salve. Es la vereda, el edificio, el ascensor, el departamento, el perrito, la música, la comida, la yerba, la hierba, las charlas, son ellas. Sí, ellas. Formando tan parte de todo, de mí. Es la tortura, el ataque constante a mi psiquis con la crueldad alegre y placentera que solo pocas personas tienen la capacidad de lograr. Es Tesorito reclamándome que me vaya a dormir con ella. Somos Tesorito y yo buscándote. Google, youtube, con solo dos datos: Tu nombre y que cantabas en el tren. Videos, un comentario tuyo, tu canal, tu usuario. Tu instagram, tu música en spotify. Sos vos diciéndome: \"Dejame gritar. ¿Por qué me querés apagar? ¿Qué te incomoda? Que sea yo misma te hace temblar\". Soy yo diciéndoselo a todo aquel que quiera escuchar y que quiera sentirse tocado/a por la frase. Son Pablo Milanés, Silvio Rodríguez, Joan Manuel Serrat, Ismael Serrano, María Carrasco, de esa noche. El mate, los churros y medialunas del día siguiente. La charla sobre política, trabajo, economía, sindicatos, discapacidad. Son los machirulos y las feminazis. es turnarnos la noche anterior para bañarnos ni bien habíamos llegado. El matambre a la pizza, la parrillada que nos sobró, es Tesorito contra el pollo. Es el loco del taxi que al volver para casa iba a los santos pedos y que casi choca. Somos nosotros/as/es subiendo la escalera cinco pisos para quemar calorías. Somos Tesorito y yo olvidándonos mis ojotas y no recuerdo qué más en la casa de elle. Sos vos quizás leyendo todo esto y preguntándote realmente quién es esta loca de mierda. Son ellas diciéndote que, sí, la conocemos. Sabemos quien es. Es el rock nacional acompañando ese desayuno a las 12 del mediodía. Es el pop, el indie y de nuevo el rock. Son Charly y Spinetta rezando por mí, por vos, por todos, por todas, por todes. Soy yo intentando por quincuagésima vez sacarla de mi mente, de mi vida, de mi corazón. Soy yo entendiéndome, valorándome, queriéndome. Sabiendo que soy diferente, única. Ni buena, ni mala. Solo humana, solo una persona. Y que no me merezco que me traten mal, que me menosprecien. Sea quien sea y por la razón que sea. Que tengo mucha gente que me quiere alrededor y que me quiere ver bien. Es el chico de las pantuflas mojadas y la remera al revés. Es le chique que organiza juntaditas lindas en su casa con un hermoso y cariñoso perrito. Es Tesorito con una infinidad de sentimientos y emociones tan grandes que jamás podría describir. Soy yo. Con mis virtudes, mis defectos. Mis aciertos, mis fracasos. Mis contradicciones, mis acuerdos. Me Lo Dijo el Tigre, el Mitre, la playa, la arena, el río, la gente, el perrito, les niñes, sus familias, Me Lo Dijiste vos, Me Lo Dicen mis amigas, mis pocos (y cada vez menos) amigos, Me Lo Dicen ellas, Me Lo Digo yo. Me Lo Dijo Charly, el flaco Spinetta, Fabiana Cantilo, Fito Paez. \"Ya despiértate nena, y así verás, lo bello y dulce que es amar\".", "Spanish Latin American Female");
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Esta publicación, es la primera parte de la trilogía “La Muerte”. Podés acceder a la trilogía completa acá.
Camino por un oscuro pasillo. Se supone que está iluminado por luces tenues y espaciadas, pero debido a que soy ciega, no las puedo ver. Mi grado de ceguera, solo me permite distinguir la luz de la oscuridad, y cuando está soleado o nublado.
Jamás pensé que iba a venir hasta aquí. Tantas veces estuve cerca, que siento que, a pesar de nunca haber recorrido este camino, se me hace familiar. Es como sí; ya hubiese pasado por acá, o como si hubiese soñado con él en algún momento. Aunque este viaje fue muy inesperado, decidí vestirme para la ocasión, espero sea de su agrado. Tengo un vestido negro largo hasta los pies, y unos zapatos también negros, cuyos tacos, resuenan en el eco de este largo pasillo. El vestido es abrigado, ya que sabía que a medida que me fuese adentrando en este lugar, la temperatura ambiente iba a ir descendiendo considerablemente. Continúo caminando. Como siempre, mi cabeza no se queda quieta ni en las situaciones más límites y desesperantes. Trato de imaginar su voz, su forma de hablarme, de expresarse… ¿Se habrá enojado conmigo? Digo, sé que no le hice nada realmente; pero… qué se yo, jamás tuve la posibilidad de estar tan cerca. Pienso en mi vida, en mis cosas, mi casa, mi familia, todo aquello que, de un momento a otro tenemos, y luego…
Me choco de frente con la puerta. Siempre me pasa lo mismo. Puedo tener el bastón, llevar las manos adelante, y aún así, si voy distraída, me voy a chocar cualquier cosa que tenga en frente. Creo que muchas veces habrán pensado que soy una tarada. ¿Pero, tenía que pasarme justo ahora? ¿Justo cuando voy a uno de los encuentros más importantes de toda mi vida? ¿Esperen… Vida? ¿Está bien decirlo así? ¡Ay, estas cosas me confunden!
Toc, toc, toc. —Sí, sé quien sos, dale, pasá, te estaba esperando. —Muchas gracias —le respondo.
Abro la puerta, y entro a una habitación extremadamente oscura. Es tanta la diferencia, que puedo distinguir por la puerta todavía abierta detrás de mí, la claridad que iluminaba el pasillo. Y eso, considerando que en los últimos tramos, las luces, según sabía yo, eran casi inexistentes. Cierro la puerta, y me quedo parada, esperando… —Adelante tuyo, a apenas unos pasos, tenés una silla. Sentate. Estoy revisando algunas cosas. Termino y enseguida estoy con vos.
Es una voz grave, sí; y de una persona mayor, pero nunca pensé que pudiera ser así. La imaginaba tétrica, poderosa, hasta terrorífica. Por el contrario, es cálida, suave, e inspira confianza. —Bueno, ya estoy. ¿Contame, porqué estás acá? —Em, no sé, creí que tal vez… no sé… —¿Había llegado tu hora? No, lo siento, pero todavía no. —¿Lo siente? ¿Enserio? —Sí, enserio. ¿Sabés? Te me venís escapando de chiquito… Ay, perdón, chiquita. No me acostumbro a estas cosas todavía. —Sin embargo, usted se llevó a muchas de nosotras. —Es mi trabajo, es lo que me toca hacer. Pasándolo a términos tuyos, soy una trabajadora más. Acá, no mando yo. Igual, no es llevar precisamente lo que hago. Digamos que los acompaño, los ayudo a pasar al otro lado. —¿Me va a ayudar a mí también? —Sí, cuando te llegue la hora, claro. Pero todavía no es. Igual, convengamos que esta vez estuviste bastante cerca. Si te hubieras caído un poco más para el costado, estaríamos hablando en otros términos. —No sé exactamente qué me pasó, todavía no me desperté, así que no puedo decir nada. ¿Cómo sé que no me está mintiendo? ¿Cómo sé que puedo confiar en usted? —Mirá, en primer lugar, si estuvieras muerta yo te hubiese ido a buscar a vos, y no vos a mí. ¿En segundo lugar, es enserio? ¿Qué ganaría yo con mentirle a la gente? No, no soy yo la que gana algo con eso, creo que te estás confundiendo. —Está bien, no se me enoje, entienda que no es fácil hablar con usted. Estoy un poco nerviosa en realidad. —No pasa nada, te entiendo. Sigamos. —¿Me imagino que no va a responder todas mis preguntas, no? —No, claro que no. Pero vos hacelas, y voy a responder las que pueda, como hasta ahora. Igual, no tengo mucho tiempo, así que te voy a pedir que seas lo más breve posible. —¿Por qué? O sea, disculpe la intromisión. ¿pero, tiene más trabajo que antes? —No, realmente no, la gente fallece todos los días. Esta situación con la pandemia, solo me da a mí una perspectiva diferente, una forma distinta de trabajar. Pero hay miles de personas muriendo por otras miles de razones. Es más, siendo sincera, las muertes por esta enfermedad, no son tantas a comparación de las que mueren por otros motivos. Claro que no lo estoy minimizando, no. Solo es una comparación numérica, en cantidad de personas. Para mí, se sumó una razón más a la de la lista por las que muere la gente, y eso lo hace interesante. Pero en sí, el problema lo tienen ustedes, no yo. ¿Pero decime, por qué estás acá? ¿No es para hablar de la Covid19, no?
—No. O bueno, sí. Pero tal vez no de esta manera. Lo que pasa, es que, pienso que es tan injusto todo esto. Tal vez nos cuidamos de esta enfermedad, tomamos todas las precauciones, y tratamos de proteger a quienes son factores de riesgo. ¿Pero, quienes protegen a los que mueren por otras razones? ¿Quienes protegen a los que pueden morir de hambre, víctimas de femicidios, quienes mueren por crímenes de odio?
—Esas preguntas, no son para mí. Son los propios seres humanos los que no se protegen a sí mismos. La diferencia con el virus, es que no hay forma alguna de evitarlo. Que es muy contagioso. Que puede agarrarle a cualquiera, incluso a ellos. Ese es el miedo realmente. El miedo a algo sobre lo que no tienen control. Los crímenes de odio, los femicidios, es algo que no se contagia, y que no afecta a toda la gente. Pero me estás haciendo perder el tiempo, porque estas cosas, ya las sabés. Estás buscando a alguien que te de explicaciones, que ya están en tu cabeza.
—Sí, lo sé. Es cierto. Es que tratar de explicar lo que siento, se me hace difícil. Tengo miedo. Tengo un miedo terrible. Es el miedo que tenemos todos, que se yo. Pienso que, no sé… ¿Y si me equivoco en algo? ¿Y si no desinfecto bien alguna cosa, la ropa, la comida, a mí misma? ¿Es como si cada vez que saliera, estuviese jugando a la lotería, pero al revés. ¿Hoy no me tocó, pero y si mañana sí? ¿Qué hago si por alguna cosa que haga mal, pongo en riesgo a la gente que quiero?
—Son muchos supuestos. ¿A qué le tenés miedo realmente? ¿A mí? Es normal tenerme miedo. Todos me temen. No directamente, claro. Pero todos tienen miedo de salir y ser chocados, asaltados y asesinados, de enfermarse de algo que no tenga cura, de morir por alguna razón que no pueden controlar. Tratás de tomar la mayor cantidad de precauciones posibles. Todos lo hacen, o al menos la mayoría. Si te equivocás en algo, si algo está contaminado y no lo desinfectás bien, no podés culparte por eso. Hacer todo lo que se puede, es mucho mejor que no hacer nada.
—Lo entiendo, muchas gracias. ¿Y las razones que sí podemos controlar? Son una forma de evitarlo, de retrasarlo, o eso creo.
—Sí, inevitablemente, tarde o temprano todos van a morir. Todos excepto yo, claro. Pero incluso vos, y no tenés forma de evitar eso. Solo podés hacer cosas para que ese momento, no llegue pronto. O, mejor dicho, para que no llegue, si no querés que llegue. Cuidarte de esta enfermedad, es una forma de que no llegue por algo que es evitable. Pero también, te podés cuidar de otras formas, y me parece a mí que es por eso por lo que estás acá.
—Sí, es por eso. ¿Pero a la vez me pregunto, no es que en realidad, la estoy buscando?
—¿Vos a mí? ¿Estás segura de lo que estás diciendo? No, no, no creo que sea así. Me parece que estás siendo un poquito irresponsable, nada más. Hay cosas que no te las estás tomando con la seriedad que requieren, y eso es lo que te viene llevando desde hace rato, a estas situaciones. Es como cuando les dicen a los niños, portate bien. Lo hacen un tiempo, pero después vuelven a portarse mal de nuevo. Por ahí, deberías tratar de dejar de actuar como una niña, y tomarte tu vida más enserio. El fumador, el alcohólico, tienen una dependencia, es una enfermedad. ¿Lo tuyo, qué es?
—De todas las personas que pensé que me iban a retar, no se me cruzó ni por casualidad, que usted fuese una de ellas. Es difícil. Por el contexto, porque es todo nuevo, porque siempre se me presentan dificultades que me complican las cosas.
—¿Enserio? Mirá vos. Dale, seguí buscando excusas. Sos la única que puede cambiar su ritmo de vida. Solo tenés que proponértelo, y hacerlo. No hay nada más que nadie pueda hacer. ¿Cómo? Eso, ya es cosa tuya. Volviendo a lo de antes, no me estás respondiendo algunas preguntas vos a mí. Creo que me estás ignorando, y como te dije, no estoy para perder el tiempo. ¿Podés ir al grano?
—Como le dije, se me hace difícil explicarme. Es que hay tantas cosas que quisiera saber, que no sé muy bien como seguir. Usted me dijo que, yo no la estoy buscando. ¿Cómo diferencia a los que sí?
—Hay gente que se acerca al peligro, que se arriesgan, que cometen actos que para la mayoría pueden resultar irresponsables, solo para acercarse a mí, y demostrar que pueden “vencerme”, entre comillas, claro. Porque nadie puede vencerme. Son miles las razones por las que lo hacen. Pero no son ellos a quienes me refiero. Si no, a aquellos que no pueden más. A los que no encuentran otra solución, más que buscarme. Porque el resto de las opciones se les agotaron, o no fueron suficientes para ellos. Les es muy difícil continuar en su mundo, cuando las cosas dejan de tener sentido.
—¿También, hay otros que no se resignan, verdad?
—Sí. Es tu caso. Estuviste cerca mío varias veces. Sin embargo, seguís allá, no tenés ganas de venir. Se ve que hay mucho que querés hacer todavía, y eso es lo que te hace seguir adelante, y enfrentarme.
—No voy a hablar de eso todavía, prefiero dejarme para el final. Es la razón por la que no respondí a sus preguntas. ¿Qué pasa con aquellos a los que usted les llega de repente? ¿Qué sienten? ¿Cómo se lo toman?
—Algunos ni siquiera se dan cuenta al principio. Solo llegan, y los acompaño. Se los trato de explicar, pero no logran comprenderlo. Otros, no pueden venir. Debido a situaciones pendientes en sus vidas, quedan dando vueltas en su mundo. Es difícil llevarlos, y a veces necesito ayuda para hacerlos cruzar al otro lado. Pero, por otro lado, hay quienes sí saben que voy a ir a buscarlos. Son los enfermos terminales, por ejemplo. Ellos saben que estoy cerca, que en cualquier momento llego. Algunos se resignan, mientras que otros resisten, y no quieren venir conmigo.
—Cuando un ser querido se nos va y no lo esperamos, es difícil sobrellevarlo. Es difícil seguir acá, con proyectos y sueños, sabiendo que esta persona ya no va a poder concretar los suyos. ¿Usted, qué opina de esa sensación?
—Creo que en muchos casos es un acto reflejo. ¿Si a él le pasó, por qué no podría pasarme a mí? Al fin y al cabo, es lo que te decía antes. Todos me temen. Todos temen que de algún momento a otro los vaya a buscar. Y está bien que sea así, es normal. Lo único en la vida que no tiene solución, soy precisamente yo.
—Pero yo no le temo, o al menos no así.
—Al fin algo que me interesa escuchar.
—Sí tengo proyectos, sueños, cosas que quisiera hacer. Y sí tengo miedo de no poder concretarlas si me muero. Pero, me molesta el hecho de ya no poder estar con mi familia. Pensar en todo lo que me perdería en el futuro si yo me fuera, pensar en qué o cómo podrían hacer ellos para seguir, es lo que realmente me da miedo.
—¿Y si te digo que te mentí? ¿Y si te digo que esta es tu hora, y que todo esto es una preparación para cruzar la puerta? Al fin y al cabo, ya estás acá, y nunca antes estuviste. Es más, estás vestida para la ocasión. ¿Qué más faltaría? Es la hora, tenés que venir conmigo.
Me levanto de la silla y me paro frente a ella.
—Bueno, está bien, vamos. Yo se lo dije, no tengo miedo, no es esa la cuestión. Si usted me dice que nos vamos, no tengo forma de evitarlo. Ya lo dijo usted misma. Es inevitable, y no tiene solución. Entonces, vamos, estoy lista. Y si es mentira, no importa. El día que llegue mi hora realmente, también voy a estarlo, sea en el momento que sea. Esto no quiere decir que me quiera morir. Quiero vivir, y poder concretar todo lo que anhelo. Y poder estar y disfrutar la vida con la gente que quiero y que me quiere. Pero también la respeto, y entiendo que si me viene a buscar, ya no hay nada que pueda hacer. No le podría insistir para que me deje hasta que las cosas estén como yo deseo.
—Deberías entender que en su mundo, nadie es imprescindible. Que por mucho o poco que hagas, siempre te va a quedar algo por hacer, por conocer, por buscar, por realizar, por soñar, sentir, pensar… Sus vidas están llenas de incertidumbres. De idas y vueltas. De subidas y bajadas. De momentos buenos y malos. No tenés que pensar en lo que no podés hacer, si no en lo que sí hiciste, y lo que estás haciendo. No importa lo que sea. Para cada persona, los logros son diferentes, y tienen distinta importancia. Están tan preocupados por lo que no pueden, o no van a poder hacer, que no se ocupan de lo que sí hicieron, o pueden seguir haciendo. Encontrar una razón más para vivir está bien, pero no si esa razón te lleva más cerca mío. Encontrar cosas que hacer, que aprender, tiene que servir para darte cuenta, que hoy sos una persona mejor que la que eras ayer. Lo que sucede, es que vos, y tantos otros, no se lo llegan a creer. Cada vez que hagas algo nuevo, algo bueno, recordá que estás haciendo algo mejor para vos, y para seguir buscando un nuevo motivo para vivir. Así, cuando yo llegue a buscarte, vas a hacer un balance positivo de lo que tenés y lo que dejás, en lugar de uno negativo. No, no es tu hora. Es más, ya tendrías que ir volviendo. Yo también tengo mucho que hacer. Adiós, hasta algún día.
El suceso
Hace poco, me dolía mucho el estómago. Fui al baño porque tenía náuseas. Ahí empecé a marearme. Intenté sostenerme de la puerta y el lavamanos, pero no resultó, y me desmayé. Caí dentro de la bañera, con la cabeza y la espalda contra la pared del costado de la misma, y las piernas colgando hacia afuera. A mi izquierda, aunque un poquito lejos, estaba la canilla de abajo de la ducha. Estuve un minuto inconsciente hasta que recuperé el conocimiento, y pude pedir ayuda a mi familia. Cuando llegaron, ya estaba levantándome sola. Estoy bien. Tengo que cuidarme de no comer mucho ciertos tipos de harinas, parece que eso es lo que me inflama cada tanto.
Por supuesto, este diálogo nunca ocurrió, es totalmente ficticio… ¿O no? No lo sé, no recuerdo nada de ese minuto. Tal vez, cuando estamos cerca del otro lado, todo lo que ocurre sea atemporal, al menos para nosotros, no para ella. ¿Nunca les pasó de tener un sueño muy largo, y cuando se despiertan pasaron solo 5 minutos desde que se durmieron? O al revés. ¿Tener sueños extremadamente cortos, y resulta que durmieron toda la noche?
Soy Katherine
listenButton8.onclick = function(){
if(responsiveVoice.isPlaying()){
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responsiveVoice.speak("Me Lo Dijo el Tigre. El viaje. Mi psiquiatra, mi psicóloga, mis amigas. La arena y el río. Me lo dijo el flaco Spinetta. Me lo dijo ella, me lo dijiste vos, me lo dije yo. \"YA DESPIÉRTATE NENA\", gritaste y parecía como si me lo hubieses gritado a mí. Me lo dije yo cuando me quedé sin habla durante el tiempo que duró tu interpretación. Se lo dije a mis compañeres de viaje cuando hice algo que nadie se esperaba que hiciera. Ni siquiera yo misma. Te acercaste pasando la gorra y mientras elles debatían con cuánto iban a colaborar, yo no dejaba de pensar si realmente quería hacerlo o no. Pero te acercaste: \"Disculpame, ¿te puedo decir algo? Ay sí\", me respondiste. \"Nunca hice esto y es probable que no volvamos a cruzarnos jamás en la vida. Pero me gustás. Ay, gracias\". Respondiste mientras nos imaginaba coloradas como un tomate a las dos. Dejé de buscarle una explicación a las cosas que me acontecen. Entendí que tengo una vida intensa. emocionalmente fuerte. Que no dejan de pasarme cosas buenas, malas e intermedias. Es difícil dejar ir a alguien, hacer un duelo y terminarlo cuando por alguna razón que no llegás a comprender, todo te la recuerda. Pero las personas van y vienen. A veces ni siquiera llegás a comprender ese proceso. Es como el tábano que pica al chico con el que te cruzaste pocas veces y con el cual llegaste a tener charlas muy profundas en tan solo dos días. Es el tren Mitre desde Retiro a Tigre. Es la lancha que no nos quiere llevar pero en la que terminamos subiendo. O creo que era otra, no lo sé. Es el tipo de la entrada de la playa dándonos explicaciones. Es la gente de bien que te da una mano. Es mi tesorito preciado jugando en el río y la arena como si no existiese nada más maravilloso en el mundo. Es la señora que nos dice yo acompaño a los hombres al baño de varones y yo diciéndole: \"Bueno entonces nosotres vamos al de mujeres. Mi tesorito, mi amigue y yo. Es la señora y la nena mirándome con cara de orto en el baño cuando con la malla puesta me agaché a guardar algo en la mochila. Es la otra señora en la misma escena mirándonos a les tres con ternura. Es el único hombre del grupo esperándonos cada vez que íbamos a cambiarnos o al baño solamente. Es mi amigue subiéndose en el tren después del nuestro, y el chico por vivir más cerca llegando antes. Es nosotros tres antes de que llegue mi amigue desayunando en Starbucks y cuando llega elle salir corriendo por tener miedo de no llegar a la lancha. Es la proveeduría en donde pagamos por transferencia con la zona wifi de la señora que atendía porque con nuestra compañía de teléfono no teníamos señal. Es la mesa donde nos sentamos a comer. Es el señor que nos dijo que por ser ciegos tengamos cuidado con la escalera. Es la gente hablándole a Tesorito todo el tiempo como si por ser la única que veía a pesar de ser la más chiquita se tuviese que hacer cargo de nosotres tres. conversaciones profundas. Confesiones. llanto, risa, juegos, mate, comida, abrazos, hierba, yerba. Una señora alcanzándonos una mesa y sillas. Mi amigue y yo turnándonos para jugar con Tesorito en el río y no descuidar las cosas. Son los candaditos con iniciales que no le pude comprar y también la cadenita con la piedra que le compró mi amigue. Churros sin tacc, alfajorcitos de maicena, comida sin tacc, y el agua caliente más cara del mundo, o eso nos pareció. Es la música de la gente que tenía prohibido usar parlantes. Son los mensajes de whatsapp llegando y enviándose muy esporádicamente por la falta de señal. Es el río plano, la arena caliente, el sol quemándonos los pies. Es la mugre que nos lavamos en las duchas o ir al baño para sacarnos la arena hasta de donde te imagines. Es les tres contándonos cosas súper fuertes mientras Tesorito jugaba cerca y yo le gritaba cada 5min o menos para saber cómo estaba. Es Tesorito teniendo miedo de las olas grandes que probocaban las lanchas, botes y barcos que pasaban cerca por el río del otro lado de las boyas de seguridad. Soy yo sujetando a Tesorito para que no se caiga y se asuste. Es su intensidad, su cariño, su amor, sus caprichitos, su ansiedad, su inacabable energía. Es correr a guardar las cosas e intentar convencer a Tesorito de que nos teníamos que ir porque si perdíamos la lancha nos quedábamos ahí hasta el día siguiente. Es el chico al que se le rompieron las ojotas en una salida anterior y ahora andaba con pantuflas para todos lados porque le había dado paja comprarse unas. Es la vuelta. No a casa, sino a lo de mi amigue. Es volver en lancha y sentarnos atrás de todo, estirar las manos y tocar el agua cuando el traquetear de la misma la elevaba hacia nuestros brazos. Son los videos, las fotos, la gente, la buena onda de todos los empleados del lugar. Es el guitarrista tocando canciones bonitas entre las que estaba \"Bajan\" de pescado rabioso, y la premonición implícita de que te aparecerías en el viaje de regreso. Y subimos al tren, nos fuimos. Apareciste. Me Lo Dijo el Tigre, Me Lo Dijo el Mitre, Me Lo Dijo mi amiga del otro lado del whatsapp, Me Lo Dijo el psiquiatra. Generalmente las personas no cambian. Es ella tan integrada en mi mente como si siempre hubiese estado ahí. Es ella, son ellas, son cada una. Pero no sos vos, no soy yo. Y lo dije, te lo dije, Me Lo Dije. Y el transcurrir del tiempo y el espacio se modificaron. Tanto así que nos dimos cuenta que estábamos llegando a Nuñez cuando ya estábamos ahí. Y corrimos. Y Tesorito y yo bajamos. Pero elles no. Me Lo Dijo el bastón de mi amigue atrapado en las puertas del tren. Me Lo Dijo Tesorito asustada y dándose cuenta de que estábamos solas en una estación en la que había muy poca gente, sin saber para donde ir y con la mochila de mi amigue en las manos. Se lo dije yo cuando recordé que por haber empezado a usar una app de entrenamiento el teléfono se me había quedado sin batería. Se lo dije yo cuando entendí que elles seguro bajaban en la estación siguiente y volvían. Buscamos una salida, pedimos ayuda y cruzamos al otro lado. Con el teléfono de ella llamamos a mi amigue y efectivamente comprobamos que eso iban a hacer. Fueron elles llegando en el siguiente tren con destino a Tigre diciendo que iban a denunciar la pérdida de la mochila a la policía cuando en realidad la teníamos nosotras. Fue la policía haciéndose eco del supuesto robo y yo explicando lo que pasó. Les pedimos indicaciones y salimos. Caminamos unas cuadras y entre calles y avenidas había de pronto seis personas indicándones donde teníamos que tomar el bondi. llegamos, lo tomamos, viajamos y bajamos. Pedimos ayuda para cruzar balbín a un chico que tenía de buena onda lo mismo que de imprudente y que por su descuido y la irresponsabilidad de los automovilistas estuvieron a punto de atropellar a Tesorito. Pero mis reflejos, intuición o como quieras llamarlo hicieron que la lleve hacia atrás del brazo y la salve. Es la vereda, el edificio, el ascensor, el departamento, el perrito, la música, la comida, la yerba, la hierba, las charlas, son ellas. Sí, ellas. Formando tan parte de todo, de mí. Es la tortura, el ataque constante a mi psiquis con la crueldad alegre y placentera que solo pocas personas tienen la capacidad de lograr. Es Tesorito reclamándome que me vaya a dormir con ella. Somos Tesorito y yo buscándote. Google, youtube, con solo dos datos: Tu nombre y que cantabas en el tren. Videos, un comentario tuyo, tu canal, tu usuario. Tu instagram, tu música en spotify. Sos vos diciéndome: \"Dejame gritar. ¿Por qué me querés apagar? ¿Qué te incomoda? Que sea yo misma te hace temblar\". Soy yo diciéndoselo a todo aquel que quiera escuchar y que quiera sentirse tocado/a por la frase. Son Pablo Milanés, Silvio Rodríguez, Joan Manuel Serrat, Ismael Serrano, María Carrasco, de esa noche. El mate, los churros y medialunas del día siguiente. La charla sobre política, trabajo, economía, sindicatos, discapacidad. Son los machirulos y las feminazis. es turnarnos la noche anterior para bañarnos ni bien habíamos llegado. El matambre a la pizza, la parrillada que nos sobró, es Tesorito contra el pollo. Es el loco del taxi que al volver para casa iba a los santos pedos y que casi choca. Somos nosotros/as/es subiendo la escalera cinco pisos para quemar calorías. Somos Tesorito y yo olvidándonos mis ojotas y no recuerdo qué más en la casa de elle. Sos vos quizás leyendo todo esto y preguntándote realmente quién es esta loca de mierda. Son ellas diciéndote que, sí, la conocemos. Sabemos quien es. Es el rock nacional acompañando ese desayuno a las 12 del mediodía. Es el pop, el indie y de nuevo el rock. Son Charly y Spinetta rezando por mí, por vos, por todos, por todas, por todes. Soy yo intentando por quincuagésima vez sacarla de mi mente, de mi vida, de mi corazón. Soy yo entendiéndome, valorándome, queriéndome. Sabiendo que soy diferente, única. Ni buena, ni mala. Solo humana, solo una persona. Y que no me merezco que me traten mal, que me menosprecien. Sea quien sea y por la razón que sea. Que tengo mucha gente que me quiere alrededor y que me quiere ver bien. Es el chico de las pantuflas mojadas y la remera al revés. Es le chique que organiza juntaditas lindas en su casa con un hermoso y cariñoso perrito. Es Tesorito con una infinidad de sentimientos y emociones tan grandes que jamás podría describir. Soy yo. Con mis virtudes, mis defectos. Mis aciertos, mis fracasos. Mis contradicciones, mis acuerdos. Me Lo Dijo el Tigre, el Mitre, la playa, la arena, el río, la gente, el perrito, les niñes, sus familias, Me Lo Dijiste vos, Me Lo Dicen mis amigas, mis pocos (y cada vez menos) amigos, Me Lo Dicen ellas, Me Lo Digo yo. Me Lo Dijo Charly, el flaco Spinetta, Fabiana Cantilo, Fito Paez. \"Ya despiértate nena, y así verás, lo bello y dulce que es amar\".", "Spanish Latin American Female");
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Esta es la primer publicación que hago después de mucho tiempo. Aunque, lo había iniciado como para expresar un poco lo que me iba pasando, al final lo dejé, por falta de tiempo, ganas, y bueno, porque tengo la particularidad de empezar cosas, aburrirme y dejarlas, o, empezar varias cosas a la vez, y no terminar concretando ninguna.
.En fin, esta publicación, es un poco para explicar “el origen”, de mi condición como trans. Y lo pongo entre comillas, porque en realidad, buscar el verdadero origen, es mucho más complicado que esto que voy a pasar a relatarles.
Fue aproximadamente hace unos 5 años. En el año 2014. A principios de ese año había entrado una compañera a trabajar con nosotros. Era una chica jovencita, no es que yo no lo sea, claro, pero tenía 18 añitos en su momento, y como que eso fue una novedad, teniendo en cuenta que los demás íbamos de los 20 años para arriba. Me llamó muchísimo la atención, cuando mencionó que su mamá le había puesto su segundo nombre, por una canción de los beatles. Ahí fue cuando dije, esta chica me va a caer bien. Le escribí, y empezamos a hablar. Compartíamos varias cosas, pero 2 de las más importantes, fueron nuestro gusto por la música, y la literatura. Empezamos a compartir libros, artistas musicales, pero libros más que nada. Siempre estábamos leyendo un libro nuevo y recomendándolo, o a veces hasta nos lo pasábamos para que pudiéramos leerlo.
Una de esas tardes en las que salíamos de trabajar, ella me acompañó hasta la entrada del subte. Entre tantas cosas que íbamos hablando, me dice: —¿Sabés a quien tendrías que leer vos? A Gabriel Rolón. —Me dijo. —¿Y quién es? —Le pregunté. —Es un psicólogo… —Nhaaa, olvidate, yo de psicología no quiero saber nada. Freud y toda esa onda a mí no me van. —Nooo, pero esto es distinto. El chabón te cuenta historias de sus pacientes, o sea los que van a atenderse con él. Cambiando lugares, nombres y todo eso, pero en sí son las historias que a él le toca tratar. Obviamente, me pasó el libro y lo leí. A medida que iban transcurriendo las historias, entendía por qué las personas terminaban yendo al psicólogo, y mi mente comenzó a abrirse un poco más, a algo a lo que, hasta antes de eso, yo no le veía sentido. Una de esas historias, en algunos de sus libros, no recuerdo en cual, porque luego descubrí que sacó varios en el mismo sentido, me llamó muchísimo la atención. Se trataba de un cura, sacerdote, que, mediante el tratamiento psicológico, descubría que era homosexual. Y que además, había tenido fantasías homosexuales con uno de sus mejores amigos de la adolescencia. ¿Yo me dije, si un cura, con todos los prejuicios que tiene, se anima a hablar de eso, por qué yo no podía hablar de lo que, hace muchísimo tiempo me venía pasando? Desde muy muy chica, no recuerdo bien cuando empezó, yo tenía sueños, y creaba historias en mi mente, en los que yo era una niña. A veces una princesa, a veces una niña que, sin posibilidades económicas tenía que enfrentarse a los problemas de la vida. A veces tenía muñecas para jugar, otras veces no. A veces tenía vestidos hermosos para ponerme, otras veces no. A veces mi imaginación iba más allá, y tenía alas con las que poder volar, o me enfrentaba a monstruos, animales, personas o seres con poderes sobrenaturales. Desde los 13, y hasta los 15, tuve la oportunidad, en muchas ocasiones, de quedarme sola en casa. En esos momentos, me vestía con la ropa de mi mamá. Sí, vestidos, sandalias, hasta corpiños, poniéndome medias para simular los pechos. Yo, directamente, no lo entendía. ¿Cómo es que un hombre, podía querer ser mujer? Fueron muchas las razones por las que jamás se lo pude contar ni a mi familia, ni a nadie, y por las que jamás encontré la forma de enfrentarlo. Además, a mi me gustaban las mujeres. Como puede ser que me guste eso, que sueñe con eso y que me vista como mujer, siendo que me gustan las mujeres? Era algo que no entendía, algo que no podía aceptar ni tolerar. Porque, sí, dentro mío, aunque vivía con esto, también yo tenía prejuicios. Los prejuicios sobre mi misma, los prejuicios que me habían inculcado, los prejuicios existentes en la sociedad, en la iglesia, en la escuela... Desde los 16 en adelante, aunque los sueños y las historias siguieron existiendo, como nos mudamos y la organización era otra, además, ya no tenía la oportunidad de quedarme sola, no pudevestirme con ropade mujer. Un paréntesis: ¿Por qué Katherine? En realidad, no lo sé. No sé si conocí a alguien con ese nombre, no sé si me lo dijeron y me gustó, no sé si apareció en mi mente… El recuerdo más viejo que tengo sobre eso, es de cuando salió la película de Casper, (Gasparín). La protagonista de la historia se llama Katlin. En un momento de la película, ella se presenta a su nuevo curso y les dice: “ me llamo Katlin, pero pueden decirme Kat”. Y el resto de los compañeros, dice: “¡Miaaauuu!”, haciendo referencia a los gatos, claro está. Y yo pensé, con mis entre 6 y 7 añitos, O sea que si yo les digo que me llamo Katherine, también me van a decir Kath? No… Pero si yo no me llamo Katherine. Igual, me gusta Kathy antes que Kath, así que tienen que acostumbrarse a ese. Hay otras muchas anécdotas de mi infancia, de antes de los 13, pero preferí remitirme a lo más relevante, porque esto ya se está haciendo muy largo. En fin, cuando inicié el tratamiento psicológico, le conté, y con muchísimo miedo, a mi psicóloga, estas cosas y tantas otras más relacionadas. Desde entonces, empecé un largo proceso, en el que intenté escribir esas historias de mi mente (una de ellas está en este mismo blog, y las otras tal vez lo estén en el futuro si tengo ganas y tiempo…) pero no funcionó. Yo necesitaba algo más, necesitaba encontrar la verdad, mi verdad, encontrarme a mí misma…
‘Así fue, como 2 años después de a ver iniciado el tratamiento, cansada de buscar respuestas y no encontrarlas, decidí hacer algo tan sencillo, como googlear. Mi primera búsqueda, fue “hombres que se visten de mujeres”. Y entendí, que eso no era lo que yo quería. La segunda, fue más específica. “hombres que se sienten mujeres”. Ahí, llegué a la página de una diputada española, que es transexual, en la que hay muchísima información, incluso hasta teorías que explicarían el por qué de la condición como trans. Desde entonces, habiendo entendido lo que me pasaba, comencé a tratar de enfrentarlo. Y es así, como inicio un enorme proceso, que al momento de publicar esto, ya está llegando a su fin, ya con mi partida de nacimiento en trámite. Hay muchísimas personas que me acompañaron en todo este proceso. Muchas a las que conocía de antes, otras a las que fui conociendo a medida que iba avanzando, que me abrieron las puertas de su corazón, y me dejaron entrar en sus vidas. No tengo más que agradecerles desde lo más profundo de mi alma y de mi corazón. Porque gracias a estas personas, pude avanzar hasta llegar a donde estoy hoy, a encontrarme definitivamente conmigo misma, y a ser quien soy, quien siempre tuve que haber sido: Katherine. Acá está la página: No hace falta que lean todo, solo hasta donde empieza la parte de las cirugías. Lo primero sí es importante:Informe sobre transexualidad.
Sororidad — Crónica del #8M
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responsiveVoice.speak("Me Lo Dijo el Tigre. El viaje. Mi psiquiatra, mi psicóloga, mis amigas. La arena y el río. Me lo dijo el flaco Spinetta. Me lo dijo ella, me lo dijiste vos, me lo dije yo. \"YA DESPIÉRTATE NENA\", gritaste y parecía como si me lo hubieses gritado a mí. Me lo dije yo cuando me quedé sin habla durante el tiempo que duró tu interpretación. Se lo dije a mis compañeres de viaje cuando hice algo que nadie se esperaba que hiciera. Ni siquiera yo misma. Te acercaste pasando la gorra y mientras elles debatían con cuánto iban a colaborar, yo no dejaba de pensar si realmente quería hacerlo o no. Pero te acercaste: \"Disculpame, ¿te puedo decir algo? Ay sí\", me respondiste. \"Nunca hice esto y es probable que no volvamos a cruzarnos jamás en la vida. Pero me gustás. Ay, gracias\". Respondiste mientras nos imaginaba coloradas como un tomate a las dos. Dejé de buscarle una explicación a las cosas que me acontecen. Entendí que tengo una vida intensa. emocionalmente fuerte. Que no dejan de pasarme cosas buenas, malas e intermedias. Es difícil dejar ir a alguien, hacer un duelo y terminarlo cuando por alguna razón que no llegás a comprender, todo te la recuerda. Pero las personas van y vienen. A veces ni siquiera llegás a comprender ese proceso. Es como el tábano que pica al chico con el que te cruzaste pocas veces y con el cual llegaste a tener charlas muy profundas en tan solo dos días. Es el tren Mitre desde Retiro a Tigre. Es la lancha que no nos quiere llevar pero en la que terminamos subiendo. O creo que era otra, no lo sé. Es el tipo de la entrada de la playa dándonos explicaciones. Es la gente de bien que te da una mano. Es mi tesorito preciado jugando en el río y la arena como si no existiese nada más maravilloso en el mundo. Es la señora que nos dice yo acompaño a los hombres al baño de varones y yo diciéndole: \"Bueno entonces nosotres vamos al de mujeres. Mi tesorito, mi amigue y yo. Es la señora y la nena mirándome con cara de orto en el baño cuando con la malla puesta me agaché a guardar algo en la mochila. Es la otra señora en la misma escena mirándonos a les tres con ternura. Es el único hombre del grupo esperándonos cada vez que íbamos a cambiarnos o al baño solamente. Es mi amigue subiéndose en el tren después del nuestro, y el chico por vivir más cerca llegando antes. Es nosotros tres antes de que llegue mi amigue desayunando en Starbucks y cuando llega elle salir corriendo por tener miedo de no llegar a la lancha. Es la proveeduría en donde pagamos por transferencia con la zona wifi de la señora que atendía porque con nuestra compañía de teléfono no teníamos señal. Es la mesa donde nos sentamos a comer. Es el señor que nos dijo que por ser ciegos tengamos cuidado con la escalera. Es la gente hablándole a Tesorito todo el tiempo como si por ser la única que veía a pesar de ser la más chiquita se tuviese que hacer cargo de nosotres tres. conversaciones profundas. Confesiones. llanto, risa, juegos, mate, comida, abrazos, hierba, yerba. Una señora alcanzándonos una mesa y sillas. Mi amigue y yo turnándonos para jugar con Tesorito en el río y no descuidar las cosas. Son los candaditos con iniciales que no le pude comprar y también la cadenita con la piedra que le compró mi amigue. Churros sin tacc, alfajorcitos de maicena, comida sin tacc, y el agua caliente más cara del mundo, o eso nos pareció. Es la música de la gente que tenía prohibido usar parlantes. Son los mensajes de whatsapp llegando y enviándose muy esporádicamente por la falta de señal. Es el río plano, la arena caliente, el sol quemándonos los pies. Es la mugre que nos lavamos en las duchas o ir al baño para sacarnos la arena hasta de donde te imagines. Es les tres contándonos cosas súper fuertes mientras Tesorito jugaba cerca y yo le gritaba cada 5min o menos para saber cómo estaba. Es Tesorito teniendo miedo de las olas grandes que probocaban las lanchas, botes y barcos que pasaban cerca por el río del otro lado de las boyas de seguridad. Soy yo sujetando a Tesorito para que no se caiga y se asuste. Es su intensidad, su cariño, su amor, sus caprichitos, su ansiedad, su inacabable energía. Es correr a guardar las cosas e intentar convencer a Tesorito de que nos teníamos que ir porque si perdíamos la lancha nos quedábamos ahí hasta el día siguiente. Es el chico al que se le rompieron las ojotas en una salida anterior y ahora andaba con pantuflas para todos lados porque le había dado paja comprarse unas. Es la vuelta. No a casa, sino a lo de mi amigue. Es volver en lancha y sentarnos atrás de todo, estirar las manos y tocar el agua cuando el traquetear de la misma la elevaba hacia nuestros brazos. Son los videos, las fotos, la gente, la buena onda de todos los empleados del lugar. Es el guitarrista tocando canciones bonitas entre las que estaba \"Bajan\" de pescado rabioso, y la premonición implícita de que te aparecerías en el viaje de regreso. Y subimos al tren, nos fuimos. Apareciste. Me Lo Dijo el Tigre, Me Lo Dijo el Mitre, Me Lo Dijo mi amiga del otro lado del whatsapp, Me Lo Dijo el psiquiatra. Generalmente las personas no cambian. Es ella tan integrada en mi mente como si siempre hubiese estado ahí. Es ella, son ellas, son cada una. Pero no sos vos, no soy yo. Y lo dije, te lo dije, Me Lo Dije. Y el transcurrir del tiempo y el espacio se modificaron. Tanto así que nos dimos cuenta que estábamos llegando a Nuñez cuando ya estábamos ahí. Y corrimos. Y Tesorito y yo bajamos. Pero elles no. Me Lo Dijo el bastón de mi amigue atrapado en las puertas del tren. Me Lo Dijo Tesorito asustada y dándose cuenta de que estábamos solas en una estación en la que había muy poca gente, sin saber para donde ir y con la mochila de mi amigue en las manos. Se lo dije yo cuando recordé que por haber empezado a usar una app de entrenamiento el teléfono se me había quedado sin batería. Se lo dije yo cuando entendí que elles seguro bajaban en la estación siguiente y volvían. Buscamos una salida, pedimos ayuda y cruzamos al otro lado. Con el teléfono de ella llamamos a mi amigue y efectivamente comprobamos que eso iban a hacer. Fueron elles llegando en el siguiente tren con destino a Tigre diciendo que iban a denunciar la pérdida de la mochila a la policía cuando en realidad la teníamos nosotras. Fue la policía haciéndose eco del supuesto robo y yo explicando lo que pasó. Les pedimos indicaciones y salimos. Caminamos unas cuadras y entre calles y avenidas había de pronto seis personas indicándones donde teníamos que tomar el bondi. llegamos, lo tomamos, viajamos y bajamos. Pedimos ayuda para cruzar balbín a un chico que tenía de buena onda lo mismo que de imprudente y que por su descuido y la irresponsabilidad de los automovilistas estuvieron a punto de atropellar a Tesorito. Pero mis reflejos, intuición o como quieras llamarlo hicieron que la lleve hacia atrás del brazo y la salve. Es la vereda, el edificio, el ascensor, el departamento, el perrito, la música, la comida, la yerba, la hierba, las charlas, son ellas. Sí, ellas. Formando tan parte de todo, de mí. Es la tortura, el ataque constante a mi psiquis con la crueldad alegre y placentera que solo pocas personas tienen la capacidad de lograr. Es Tesorito reclamándome que me vaya a dormir con ella. Somos Tesorito y yo buscándote. Google, youtube, con solo dos datos: Tu nombre y que cantabas en el tren. Videos, un comentario tuyo, tu canal, tu usuario. Tu instagram, tu música en spotify. Sos vos diciéndome: \"Dejame gritar. ¿Por qué me querés apagar? ¿Qué te incomoda? Que sea yo misma te hace temblar\". Soy yo diciéndoselo a todo aquel que quiera escuchar y que quiera sentirse tocado/a por la frase. Son Pablo Milanés, Silvio Rodríguez, Joan Manuel Serrat, Ismael Serrano, María Carrasco, de esa noche. El mate, los churros y medialunas del día siguiente. La charla sobre política, trabajo, economía, sindicatos, discapacidad. Son los machirulos y las feminazis. es turnarnos la noche anterior para bañarnos ni bien habíamos llegado. El matambre a la pizza, la parrillada que nos sobró, es Tesorito contra el pollo. Es el loco del taxi que al volver para casa iba a los santos pedos y que casi choca. Somos nosotros/as/es subiendo la escalera cinco pisos para quemar calorías. Somos Tesorito y yo olvidándonos mis ojotas y no recuerdo qué más en la casa de elle. Sos vos quizás leyendo todo esto y preguntándote realmente quién es esta loca de mierda. Son ellas diciéndote que, sí, la conocemos. Sabemos quien es. Es el rock nacional acompañando ese desayuno a las 12 del mediodía. Es el pop, el indie y de nuevo el rock. Son Charly y Spinetta rezando por mí, por vos, por todos, por todas, por todes. Soy yo intentando por quincuagésima vez sacarla de mi mente, de mi vida, de mi corazón. Soy yo entendiéndome, valorándome, queriéndome. Sabiendo que soy diferente, única. Ni buena, ni mala. Solo humana, solo una persona. Y que no me merezco que me traten mal, que me menosprecien. Sea quien sea y por la razón que sea. Que tengo mucha gente que me quiere alrededor y que me quiere ver bien. Es el chico de las pantuflas mojadas y la remera al revés. Es le chique que organiza juntaditas lindas en su casa con un hermoso y cariñoso perrito. Es Tesorito con una infinidad de sentimientos y emociones tan grandes que jamás podría describir. Soy yo. Con mis virtudes, mis defectos. Mis aciertos, mis fracasos. Mis contradicciones, mis acuerdos. Me Lo Dijo el Tigre, el Mitre, la playa, la arena, el río, la gente, el perrito, les niñes, sus familias, Me Lo Dijiste vos, Me Lo Dicen mis amigas, mis pocos (y cada vez menos) amigos, Me Lo Dicen ellas, Me Lo Digo yo. Me Lo Dijo Charly, el flaco Spinetta, Fabiana Cantilo, Fito Paez. \"Ya despiértate nena, y así verás, lo bello y dulce que es amar\".", "Spanish Latin American Female");
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Los gritos que no se escuchan. Las caras que no se ven. Los abrazos que no se dan o los pies que no tocan el suelo. Pero todo eso existe y se siente. Sí, se siente. Aunque yo no pueda ver, o ella no pueda escuchar, o ella no pueda caminar. Aunque tengamos que usar bastones, sillas de ruedas o audífonos. Aunque seamos diferentes. Sí, muy diferentes. Hay algo que nos une a todas, todos y todes sin distinción: La sororidad.
Imagínense cuánto daño tienen que hacerte las personas para que llegues a dudar de tu propia identidad. Para que llegues a cuestionarte lo que tantos años te costó conseguir. Lo que por tantos años intentaste construir para tu vida.
Este no fue un 8 de marzo más por varias razones: La situación social, política y económica actual en la que se retrocede en derechos para las minorías y disidencias. Personas con discapacidad y trans despedidas sin razón alguna. Precarización económica y laboral de las mujeres. Vaciamiento y desguace en general del estado dejando a miles de familias sin trabajo. Aumento del coste de vida a tal punto que empresas y negocios cierran. Al punto de que la gente saca préstamos, usa tarjetas o intenta conseguir ingresos extras para poder comer o llegar a fin de mes. A tal punto que los comedores populares se quedan sin alimentos. A tal punto que se dejan de entregar medicamentos a pacientes oncológicos. A tal punto que muchas personas tienen que decidir qué medicamentos pueden comprarse y cuáles no. A tal punto que los alquileres se van por las nubes dejando a familias realmente en situación de calle. A tal punto que hay un desprecio por la pobreza, por la vida humana pocas veces visto en la historia de este país. A tal punto que el presidente discrimina, grita, insulta y desmerece a personas u organizaciones solo por opinar distinto. Les dije en una entrada anterior que nuestros derechos eran innegociables. no me creyeron, no me hicieron caso, no me escucharon. Insultar sin argumentos, sin un debate enriquecedor y una mente abierta parece ser la nueva forma de hacer política en estos días.
Sé que esto puede parecer la queja de una niñita caprichosa y enojada. ¿Y qué? ¿Alguien tiene algún problema con eso? Alt+F4, CTRL+w o el botón de cerrar pestañas en el navegador solucionan el problema fácilmente. No se queden si no quieren, no se queden que nadie los obliga. Si algo no me interesa, no lo leo, no lo escucho. Pueden hacer lo mismo.
Pero en fin. Eso no es todo. Muchas veces a las personas trans nos cuesta expresar nuestra identidad frente a los demás por miedo al desprecio, a la discriminación. Pero eso es al principio. Cuando vas adquiriendo confianza vas dejando todo eso atrás. Te das cuenta que, sí, no sos una mujer como las demás. Sos una mujer con pene. Sos una mujer con apariencia masculina. Que si bien nadie tiene por qué asumir tu género sí deberían respetarte o preguntarte cuál es tu pronombre. Pero sos una mujer. Y de eso no te tendría que caber ni la menor duda…
Cambiaste muchísimo. No sos pero ni por asomo la persona que eras hace 10 años. Detalle no menor. No recuerdo la fecha exacta, pero 2014 fue la primera vez que fui a la psicóloga y le dije… Bueno, lo que está en la entrada más leída del blog. Lo que seguro todos o almenos la mayoría ya leyeron, si me vienen siguiendo desde hace rato o si se pasaron por aquí hace poquito.
Este viernes 8 de marzo me desperté con ganas de mirarme al espejo. Lo bueno es que tengo uno en el baño de mi casa. Lo malo es que no veo. Lo bueno es que podría intentar usar la aplicación con IA para sacar una foto y saber qué me devuelve. Finalmente no lo hice. ¿Por qué? No lo sé. Por miedo, ¿quizás? ¿Y si los demás tienen razón? ¿Y si no soy un hombre porque tengo actitudes, ropa y formas femeninas? ¿O si nunca fui ni voy a ser una mujer porque no tengo vajina, no menstrúo, tengo una voz masculina y me crecen pelos en la cara todavía?
Quizás se preguntarán cómo llegaste a esa conclusión. Qué fue lo que te hizo tanto daño como para llegar a dudar de vos misma. No puedo ni quiero contarlo. Ya el hecho de recordarlo todo y tenerlo presente en mi mente es suficiente para mí. Pero sí quiero contar que durante un tiempo bastante considerable, no sentí que tuviese un lugar de pertenencia en esta sociedad. Como si el país, no fuese hecho para mí, igual que no lo fue para Alicia.
Me hice el desayuno, trabajé como todos los días, mientras arreglaba con mi amigue cómo íbamos a ir y con quién o con qué orga. Porque la idea no era ir soles. Era bastante peligroso, según decían. Finalmente, nos anotamos para ir con Orgullo Disca. Tomamos las precauciones recomendadas y quedamos en encontrarnos allá. Estuvimos en contacto entre nosotres y con la gente de la orga. Finalmente, cuando estaba llegando me encontré a parte de les chiques yendo al escenario principal y me fui con elles. Mi amigue se quedó en el lugar de la ranchada, y la verdad, le costó mucho llegar.
La energía que se sentía era impresionante. Los gritos, los cantos, la gente, la lectura del documento con intérprete de lenguaje de señas.
Una vez finalizado, desconcentramos y fuimos al lugar de la ranchada. Durante y después de la marcha, me crucé con chiques que conocía y otres que no. Se armó un lindo grupito de camaradería, de complicidad, de sororidad.
Entre varias personas nos fuimos juntando para no volver soles. Ahí conocí a alguien muy especial que me cayó súper bien. Pero no tengo por qué contar eso…
Por último, terminamos con mi amigue yendo a una parrilla a festejar un lindo 8M, a su casa a charlar de la vida como siempre y a tomar un tecito a las 12 de la noche. Sí, un tecito.
Y ahí lo entendí. Ya saben, en su momento Me Lo Dijo el Tigre. Pero ahora me lo dijeron miles de personas en las calles. No estás sola. Nadie está sole. Si nos tocan, nos acosan, abusan de nosotres, nos violan o nos matan, nos cuidamos entre todes. Porque ninguna persona puede condicionarme. Nadie puede venir a decirme quién soy o a dudar de mí. Tengo los mismos derechos y merezco las mismas consideraciones que el resto de las personas, de las mujeres. Y porque aunque no se hable de ello, hay personas abusadoras, violadoras, manipuladoras y violentas con discapacidad. Y hay personas que sufren, sufrimos alguno o varios de esos tipos de agresiones y que también tenemos una discapacidad.
Nota: Aunque esta entrada terminé de escribirla una hora antes de su publicación, decidí programarla para que se publique justo el 12 de marzo. ¿Por qué? Acá está la respuesta. Muchas cosas cambiaron desde entonces. Mi vida, mi forma de escribir, mi vínculo con las personas. Pero hay algo en mí que sigue intacto: Soy transfeminista, socialista, interseccional. Y nunca nadie va a cambiar mis ideas y convicciones. Siempre voy a luchar por un mundo más justo e igualitario para todos, todas y todes.
Insert+ — Consultoría en accesibilidad
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responsiveVoice.speak("Me Lo Dijo el Tigre. El viaje. Mi psiquiatra, mi psicóloga, mis amigas. La arena y el río. Me lo dijo el flaco Spinetta. Me lo dijo ella, me lo dijiste vos, me lo dije yo. \"YA DESPIÉRTATE NENA\", gritaste y parecía como si me lo hubieses gritado a mí. Me lo dije yo cuando me quedé sin habla durante el tiempo que duró tu interpretación. Se lo dije a mis compañeres de viaje cuando hice algo que nadie se esperaba que hiciera. Ni siquiera yo misma. Te acercaste pasando la gorra y mientras elles debatían con cuánto iban a colaborar, yo no dejaba de pensar si realmente quería hacerlo o no. Pero te acercaste: \"Disculpame, ¿te puedo decir algo? Ay sí\", me respondiste. \"Nunca hice esto y es probable que no volvamos a cruzarnos jamás en la vida. Pero me gustás. Ay, gracias\". Respondiste mientras nos imaginaba coloradas como un tomate a las dos. Dejé de buscarle una explicación a las cosas que me acontecen. Entendí que tengo una vida intensa. emocionalmente fuerte. Que no dejan de pasarme cosas buenas, malas e intermedias. Es difícil dejar ir a alguien, hacer un duelo y terminarlo cuando por alguna razón que no llegás a comprender, todo te la recuerda. Pero las personas van y vienen. A veces ni siquiera llegás a comprender ese proceso. Es como el tábano que pica al chico con el que te cruzaste pocas veces y con el cual llegaste a tener charlas muy profundas en tan solo dos días. Es el tren Mitre desde Retiro a Tigre. Es la lancha que no nos quiere llevar pero en la que terminamos subiendo. O creo que era otra, no lo sé. Es el tipo de la entrada de la playa dándonos explicaciones. Es la gente de bien que te da una mano. Es mi tesorito preciado jugando en el río y la arena como si no existiese nada más maravilloso en el mundo. Es la señora que nos dice yo acompaño a los hombres al baño de varones y yo diciéndole: \"Bueno entonces nosotres vamos al de mujeres. Mi tesorito, mi amigue y yo. Es la señora y la nena mirándome con cara de orto en el baño cuando con la malla puesta me agaché a guardar algo en la mochila. Es la otra señora en la misma escena mirándonos a les tres con ternura. Es el único hombre del grupo esperándonos cada vez que íbamos a cambiarnos o al baño solamente. Es mi amigue subiéndose en el tren después del nuestro, y el chico por vivir más cerca llegando antes. Es nosotros tres antes de que llegue mi amigue desayunando en Starbucks y cuando llega elle salir corriendo por tener miedo de no llegar a la lancha. Es la proveeduría en donde pagamos por transferencia con la zona wifi de la señora que atendía porque con nuestra compañía de teléfono no teníamos señal. Es la mesa donde nos sentamos a comer. Es el señor que nos dijo que por ser ciegos tengamos cuidado con la escalera. Es la gente hablándole a Tesorito todo el tiempo como si por ser la única que veía a pesar de ser la más chiquita se tuviese que hacer cargo de nosotres tres. conversaciones profundas. Confesiones. llanto, risa, juegos, mate, comida, abrazos, hierba, yerba. Una señora alcanzándonos una mesa y sillas. Mi amigue y yo turnándonos para jugar con Tesorito en el río y no descuidar las cosas. Son los candaditos con iniciales que no le pude comprar y también la cadenita con la piedra que le compró mi amigue. Churros sin tacc, alfajorcitos de maicena, comida sin tacc, y el agua caliente más cara del mundo, o eso nos pareció. Es la música de la gente que tenía prohibido usar parlantes. Son los mensajes de whatsapp llegando y enviándose muy esporádicamente por la falta de señal. Es el río plano, la arena caliente, el sol quemándonos los pies. Es la mugre que nos lavamos en las duchas o ir al baño para sacarnos la arena hasta de donde te imagines. 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Son los videos, las fotos, la gente, la buena onda de todos los empleados del lugar. Es el guitarrista tocando canciones bonitas entre las que estaba \"Bajan\" de pescado rabioso, y la premonición implícita de que te aparecerías en el viaje de regreso. Y subimos al tren, nos fuimos. Apareciste. Me Lo Dijo el Tigre, Me Lo Dijo el Mitre, Me Lo Dijo mi amiga del otro lado del whatsapp, Me Lo Dijo el psiquiatra. Generalmente las personas no cambian. Es ella tan integrada en mi mente como si siempre hubiese estado ahí. Es ella, son ellas, son cada una. Pero no sos vos, no soy yo. Y lo dije, te lo dije, Me Lo Dije. Y el transcurrir del tiempo y el espacio se modificaron. Tanto así que nos dimos cuenta que estábamos llegando a Nuñez cuando ya estábamos ahí. Y corrimos. Y Tesorito y yo bajamos. Pero elles no. Me Lo Dijo el bastón de mi amigue atrapado en las puertas del tren. Me Lo Dijo Tesorito asustada y dándose cuenta de que estábamos solas en una estación en la que había muy poca gente, sin saber para donde ir y con la mochila de mi amigue en las manos. Se lo dije yo cuando recordé que por haber empezado a usar una app de entrenamiento el teléfono se me había quedado sin batería. Se lo dije yo cuando entendí que elles seguro bajaban en la estación siguiente y volvían. Buscamos una salida, pedimos ayuda y cruzamos al otro lado. Con el teléfono de ella llamamos a mi amigue y efectivamente comprobamos que eso iban a hacer. Fueron elles llegando en el siguiente tren con destino a Tigre diciendo que iban a denunciar la pérdida de la mochila a la policía cuando en realidad la teníamos nosotras. Fue la policía haciéndose eco del supuesto robo y yo explicando lo que pasó. Les pedimos indicaciones y salimos. Caminamos unas cuadras y entre calles y avenidas había de pronto seis personas indicándones donde teníamos que tomar el bondi. llegamos, lo tomamos, viajamos y bajamos. Pedimos ayuda para cruzar balbín a un chico que tenía de buena onda lo mismo que de imprudente y que por su descuido y la irresponsabilidad de los automovilistas estuvieron a punto de atropellar a Tesorito. Pero mis reflejos, intuición o como quieras llamarlo hicieron que la lleve hacia atrás del brazo y la salve. Es la vereda, el edificio, el ascensor, el departamento, el perrito, la música, la comida, la yerba, la hierba, las charlas, son ellas. Sí, ellas. Formando tan parte de todo, de mí. Es la tortura, el ataque constante a mi psiquis con la crueldad alegre y placentera que solo pocas personas tienen la capacidad de lograr. Es Tesorito reclamándome que me vaya a dormir con ella. Somos Tesorito y yo buscándote. Google, youtube, con solo dos datos: Tu nombre y que cantabas en el tren. Videos, un comentario tuyo, tu canal, tu usuario. Tu instagram, tu música en spotify. Sos vos diciéndome: \"Dejame gritar. ¿Por qué me querés apagar? ¿Qué te incomoda? Que sea yo misma te hace temblar\". Soy yo diciéndoselo a todo aquel que quiera escuchar y que quiera sentirse tocado/a por la frase. Son Pablo Milanés, Silvio Rodríguez, Joan Manuel Serrat, Ismael Serrano, María Carrasco, de esa noche. El mate, los churros y medialunas del día siguiente. La charla sobre política, trabajo, economía, sindicatos, discapacidad. Son los machirulos y las feminazis. es turnarnos la noche anterior para bañarnos ni bien habíamos llegado. El matambre a la pizza, la parrillada que nos sobró, es Tesorito contra el pollo. Es el loco del taxi que al volver para casa iba a los santos pedos y que casi choca. Somos nosotros/as/es subiendo la escalera cinco pisos para quemar calorías. Somos Tesorito y yo olvidándonos mis ojotas y no recuerdo qué más en la casa de elle. Sos vos quizás leyendo todo esto y preguntándote realmente quién es esta loca de mierda. Son ellas diciéndote que, sí, la conocemos. Sabemos quien es. Es el rock nacional acompañando ese desayuno a las 12 del mediodía. Es el pop, el indie y de nuevo el rock. Son Charly y Spinetta rezando por mí, por vos, por todos, por todas, por todes. Soy yo intentando por quincuagésima vez sacarla de mi mente, de mi vida, de mi corazón. Soy yo entendiéndome, valorándome, queriéndome. Sabiendo que soy diferente, única. Ni buena, ni mala. Solo humana, solo una persona. Y que no me merezco que me traten mal, que me menosprecien. Sea quien sea y por la razón que sea. Que tengo mucha gente que me quiere alrededor y que me quiere ver bien. Es el chico de las pantuflas mojadas y la remera al revés. Es le chique que organiza juntaditas lindas en su casa con un hermoso y cariñoso perrito. Es Tesorito con una infinidad de sentimientos y emociones tan grandes que jamás podría describir. Soy yo. Con mis virtudes, mis defectos. Mis aciertos, mis fracasos. Mis contradicciones, mis acuerdos. Me Lo Dijo el Tigre, el Mitre, la playa, la arena, el río, la gente, el perrito, les niñes, sus familias, Me Lo Dijiste vos, Me Lo Dicen mis amigas, mis pocos (y cada vez menos) amigos, Me Lo Dicen ellas, Me Lo Digo yo. Me Lo Dijo Charly, el flaco Spinetta, Fabiana Cantilo, Fito Paez. \"Ya despiértate nena, y así verás, lo bello y dulce que es amar\".", "Spanish Latin American Female");
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¡Buenas! Vuelvo con una entrada de tecnología de esas que tanto gustan y que tienen gran difusión. Pero esta vez, es una entrada muy especial. ¿Por qué? Porque es un proyecto en el que yo misma estoy trabajando.
Tiempo atrás, mi amiga Marina Piemonte (Meri) creó un proyecto de testeo de accesibilidad para tener una fuente de ingresos. Por varias razones, en su momento no pudo continuarlo. Hace poco, decidimos entre las 2 retomar ese proyecto. Darle una vuelta de tuerca para hacerlo funcionar. Y he aquí, que al fin lo hemos sacado a la luz.
Sí, exacto. Como imaginarán quienes ya conocen el blog, este estaba dentro de la página de inicio al principio, y dentro de la página Cosillas extras. Pero claro, como ahora tiene su propio sitio web, va a ser sacado de ahí, y va a aparecer en el menú de este blog y en la página Acerca de mí.
En fin. Basta de tanto palabrerío y vamos a lo importante. Acá, les presentamos el nuevo Insert+.
Nota: Meri, te quiero muchísimo. Gracias por ayudarme a tener entusiasmo de nuevo por la tecnología y todas estas cosillas.
Presentación
Somos un proyecto gestionado por personas con discapacidad visual, que tiene por objetivo crear un puesto de trabajo para poder generar ingresos, y al mismo tiempo poder concientizar sobre la importancia de la accesibilidad en las páginas webs y en los contenidos digitales.
Destacamos que es fundamental en esta era digital, tener en cuenta a las personas con discapacidad, para que no quede nadie afuera. Esas personas que no pueden acceder a tus páginas webs o a tus contenidos digitales son un gran porcentaje de tu público que va a elegir otra marca, perdiendo así posibles clientes.
Si estás a punto de emprender un desarrollo de algún producto o sitio web, podemos ayudarte a incluir la accesibilidad desde el principio, diseñando tu página web teniendo en cuenta la accesibilidad desde la perspectiva de las personas con discapacidad.
Si tu producto ya está desarrollado y querés saber si es accesible, podemos ayudarte con nuestro servicio de auditoría, que consiste en realizar pruebas de accesibilidad en tu página web. Generamos informes en base a los criterios de las Pautas de Accesibilidad para el Contenido Web, y asesoramos en el proceso de remediación de los fallos de accesibilidad encontrados.
También podemos asesorarte para que tus redes sociales y los contenidos digitales que publiques sean accesibles, teniendo en cuenta ciertas pautas como el texto alternativo en las imágenes, o el subtitulado en los videos.
Creemos firmemente que la perspectiva de los usuarios reales es la que hay que tener en cuenta a la hora de desarrollar un producto o de testear el mismo para saber si es accesible. Contratar personas con discapacidad nos beneficia a todos.
Luchamos por un mundo donde algún día las personas con discapacidad seamos sujetos de derechos, personas con oportunidades iguales a las del resto, con acceso a la información en formatos accesibles para poder trabajar, acceder a internet y las distintas tecnologías y poder vivir con autonomía.
Desde allí, vas a poder acceder a la página de contacto, nuestras redes sociales y las redes sociales del proyecto.
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¡Porfa difundilo y compartilo!
Los peones no se convertirán en damas
listenButton11.onclick = function(){
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}else{
responsiveVoice.speak("Me Lo Dijo el Tigre. El viaje. Mi psiquiatra, mi psicóloga, mis amigas. La arena y el río. Me lo dijo el flaco Spinetta. Me lo dijo ella, me lo dijiste vos, me lo dije yo. \"YA DESPIÉRTATE NENA\", gritaste y parecía como si me lo hubieses gritado a mí. Me lo dije yo cuando me quedé sin habla durante el tiempo que duró tu interpretación. Se lo dije a mis compañeres de viaje cuando hice algo que nadie se esperaba que hiciera. Ni siquiera yo misma. Te acercaste pasando la gorra y mientras elles debatían con cuánto iban a colaborar, yo no dejaba de pensar si realmente quería hacerlo o no. Pero te acercaste: \"Disculpame, ¿te puedo decir algo? Ay sí\", me respondiste. \"Nunca hice esto y es probable que no volvamos a cruzarnos jamás en la vida. Pero me gustás. Ay, gracias\". Respondiste mientras nos imaginaba coloradas como un tomate a las dos. Dejé de buscarle una explicación a las cosas que me acontecen. Entendí que tengo una vida intensa. emocionalmente fuerte. Que no dejan de pasarme cosas buenas, malas e intermedias. Es difícil dejar ir a alguien, hacer un duelo y terminarlo cuando por alguna razón que no llegás a comprender, todo te la recuerda. Pero las personas van y vienen. A veces ni siquiera llegás a comprender ese proceso. Es como el tábano que pica al chico con el que te cruzaste pocas veces y con el cual llegaste a tener charlas muy profundas en tan solo dos días. Es el tren Mitre desde Retiro a Tigre. Es la lancha que no nos quiere llevar pero en la que terminamos subiendo. O creo que era otra, no lo sé. Es el tipo de la entrada de la playa dándonos explicaciones. Es la gente de bien que te da una mano. Es mi tesorito preciado jugando en el río y la arena como si no existiese nada más maravilloso en el mundo. Es la señora que nos dice yo acompaño a los hombres al baño de varones y yo diciéndole: \"Bueno entonces nosotres vamos al de mujeres. Mi tesorito, mi amigue y yo. Es la señora y la nena mirándome con cara de orto en el baño cuando con la malla puesta me agaché a guardar algo en la mochila. Es la otra señora en la misma escena mirándonos a les tres con ternura. Es el único hombre del grupo esperándonos cada vez que íbamos a cambiarnos o al baño solamente. Es mi amigue subiéndose en el tren después del nuestro, y el chico por vivir más cerca llegando antes. Es nosotros tres antes de que llegue mi amigue desayunando en Starbucks y cuando llega elle salir corriendo por tener miedo de no llegar a la lancha. Es la proveeduría en donde pagamos por transferencia con la zona wifi de la señora que atendía porque con nuestra compañía de teléfono no teníamos señal. Es la mesa donde nos sentamos a comer. Es el señor que nos dijo que por ser ciegos tengamos cuidado con la escalera. Es la gente hablándole a Tesorito todo el tiempo como si por ser la única que veía a pesar de ser la más chiquita se tuviese que hacer cargo de nosotres tres. conversaciones profundas. Confesiones. llanto, risa, juegos, mate, comida, abrazos, hierba, yerba. Una señora alcanzándonos una mesa y sillas. Mi amigue y yo turnándonos para jugar con Tesorito en el río y no descuidar las cosas. Son los candaditos con iniciales que no le pude comprar y también la cadenita con la piedra que le compró mi amigue. Churros sin tacc, alfajorcitos de maicena, comida sin tacc, y el agua caliente más cara del mundo, o eso nos pareció. Es la música de la gente que tenía prohibido usar parlantes. Son los mensajes de whatsapp llegando y enviándose muy esporádicamente por la falta de señal. Es el río plano, la arena caliente, el sol quemándonos los pies. Es la mugre que nos lavamos en las duchas o ir al baño para sacarnos la arena hasta de donde te imagines. Es les tres contándonos cosas súper fuertes mientras Tesorito jugaba cerca y yo le gritaba cada 5min o menos para saber cómo estaba. Es Tesorito teniendo miedo de las olas grandes que probocaban las lanchas, botes y barcos que pasaban cerca por el río del otro lado de las boyas de seguridad. Soy yo sujetando a Tesorito para que no se caiga y se asuste. Es su intensidad, su cariño, su amor, sus caprichitos, su ansiedad, su inacabable energía. Es correr a guardar las cosas e intentar convencer a Tesorito de que nos teníamos que ir porque si perdíamos la lancha nos quedábamos ahí hasta el día siguiente. Es el chico al que se le rompieron las ojotas en una salida anterior y ahora andaba con pantuflas para todos lados porque le había dado paja comprarse unas. Es la vuelta. No a casa, sino a lo de mi amigue. Es volver en lancha y sentarnos atrás de todo, estirar las manos y tocar el agua cuando el traquetear de la misma la elevaba hacia nuestros brazos. Son los videos, las fotos, la gente, la buena onda de todos los empleados del lugar. Es el guitarrista tocando canciones bonitas entre las que estaba \"Bajan\" de pescado rabioso, y la premonición implícita de que te aparecerías en el viaje de regreso. Y subimos al tren, nos fuimos. Apareciste. Me Lo Dijo el Tigre, Me Lo Dijo el Mitre, Me Lo Dijo mi amiga del otro lado del whatsapp, Me Lo Dijo el psiquiatra. Generalmente las personas no cambian. Es ella tan integrada en mi mente como si siempre hubiese estado ahí. Es ella, son ellas, son cada una. Pero no sos vos, no soy yo. Y lo dije, te lo dije, Me Lo Dije. Y el transcurrir del tiempo y el espacio se modificaron. Tanto así que nos dimos cuenta que estábamos llegando a Nuñez cuando ya estábamos ahí. Y corrimos. Y Tesorito y yo bajamos. Pero elles no. Me Lo Dijo el bastón de mi amigue atrapado en las puertas del tren. Me Lo Dijo Tesorito asustada y dándose cuenta de que estábamos solas en una estación en la que había muy poca gente, sin saber para donde ir y con la mochila de mi amigue en las manos. Se lo dije yo cuando recordé que por haber empezado a usar una app de entrenamiento el teléfono se me había quedado sin batería. Se lo dije yo cuando entendí que elles seguro bajaban en la estación siguiente y volvían. Buscamos una salida, pedimos ayuda y cruzamos al otro lado. Con el teléfono de ella llamamos a mi amigue y efectivamente comprobamos que eso iban a hacer. Fueron elles llegando en el siguiente tren con destino a Tigre diciendo que iban a denunciar la pérdida de la mochila a la policía cuando en realidad la teníamos nosotras. Fue la policía haciéndose eco del supuesto robo y yo explicando lo que pasó. Les pedimos indicaciones y salimos. Caminamos unas cuadras y entre calles y avenidas había de pronto seis personas indicándones donde teníamos que tomar el bondi. llegamos, lo tomamos, viajamos y bajamos. Pedimos ayuda para cruzar balbín a un chico que tenía de buena onda lo mismo que de imprudente y que por su descuido y la irresponsabilidad de los automovilistas estuvieron a punto de atropellar a Tesorito. Pero mis reflejos, intuición o como quieras llamarlo hicieron que la lleve hacia atrás del brazo y la salve. Es la vereda, el edificio, el ascensor, el departamento, el perrito, la música, la comida, la yerba, la hierba, las charlas, son ellas. Sí, ellas. Formando tan parte de todo, de mí. Es la tortura, el ataque constante a mi psiquis con la crueldad alegre y placentera que solo pocas personas tienen la capacidad de lograr. Es Tesorito reclamándome que me vaya a dormir con ella. Somos Tesorito y yo buscándote. Google, youtube, con solo dos datos: Tu nombre y que cantabas en el tren. Videos, un comentario tuyo, tu canal, tu usuario. Tu instagram, tu música en spotify. Sos vos diciéndome: \"Dejame gritar. ¿Por qué me querés apagar? ¿Qué te incomoda? Que sea yo misma te hace temblar\". Soy yo diciéndoselo a todo aquel que quiera escuchar y que quiera sentirse tocado/a por la frase. Son Pablo Milanés, Silvio Rodríguez, Joan Manuel Serrat, Ismael Serrano, María Carrasco, de esa noche. El mate, los churros y medialunas del día siguiente. La charla sobre política, trabajo, economía, sindicatos, discapacidad. Son los machirulos y las feminazis. es turnarnos la noche anterior para bañarnos ni bien habíamos llegado. El matambre a la pizza, la parrillada que nos sobró, es Tesorito contra el pollo. Es el loco del taxi que al volver para casa iba a los santos pedos y que casi choca. Somos nosotros/as/es subiendo la escalera cinco pisos para quemar calorías. Somos Tesorito y yo olvidándonos mis ojotas y no recuerdo qué más en la casa de elle. Sos vos quizás leyendo todo esto y preguntándote realmente quién es esta loca de mierda. Son ellas diciéndote que, sí, la conocemos. Sabemos quien es. Es el rock nacional acompañando ese desayuno a las 12 del mediodía. Es el pop, el indie y de nuevo el rock. Son Charly y Spinetta rezando por mí, por vos, por todos, por todas, por todes. Soy yo intentando por quincuagésima vez sacarla de mi mente, de mi vida, de mi corazón. Soy yo entendiéndome, valorándome, queriéndome. Sabiendo que soy diferente, única. Ni buena, ni mala. Solo humana, solo una persona. Y que no me merezco que me traten mal, que me menosprecien. Sea quien sea y por la razón que sea. Que tengo mucha gente que me quiere alrededor y que me quiere ver bien. Es el chico de las pantuflas mojadas y la remera al revés. Es le chique que organiza juntaditas lindas en su casa con un hermoso y cariñoso perrito. Es Tesorito con una infinidad de sentimientos y emociones tan grandes que jamás podría describir. Soy yo. Con mis virtudes, mis defectos. Mis aciertos, mis fracasos. Mis contradicciones, mis acuerdos. Me Lo Dijo el Tigre, el Mitre, la playa, la arena, el río, la gente, el perrito, les niñes, sus familias, Me Lo Dijiste vos, Me Lo Dicen mis amigas, mis pocos (y cada vez menos) amigos, Me Lo Dicen ellas, Me Lo Digo yo. Me Lo Dijo Charly, el flaco Spinetta, Fabiana Cantilo, Fito Paez. \"Ya despiértate nena, y así verás, lo bello y dulce que es amar\".", "Spanish Latin American Female");
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La cucharita que faltaba. A pedido de algunas personas, y debido a que mi preocupación por el resultado de las elecciones paso 2023 me generó incertidumbre como a gran parte de la población, por supuesto, decidí escribir esta entrada para dar mi punto de vista. Además, cabe destacar que actualmente, dicha incertidumbre, ocupa el 33% de mi sesión psicológica semanal (el resto se divide entre mi historia con Nerea y otras cosas que ya conté). Y considerando que estoy también bajo tratamiento psiquiátrico, bueno, digamos que como me dijo una amiga, si el propio entorno no ayuda, más difícil se hace aún, el salir adelante.
Soy analista política desde siempre. Me preocupa que la gente pase hambre, desde que yo misma y mi familia, lo pasamos en los 90. Esta entrada, es un análisis de la situación política, económica y social actual, que sucede aquí en mi país, Argentina. Todo lo que van a leer a continuación, no es más que mi humilde opinión como ciudadana. No se le debe ser atribuida a ningún partido ni espacio político de ninguna índole. Habiendo aclarado este punto, comencemos.
Primero, quiero explicar el título de la entrada. Hace poco me compré un Ajedrez para ciegos. Supongo que lo correcto sería decir que es un ajedrez adaptado, ya que podemos jugar tanto personas que no vemos, cómo personas que ven. Bien, es un juego con el que me entusiasmé muchísimo, y al que le dedico bastante tiempo. Ayuda a reflexionar, a armar nuevas estrategias, a pensar, como me gusta a mí, y como estoy acostumbrada, con lógica. ¿Pero, qué tiene que ver esto con lo que dije al principio?
Pensemos en la situación política actual del país, como en un tablero de ajedrez. Cada uno, va haciendo sus propios movimientos, pensando su estrategia para ganarle al contrincante. Pero en este tablero imaginario, las cosas no son como en el convencional. Podemos observar 5 jugadores, que compiten por llegar a la casa rosada. Las blancas, las grises, las verdes y las negras por un lado, y como separándolos, podemos poner a los peones por el otro. ¿Y si los simbolizamos con el color rojo, estaría mal?
Sí, ya sé. Mi artículo es tendencioso. Obvio que lo va a ser. Es mi opinión, y mi sitio web, por ende, al menos hasta ahora, como dice Baglietto, “La censura no existe mi amor”. ¿Continuamos? En el juegotradicional del ajedrez, si un peón logra llegar al lado contrario, se convierte en alguna de las piezas especiales del tablero. Y sin duda, la pieza con más facilidad de movimiento, es la dama. Y es que claro, al convertirse en dama, adopta todos sus movimientos y características. Pero en la realidad, parece no ser así.
Oportuncrisis
Creo que no tengo que citar el capítulo de Los Simpson en el que Lisa le dice a Homero que en chino, la palabra crisis, significa oportunidad. ¿Y en nuestro caso, oportunidad para quién? Porque es claro que desde hace unos años, estamos en una crisis de la que no solo nadie nos pudo (o nos quiso) sacar, si no que además, fue empeorando cada vez más. Argentina pareciera estar girando en círculos bajo las mismas premisas, bajo los mismos de siempre. A pesar de ser los grandes actores y causantes del desplome del poder adquisitivo de la clase trabajadora, no solo se siguen postulando, si no que además, siguen ganando. La pregunta es: ¿Hasta cuando? Bueno, en realidad, así era. Hasta que un nuevo actor vino a patear el tablero.
Las verdes y el colmo de lo imposible
Una sociedad despolitizada, con hambre y cansada de vivir cada vez más para la mierda, harta de los mismos de siempre, son el cultivo perfecto para la aparición de personajes como este. Un tipo carismático, con un discurso en contra de los políticos tradicionales (la casta chorra y parasitaria) y con la promesa de llenar de dólares el país, ha sabido ganarse al 30% del electorado. Pero no solo es esto. Con ideas que retrasan años, en contra del feminismo, de las personas con discapacidad, de la identidad de género, de la legalización del aborto, de la enseñanza de la ESI en las escuelas, de la educación y la salud pública entre otros, si ganara, representaría un enorme retroceso para todos esos derechos que supimos conseguir. Y eso, es innegociable. Pero sigamos.
,Su candidata a vicepresidenta, es una acérrima negacionista del terrorismo de estado ocurrido entre los años 1974 y 1983. Para quienes leímos el nunca más, para quienes vimos la noche de los lápices, la fuga, y tantas otras series, películas y libros que nos cuentan la historia de aquellos años, para quienes vivimos la desaparición de Jorge Julio López en plena democracia, no solo es un insulto a nuestra inteligencia, si no, a nuestra memoria. No podemos permitir que personas con ideas tan nefastas nos gobiernen. Tenemos que ser partícipes de nuestros propios destinos, de nuestras propias decisiones. Tenemos que conservar los derechos que a pulso, y con la lucha de muchos compañeros y compañeras que estuvieron antes que nosotros, nos hemos ganado. Sus muertes, no tienen que ser en vano. Y ahora te preguntarás, ¿Entonces, qué hacemos?
Las negras, la seguridad y los jubilados
Esta mujer, no solo es responsable de la desaparición y muerte de Santiago Maldonado, Rafael Nahuel, y la doctrina Chocobar, 3 de los peores delitos contra la vida humana ocurridos en democracia, si no que además, formó parte de los peores gobiernos de nuestra historia en los últimos años. El de Macri, el de de la Rúa, el de Menem. Impulsó leyes en contra de los jubilados y los trabajadores, impulsó protocolos de libre represión a manifestantes por parte de la policía durante su cargo como ministra de seguridad de la nación, entre otras tantas cosas que podemos leer en su propia biografía en wikipedia.
Las blancas, y el síndrome del mal menor
Sin duda, teniendo una crisis económica como en la que nos encontramos actualmente, es obvio que cualquiera de estos 4 personajes, va a aplicar un ajuste al bolsillo de la clase trabajadora, ya sea para cumplir con los compromisos internacionales, como ya lo hizo este tercer candidato a presidente, o para dolarizar la economía, como pretende hacer el otro descarado. Sin entrar en la carrera política de este personaje, podemos decir que a pesar de que su política como ministro de economía haya sido nefasta y desastrosa, para muchos, es el nuevo mal menor. Sí, como lo hubiese sido Scioli en 2015, si no hubiese ganado Macri.
Las grises y la prueba de que estamos rodeados de viejos vinagres
Este cuarto candidato, no solo nos demuestra que la vieja política y rancia sigue ocupando un lugar en la escena nacional, si no que además, también podemos ver que continúan fragmentándose entre ellos, sin llegar a acuerdos para conseguir un consenso general, que les permita seguir haciéndose con el poder. Acá no sé qué pensaría Perón realmente, y no me interesa. Quizás, el día de mañana, podamos reflejar posibles pensamientos de seres ya fallecidos con la inteligencia artificial. Ya es posible clonar voces humanas. No me extrañaría. Pero mientras tanto, sigamos con los “vivos”, que de esos, ya tenemos bastante.
La historia prosigue pero amigo yo ya la vi
Si tenemos un poco de memoria, la incapacidad del radicalismo en los 80 para contrarrestar la crisis económica dejada por la dictadura militar, terminó en un estallido social en 1989, que propició la asunción del peronista Carlos Menem como presidente, incluso con el apoyo de partidos de izquierda. Tiempo después, este señor dijo: “Si yo hubiese dicho desde un principio lo que iba a hacer, nadie me hubiese votado”. El 1 a 1 (1 peso argentino igual a 1 dólar estadounidense) promovido e implementado por su ministro de economía, junto con la reducción del gasto público despidiendo a trabajadores, fue lo que hizo que la crisis, no encontrara punto de retorno. Privatización de empresas, privatización de las jubilaciones, entre otras medidas antipopulares, permitieron que en 1999, el radicalismo ganara de nuevo las elecciones. Pero claro, no se puede arreglar en un año o 2, o 4, lo que se destruyó en 10, aunque así se quisiera hacer, cosa que claro, no sucedió.
Un nuevo estallido social tuvo lugar en 2001, lo que dio pie para la asunción de Eduardo Duhalde como presidente, y posteriormente, los Kirchner. La bonanza económica de aquellos años, se debió a un aumento en las exportaciones, cosa en la que no solo se vio beneficiada la Argentina, si no todos los países de la región. Brasil y Venezuela, también con gobiernos populares, aprovecharon estos enviones para afianzar un espacio político propio. De ahí salió, el Nac&Pop (Nacional y Popular). Pero como tenemos “El karma de vivir al sur”, las buenas nuevas, no pueden durar para siempre.
La crisis financiera de 2008, fue desencadenando en los años posteriores, medidas antipopulares por parte de la entonces presidenta, Cristina Fernández de Kirchner. Esto no solo provocó el decaimiento de su espacio político, si no, la asunción de un jugador imprevisible.
Prometiendo una lluvia de inversiones que nunca llegó, endeudando al país por años con el préstamo más grande de la historia pedido al FMI (del que no vimos ni un dólar), con el caso de los “Panamá Papers” y las escuchas telefónicas de por medio, El gobierno de la alegría, bailando al ritmo de Gilda, llegó para dar un discurso que venía a “cambiar”, con que estábamos viviendo hasta entonces. Y sí, cambió. Pero para peor en el caso del pueblo, y para mejor en el caso de sus amigos empresarios. En 2019, las paso propiciaron de la mano de Alberto Fernández, y con una jugada de Cristina Kirchner que, sin ser simpatizante suya, logró mi admiración política, la victoria nuevamente del peronismo. La corrida cambiaria después de esas elecciones paso del 2019, perpetuada por el entonces presidente Macri, permitieron aún más la devaluación del salario.
Pero ahí, no estaba todo dicho. Con la gente festejando en la plaza de mayo el 10 de diciembre, se creía que la buena vida iba a volver. Pandemia de por medio, devaluación aún más fuerte de la moneda, imposibilidad de ejercer control de precios, inflación de más del 100% anual y leyes antipopulares como la ley de alquileres, el gobierno de Alberto Fernández, es uno de los más incompetentes que tuvimos. Sin embargo, como ya mencioné, un candidato propuesto por su espacio político, es quien más chances tiene de llegar a la presidencia.
Los peones rojos, no se convertirán en damas
Está claro que parte de la sociedad, está descontenta (y con toda razón) con las políticas económicas llevadas a cabo por los 2 últimos gobiernos más que nada, pero a mi parecer, no podemos dejar de lado que la crisis como ya dije, empezó muchísimo antes. Lo que realmente me preocupa, es que la izquierda no haya podido capitalizar en estos últimos 4 años ese descontento social para llevar a la clase trabajadora a una competencia más firme en la escena política.
Entendiendo a la izquierda
Hay que aclarar, que la izquierda no es un partido tradicional. Por ejemplo, vayamos al nombre del espacio político: “Frente de Izquierda y de los Trabajadores”. ¿Suena lindo, no? ¿Pero, quienes tienen noción realmente de la diferencia entre izquierda y derecha? Los partidos de centro derecha o derecha directamente, no tienen este tipo de nombres. El de Milei, para mí debería llamarse: “Frente de la Derecha y de la Sumisión al Imperialismo Yanqui”. El de pato, “Unión por Derecha para la Represión y el Ajuste”. El de sergio, “Frente de Derecha patriótico para los Empresarios”. Y el cuarto, no se me ocurre. Hasta acá llega mi imaginación. A lo que quiero llegar, es que con el uso de las palabras y el discurso político, disfrazan la verdad adornándola con algo biensonante, al estilo de los espejitos mágicos. Y gran parte de la sociedad desafortunadamente, absorbe esos discursos. Aún así, atribuir el medio triunfo de la derecha solo a la semántica, sería por mi parte un grave error. La criminalización de la protesta social, la demonización de la izquierda por parte de casi todo el arco político independientemente del partido al que pertenezcan (al estilo de la comuna de parís) hace que sean estos los malos de la película, por ser violentos, por estar en contra del resto, y hasta por usar IPhones o comprar dólares, entre otras ridiculeces.
Lo cierto es que los partidos de izquierda, están para concientizar a las minorías y a la clase trabajadora en su conjunto, sobre los derechos que tienen, para conservarlos, y los que aún no saben que deberían tener, para luchar por ellos. Pero evidentemente, esto no es tan fácil, si la derecha continúa ganando terreno. Una salida por derecha como la que se plantea con Milei, si logramos sobrevivir como una nación independiente, traería 4 años después, en una nueva posible salida peronista, como ocurrió en 2015, como está ocurriendo ahora. Por esto que decía anteriormente, del síndrome del mal menor. La porción de la sociedad que está realmente politizada, sí vota de acuerdo a sus ideas y convicciones. Pero ni son los muchos, y además, en los casos en los que pueden elegir entre varios candidatos, deciden votar a este mal menor.
Una persona que hace muchos años hizo campaña por el peronismo, me contó que en esas elecciones, había votado a los comunistas. Porque no iba a votar a todos esos chorros de mierda. Y se mantuvo en su postura hasta el 2015, cuando decidió votar a Scioli, para que no asumiera Macri. Y no es el único caso. Todas esas personas saben que la izquierda no va a ganar como partido. Pero sí comprenden las implicancias que conlleva tener una ideología socialista. En este sentido, sí se puede decir que son personas politizadas y con conciencia de clase, a pesar de su elección en el cuarto oscuro. Pero claro. Eso es para elecciones generales, o más precisamente para el balotaje. En las paso, sí se suele demostrar su convicción política. Y ahí es donde me preocupa que, a pesar de conservar su base electoral, la izquierda no haya capitalizado alguna porción del electorado, para incrementar su participación y seguir enfrentando al establishment.
Algo está por llegar, algo está por venir…
Lo que va a suceder en octubre, es sin dudas el peor de los pronósticos. O gana Milei, o gana la represora, o gana el mal menor. Ninguno de los 3 candidatos con mayores probabilidades, tiene un plan que incluya la mejora de la calidad de vida del pueblo. Es más, todo lo contrario. Porque más allá de dolarizar la economía o no, sí es cierto que quienes nos manejan y nos van a seguir manejando la agenda económica y social suba quién suba, es nuestro “bien amado” Fondo Monetario Internacional. Y es que, si vos pedís plata prestada, el prestamista es quien pone las condiciones para su devolución. Pero eso no es todo. Los que reniegan de la casta chorra y parasitaria, no solo llegaron a donde están ahora de la mano de sus amigos empresarios, si no que además, están a favor de las políticas implementadas por un tal… Domingo, ministro de economía de los 90, y en la última parte del gobierno de la alianza. Sí, así es. El señor que implementó el tan recordado, corralito financiero. Hay nombres que no deben pronunciarse, porque traen mala suerte. Y si bien no soy supersticiosa, para ciertas cosas, es creer o reventar.
Ahora, recapitulemos. El candidato a presidente, es admirador de las políticas implementadas por ese ministro de economía de los 90 y responsable del corralito del 2001. Y su candidata a la vicepresidencia es una acérrima defensora de la teoría del supuesto terrorismo comunista que asoló nuestro pobre país, y que la fuerza militar en su conjunto, tuvo que erradicar por el bien de la patria. Entiéndase el sarcasmo, por favor.
Pero mucho más allá de nuestros derechos, que como ya dije son innegociables, lo que vayan a hacer económicamente, definitivamente va a afectarnos como sociedad. En el peor de los casos, nosotros mismos o amigos, conocidos, familiares y personas a las que queremos mucho, podríamos quedarnos sin trabajo. Y no podemos permitir que sigan degradando la calidad de vida del pueblo trabajador en beneficio de los empresarios, los acreedores extranjeros, o sus propios bolsillos. El clásico “roba pero hace”, se tiene que terminar. Pongamos un ejemplo. Vos tenés una casa que mantener, y te endeudaste con las tarjetas de crédito. Lo lógico sería pagar las cuentas. Pero no si para eso, te quedás sin comer. Porque si es así, entonces “la casa no está en orden”. Además, hay que destacar que gran parte de esa deuda externa, corresponde a la privatización de deudas de empresas durante la dictadura. Es como cuando el tesoro de Estados Unidos le prestó dinero a los bancos durante la crisis financiera de 2008, para disminuir un poco su impacto. La principal diferencia, es que ellos tienen con qué, aunque sea de igual forma, con los impuestos pagados por el pueblo. Nosotros, no solo no tenemos esa cantidad de dinero, si no que tenemos que comprender, que esa deuda no fue contraída por el pueblo. Y por ende, no es este quien tiene que pagarla.
Creo que tenemos que entender y explicar, que la gente que ven en las listas de esos candidatos, son los mismos que vienen gobernando u ocupando un lugar como supuestos servidores públicos durante los últimos 20 a 40 años. Que formaron parte de alguna u otra manera de todos los gobiernos. Que siempre se asociaron al empresario que mejor concuerde con sus intereses. Que dieron beneficios a militares condenados por delitos de lesa humanidad. Que mantienen en las fuerzas policiales a muchos de los oficiales de aquella época. Que reprimen a los manifestantes que protestan por una mejor calidad de vida. Y porque dijimos como sociedad, “Nunca más un 24 de marzo de 1976”. Pero para todo esto, tenemos que informarnos, politizarnos, prestar atención, analizar, leer sus propuestas, y recién después, ir a votar. Porque, sí. Ahora mismo, los peones no se convertirán en damas. Pero si todos aportamos un granito de arena, estoy segura que en algún momento, va a pasar. Y ese va a ser el verdadero jaque-mate. Una sociedad en la que cada uno de nosotros, tenga voto y participación sobre cualquier decisión. Como dijo Rosa Luxemburgo: Por un mundo donde seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres.
Pasó el amor
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responsiveVoice.speak("Me Lo Dijo el Tigre. El viaje. Mi psiquiatra, mi psicóloga, mis amigas. La arena y el río. Me lo dijo el flaco Spinetta. Me lo dijo ella, me lo dijiste vos, me lo dije yo. \"YA DESPIÉRTATE NENA\", gritaste y parecía como si me lo hubieses gritado a mí. Me lo dije yo cuando me quedé sin habla durante el tiempo que duró tu interpretación. Se lo dije a mis compañeres de viaje cuando hice algo que nadie se esperaba que hiciera. Ni siquiera yo misma. Te acercaste pasando la gorra y mientras elles debatían con cuánto iban a colaborar, yo no dejaba de pensar si realmente quería hacerlo o no. Pero te acercaste: \"Disculpame, ¿te puedo decir algo? Ay sí\", me respondiste. \"Nunca hice esto y es probable que no volvamos a cruzarnos jamás en la vida. Pero me gustás. Ay, gracias\". Respondiste mientras nos imaginaba coloradas como un tomate a las dos. Dejé de buscarle una explicación a las cosas que me acontecen. Entendí que tengo una vida intensa. emocionalmente fuerte. Que no dejan de pasarme cosas buenas, malas e intermedias. Es difícil dejar ir a alguien, hacer un duelo y terminarlo cuando por alguna razón que no llegás a comprender, todo te la recuerda. Pero las personas van y vienen. A veces ni siquiera llegás a comprender ese proceso. Es como el tábano que pica al chico con el que te cruzaste pocas veces y con el cual llegaste a tener charlas muy profundas en tan solo dos días. Es el tren Mitre desde Retiro a Tigre. Es la lancha que no nos quiere llevar pero en la que terminamos subiendo. O creo que era otra, no lo sé. Es el tipo de la entrada de la playa dándonos explicaciones. Es la gente de bien que te da una mano. Es mi tesorito preciado jugando en el río y la arena como si no existiese nada más maravilloso en el mundo. Es la señora que nos dice yo acompaño a los hombres al baño de varones y yo diciéndole: \"Bueno entonces nosotres vamos al de mujeres. Mi tesorito, mi amigue y yo. Es la señora y la nena mirándome con cara de orto en el baño cuando con la malla puesta me agaché a guardar algo en la mochila. Es la otra señora en la misma escena mirándonos a les tres con ternura. Es el único hombre del grupo esperándonos cada vez que íbamos a cambiarnos o al baño solamente. Es mi amigue subiéndose en el tren después del nuestro, y el chico por vivir más cerca llegando antes. Es nosotros tres antes de que llegue mi amigue desayunando en Starbucks y cuando llega elle salir corriendo por tener miedo de no llegar a la lancha. Es la proveeduría en donde pagamos por transferencia con la zona wifi de la señora que atendía porque con nuestra compañía de teléfono no teníamos señal. Es la mesa donde nos sentamos a comer. Es el señor que nos dijo que por ser ciegos tengamos cuidado con la escalera. Es la gente hablándole a Tesorito todo el tiempo como si por ser la única que veía a pesar de ser la más chiquita se tuviese que hacer cargo de nosotres tres. conversaciones profundas. Confesiones. llanto, risa, juegos, mate, comida, abrazos, hierba, yerba. Una señora alcanzándonos una mesa y sillas. Mi amigue y yo turnándonos para jugar con Tesorito en el río y no descuidar las cosas. Son los candaditos con iniciales que no le pude comprar y también la cadenita con la piedra que le compró mi amigue. Churros sin tacc, alfajorcitos de maicena, comida sin tacc, y el agua caliente más cara del mundo, o eso nos pareció. Es la música de la gente que tenía prohibido usar parlantes. Son los mensajes de whatsapp llegando y enviándose muy esporádicamente por la falta de señal. Es el río plano, la arena caliente, el sol quemándonos los pies. Es la mugre que nos lavamos en las duchas o ir al baño para sacarnos la arena hasta de donde te imagines. Es les tres contándonos cosas súper fuertes mientras Tesorito jugaba cerca y yo le gritaba cada 5min o menos para saber cómo estaba. Es Tesorito teniendo miedo de las olas grandes que probocaban las lanchas, botes y barcos que pasaban cerca por el río del otro lado de las boyas de seguridad. Soy yo sujetando a Tesorito para que no se caiga y se asuste. Es su intensidad, su cariño, su amor, sus caprichitos, su ansiedad, su inacabable energía. Es correr a guardar las cosas e intentar convencer a Tesorito de que nos teníamos que ir porque si perdíamos la lancha nos quedábamos ahí hasta el día siguiente. Es el chico al que se le rompieron las ojotas en una salida anterior y ahora andaba con pantuflas para todos lados porque le había dado paja comprarse unas. Es la vuelta. No a casa, sino a lo de mi amigue. Es volver en lancha y sentarnos atrás de todo, estirar las manos y tocar el agua cuando el traquetear de la misma la elevaba hacia nuestros brazos. Son los videos, las fotos, la gente, la buena onda de todos los empleados del lugar. Es el guitarrista tocando canciones bonitas entre las que estaba \"Bajan\" de pescado rabioso, y la premonición implícita de que te aparecerías en el viaje de regreso. Y subimos al tren, nos fuimos. Apareciste. Me Lo Dijo el Tigre, Me Lo Dijo el Mitre, Me Lo Dijo mi amiga del otro lado del whatsapp, Me Lo Dijo el psiquiatra. Generalmente las personas no cambian. Es ella tan integrada en mi mente como si siempre hubiese estado ahí. Es ella, son ellas, son cada una. Pero no sos vos, no soy yo. Y lo dije, te lo dije, Me Lo Dije. Y el transcurrir del tiempo y el espacio se modificaron. Tanto así que nos dimos cuenta que estábamos llegando a Nuñez cuando ya estábamos ahí. Y corrimos. Y Tesorito y yo bajamos. Pero elles no. Me Lo Dijo el bastón de mi amigue atrapado en las puertas del tren. Me Lo Dijo Tesorito asustada y dándose cuenta de que estábamos solas en una estación en la que había muy poca gente, sin saber para donde ir y con la mochila de mi amigue en las manos. Se lo dije yo cuando recordé que por haber empezado a usar una app de entrenamiento el teléfono se me había quedado sin batería. Se lo dije yo cuando entendí que elles seguro bajaban en la estación siguiente y volvían. Buscamos una salida, pedimos ayuda y cruzamos al otro lado. Con el teléfono de ella llamamos a mi amigue y efectivamente comprobamos que eso iban a hacer. Fueron elles llegando en el siguiente tren con destino a Tigre diciendo que iban a denunciar la pérdida de la mochila a la policía cuando en realidad la teníamos nosotras. Fue la policía haciéndose eco del supuesto robo y yo explicando lo que pasó. Les pedimos indicaciones y salimos. Caminamos unas cuadras y entre calles y avenidas había de pronto seis personas indicándones donde teníamos que tomar el bondi. llegamos, lo tomamos, viajamos y bajamos. Pedimos ayuda para cruzar balbín a un chico que tenía de buena onda lo mismo que de imprudente y que por su descuido y la irresponsabilidad de los automovilistas estuvieron a punto de atropellar a Tesorito. Pero mis reflejos, intuición o como quieras llamarlo hicieron que la lleve hacia atrás del brazo y la salve. Es la vereda, el edificio, el ascensor, el departamento, el perrito, la música, la comida, la yerba, la hierba, las charlas, son ellas. Sí, ellas. Formando tan parte de todo, de mí. Es la tortura, el ataque constante a mi psiquis con la crueldad alegre y placentera que solo pocas personas tienen la capacidad de lograr. Es Tesorito reclamándome que me vaya a dormir con ella. Somos Tesorito y yo buscándote. Google, youtube, con solo dos datos: Tu nombre y que cantabas en el tren. Videos, un comentario tuyo, tu canal, tu usuario. Tu instagram, tu música en spotify. Sos vos diciéndome: \"Dejame gritar. ¿Por qué me querés apagar? ¿Qué te incomoda? Que sea yo misma te hace temblar\". Soy yo diciéndoselo a todo aquel que quiera escuchar y que quiera sentirse tocado/a por la frase. Son Pablo Milanés, Silvio Rodríguez, Joan Manuel Serrat, Ismael Serrano, María Carrasco, de esa noche. El mate, los churros y medialunas del día siguiente. La charla sobre política, trabajo, economía, sindicatos, discapacidad. Son los machirulos y las feminazis. es turnarnos la noche anterior para bañarnos ni bien habíamos llegado. El matambre a la pizza, la parrillada que nos sobró, es Tesorito contra el pollo. Es el loco del taxi que al volver para casa iba a los santos pedos y que casi choca. Somos nosotros/as/es subiendo la escalera cinco pisos para quemar calorías. Somos Tesorito y yo olvidándonos mis ojotas y no recuerdo qué más en la casa de elle. Sos vos quizás leyendo todo esto y preguntándote realmente quién es esta loca de mierda. Son ellas diciéndote que, sí, la conocemos. Sabemos quien es. Es el rock nacional acompañando ese desayuno a las 12 del mediodía. Es el pop, el indie y de nuevo el rock. Son Charly y Spinetta rezando por mí, por vos, por todos, por todas, por todes. Soy yo intentando por quincuagésima vez sacarla de mi mente, de mi vida, de mi corazón. Soy yo entendiéndome, valorándome, queriéndome. Sabiendo que soy diferente, única. Ni buena, ni mala. Solo humana, solo una persona. Y que no me merezco que me traten mal, que me menosprecien. Sea quien sea y por la razón que sea. Que tengo mucha gente que me quiere alrededor y que me quiere ver bien. Es el chico de las pantuflas mojadas y la remera al revés. Es le chique que organiza juntaditas lindas en su casa con un hermoso y cariñoso perrito. Es Tesorito con una infinidad de sentimientos y emociones tan grandes que jamás podría describir. Soy yo. Con mis virtudes, mis defectos. Mis aciertos, mis fracasos. Mis contradicciones, mis acuerdos. Me Lo Dijo el Tigre, el Mitre, la playa, la arena, el río, la gente, el perrito, les niñes, sus familias, Me Lo Dijiste vos, Me Lo Dicen mis amigas, mis pocos (y cada vez menos) amigos, Me Lo Dicen ellas, Me Lo Digo yo. Me Lo Dijo Charly, el flaco Spinetta, Fabiana Cantilo, Fito Paez. \"Ya despiértate nena, y así verás, lo bello y dulce que es amar\".", "Spanish Latin American Female");
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En esta oportunidad, les traigo un escrito de un gran amigo mío, que vive del otro lado del río de la plata, y al cual tuve el placer de conocer personalmente cuando fui para allá en 2018 en lo que fue mi primer y única salida del país. Ahora que lo pienso, estaría bueno hacer una crónica de ese viaje. Lo tomo como tarea para más adelante. Me pasaron muchas cosas, y fue una hermosísima experiencia en todos los sentidos.
Pasó el amor
Por Pablo Zelis.
Noche de paseo por la playa. Aplicamos la teoría de estar perdidos. Después de varias vueltas volvimos a la casa. A ver que dicen los chicos. Se abrió el foro digital y se oyeron varias voces varias ciudades. En conferencia todos contaban algo y de a poco nos acercamos. Se nos hizo costumbre el encuentro y empezamos a compartir el espacio, ese espacio, que existía cuando nos encontrábamos todos ahí. Lo primero que conocí de vos fue tu risa y tus canturreos casuales. Después de todo nos pusimos a jugar, nos hicimos los encontradizos y nos deleitó la compañía. Vos decías que ibas a venir y yo ya te imaginaba tomando sol en estas playas. Fue un verano de aquellos, gracias que sucedió. Era un tiempo de esos en los que todo sucede cuando tiene que suceder. Uno se deja ir y todo transcurre como una película. Amanecer, fuego a la noche y amigos con guitarra; quién se sabe una canción y al rato todos cantamos. Mas tarde alguien tira la idea y cuando nos acordamos ya estamos en la playa. Tres botellas y tres papelitos escritos con una bic verde y ahí salen mensajes a navegar. Sin querer dormirnos nos tiramos en la arena, al festival de estrellas. Nos espera otro amanecer con una calma cósmica que alcanza para todos. Otro día mas temprano cuando el sol tibio, corremos descalzos por el pasto recién cortado. Hay agua para todo el que tenga calor.
Kata — KATALINA
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Que no dejan de pasarme cosas buenas, malas e intermedias. Es difícil dejar ir a alguien, hacer un duelo y terminarlo cuando por alguna razón que no llegás a comprender, todo te la recuerda. Pero las personas van y vienen. A veces ni siquiera llegás a comprender ese proceso. Es como el tábano que pica al chico con el que te cruzaste pocas veces y con el cual llegaste a tener charlas muy profundas en tan solo dos días. Es el tren Mitre desde Retiro a Tigre. Es la lancha que no nos quiere llevar pero en la que terminamos subiendo. O creo que era otra, no lo sé. Es el tipo de la entrada de la playa dándonos explicaciones. Es la gente de bien que te da una mano. Es mi tesorito preciado jugando en el río y la arena como si no existiese nada más maravilloso en el mundo. Es la señora que nos dice yo acompaño a los hombres al baño de varones y yo diciéndole: \"Bueno entonces nosotres vamos al de mujeres. Mi tesorito, mi amigue y yo. Es la señora y la nena mirándome con cara de orto en el baño cuando con la malla puesta me agaché a guardar algo en la mochila. Es la otra señora en la misma escena mirándonos a les tres con ternura. Es el único hombre del grupo esperándonos cada vez que íbamos a cambiarnos o al baño solamente. Es mi amigue subiéndose en el tren después del nuestro, y el chico por vivir más cerca llegando antes. Es nosotros tres antes de que llegue mi amigue desayunando en Starbucks y cuando llega elle salir corriendo por tener miedo de no llegar a la lancha. Es la proveeduría en donde pagamos por transferencia con la zona wifi de la señora que atendía porque con nuestra compañía de teléfono no teníamos señal. Es la mesa donde nos sentamos a comer. Es el señor que nos dijo que por ser ciegos tengamos cuidado con la escalera. Es la gente hablándole a Tesorito todo el tiempo como si por ser la única que veía a pesar de ser la más chiquita se tuviese que hacer cargo de nosotres tres. conversaciones profundas. Confesiones. llanto, risa, juegos, mate, comida, abrazos, hierba, yerba. Una señora alcanzándonos una mesa y sillas. Mi amigue y yo turnándonos para jugar con Tesorito en el río y no descuidar las cosas. Son los candaditos con iniciales que no le pude comprar y también la cadenita con la piedra que le compró mi amigue. Churros sin tacc, alfajorcitos de maicena, comida sin tacc, y el agua caliente más cara del mundo, o eso nos pareció. Es la música de la gente que tenía prohibido usar parlantes. Son los mensajes de whatsapp llegando y enviándose muy esporádicamente por la falta de señal. Es el río plano, la arena caliente, el sol quemándonos los pies. Es la mugre que nos lavamos en las duchas o ir al baño para sacarnos la arena hasta de donde te imagines. Es les tres contándonos cosas súper fuertes mientras Tesorito jugaba cerca y yo le gritaba cada 5min o menos para saber cómo estaba. Es Tesorito teniendo miedo de las olas grandes que probocaban las lanchas, botes y barcos que pasaban cerca por el río del otro lado de las boyas de seguridad. Soy yo sujetando a Tesorito para que no se caiga y se asuste. Es su intensidad, su cariño, su amor, sus caprichitos, su ansiedad, su inacabable energía. Es correr a guardar las cosas e intentar convencer a Tesorito de que nos teníamos que ir porque si perdíamos la lancha nos quedábamos ahí hasta el día siguiente. Es el chico al que se le rompieron las ojotas en una salida anterior y ahora andaba con pantuflas para todos lados porque le había dado paja comprarse unas. Es la vuelta. No a casa, sino a lo de mi amigue. Es volver en lancha y sentarnos atrás de todo, estirar las manos y tocar el agua cuando el traquetear de la misma la elevaba hacia nuestros brazos. Son los videos, las fotos, la gente, la buena onda de todos los empleados del lugar. Es el guitarrista tocando canciones bonitas entre las que estaba \"Bajan\" de pescado rabioso, y la premonición implícita de que te aparecerías en el viaje de regreso. Y subimos al tren, nos fuimos. Apareciste. Me Lo Dijo el Tigre, Me Lo Dijo el Mitre, Me Lo Dijo mi amiga del otro lado del whatsapp, Me Lo Dijo el psiquiatra. Generalmente las personas no cambian. Es ella tan integrada en mi mente como si siempre hubiese estado ahí. Es ella, son ellas, son cada una. Pero no sos vos, no soy yo. Y lo dije, te lo dije, Me Lo Dije. Y el transcurrir del tiempo y el espacio se modificaron. Tanto así que nos dimos cuenta que estábamos llegando a Nuñez cuando ya estábamos ahí. Y corrimos. Y Tesorito y yo bajamos. Pero elles no. Me Lo Dijo el bastón de mi amigue atrapado en las puertas del tren. Me Lo Dijo Tesorito asustada y dándose cuenta de que estábamos solas en una estación en la que había muy poca gente, sin saber para donde ir y con la mochila de mi amigue en las manos. Se lo dije yo cuando recordé que por haber empezado a usar una app de entrenamiento el teléfono se me había quedado sin batería. Se lo dije yo cuando entendí que elles seguro bajaban en la estación siguiente y volvían. Buscamos una salida, pedimos ayuda y cruzamos al otro lado. Con el teléfono de ella llamamos a mi amigue y efectivamente comprobamos que eso iban a hacer. Fueron elles llegando en el siguiente tren con destino a Tigre diciendo que iban a denunciar la pérdida de la mochila a la policía cuando en realidad la teníamos nosotras. Fue la policía haciéndose eco del supuesto robo y yo explicando lo que pasó. Les pedimos indicaciones y salimos. Caminamos unas cuadras y entre calles y avenidas había de pronto seis personas indicándones donde teníamos que tomar el bondi. llegamos, lo tomamos, viajamos y bajamos. Pedimos ayuda para cruzar balbín a un chico que tenía de buena onda lo mismo que de imprudente y que por su descuido y la irresponsabilidad de los automovilistas estuvieron a punto de atropellar a Tesorito. Pero mis reflejos, intuición o como quieras llamarlo hicieron que la lleve hacia atrás del brazo y la salve. Es la vereda, el edificio, el ascensor, el departamento, el perrito, la música, la comida, la yerba, la hierba, las charlas, son ellas. Sí, ellas. Formando tan parte de todo, de mí. Es la tortura, el ataque constante a mi psiquis con la crueldad alegre y placentera que solo pocas personas tienen la capacidad de lograr. Es Tesorito reclamándome que me vaya a dormir con ella. Somos Tesorito y yo buscándote. Google, youtube, con solo dos datos: Tu nombre y que cantabas en el tren. Videos, un comentario tuyo, tu canal, tu usuario. Tu instagram, tu música en spotify. Sos vos diciéndome: \"Dejame gritar. ¿Por qué me querés apagar? ¿Qué te incomoda? Que sea yo misma te hace temblar\". Soy yo diciéndoselo a todo aquel que quiera escuchar y que quiera sentirse tocado/a por la frase. Son Pablo Milanés, Silvio Rodríguez, Joan Manuel Serrat, Ismael Serrano, María Carrasco, de esa noche. El mate, los churros y medialunas del día siguiente. La charla sobre política, trabajo, economía, sindicatos, discapacidad. Son los machirulos y las feminazis. es turnarnos la noche anterior para bañarnos ni bien habíamos llegado. El matambre a la pizza, la parrillada que nos sobró, es Tesorito contra el pollo. Es el loco del taxi que al volver para casa iba a los santos pedos y que casi choca. Somos nosotros/as/es subiendo la escalera cinco pisos para quemar calorías. Somos Tesorito y yo olvidándonos mis ojotas y no recuerdo qué más en la casa de elle. Sos vos quizás leyendo todo esto y preguntándote realmente quién es esta loca de mierda. Son ellas diciéndote que, sí, la conocemos. Sabemos quien es. Es el rock nacional acompañando ese desayuno a las 12 del mediodía. Es el pop, el indie y de nuevo el rock. Son Charly y Spinetta rezando por mí, por vos, por todos, por todas, por todes. Soy yo intentando por quincuagésima vez sacarla de mi mente, de mi vida, de mi corazón. Soy yo entendiéndome, valorándome, queriéndome. Sabiendo que soy diferente, única. Ni buena, ni mala. Solo humana, solo una persona. Y que no me merezco que me traten mal, que me menosprecien. Sea quien sea y por la razón que sea. Que tengo mucha gente que me quiere alrededor y que me quiere ver bien. Es el chico de las pantuflas mojadas y la remera al revés. Es le chique que organiza juntaditas lindas en su casa con un hermoso y cariñoso perrito. Es Tesorito con una infinidad de sentimientos y emociones tan grandes que jamás podría describir. Soy yo. 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Con Ka. Como Kathy, como Katherine. Sí, porque soy así de rara. No sé exactamente en qué momento comencé a quererte. No sé si fue cuando decidí que ibas a venir, o cuando mi nena hizo hasta lo imposible por encontrarte, preguntándole a todo el mundo si tenían un gatito para dar en adopción, o si fue quizás cuando mi nene te trajo en colectivo y tren para que finalmente llegaras a mí. Solo sé que cuando llegaste, ya comencé a amarte. Fue a primera vista. Sí, como esos que tanto me gustan a mí. Como esos que llegan para dejarnos enseñanzas imposibles de borrar. Como aquel del año pasado. Como el amor hacia los hijos, imposible de describir con palabras. O el amor hacia los amigos. Aquellos que siempre están para darte una mano, un consejo, o tan solo para escucharte, para estar ahí cuando los necesitás. Esos amigos, esos amores, que quedan para toda la vida. Y así, llegaste vos a la mía. Así, llegué yo a la tuya. Te encontraron abandonada en la calle, y estabas enfermita. Ni bien llegaste, hice todo lo que estuvo a mi alcance para que te cures. Y ahora por suerte, ya estás muchísimo mejor. Sos cariñosa, sociable, muy comunicativa, divertida, y más o menos obediente. De a poquito vas aprendiendo las reglas de nuestra casa, pero también, a veces, te hacés un poquito la viva, y no me hacés caso.
Desde hace ya unos meses largos, se podría decir que casi un año, entré en un estado de depresión del que me fue imposible salir por mis propios medios. Soy consciente de que fue la separación de la que fue mi pareja durante un tiempo, lo que inició esa debacle, esa caída hacia los abismos más insondables de mi propia mente. Pero no fue lo único. Las cosas se tenían que suceder. Tenía que tomar desiciones importantes, que no podían esperar a que estuviese mejor. Hice lo que pude. Pero unos meses más tarde, me di cuenta que necesitaba más ayuda.
Estoy en tratamiento psicológico desde hace ya unos 9 años, si la memoria no me falla. Si bien con algunas idas y vueltas en el medio, se podría decir que en muchas formas, es casi ininterrumpido. Pero esta vez, cuando todo se me venía encima, y yo ya no estaba bien, decidí, como tantas otras veces, tomar el toro por las astas, y hacerme cargo del problema, y de todos los otros problemas, que estaban a mi alcance. Así fue, que como conté en una entrada anterior, el 23 de febrero de este año, comencé a vivir sola, por primera vez en mi vida. Pero esto, no fue todo.
Cuando empezás a sentirte fuera de la realidad, cuando empezás a creer que nada de lo que hacés tiene sentido, cuando todo te parece vano, casual… Cuando hacés cualquier cosa que puedas para pasarla bien, para entretenerte un rato, para olvidar aquellos pensamientos y sentimientos que te abruman, cuando te mirás en el espejo de tu mente y no te reconocés a vos misma, a la imagen de vos que das para afuera, es cuando tenés que pedir ayuda. Y así fue, como por primera vez en mi vida, empecé un tratamiento psiquiátrico. Así fue, como el doctor me dio licencia laboral. Así fue, como muy de a poquito empecé a ver mejoras, como empecé a recuperarme. Pero todavía faltaba camino por recorrer.
Es muy difícil, y en muchos casos un tabú, hablar de salud mental, hablar de estados de depresión, de angustia, de soledad, de tristeza. De entender que antes podías hacer muchísimas cosas que ahora no, porque tu mente no da para eso. Porque como dice charly: “pero a la vez, existe un transformador, que se consume lo mejor que tenés. Te tira atrás, te pide más y más, y llega un punto en que no querés”. Yo, llegué a ese punto. En el que no quería. En el que no podía, no sabía, no entendía. Y es que, pedir ayuda, no es para nada fácil. Darte cuenta que la necesitás, mucho menos. Iniciar un tratamiento, con todo lo desconocido que conlleva, tampoco. Sin embargo, creo que tomé la desición correcta. Creo que si no fuese por ese tratamiento con el que aún continúo, esta vez, no sé como hubiese hecho para salir adelante. Y es que, sentía que todas las herramientas que había usado en crisis de angustia y depresión anteriores, en este caso, no me estaban dando ningún resultado. Tal vez, debería haber iniciado ese tratamiento antes, no lo sé. Pero las cosas se dieron así. Tuve que llegar al punto en el que la realidad me oprimía con cosas con las que no podía cumplir. Con tareas básicas que antes me resultaban tan sencillas. Tuve que esperar a que mi entorno notara que no estaba nada bien, para realmente hacerme cargo de la situación.
Pero volviendo a vos, ya hace unos meses que los médicos me lo venían planteando como posibilidad. Varias amigas también. Y es que, todo el mundo coincidía en que pasar de 100 a 0 de un momento a otro, es decir, de pasar a vivir con mi familia y las mascotas que teníamos, a estar completamente sola, era mucho para mí. Y no se equivocaban. Jamás en mis 34 años de vida, había estado sola. Y fue difícil. Era una desición que tenía que tomar. Era algo inevitable. Pero con todo lo que traía detrás, fue mucho para mi cabecita. Y fue así, como decidí que tenías que venir. Para acompañarme, para ayudarme a salir de ese pozo, del que a veces sentía que ni con medicamentos iba a poder. Para ocuparme de alguien. Para tener una responsabilidad. ¿Y por qué no pensarlo así también? Para darte un hogar, comida, contención, pero por sobre todas las cosas, muchísimo cariño y amor.
Dicen que los gatos, eligen a sus dueños. Y yo estoy convencida, de que ambas, nos elegimos mutuamente. Otra de mis tantas rarezas, es que a veces, tengo intuiciones, o recibo señales de cosas que me van a suceder. En algunos casos son malas, en otros buenas. En muchos, me doy cuenta de las señales, cuando el acontecimiento ya pasó. Esto me sirve para ver señales similares en el futuro. Pero sin duda alguna, las veces más extrañas de todas, son aquellas en las que las señales, llegan como certezas. Como algo que, no sé por qué, pero en algún momento, va a ocurrir. Solo aparece así, en mi mente, nada más. Y tiempo después, se convierte en un hecho.
Una mañana casi a principios de mayo, supe que ibas a venir. Y que iba a ponerte de nombre, Kata. Unas semanas después, me encontré a una conocida que hace mucho tiempo que no veía. Entre las cosas que me contó de su vida, una de ellas, fue que tiene una hija, que se llama “Cata”. Sí, sí, ya sé. Los más escépticos, pueden pensar que fue una coincidencia. Pero quienes me conocen, o quienes llevan tiempo leyendo el blog, saben que no es la primera vez, que me pasan cosas similares.
A principios de junio, lo hablé con mis hijos. El lunes 5, la nena estuvo todo el día, buscando a una gatita que alguien quisiera dar en adopción. A las 4 de la tarde, te encontraron en la calle, y te trajeron con ella. El viernes 9, el nene te trajo hasta mi casa, y te llevamos al veterinario primero, por lo enferma que estabas. De a poco, y con mucha paciencia y medicamentos, te fuiste recuperando. Y junto con vos, también de a poco, fui recuperándome yo. Así fue, como decidí tomar como tu fecha de cumpleaños, el 5 de febrero. Ya que el vete, me dijo que tenés aproximadamente, unos 5 meses.
Seguimos yendo al vete todas las semanas. Por ahora te suspendí la dieta y te doy solo el balanceado, porque es lo que me dijo el doc. Este miércoles, al fin te vacunaste. El vete te mandó unos antibióticos que tengo que darte. Espero que no me hagas mucho lío para tomarlos. Sí, sí, ya sé. Estás cansada de meterte todos los días en la mochilita. Sé que eso te estresa mucho. Pero, acá está mami para jugar cada vez que quieras, así se te van un poquito los nervios. Y bueno, a mí también, claro. Yo también, sigo haciéndome estudios. Yo también, sigo yendo al médico. Yo también, sigo en tratamiento. Así que, no te asustes, que no estás solita.
Me encanta charlar con vos a cada rato. Me encanta dormir juntas todos los días, excepto cuando vienen visitas. Momentos en los que te vas a dormir con quien venga, supongo que para conocerlos mejor. Me encanta que seas tan comunicativa y expresiva. Que todo el tiempo me hagas saber lo que necesitás. Que sepas y entiendas perfectamente que cuando te digo Kata, es porque te estás portando bien, y que cuando te digo KATALINA, sepas que estás haciendo lío, aunque a veces te hagas la tonta. Me encanta que cuando paso un tiempo sin escuchar tu cascavel, y te pregunto donde estás, si no estás dormida, me contestes maullando. Me encanta que me hagas saber si querés comida, agua, y por sobre todas las cosas, jugar, que se ve que es algo que te gusta mucho hacer. Me encanta que aunque soy una mamá muy intensa, vos también lo sos como hija. Sin ir más lejos, hace unos días, nos pasamos como 40 minutos jugando con el osito y la cañita, que me hiciste entender que era algo que, querías hacer, pero mami no te daba tanta pelota, porque recién había llegado de llevar a tus hermanitos a su casa, y tenía cosas que hacer. Pero al final, jugamos. Además, últimamente se te dio por tirar el bastón al piso, y jugar con la bolita que tiene de puntera. Pero eso no es todo. También se te dio por… Ir al baño cuando yo voy, cosa que me resulta muy graciosa.
Habría muchísimas anécdotas que contar, y sé que va a seguir habiéndolas en el futuro. En un mes, te convertiste en una gran compañerita de aventuras. Todos los que te conocen te quieren al instante. Es más, quizás esta no sea la única entrada que te dedique. Quizás, puede volverse algo recurrente el contar nuestras andanzas. Por lo pronto, me devolviste las ganas de escribir. Y considerando que hace meses que no escribía ni una palabra en mi diario personal siquiera, es un enorme avance. Y es a vos, a quien tengo que agradecértelo.
Sé que precisamente vos, no vas a leer estas líneas, por la simple y compleja razón, de que como vengo diciendo, sos una gatita. Pero también sé, y esto me lo enseñó una gran personita, que a veces no hacen falta palabras para demostrar sentimientos. A veces, solo el silencio y las acciones, dicen más de lo que las palabras, puedan llegar a decir. Aún así, decidí compartir nuestra historia, nuestra llegada a la vida de la otra, para contarles que ya ninguna de las 2, va a estar sola. Y para que, a pesar de que no lo vayas a leer, decirte a vos y a todos, que te quiero muchísimo. Y que te agradezco con el alma, que me hayas elegido como tu mamá. Deseo de todo corazón que termines de mejorarte. Que ambas nos mejoremos, nos recuperemos. Y que sigamos adelante, juntas, en este largo camino que es vivir. Gracias, muchísimas gracias, mi Kata. Mi Katita linda. Mi KATALINA. Te amo.
Amores
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responsiveVoice.speak("Me Lo Dijo el Tigre. El viaje. Mi psiquiatra, mi psicóloga, mis amigas. La arena y el río. Me lo dijo el flaco Spinetta. Me lo dijo ella, me lo dijiste vos, me lo dije yo. \"YA DESPIÉRTATE NENA\", gritaste y parecía como si me lo hubieses gritado a mí. Me lo dije yo cuando me quedé sin habla durante el tiempo que duró tu interpretación. Se lo dije a mis compañeres de viaje cuando hice algo que nadie se esperaba que hiciera. Ni siquiera yo misma. Te acercaste pasando la gorra y mientras elles debatían con cuánto iban a colaborar, yo no dejaba de pensar si realmente quería hacerlo o no. Pero te acercaste: \"Disculpame, ¿te puedo decir algo? Ay sí\", me respondiste. \"Nunca hice esto y es probable que no volvamos a cruzarnos jamás en la vida. Pero me gustás. Ay, gracias\". Respondiste mientras nos imaginaba coloradas como un tomate a las dos. Dejé de buscarle una explicación a las cosas que me acontecen. Entendí que tengo una vida intensa. emocionalmente fuerte. Que no dejan de pasarme cosas buenas, malas e intermedias. Es difícil dejar ir a alguien, hacer un duelo y terminarlo cuando por alguna razón que no llegás a comprender, todo te la recuerda. Pero las personas van y vienen. A veces ni siquiera llegás a comprender ese proceso. Es como el tábano que pica al chico con el que te cruzaste pocas veces y con el cual llegaste a tener charlas muy profundas en tan solo dos días. Es el tren Mitre desde Retiro a Tigre. Es la lancha que no nos quiere llevar pero en la que terminamos subiendo. O creo que era otra, no lo sé. Es el tipo de la entrada de la playa dándonos explicaciones. Es la gente de bien que te da una mano. Es mi tesorito preciado jugando en el río y la arena como si no existiese nada más maravilloso en el mundo. Es la señora que nos dice yo acompaño a los hombres al baño de varones y yo diciéndole: \"Bueno entonces nosotres vamos al de mujeres. Mi tesorito, mi amigue y yo. Es la señora y la nena mirándome con cara de orto en el baño cuando con la malla puesta me agaché a guardar algo en la mochila. Es la otra señora en la misma escena mirándonos a les tres con ternura. Es el único hombre del grupo esperándonos cada vez que íbamos a cambiarnos o al baño solamente. Es mi amigue subiéndose en el tren después del nuestro, y el chico por vivir más cerca llegando antes. Es nosotros tres antes de que llegue mi amigue desayunando en Starbucks y cuando llega elle salir corriendo por tener miedo de no llegar a la lancha. Es la proveeduría en donde pagamos por transferencia con la zona wifi de la señora que atendía porque con nuestra compañía de teléfono no teníamos señal. Es la mesa donde nos sentamos a comer. Es el señor que nos dijo que por ser ciegos tengamos cuidado con la escalera. Es la gente hablándole a Tesorito todo el tiempo como si por ser la única que veía a pesar de ser la más chiquita se tuviese que hacer cargo de nosotres tres. conversaciones profundas. Confesiones. llanto, risa, juegos, mate, comida, abrazos, hierba, yerba. Una señora alcanzándonos una mesa y sillas. Mi amigue y yo turnándonos para jugar con Tesorito en el río y no descuidar las cosas. Son los candaditos con iniciales que no le pude comprar y también la cadenita con la piedra que le compró mi amigue. Churros sin tacc, alfajorcitos de maicena, comida sin tacc, y el agua caliente más cara del mundo, o eso nos pareció. Es la música de la gente que tenía prohibido usar parlantes. Son los mensajes de whatsapp llegando y enviándose muy esporádicamente por la falta de señal. Es el río plano, la arena caliente, el sol quemándonos los pies. Es la mugre que nos lavamos en las duchas o ir al baño para sacarnos la arena hasta de donde te imagines. Es les tres contándonos cosas súper fuertes mientras Tesorito jugaba cerca y yo le gritaba cada 5min o menos para saber cómo estaba. Es Tesorito teniendo miedo de las olas grandes que probocaban las lanchas, botes y barcos que pasaban cerca por el río del otro lado de las boyas de seguridad. Soy yo sujetando a Tesorito para que no se caiga y se asuste. Es su intensidad, su cariño, su amor, sus caprichitos, su ansiedad, su inacabable energía. Es correr a guardar las cosas e intentar convencer a Tesorito de que nos teníamos que ir porque si perdíamos la lancha nos quedábamos ahí hasta el día siguiente. Es el chico al que se le rompieron las ojotas en una salida anterior y ahora andaba con pantuflas para todos lados porque le había dado paja comprarse unas. Es la vuelta. No a casa, sino a lo de mi amigue. Es volver en lancha y sentarnos atrás de todo, estirar las manos y tocar el agua cuando el traquetear de la misma la elevaba hacia nuestros brazos. Son los videos, las fotos, la gente, la buena onda de todos los empleados del lugar. Es el guitarrista tocando canciones bonitas entre las que estaba \"Bajan\" de pescado rabioso, y la premonición implícita de que te aparecerías en el viaje de regreso. Y subimos al tren, nos fuimos. Apareciste. Me Lo Dijo el Tigre, Me Lo Dijo el Mitre, Me Lo Dijo mi amiga del otro lado del whatsapp, Me Lo Dijo el psiquiatra. Generalmente las personas no cambian. Es ella tan integrada en mi mente como si siempre hubiese estado ahí. Es ella, son ellas, son cada una. Pero no sos vos, no soy yo. Y lo dije, te lo dije, Me Lo Dije. Y el transcurrir del tiempo y el espacio se modificaron. Tanto así que nos dimos cuenta que estábamos llegando a Nuñez cuando ya estábamos ahí. Y corrimos. Y Tesorito y yo bajamos. Pero elles no. Me Lo Dijo el bastón de mi amigue atrapado en las puertas del tren. Me Lo Dijo Tesorito asustada y dándose cuenta de que estábamos solas en una estación en la que había muy poca gente, sin saber para donde ir y con la mochila de mi amigue en las manos. Se lo dije yo cuando recordé que por haber empezado a usar una app de entrenamiento el teléfono se me había quedado sin batería. Se lo dije yo cuando entendí que elles seguro bajaban en la estación siguiente y volvían. Buscamos una salida, pedimos ayuda y cruzamos al otro lado. Con el teléfono de ella llamamos a mi amigue y efectivamente comprobamos que eso iban a hacer. Fueron elles llegando en el siguiente tren con destino a Tigre diciendo que iban a denunciar la pérdida de la mochila a la policía cuando en realidad la teníamos nosotras. Fue la policía haciéndose eco del supuesto robo y yo explicando lo que pasó. Les pedimos indicaciones y salimos. Caminamos unas cuadras y entre calles y avenidas había de pronto seis personas indicándones donde teníamos que tomar el bondi. llegamos, lo tomamos, viajamos y bajamos. Pedimos ayuda para cruzar balbín a un chico que tenía de buena onda lo mismo que de imprudente y que por su descuido y la irresponsabilidad de los automovilistas estuvieron a punto de atropellar a Tesorito. Pero mis reflejos, intuición o como quieras llamarlo hicieron que la lleve hacia atrás del brazo y la salve. Es la vereda, el edificio, el ascensor, el departamento, el perrito, la música, la comida, la yerba, la hierba, las charlas, son ellas. Sí, ellas. Formando tan parte de todo, de mí. Es la tortura, el ataque constante a mi psiquis con la crueldad alegre y placentera que solo pocas personas tienen la capacidad de lograr. Es Tesorito reclamándome que me vaya a dormir con ella. Somos Tesorito y yo buscándote. Google, youtube, con solo dos datos: Tu nombre y que cantabas en el tren. Videos, un comentario tuyo, tu canal, tu usuario. Tu instagram, tu música en spotify. Sos vos diciéndome: \"Dejame gritar. ¿Por qué me querés apagar? ¿Qué te incomoda? Que sea yo misma te hace temblar\". Soy yo diciéndoselo a todo aquel que quiera escuchar y que quiera sentirse tocado/a por la frase. Son Pablo Milanés, Silvio Rodríguez, Joan Manuel Serrat, Ismael Serrano, María Carrasco, de esa noche. El mate, los churros y medialunas del día siguiente. La charla sobre política, trabajo, economía, sindicatos, discapacidad. Son los machirulos y las feminazis. es turnarnos la noche anterior para bañarnos ni bien habíamos llegado. El matambre a la pizza, la parrillada que nos sobró, es Tesorito contra el pollo. Es el loco del taxi que al volver para casa iba a los santos pedos y que casi choca. Somos nosotros/as/es subiendo la escalera cinco pisos para quemar calorías. Somos Tesorito y yo olvidándonos mis ojotas y no recuerdo qué más en la casa de elle. Sos vos quizás leyendo todo esto y preguntándote realmente quién es esta loca de mierda. Son ellas diciéndote que, sí, la conocemos. Sabemos quien es. Es el rock nacional acompañando ese desayuno a las 12 del mediodía. Es el pop, el indie y de nuevo el rock. Son Charly y Spinetta rezando por mí, por vos, por todos, por todas, por todes. Soy yo intentando por quincuagésima vez sacarla de mi mente, de mi vida, de mi corazón. Soy yo entendiéndome, valorándome, queriéndome. Sabiendo que soy diferente, única. Ni buena, ni mala. Solo humana, solo una persona. Y que no me merezco que me traten mal, que me menosprecien. Sea quien sea y por la razón que sea. Que tengo mucha gente que me quiere alrededor y que me quiere ver bien. Es el chico de las pantuflas mojadas y la remera al revés. Es le chique que organiza juntaditas lindas en su casa con un hermoso y cariñoso perrito. Es Tesorito con una infinidad de sentimientos y emociones tan grandes que jamás podría describir. Soy yo. Con mis virtudes, mis defectos. Mis aciertos, mis fracasos. Mis contradicciones, mis acuerdos. Me Lo Dijo el Tigre, el Mitre, la playa, la arena, el río, la gente, el perrito, les niñes, sus familias, Me Lo Dijiste vos, Me Lo Dicen mis amigas, mis pocos (y cada vez menos) amigos, Me Lo Dicen ellas, Me Lo Digo yo. Me Lo Dijo Charly, el flaco Spinetta, Fabiana Cantilo, Fito Paez. \"Ya despiértate nena, y así verás, lo bello y dulce que es amar\".", "Spanish Latin American Female");
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Aquí, volvemos con una reflexión de una gran amiga y colega escritora, con quien tuve el enorme placer de compartir no solo escritos y música, si no muchísimas otras cosas más. Es tan enorme el cariño y el agradecimiento que siento hacia ella, que esta, es tan solo una pequeña forma de retribuir algo de lo que hizo por mí. Claro está, que la influencia de su vida en la mía, es tan grande como la mía en la suya. Aún así, no solo siento que debo de alguna forma agradecérselo, si no que además, esta es una reflexión que creo, que merece ser compartida. ‘en fin, con su permiso, acá se las dejo. Pero primero, la publicación original en su Facebook personal.
Amores
Por Morena Pereira. Muchísimas gracias por permitirme conpartirlo. Cuando ya viviste varias, y nada te sorprende, y todo lo que esperás es estar tranquilo, eso es lo que no pasa. ENAMORARSE es lo que no te pasa. Soy cada vez más defensora de la teoría de que el amor es para la gente que necesita salvarse de algo, pero en realidad nunca lo va a lograr por medio del amor. Lo logra por otros caminos. Entonces, en la falsa ilusión de que algunos pueden ser salvados y a otros los van a rescatar y dar lo que nunca tuvieron, que una sola persona te va a dar lo que muchas otras te negaron,, el amor nace, se crea y dependiendo de las circunstancias futuras, se seguirá desarrollando hasta que muera. Quizás dura un año, quizás 2, quizás hasta 80 años, como mis abuelos. Si estás cerrado al salvamento, al rescate divino, a las mariposas que se van a ir dentro de unos meses aunque en principio tengan carácter de eternidad, y estás convencido de que la salvación es colectiva pero no de 2 en 2, y que quien se salva primero sos vos por medio del vehículo que sea pero buscándote a vos antes que al resto, no te enamorás. Porque todo el resto son falsas ilusiones, trampas y positivismo barato. El día de san valentín, las cenas para parejas, el spotify duo que claramente vas a terminar compartiendo con tu mejor amigo o con tu familia. La publicidad de que la media manzana necesita su otra mitad para ser rica y que otros la vean y la compren. Y el sentirse vacío cuando ves todo eso que el mundo te pide que tengas y no, no tenés. Tuviste, pero no tenés. Quisiste, pero no fue. Y fue perfecto, pero ya no es. Porque te dejaron, porque vos dejaste, porque ambos dejaron, porque ya no es y listo. El amor que todos vemos es ese mismo. El amor eterno es algo parecido, pero que no se rompe. Es ese amor que por mucho que hayas dejado ir, perdura. Ese que quizás te llegó cuando necesitabas que te salven, y lo hicieron, pero también te acompañaron, y esa compañía se sintió bien. Son amores de esos irrompibles, como los electrodomésticos que a mi mamá le duraban 25 años. ESOS que ya no entienden de razones para seguir haciéndote palpitar el corazón. Esos que te vas a guardar muy, muy profundo cuando la persona tenga otra pareja, esos que vas a confundir con hartazgo y vas a envolver de angustia porque ya no son y por todo lo que habrías hecho si hubieran seguido ahí. Esos a los que les vas a cantar la canción de love of my life una y mil veces, y en cada una de ellas vas a sentir algo distinto y esa misma profundidad, como la primera vez. Amores que no te matan aunque parecieran hacerlo. Amores que se mueren en el exterior y permanecen en el alma. Amores que no te drogan ni te intoxican. Amores que hay que saber dejar a tiempo, para no envenenarlos o corroerlos con la incapacidad que tenemos de no soltar algo”cuando nos indica que no tiene que estar más. Amores libres. Amores que se van, pero no van a volver. Amores que aprenden y de los que aprendés. Los amores de tu vida que muy, muy pocas veces van a aparecer. Amores que cuando te toquen los vas a saber distinguir. Y los vas a vivir como lo último que te toca. Porque sí. Es lo último antes del mar de las complicaciones, y lo último antes de el camino de las reflexiones, las lecciones y las letras de canciones. Ese amor que es lo último antes de lo primero que somos nosotros. esos amores que son la última copa de vino, el último cuento antes de dormir de nuestra única infancia y el último recuerdo, antes de irnos.
De lo otro vas a tener muchísimo. Los amigos para la joda, los mejores amigos del mundo, los padres, los hermanos, esos que son de tu sangre y los vas adoptando por el camino. Vínculos fantásticos, relaciones divinas y personas inolvidables.
Pero amores como el de la vida, ese que por mucho puede pasar una o 2 veces, Amores como ese son los que permanecen siempre. Amores tan simples, tan gratos. Amores inolvidables.
Ni una más
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Que no dejan de pasarme cosas buenas, malas e intermedias. Es difícil dejar ir a alguien, hacer un duelo y terminarlo cuando por alguna razón que no llegás a comprender, todo te la recuerda. Pero las personas van y vienen. A veces ni siquiera llegás a comprender ese proceso. Es como el tábano que pica al chico con el que te cruzaste pocas veces y con el cual llegaste a tener charlas muy profundas en tan solo dos días. Es el tren Mitre desde Retiro a Tigre. Es la lancha que no nos quiere llevar pero en la que terminamos subiendo. O creo que era otra, no lo sé. Es el tipo de la entrada de la playa dándonos explicaciones. Es la gente de bien que te da una mano. Es mi tesorito preciado jugando en el río y la arena como si no existiese nada más maravilloso en el mundo. Es la señora que nos dice yo acompaño a los hombres al baño de varones y yo diciéndole: \"Bueno entonces nosotres vamos al de mujeres. Mi tesorito, mi amigue y yo. Es la señora y la nena mirándome con cara de orto en el baño cuando con la malla puesta me agaché a guardar algo en la mochila. Es la otra señora en la misma escena mirándonos a les tres con ternura. Es el único hombre del grupo esperándonos cada vez que íbamos a cambiarnos o al baño solamente. Es mi amigue subiéndose en el tren después del nuestro, y el chico por vivir más cerca llegando antes. Es nosotros tres antes de que llegue mi amigue desayunando en Starbucks y cuando llega elle salir corriendo por tener miedo de no llegar a la lancha. Es la proveeduría en donde pagamos por transferencia con la zona wifi de la señora que atendía porque con nuestra compañía de teléfono no teníamos señal. Es la mesa donde nos sentamos a comer. Es el señor que nos dijo que por ser ciegos tengamos cuidado con la escalera. Es la gente hablándole a Tesorito todo el tiempo como si por ser la única que veía a pesar de ser la más chiquita se tuviese que hacer cargo de nosotres tres. conversaciones profundas. Confesiones. llanto, risa, juegos, mate, comida, abrazos, hierba, yerba. Una señora alcanzándonos una mesa y sillas. Mi amigue y yo turnándonos para jugar con Tesorito en el río y no descuidar las cosas. Son los candaditos con iniciales que no le pude comprar y también la cadenita con la piedra que le compró mi amigue. Churros sin tacc, alfajorcitos de maicena, comida sin tacc, y el agua caliente más cara del mundo, o eso nos pareció. Es la música de la gente que tenía prohibido usar parlantes. Son los mensajes de whatsapp llegando y enviándose muy esporádicamente por la falta de señal. Es el río plano, la arena caliente, el sol quemándonos los pies. Es la mugre que nos lavamos en las duchas o ir al baño para sacarnos la arena hasta de donde te imagines. Es les tres contándonos cosas súper fuertes mientras Tesorito jugaba cerca y yo le gritaba cada 5min o menos para saber cómo estaba. Es Tesorito teniendo miedo de las olas grandes que probocaban las lanchas, botes y barcos que pasaban cerca por el río del otro lado de las boyas de seguridad. Soy yo sujetando a Tesorito para que no se caiga y se asuste. Es su intensidad, su cariño, su amor, sus caprichitos, su ansiedad, su inacabable energía. Es correr a guardar las cosas e intentar convencer a Tesorito de que nos teníamos que ir porque si perdíamos la lancha nos quedábamos ahí hasta el día siguiente. Es el chico al que se le rompieron las ojotas en una salida anterior y ahora andaba con pantuflas para todos lados porque le había dado paja comprarse unas. Es la vuelta. No a casa, sino a lo de mi amigue. Es volver en lancha y sentarnos atrás de todo, estirar las manos y tocar el agua cuando el traquetear de la misma la elevaba hacia nuestros brazos. Son los videos, las fotos, la gente, la buena onda de todos los empleados del lugar. Es el guitarrista tocando canciones bonitas entre las que estaba \"Bajan\" de pescado rabioso, y la premonición implícita de que te aparecerías en el viaje de regreso. Y subimos al tren, nos fuimos. Apareciste. Me Lo Dijo el Tigre, Me Lo Dijo el Mitre, Me Lo Dijo mi amiga del otro lado del whatsapp, Me Lo Dijo el psiquiatra. Generalmente las personas no cambian. Es ella tan integrada en mi mente como si siempre hubiese estado ahí. Es ella, son ellas, son cada una. Pero no sos vos, no soy yo. Y lo dije, te lo dije, Me Lo Dije. Y el transcurrir del tiempo y el espacio se modificaron. Tanto así que nos dimos cuenta que estábamos llegando a Nuñez cuando ya estábamos ahí. Y corrimos. Y Tesorito y yo bajamos. Pero elles no. Me Lo Dijo el bastón de mi amigue atrapado en las puertas del tren. Me Lo Dijo Tesorito asustada y dándose cuenta de que estábamos solas en una estación en la que había muy poca gente, sin saber para donde ir y con la mochila de mi amigue en las manos. Se lo dije yo cuando recordé que por haber empezado a usar una app de entrenamiento el teléfono se me había quedado sin batería. Se lo dije yo cuando entendí que elles seguro bajaban en la estación siguiente y volvían. Buscamos una salida, pedimos ayuda y cruzamos al otro lado. Con el teléfono de ella llamamos a mi amigue y efectivamente comprobamos que eso iban a hacer. Fueron elles llegando en el siguiente tren con destino a Tigre diciendo que iban a denunciar la pérdida de la mochila a la policía cuando en realidad la teníamos nosotras. Fue la policía haciéndose eco del supuesto robo y yo explicando lo que pasó. Les pedimos indicaciones y salimos. Caminamos unas cuadras y entre calles y avenidas había de pronto seis personas indicándones donde teníamos que tomar el bondi. llegamos, lo tomamos, viajamos y bajamos. Pedimos ayuda para cruzar balbín a un chico que tenía de buena onda lo mismo que de imprudente y que por su descuido y la irresponsabilidad de los automovilistas estuvieron a punto de atropellar a Tesorito. Pero mis reflejos, intuición o como quieras llamarlo hicieron que la lleve hacia atrás del brazo y la salve. Es la vereda, el edificio, el ascensor, el departamento, el perrito, la música, la comida, la yerba, la hierba, las charlas, son ellas. Sí, ellas. Formando tan parte de todo, de mí. Es la tortura, el ataque constante a mi psiquis con la crueldad alegre y placentera que solo pocas personas tienen la capacidad de lograr. Es Tesorito reclamándome que me vaya a dormir con ella. Somos Tesorito y yo buscándote. Google, youtube, con solo dos datos: Tu nombre y que cantabas en el tren. 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Sinceramente, no sabía como empezar esto. Pero sabía que algo, tenía que escribir. Ya me había quedado como un pendiente personal, escribir algo por el 8M. Pero la verdad, estuve con tantas cosas en mi cabeza toda la semana, que no pude dedicarle el tiempo que hubiese querido. Y lamento muchísimo estar escribiendo hoy, en estas circunstancias. Porque esta vez, no estoy escribiendo para ofrecer simplemente un punto de vista, aunque la categoría que elegí, así lo indique. No estoy escribiendo para expresar una opinión, una reflexión, un pensamiento. Esta vez, estoy escribiendo para expresar mi enojo. Mi más puro y sincero enojo. Un enojo visceral, que me sale del centro de las entrañas, y se propaga por todo mi cuerpo.
Aitana, como tantas otras artistas que han tocado este tema en miles de canciones, lo expresan muy bien. Estoy cansada. Muy cansada, de terminar escuchando siempre las mismas historias. De que nos, sí. Nos, y me incluyo, nos pasen siempre las mismas cosas, o similares. A todas. Por ser mujeres, por tener una discapacidad. Por ser, como dice ella, vulnerables. Incluso más que el resto. Y sí. No lo voy a negar. No está en la agenda pública de nadie. Las organizaciones feministas en general, no nos tienen en cuenta. Somos nosotras mismas desde orgas de mujeres con discapacidad, quienes tenemos que levantar la mano para hacer oir nuestra voz. Y eso cansa. Cansa, y mucho. La verdadera sororidad, no siempre está en las que organizan una marcha, las que leen un documento que, en muchos casos, no llega siquiera a ser un consenso. No, no. Muchas veces, está en la amiga que te ofrece que le compartas tu ubicación cada vez que vas a ir a un lugar que no conocés, o a encontrarte con alguien desconocido. Está en la que te llama si siente que te pudo haber pasado algo. A la que podés recurrir si te sentís amenazada, y que sabés que va a estar del otro lado por cualquier cosa. Para ayudarte y acompañarte si está cerca, o para hablar con vos, para que le escribas, para escribirte, si está lejos. Y con esto no quiero renegar ni desacreditar el trabajo de nadie. No, no es mi objetivo. Solo que me pongo a pensar, ¿Donde están esas organizaciones cuando a nosotras nos pasa algo? ¿Donde están esas mujeres cuando necesitamos ayuda?
De todas las mujeres con alguna discapacidad que conozco, creo que al menos el 95% ha sufrido algún tipo de violencia de género en la calle. Desde intentos de robo, hasta… violaciones directamente. Pasando por todos los puntos intermedios. Y la pregunta es, ¿Donde podemos ir? ¿Qué podemos hacer si nos sentimos amenazadas? ¿Con quien podemos contar? Muchas veces, solo con nosotras mismas. Eso, es lo terrible.
Supe de 2 casos en los últimos meses, que me han marcado mucho, por ser de amigas muy cercanas. Pero no son los únicos, ni los primeros, ni los últimos. Por suerte (si se puede decir eso en algún sentido) las cosas no terminaron mal. Pero el trauma que se le genera a una mujer que sufre un ataque en la calle, por mínimo que sea, es muy fuerte. Imagínense una mujer con discapacidad, a la que además, por su propia indefensión, no puede discernir incluso, hacia donde debe correr, en caso de peligro. Hay mujeres que fueron secuestradas en autos, y lograron saltar de estos en movimiento, con el peligro que eso conlleva. ¿Una mujer con discapacidad, podría hacer lo mismo? Lo veo poco probable. En estos 2 casos que comento, la reacción principal de ellas, fue correr, y llegar lo más rápido que pudieran, a pedir ayuda a quien sea. Pero… ¿Sería posible hacer eso en todos los casos? ¿Como reaccionamos cada una de nosotras ante situaciones límites? Y otra pregunta más… ¿Cual es la verdadera solución a estos problemas?
De vuelta. Yo no hago esto para menospreciar, ni mucho menos, todo lo que se hace desde los movimientos, marchas y organizaciones feministas en general. Pero sí creo, que no es suficiente. Sí creo, que hay que hacer algo más. ¿Qué? Realmente no lo sé. Pero sí sé que ni siquiera con tener un ministerio de las mujeres, alcanza para erradicar la violencia de género. Porque hay un problema principal en todo esto. Y ese problema, no tiene que ver exclusivamente con nosotras. Tiene que ver con una cuestión sociocultural que, si bien se ha venido modificando en los últimos años, y a grandes pasos, para ser totalmente honesta, todavía falta mucho por hacer. La cuestión, del machismo implícito en la sociedad en general. El creer que por ser hombre, podés tomarte libertades que evidentemente, no te corresponden. Y de las que claramente, no tenés conciencia de cuanto pueden perjudicarnos. O si acaso la tenés, pareciera no importarte. Con esto, tampoco voy a caer en el feminismo extremo, en el que le hecho la culpa al hombre y nada más. No, no es así. Pero sí hay una realidad que no puede negarse. Y es que ellos no tienen que cuestionarse a qué hora salen, a qué hora llegan, como van vestidos, quien los ayuda a cruzar. Nosotras, tenemos que cuestionarnos eso en todo momento. ¿Estamos saliendo muy provocativas? ¿Estamos mostrando demasiado? ¿Estamos dándote pie a algo más, solo con decirte nuestro nombre? No, realmente no. Pero es como vos lo interpretás. Y acá estoy hablando de situaciones puntuales, de extrema violencia. Porque, sí, aunque no haya un golpe, aunque no haya directamente una amenaza física, las palabras, también son agresiones. Y en muchos casos, muy fuertes. Pero, también podemos hablar de otros casos. Del acoso en redes sociales, del creerse que porque te acepté una solicitud de amistad, o dejé que me sigas en las redes ,te estoy dando luz verde para otras cosas, entre otros cientos de miles de situaciones en las que, solo por el hecho de ser mujeres, estamos mucho más expuestas. Me resulta triste que en pleno 2023, tengamos que seguir haciéndonos este tipo de cuestionamientos. Me resulta indignante, que todavía tengamos que apoyarnos en nosotras mismas.
Una vez, una amiga me contaba que tenía que encontrarse con un chico que… <la había agredido en el pasado. Las razones no importan. Pero tenía que hacerlo. No tenía otra opción. La reacción de sus amigos varones, fue, “hu, qué cagada negri”, y preguntarle después de 3 horas, si estaba bien. La reacción de sus amigas mujeres, fue “reportate cada media hora, y compartinos tu ubicación”. ¿Se entiende? ¿Más clarito le echo agua, no?
Tengo un grupo de amigas con el que nos compartimos ubicación, cada vez que cualquiera de nosotras, se encuentra en algún tipo de situación en la que pueda llegar a estar en peligro. Pero como explicaba, en el caso de mujeres con discapacidad, el peligro puede suceder en cualquier momento. No podés saber quien te está ayudando a cruzar la calle, ni con qué intenciones. ¿Y qué vas a hacer? ¿Compartir tu ubicación en todo momento con alguien? ¿Vestirte un poco más “decente” para que no se fijen en vos? ¿Enserio? No, no me parece justo. Son ellos los que tienen que cambiar. Es la sociedad la que tiene que ser educada para transformarse en una sociedad diferente. Con personas diferentes. Lo estamos haciendo bastante bien con las nuevas generaciones. ¿Tendremos éxito realmente, al final del camino?
Tampoco voy a darle el crédito a las fuerzas de seguridad. Bien sabemos que en la mayoría de los casos (ley Micaela mediante incluso) la justicia y las fuerzas policiales en sí, han entorpecido el camino, muchísimo más de lo que lo han allanado. Sí no voy a negar, que es a quienes tenemos que recurrir en caso de peligro. Pero eso no quiere decir, que esté de acuerdo con confiarle mi seguridad, a desconocidos que, en muchos casos, incluso han revictimizado a mujeres.
Hay quienes deciden tomar sus propias medidas de seguridad. No estoy hablando de que todas y cada una de nosotras, portemos un arma. Además de que una ciega con un arma, es tan peligrosa como un mono con navaja, como bien lo dice el dicho. Pero sí, podemos optar por dispositivos que nos ofrezcan, cierta seguridad. Yo no voy a recomendar ninguno en particular, porque aún no los he comprado. Pero una amiga sí lo hizo, y me pasó el contacto. La gente de Mamá Llegué, ofrece varios productos que se adaptan a los gustos y necesidades de cada persona. Revísenlos, y vean cual es el que prefieren. Quizás, y solo quizás, no debería estar yo haciendo este tipo de recomendaciones. Pero vamos, de nuevo. Tener un arma no es lo mismo que tener un llavero con alarma, que puede incluso conseguir que el potencial agresor se asuste, y se vaya.
¿Y acá es donde se preguntarán, por qué estás escribiendo esto realmente entonces? Ya se los dije. Porque estoy enojada. Porque no puede pasarle esto a una chica que lo único que hace, es salir a pasear un fin de semana. No puede pasarle esto a otra que lo único que hizo, fue llegar a su casa de trabajar a la noche. Pero principalmente, y esto lo resalto con mayúsculas, NO PUEDE PASARNOS ESTO, A NINGUNA DE NOSOTRAS, Y BAJO NINGUNA CIRCUNSTANCIA. Basta, ya basta. Nos queremos vivas. Nos queremos libres. Nos queremos independientes. Nos queremos fuertes, valientes, decididas. Queremos vestirnos como se nos cante, y cuando se nos cante. Queremos disfrutar de la vida como cualquier otra persona. Sin miedo. Sin culpa. Sin presiones sociales y culturales de ningún tipo, sobre nuestro aspecto, apariencia, género, discapacidad, ni nada de lo que nos haga diferentes.
Tal vez, y solo tal vez, no haya sido una casualidad que justo este sábado a la mañana, el aleatorio me haya despertado con esa canción que puse acá al principio, y que como apagué la alarma y volví a quedarme dormida, luego lo haya olvidado. Cuando a la tarde me contaste lo que te había pasado, lo recordé. Pero más allá de esas cosas flasheras del universo, sabé vos, y cualquiera, siempre, que como dije en artículos anteriores hablando de este tema, pueden, podés contar conmigo cada vez que te pase algo, cada vez que lo necesites. Que voy a estar ahí para vos, para todas. Que si nadie más está, al menos, entre nosotras, sí estamos. Entre nosotras, sí nos cuidamos, sí nos protegemos. Porque, sí. Entre nosotras, independientemente de todas aquellas ideas, opiniones y pensamientos que nos diferencian, sé, que como dije, vivas nos queremos.
Como hacemos que cualquier mirada,
Siempre esté librada,
De interpretaciones.
Que ni una más deba permanecer callada,
Que ni una más sufra por dobles intenciones.
Quise
Texto de Luna Romano. Publicado con su permiso. Actualizado el 13/03/2023.
quise desenredar de mi lengua palabras
quise
quise
quise
toda yo
toda otros
quise por deber
por ser ella
sin entender lo que significaba
la mancha azul en las propagandas de apósitos
las piernas cruzadas
las miradas ajenas
el arco lacerando mis pechos
quise sosegada
controlando la voz
con hambre
muda
y en juicio
sin querer quise pensándome sin sangre
sin deseo
inmóvil
y en calma
Hoy sabiendo que no puede acortarse mi cuerpo
Quiero
sabiendo
toda yo
toda heridas
abiertas
vivas
Heridas y Vivas
Desenlaces
listenButton16.onclick = function(){
if(responsiveVoice.isPlaying()){
responsiveVoice.cancel();
}else{
responsiveVoice.speak("Me Lo Dijo el Tigre. El viaje. Mi psiquiatra, mi psicóloga, mis amigas. La arena y el río. Me lo dijo el flaco Spinetta. Me lo dijo ella, me lo dijiste vos, me lo dije yo. \"YA DESPIÉRTATE NENA\", gritaste y parecía como si me lo hubieses gritado a mí. Me lo dije yo cuando me quedé sin habla durante el tiempo que duró tu interpretación. Se lo dije a mis compañeres de viaje cuando hice algo que nadie se esperaba que hiciera. Ni siquiera yo misma. Te acercaste pasando la gorra y mientras elles debatían con cuánto iban a colaborar, yo no dejaba de pensar si realmente quería hacerlo o no. Pero te acercaste: \"Disculpame, ¿te puedo decir algo? Ay sí\", me respondiste. \"Nunca hice esto y es probable que no volvamos a cruzarnos jamás en la vida. Pero me gustás. Ay, gracias\". Respondiste mientras nos imaginaba coloradas como un tomate a las dos. Dejé de buscarle una explicación a las cosas que me acontecen. Entendí que tengo una vida intensa. emocionalmente fuerte. Que no dejan de pasarme cosas buenas, malas e intermedias. Es difícil dejar ir a alguien, hacer un duelo y terminarlo cuando por alguna razón que no llegás a comprender, todo te la recuerda. Pero las personas van y vienen. A veces ni siquiera llegás a comprender ese proceso. Es como el tábano que pica al chico con el que te cruzaste pocas veces y con el cual llegaste a tener charlas muy profundas en tan solo dos días. Es el tren Mitre desde Retiro a Tigre. Es la lancha que no nos quiere llevar pero en la que terminamos subiendo. O creo que era otra, no lo sé. Es el tipo de la entrada de la playa dándonos explicaciones. Es la gente de bien que te da una mano. Es mi tesorito preciado jugando en el río y la arena como si no existiese nada más maravilloso en el mundo. Es la señora que nos dice yo acompaño a los hombres al baño de varones y yo diciéndole: \"Bueno entonces nosotres vamos al de mujeres. Mi tesorito, mi amigue y yo. Es la señora y la nena mirándome con cara de orto en el baño cuando con la malla puesta me agaché a guardar algo en la mochila. Es la otra señora en la misma escena mirándonos a les tres con ternura. Es el único hombre del grupo esperándonos cada vez que íbamos a cambiarnos o al baño solamente. Es mi amigue subiéndose en el tren después del nuestro, y el chico por vivir más cerca llegando antes. Es nosotros tres antes de que llegue mi amigue desayunando en Starbucks y cuando llega elle salir corriendo por tener miedo de no llegar a la lancha. Es la proveeduría en donde pagamos por transferencia con la zona wifi de la señora que atendía porque con nuestra compañía de teléfono no teníamos señal. Es la mesa donde nos sentamos a comer. Es el señor que nos dijo que por ser ciegos tengamos cuidado con la escalera. Es la gente hablándole a Tesorito todo el tiempo como si por ser la única que veía a pesar de ser la más chiquita se tuviese que hacer cargo de nosotres tres. conversaciones profundas. Confesiones. llanto, risa, juegos, mate, comida, abrazos, hierba, yerba. Una señora alcanzándonos una mesa y sillas. Mi amigue y yo turnándonos para jugar con Tesorito en el río y no descuidar las cosas. Son los candaditos con iniciales que no le pude comprar y también la cadenita con la piedra que le compró mi amigue. Churros sin tacc, alfajorcitos de maicena, comida sin tacc, y el agua caliente más cara del mundo, o eso nos pareció. Es la música de la gente que tenía prohibido usar parlantes. Son los mensajes de whatsapp llegando y enviándose muy esporádicamente por la falta de señal. Es el río plano, la arena caliente, el sol quemándonos los pies. Es la mugre que nos lavamos en las duchas o ir al baño para sacarnos la arena hasta de donde te imagines. Es les tres contándonos cosas súper fuertes mientras Tesorito jugaba cerca y yo le gritaba cada 5min o menos para saber cómo estaba. Es Tesorito teniendo miedo de las olas grandes que probocaban las lanchas, botes y barcos que pasaban cerca por el río del otro lado de las boyas de seguridad. Soy yo sujetando a Tesorito para que no se caiga y se asuste. Es su intensidad, su cariño, su amor, sus caprichitos, su ansiedad, su inacabable energía. Es correr a guardar las cosas e intentar convencer a Tesorito de que nos teníamos que ir porque si perdíamos la lancha nos quedábamos ahí hasta el día siguiente. Es el chico al que se le rompieron las ojotas en una salida anterior y ahora andaba con pantuflas para todos lados porque le había dado paja comprarse unas. Es la vuelta. No a casa, sino a lo de mi amigue. Es volver en lancha y sentarnos atrás de todo, estirar las manos y tocar el agua cuando el traquetear de la misma la elevaba hacia nuestros brazos. Son los videos, las fotos, la gente, la buena onda de todos los empleados del lugar. Es el guitarrista tocando canciones bonitas entre las que estaba \"Bajan\" de pescado rabioso, y la premonición implícita de que te aparecerías en el viaje de regreso. Y subimos al tren, nos fuimos. Apareciste. Me Lo Dijo el Tigre, Me Lo Dijo el Mitre, Me Lo Dijo mi amiga del otro lado del whatsapp, Me Lo Dijo el psiquiatra. Generalmente las personas no cambian. Es ella tan integrada en mi mente como si siempre hubiese estado ahí. Es ella, son ellas, son cada una. Pero no sos vos, no soy yo. Y lo dije, te lo dije, Me Lo Dije. Y el transcurrir del tiempo y el espacio se modificaron. Tanto así que nos dimos cuenta que estábamos llegando a Nuñez cuando ya estábamos ahí. Y corrimos. Y Tesorito y yo bajamos. Pero elles no. Me Lo Dijo el bastón de mi amigue atrapado en las puertas del tren. Me Lo Dijo Tesorito asustada y dándose cuenta de que estábamos solas en una estación en la que había muy poca gente, sin saber para donde ir y con la mochila de mi amigue en las manos. Se lo dije yo cuando recordé que por haber empezado a usar una app de entrenamiento el teléfono se me había quedado sin batería. Se lo dije yo cuando entendí que elles seguro bajaban en la estación siguiente y volvían. Buscamos una salida, pedimos ayuda y cruzamos al otro lado. Con el teléfono de ella llamamos a mi amigue y efectivamente comprobamos que eso iban a hacer. Fueron elles llegando en el siguiente tren con destino a Tigre diciendo que iban a denunciar la pérdida de la mochila a la policía cuando en realidad la teníamos nosotras. Fue la policía haciéndose eco del supuesto robo y yo explicando lo que pasó. Les pedimos indicaciones y salimos. Caminamos unas cuadras y entre calles y avenidas había de pronto seis personas indicándones donde teníamos que tomar el bondi. llegamos, lo tomamos, viajamos y bajamos. Pedimos ayuda para cruzar balbín a un chico que tenía de buena onda lo mismo que de imprudente y que por su descuido y la irresponsabilidad de los automovilistas estuvieron a punto de atropellar a Tesorito. Pero mis reflejos, intuición o como quieras llamarlo hicieron que la lleve hacia atrás del brazo y la salve. Es la vereda, el edificio, el ascensor, el departamento, el perrito, la música, la comida, la yerba, la hierba, las charlas, son ellas. Sí, ellas. Formando tan parte de todo, de mí. Es la tortura, el ataque constante a mi psiquis con la crueldad alegre y placentera que solo pocas personas tienen la capacidad de lograr. Es Tesorito reclamándome que me vaya a dormir con ella. Somos Tesorito y yo buscándote. Google, youtube, con solo dos datos: Tu nombre y que cantabas en el tren. Videos, un comentario tuyo, tu canal, tu usuario. Tu instagram, tu música en spotify. Sos vos diciéndome: \"Dejame gritar. ¿Por qué me querés apagar? ¿Qué te incomoda? Que sea yo misma te hace temblar\". Soy yo diciéndoselo a todo aquel que quiera escuchar y que quiera sentirse tocado/a por la frase. Son Pablo Milanés, Silvio Rodríguez, Joan Manuel Serrat, Ismael Serrano, María Carrasco, de esa noche. El mate, los churros y medialunas del día siguiente. La charla sobre política, trabajo, economía, sindicatos, discapacidad. Son los machirulos y las feminazis. es turnarnos la noche anterior para bañarnos ni bien habíamos llegado. El matambre a la pizza, la parrillada que nos sobró, es Tesorito contra el pollo. Es el loco del taxi que al volver para casa iba a los santos pedos y que casi choca. Somos nosotros/as/es subiendo la escalera cinco pisos para quemar calorías. Somos Tesorito y yo olvidándonos mis ojotas y no recuerdo qué más en la casa de elle. Sos vos quizás leyendo todo esto y preguntándote realmente quién es esta loca de mierda. Son ellas diciéndote que, sí, la conocemos. Sabemos quien es. Es el rock nacional acompañando ese desayuno a las 12 del mediodía. Es el pop, el indie y de nuevo el rock. Son Charly y Spinetta rezando por mí, por vos, por todos, por todas, por todes. Soy yo intentando por quincuagésima vez sacarla de mi mente, de mi vida, de mi corazón. Soy yo entendiéndome, valorándome, queriéndome. Sabiendo que soy diferente, única. Ni buena, ni mala. Solo humana, solo una persona. Y que no me merezco que me traten mal, que me menosprecien. Sea quien sea y por la razón que sea. Que tengo mucha gente que me quiere alrededor y que me quiere ver bien. Es el chico de las pantuflas mojadas y la remera al revés. Es le chique que organiza juntaditas lindas en su casa con un hermoso y cariñoso perrito. Es Tesorito con una infinidad de sentimientos y emociones tan grandes que jamás podría describir. Soy yo. Con mis virtudes, mis defectos. Mis aciertos, mis fracasos. Mis contradicciones, mis acuerdos. Me Lo Dijo el Tigre, el Mitre, la playa, la arena, el río, la gente, el perrito, les niñes, sus familias, Me Lo Dijiste vos, Me Lo Dicen mis amigas, mis pocos (y cada vez menos) amigos, Me Lo Dicen ellas, Me Lo Digo yo. Me Lo Dijo Charly, el flaco Spinetta, Fabiana Cantilo, Fito Paez. \"Ya despiértate nena, y así verás, lo bello y dulce que es amar\".", "Spanish Latin American Female");
}
};
Siempre me pregunté qué pasa cuando se termina un libro. ¿Qué pasa cuando se cierra la contraportada? ¿Qué pasa cuando una película, una serie, una telenovela incluso, llegan a su fin? ¿Qué pasa con todos aquellos personajes cuyo “desenlace”, no se contó? ¿Nunca se pusieron a pensar, que en realidad, esos desenlaces, esos finales, son realmente finales abiertos? La historia de una persona, no llega a su fin hasta que esta finaliza su ciclo de vida. Pero aún en ese caso, su historia se sigue sucediendo, con aquellos que la preceden. Que continúan escribiendo el futuro de esa… vida. Pero supongamos por un momento, que no. Que el desenlace, al igual que el de las historias en libros y demás, llega cuando finaliza un ciclo. Una serie de hechos determinados que marcan sucesos importantes en la vida de esta persona, de este personaje.
Muchas veces me pregunté, por qué algunos de los personajes que creo, no solo están basados en mí, si no que son directamente representaciones mías dentro de historias ficticias. ¿Qué me lleva a crear “universos Paralelos, en los que yo misma, soy el centro del cosmos? (Parafraseando a Nahuel Pennisi). Quizás, será el hecho de llevar al mundo de la fantasía, aspectos de mi vida real. O tal vez, el hecho de que, como me dijo una personita muy especial hace poco, no hay mejor nombre para un personaje de una historia, que “Katherine”. No, no creo que sea eso. Es decir, no creo que sea solo eso. Creo que detrás de esa decisión subconsciente, hay más. Hay mucho más. Y creo, que tiene que ver con esto que venía diciendo.
Toda historia, tiene un principio, un nudo, y un desenlace. OK. Sí, lo sé. hay ciertos tipos que no, me dirán los eruditos de la literatura. Lo sé, lo sé. Pero esa es la característica habitual, en las historias, sobre todo las historias largas. Y la vida de una persona, sí que es una historia larga. Pero, y he aquí al punto al que quiero llegar, que esa historia, está compuesta por muchas historias que empiezan y terminan constantemente. Cíclicamente. DE un punto a otro. Líneas que se bifurcan, se curvan, se ensanchan y se estrechan, en un sin fin de desenlaces.
Como dice la canción de la banda de rock argentina Vox Dei, “todo concluye al fin, nada puede escapar. Todo tiene un final, todo termina”. ¿Pero… Realmente termina? No, yo creo que no. Que cada final, no es más que un nuevo comienzo de algo distinto. ¿Mejor? ¿Peor? ¿Igual? No podemos saberlo, hasta que llega. A veces, las buenas experiencias nos dejan recuerdos amargos. A veces, las malas, nos dejan enseñanzas. Y es que, en la vida, no todo, ni para todos, tiene que tener un final feliz, o un final triste, o dejarnos una enseñanza positiva. Las cosas pasan por una determinada razón, sí. También lo creo. Pero sé, que somos partícipes de nuestros propios destinos. Algunos, tendrán más posibilidades de decidir que otros. Y es que, ahí ya no solo depende de lo que quieras hacer, si no de lo que puedas hacer con eso que te toca.
Siempre quise escribir algo a este respecto, y nunca se me había presentado la oportunidad. Una amiga, me dijo hace bastante tiempo atrás, que hay dos tipos de personas en este mundo. Las personas Pasivas, y las personas activas (y no, no estoy hablando de sexo) O como otro amigo lo definió en su libro, los durmientes, y los jugadores. Los jugadores o personas activas, serían aquellos que están en este mundo para influir en la vida de los demás. El universo, se moldearía a los deseos y las decisiones que estas toman, ya sea consciente, pero más que nada, inconscientemente. Las personas activas, nunca se quedan quietas. Siempre están buscando nuevas formas de experimentar, de influir en el mundo que las rodea. Y este, puede ser tan pequeño como una casa, o tan grande como… No sé, un país. En cambio, las personas pasivas o durmientes, suelen querer permanecer en un estado de estabilidad constante, esperando que el mundo a su alrededor, no cambie. Pero los jugadores, están aquí para intentar despertar y reprogramar, la mente de los durmientes. Y lo hacen tanto consciente, como inconscientemente. Se podría decir, volviendo al principio de esta reflexión, que si bien, todas las personas tienen varios desenlaces y principios a lo largo de sus vidas, las personas activas tienen muchos más por su propia condición de buscar algo más allá de lo preestablecido, de lo programado. De buscar el error en el código, no solo viendo como el programa funciona bien y ya, si no, yendo más allá. Rompiendo ese programa por donde se pueda, para encontrar el bug que genere una nueva solución, una nueva funcionalidad, una nueva característica. No tiene que ser una mejora, precisamente. Se han hecho programas que han pretendido ser la bomba, la panacea de las soluciones, y han fracasado estrepitosamente. Pero esas personas que tuvieron aquella idea, que soñaron con algo diferente, lo intentaron. Buscaron un nuevo desenlace, para ir después, hacia un nuevo principio. Para contar, otra historia, además de la historia inicial. Y de eso se trata realmente. De intentarlo. De no quedarse con el no puedo, si no, ir más allá. No es fácil, claro que no. Sobre todo cuando las decisiones que tomamos, no solo nos afectan a nosotros, si no a nuestro entorno. No es fácil cuando no estamos completamente seguros de si estamos haciendo lo correcto. No es fácil cuando, mientras que algunos te aplauden, otros te tiran mierda. Unos pocos, de frente. Otros tantos, a tus espaldas. No es fácil cuando, a pesar de que creés que estás haciendo lo mejor que podés hacer, muchos crean que en realidad, estás haciendo lo mejor que querés hacer. ¿Y acaso, los demás están equivocados? ¿Acaso, vos tenés razón? Nadie tiene la respuesta. Estoy totalmente segura, de que si hubiese dicho que no, a cada paso importante que di en mi vida, hoy no sería quien soy. Si no me hubiese arriesgado a equivocarme, hoy, tal vez no estaría tan cargada de errores. Pero tampoco, lo estaría de satisfacciones, de experiencias, de personas, de amigos, de compañeros, de gente…
Siempre me costó despegarme de las cosas. Creo que la única casa que sentí realmente mía, fue la casa que teníamos con mi abuela en el barrio Sol y Verde, en José C Paz. No sé por qué, en esa casa, sentía una paz, una sensación de hogar, de propiedad, que no pude encontrar en otro lado. Pero la casa se vendió. Otra (porque en mi infancia me mudé unas 4 veces más o menos) fue una en la que vivimos durante poco tiempo. Era muy linda, porque, si bien mi hermano y yo dormíamos en el mismo cuarto porque somos cercanos de edad, teníamos un cuarto de juegos en el que dejábamos volar nuestra imaginación, viajando a mundos que no existían y que jamás iban a existir. Podíamos pasar horas enteras solo con juguetes, él, yo, y un montón de personajes que quien sabe de donde salían… Esa casa, la perdimos. No recuerdo bien como fue la historia, no era muy grande yo, y creo que nunca llegué a entenderlo del todo. Pero ese, marcó un nuevo desenlace. ¿Se acuerdan de la historia de La bicicleta y el monstruo? ¿No se podría definir a esa historia, como una que tiene un desenlace? ¿Se preguntaron acaso, qué pasó después, con ese “personaje”? Bueno, resulta que, muchos años después, está un 24 de febrero a la una y media de la mañana, escribiendo estas líneas. ¿Y por qué? ¿Qué carajos te pasa ahora, loca de mierda? Se estarán preguntando algunos… Que en este último tiempo, mi vida ha tenido varios comienzos, y varios desenlaces. Algunos, superpuestos sobre otros. Como historias que comienzan y terminan en paralelo a otras historias cuyo final, aún está siendo escrito. Sí, así es. Este 23 de febrero que acaba de terminar, se convirtió en otra de esas fechas importantísimas para mi vida. En las que, inicio un nuevo capítulo. Escribo un nuevo desenlace, que traerá un nuevo comienzo. De nuevo. No sé si me estoy equivocando. No sé si tengo razón. Pero tampoco sé si toda mi vida, y en todas las decisiones que tomé, la tuve. ¿Que si me arrepiento de los errores que cometí? No sé si arrepentirse sea la palabra correcta. Para mí, arrepentirse, es como una forma de intentar borrar el pasado. De decir, si tuviese la oportunidad, haría las cosas de otra manera. Y claro, que si aprendiste algo de tus errores, lo vas a hacer de otra forma. Eso resulta más que obvio. Si no que lo que creo, es que debemos perdonarnos por nuestros errores del pasado. Porque el pasado no se niega, no se esconde, no se tapa. El pasado es una mochila que llevamos a cuestas toda la vida. Ya sea con nuestros errores, pero también con nuestros aciertos. Entonces, al perdonarnos, no estamos diciendo, yo no hice esto. Estamos diciendo, yo no lo volvería hacer. Y así, no solo podemos pedirnos disculpas a nosotros mismos, si no a todas aquellas personas a las que somos conscientes que lastimamos. Porque, y esto es cierto, a veces no tenemos conciencia de cuanto daño hacemos al otro con nuestras acciones. Pero es que tampoco, podemos preverlo siempre. Siempre y cuando el lastimar al otro, no sea una cuestión de puro placer personal, y lo hagamos por el simple hecho de que podemos y punto, es decir, el egoísmo en su estado más natural, es posible perdonarnos, pedirle disculpas al otro, y aprender de esos errores. Ahora, también hay que tener en cuenta que, hay quienes no quieren ver que se equivocaron. Incluso, hay gente que puede poseer ambas características. Es decir, reconocer que han cometido errores, aprender de ellos, pero a su vez, no reconocerlos todos.
Muy pocas veces, fui de exponer mi vida personal en este espacio. Y es que si bien, sí es un espacio mío, y propio, es cierto que no me gusta exponer mi vida privada, de forma tan pública. Es por eso que he contado historias, o presentado fragmentos de cosas que me han sucedido, sin relacionarlas directamente con hechos reales. Y al fin, estamos llegando al quid de la cuestión, de por qué estoy escribiendo a esta hora de la madrugada, sin poder dormir, y sabiendo que tengo que despertarme temprano para hacer trámites y trabajar. Desde noviembre del 2007, hasta ayer, 23 de febrero del 2023, viví con la mamá de mis hijos, y con ellos. Hace tiempo que ella y yo estábamos separadas. Y eso, sí, es otra historia que no voy a contar. Pero desde ayer, ellos se fueron a vivir con ella en su propia casa, y yo, me quedé, momentáneamente, viviendo donde estábamos, sola. Digo momentáneamente, porque esto es muy grande para mí, y estoy por conseguir algo más chico. Pero sin duda, esto representa un duelo. Para todos. No solo para mí. Sé que lo es para ella, sé que lo es para ellos. Tanto tiempo viviendo juntos, acostumbrados a una rutina, a una vida, a muchas cosas, y esto, ahora, llega a su fin. No sé qué, ni como nos deparará el destino. No sé, al igual que no lo sabía cuando nos vinimos a vivir acá hace ya… 6 años, si me estoy equivocando, o si estoy haciendo lo correcto. Pero sí sé, que es un nuevo y gran, enorme desenlace. Para todos. Y a su vez, un nuevo comienzo. Nunca estamos seguras, al momento de tomar decisiones, de la forma en la que estas repercutirán en los sucesos futuros. Y como dije anteriormente. No vamos a estarlo, en tanto no tengamos que enfrentarnos a las consecuencias de esas decisiones. A su vez, que hayamos tomado una decisión, en este caso… La separación definitiva, no quiere decir que realmente estemos listas para lidiar con todas las consecuencias que esta puede acarrear. Pero sí, podemos estar seguras, de que vamos a enfrentar cada problema, a medida que vaya surgiendo. Sería absurdo por mi parte, cuestionar si podría haber hecho las cosas de otra forma. Eso, ya lo hice miles de veces. Finalmente, esta es la decisión que tomé. Y esto, es lo que está sucediendo. Y esto, es todo por ahora. Hay cosas que les dije a ellos. Hay otras, que escribí en mi diario personal, al que, sí, nadie tiene acceso. Y hay otras, que, como en todos los desenlaces, decido guardarme para mí. Finalmente, como también dice Vox Dei en la misma canción, “Cuanta verdad, hay en vivir. Solamente, solamente, en el momento en que estás, si el presente , el presente y nada más”.
Notas
Este es el primer texto improvisado que escribo en mucho tiempo. Lo empecé a escribir a las 12 y media de la noche, y ya son las 2 y cuarto de la mañana. Es por eso que encontrarán pasajes desarmados, frases inconexas, y demás cuestiones literarias y gramaticales que de seguro son inconsistentes con un texto más elaborado.
Otro de los principios, nudos y desenlaces que me han ocurrido el año pasado, fue una historia de amor que tuve con una personita muy especial, que llegó a mi vida de forma muy extraña, hace ya casi un año. En una especie de analogía sobre “El fin del amor” (ensayo de Tamara Tenenbaum que súper recomiendo y una serie de Amazon Prime basada en ese ensayo protagonizada por Lali Espósito) y el disco “El amor después del amor”, de Fito Páez, pretendo, a través de unos cuentos ficticios que saldrán dentro de poco aquí mismo, reflexionar sobre el duelo, el despecho, no solo el amor, si no el desamor, y demás cuestiones relacionadas con esa… Ruptura, que tantas heridas sin cicatrizar, ha dejado en mi vida. Pero a su vez, con tantas enseñanzas. ¿Buenas? ¿Malas? Prefiero no dar esa respuesta, y dejármela para mí… Solo… No las juzguen a partir de esos cuentos…
No voy a escribir mucho más sobre mis hijos, ni sobre la mamá, como ya he dicho, porque no me gusta exponerlos a ellos, ni exponer mi vida tanto públicamente. Este es un espacio para reflexionar, y contar sentimientos y sensaciones. Pero si quieren conocerme y saber mucho más sobre mí, bueno, están mis redes sociales, y si no, la página de contacto del blog.
Sé que mucha gente es de usar estos espacios como vuelco de sucesos cotidianos. No es mi caso. Solo escribo cuando siento que tengo algo interesante que decir, o algo importante que contar, o de lo que quejarme, como el artículo anterior a este. DE nuevo, para diario personal, tengo el mío, y para hablar de mis temas, los amigos, la psicóloga, en fin…
Las personas con discapacidad visual, pueden encontrar la serie audiodescrita en la audiocinemateca, y el libro en la biblioteca tiflolibros.
No puedo garantizar que lo próximo que vaya a salir, sean esos cuentos que menciono (que en sí es un cuento en 5 capítulos) porque siempre termino prometiendo cosas que no puedo cumplir. Escribo y publico a mi ritmo. No me presiono para hacerlo. Escribir para mí es un disfrute, no una obligación. Entonces, no tengo la necesidad de cumplir con nadie, más que conmigo misma. Es más, ni siquiera sabía que este texto iba a salir. Es solo que fue un día tan intenso, y pasaron tantas cosas, que sentí las ganas de publicar algo al respecto.
Por último, si les gusta lo que escribo, no duden en compartirlo en las redes, y si quieren dar una ayudita para mantener el blog y a mi familia (porque está complicada la economía XD) pueden Colaborar con KathWare.
PD: Si no les gusta este, porque es muy tirado de los pelos en el sentido literario de la palabra, como ya dije, pueden leer alguna de las otras cosillas que tengo por acá, entrando desde las distintas categorías o etiquetas.