¿De qué nos reímos cuando nos reímos?

listenButton1.onclick = function(){ if(responsiveVoice.isPlaying()){ responsiveVoice.cancel(); }else{ responsiveVoice.speak("En esta oportunidad, me permito reflexionar sobre una cuestión que, hace rato viene generando polémica, no solo en Argentina, si no en todas partes del mundo, y en algunos casos, con consecuencias realmente graves. ¿Y esto es, qué significa el humor para nosotros? ¿Es decir, de qué nos reímos cuando nos reímos? A lo largo del tiempo, sobre todo en estos últimos años, en los que a mí particularmente me ha tocado vivenciarlo, la forma en la que nos relacionamos con la sociedad, ha cambiado en todos sus aspectos. Esto claro que en gran parte, es positivo. Hay expresiones culturales de todo tipo con contenido feminista, sobre las personas con discapacidad, y/o sobre la comunidad LGBTIQ+, por citar algunos ejemplos. Es algo que, hace algunos años, era impensado. Pero, en cierta forma, también, se coarta otro tipo de libertad de expresión, que siempre ha funcionado como una especie de paralelismo de la sociedad en la que vivimos. Me refiero específicamente, al humor. Yo entiendo al humor, como una parodia de la realidad, de la sociedad misma. Como una tergiversación o satirización de la misma, con el objetivo de hacernos reír. El problema es, el entender, que no todos nos reímos de las mismas cosas. Y que, lo que para unos puede parecer gracioso, para otros, por variadas razones, tal vez no lo sea. Dentro del propio humor, hay distintos tipos. Mencionarlos todos, me resultaría imposible. Pero sí voy a hacer hincapié en algunos, que pueden servir como ejemplo. Está aquel que, utiliza recursos propios e inventados para crear su propio modelo de risa. Como por ejemplo, el clásico conjunto argentino les luthier. El cual, con una mezcla de recitados, música y escenografía, logra hacer un humor, más del estilo del humor de culto. Pero también, hay otros tipos, un poco más populares, por llamarlos de alguna forma. Un ejemplo son los midachi. Aunque también tienen características similares a los anteriores, estos utilizan recursos más asequibles, por decirlo de alguna forma. Es decir, con un lenguaje más coloquial. Esto no quiere decir que un tipo de humor sea mejor o peor que el otro. Solo, que es diferente. Y que incluso, está dirigido a distinto tipo de público. En general, la denigración, burla, o ridiculización de la mujer, de las infancias, de las personas con discapacidad, entre otras minorías, son cada vez más cuestionadas. ¿Por qué? Es claramente una cuestión sociocultural. Es decir, la forma en la que va cambiando la comprensión, y la sensibilidad de las personas, sobre las realidades diversas con las que les toca convivir, y a las que están empezando a comprender. Asimismo, tenemos también tipos de humor más complejos de analizar. Por ejemplo, el humor bizarro. Es aquel, cuya parodia de la sociedad, llega a sobrepasar límites de lo, socialmente permitido, tanto actualmente, como en el pasado. Sabemos desde siempre, que la serie animada más longeva de la televisión, Los Simpson, hace humor parodiando a la sociedad norteamericana en sí, aunque sabemos también, que a lo largo de los años, han hecho parodias de muchísimas situaciones a nivel mundial. Una de las escenas más recordadas por acá, Argentina, es en el capítulo \"Rafa el elegido\", de la temporada 19, en la que 2 de los personajes más conocidos del bar de Moe, insultan al carismático pero controversial ex presidente argentino, Juan Domingo Perón. Esto, por supuesto tuvo muchísimas repercusiones a nivel local, y a nivel internacional, con países que simpatizaban con nuestro gobierno de turno. Y es que, a nadie le gusta que insulten, a una figura que admiran. Y, sin ir más lejos, el capítulo en cuestión, ha sido censurado durante bastante tiempo en este país, y en otros países afines. Yendo más lejos aún, la comedia animada South Park, hace humor con absolutamente todo lo que se le presenta. Es decir, todo es, fue o podría ser parodiado por ellos. Aún así, siguen teniendo gran cantidad de audiencia. La serie animada argentina, Alejo y Valentina, tiene, por decirlo de alguna forma, un tipo de humor similar a Los Simpson, con el lenguaje grosero de South Park, pero argentino, claro. Incluso, esta serie, al igual que Los Simpson, toma hechos actuales, y los parodia. ¿Qué consiguen todas estas series con esto? Que logremos reirnos de las cosas con las que nos relacionamos, en nuestro día a día, ya sea para bien, o para mal. Y ahí, está el principal problema. ¿Qué consecuencias puede traer el humor que hacemos, o que consumimos? Una de las más conocidas, como todos ya sabrán, y si no, es fácilmente googleable, es la ocurrida con el semanario francés Charlie Hebdo. Sin duda, es una de las más trágicas, de las que al menos yo, tengo conocimiento. Pero seguro, no ha de ser la única. Entonces, creo que podemos subdividir al humor, en 3 partes muy sencillas de identificar, ya que, son las partes que componen cualquier tipo de comunicación. Y puede que algunos, recuerden estos conceptos de cuando iban a la secundaria. Emisor, mensaje, receptor. Emisor: Es quien cuenta el chiste, quien hace la parodia, la satirización. Quien relaciona hechos, ya sean verídicos o ficticios, de tal forma que estos provoquen risas al receptor. Mensaje: Es el chiste en sí. ya sea que tenga contenido soez o grosero, o no lo tenga. Ya sea un chiste corto o largo, o un monólogo. Ya sea un cómic/historieta, o incluso una canción, el mensaje es el contenido que va a llegar al receptor. Receptor: Es quien recibe el mensaje. Quien lo interpreta, lo decodifica, y reacciona al mismo. Para mí, excepto en ocasiones particulares que menciono más abajo, es la parte más importante en todo este proceso. Porque según la reacción de este, el chiste como tal, va a haber funcionado, o no. Otra de las trágicas consecuencias que puede traer el humor, es cuando este, va dirigido desde una, o un grupo de personas, hacia otra u otras en particular, con el objetivo de burlarse de esta o estas. Esto, es generalmente conocido como bullying. Y, a pesar de los avances en la sociedad, aún el tema, no es tratado como una prioridad. Existen muchísimas causas de suicidios debido a esta \"clase de humor\", y por supuesto, muchísimos ataques de depresión. En este caso, la parte importante, son tanto el emisor como el receptor. El primero, porque lo hace con una clara intención de perjudicar al segundo. Y el segundo, obviamente, porque el \"chiste\", evidentemente, no solo no le parece gracioso, si no que además, lo ofende, se siente insultado, discriminado por ese chiste. Existen muchos humoristas, que hacen chistes recurrentes sobre temáticas específicas en particular. Y esto, puede interpretarse como una intención de reirse, siempre de las mismas cosas, y teniendo la certeza, de que mi humor, va a resultar ofensivo para ese grupo de personas que, se identifican con la temática de la que yo estoy hablando. Por ejemplo, si mi humor siempre depende de hacer chistes sobre la gente de color, o los que tienen algún tipo de discapacidad, o de la comunidad LGBTIQ+, evidentemente, estoy haciendo un chiste, con la clara intención de ofender al receptor. O al menos, esa es mi forma, como receptora de estos mensajes que envían esos emisores, de interpretar, esto que llamo, \"Humor ofensivo\". Pero de nuevo, esto no depende solo del emisor, si no de quien se siente ofendido al recibir ese mensaje. ¿Es posible trabajar nuestro sentido de la ofensa, por llamarlo de alguna manera? Me parece que, en esta ocasión, podemos tomar como punto de partida, y en el sentido de realizar un análisis concreto, Tanto el llamado humor negro, como el humor machista. Creo que sería una buena forma de reconsiderar nuestra tolerancia a cosas que, hoy en día, ya no son tan socialmente aceptadas como antes. Pero que aún así, continúan siendo parte del humor popular. Volviendo al tipo de humor que hacen las series más arriba mencionadas, podemos decir que, estas continúan teniendo vigencia hoy en día, ya que, se puede interpretar que las mismas, no hacen humor con el sentido de ofender, si no con el sentido de solo parodiar, de hacer reír al receptor. Y que lo logran, incluso considerando que puede haber ciertos tipos de chistes, que resulten ofensivos para algunos grupos de personas. Sin embargo, hay muchos que aún siguen considerando a esos chistes graciosos, a pesar de la queja de estos grupos. Otra de las preguntas que podemos hacer, es... ¿Quien tiene razón? Existe cierto tipo de \"humor sano\". Este, es el humor que cada uno, puede hacer sobre sí mismo. ¿Y por qué lo pongo entre comillas? Porque también, acá depende del receptor. En este caso, uno mismo es el emisor, y el mensaje. Por ejemplo, yo podría hacer humor sobre varias cosas que me caracterizan. Sobre las personas ciegas o con alguna discapacidad, sobre las personas trans, o sobre las personas que tienen celiaquía, Etc. Es más, en varias oportunidades me han dicho que añada una sección de humor, y precisamente no lo he hecho, porque mi tipo de humor, es espontáneo. Es decir, tiene un contexto, en el que hago un chiste en particular. No pude, al menos hasta ahora, escribir un monólogo, o un texto específicamente de chistes. ¿Pero volviendo al tema en sí, por qué, si este humor es sobre sí mismo, no puede ser un humor sano? Bueno, claramente, porque entre los receptores, puede haber 2 tipos de personas. Y esto, aunque es un cliché básico, no es más que la pura realidad. Los que se rían conmigo, y los que se rían de mí. Es ahí, donde el mensaje toma o no, la relevancia que queremos darle. Porque, todo mensaje, aunque el emisor sea uno solo, está dividido en 2 partes. El que lo emite, con su propia interpretación, la cual para él es clara, y el que lo recibe, el cual puede interpretarlo de cientos de miles de formas diferentes, dependiendo de sus propias características de vida, como mencioné anteriormente. Su cultura, su sociedad, su entorno, su religión, su color de piel, y otras miles de cuestiones más, que convierten a cada una de las personas, en receptoras totalmente diferentes, de un mismo mensaje. Por supuesto, que hay un tipo de humor aún mucho más sano. Aquel que no es dirigido a alguien por alguna razón en particular. Es sobre algo, sobre algún hecho cotidiano, pero sin perjudicar a nadie, sin ofender a nadie, bajo ningún punto de vista. Ese tipo de humor, por supuesto es diferente al resto de los que venimos hablando. Mi objetivo en sí, fue, durante todo este texto, centrarme precisamente, en estos otros tipos que vengo mencionando. Es decir, en aquellos que, causan un conflicto en la sociedad en general, y en sí, en todo el mundo. Conclusión: ¿De qué nos reímos cuando nos reímos? A pesar de todo esto, todas y cada una de las personas, nos reímos de distintas cosas. Y, desafortunadamente, no existe una forma de definir, de qué pueden o no, reírse los demás. Pero sí, podemos elegir de qué reírnos cada uno de nosotros. Y podemos decidir, si queremos que los demás se rían de nosotros, o con nosotros. Es ahí, donde está nuestra misión con respecto al humor. No apoyar bajo ningún punto de vista la censura, siempre y cuando, esta no se haga con la intención de ofender. ¿ De qué forma hacemos esa delimitación entre la ofensa y la parodia? Eso, lamentablemente, debe depender de cada uno. Y no digo esto de forma despectiva, claro está. Si no que, a la hora de analizar el humor, deberíamos adoptar un punto de vista más crítico, más universal, más desde el lado de aceptar que todo, sin llegar a parecernos ofensivo o violento, puede ser gracioso. Y que a pesar de todo, podemos reírnos de cualquier cosa. ¿Porque, qué sucede si continuamos cuestionando al humor, y decidimos enojarnos y protestar por cada cosa que consideremos una ofensa? Puede Suceder que, el humor, deje de existir. Porque, como me dijo una amiga una vez, no todo lo que hagamos, va a dejar contento a todo el mundo. Y de eso se debería tratar la vida. Siempre, de reírnos. Como ya se ha probado, reír es una de las grandes curas para el alma, siempre y cuando, no sea a costa de los demás. Ya que si no, nuestra risa, no es sanadora, si no que esta, termina siendo perjudicial. Y puede, en muchos casos, traer consecuencias realmente trágicas.", "Spanish Latin American Female"); } };

En esta oportunidad, me permito reflexionar sobre una cuestión que, hace rato viene generando polémica, no solo en Argentina, si no en todas partes del mundo, y en algunos casos, con consecuencias realmente graves. ¿Y esto es, qué significa el humor para nosotros? ¿Es decir, de qué nos reímos cuando nos reímos?

A lo largo del tiempo, sobre todo en estos últimos años, en los que a mí particularmente me ha tocado vivenciarlo, la forma en la que nos relacionamos con la sociedad, ha cambiado en todos sus aspectos. Esto claro que en gran parte, es positivo. Hay expresiones culturales de todo tipo con contenido feminista, sobre las personas con discapacidad, y/o sobre la comunidad LGBTIQ+, por citar algunos ejemplos. Es algo que, hace algunos años, era impensado. Pero, en cierta forma, también, se coarta otro tipo de libertad de expresión, que siempre ha funcionado como una especie de paralelismo de la sociedad en la que vivimos. Me refiero específicamente, al humor.

Yo entiendo al humor, como una parodia de la realidad, de la sociedad misma. Como una tergiversación o satirización de la misma, con el objetivo de hacernos reír. El problema es, el entender, que no todos nos reímos de las mismas cosas. Y que, lo que para unos puede parecer gracioso, para otros, por variadas razones, tal vez no lo sea. Dentro del propio humor, hay distintos tipos. Mencionarlos todos, me resultaría imposible. Pero sí voy a hacer hincapié en algunos, que pueden servir como ejemplo. Está aquel que, utiliza recursos propios e inventados para crear su propio modelo de risa. Como por ejemplo, el clásico conjunto argentino les luthier. El cual, con una mezcla de recitados, música y escenografía, logra hacer un humor, más del estilo del humor de culto. Pero también, hay otros tipos, un poco más populares, por llamarlos de alguna forma. Un ejemplo son los midachi. Aunque también tienen características similares a los anteriores, estos utilizan recursos más asequibles, por decirlo de alguna forma. Es decir, con un lenguaje más coloquial. Esto no quiere decir que un tipo de humor sea mejor o peor que el otro. Solo, que es diferente. Y que incluso, está dirigido a distinto tipo de público.

En general, la denigración, burla, o ridiculización de la mujer, de las infancias, de las personas con discapacidad, entre otras minorías, son cada vez más cuestionadas. ¿Por qué? Es claramente una cuestión sociocultural. Es decir, la forma en la que va cambiando la comprensión, y la sensibilidad de las personas, sobre las realidades diversas con las que les toca convivir, y a las que están empezando a comprender. Asimismo, tenemos también tipos de humor más complejos de analizar. Por ejemplo, el humor bizarro. Es aquel, cuya parodia de la sociedad, llega a sobrepasar límites de lo, socialmente permitido, tanto actualmente, como en el pasado.

Sabemos desde siempre, que la serie animada más longeva de la televisión, Los Simpson, hace humor parodiando a la sociedad norteamericana en sí, aunque sabemos también, que a lo largo de los años, han hecho parodias de muchísimas situaciones a nivel mundial. Una de las escenas más recordadas por acá, Argentina, es en el capítulo “Rafa el elegido”, de la temporada 19, en la que 2 de los personajes más conocidos del bar de Moe, insultan al carismático pero controversial ex presidente argentino, Juan Domingo Perón. Esto, por supuesto tuvo muchísimas repercusiones a nivel local, y a nivel internacional, con países que simpatizaban con nuestro gobierno de turno. Y es que, a nadie le gusta que insulten, a una figura que admiran. Y, sin ir más lejos, el capítulo en cuestión, ha sido censurado durante bastante tiempo en este país, y en otros países afines.

Yendo más lejos aún, la comedia animada South Park, hace humor con absolutamente todo lo que se le presenta. Es decir, todo es, fue o podría ser parodiado por ellos. Aún así, siguen teniendo gran cantidad de audiencia. La serie animada argentina, Alejo y Valentina, tiene, por decirlo de alguna forma, un tipo de humor similar a Los Simpson, con el lenguaje grosero de South Park, pero argentino, claro. Incluso, esta serie, al igual que Los Simpson, toma hechos actuales, y los parodia. ¿Qué consiguen todas estas series con esto? Que logremos reirnos de las cosas con las que nos relacionamos, en nuestro día a día, ya sea para bien, o para mal. Y ahí, está el principal problema. ¿Qué consecuencias puede traer el humor que hacemos, o que consumimos? Una de las más conocidas, como todos ya sabrán, y si no, es fácilmente googleable, es la ocurrida con el semanario francés Charlie Hebdo. Sin duda, es una de las más trágicas, de las que al menos yo, tengo conocimiento. Pero seguro, no ha de ser la única.

Entonces, creo que podemos subdividir al humor, en 3 partes muy sencillas de identificar, ya que, son las partes que componen cualquier tipo de comunicación. Y puede que algunos, recuerden estos conceptos de cuando iban a la secundaria. Emisor, mensaje, receptor.

Emisor: Es quien cuenta el chiste, quien hace la parodia, la satirización. Quien relaciona hechos, ya sean verídicos o ficticios, de tal forma que estos provoquen risas al receptor.

Mensaje: Es el chiste en sí. ya sea que tenga contenido soez o grosero, o no lo tenga. Ya sea un chiste corto o largo, o un monólogo. Ya sea un cómic/historieta, o incluso una canción, el mensaje es el contenido que va a llegar al receptor.

Receptor: Es quien recibe el mensaje. Quien lo interpreta, lo decodifica, y reacciona al mismo. Para mí, excepto en ocasiones particulares que menciono más abajo, es la parte más importante en todo este proceso. Porque según la reacción de este, el chiste como tal, va a haber funcionado, o no.

Otra de las trágicas consecuencias que puede traer el humor, es cuando este, va dirigido desde una, o un grupo de personas, hacia otra u otras en particular, con el objetivo de burlarse de esta o estas. Esto, es generalmente conocido como bullying. Y, a pesar de los avances en la sociedad, aún el tema, no es tratado como una prioridad. Existen muchísimas causas de suicidios debido a esta “clase de humor”, y por supuesto, muchísimos ataques de depresión. En este caso, la parte importante, son tanto el emisor como el receptor. El primero, porque lo hace con una clara intención de perjudicar al segundo. Y el segundo, obviamente, porque el “chiste”, evidentemente, no solo no le parece gracioso, si no que además, lo ofende, se siente insultado, discriminado por ese chiste.

Existen muchos humoristas, que hacen chistes recurrentes sobre temáticas específicas en particular. Y esto, puede interpretarse como una intención de reirse, siempre de las mismas cosas, y teniendo la certeza, de que mi humor, va a resultar ofensivo para ese grupo de personas que, se identifican con la temática de la que yo estoy hablando. Por ejemplo, si mi humor siempre depende de hacer chistes sobre la gente de color, o los que tienen algún tipo de discapacidad, o de la comunidad LGBTIQ+, evidentemente, estoy haciendo un chiste, con la clara intención de ofender al receptor. O al menos, esa es mi forma, como receptora de estos mensajes que envían esos emisores, de interpretar, esto que llamo, “Humor ofensivo”. Pero de nuevo, esto no depende solo del emisor, si no de quien se siente ofendido al recibir ese mensaje. ¿Es posible trabajar nuestro sentido de la ofensa, por llamarlo de alguna manera? Me parece que, en esta ocasión, podemos tomar como punto de partida, y en el sentido de realizar un análisis concreto, Tanto el llamado humor negro, como el humor machista. Creo que sería una buena forma de reconsiderar nuestra tolerancia a cosas que, hoy en día, ya no son tan socialmente aceptadas como antes. Pero que aún así, continúan siendo parte del humor popular.

Volviendo al tipo de humor que hacen las series más arriba mencionadas, podemos decir que, estas continúan teniendo vigencia hoy en día, ya que, se puede interpretar que las mismas, no hacen humor con el sentido de ofender, si no con el sentido de solo parodiar, de hacer reír al receptor. Y que lo logran, incluso considerando que puede haber ciertos tipos de chistes, que resulten ofensivos para algunos grupos de personas. Sin embargo, hay muchos que aún siguen considerando a esos chistes graciosos, a pesar de la queja de estos grupos. Otra de las preguntas que podemos hacer, es… ¿Quien tiene razón?

Existe cierto tipo de “humor sano”. Este, es el humor que cada uno, puede hacer sobre sí mismo. ¿Y por qué lo pongo entre comillas? Porque también, acá depende del receptor. En este caso, uno mismo es el emisor, y el mensaje. Por ejemplo, yo podría hacer humor sobre varias cosas que me caracterizan. Sobre las personas ciegas o con alguna discapacidad, sobre las personas trans, o sobre las personas que tienen celiaquía, Etc. Es más, en varias oportunidades me han dicho que añada una sección de humor, y precisamente no lo he hecho, porque mi tipo de humor, es espontáneo. Es decir, tiene un contexto, en el que hago un chiste en particular. No pude, al menos hasta ahora, escribir un monólogo, o un texto específicamente de chistes. ¿Pero volviendo al tema en sí, por qué, si este humor es sobre sí mismo, no puede ser un humor sano? Bueno, claramente, porque entre los receptores, puede haber 2 tipos de personas. Y esto, aunque es un cliché básico, no es más que la pura realidad. Los que se rían conmigo, y los que se rían de mí. Es ahí, donde el mensaje toma o no, la relevancia que queremos darle. Porque, todo mensaje, aunque el emisor sea uno solo, está dividido en 2 partes. El que lo emite, con su propia interpretación, la cual para él es clara, y el que lo recibe, el cual puede interpretarlo de cientos de miles de formas diferentes, dependiendo de sus propias características de vida, como mencioné anteriormente. Su cultura, su sociedad, su entorno, su religión, su color de piel, y otras miles de cuestiones más, que convierten a cada una de las personas, en receptoras totalmente diferentes, de un mismo mensaje.

Por supuesto, que hay un tipo de humor aún mucho más sano. Aquel que no es dirigido a alguien por alguna razón en particular. Es sobre algo, sobre algún hecho cotidiano, pero sin perjudicar a nadie, sin ofender a nadie, bajo ningún punto de vista. Ese tipo de humor, por supuesto es diferente al resto de los que venimos hablando. Mi objetivo en sí, fue, durante todo este texto, centrarme precisamente, en estos otros tipos que vengo mencionando. Es decir, en aquellos que, causan un conflicto en la sociedad en general, y en sí, en todo el mundo.

Conclusión: ¿De qué nos reímos cuando nos reímos? A pesar de todo esto, todas y cada una de las personas, nos reímos de distintas cosas. Y, desafortunadamente, no existe una forma de definir, de qué pueden o no, reírse los demás. Pero sí, podemos elegir de qué reírnos cada uno de nosotros. Y podemos decidir, si queremos que los demás se rían de nosotros, o con nosotros. Es ahí, donde está nuestra misión con respecto al humor. No apoyar bajo ningún punto de vista la censura, siempre y cuando, esta no se haga con la intención de ofender. ¿ De qué forma hacemos esa delimitación entre la ofensa y la parodia? Eso, lamentablemente, debe depender de cada uno. Y no digo esto de forma despectiva, claro está. Si no que, a la hora de analizar el humor, deberíamos adoptar un punto de vista más crítico, más universal, más desde el lado de aceptar que todo, sin llegar a parecernos ofensivo o violento, puede ser gracioso. Y que a pesar de todo, podemos reírnos de cualquier cosa. ¿Porque, qué sucede si continuamos cuestionando al humor, y decidimos enojarnos y protestar por cada cosa que consideremos una ofensa? Puede Suceder que, el humor, deje de existir. Porque, como me dijo una amiga una vez, no todo lo que hagamos, va a dejar contento a todo el mundo. Y de eso se debería tratar la vida. Siempre, de reírnos. Como ya se ha probado, reír es una de las grandes curas para el alma, siempre y cuando, no sea a costa de los demás. Ya que si no, nuestra risa, no es sanadora, si no que esta, termina siendo perjudicial. Y puede, en muchos casos, traer consecuencias realmente trágicas.




Sanación

listenButton2.onclick = function(){ if(responsiveVoice.isPlaying()){ responsiveVoice.cancel(); }else{ responsiveVoice.speak("En esta oportunidad, me permito reflexionar sobre una cuestión que, hace rato viene generando polémica, no solo en Argentina, si no en todas partes del mundo, y en algunos casos, con consecuencias realmente graves. ¿Y esto es, qué significa el humor para nosotros? ¿Es decir, de qué nos reímos cuando nos reímos? A lo largo del tiempo, sobre todo en estos últimos años, en los que a mí particularmente me ha tocado vivenciarlo, la forma en la que nos relacionamos con la sociedad, ha cambiado en todos sus aspectos. Esto claro que en gran parte, es positivo. Hay expresiones culturales de todo tipo con contenido feminista, sobre las personas con discapacidad, y/o sobre la comunidad LGBTIQ+, por citar algunos ejemplos. Es algo que, hace algunos años, era impensado. Pero, en cierta forma, también, se coarta otro tipo de libertad de expresión, que siempre ha funcionado como una especie de paralelismo de la sociedad en la que vivimos. Me refiero específicamente, al humor. Yo entiendo al humor, como una parodia de la realidad, de la sociedad misma. Como una tergiversación o satirización de la misma, con el objetivo de hacernos reír. El problema es, el entender, que no todos nos reímos de las mismas cosas. Y que, lo que para unos puede parecer gracioso, para otros, por variadas razones, tal vez no lo sea. Dentro del propio humor, hay distintos tipos. Mencionarlos todos, me resultaría imposible. Pero sí voy a hacer hincapié en algunos, que pueden servir como ejemplo. Está aquel que, utiliza recursos propios e inventados para crear su propio modelo de risa. Como por ejemplo, el clásico conjunto argentino les luthier. El cual, con una mezcla de recitados, música y escenografía, logra hacer un humor, más del estilo del humor de culto. Pero también, hay otros tipos, un poco más populares, por llamarlos de alguna forma. Un ejemplo son los midachi. Aunque también tienen características similares a los anteriores, estos utilizan recursos más asequibles, por decirlo de alguna forma. Es decir, con un lenguaje más coloquial. Esto no quiere decir que un tipo de humor sea mejor o peor que el otro. Solo, que es diferente. Y que incluso, está dirigido a distinto tipo de público. En general, la denigración, burla, o ridiculización de la mujer, de las infancias, de las personas con discapacidad, entre otras minorías, son cada vez más cuestionadas. ¿Por qué? Es claramente una cuestión sociocultural. Es decir, la forma en la que va cambiando la comprensión, y la sensibilidad de las personas, sobre las realidades diversas con las que les toca convivir, y a las que están empezando a comprender. Asimismo, tenemos también tipos de humor más complejos de analizar. Por ejemplo, el humor bizarro. Es aquel, cuya parodia de la sociedad, llega a sobrepasar límites de lo, socialmente permitido, tanto actualmente, como en el pasado. Sabemos desde siempre, que la serie animada más longeva de la televisión, Los Simpson, hace humor parodiando a la sociedad norteamericana en sí, aunque sabemos también, que a lo largo de los años, han hecho parodias de muchísimas situaciones a nivel mundial. Una de las escenas más recordadas por acá, Argentina, es en el capítulo \"Rafa el elegido\", de la temporada 19, en la que 2 de los personajes más conocidos del bar de Moe, insultan al carismático pero controversial ex presidente argentino, Juan Domingo Perón. Esto, por supuesto tuvo muchísimas repercusiones a nivel local, y a nivel internacional, con países que simpatizaban con nuestro gobierno de turno. Y es que, a nadie le gusta que insulten, a una figura que admiran. Y, sin ir más lejos, el capítulo en cuestión, ha sido censurado durante bastante tiempo en este país, y en otros países afines. Yendo más lejos aún, la comedia animada South Park, hace humor con absolutamente todo lo que se le presenta. Es decir, todo es, fue o podría ser parodiado por ellos. Aún así, siguen teniendo gran cantidad de audiencia. La serie animada argentina, Alejo y Valentina, tiene, por decirlo de alguna forma, un tipo de humor similar a Los Simpson, con el lenguaje grosero de South Park, pero argentino, claro. Incluso, esta serie, al igual que Los Simpson, toma hechos actuales, y los parodia. ¿Qué consiguen todas estas series con esto? Que logremos reirnos de las cosas con las que nos relacionamos, en nuestro día a día, ya sea para bien, o para mal. Y ahí, está el principal problema. ¿Qué consecuencias puede traer el humor que hacemos, o que consumimos? Una de las más conocidas, como todos ya sabrán, y si no, es fácilmente googleable, es la ocurrida con el semanario francés Charlie Hebdo. Sin duda, es una de las más trágicas, de las que al menos yo, tengo conocimiento. Pero seguro, no ha de ser la única. Entonces, creo que podemos subdividir al humor, en 3 partes muy sencillas de identificar, ya que, son las partes que componen cualquier tipo de comunicación. Y puede que algunos, recuerden estos conceptos de cuando iban a la secundaria. Emisor, mensaje, receptor. Emisor: Es quien cuenta el chiste, quien hace la parodia, la satirización. Quien relaciona hechos, ya sean verídicos o ficticios, de tal forma que estos provoquen risas al receptor. Mensaje: Es el chiste en sí. ya sea que tenga contenido soez o grosero, o no lo tenga. Ya sea un chiste corto o largo, o un monólogo. Ya sea un cómic/historieta, o incluso una canción, el mensaje es el contenido que va a llegar al receptor. Receptor: Es quien recibe el mensaje. Quien lo interpreta, lo decodifica, y reacciona al mismo. Para mí, excepto en ocasiones particulares que menciono más abajo, es la parte más importante en todo este proceso. Porque según la reacción de este, el chiste como tal, va a haber funcionado, o no. Otra de las trágicas consecuencias que puede traer el humor, es cuando este, va dirigido desde una, o un grupo de personas, hacia otra u otras en particular, con el objetivo de burlarse de esta o estas. Esto, es generalmente conocido como bullying. Y, a pesar de los avances en la sociedad, aún el tema, no es tratado como una prioridad. Existen muchísimas causas de suicidios debido a esta \"clase de humor\", y por supuesto, muchísimos ataques de depresión. En este caso, la parte importante, son tanto el emisor como el receptor. El primero, porque lo hace con una clara intención de perjudicar al segundo. Y el segundo, obviamente, porque el \"chiste\", evidentemente, no solo no le parece gracioso, si no que además, lo ofende, se siente insultado, discriminado por ese chiste. Existen muchos humoristas, que hacen chistes recurrentes sobre temáticas específicas en particular. Y esto, puede interpretarse como una intención de reirse, siempre de las mismas cosas, y teniendo la certeza, de que mi humor, va a resultar ofensivo para ese grupo de personas que, se identifican con la temática de la que yo estoy hablando. Por ejemplo, si mi humor siempre depende de hacer chistes sobre la gente de color, o los que tienen algún tipo de discapacidad, o de la comunidad LGBTIQ+, evidentemente, estoy haciendo un chiste, con la clara intención de ofender al receptor. O al menos, esa es mi forma, como receptora de estos mensajes que envían esos emisores, de interpretar, esto que llamo, \"Humor ofensivo\". Pero de nuevo, esto no depende solo del emisor, si no de quien se siente ofendido al recibir ese mensaje. ¿Es posible trabajar nuestro sentido de la ofensa, por llamarlo de alguna manera? Me parece que, en esta ocasión, podemos tomar como punto de partida, y en el sentido de realizar un análisis concreto, Tanto el llamado humor negro, como el humor machista. Creo que sería una buena forma de reconsiderar nuestra tolerancia a cosas que, hoy en día, ya no son tan socialmente aceptadas como antes. Pero que aún así, continúan siendo parte del humor popular. Volviendo al tipo de humor que hacen las series más arriba mencionadas, podemos decir que, estas continúan teniendo vigencia hoy en día, ya que, se puede interpretar que las mismas, no hacen humor con el sentido de ofender, si no con el sentido de solo parodiar, de hacer reír al receptor. Y que lo logran, incluso considerando que puede haber ciertos tipos de chistes, que resulten ofensivos para algunos grupos de personas. Sin embargo, hay muchos que aún siguen considerando a esos chistes graciosos, a pesar de la queja de estos grupos. Otra de las preguntas que podemos hacer, es... ¿Quien tiene razón? Existe cierto tipo de \"humor sano\". Este, es el humor que cada uno, puede hacer sobre sí mismo. ¿Y por qué lo pongo entre comillas? Porque también, acá depende del receptor. En este caso, uno mismo es el emisor, y el mensaje. Por ejemplo, yo podría hacer humor sobre varias cosas que me caracterizan. Sobre las personas ciegas o con alguna discapacidad, sobre las personas trans, o sobre las personas que tienen celiaquía, Etc. Es más, en varias oportunidades me han dicho que añada una sección de humor, y precisamente no lo he hecho, porque mi tipo de humor, es espontáneo. Es decir, tiene un contexto, en el que hago un chiste en particular. No pude, al menos hasta ahora, escribir un monólogo, o un texto específicamente de chistes. ¿Pero volviendo al tema en sí, por qué, si este humor es sobre sí mismo, no puede ser un humor sano? Bueno, claramente, porque entre los receptores, puede haber 2 tipos de personas. Y esto, aunque es un cliché básico, no es más que la pura realidad. Los que se rían conmigo, y los que se rían de mí. Es ahí, donde el mensaje toma o no, la relevancia que queremos darle. Porque, todo mensaje, aunque el emisor sea uno solo, está dividido en 2 partes. El que lo emite, con su propia interpretación, la cual para él es clara, y el que lo recibe, el cual puede interpretarlo de cientos de miles de formas diferentes, dependiendo de sus propias características de vida, como mencioné anteriormente. Su cultura, su sociedad, su entorno, su religión, su color de piel, y otras miles de cuestiones más, que convierten a cada una de las personas, en receptoras totalmente diferentes, de un mismo mensaje. Por supuesto, que hay un tipo de humor aún mucho más sano. Aquel que no es dirigido a alguien por alguna razón en particular. Es sobre algo, sobre algún hecho cotidiano, pero sin perjudicar a nadie, sin ofender a nadie, bajo ningún punto de vista. Ese tipo de humor, por supuesto es diferente al resto de los que venimos hablando. Mi objetivo en sí, fue, durante todo este texto, centrarme precisamente, en estos otros tipos que vengo mencionando. Es decir, en aquellos que, causan un conflicto en la sociedad en general, y en sí, en todo el mundo. Conclusión: ¿De qué nos reímos cuando nos reímos? A pesar de todo esto, todas y cada una de las personas, nos reímos de distintas cosas. Y, desafortunadamente, no existe una forma de definir, de qué pueden o no, reírse los demás. Pero sí, podemos elegir de qué reírnos cada uno de nosotros. Y podemos decidir, si queremos que los demás se rían de nosotros, o con nosotros. Es ahí, donde está nuestra misión con respecto al humor. No apoyar bajo ningún punto de vista la censura, siempre y cuando, esta no se haga con la intención de ofender. ¿ De qué forma hacemos esa delimitación entre la ofensa y la parodia? Eso, lamentablemente, debe depender de cada uno. Y no digo esto de forma despectiva, claro está. Si no que, a la hora de analizar el humor, deberíamos adoptar un punto de vista más crítico, más universal, más desde el lado de aceptar que todo, sin llegar a parecernos ofensivo o violento, puede ser gracioso. Y que a pesar de todo, podemos reírnos de cualquier cosa. ¿Porque, qué sucede si continuamos cuestionando al humor, y decidimos enojarnos y protestar por cada cosa que consideremos una ofensa? Puede Suceder que, el humor, deje de existir. Porque, como me dijo una amiga una vez, no todo lo que hagamos, va a dejar contento a todo el mundo. Y de eso se debería tratar la vida. Siempre, de reírnos. Como ya se ha probado, reír es una de las grandes curas para el alma, siempre y cuando, no sea a costa de los demás. Ya que si no, nuestra risa, no es sanadora, si no que esta, termina siendo perjudicial. Y puede, en muchos casos, traer consecuencias realmente trágicas.", "Spanish Latin American Female"); } };

Dedicado al Profesor. Sin vos, esta última entrada de esta serie de textos consecutivos, no existiría.

Antes de entrar al tema específico del que vengo a hablar aquí, quisiera hacer un par de aclaraciones sobre las 4 entradas anteriores.

Primero, es probable que haya quienes se pregunten el por qué de todo aquello. Qué me pasó, cuando, como… Lo cierto es, que nada de eso es importante, para nadie más que para mí, y puede que para algunas personas cercanas con las que tal vez, en algún momento pueda hablarlo. No escribí todo esto para que se preocupen, ni mucho menos. Si no, para intentar hacer un recuento, y reflexionar, sobre como los distintos sentimientos humanos, nos afectan en una crisis emocional. En este sentido, es que algunas de estas reflexiones, fueron escritas sin pensar. Es decir, desde la más pura improvisación. En cambio, otras, fueron escritas desde un punto más filosófico, si se quiere. Es decir, desde frases que, es posible, que tal vez ayuden a alguien más, en caso de que estén pasando por procesos similares. Mi objetivo al escribir, además de intentar desahogarme, es decir, sacar todo eso que me hace mal, que me atormenta por dentro, también, es con mis mensajes, tratar de ayudar un poquito, si es que puedo, a alguien más, que esté pasando por lo mismo que yo.

En segundo lugar, tener la confirmación del diagnóstico de celiaquía, algunos días antes de publicar todas estas entradas, también cambió mi perspectiva a la hora de enfrentar las cosas. Siempre suelo deprimirme primero, e intentar pensar las cosas con más calma, y por supuesto, por último, resolverlas. Este es todo un camino nuevo que tendré que recorrer desde cero, como tantas otras cosas que tuve que enfrentar y superar en la vida. Sé que me va a resultar muy difícil, y sobre todo con lo que a mí me gusta comer cosas con TACC. Bueno, dejémoslo en con lo que a mí me gusta comer cosas… En general. Pero es muy importante para mi salud y mi bienestar, así que sé, que aunque me cueste, tengo que hacerlo.

En tercer lugar, comentar que, si bien el concepto de la “angustia”, es algo en lo que no había pensado si no hasta ahora a partir de todo esto, los conceptos de la “confianza” y “la prisión”, eran cosas sobre las que hace rato venía reflexionando. Esta situación en particular, me dio una razón para poder sacarlos a la luz. Y especialmente el de la prisión, el cual terminó siendo un cuentito bastante largo que, si lo leen detenidamente, es más lo que oculta, que todo lo que dice. Y es en ese sentido, que también, esta última entrada, es importante, al menos para mí. Si no leyeron las anteriores, les recomiendo que lo hagan, antes de continuar.

Como saben, Annabelle no me dijo de qué forma pueden sanar las Almas Rotas. Pero sí, me dijo que iban a haber personas que me hablen, que me aconsejen, que me ayuden a intentar sanar mi alma. Y es así, como esta publicación, toma total relevancia, para cumplir con ese objetivo final. Es decir, con la sanación, de mi Alma Rota.

Existen momentos buenos y malos en la vida. Distintos sucesos que nos van marcando. De los que podemos aprender, y a partir de ahí, conseguir herramientas para seguir enfrentándolos. ¿Pero la gran pregunta es, es posible encontrar un equilibrio entre esos sucesos? ¿Existe uno realmente? Lamentablemente, no hay una respuesta para esto. Porque para cada persona, es distinto. Pero no solo eso. Aún hay más. Porque muchas veces, tampoco tenemos a personas que nos ayuden a encontrar ese camino, ese equilibrio. La depresión, es algo muy fuerte. Algo muy difícil de superar. Y si no se cuenta con los recursos, las herramientas, y los profesionales que puedan ayudar a las personas a salir de esa depresión, es imposible, o al menos muy difícil, que podamos hacerlo solos. Asimismo, es también muy importante que contemos con personas que nos acompañen, que nos entiendan, que comprendan por lo que estamos pasando, y que puedan darnos una manito desde su lugar. Aún así, todo esto, podría no ser suficiente. Yo no soy quien, para decirle a cada persona como debe, o puede enfrentar sus luchas. Yo solo puedo decirles, como lo estoy haciendo yo.

Como me enseñó la gran escritora “BleuMinette”, tenemos todo el derecho del mundo a expresar nuestro enojo, nuestra bronca, nuestra indignación, nuestra angustia, o, cuando tenemos un mal día… En sí, todos nuestros sentimientos negativos. Y no tenemos que sentirnos mal por eso. No siempre debemos estar con una cara sonriente ante todo el mundo. También, podemos estar mal. Y de eso, se tratan las entradas anteriores. Pero a su vez, una de las formas en las que nuestra alma puede sanar, es dejando de ver solo lo negativo de todo. Y entender que, por más pequeñas que sean, también nos pasan cosas buenas. Y está bien, que también hablemos de ello. Es decir, hay 2 formas de ver un baso. O verlo medio vacío, o medio lleno. La forma en la que elijamos verlo, será cosa nuestra. Y de eso dependerá, si nuestra alma comienza a sanar, o continúa rota. De ese vaso medio lleno, es de lo que finalmente, quiero hablar aquí.

A pesar de que en los últimos tiempos me han pasado algunas cosas negativas, es cierto que el año que nos dejó, también me ha traído cosas muy buenas. En mi caso, comenzar a sanar, es ver todo aquello bueno que me sucedió, o que logré yo misma. Una de ellas, es este mismo blog. En el 2020, tuve más de 1000 visitas, y más de 2000 vistas en todas mis entradas. No es que escriba para hacerme famosa ni mucho menos, como mencioné en ocasiones anteriores, pero si me leen, quiere decir que logro transmitir un mensaje. Que lo que escribo, le sirve a alguien aunque sea, para entretenerse un ratito. Y eso me pone realmente orgullosa. Desde aquella primer entrada con la que retomé la escritura, el 25 de enero del año pasado, la cual seguro todos ya leyeron, hasta aquellas que tuvieron pocas vistas, sea por las razones que sea, me ha proporcionado un gran placer, y una gran satisfacción escribir. Estoy muy contenta de tener este pequeño rinconcito en el mundo para poder expresar, como digo siempre, todo aquello que sueño, pienso, imagino y siento. Pero además, en este mismo sentido, hubo algunas cosas que trascendieron más allá del propio blog. Primero, aunque fue algo muy triste para mí personalmente, la partida física del gran Quino, me permitió volver a difundir el proyecto de “Mafalda en braille”. También, logré publicar la entrada “Escribiendo a ciegas en android”, en “La izquierda Diario”. Esto me permitió darle difusión, no solo al blog en sí, si no al teclado Soft Braille, que es lo que realmente quería hacer con esa entrada. Por último, casi a fin de año, y gracias a twitter, descubrí la red social “Bloguers.net”. Esta plataforma, nos permite tanto a blogueros como a lectores de blog, interactuar entre sí. A los blogueros, nos permite difundir nuestros artículos, para así llegar a un público más amplio, que pueda estar interesado en nuestro mensaje. Asimismo, nos permite a quienes somos lectores de blogs, informarnos, y leer también a otros blogueros, que publiquen artículos, en los que podamos estar interesados. La verdad me ofreció, además de mis redes sociales, y mi lista de difusión de whatsapp, encontrar otra forma de hacer llegar mis escritos a posibles lectores.

Después, por supuesto, mi DNI. Fue una de las cosas más importantes y trascendentales de mi vida. El reconocimiento de nuestra identidad en todos los ámbitos, es realmente muy importante para las personas trans. Sé que para quienes no lo sienten, es complicado de entender, pero ya hablé de eso en otra entrada, así que no voy a ampliar este punto. Solo decir que, tenerlo, es realmente muy emocionante para mí. Es de una emoción tan grande, que cuesta muchísimo explicarlo en simples palabras. Así que lo dejo por acá nomás.

La sociedad. La verdad, he encontrado en este último tiempo, una aceptación por parte de las personas que no pensé que encontraría. Tanto en ámbitos privados como públicos, como en la calle, la gente que me recibe, con la que me relaciono de alguna forma, aunque sea temporal, respeta mi identidad de género. Y eso, también es muy importante. Creo que puede atribuirse a varios factores. Tal vez sea mi apariencia. Tal vez, el hecho de que la sociedad, es muchísimo más consciente, y se está adaptando, al hecho de interactuar con las personas trans. Tal vez, sea una combinación de las 2 cosas. Son muy pocos los casos en los que se confunden, en los que no saben como tratarme, y hasta el momento, no me ha tocado ninguno en el que me discriminen directamente. Claro, que como digo siempre, hay mucho camino por recorrer. Pero de que vamos avanzando, vamos avanzando. Y eso, la verdad, me resulta simplemente, hermoso.

El ingreso, y por medio de eso la participación en varios eventos y charlas, a la comunidad de DaLat, Desarrollo Accesible de Latinoamérica. Es una comunidad compuesta por organizaciones, fundaciones, desarrolladores, testers y usuarios, con un objetivo en común. Promover y difundir el desarrollo de la accesibilidad en latinoamérica. A través de charlas, difusión en redes, participación en eventos, y mediante una capacitación orientada principalmente a personas con discapacidad, la cual fue promovida por la universidad tecnológica de Córdoba Argentina, que se llama “Mundo Digital Accesible”, y que pueden buscar en youtube, ya que está disponible de forma gratuita, nos proponemos poner en la agenda de las instituciones de todo tipo, tanto públicas como privadas, la accesibilidad como tema primordial a tratar. La idea es, que se transforme en una prioridad, y no que sea algo que se deje para el final, o que ni siquiera se tome en cuenta. Tener aplicaciones de escritorio, móviles y sitios webs accesibles en todos los ámbitos, y en todas las empresas, es fundamental para que, todos aquellos que tengamos alguna dificultad, sea cual sea, podamos acceder a la información, en igualdad de condiciones. Y podamos tener así también, las mismas oportunidades y facilidades a la hora de interactuar con el mundo digital. Si les interesa el tema, estamos como “DalatComunidad” en instagram, o como “Dalat Comunidad” en linkedin. En un tiempo, publicaré mi propio artículo al respecto de este tema.

Las personas. Sin duda, son de lo más importante en nuestras vidas. Entendí, que ya sea a distancia o presencial, las personas que están cerca nuestro, que nos acompañan, que nos escuchan, nos entienden, y a las que escuchamos y también intentamos entender, son de lo mejor que nos puede pasar. Este año que pasó, aunque la pandemia me alejó de algunas personas realmente cercanas, y que por supuesto, es algo que me puso muy triste, también me permitió acercarme mucho más a otras que ya formaban parte de mi vida, pero que este contexto, ayudó a que reforcemos nuestra relación. Eso, fue realmente trascendental en todo este proceso por el que tuve que pasar. Y aún, siguen siendo importantes, y les agradezco de todo corazón, el haber estado ahí cuando las necesité, y el que me dejen también poder ayudarlas, y formar parte de sus vidas. A su vez, No siempre es importante que todas las personas nos entiendan, nos comprendan, nos acepten. A veces, solo es importante que estén ahí. Cuando necesitamos llorar y que nos escuchen. Cuando algo nos aflige y no sabemos como, ni a quién contárselo. Cuando algo nos hace mal, y nos va consumiendo por dentro. De eso se trata un poco todo esto. De tener a las personas indicadas, para cada momento. Pero además, y tal vez por este contexto de pandemia, viéndolo como algo positivo, conocí a través de las redes sociales a algunas personitas que también me ayudaron muchísimo a ver la vida de otra manera.

Hace un tiempo, me uní a un grupo en facebook que se llama “escritores independientes”. Allí, además de poder difundir mis escritos, conocer los de otros autores, y leer sus consejos y experiencias a la hora de escribir, también, pude conocer a alguien muy especial, que ya forma parte de mi vida. “Letras del alma Silvana”, es mucho más que una página de facebook. Es muchísimo más que letras, muchísimo más que videos. Es una persona que le pone el alma a cada nuevo proyecto que emprende. A cada video, a cada poesía, a cada relato, a cada texto. Es de esas almas que el universo te acerca para que comprendas que hay mucho más de lo que cada uno puede llegar a imaginar. Que también es importante pensar en los otros, además de uno mismo. Que hacer algo por los demás, también es importante, y ayuda mucho a que entendamos al otro. Con sus dificultades, pero sobre todo con sus virtudes. Una persona a la que la vida le enseñó a luchar, y seguir adelante. Y eso, es algo que aunque cueste, todos deberíamos intentar aprender. Pueden conocerla un poco más, a través de su propia página en facebook.

La dedicatoria del inicio. Una de las enormes personas que me trajo este 2020. No es fácil definir lo que significó para mí conocerlo. Porque la emoción de conocer a una persona con la que se puede hablar de miles de cosas, y conversar sobre miles de temas, es otra de aquellas mejores cosas que pueden pasarnos en esta vida. Y es la dedicatoria del inicio, porque fue quien me instó a escribir esta última entrada. A entender que la vida tiene también un lado bueno. Y que es lindo también, ver ese lado bueno de la vida. Encontrar lo bello. Ver la luz en medio de la oscuridad. Ver que a pesar de traernos cosas malas, el universo, si somos buenas personas, también nos recompensa con cosas buenas. Tal vez no sea dinero, tal vez no sean bienes materiales, tal vez ni siquiera sea como lo imaginamos. Pero lo bello de la vida, de alguna forma u otra, siempre está ahí. Y eso, es lo que tenemos que aprender a ver, a buscar, a entender. Pero, nos centramos tanto en lo negativo, en lo malo, que no logramos distinguir más allá de nuestras narices. Y eso, muchas veces es muy triste, y nos trae muchísimas dificultades a la hora de enfrentar la vida. Ser agradecidos con lo que tenemos y pudimos llegar a conseguir, es el primer paso para que el universo nos empiece a tener en cuenta. Si podemos agradecer, no quiere decir que no podamos aspirar a más. Pero la aspiración, ya no está basada en ambiciones materiales, o en cosas imposibles. Si no en saber que para desear algo más, primero tenemos que aprender a valorar todo lo que tenemos, es decir, lo que pudimos conseguir, o lo que nos dio el universo. Por más que algunas cosas no nos gusten, el universo sabe por qué suceden las cosas de determinada manera. Y tal vez, jamás llegue a ser rica en dinero. Pero al menos sé, que soy rica en gente que me quiere, y que quiere que esté bien. Y eso, es suficiente para mí.

La familia. Sin duda, todos los momentos buenos que pasé con mi familia durante todo este tiempo, significaron mucho para mí, y fueron sin duda lo más importante de todo. El pasar más tiempo con los chicos, el verlos crecer, jugar, estudiar, y el solo compartir tiempo con ellos, es lo mejor de toda la vida. Cada abrazo, cada caricia, cada muestra de cariño, afecto y amor, son capaces de hacerme superar cualquier tempestad, por más fuerte y poderosa que esta sea. Y son los que me dan energía todo el tiempo, para seguir adelante siempre, pase lo que pase, y tenga que enfrentarme a cuantas pruebas el destino me ponga. Y así voy a seguir. Siempre tratando de hacer lo mejor para ellos. Siempre, dándoles todo mi amor y cariño. Porque son lo más importante que la vida y el universo me han dado. Y voy a estar siempre agradecida de tener a estos 2 hermosos niñatos, como yo les digo.

Conclusión. Durante esta entrada, decidí no poner ningún enlace a ningún artículo ni propio ni externo. A pesar de que hubo páginas o cosas a las que podría haber enlazado, decidí que era mejor dejarlo en texto simple. Perdón por dejarles tarea para la casa, pero me pareció que en esta ocasión, era mejor que cada quien, si les interesa algo, lo googleen. Está todo entrecomillado, así que no les resultará muy difícil. Hice esto porque prefiero que se centren en el texto en sí, y no en el contenido externo, al menos, no en este caso. Que se centren en el mensaje, más que en el texto. Que entiendan que, aunque no escriban sus logros, o no los publiquen en una entrada de un blog, o no haya enlaces a los mismos, o no sea algo que salga en la tele o en los diarios, estos logros están ahí. Que cada quien es partícipe necesario y protagonista, de su propia historia. Que el fracaso, solo es un paso más, antes de seguir intentándolo. Y que lograr algo, por más mínimo que parezca, es la llave para abrir la puerta de un nuevo objetivo en la vida. Que solo caen, y se rinden, aquellos que no siguen intentándolo, aquellos que no luchan, que no pelean. Tal vez esto parezca muy cliché. Tal vez les parezca un libro de autoayuda, o incluso puede que hasta les parezca una tontería, una estupidez. No es mi intención que todos lo entiendan. Si logro que una sola de cien, de mil, o de un millón de personas comience a mirar la vida con otros ojos después de estas palabras, sé que habré logrado mi objetivo. Porque, como ya mencioné, lamentablemente, no tengo las respuestas a todas las preguntas, ni la cura para la depresión de nadie. Solo puedo contar las formas en las que yo logro ir sanando poco a poco, en base a mis propias experiencias. Pero confío en que algo de esto, tal vez ayude a alguien a encontrar sus propias salidas. Mientras tanto, que sepan que, si alguien necesita algún hombro, también yo voy a estar para ayudar a quienes lo necesiten, para calmar su llanto. Tal vez, y solo tal vez, estas palabras te sirvan para entender que no estás sola. Que siempre hay alguien que te quiere, y que quiere que estés bien. Por esa persona, pero principalmente por vos, tenés que intentar salir adelante, seguir. Porque si una misma no lo hace, nadie lo va a hacer por nosotras. Sé que no es fácil. De hecho, es lo más difícil de hacer. Pero por lo menos, saber que vale la pena intentarlo.

Como entenderán, creo mucho en la energía del universo. Algunos lo llaman Dios, de cualquier religión. Y les atribuyen reglas específicas que se deben seguir para tener la vida perfecta. No, no es así para mí. El manual de la vida perfecta, no existe. Si hacés el bien en lugar del mal, si podés amar a los demás a pesar de todo en lugar de odiarlos. Si sabés agradecer lo que la vida te da, tarde o temprano, vas a tener tu recompensa. Porque de alguna forma u otra, todos los que hacen el mal, tarde o temprano, también la pagan. Tal vez vos nunca llegues a saber como. Es probable que jamás te enteres. Pero podés tener el alma tranquila, sabiendo que vos, no sos como esa persona. Y así, solo así, vas a mejorar tu calidad de vida, tu mente, tu alma. Enfocándote en tu felicidad, y en la felicidad de quienes puedas ayudar. Todo lo demás, toda las demás malas personas, son irrelevantes. No te centres en lo negativo, Aspirá siempre a alejarte de quienes te hacen daño. Porque como dije, aquel que te hace daño, la va a pagar. Y aunque no estés ahí para verlo, solo eso, tiene que comenzar a tranquilizarte. A salir de a poco, de tu propia prisión, así como yo estoy intentando salir de la mía. A que tu alma, mi alma, ya no sean, unas de las tantas… Almas Rotas.




La Prisión

listenButton3.onclick = function(){ if(responsiveVoice.isPlaying()){ responsiveVoice.cancel(); }else{ responsiveVoice.speak("En esta oportunidad, me permito reflexionar sobre una cuestión que, hace rato viene generando polémica, no solo en Argentina, si no en todas partes del mundo, y en algunos casos, con consecuencias realmente graves. ¿Y esto es, qué significa el humor para nosotros? ¿Es decir, de qué nos reímos cuando nos reímos? A lo largo del tiempo, sobre todo en estos últimos años, en los que a mí particularmente me ha tocado vivenciarlo, la forma en la que nos relacionamos con la sociedad, ha cambiado en todos sus aspectos. Esto claro que en gran parte, es positivo. Hay expresiones culturales de todo tipo con contenido feminista, sobre las personas con discapacidad, y/o sobre la comunidad LGBTIQ+, por citar algunos ejemplos. Es algo que, hace algunos años, era impensado. Pero, en cierta forma, también, se coarta otro tipo de libertad de expresión, que siempre ha funcionado como una especie de paralelismo de la sociedad en la que vivimos. Me refiero específicamente, al humor. Yo entiendo al humor, como una parodia de la realidad, de la sociedad misma. Como una tergiversación o satirización de la misma, con el objetivo de hacernos reír. El problema es, el entender, que no todos nos reímos de las mismas cosas. Y que, lo que para unos puede parecer gracioso, para otros, por variadas razones, tal vez no lo sea. Dentro del propio humor, hay distintos tipos. Mencionarlos todos, me resultaría imposible. Pero sí voy a hacer hincapié en algunos, que pueden servir como ejemplo. Está aquel que, utiliza recursos propios e inventados para crear su propio modelo de risa. Como por ejemplo, el clásico conjunto argentino les luthier. El cual, con una mezcla de recitados, música y escenografía, logra hacer un humor, más del estilo del humor de culto. Pero también, hay otros tipos, un poco más populares, por llamarlos de alguna forma. Un ejemplo son los midachi. Aunque también tienen características similares a los anteriores, estos utilizan recursos más asequibles, por decirlo de alguna forma. Es decir, con un lenguaje más coloquial. Esto no quiere decir que un tipo de humor sea mejor o peor que el otro. Solo, que es diferente. Y que incluso, está dirigido a distinto tipo de público. En general, la denigración, burla, o ridiculización de la mujer, de las infancias, de las personas con discapacidad, entre otras minorías, son cada vez más cuestionadas. ¿Por qué? Es claramente una cuestión sociocultural. Es decir, la forma en la que va cambiando la comprensión, y la sensibilidad de las personas, sobre las realidades diversas con las que les toca convivir, y a las que están empezando a comprender. Asimismo, tenemos también tipos de humor más complejos de analizar. Por ejemplo, el humor bizarro. Es aquel, cuya parodia de la sociedad, llega a sobrepasar límites de lo, socialmente permitido, tanto actualmente, como en el pasado. Sabemos desde siempre, que la serie animada más longeva de la televisión, Los Simpson, hace humor parodiando a la sociedad norteamericana en sí, aunque sabemos también, que a lo largo de los años, han hecho parodias de muchísimas situaciones a nivel mundial. Una de las escenas más recordadas por acá, Argentina, es en el capítulo \"Rafa el elegido\", de la temporada 19, en la que 2 de los personajes más conocidos del bar de Moe, insultan al carismático pero controversial ex presidente argentino, Juan Domingo Perón. Esto, por supuesto tuvo muchísimas repercusiones a nivel local, y a nivel internacional, con países que simpatizaban con nuestro gobierno de turno. Y es que, a nadie le gusta que insulten, a una figura que admiran. Y, sin ir más lejos, el capítulo en cuestión, ha sido censurado durante bastante tiempo en este país, y en otros países afines. Yendo más lejos aún, la comedia animada South Park, hace humor con absolutamente todo lo que se le presenta. Es decir, todo es, fue o podría ser parodiado por ellos. Aún así, siguen teniendo gran cantidad de audiencia. La serie animada argentina, Alejo y Valentina, tiene, por decirlo de alguna forma, un tipo de humor similar a Los Simpson, con el lenguaje grosero de South Park, pero argentino, claro. Incluso, esta serie, al igual que Los Simpson, toma hechos actuales, y los parodia. ¿Qué consiguen todas estas series con esto? Que logremos reirnos de las cosas con las que nos relacionamos, en nuestro día a día, ya sea para bien, o para mal. Y ahí, está el principal problema. ¿Qué consecuencias puede traer el humor que hacemos, o que consumimos? Una de las más conocidas, como todos ya sabrán, y si no, es fácilmente googleable, es la ocurrida con el semanario francés Charlie Hebdo. Sin duda, es una de las más trágicas, de las que al menos yo, tengo conocimiento. Pero seguro, no ha de ser la única. Entonces, creo que podemos subdividir al humor, en 3 partes muy sencillas de identificar, ya que, son las partes que componen cualquier tipo de comunicación. Y puede que algunos, recuerden estos conceptos de cuando iban a la secundaria. Emisor, mensaje, receptor. Emisor: Es quien cuenta el chiste, quien hace la parodia, la satirización. Quien relaciona hechos, ya sean verídicos o ficticios, de tal forma que estos provoquen risas al receptor. Mensaje: Es el chiste en sí. ya sea que tenga contenido soez o grosero, o no lo tenga. Ya sea un chiste corto o largo, o un monólogo. Ya sea un cómic/historieta, o incluso una canción, el mensaje es el contenido que va a llegar al receptor. Receptor: Es quien recibe el mensaje. Quien lo interpreta, lo decodifica, y reacciona al mismo. Para mí, excepto en ocasiones particulares que menciono más abajo, es la parte más importante en todo este proceso. Porque según la reacción de este, el chiste como tal, va a haber funcionado, o no. Otra de las trágicas consecuencias que puede traer el humor, es cuando este, va dirigido desde una, o un grupo de personas, hacia otra u otras en particular, con el objetivo de burlarse de esta o estas. Esto, es generalmente conocido como bullying. Y, a pesar de los avances en la sociedad, aún el tema, no es tratado como una prioridad. Existen muchísimas causas de suicidios debido a esta \"clase de humor\", y por supuesto, muchísimos ataques de depresión. En este caso, la parte importante, son tanto el emisor como el receptor. El primero, porque lo hace con una clara intención de perjudicar al segundo. Y el segundo, obviamente, porque el \"chiste\", evidentemente, no solo no le parece gracioso, si no que además, lo ofende, se siente insultado, discriminado por ese chiste. Existen muchos humoristas, que hacen chistes recurrentes sobre temáticas específicas en particular. Y esto, puede interpretarse como una intención de reirse, siempre de las mismas cosas, y teniendo la certeza, de que mi humor, va a resultar ofensivo para ese grupo de personas que, se identifican con la temática de la que yo estoy hablando. Por ejemplo, si mi humor siempre depende de hacer chistes sobre la gente de color, o los que tienen algún tipo de discapacidad, o de la comunidad LGBTIQ+, evidentemente, estoy haciendo un chiste, con la clara intención de ofender al receptor. O al menos, esa es mi forma, como receptora de estos mensajes que envían esos emisores, de interpretar, esto que llamo, \"Humor ofensivo\". Pero de nuevo, esto no depende solo del emisor, si no de quien se siente ofendido al recibir ese mensaje. ¿Es posible trabajar nuestro sentido de la ofensa, por llamarlo de alguna manera? Me parece que, en esta ocasión, podemos tomar como punto de partida, y en el sentido de realizar un análisis concreto, Tanto el llamado humor negro, como el humor machista. Creo que sería una buena forma de reconsiderar nuestra tolerancia a cosas que, hoy en día, ya no son tan socialmente aceptadas como antes. Pero que aún así, continúan siendo parte del humor popular. Volviendo al tipo de humor que hacen las series más arriba mencionadas, podemos decir que, estas continúan teniendo vigencia hoy en día, ya que, se puede interpretar que las mismas, no hacen humor con el sentido de ofender, si no con el sentido de solo parodiar, de hacer reír al receptor. Y que lo logran, incluso considerando que puede haber ciertos tipos de chistes, que resulten ofensivos para algunos grupos de personas. Sin embargo, hay muchos que aún siguen considerando a esos chistes graciosos, a pesar de la queja de estos grupos. Otra de las preguntas que podemos hacer, es... ¿Quien tiene razón? Existe cierto tipo de \"humor sano\". Este, es el humor que cada uno, puede hacer sobre sí mismo. ¿Y por qué lo pongo entre comillas? Porque también, acá depende del receptor. En este caso, uno mismo es el emisor, y el mensaje. Por ejemplo, yo podría hacer humor sobre varias cosas que me caracterizan. Sobre las personas ciegas o con alguna discapacidad, sobre las personas trans, o sobre las personas que tienen celiaquía, Etc. Es más, en varias oportunidades me han dicho que añada una sección de humor, y precisamente no lo he hecho, porque mi tipo de humor, es espontáneo. Es decir, tiene un contexto, en el que hago un chiste en particular. No pude, al menos hasta ahora, escribir un monólogo, o un texto específicamente de chistes. ¿Pero volviendo al tema en sí, por qué, si este humor es sobre sí mismo, no puede ser un humor sano? Bueno, claramente, porque entre los receptores, puede haber 2 tipos de personas. Y esto, aunque es un cliché básico, no es más que la pura realidad. Los que se rían conmigo, y los que se rían de mí. Es ahí, donde el mensaje toma o no, la relevancia que queremos darle. Porque, todo mensaje, aunque el emisor sea uno solo, está dividido en 2 partes. El que lo emite, con su propia interpretación, la cual para él es clara, y el que lo recibe, el cual puede interpretarlo de cientos de miles de formas diferentes, dependiendo de sus propias características de vida, como mencioné anteriormente. Su cultura, su sociedad, su entorno, su religión, su color de piel, y otras miles de cuestiones más, que convierten a cada una de las personas, en receptoras totalmente diferentes, de un mismo mensaje. Por supuesto, que hay un tipo de humor aún mucho más sano. Aquel que no es dirigido a alguien por alguna razón en particular. Es sobre algo, sobre algún hecho cotidiano, pero sin perjudicar a nadie, sin ofender a nadie, bajo ningún punto de vista. Ese tipo de humor, por supuesto es diferente al resto de los que venimos hablando. Mi objetivo en sí, fue, durante todo este texto, centrarme precisamente, en estos otros tipos que vengo mencionando. Es decir, en aquellos que, causan un conflicto en la sociedad en general, y en sí, en todo el mundo. Conclusión: ¿De qué nos reímos cuando nos reímos? A pesar de todo esto, todas y cada una de las personas, nos reímos de distintas cosas. Y, desafortunadamente, no existe una forma de definir, de qué pueden o no, reírse los demás. Pero sí, podemos elegir de qué reírnos cada uno de nosotros. Y podemos decidir, si queremos que los demás se rían de nosotros, o con nosotros. Es ahí, donde está nuestra misión con respecto al humor. No apoyar bajo ningún punto de vista la censura, siempre y cuando, esta no se haga con la intención de ofender. ¿ De qué forma hacemos esa delimitación entre la ofensa y la parodia? Eso, lamentablemente, debe depender de cada uno. Y no digo esto de forma despectiva, claro está. Si no que, a la hora de analizar el humor, deberíamos adoptar un punto de vista más crítico, más universal, más desde el lado de aceptar que todo, sin llegar a parecernos ofensivo o violento, puede ser gracioso. Y que a pesar de todo, podemos reírnos de cualquier cosa. ¿Porque, qué sucede si continuamos cuestionando al humor, y decidimos enojarnos y protestar por cada cosa que consideremos una ofensa? Puede Suceder que, el humor, deje de existir. Porque, como me dijo una amiga una vez, no todo lo que hagamos, va a dejar contento a todo el mundo. Y de eso se debería tratar la vida. Siempre, de reírnos. Como ya se ha probado, reír es una de las grandes curas para el alma, siempre y cuando, no sea a costa de los demás. Ya que si no, nuestra risa, no es sanadora, si no que esta, termina siendo perjudicial. Y puede, en muchos casos, traer consecuencias realmente trágicas.", "Spanish Latin American Female"); } };

El auto va cada vez más despacio, hasta detenerse por completo. El ruido del motor, que antes me acompañaba, ahora me permite comprender la quietud y el enorme silencio de este inhóspito lugar. Ni aves, ni viento, ni nada. Solo un enorme silencio. El chofer, quien no me dirigió la palabra en todo el camino, solo se limita a indicarme que me baje. Abro la puerta, y lo hago. Inmediatamente, este arranca el auto, y se va. Quedo parada sola frente al que parece ser un enorme edificio. Me dirijo hacia el portón de entrada, el cual se encuentra cerrado de tal forma que pareciera no tener ningún resquicio ni filtración de luz alguna. Camino hacia un lado y hacia el otro recorriéndolo. El mismo, se encuentra flanqueado por 2 paredones de enormes dimensiones. Busco con mis manos en él, la cuerda de una enorme y vieja campana, que sé que tiene que estar por algún lugar. Antes de encontrarla, paso mis manos por unas letras de metal grandes que, leyéndolas dicen: “Te damos la malvenida a La Prisión de las Almas Rotas”.

Luego de un tiempo, logro encontrarla. Tiro de la cuerda 3 veces, como se me indicó. Unos minutos después, una traba se quita desde adentro, y este se abre de forma muy lenta y pesada. Al abrirse, una persona corpulenta y de gran tamaño, toma mi mano con demasiada fuerza, y la coloca en su hombro.

—Vamos. Te están esperando. —Me dice mientras me lleva hacia el interior del edificio.

Caminamos por un pasillo largo, con luces y pequeñas claraboyas esporádicas. Las paredes parecen viejas, vacías, descascaradas. Voy recoriéndolas con la mano que tengo libre. No se oye nada a ninguno de los lados, aparte de nuestros propios pasos. Después de un rato, al fin, nos detenemos, y él toca a una puerta que se encuentra hacia el costado izquierdo con 3 golpes secos. Esta se abre desde dentro, y entramos. Me guía hacia una silla, y sin decir nada, sale, y cierra la puerta de tras de sí.

Una mujer, carraspea suavemente.

—Hola, mucho gusto. ¿Katherine, verdad? Te estaba esperando.

—Sí. ¿Cómo lo sabe?

—¡Jha! La Muerte me habló de vos. Me dijo que estabas buscando nuevos rumbos… ¿Qué tan cierto es eso? ¿Te va mal en el trabajo?

—No, no en el trabajo, si no en sí… En la vida, diría yo… ¿Por otro lado, La Muerte? ¿Anda por acá?

—Sí, claro. Tiene mucho trabajo acá. No te digo que más que en tu mundo, pero lo tiene. Tenemos grandes negocios con ella.

—¿Y usted es?

—Tranquila, tuteame. ¿Parecemos casi de la misma edad, no te parece? Cada persona que viene me pone un nombre distinto. No tengo uno en realidad. Solo soy la administradora de este lugar. ¿Cómo te gustaría llamarme?

—No sé… Dejame pensar… ¿Annabelle?

—Excelente. ¿Puedo saber por qué?

—Claro, es una alusión a la muñeca. No a la de las películas, si no a la original. Es muy bonita, y cualquiera pensaría por su apariencia, que es buena…

—Pero en realidad, es un demonio. ¿Estoy en lo cierto?

—Sí, así es.

—Me parece fantástico, maravilloso. Hasta suena lindo. Katherine y Annabelle. Desde ahora, amigas inseparables. ¿Qué te parece?

—¿Vos decís?

—¡Sí! Yo creo que sí. ¿Vos no?

—No lo sé, pasa que confié tanto en las personas y me traicionaron tantas veces, que ahora me cuesta volver a confiar…

—Bueno, ya veremos. Creo que podés confiar en mí. Ya vas a ver. Vamos a ser grandes amigas. La confianza, es algo que debe ganarse con el tiempo, y yo estoy dispuesta a ganarme la tuya. Pero por ahora, vamos a lo nuestro. Voy a pasar a explicarte qué es realmente este lugar, y como funciona. Una vez cuentes con toda la información, vos decidís si querés quedarte a trabajar acá o no. En fin, comencemos.

Ambas nos levantamos. Me acerco a ella y la tomo del hombro, y antes de abrir la puerta, me dice:

—Como seguro te habrás dado cuenta, esta es mi oficina. Desde acá administro todo el lugar. Quienes entran, quienes salen, por qué, cuanto tiempo llevan acá, cuanto, aproximadamente, les falta para salir, si van a volver o no, y demás cuestiones referentes a los reclusos, e incluso al personal que aquí se desempeña. En fin, empecemos con lo realmente interesante, a lo que viniste.

Abre la puerta y salimos. Continuamos por el pasillo largo, el cual tiene a su vez pequeñas salitas similares a la que acabamos de dejar.

—Estas son las oficinas de los distintos tipos de personal. Están las salas de los enfermeros, cocineros, personal de limpieza… Algunos están divididos en varias salas. Sé que te sonará rara la estructura, pero bueno, se hizo así. Al principio, no se pensaba que hubiese tantas… “Almas rotas”.

—¿Por qué el cartel dice “te damos la malvenida”? Pensaba que por más tétrico que fuese un lugar, siempre se daba la bienvenida. De hecho, hasta el infierno es así. ¿No?

—Sí, así es. Es que en realidad, esto es como una especie de infierno. Pero uno personal, y a la vez, colectivo. Es decir, el sufrimiento se comparte con todos aquellos que, pasan por lo mismo que una. Ya lo vas a entender mejor, pero acá no tenés al diablo torturándote, porque acá, la tortura forma parte de una misma. Entonces, una no puede ser bienvenida, en un lugar donde sabe que tiene que enfrentarse consigo misma, con sus propios temores e inseguridades.

Las salas finalizan. Un enorme espacio se nos presenta justo en frente. Personas abren y cierran puertas todo el tiempo, van y vienen. Hablan, murmuran, susurran…

—¡ATENCIÓN, ATENCIÓN POR FAVOR! —Grita ella, mientras todos se quedan en silencio—. Ella es Katherine. Voy a estar mostrándole el lugar, el funcionamiento de las instalaciones, los distintos pabellones, Etc. Si vemos que luego del recorrido está capacitada, comenzará a trabajar con ustedes. Recuerden que las torturas son solo para los reclusos. No pueden aplicarse al personal, a menos que este quede prisionero nuevamente. ¿Entendido?

No responden, pero ella da por sentado que la escucharon, porque continuamos caminando, y vuelve el abrir y cerrar de puertas.

—Bueno, esta es, la prisión de las Almas Rotas, como ya sabés. Acá, vienen a parar todas aquellas almas de quienes no son felices. Están separadas por pabellones, de acuerdo a su tipo de infelicidad. Algunas, quisieron ser artistas. Otras, profesionales de alguna carrera en particular. Otras, se encuentran presas de sus trabajos, de sus relaciones de pareja, Etc. A veces, están prisioneras de alguien más, o bueno, eso es lo que creen. Porque siempre, están prisioneras de sí mismas, de su entorno, de sus circunstancias de vida… Es difícil determinar cual es el pabellón que le corresponde a cada una. Porque a veces, están prisioneras de varias cosas a la vez. Claro está, que el sistema de poder y dominación actual, ayuda mucho, diría que es casi determinante. Hay personas que lo que hacen toda su vida, es solo trabajar. Y estuvieron prisioneras de sus trabajos, sufriendo infelices, porque no pudieron cumplir sueños, proyectos, anhelos. Esas, son las almas rotas. Quienes por alguna razón, ya sea personal, o que tenga que ver con sus vidas en particular, como te digo, no logran ser felices. Pero también, aquellas a las que, otras personas lastiman. Es decir, a quienes se les hiere el alma, de tal forma que pierden la capacidad de encontrar su propio camino. Quienes son traicionadas por una pareja, un familiar, o un amigo. Quienes sufren el desprecio de alguien que quieren, y a quien consideraban importante. Esas personas, también, tienen el alma rota. Hay muchas formas de romper un alma, y muchas formas de sanarla. Lamentablemente, no voy a decirte cuales son, porque si lo hiciera, se me terminaría el negocio. En fin, vamos a recorrer algunos pabellones. ¿Tenés alguna pregunta hasta ahora?

—No, supongo que no. Cualquier cosa, te voy avisando.

Caminamos hacia una de las puertas, la cual abre. Hace un ruido como de casa antigua. Me recuerda mucho a las películas de terror.

—Cada pabellón, está separado por salas individuales. Y por cada sala, hay a veces una sola, o más celdas. Voy a darte un ejemplo, para que lo entiendas.

Vamos por un pasillo, el cual está flanqueado por muchas puertas tanto a un lado como al otro. Abre una de ellas, e ingresamos.

—A nuestra izquierda, tenemos el escritorio del guardiacárcel. En el medio, el método de tortura utilizado. y hacia ambos lados, después del escritorio claro, las celdas de los prisioneros relacionados con este método de tortura. Por ejemplo, en el centro, tenemos en esta ocasión, instrumentos musicales. Y a los lados, las celdas de quienes quisieron o quieren ser músicos, y no pudieron, ni pueden. Ellos ven los instrumentos, pueden estirar sus brazos para tocarlos, pero no llegan. Están todo el tiempo intentando abrir la celda, incluso hasta lastimándose para hacerlo. Pero es imposible. No llegan, nunca van a llegar. Y eso, les deja el alma rota.

Salimos de esa sala, e ingresamos a otra bastante similar a la anterior.

—Acá, hay otro tipo de artistas; Pintores. Es un caso similar al anterior. Tienen cerca suyo acuarelas, pinceles, telas, y demás. Pero también, tienen colgados en las paredes, los cuadros de los pintores más famosos del mundo. Así, pueden ver un éxito que jamás van a poder alcanzar. Claro que, muchos pintores, como escritores también, pueden expresarse en papeles, para sí mismos. Es una especie de forma de escape. Porque, los prisioneros, también aquí, pueden escaparse. Y pronto, entenderás, y tal vez recordarás, que es posible. Salgamos de este pabellón, y pasemos a otro distinto.

Regresamos al enorme salón principal, en donde cientos de puertas se abren y cierran todo el tiempo.

—Como entenderás, hay muchísimos pabellones, y dentro de los mismos, muchísimas salas y celdas. Por supuesto, que recorrerlos todos en poco tiempo, te sería imposible. Claro está, que no te alcanzaría una vida para hacerlo. Pero, sí voy a hacerte pasar por algunos más, que pueden ser significativos para vos.

Nos dirigimos nuevamente hacia otra puerta. La atravesamos, recorremos el pabellón, hasta entrar a una de las salas con las distintas celdas. Todo este trayecto, transcurre en silencio. No me dice absolutamente nada. Toma mi mano, y la lleva lentamente hacia lo que parece ser un perchero, que se encuentra en el centro. Me suelta, y empiezo a recorrerlo con ambas manos. Tiene varias perchas, y cada una de ellas tiene un modelo distinto de vestido para niñas. Los hay bordados, de distinto tipos de telas, más largos, más cortos. Soleritas, con cierres en la espalda, etc. Hay tantos como podría imaginar, o incluso más. La fila, parece interminable. Toma mi mano nuevamente, y la dirige hacia nuestra derecha. Tomo la mano de una niña pequeña, por entre los barrotes de la celda. Se encuentra nerviosa. Sus manos tiemblan sin cesar. No para de sollozar. Parece muy angustiada.

—¿Hay muchos vestidos ahí verdad? ¡No me mientas! Sé que están ahí, yo lo sé, los toqué antes. No puedo verlos, pero los toqué. ¿Por favor, podés pasarme aunque sea uno? ¡Te lo suplico! Aunque sea solo uno, para ponérmelo un ratito, y después lo volvemos a dejar ahí. Solo un ratito… ¡Lo necesito! ¿Por qué les cuesta tanto entenderlo?

Continúo sosteniendo las manos temblorosas de la niña. Me aprieta las mías con fuerza, y llora más fuerte aún. Pongo una de mis manos sobre su cabeza, e intento tranquilizarla. Intento conectarme con ella, con sus emociones, sus sentimientos. Pero de repente, un recuerdo viene a mí…

Soy una niña, aunque no tan pequeña. Tendré unos 12 o 13 años aproximadamente. Me encuentro sentada y desnuda sobre un piso áspero y frío. Extiendo mis manos hacia adelante. Toco los barrotes de una celda. Sí, me encuentro encerrada. No sé hace cuanto tiempo, no sé cuando me dejarían salir. Escucho un ruido del lado de afuera. El guardia se levanta, camina hacia la puerta que está a mi izquierda, la abre, sale, y la cierra de tras de él. Sé que esta es mi oportunidad. Sé que no tengo mucho tiempo. Tengo que hacerlo. Estuve preparándome para este momento. Me levanto, y me acerco a la reja. Siento la adrenalina fluir en mi interior. Es como un río intentando llegar hacia el mar. Como un volcán a punto de hacer erupción. Lo calculé todo. Cuando se va, a qué hora vuelve, cuantas veces lo hace por día y por semana. Cuanto tiempo está fuera. Y al fin, encontré el momento perfecto.

Comienzo a tirar de la reja hacia adentro. Sé que no es cuestión de fuerza física, no, no aquí. Es cuestión de fuerza de voluntad. No importa tu aspecto físico, ni cuanto hayas entrenado. No sirve ningún otro método de escape que haya sido utilizado en las cárceles convencionales. Solo la fuerza de voluntad, puede abrir estas celdas. Continúo tirando. Sí, realmente quiero salir. Ya no quiero estar aquí prisionera. Quiero ser libre. Sé que esta vez, voy a lograrlo. Creo en mí. Realmente creo en mí.

Continúo tirando cada vez con más fuerza, hasta que al fin se abre. Caigo sentada en el suelo. Me levanto y salgo. Me acerco al perchero. Toco los vestidos, uno por uno. Tengo tiempo, pero no tanto. Trato de fijarme en los detalles, pero no demasiado. El perchero se mueve hacia atrás un poquito. Ahora lo entiendo. Tiene ruedas. Eso explica como lo acercaban para que los toque, y cuando quería agarrar uno, lo alejaban nuevamente. Es uno de sus tantos métodos de tortura. Elijo uno. Me lo pongo, y voy hacia la puerta de mi derecha. Sé que esta lleva hacia el patio en donde están los que tienen derecho a salidas transitorias. Una vez ahí, mi fuerza de voluntad, tiene que permitirme abrir el portón hacia la salida definitiva. La abro, y empiezo a correr. Corro cada vez más rápido, lo más rápido que puedo. El pasillo por el que voy es muy largo, parece interminable. Las alarmas empiezan a sonar. “¡Mierda! ¿Como se habrán dado cuenta tan pronto? Creí que tenía más tiempo. Ya es tarde para lamentarme. Ya me escapé, no voy a volver. No voy a rendirme”.

Los altavoces anuncian que la interna número tanto tanto tanto se escapó de la celda, y que su captura inmediata es imprescindible, y será recompensada. Yo continúo corriendo. Oigo que corren a lo lejos a mis espaldas. Se van acercando cada vez más. Ahora sí tengo miedo. ¿Lo lograré? ¿Realmente podré escaparme? No puedo flaquear ahora. Tengo que seguir. ¿Pero me pregunto, cuando llegaré a la puerta? Y ahí, me la choco de frente. Caigo hacia atrás. Me sangra la nariz, y me quedo aturdida unos segundos por el impacto. Me voy recuperando. Soy consciente de nuevo de todo. Están cerca, ya casi me alcanzan. Me levanto, abro la puerta, salgo al patio, y la cierro con fuerza detrás de mí. Un enorme y brillante sol me recibe. Se me encandilan los ojos, y sé que estoy perdiendo tiempo valioso. Comienzo a correr de nuevo hacia adelante por el enorme patio. Puedo ver a lo lejos la sombra del gran portón de salida. Voy a gran velocidad. Las competencias de atletismo, tienen que haberme servido de algo más que para ganar medallas. Y entonces, cuando estoy a punto de llegar a la salida hacia la libertad, unas manos me detienen y me sujetan.

—¡La tengo! —Grita la persona que logra atraparme.

—¡Nooo! ¡Suéltenme! ¡Estaba tan cerca! Continúo gritando, llorando, pataleando e insultando con todas mis fuerzas, hasta que por fin, soy llevada a la celda, y encerrada nuevamente.

—No es el momento, no todavía. Falta mucho para que puedas salir de aquí, pequeña. —Me dice una voz que sé, volveré a escuchar en el futuro…

Vuelvo al presente. Suelto a la niña, y me pongo frente a Annabelle.

—Sí, ya estuviste acá. ¿Ahora lo recordás, no?

La miro con furia. Intento tomar el perchero y acercarlo a la niña. Ella intenta detenerme. La empujo. Mi fuerza de voluntad es más grande que la suya. Lo suelta, y se lo acerco. La niña empieza a tocar con alegría todos y cada uno de los vestidos. Mantengo a Annabelle a raya, la cual comienza a gritar pidiendo refuerzos a sus guardias. No me importa. Se que no puede, que ahora no va a poder conmigo. No con esto.

—Vos quedate tranquila. Elegí el que quieras. Yo te voy a proteger, —Le digo a la niña. Toma uno, lo pasa por entre los barrotes, y la reja se abre como por arte de magia. La niña sale caminando. se dirije hacia la puerta que se encuentra a su derecha, y sale por la misma.

—¡Muchas gracias! ¡Soy libre, gracias, soy libre! —Me grita desde la puerta todavía abierta.

—Sí, lo sos. Disfrutalo. Tratá de ser feliz, ahora que podés serlo desde pequeña. No permitas que nada ni nadie te quite la libertad que muchas de nosotras, no pudimos tener a tu edad.

—¡Sí! ¡Lo voy a hacer! ¡Gracias de nuevo! ¡Adiós! —Se despide, cerrando la puerta detrás de sí.

—¿Ves lo que hiciste? —Me dice Annabelle.

—Sí, le di la libertad a una niña trans. Vos lo sabés bien. Cada vez son menos los niños que vienen aquí por esta razón.

—Sí, pero eso no te da derecho a liberarla.

—¿Por qué? Solo estaba un poco insegura, nada más. Ahora va a poder encontrar toda la contención y el apoyo que yo, en su momento, no pude tener. Que ninguna de nosotras pudo tener.

—Está bien. Ganaste esta vez. Pero esto, se termina acá. Vamos al último pabellón. Y esta vez, de castigo, vas a entrar sola.

Me deja en la entrada del mismo.

—La sala, es la tercera puerta a la izquierda. Voy a estar cerca tuyo igual, así que no te preocupes tanto…

Camino, y empiezo a contar las puertas. 1, 2, 3. La abro, y entro. Me dirijo hacia la izquierda. El clásico escritorio del guardia, el cual se encuentra vacío. Ahora voy hacia el centro. “¿Y esto que es?” Recorro con mis manos lo que parece ser una estatua de una persona sentada. Tiene el pelo ondulado, tiene puesto un vestido, y una cadenita en el cuello. En los pies, unas sandalias. “No entiendo nada. ¿Qué representará esto?” Voy hacia la derecha, y encuentro la reja de una celda, la cual se encuentra abierta. Entro, y… esta se cierra detrás de mí.

—¡Hey! ¿Qué pasa? ¿Qué es esto?

—Bueno, como verás, estás prisionera. Yo… Lo siento mucho, la verdad.

—¿Lo sentís mucho? ¿Enserio? ¿De verdad? ¡No te creo nada! ¿Me podés explicar por favor qué está pasando?

—Sí, primero tranquilizate. Vos no sos así. Yo te voy a explicar, pero quedate tranquila.

—¿Que me tranquilice? ¿Que yo no soy así? ¡Evidentemente no me conocés! Sí, yo soy tranquila, pero cuando me enojo, cuando realmente me enojo, estallo. Y cuando estallo, no hay quién me calme. ¡Me traicionaste! ¿Qué pasó con lo de amigas inseparables? ¿Con lo de “vamos a ser grandes amigas”? ¡Me mentiste! ¡Confié en vos, y me mentiste! ¡Sacame de acá!

—Sabés que eso no depende de mí. Eso depende pura y exclusivamente de vos, de tu fuerza de voluntad. Yo, no puedo sacarte. Yo soy solo una administradora, te lo dije.

—¡Callate! ¡Sos una mentirosa! Tengo derecho a salidas transitorias, aunque sea al patio.

—Bueno, eso sería si llevaras un tiempo acá… Por favor, ya estuviste, ya sabés como funciona.

—¡Exijo la libertad condicional!

—Lo siento, eso no es posible, eso es solo después del juicio. Y… Para tu juicio, falta tiempo todavía. Recién entraste prisionera de nuevo.

—¡Exijo un abogado entonces!

—Estás exigiendo mucho, y ni siquiera te pusiste a reflexionar de por qué estás acá. ¿Por qué no te sentás y charlamos con calma?

—No. Nada, no quiero escuchar nada. Solo sé que me traicionaste. Que me mentiste. Que confié en vos, y traicionaste esa confianza. Dijiste que el personal podía quedar prisionero. Pero yo ni siquiera soy parte de tu personal todavía. ¿Por qué estoy acá entonces? ¡Necesito una explicación!

—No, yo no te traicioné. Te pido por favor que me escuches, y me entiendas. Te merecés una explicación, y voy a dártela, pero solo si te calmás. No podemos hablar si me seguís gritando.

—Está bien, está bien. Explicame. Me voy a tranquilizar. Pero espero que tu explicación me convenza.

—Este pabellón, y esta sala, son bastante particulares. Voy a acercarte la estatua que acabás de ver, para que lo entiendas mejor. ¿Por qué no la recorrés bien con las manos?

Lo hago. Lentamente. su cabello, su vestido, su rostro, sus sandalias, la cadenita en su cuello… Sin un orden específico. Solo la recorro…

—¿Soy… yo?

—Sí. Así es. En este pabellón, se encuentran aquellas personas prisioneras de sí mismas. Sí, de sí mismas y de nadie más. ¿Por qué estás acá? Esta vez, es por una causa diferente. Ahora, estás prisionera de tu angustia. De tus dudas, de tus miedos, de tu incertidumbre, de tus inseguridades. De todo aquello que no te permite crecer, que no te permite continuar, soltar, salir del pozo en el que te encontrás. Lamentablemente, no solo no estás preparada para este trabajo, si no que además, estás prisionera de vos misma. Por eso la estatua. Es una estatua tuya, que te va a recordar, hasta el momento en que salgas, la razón por la que entraste. Y en tu caso, ya que no podés verla, vas a poder tocarla. Hablaste de un abogado. Bueno, en este caso, podés representarte a vos misma. Pero además, vos también vas a ser tu propia jueza. Sí, vos vas a decidir cuando vas a salir. Pero para eso, tenés que estar lista, y enfrentar al resto del jurado. Y ahora, evidentemente no lo estás. Muchas personas van a testificar a tu favor, van a venir a hablarte, a aconsejarte, a tratar de que hagas lo mejor para tu vida, en el transcurso de los tiempos que vienen. Pero la decisión final, es tuya. Claro está, que yo soy la parte acusadora. Voy a estar ahí, para decirle al público y al jurado, por qué no tenés que salir de acá. En fin, hasta acá llegamos. No puedo seguir más tiempo con vos, lo siento. Adiós. Nos vemos en el juicio.




Angustia

listenButton4.onclick = function(){ if(responsiveVoice.isPlaying()){ responsiveVoice.cancel(); }else{ responsiveVoice.speak("En esta oportunidad, me permito reflexionar sobre una cuestión que, hace rato viene generando polémica, no solo en Argentina, si no en todas partes del mundo, y en algunos casos, con consecuencias realmente graves. ¿Y esto es, qué significa el humor para nosotros? ¿Es decir, de qué nos reímos cuando nos reímos? A lo largo del tiempo, sobre todo en estos últimos años, en los que a mí particularmente me ha tocado vivenciarlo, la forma en la que nos relacionamos con la sociedad, ha cambiado en todos sus aspectos. Esto claro que en gran parte, es positivo. Hay expresiones culturales de todo tipo con contenido feminista, sobre las personas con discapacidad, y/o sobre la comunidad LGBTIQ+, por citar algunos ejemplos. Es algo que, hace algunos años, era impensado. Pero, en cierta forma, también, se coarta otro tipo de libertad de expresión, que siempre ha funcionado como una especie de paralelismo de la sociedad en la que vivimos. Me refiero específicamente, al humor. Yo entiendo al humor, como una parodia de la realidad, de la sociedad misma. Como una tergiversación o satirización de la misma, con el objetivo de hacernos reír. El problema es, el entender, que no todos nos reímos de las mismas cosas. Y que, lo que para unos puede parecer gracioso, para otros, por variadas razones, tal vez no lo sea. Dentro del propio humor, hay distintos tipos. Mencionarlos todos, me resultaría imposible. Pero sí voy a hacer hincapié en algunos, que pueden servir como ejemplo. Está aquel que, utiliza recursos propios e inventados para crear su propio modelo de risa. Como por ejemplo, el clásico conjunto argentino les luthier. El cual, con una mezcla de recitados, música y escenografía, logra hacer un humor, más del estilo del humor de culto. Pero también, hay otros tipos, un poco más populares, por llamarlos de alguna forma. Un ejemplo son los midachi. Aunque también tienen características similares a los anteriores, estos utilizan recursos más asequibles, por decirlo de alguna forma. Es decir, con un lenguaje más coloquial. Esto no quiere decir que un tipo de humor sea mejor o peor que el otro. Solo, que es diferente. Y que incluso, está dirigido a distinto tipo de público. En general, la denigración, burla, o ridiculización de la mujer, de las infancias, de las personas con discapacidad, entre otras minorías, son cada vez más cuestionadas. ¿Por qué? Es claramente una cuestión sociocultural. Es decir, la forma en la que va cambiando la comprensión, y la sensibilidad de las personas, sobre las realidades diversas con las que les toca convivir, y a las que están empezando a comprender. Asimismo, tenemos también tipos de humor más complejos de analizar. Por ejemplo, el humor bizarro. Es aquel, cuya parodia de la sociedad, llega a sobrepasar límites de lo, socialmente permitido, tanto actualmente, como en el pasado. Sabemos desde siempre, que la serie animada más longeva de la televisión, Los Simpson, hace humor parodiando a la sociedad norteamericana en sí, aunque sabemos también, que a lo largo de los años, han hecho parodias de muchísimas situaciones a nivel mundial. Una de las escenas más recordadas por acá, Argentina, es en el capítulo \"Rafa el elegido\", de la temporada 19, en la que 2 de los personajes más conocidos del bar de Moe, insultan al carismático pero controversial ex presidente argentino, Juan Domingo Perón. Esto, por supuesto tuvo muchísimas repercusiones a nivel local, y a nivel internacional, con países que simpatizaban con nuestro gobierno de turno. Y es que, a nadie le gusta que insulten, a una figura que admiran. Y, sin ir más lejos, el capítulo en cuestión, ha sido censurado durante bastante tiempo en este país, y en otros países afines. Yendo más lejos aún, la comedia animada South Park, hace humor con absolutamente todo lo que se le presenta. Es decir, todo es, fue o podría ser parodiado por ellos. Aún así, siguen teniendo gran cantidad de audiencia. La serie animada argentina, Alejo y Valentina, tiene, por decirlo de alguna forma, un tipo de humor similar a Los Simpson, con el lenguaje grosero de South Park, pero argentino, claro. Incluso, esta serie, al igual que Los Simpson, toma hechos actuales, y los parodia. ¿Qué consiguen todas estas series con esto? Que logremos reirnos de las cosas con las que nos relacionamos, en nuestro día a día, ya sea para bien, o para mal. Y ahí, está el principal problema. ¿Qué consecuencias puede traer el humor que hacemos, o que consumimos? Una de las más conocidas, como todos ya sabrán, y si no, es fácilmente googleable, es la ocurrida con el semanario francés Charlie Hebdo. Sin duda, es una de las más trágicas, de las que al menos yo, tengo conocimiento. Pero seguro, no ha de ser la única. Entonces, creo que podemos subdividir al humor, en 3 partes muy sencillas de identificar, ya que, son las partes que componen cualquier tipo de comunicación. Y puede que algunos, recuerden estos conceptos de cuando iban a la secundaria. Emisor, mensaje, receptor. Emisor: Es quien cuenta el chiste, quien hace la parodia, la satirización. Quien relaciona hechos, ya sean verídicos o ficticios, de tal forma que estos provoquen risas al receptor. Mensaje: Es el chiste en sí. ya sea que tenga contenido soez o grosero, o no lo tenga. Ya sea un chiste corto o largo, o un monólogo. Ya sea un cómic/historieta, o incluso una canción, el mensaje es el contenido que va a llegar al receptor. Receptor: Es quien recibe el mensaje. Quien lo interpreta, lo decodifica, y reacciona al mismo. Para mí, excepto en ocasiones particulares que menciono más abajo, es la parte más importante en todo este proceso. Porque según la reacción de este, el chiste como tal, va a haber funcionado, o no. Otra de las trágicas consecuencias que puede traer el humor, es cuando este, va dirigido desde una, o un grupo de personas, hacia otra u otras en particular, con el objetivo de burlarse de esta o estas. Esto, es generalmente conocido como bullying. Y, a pesar de los avances en la sociedad, aún el tema, no es tratado como una prioridad. Existen muchísimas causas de suicidios debido a esta \"clase de humor\", y por supuesto, muchísimos ataques de depresión. En este caso, la parte importante, son tanto el emisor como el receptor. El primero, porque lo hace con una clara intención de perjudicar al segundo. Y el segundo, obviamente, porque el \"chiste\", evidentemente, no solo no le parece gracioso, si no que además, lo ofende, se siente insultado, discriminado por ese chiste. Existen muchos humoristas, que hacen chistes recurrentes sobre temáticas específicas en particular. Y esto, puede interpretarse como una intención de reirse, siempre de las mismas cosas, y teniendo la certeza, de que mi humor, va a resultar ofensivo para ese grupo de personas que, se identifican con la temática de la que yo estoy hablando. Por ejemplo, si mi humor siempre depende de hacer chistes sobre la gente de color, o los que tienen algún tipo de discapacidad, o de la comunidad LGBTIQ+, evidentemente, estoy haciendo un chiste, con la clara intención de ofender al receptor. O al menos, esa es mi forma, como receptora de estos mensajes que envían esos emisores, de interpretar, esto que llamo, \"Humor ofensivo\". Pero de nuevo, esto no depende solo del emisor, si no de quien se siente ofendido al recibir ese mensaje. ¿Es posible trabajar nuestro sentido de la ofensa, por llamarlo de alguna manera? Me parece que, en esta ocasión, podemos tomar como punto de partida, y en el sentido de realizar un análisis concreto, Tanto el llamado humor negro, como el humor machista. Creo que sería una buena forma de reconsiderar nuestra tolerancia a cosas que, hoy en día, ya no son tan socialmente aceptadas como antes. Pero que aún así, continúan siendo parte del humor popular. Volviendo al tipo de humor que hacen las series más arriba mencionadas, podemos decir que, estas continúan teniendo vigencia hoy en día, ya que, se puede interpretar que las mismas, no hacen humor con el sentido de ofender, si no con el sentido de solo parodiar, de hacer reír al receptor. Y que lo logran, incluso considerando que puede haber ciertos tipos de chistes, que resulten ofensivos para algunos grupos de personas. Sin embargo, hay muchos que aún siguen considerando a esos chistes graciosos, a pesar de la queja de estos grupos. Otra de las preguntas que podemos hacer, es... ¿Quien tiene razón? Existe cierto tipo de \"humor sano\". Este, es el humor que cada uno, puede hacer sobre sí mismo. ¿Y por qué lo pongo entre comillas? Porque también, acá depende del receptor. En este caso, uno mismo es el emisor, y el mensaje. Por ejemplo, yo podría hacer humor sobre varias cosas que me caracterizan. Sobre las personas ciegas o con alguna discapacidad, sobre las personas trans, o sobre las personas que tienen celiaquía, Etc. Es más, en varias oportunidades me han dicho que añada una sección de humor, y precisamente no lo he hecho, porque mi tipo de humor, es espontáneo. Es decir, tiene un contexto, en el que hago un chiste en particular. No pude, al menos hasta ahora, escribir un monólogo, o un texto específicamente de chistes. ¿Pero volviendo al tema en sí, por qué, si este humor es sobre sí mismo, no puede ser un humor sano? Bueno, claramente, porque entre los receptores, puede haber 2 tipos de personas. Y esto, aunque es un cliché básico, no es más que la pura realidad. Los que se rían conmigo, y los que se rían de mí. Es ahí, donde el mensaje toma o no, la relevancia que queremos darle. Porque, todo mensaje, aunque el emisor sea uno solo, está dividido en 2 partes. El que lo emite, con su propia interpretación, la cual para él es clara, y el que lo recibe, el cual puede interpretarlo de cientos de miles de formas diferentes, dependiendo de sus propias características de vida, como mencioné anteriormente. Su cultura, su sociedad, su entorno, su religión, su color de piel, y otras miles de cuestiones más, que convierten a cada una de las personas, en receptoras totalmente diferentes, de un mismo mensaje. Por supuesto, que hay un tipo de humor aún mucho más sano. Aquel que no es dirigido a alguien por alguna razón en particular. Es sobre algo, sobre algún hecho cotidiano, pero sin perjudicar a nadie, sin ofender a nadie, bajo ningún punto de vista. Ese tipo de humor, por supuesto es diferente al resto de los que venimos hablando. Mi objetivo en sí, fue, durante todo este texto, centrarme precisamente, en estos otros tipos que vengo mencionando. Es decir, en aquellos que, causan un conflicto en la sociedad en general, y en sí, en todo el mundo. Conclusión: ¿De qué nos reímos cuando nos reímos? A pesar de todo esto, todas y cada una de las personas, nos reímos de distintas cosas. Y, desafortunadamente, no existe una forma de definir, de qué pueden o no, reírse los demás. Pero sí, podemos elegir de qué reírnos cada uno de nosotros. Y podemos decidir, si queremos que los demás se rían de nosotros, o con nosotros. Es ahí, donde está nuestra misión con respecto al humor. No apoyar bajo ningún punto de vista la censura, siempre y cuando, esta no se haga con la intención de ofender. ¿ De qué forma hacemos esa delimitación entre la ofensa y la parodia? Eso, lamentablemente, debe depender de cada uno. Y no digo esto de forma despectiva, claro está. Si no que, a la hora de analizar el humor, deberíamos adoptar un punto de vista más crítico, más universal, más desde el lado de aceptar que todo, sin llegar a parecernos ofensivo o violento, puede ser gracioso. Y que a pesar de todo, podemos reírnos de cualquier cosa. ¿Porque, qué sucede si continuamos cuestionando al humor, y decidimos enojarnos y protestar por cada cosa que consideremos una ofensa? Puede Suceder que, el humor, deje de existir. Porque, como me dijo una amiga una vez, no todo lo que hagamos, va a dejar contento a todo el mundo. Y de eso se debería tratar la vida. Siempre, de reírnos. Como ya se ha probado, reír es una de las grandes curas para el alma, siempre y cuando, no sea a costa de los demás. Ya que si no, nuestra risa, no es sanadora, si no que esta, termina siendo perjudicial. Y puede, en muchos casos, traer consecuencias realmente trágicas.", "Spanish Latin American Female"); } };

Es uno de los sentimientos, de las emociones más crueles que el ser humano pueda llegar a sentir. Porque la angustia, se nutre del resto de las emociones negativas para crecer. Y a veces, se hace tan grande, que se vuelve incontrolable. Es como hacer un licuado. Sí, no va a ser la última vez que use esta metáfora, porque la vida en sí, es la mezcla de muchas cosas, que se ponen en un aparato que las tritura, y de todo eso, hace una sola cosa. En este caso, el producto final, está hecho de muchos otros sentimientos. Odio, amor, miedo, desconfianza, decepción, bronca, rencor, tristeza, entre tantos otros. De algunos, dependiendo del caso, puede tener un poco más, y de otros, un poco menos. Es más, no siempre son los mismos. Puede que haya alguno o algunos, que no estén.

No es solo esto lo que hace a la angustia tan cruel. Hay mucho más. Porque la angustia, a diferencia del resto de los sentimientos, nunca se apaga del todo. El rencor puede irse. El odio, ir disipándose. El amor, caer en el olvido. Pero ella, sigue ahí. Sigue ahí, porque aunque todo se vaya yendo de a poco, la razón principal por la que nos angustiamos, está tan arraigada en nuestra mente, como el primer día. Y puede durar días, semanas, meses, años. Si no sabemos manejarla, contrarrestarla, y en definitiva, superarla y dejarla atrás, nos destruye. Porque ese es su cometido. Ir destruyéndonos de a poco, hasta que de nosotros, solo quede la nada misma.

Mi Angustia

Son las 3 de la mañana, o tal vez un poco más, no lo sé, no estoy segura. No me quiero levantar a fijarme la hora, no tengo ganas. Intenté de todo. Dejar de pensar, practicar reiki, meditación, escuchar música, leer un libro, todo. Y nada funciona. De niña aprendí a llorar en silencio. Cuando no podía contarle a nadie que quería ser una niña, una mujer, lloraba. Y lloraba despacio, muy despacio, sin ruido. Para que nadie me escuche. Pero las lágrimas caían sobre mi almohada. Siempre caen, siempre quedan. Pero el llanto, no se oye, nunca se oye. Es como la metáfora del árbol y el bosque. Si el llanto no se escucha, no existe, no está, no importa, no vale, no sirve de nada. Aún así, si se escucha, muchas veces, tampoco sirve. Pero el llanto es una calma para el cuerpo, para el alma, para la mente, y para el espíritu. O eso creo yo. Una vez lloramos, podemos descargar todo eso que llevamos dentro. Ya sea alegría, felicidad, o… tristeza, angustia, como en este caso. Las lágrimas se lavan con el agua, se van. Pero el llanto, también queda dentro nuestro. Y ese llanto que queda dentro, también es difícil de superar.

Las horas continúan pasando. La noche no se detiene, se hace día de nuevo. Y la marcha inexorable del tiempo, me recuerda que no dormí nada, y que tengo que levantarme. Que tengo que empezar de nuevo, sin siquiera haber terminado. Que tengo que seguir, sin siquiera haber descansado. Que a pesar de que yo no puedo hacerlo, el mundo, la vida, la gente, las cosas, todo tiene que continuar. Y me cuesta mucho darme cuenta de que tengo que hacer lo mismo.

Soy un software. Yo misma me programo para seguir órdenes, ritmos, actividades, para hacer cosas. Para no detenerme. Y claro, yo sé de eso, de programar, de hacer que las aplicaciones hagan lo que necesito que hagan. Para eso me programé. Para hacer lo que necesito hacer, ni nada más ni nada menos. Para seguir una lógica. Un conjunto de instrucciones predeterminadas, que logran que las cosas, salgan relativamente bien. Y funciona. Para todo lo demás, funciona. Pero para mi mente, no.

Me duele la cabeza, la panza; Todos los días. Voy al médico. El diagnóstico, al fin, al momento de publicar esta entrada, ya lo sé. Celiaquía. Pero es el estrés, el que hace que se agrave la enfermedad. Quedarme despierta, no sirve, porque al día siguiente tengo sueño. Empiezo a tomar té de tilo, y ahora sí, puedo dormir. Pero dormir, tampoco sirve. Porque cuando duermo, duermo mal, tengo pesadillas. Y me despierto más asustada y cansada que antes. A veces me despierto a la madrugada y lloro, no puedo evitarlo. No puedo evitar pensar, recordar, intentar entender el por qué de todo. Los recuerdos, la tortura constante de lo que me acontece, es como un puñal que vuelve a clavarse una y otra y otra vez, en mi mente, en mi alma, un alma, que al menos por ahora, está rota. Y que necesita sanar.

Intento hablar, y no puedo. No me sale explicar cosas que ni yo misma puedo entender. Me ha pasado muchas veces. Esta, es una más de ellas. Intento escribir. Estas líneas y las anteriores, van formando una secuencia que me ayuda a sacar afuera lo que llevo dentro, aunque nadie entienda realmente de qué se trata. Y como dije, no puedo hablar. Solo llorar, escribir, intentar soñar, intentar dormir bien, intentar no despertarme a la madrugada, intentar buscar soluciones. Explorar todas las variables posibles en esta aplicación de la vida. Una aplicación que, aunque creas que podés planificarla, programarla de alguna forma, al parecer, no es solo una cuestión de voluntad. Es mucho más que eso. Y es muy difícil darte cuenta de que, aunque creas tener el control de todo, hay muchísimas cosas que se te van a escapar. Porque no todo depende de vos, de mí, ,de cualquier otra persona. Depende de muchas más cosas, de muchísimos factores externos.

Intento llevar un diario. Con fechas, situaciones, ideas, cosas que se me ocurren, etc. Me sirve. Me ayuda a tratar de, si bien ya sé que tengo el control de muy pocas cosas, por lo menos intentar tenerlo sobre mí misma. Es bueno, es sanador, es desestresante, de alguna forma. Pero a la noche, siempre a la noche, me encuentro sola. Con mi mente, mis fantasmas. Una mezcla horrible de sucesos reales, con otros que jamás ocurrieron, con otros que podrían ocurrir, y otros que jamás tal vez ocurrirán. ¿O sí? No lo sé, ya no lo sé. Ya no estoy segura de nada.

Me siento una estúpida. Por confiar tanto en las personas, toda mi vida. Por creer que el mundo está lleno de buenas personas. Por pensar que, por ser discapacitada no iban a querer lastimarme. Que error, que grave error. Durante toda mi vida confié demasiado. Y no debería haberlo hecho.

—No te digas estúpida. Porque si te lo repetís mucho, te lo vas a creer. No fuiste estúpida, fuiste ingenua. Confiaste en las personas equivocadas. Y por eso te pasó lo que sea que te haya pasado. Pero podés salir de eso, aprender. Es lo que tenés que hacer, para que no vuelva a pasarte. Y vengarte. Sí, pagarles con la misma moneda, a aquellos que te hicieron daño. O si podés, mucho peor. Dejarlos tan destruidos hasta que no quede ni un despojo de esas personas. —Me dijo una persona a la que solo pude contarle que traicionaron mi confianza, esta vez, por última vez. ¿Quiero? ¿Puedo? ¿Debo? Siguen siendo las preguntas esenciales que tengo que hacerme.

Continúo preguntándome: ¿Por qué? ¿Por qué a mí? ¿Por qué yo? Realmente, no creo merecerlo. No creo ser tan mala persona como para tener que sufrir tanto. Sinceramente, no lo entiendo, no puedo terminar de entenderlo. A veces creo que nunca lo voy a entender.

—Lo que pasa es que vos pensás que todo el mundo es bueno. Y lamentablemente, está muy lleno de gente de mierda. Gente egoísta que no mira más allá de su propio ombligo. Y es horrible. Pero es así. Y tenés que aprender a no confiar. Lamentablemente también, a las personas más buenas, les pasan las peores cosas. Es así, es el karma de la vida, —me dijo una persona cercana a mí.

Lo intento cuando me ducho. Me quedo bajo el agua durante largos ratos, esperando que todo lo malo se vaya. Intento rituales de sanación espiritual, meditación, técnicas de respiración y relajación. Lo intento todo. Y todo sirve, me ayuda a ir saliendo de a poco. Pero a veces, no puedo. Me inventé un mantra. Empiezo a contar, cada vez que subo y que bajo, que me levanto y vuelvo a caer: 0, 1, 2, 3. 0, 1, 2, 3. Ni un número más. ninguno. Solo hasta ahí. Y vuelvo a repetir: 0, 1, 2, 3. 0, 1, 2, 3. A continuación, una pregunta inocente, pequeña, infantil, perturba mi mente. Y la respuesta, no me gusta para nada.

—¿Qué poder te gustaría tener?

—Volar, —respondo inmediatamente.

—No, pero dejame terminar la frase. ¿El fuego, o el hielo?

—El fuego, como los dragones.

—Y pero te gusta Frozen. ¿No te gustaría tener el poder del hielo?

—Sí, me gusta Frozen, pero no quiere decir que me guste su poder. Me gusta el fuego, y volar. Porque me gustan los dragones. Y los dragones, vuelan y escupen fuego.

Sí, me gustaría ser una dragona. Grande, majestuosa, poderosa. Mirar a la luna llena un día y convertirme en una. Así nadie jamás se burlaría de mí. Nadie más me traicionaría, nadie más se reiría en mi cara, nunca más. Volar y escupir fuego a todo aquel que se atreva a intentar tomarme por estúpida. A todo aquel que se atreva a intentar tomarme el pelo, a jugar conmigo. Esa sería mi venganza perfecta. Ese sería mi daño, mi poder. La mayor expresión de mi ira. Pero eso no existe más que en mi imaginación. Y ahí se queda, ahí termina. Ahí encuentra su punto final. ¿Entonces, qué hago? ¿Qué puedo, quiero, o debo hacer? No tengo respuestas para eso.

No me importa qué digan de mí, no me importa lo que piensen. No me importa que crean que me estoy victimizando. No importa si piensan que estoy exagerando. Ya no me importa. Solo me importa lo que pienso, lo que siento en estos momentos. Estoy enojada conmigo, con el mundo, con la vida. Estoy… Sí, angustiada. Muy angustiada. Quiero llorar, gritar, hacer estallar todo en este preciso instante. Siempre traté de brindarme a los demás, sin intentar recibir nada a cambio. Pero hubo quienes se aprovecharon de mi bondad, de mi ingenuidad, y por último, de mi confianza. Por eso, ya nada ni nadie me importa. Solo, la gente que sé que realmente me quiere, y a la que sé que realmente le importo.

Salgo. Me junto con amigas. 0, 1, 2, 3 veces. Las veces que lo necesite. Salgo a pasear, visito a familiares. Voy a la plaza. Camino, camino mucho. Voy hacia ninguna parte, a la nada misma. Mi cuerpo sabe hacia donde tiene que ir, qué tiene que hacer. Pero mi mente, al menos por un rato, lo olvida. Solo salgo, y camino. Las voces, los ruidos de los autos, colectivos, motos, camiones, bicicletas, todo me distrae, me lleva hacia otro lado. Los perros, los chicos, todo me transporta. Continúo caminando. El sol en mi cara, alumbrándome como diciéndome: “hola, estoy acá. No estás sola. Siempre voy a estar para acompañarte, a menos que sea de noche, o esté nublado. Si es de noche, vas a tener a tu luna, a tu querida y tan adorada luna”. Me saca una leve sonrisa. El viento me empuja hacia atrás, como queriéndose llevar la parte baja de mi vestido, mi cartera, y a mí misma. Pero por un tiempo, logra llevarse todo lo malo, lo negativo. Sé que, como en los casos anteriores, solo van a ser momentos de pequeña paz, antes de que mi mente, caiga en sus propias guerras. Pero eso, al menos por ahora, me sirve, me alcanza. Funciona. Quisiera quedarme así, en calma, en paz. Ya no tener que pensar en nada más que solo el ruido, y mi mente en blanco, o diciéndome: “vos podés, dale que vos podés. Pudiste con mucho. Esto no tiene que ser la excepción. Tenés que salir adelante, tenés que seguir. Porque sos fuerte, sos valiente. Solo tenés que dejar todo eso atrás, y seguir adelante”. Sí, dale, cuando vos quieras che. Posta que es re fácil genia. Sos re grosa conciencia, e. Calladita te ves más bonita. ¿Nunca te dijeron eso? Bueno, vos fijate que es así loca. No puedo. Lo intento, y muchas veces siento que no puedo. Intento que mi mente quede en blanco de nuevo. Continúo caminando. Despacio, muy despacio. Sé que quienes me vieran, no me reconocerían, no sabrían que soy yo.

Estoy a punto de cruzar una calle. Faltan unos metros para llegar a la esquina. Un señor grande se me acerca y me pregunta:

—¿Disculpame, vas a cruzar nena?

—Sí, —le respondo.

Llego a la esquina. él se acerca despacio. Lo tomo del hombro. Esperamos que los autos pasen para poder cruzar…

—Hace rato que no te veía, que no nos encontrábamos. —Me dice. Ahí, le reconozco la voz.

—¿Como andás? Estás muy linda. Me alegro muchísimo que estés así. Que puedas ser feliz. Me alegro mucho, enserio. De todo corazón. —Me dice. Y sé que no lo dice con malicia, ni con ningún otro tipo de mala intención.

Recuerdo nuestras charlas, sus luchas, la marcha a la que fuimos. Las historias compartidas, y lo que no me animé a contarle. Lo que ahora él, se dio cuenta. El cambio que vio en mí. Fue hace ya un largo tiempo cuando nos conocimos, y cuando nos vimos por última vez… Vamos cruzando la calle despacio, muy despacio, a su ritmo. Los autos y colectivos esperan pacientes a que terminemos de pasar.

—Muchísimas gracias. —Le respondo—. Realmente me hace muy bien todo lo que me está diciendo. Mis luchas se están poniendo complicadas, pero ya tengo mi DNI, y ese sé que es un enorme logro.

—De nada chiquita, no tenés nada que agradecer. Las luchas son complicadas, pero siempre hay una luz al final del túnel. Te lo dice un sobreviviente, vos sabés… Bueno, te dejo. ¿De acá ya podés seguir solita?

—Sí, —le respondo—. ¡Muchas gracias de nuevo!

Tal vez sí, tal vez es así. Tal vez, solo tenemos que dejar pasar el tiempo, y esperar a que las cosas se vayan acomodando, para que de una vez por todas, empecemos a sanar. A dejar todo lo malo atrás. Pero, no podemos hacerlo solos, él, tampoco pudo. Y ahí, es donde también están las personas que quieren vernos bien, a las que les importamos. Y además, las personitas más importantes de este mundo para mí. Esas personitas especiales sin las que, todas las luchas, metas y objetivos, no tendrían el mismo significado, no serían iguales. Tal vez, como dice mi hermano, encontramos esas respuestas, caminando por la calle. tal vez, en realidad, solo encontramos, más preguntas. Tal vez, aunque vayamos y vengamos, siempre terminamos en el mismo lugar…

Matías Barberis: “El mismo lugar”.




No me sirve

listenButton5.onclick = function(){ if(responsiveVoice.isPlaying()){ responsiveVoice.cancel(); }else{ responsiveVoice.speak("En esta oportunidad, me permito reflexionar sobre una cuestión que, hace rato viene generando polémica, no solo en Argentina, si no en todas partes del mundo, y en algunos casos, con consecuencias realmente graves. ¿Y esto es, qué significa el humor para nosotros? ¿Es decir, de qué nos reímos cuando nos reímos? A lo largo del tiempo, sobre todo en estos últimos años, en los que a mí particularmente me ha tocado vivenciarlo, la forma en la que nos relacionamos con la sociedad, ha cambiado en todos sus aspectos. Esto claro que en gran parte, es positivo. Hay expresiones culturales de todo tipo con contenido feminista, sobre las personas con discapacidad, y/o sobre la comunidad LGBTIQ+, por citar algunos ejemplos. Es algo que, hace algunos años, era impensado. Pero, en cierta forma, también, se coarta otro tipo de libertad de expresión, que siempre ha funcionado como una especie de paralelismo de la sociedad en la que vivimos. Me refiero específicamente, al humor. Yo entiendo al humor, como una parodia de la realidad, de la sociedad misma. Como una tergiversación o satirización de la misma, con el objetivo de hacernos reír. El problema es, el entender, que no todos nos reímos de las mismas cosas. Y que, lo que para unos puede parecer gracioso, para otros, por variadas razones, tal vez no lo sea. Dentro del propio humor, hay distintos tipos. Mencionarlos todos, me resultaría imposible. Pero sí voy a hacer hincapié en algunos, que pueden servir como ejemplo. Está aquel que, utiliza recursos propios e inventados para crear su propio modelo de risa. Como por ejemplo, el clásico conjunto argentino les luthier. El cual, con una mezcla de recitados, música y escenografía, logra hacer un humor, más del estilo del humor de culto. Pero también, hay otros tipos, un poco más populares, por llamarlos de alguna forma. Un ejemplo son los midachi. Aunque también tienen características similares a los anteriores, estos utilizan recursos más asequibles, por decirlo de alguna forma. Es decir, con un lenguaje más coloquial. Esto no quiere decir que un tipo de humor sea mejor o peor que el otro. Solo, que es diferente. Y que incluso, está dirigido a distinto tipo de público. En general, la denigración, burla, o ridiculización de la mujer, de las infancias, de las personas con discapacidad, entre otras minorías, son cada vez más cuestionadas. ¿Por qué? Es claramente una cuestión sociocultural. Es decir, la forma en la que va cambiando la comprensión, y la sensibilidad de las personas, sobre las realidades diversas con las que les toca convivir, y a las que están empezando a comprender. Asimismo, tenemos también tipos de humor más complejos de analizar. Por ejemplo, el humor bizarro. Es aquel, cuya parodia de la sociedad, llega a sobrepasar límites de lo, socialmente permitido, tanto actualmente, como en el pasado. Sabemos desde siempre, que la serie animada más longeva de la televisión, Los Simpson, hace humor parodiando a la sociedad norteamericana en sí, aunque sabemos también, que a lo largo de los años, han hecho parodias de muchísimas situaciones a nivel mundial. Una de las escenas más recordadas por acá, Argentina, es en el capítulo \"Rafa el elegido\", de la temporada 19, en la que 2 de los personajes más conocidos del bar de Moe, insultan al carismático pero controversial ex presidente argentino, Juan Domingo Perón. Esto, por supuesto tuvo muchísimas repercusiones a nivel local, y a nivel internacional, con países que simpatizaban con nuestro gobierno de turno. Y es que, a nadie le gusta que insulten, a una figura que admiran. Y, sin ir más lejos, el capítulo en cuestión, ha sido censurado durante bastante tiempo en este país, y en otros países afines. Yendo más lejos aún, la comedia animada South Park, hace humor con absolutamente todo lo que se le presenta. Es decir, todo es, fue o podría ser parodiado por ellos. Aún así, siguen teniendo gran cantidad de audiencia. La serie animada argentina, Alejo y Valentina, tiene, por decirlo de alguna forma, un tipo de humor similar a Los Simpson, con el lenguaje grosero de South Park, pero argentino, claro. Incluso, esta serie, al igual que Los Simpson, toma hechos actuales, y los parodia. ¿Qué consiguen todas estas series con esto? Que logremos reirnos de las cosas con las que nos relacionamos, en nuestro día a día, ya sea para bien, o para mal. Y ahí, está el principal problema. ¿Qué consecuencias puede traer el humor que hacemos, o que consumimos? Una de las más conocidas, como todos ya sabrán, y si no, es fácilmente googleable, es la ocurrida con el semanario francés Charlie Hebdo. Sin duda, es una de las más trágicas, de las que al menos yo, tengo conocimiento. Pero seguro, no ha de ser la única. Entonces, creo que podemos subdividir al humor, en 3 partes muy sencillas de identificar, ya que, son las partes que componen cualquier tipo de comunicación. Y puede que algunos, recuerden estos conceptos de cuando iban a la secundaria. Emisor, mensaje, receptor. Emisor: Es quien cuenta el chiste, quien hace la parodia, la satirización. Quien relaciona hechos, ya sean verídicos o ficticios, de tal forma que estos provoquen risas al receptor. Mensaje: Es el chiste en sí. ya sea que tenga contenido soez o grosero, o no lo tenga. Ya sea un chiste corto o largo, o un monólogo. Ya sea un cómic/historieta, o incluso una canción, el mensaje es el contenido que va a llegar al receptor. Receptor: Es quien recibe el mensaje. Quien lo interpreta, lo decodifica, y reacciona al mismo. Para mí, excepto en ocasiones particulares que menciono más abajo, es la parte más importante en todo este proceso. Porque según la reacción de este, el chiste como tal, va a haber funcionado, o no. Otra de las trágicas consecuencias que puede traer el humor, es cuando este, va dirigido desde una, o un grupo de personas, hacia otra u otras en particular, con el objetivo de burlarse de esta o estas. Esto, es generalmente conocido como bullying. Y, a pesar de los avances en la sociedad, aún el tema, no es tratado como una prioridad. Existen muchísimas causas de suicidios debido a esta \"clase de humor\", y por supuesto, muchísimos ataques de depresión. En este caso, la parte importante, son tanto el emisor como el receptor. El primero, porque lo hace con una clara intención de perjudicar al segundo. Y el segundo, obviamente, porque el \"chiste\", evidentemente, no solo no le parece gracioso, si no que además, lo ofende, se siente insultado, discriminado por ese chiste. Existen muchos humoristas, que hacen chistes recurrentes sobre temáticas específicas en particular. Y esto, puede interpretarse como una intención de reirse, siempre de las mismas cosas, y teniendo la certeza, de que mi humor, va a resultar ofensivo para ese grupo de personas que, se identifican con la temática de la que yo estoy hablando. Por ejemplo, si mi humor siempre depende de hacer chistes sobre la gente de color, o los que tienen algún tipo de discapacidad, o de la comunidad LGBTIQ+, evidentemente, estoy haciendo un chiste, con la clara intención de ofender al receptor. O al menos, esa es mi forma, como receptora de estos mensajes que envían esos emisores, de interpretar, esto que llamo, \"Humor ofensivo\". Pero de nuevo, esto no depende solo del emisor, si no de quien se siente ofendido al recibir ese mensaje. ¿Es posible trabajar nuestro sentido de la ofensa, por llamarlo de alguna manera? Me parece que, en esta ocasión, podemos tomar como punto de partida, y en el sentido de realizar un análisis concreto, Tanto el llamado humor negro, como el humor machista. Creo que sería una buena forma de reconsiderar nuestra tolerancia a cosas que, hoy en día, ya no son tan socialmente aceptadas como antes. Pero que aún así, continúan siendo parte del humor popular. Volviendo al tipo de humor que hacen las series más arriba mencionadas, podemos decir que, estas continúan teniendo vigencia hoy en día, ya que, se puede interpretar que las mismas, no hacen humor con el sentido de ofender, si no con el sentido de solo parodiar, de hacer reír al receptor. Y que lo logran, incluso considerando que puede haber ciertos tipos de chistes, que resulten ofensivos para algunos grupos de personas. Sin embargo, hay muchos que aún siguen considerando a esos chistes graciosos, a pesar de la queja de estos grupos. Otra de las preguntas que podemos hacer, es... ¿Quien tiene razón? Existe cierto tipo de \"humor sano\". Este, es el humor que cada uno, puede hacer sobre sí mismo. ¿Y por qué lo pongo entre comillas? Porque también, acá depende del receptor. En este caso, uno mismo es el emisor, y el mensaje. Por ejemplo, yo podría hacer humor sobre varias cosas que me caracterizan. Sobre las personas ciegas o con alguna discapacidad, sobre las personas trans, o sobre las personas que tienen celiaquía, Etc. Es más, en varias oportunidades me han dicho que añada una sección de humor, y precisamente no lo he hecho, porque mi tipo de humor, es espontáneo. Es decir, tiene un contexto, en el que hago un chiste en particular. No pude, al menos hasta ahora, escribir un monólogo, o un texto específicamente de chistes. ¿Pero volviendo al tema en sí, por qué, si este humor es sobre sí mismo, no puede ser un humor sano? Bueno, claramente, porque entre los receptores, puede haber 2 tipos de personas. Y esto, aunque es un cliché básico, no es más que la pura realidad. Los que se rían conmigo, y los que se rían de mí. Es ahí, donde el mensaje toma o no, la relevancia que queremos darle. Porque, todo mensaje, aunque el emisor sea uno solo, está dividido en 2 partes. El que lo emite, con su propia interpretación, la cual para él es clara, y el que lo recibe, el cual puede interpretarlo de cientos de miles de formas diferentes, dependiendo de sus propias características de vida, como mencioné anteriormente. Su cultura, su sociedad, su entorno, su religión, su color de piel, y otras miles de cuestiones más, que convierten a cada una de las personas, en receptoras totalmente diferentes, de un mismo mensaje. Por supuesto, que hay un tipo de humor aún mucho más sano. Aquel que no es dirigido a alguien por alguna razón en particular. Es sobre algo, sobre algún hecho cotidiano, pero sin perjudicar a nadie, sin ofender a nadie, bajo ningún punto de vista. Ese tipo de humor, por supuesto es diferente al resto de los que venimos hablando. Mi objetivo en sí, fue, durante todo este texto, centrarme precisamente, en estos otros tipos que vengo mencionando. Es decir, en aquellos que, causan un conflicto en la sociedad en general, y en sí, en todo el mundo. Conclusión: ¿De qué nos reímos cuando nos reímos? A pesar de todo esto, todas y cada una de las personas, nos reímos de distintas cosas. Y, desafortunadamente, no existe una forma de definir, de qué pueden o no, reírse los demás. Pero sí, podemos elegir de qué reírnos cada uno de nosotros. Y podemos decidir, si queremos que los demás se rían de nosotros, o con nosotros. Es ahí, donde está nuestra misión con respecto al humor. No apoyar bajo ningún punto de vista la censura, siempre y cuando, esta no se haga con la intención de ofender. ¿ De qué forma hacemos esa delimitación entre la ofensa y la parodia? Eso, lamentablemente, debe depender de cada uno. Y no digo esto de forma despectiva, claro está. Si no que, a la hora de analizar el humor, deberíamos adoptar un punto de vista más crítico, más universal, más desde el lado de aceptar que todo, sin llegar a parecernos ofensivo o violento, puede ser gracioso. Y que a pesar de todo, podemos reírnos de cualquier cosa. ¿Porque, qué sucede si continuamos cuestionando al humor, y decidimos enojarnos y protestar por cada cosa que consideremos una ofensa? Puede Suceder que, el humor, deje de existir. Porque, como me dijo una amiga una vez, no todo lo que hagamos, va a dejar contento a todo el mundo. Y de eso se debería tratar la vida. Siempre, de reírnos. Como ya se ha probado, reír es una de las grandes curas para el alma, siempre y cuando, no sea a costa de los demás. Ya que si no, nuestra risa, no es sanadora, si no que esta, termina siendo perjudicial. Y puede, en muchos casos, traer consecuencias realmente trágicas.", "Spanish Latin American Female"); } };

Esta canción, aunque vendría a ser, y de hecho lo es, la segunda parte de una serie de textos consecutivos bajo una misma temática, es también, como un puente para entrar a la tercera. Es un resumen en sí de la misma, con ciertas diferencias de las que, solo se darán cuenta, cuando lean las 2. Pensé en publicarla después de esa tercera parte, pero si lo hiciera así, la publicación de la canción en sí, dejaría de tener sentido. O al menos, no lo tendría para mí. Lo cierto es, que la compuse un día de los tantos que pasé sin poder dormir bien, y mientras estaba ya escribiendo la otra. Es por eso que, quedó como una especie de punto intermedio. 2 días después, la escribí. Y, algo que tienen de bueno las canciones, y la razón por la que decidí publicarla de todos modos, es que cada una de ellas en sí mismas, cuentan una historia. Y acá, está la que les cuento en esta en particular.

No me sirve

No me sirve,

Refugiarme en mis historias, no me sirve.

Expresar mis sentimientos, no me sirve.

Hago todo,

Y nada sirve.

No me alcanza,

Con buscar el equilibrio en la balanza.

Con saber que hay quienes peores cosas pasan.

No me basta,

no me alcanza.

No me sirve,

Que el tiempo pase tan lento, no me sirve.

Torturarme con recuerdos, no me sirve.

Intento todo,

Y nada sirve.

Estribillo

Quiero creer,

Que todo va a estar bien,

Pero me encuentro,

Tan sola en las noches…

Quiero pensar,

Que todo va a mejorar,

Pero mi mente,

Solo me trae reproches.

Segunda parte

No me alcanzan,

La meditación, el reiki, las palabras.

Con salir a caminar hacia la nada.

Tantas cosas,

Ya no alcanzan.

No me sirve,

Ni soñar ni estar despierta, nada sirve

Escribir esta canción, ya no me sirve.

Tantas voces,

Poco audibles.

No me alcanza,

Con oír pajaritos en la ventana.

Con mirar salir el sol cada mañana.

Ni la luna,

Ya me calma.

Estribillo

Quiero creer,

Que todo va a estar bien,

Pero me encuentro,

Tan sola en las noches…

Quiero pensar,

Que todo va a mejorar,

Pero mi mente,

Solo me trae reproches.




Confianza

listenButton6.onclick = function(){ if(responsiveVoice.isPlaying()){ responsiveVoice.cancel(); }else{ responsiveVoice.speak("En esta oportunidad, me permito reflexionar sobre una cuestión que, hace rato viene generando polémica, no solo en Argentina, si no en todas partes del mundo, y en algunos casos, con consecuencias realmente graves. ¿Y esto es, qué significa el humor para nosotros? ¿Es decir, de qué nos reímos cuando nos reímos? A lo largo del tiempo, sobre todo en estos últimos años, en los que a mí particularmente me ha tocado vivenciarlo, la forma en la que nos relacionamos con la sociedad, ha cambiado en todos sus aspectos. Esto claro que en gran parte, es positivo. Hay expresiones culturales de todo tipo con contenido feminista, sobre las personas con discapacidad, y/o sobre la comunidad LGBTIQ+, por citar algunos ejemplos. Es algo que, hace algunos años, era impensado. Pero, en cierta forma, también, se coarta otro tipo de libertad de expresión, que siempre ha funcionado como una especie de paralelismo de la sociedad en la que vivimos. Me refiero específicamente, al humor. Yo entiendo al humor, como una parodia de la realidad, de la sociedad misma. Como una tergiversación o satirización de la misma, con el objetivo de hacernos reír. El problema es, el entender, que no todos nos reímos de las mismas cosas. Y que, lo que para unos puede parecer gracioso, para otros, por variadas razones, tal vez no lo sea. Dentro del propio humor, hay distintos tipos. Mencionarlos todos, me resultaría imposible. Pero sí voy a hacer hincapié en algunos, que pueden servir como ejemplo. Está aquel que, utiliza recursos propios e inventados para crear su propio modelo de risa. Como por ejemplo, el clásico conjunto argentino les luthier. El cual, con una mezcla de recitados, música y escenografía, logra hacer un humor, más del estilo del humor de culto. Pero también, hay otros tipos, un poco más populares, por llamarlos de alguna forma. Un ejemplo son los midachi. Aunque también tienen características similares a los anteriores, estos utilizan recursos más asequibles, por decirlo de alguna forma. Es decir, con un lenguaje más coloquial. Esto no quiere decir que un tipo de humor sea mejor o peor que el otro. Solo, que es diferente. Y que incluso, está dirigido a distinto tipo de público. En general, la denigración, burla, o ridiculización de la mujer, de las infancias, de las personas con discapacidad, entre otras minorías, son cada vez más cuestionadas. ¿Por qué? Es claramente una cuestión sociocultural. Es decir, la forma en la que va cambiando la comprensión, y la sensibilidad de las personas, sobre las realidades diversas con las que les toca convivir, y a las que están empezando a comprender. Asimismo, tenemos también tipos de humor más complejos de analizar. Por ejemplo, el humor bizarro. Es aquel, cuya parodia de la sociedad, llega a sobrepasar límites de lo, socialmente permitido, tanto actualmente, como en el pasado. Sabemos desde siempre, que la serie animada más longeva de la televisión, Los Simpson, hace humor parodiando a la sociedad norteamericana en sí, aunque sabemos también, que a lo largo de los años, han hecho parodias de muchísimas situaciones a nivel mundial. Una de las escenas más recordadas por acá, Argentina, es en el capítulo \"Rafa el elegido\", de la temporada 19, en la que 2 de los personajes más conocidos del bar de Moe, insultan al carismático pero controversial ex presidente argentino, Juan Domingo Perón. Esto, por supuesto tuvo muchísimas repercusiones a nivel local, y a nivel internacional, con países que simpatizaban con nuestro gobierno de turno. Y es que, a nadie le gusta que insulten, a una figura que admiran. Y, sin ir más lejos, el capítulo en cuestión, ha sido censurado durante bastante tiempo en este país, y en otros países afines. Yendo más lejos aún, la comedia animada South Park, hace humor con absolutamente todo lo que se le presenta. Es decir, todo es, fue o podría ser parodiado por ellos. Aún así, siguen teniendo gran cantidad de audiencia. La serie animada argentina, Alejo y Valentina, tiene, por decirlo de alguna forma, un tipo de humor similar a Los Simpson, con el lenguaje grosero de South Park, pero argentino, claro. Incluso, esta serie, al igual que Los Simpson, toma hechos actuales, y los parodia. ¿Qué consiguen todas estas series con esto? Que logremos reirnos de las cosas con las que nos relacionamos, en nuestro día a día, ya sea para bien, o para mal. Y ahí, está el principal problema. ¿Qué consecuencias puede traer el humor que hacemos, o que consumimos? Una de las más conocidas, como todos ya sabrán, y si no, es fácilmente googleable, es la ocurrida con el semanario francés Charlie Hebdo. Sin duda, es una de las más trágicas, de las que al menos yo, tengo conocimiento. Pero seguro, no ha de ser la única. Entonces, creo que podemos subdividir al humor, en 3 partes muy sencillas de identificar, ya que, son las partes que componen cualquier tipo de comunicación. Y puede que algunos, recuerden estos conceptos de cuando iban a la secundaria. Emisor, mensaje, receptor. Emisor: Es quien cuenta el chiste, quien hace la parodia, la satirización. Quien relaciona hechos, ya sean verídicos o ficticios, de tal forma que estos provoquen risas al receptor. Mensaje: Es el chiste en sí. ya sea que tenga contenido soez o grosero, o no lo tenga. Ya sea un chiste corto o largo, o un monólogo. Ya sea un cómic/historieta, o incluso una canción, el mensaje es el contenido que va a llegar al receptor. Receptor: Es quien recibe el mensaje. Quien lo interpreta, lo decodifica, y reacciona al mismo. Para mí, excepto en ocasiones particulares que menciono más abajo, es la parte más importante en todo este proceso. Porque según la reacción de este, el chiste como tal, va a haber funcionado, o no. Otra de las trágicas consecuencias que puede traer el humor, es cuando este, va dirigido desde una, o un grupo de personas, hacia otra u otras en particular, con el objetivo de burlarse de esta o estas. Esto, es generalmente conocido como bullying. Y, a pesar de los avances en la sociedad, aún el tema, no es tratado como una prioridad. Existen muchísimas causas de suicidios debido a esta \"clase de humor\", y por supuesto, muchísimos ataques de depresión. En este caso, la parte importante, son tanto el emisor como el receptor. El primero, porque lo hace con una clara intención de perjudicar al segundo. Y el segundo, obviamente, porque el \"chiste\", evidentemente, no solo no le parece gracioso, si no que además, lo ofende, se siente insultado, discriminado por ese chiste. Existen muchos humoristas, que hacen chistes recurrentes sobre temáticas específicas en particular. Y esto, puede interpretarse como una intención de reirse, siempre de las mismas cosas, y teniendo la certeza, de que mi humor, va a resultar ofensivo para ese grupo de personas que, se identifican con la temática de la que yo estoy hablando. Por ejemplo, si mi humor siempre depende de hacer chistes sobre la gente de color, o los que tienen algún tipo de discapacidad, o de la comunidad LGBTIQ+, evidentemente, estoy haciendo un chiste, con la clara intención de ofender al receptor. O al menos, esa es mi forma, como receptora de estos mensajes que envían esos emisores, de interpretar, esto que llamo, \"Humor ofensivo\". Pero de nuevo, esto no depende solo del emisor, si no de quien se siente ofendido al recibir ese mensaje. ¿Es posible trabajar nuestro sentido de la ofensa, por llamarlo de alguna manera? Me parece que, en esta ocasión, podemos tomar como punto de partida, y en el sentido de realizar un análisis concreto, Tanto el llamado humor negro, como el humor machista. Creo que sería una buena forma de reconsiderar nuestra tolerancia a cosas que, hoy en día, ya no son tan socialmente aceptadas como antes. Pero que aún así, continúan siendo parte del humor popular. Volviendo al tipo de humor que hacen las series más arriba mencionadas, podemos decir que, estas continúan teniendo vigencia hoy en día, ya que, se puede interpretar que las mismas, no hacen humor con el sentido de ofender, si no con el sentido de solo parodiar, de hacer reír al receptor. Y que lo logran, incluso considerando que puede haber ciertos tipos de chistes, que resulten ofensivos para algunos grupos de personas. Sin embargo, hay muchos que aún siguen considerando a esos chistes graciosos, a pesar de la queja de estos grupos. Otra de las preguntas que podemos hacer, es... ¿Quien tiene razón? Existe cierto tipo de \"humor sano\". Este, es el humor que cada uno, puede hacer sobre sí mismo. ¿Y por qué lo pongo entre comillas? Porque también, acá depende del receptor. En este caso, uno mismo es el emisor, y el mensaje. Por ejemplo, yo podría hacer humor sobre varias cosas que me caracterizan. Sobre las personas ciegas o con alguna discapacidad, sobre las personas trans, o sobre las personas que tienen celiaquía, Etc. Es más, en varias oportunidades me han dicho que añada una sección de humor, y precisamente no lo he hecho, porque mi tipo de humor, es espontáneo. Es decir, tiene un contexto, en el que hago un chiste en particular. No pude, al menos hasta ahora, escribir un monólogo, o un texto específicamente de chistes. ¿Pero volviendo al tema en sí, por qué, si este humor es sobre sí mismo, no puede ser un humor sano? Bueno, claramente, porque entre los receptores, puede haber 2 tipos de personas. Y esto, aunque es un cliché básico, no es más que la pura realidad. Los que se rían conmigo, y los que se rían de mí. Es ahí, donde el mensaje toma o no, la relevancia que queremos darle. Porque, todo mensaje, aunque el emisor sea uno solo, está dividido en 2 partes. El que lo emite, con su propia interpretación, la cual para él es clara, y el que lo recibe, el cual puede interpretarlo de cientos de miles de formas diferentes, dependiendo de sus propias características de vida, como mencioné anteriormente. Su cultura, su sociedad, su entorno, su religión, su color de piel, y otras miles de cuestiones más, que convierten a cada una de las personas, en receptoras totalmente diferentes, de un mismo mensaje. Por supuesto, que hay un tipo de humor aún mucho más sano. Aquel que no es dirigido a alguien por alguna razón en particular. Es sobre algo, sobre algún hecho cotidiano, pero sin perjudicar a nadie, sin ofender a nadie, bajo ningún punto de vista. Ese tipo de humor, por supuesto es diferente al resto de los que venimos hablando. Mi objetivo en sí, fue, durante todo este texto, centrarme precisamente, en estos otros tipos que vengo mencionando. Es decir, en aquellos que, causan un conflicto en la sociedad en general, y en sí, en todo el mundo. Conclusión: ¿De qué nos reímos cuando nos reímos? A pesar de todo esto, todas y cada una de las personas, nos reímos de distintas cosas. Y, desafortunadamente, no existe una forma de definir, de qué pueden o no, reírse los demás. Pero sí, podemos elegir de qué reírnos cada uno de nosotros. Y podemos decidir, si queremos que los demás se rían de nosotros, o con nosotros. Es ahí, donde está nuestra misión con respecto al humor. No apoyar bajo ningún punto de vista la censura, siempre y cuando, esta no se haga con la intención de ofender. ¿ De qué forma hacemos esa delimitación entre la ofensa y la parodia? Eso, lamentablemente, debe depender de cada uno. Y no digo esto de forma despectiva, claro está. Si no que, a la hora de analizar el humor, deberíamos adoptar un punto de vista más crítico, más universal, más desde el lado de aceptar que todo, sin llegar a parecernos ofensivo o violento, puede ser gracioso. Y que a pesar de todo, podemos reírnos de cualquier cosa. ¿Porque, qué sucede si continuamos cuestionando al humor, y decidimos enojarnos y protestar por cada cosa que consideremos una ofensa? Puede Suceder que, el humor, deje de existir. Porque, como me dijo una amiga una vez, no todo lo que hagamos, va a dejar contento a todo el mundo. Y de eso se debería tratar la vida. Siempre, de reírnos. Como ya se ha probado, reír es una de las grandes curas para el alma, siempre y cuando, no sea a costa de los demás. Ya que si no, nuestra risa, no es sanadora, si no que esta, termina siendo perjudicial. Y puede, en muchos casos, traer consecuencias realmente trágicas.", "Spanish Latin American Female"); } };

La confianza, es el regalo más valioso que una persona puede darte. No la rompas. Porque una vez rota, no puede volver a reconstruirse.

A lo largo de toda mi vida, pero aún más cuando crecí, e hice mi propio camino, al igual que todos los seres humanos, deposité mi confianza en muchas personas. Claro que, distinto tipo de confianza. Porque no es lo mismo pedirle a alguien que te guarde un secreto, que prestarle plata. Pero la confianza, es una sola. Sea cual sea el modo en el que esta se brinde, cuando se brinda, se espera que esta sea tenida en cuenta, valorada. Pero en muchísimos casos, desafortunadamente, no fue así. Podría hablar de aquellos que no me guardaron un secreto cuando se los confié, que no supieron respetar el silencio que necesitaba. Pero no. Porque ese tipo de confianza, si tiene los argumentos indicados, puede ser reparada. O al menos, eso creo. Tal vez, no es así. Tal vez, y solo tal vez, solo debería comprender, que durante toda mi vida, fui demasiado confianzuda. Que les di valor, libertad, respeto, a personas que, no solo no lo merecían, si no que además, no me estaban retribuyendo de la misma forma. Con esto no quiero decir que confíe en alguien para obtener algo a cambio; no, claro que no. Siempre confié solo por confiar. Sin ningún tipo de interés. Pero como digo al principio, si alguien en quien confié traiciona esa confianza, ahí sí ya no puedo hacer nada para volver a repararla.

Muchísimas veces, presté plata y no me la devolvieron. Y, a diferencia de lo que las malas lenguas dicen de mí, yo no nado en dinero. He llevado a personas a reparar cosas a casa, y no solo me han estafado con los precios o los materiales, si no que además, me han arreglado mal las cosas, aprovechándose de mi condición de persona con una discapacidad, ya que, obviamente, yo no puedo hacer esos arreglos. Mientras tanto, algunas de estas personas, hasta te dicen “amigo”. Qué palabra tan grande esa. Muy grande. Tanto así, que seguro voy a mencionarla varias veces en este texto. La amistad, está relacionada en cierto punto con la confianza. Porque son esas personas en quienes confiás, con las que establecés algún tipo de relación, las que luego podrán o no, convertirse en amigos. Pero con alguien que te das cuenta que te está estafando, te está mintiendo, que se aprovecha de vos, es imposible.

No sé por qué se atribuyen esa confianza que no creí darles, de llamarte de esa forma. Los amigos de verdad, no van a ser personas que vayan una o varias veces a tu casa. No van a ser personas a las que contrates para hacer un arreglo. No, no. Los amigos de verdad, están en las buenas, y en las malas. En las tristezas, y alegrías. Están para escucharte cuando necesitás llorar, o para que vos los escuches a ellos. Un amigo, pero un amigo de verdad, no es alguien con quien no vas a tener diferencias, no, claro que no. Pero un amigo de verdad, sabe que más allá de cualquier diferencia, pelea, debate o discusión, siempre la amistad, es lo que prevalece. Y esa amistad, esa confianza, es lo más valioso, como ya dije, que una persona puede darte.

Desde siempre, han venido personas a casa. A algunos, yo ni siquiera los conocía. Pero siempre, confié en quienes los traían. Era como una confianza a través de la confianza que le tenía a personas más allegadas a mí. Muchos han venido a juntadas/jodas, a comer, a dormir, a quedarse 1, 2, o varios días. Y en muchísimos casos, han traicionado mi confianza. A lo largo del tiempo, varias cosas, algunas más valiosas y otras no tanto, desaparecían. Y claro, las personas ciegas, no podemos en muchísimos casos, saber exactamente quien fue. Entonces, nos queda la duda de si fue esta persona o la otra. Y no es, de nuevo, que vaya a hacer un inventario de todo lo que me ha desaparecido. No, para nada. Porque sé que lo material, se puede volver a recuperar de alguna forma u otra. Pero lo que va a quedar sin recuperar, tal vez para siempre, es la confianza.

Hay un tipo de confianza que cuando se rompe, duele más que el resto. Realmente, no sé como definirla. Es cuando vos depositás en una persona, muchos tipos de confianza. Ya no es un arreglo en una casa, no es plata, no es un bien material. Es muchísimo más que eso. Entonces, lo que sucede es que eso, o se rompe de una sola vez, con esa traición, o va rompiéndose de a poco, hasta que llega al punto límite en el que, como vengo diciendo, ya no puede volver a repararse. Ni con parches, ni con pegamento, ni con mocos. Con nada. Es solo eso, podrían decir algunos. Confianza. Pero significa tanto, y tiene tantas formas de ser, de existir como tal, que es imposible definirla en simples palabras. Es muy difícil entender, y poder sobrellevar la ruptura de esa confianza. Una vez la confianza se rompe, puede haber muchas formas de sobrellevar ese duelo de lo ya destruido. Porque la ruptura de la confianza, genera eso, un duelo. El dolor de que lo que pensabas era de una forma, no solo no es así, si no que además, ya está muerto. Y muy probablemente, para siempre. Porque cuando se rompe esa confianza, cuando comienza ese duelo, entendemos que además de la confianza, también nos deja, el Alma Rota.

Hay varias formas de enfrentar la ruptura de esa confianza. Generalmente, lo que he hecho, es hacer borrón y cuenta nueva. Es decir, apartar a las personas de mi vida. Así, sin más, dejarles de hablar. No invitarlos más a casa, y punto final. Esto no es tan fácil siempre. Muchas veces he optado por callar en lo que sé que me traicionaron, porque dentro de todo soy una persona pacífica, a la que no le gusta pelear. Entonces, he dejado las cosas como están, sin decir absolutamente nada. Incluso, he hecho arreglos nuevamente con otras personas, para no decirle a esta persona que lo hizo mal al propósito y que tenga que arreglarlo de nuevo, y para no tener un conflicto. Siempre trato de evitar eso, el conflicto, la pelea. Pero con ciertos tipos de cuestiones lamentablemente, no tengo otra opción, que enfrentarlos.

Otra forma, es el escrache. Es decir, contar a todo el mundo, que estas personas han traicionado mi confianza. Lo he hecho pocas veces, y es algo que no tiene en realidad mucho sentido, porque tiene que ver con nuestra credibilidad, contra la de la otra persona. Pero además, la gran pregunta es, si a alguien le importa realmente si otra persona nos está robando algo o no, o si nos traicionó. ¿Y qué hace esta persona con esa información que obtuvo de parte nuestra? Generalmente, nada. Ellos siguen hablando con quienes traicionaron mi confianza, como si nada hubiese pasado. Y no es que no les importe lo que me pasa, no, no soy tan egoísta como para pensar eso. Si no que, las relaciones entre las personas son tan complejas, que no pueden supeditarse a un solo hecho, teniendo en cuenta que pudieron haber pasado 1, 2, o incluso más años de conocer a alguien. Es más, esta persona que a mí me traicionó, podría ser el “amigo” de otra persona. Porque, claro está, excepto en casos particulares, la mayoría de las personas tienen amigos. Y de esos amigos, no se pueden, no se quieren, o saben que no se deben aprovechar. pero de otros, al parecer sí.

Nada de esto es tan sencillo de hacer. Y no solo por las razones que mencioné anteriormente. Si no ,que, dentro de la confianza, puede haber otros atenuantes, mucho más complejos de enfrentar, de sobrellevar, de encontrar alguna solución a ese problema que surgió, con la ruptura de esa confianza. Y esto es, si las personas que traicionan nuestra confianza, y lo hacen de una forma en la que sentimos que es irreparable, son cercanas a nosotros. Sí, seguro algunos de ustedes han pasado por hechos similares. Seguro, alguien cercano los ha traicionado. Y deben entender lo que se siente. No podés hacer borrón y cuenta nueva con estas personas. No podés escracharlas, porque hay mucho en juego. Tenés que tener cuidado qué le contás y a quien, porque no sabés realmente como pueden reaccionar los demás. Es el tipo de confianza, del que hablé antes. Es decir, cuando depositás en una persona, muchos tipos de confianza. Eso es algo relacionado directamente con esto. Porque solo vas a depositar muchos tipos de confianza, en alguien que es muy cercano a vos, y a quien, aunque suene contradictorio, querés mucho, aún sabiendo que traicionó tu confianza. Porque aunque la confianza se rompa, aunque te deje el alma rota, lo que se atraviesa después, es precisamente un duelo, como también ya dije, porque lo que más cuesta, es dejar de querer. Es la principal diferencia, entre alguien que vino a tu casa una vez, y un amigo, un hermano, alguien que es parte de tu vida. Sinceramente, no sé qué es lo que se puede hacer en estos casos. No tengo una respuesta, una solución, una forma de enfrentar este tipo de situaciones. Solo sé, y estoy completamente segura de esto, que hay algo que al menos yo, no puedo hacer. Para mí, esta, es la última opción. es la más peligrosa, por decirlo de alguna manera. No solo para los demás, si no también, para una misma. Y acá, aunque quede cortito, se merece un subtítulo aparte.

Venganza

Dicen muchísimas cosas sobre ella. Que es un plato que se sirve en frío, que no hay nada más satisfactorio que ver a quien te destruyó, destruído igual, o peor de lo que vos lo estás. Hay quienes dejan que de eso se encargue Dios, el destino, el karma, o cualquier otra fuerza sobrenatural, incluyendo la magia negra o brujería. Pero, hay quienes toman las riendas de su propio destino, y forjan su propio camino, incluso en este aspecto. No voy a negar, que muchas veces lo consideré, que lo intenté, y que estuve muy cerca de concretar mi propia venganza. Pero entendí, que al menos yo, no puedo, no quiero, y siento que no debo hacerlo. Para mí, la venganza, no es tan sencilla de llevar acabo. Y entiendo que tenemos que tener la capacidad mental que nos permita vengarnos, sin sentir culpa o remordimiento por haber lastimado a otra persona. En cierto punto, la venganza es un sentimiento muy egoísta. Porque nos hace sentir superiores al resto, a aquel que nos dañó. Nos sentimos con el poder, los recursos y las herramientas como para dañar a esa persona, sin importarnos para nada, las consecuencias que esto pueda tener en la vida del otro, o en la de alguien más. ¿Y, somos realmente tan importantes como para decidir por sobre la vida del otro? La respuesta, es no. No deberíamos decidir sobre el otro. Solo deberíamos decidir sobre nosotros mismos. Dejar todo atrás, y hacer lo mejor posible para salir adelante, ese es el estilo de vida que al menos yo elijo seguir.

Por supuesto, que yo no puedo, ni pretendo, que todos sigan mi filosofía de vida, ni se tomen las cosas con tanta pasividad, por decirlo de alguna forma. Porque esto, también nos hace daño, y mucho. Pero sí creo que a la hora de tomar decisiones importantes, podríamos tratar de seguir una premisa, que yo utilizo muchísimo, y dice así: hay 3 cosas realmente importantes en la vida: lo que se puede hacer, lo que se quiere hacer, y lo que se debe hacer. El punto, es siempre intentar encontrar el equilibrio entre esas 3 cosas, y que el resultado, sea lo menos perjudicial posible, para una misma y para los demás. ¿Ahora, la pregunta es, estamos siempre en condiciones de encontrar ese equilibrio?




Deshechos humanos, o Derechos humanos

listenButton7.onclick = function(){ if(responsiveVoice.isPlaying()){ responsiveVoice.cancel(); }else{ responsiveVoice.speak("En esta oportunidad, me permito reflexionar sobre una cuestión que, hace rato viene generando polémica, no solo en Argentina, si no en todas partes del mundo, y en algunos casos, con consecuencias realmente graves. ¿Y esto es, qué significa el humor para nosotros? ¿Es decir, de qué nos reímos cuando nos reímos? A lo largo del tiempo, sobre todo en estos últimos años, en los que a mí particularmente me ha tocado vivenciarlo, la forma en la que nos relacionamos con la sociedad, ha cambiado en todos sus aspectos. Esto claro que en gran parte, es positivo. Hay expresiones culturales de todo tipo con contenido feminista, sobre las personas con discapacidad, y/o sobre la comunidad LGBTIQ+, por citar algunos ejemplos. Es algo que, hace algunos años, era impensado. Pero, en cierta forma, también, se coarta otro tipo de libertad de expresión, que siempre ha funcionado como una especie de paralelismo de la sociedad en la que vivimos. Me refiero específicamente, al humor. Yo entiendo al humor, como una parodia de la realidad, de la sociedad misma. Como una tergiversación o satirización de la misma, con el objetivo de hacernos reír. El problema es, el entender, que no todos nos reímos de las mismas cosas. Y que, lo que para unos puede parecer gracioso, para otros, por variadas razones, tal vez no lo sea. Dentro del propio humor, hay distintos tipos. Mencionarlos todos, me resultaría imposible. Pero sí voy a hacer hincapié en algunos, que pueden servir como ejemplo. Está aquel que, utiliza recursos propios e inventados para crear su propio modelo de risa. Como por ejemplo, el clásico conjunto argentino les luthier. El cual, con una mezcla de recitados, música y escenografía, logra hacer un humor, más del estilo del humor de culto. Pero también, hay otros tipos, un poco más populares, por llamarlos de alguna forma. Un ejemplo son los midachi. Aunque también tienen características similares a los anteriores, estos utilizan recursos más asequibles, por decirlo de alguna forma. Es decir, con un lenguaje más coloquial. Esto no quiere decir que un tipo de humor sea mejor o peor que el otro. Solo, que es diferente. Y que incluso, está dirigido a distinto tipo de público. En general, la denigración, burla, o ridiculización de la mujer, de las infancias, de las personas con discapacidad, entre otras minorías, son cada vez más cuestionadas. ¿Por qué? Es claramente una cuestión sociocultural. Es decir, la forma en la que va cambiando la comprensión, y la sensibilidad de las personas, sobre las realidades diversas con las que les toca convivir, y a las que están empezando a comprender. Asimismo, tenemos también tipos de humor más complejos de analizar. Por ejemplo, el humor bizarro. Es aquel, cuya parodia de la sociedad, llega a sobrepasar límites de lo, socialmente permitido, tanto actualmente, como en el pasado. Sabemos desde siempre, que la serie animada más longeva de la televisión, Los Simpson, hace humor parodiando a la sociedad norteamericana en sí, aunque sabemos también, que a lo largo de los años, han hecho parodias de muchísimas situaciones a nivel mundial. Una de las escenas más recordadas por acá, Argentina, es en el capítulo \"Rafa el elegido\", de la temporada 19, en la que 2 de los personajes más conocidos del bar de Moe, insultan al carismático pero controversial ex presidente argentino, Juan Domingo Perón. Esto, por supuesto tuvo muchísimas repercusiones a nivel local, y a nivel internacional, con países que simpatizaban con nuestro gobierno de turno. Y es que, a nadie le gusta que insulten, a una figura que admiran. Y, sin ir más lejos, el capítulo en cuestión, ha sido censurado durante bastante tiempo en este país, y en otros países afines. Yendo más lejos aún, la comedia animada South Park, hace humor con absolutamente todo lo que se le presenta. Es decir, todo es, fue o podría ser parodiado por ellos. Aún así, siguen teniendo gran cantidad de audiencia. La serie animada argentina, Alejo y Valentina, tiene, por decirlo de alguna forma, un tipo de humor similar a Los Simpson, con el lenguaje grosero de South Park, pero argentino, claro. Incluso, esta serie, al igual que Los Simpson, toma hechos actuales, y los parodia. ¿Qué consiguen todas estas series con esto? Que logremos reirnos de las cosas con las que nos relacionamos, en nuestro día a día, ya sea para bien, o para mal. Y ahí, está el principal problema. ¿Qué consecuencias puede traer el humor que hacemos, o que consumimos? Una de las más conocidas, como todos ya sabrán, y si no, es fácilmente googleable, es la ocurrida con el semanario francés Charlie Hebdo. Sin duda, es una de las más trágicas, de las que al menos yo, tengo conocimiento. Pero seguro, no ha de ser la única. Entonces, creo que podemos subdividir al humor, en 3 partes muy sencillas de identificar, ya que, son las partes que componen cualquier tipo de comunicación. Y puede que algunos, recuerden estos conceptos de cuando iban a la secundaria. Emisor, mensaje, receptor. Emisor: Es quien cuenta el chiste, quien hace la parodia, la satirización. Quien relaciona hechos, ya sean verídicos o ficticios, de tal forma que estos provoquen risas al receptor. Mensaje: Es el chiste en sí. ya sea que tenga contenido soez o grosero, o no lo tenga. Ya sea un chiste corto o largo, o un monólogo. Ya sea un cómic/historieta, o incluso una canción, el mensaje es el contenido que va a llegar al receptor. Receptor: Es quien recibe el mensaje. Quien lo interpreta, lo decodifica, y reacciona al mismo. Para mí, excepto en ocasiones particulares que menciono más abajo, es la parte más importante en todo este proceso. Porque según la reacción de este, el chiste como tal, va a haber funcionado, o no. Otra de las trágicas consecuencias que puede traer el humor, es cuando este, va dirigido desde una, o un grupo de personas, hacia otra u otras en particular, con el objetivo de burlarse de esta o estas. Esto, es generalmente conocido como bullying. Y, a pesar de los avances en la sociedad, aún el tema, no es tratado como una prioridad. Existen muchísimas causas de suicidios debido a esta \"clase de humor\", y por supuesto, muchísimos ataques de depresión. En este caso, la parte importante, son tanto el emisor como el receptor. El primero, porque lo hace con una clara intención de perjudicar al segundo. Y el segundo, obviamente, porque el \"chiste\", evidentemente, no solo no le parece gracioso, si no que además, lo ofende, se siente insultado, discriminado por ese chiste. Existen muchos humoristas, que hacen chistes recurrentes sobre temáticas específicas en particular. Y esto, puede interpretarse como una intención de reirse, siempre de las mismas cosas, y teniendo la certeza, de que mi humor, va a resultar ofensivo para ese grupo de personas que, se identifican con la temática de la que yo estoy hablando. Por ejemplo, si mi humor siempre depende de hacer chistes sobre la gente de color, o los que tienen algún tipo de discapacidad, o de la comunidad LGBTIQ+, evidentemente, estoy haciendo un chiste, con la clara intención de ofender al receptor. O al menos, esa es mi forma, como receptora de estos mensajes que envían esos emisores, de interpretar, esto que llamo, \"Humor ofensivo\". Pero de nuevo, esto no depende solo del emisor, si no de quien se siente ofendido al recibir ese mensaje. ¿Es posible trabajar nuestro sentido de la ofensa, por llamarlo de alguna manera? Me parece que, en esta ocasión, podemos tomar como punto de partida, y en el sentido de realizar un análisis concreto, Tanto el llamado humor negro, como el humor machista. Creo que sería una buena forma de reconsiderar nuestra tolerancia a cosas que, hoy en día, ya no son tan socialmente aceptadas como antes. Pero que aún así, continúan siendo parte del humor popular. Volviendo al tipo de humor que hacen las series más arriba mencionadas, podemos decir que, estas continúan teniendo vigencia hoy en día, ya que, se puede interpretar que las mismas, no hacen humor con el sentido de ofender, si no con el sentido de solo parodiar, de hacer reír al receptor. Y que lo logran, incluso considerando que puede haber ciertos tipos de chistes, que resulten ofensivos para algunos grupos de personas. Sin embargo, hay muchos que aún siguen considerando a esos chistes graciosos, a pesar de la queja de estos grupos. Otra de las preguntas que podemos hacer, es... ¿Quien tiene razón? Existe cierto tipo de \"humor sano\". Este, es el humor que cada uno, puede hacer sobre sí mismo. ¿Y por qué lo pongo entre comillas? Porque también, acá depende del receptor. En este caso, uno mismo es el emisor, y el mensaje. Por ejemplo, yo podría hacer humor sobre varias cosas que me caracterizan. Sobre las personas ciegas o con alguna discapacidad, sobre las personas trans, o sobre las personas que tienen celiaquía, Etc. Es más, en varias oportunidades me han dicho que añada una sección de humor, y precisamente no lo he hecho, porque mi tipo de humor, es espontáneo. Es decir, tiene un contexto, en el que hago un chiste en particular. No pude, al menos hasta ahora, escribir un monólogo, o un texto específicamente de chistes. ¿Pero volviendo al tema en sí, por qué, si este humor es sobre sí mismo, no puede ser un humor sano? Bueno, claramente, porque entre los receptores, puede haber 2 tipos de personas. Y esto, aunque es un cliché básico, no es más que la pura realidad. Los que se rían conmigo, y los que se rían de mí. Es ahí, donde el mensaje toma o no, la relevancia que queremos darle. Porque, todo mensaje, aunque el emisor sea uno solo, está dividido en 2 partes. El que lo emite, con su propia interpretación, la cual para él es clara, y el que lo recibe, el cual puede interpretarlo de cientos de miles de formas diferentes, dependiendo de sus propias características de vida, como mencioné anteriormente. Su cultura, su sociedad, su entorno, su religión, su color de piel, y otras miles de cuestiones más, que convierten a cada una de las personas, en receptoras totalmente diferentes, de un mismo mensaje. Por supuesto, que hay un tipo de humor aún mucho más sano. Aquel que no es dirigido a alguien por alguna razón en particular. Es sobre algo, sobre algún hecho cotidiano, pero sin perjudicar a nadie, sin ofender a nadie, bajo ningún punto de vista. Ese tipo de humor, por supuesto es diferente al resto de los que venimos hablando. Mi objetivo en sí, fue, durante todo este texto, centrarme precisamente, en estos otros tipos que vengo mencionando. Es decir, en aquellos que, causan un conflicto en la sociedad en general, y en sí, en todo el mundo. Conclusión: ¿De qué nos reímos cuando nos reímos? A pesar de todo esto, todas y cada una de las personas, nos reímos de distintas cosas. Y, desafortunadamente, no existe una forma de definir, de qué pueden o no, reírse los demás. Pero sí, podemos elegir de qué reírnos cada uno de nosotros. Y podemos decidir, si queremos que los demás se rían de nosotros, o con nosotros. Es ahí, donde está nuestra misión con respecto al humor. No apoyar bajo ningún punto de vista la censura, siempre y cuando, esta no se haga con la intención de ofender. ¿ De qué forma hacemos esa delimitación entre la ofensa y la parodia? Eso, lamentablemente, debe depender de cada uno. Y no digo esto de forma despectiva, claro está. Si no que, a la hora de analizar el humor, deberíamos adoptar un punto de vista más crítico, más universal, más desde el lado de aceptar que todo, sin llegar a parecernos ofensivo o violento, puede ser gracioso. Y que a pesar de todo, podemos reírnos de cualquier cosa. ¿Porque, qué sucede si continuamos cuestionando al humor, y decidimos enojarnos y protestar por cada cosa que consideremos una ofensa? Puede Suceder que, el humor, deje de existir. Porque, como me dijo una amiga una vez, no todo lo que hagamos, va a dejar contento a todo el mundo. Y de eso se debería tratar la vida. Siempre, de reírnos. Como ya se ha probado, reír es una de las grandes curas para el alma, siempre y cuando, no sea a costa de los demás. Ya que si no, nuestra risa, no es sanadora, si no que esta, termina siendo perjudicial. Y puede, en muchos casos, traer consecuencias realmente trágicas.", "Spanish Latin American Female"); } };

Este texto, fue escrito con motivo de la reforma previsional del año 2017. Hoy, 3 años después, en los que se discute una nueva modificación de la misma, que en lugar, nuevamente, de mejorar las condiciones de vida para las personas mayores, las empeora, toma una indiscutible relevancia. Como expliqué en anteriores ocasiones, que se encuentre en la categoría otros autores, quiere decir que no fue escrito por mí, si no por alguien que decidió mantener su anonimato, pero que se ha dado en llamar, “Súper Chango”. En fin, les dejo este texto de esta persona, adelantando que no va a ser la última vez que lean algo de “Súper Chango” por acá.

Deshechos humanos, o Derechos humanos

Prendés la tele y aparece una propaganda de uno de esos suplementos vitamínicos para gente mayor, y uno de los “personajes” que aparece dice “¿Que cuántos años tengo? 55, y preguntame si algún día me voy a retirar”. Hoy, esa pregunta se contesta fácil. A menos que seas parte de la minoría que genera la riqueza a costa del trabajo ajeno, algún día te vas a retirar. Ese día va a ser cuando el cuerpo ya no te de más, y seas demasiado frágil y débil para formar parte de un inhumano sistema de producción. Y ahí, cuando ya te consumieron el sesenta porciento de la vida (con suerte), lo único que te va a quedar es una mísera jubilación, la retribución amarga de una vida entera de aportes que se diluyen.

Y con eso, no te va a alcanzar para el suplemento vitamínico. Apenas te va a alcanzar para lo necesario para calmar el dolor de huesos. Y ahí es cuando llegaste al final de la vida. Y te retorcieron como un trapo para sacarte todos los años, toda la vida, todo el tiempo. Y te fuiste. Pero probablemente quedaron tus hijos, o tus nietos, que, como viene la mano, probablemente la tengan más complicada.

Esto avanza, y mientras los burgueses inhumanos viven de arriba (o mejor dicho, a costa de los de abajo), la inmensa mayoría se muere desahuciada, aislada, sola.

Pero esta propaganda no es lo único. Porque después salís a la calle, y probablemente te cruces con alguno que dice “pero el socialismo quedó demostrado que no funciona, mirá Cuba, son todos pobres” y ahí es cuando hay que contestar: ¿Este es el éxito del capitalismo? ¿No te das cuenta que somos miles de millones, usados y descartados para mantener a aquellos que tienen el poder? Es claro que si de verdad hiciéramos esa pregunta, la respuesta sería un conjunto de palabras vacías y sin argumentos. Pero por lo menos, te expresaste. Y eso es lo que hay que hacer, expresarse, reclamar, luchar. Con una lucha constante, enseñando, explicando las propuestas, la gente, tarde o temprano va a entender. Porque nada es para siempre, y así como nosotros nos vamos explotados, este sistema capitalista también se va. Con la lucha, lo tenemos que sacar. Para dejar de ser Deshechos Humanos, y convertirnos en personas con verdaderos Derechos Humanos.




Los pobres, sus casas, y sus cosas

listenButton8.onclick = function(){ if(responsiveVoice.isPlaying()){ responsiveVoice.cancel(); }else{ responsiveVoice.speak("En esta oportunidad, me permito reflexionar sobre una cuestión que, hace rato viene generando polémica, no solo en Argentina, si no en todas partes del mundo, y en algunos casos, con consecuencias realmente graves. ¿Y esto es, qué significa el humor para nosotros? ¿Es decir, de qué nos reímos cuando nos reímos? A lo largo del tiempo, sobre todo en estos últimos años, en los que a mí particularmente me ha tocado vivenciarlo, la forma en la que nos relacionamos con la sociedad, ha cambiado en todos sus aspectos. Esto claro que en gran parte, es positivo. Hay expresiones culturales de todo tipo con contenido feminista, sobre las personas con discapacidad, y/o sobre la comunidad LGBTIQ+, por citar algunos ejemplos. Es algo que, hace algunos años, era impensado. Pero, en cierta forma, también, se coarta otro tipo de libertad de expresión, que siempre ha funcionado como una especie de paralelismo de la sociedad en la que vivimos. Me refiero específicamente, al humor. Yo entiendo al humor, como una parodia de la realidad, de la sociedad misma. Como una tergiversación o satirización de la misma, con el objetivo de hacernos reír. El problema es, el entender, que no todos nos reímos de las mismas cosas. Y que, lo que para unos puede parecer gracioso, para otros, por variadas razones, tal vez no lo sea. Dentro del propio humor, hay distintos tipos. Mencionarlos todos, me resultaría imposible. Pero sí voy a hacer hincapié en algunos, que pueden servir como ejemplo. Está aquel que, utiliza recursos propios e inventados para crear su propio modelo de risa. Como por ejemplo, el clásico conjunto argentino les luthier. El cual, con una mezcla de recitados, música y escenografía, logra hacer un humor, más del estilo del humor de culto. Pero también, hay otros tipos, un poco más populares, por llamarlos de alguna forma. Un ejemplo son los midachi. Aunque también tienen características similares a los anteriores, estos utilizan recursos más asequibles, por decirlo de alguna forma. Es decir, con un lenguaje más coloquial. Esto no quiere decir que un tipo de humor sea mejor o peor que el otro. Solo, que es diferente. Y que incluso, está dirigido a distinto tipo de público. En general, la denigración, burla, o ridiculización de la mujer, de las infancias, de las personas con discapacidad, entre otras minorías, son cada vez más cuestionadas. ¿Por qué? Es claramente una cuestión sociocultural. Es decir, la forma en la que va cambiando la comprensión, y la sensibilidad de las personas, sobre las realidades diversas con las que les toca convivir, y a las que están empezando a comprender. Asimismo, tenemos también tipos de humor más complejos de analizar. Por ejemplo, el humor bizarro. Es aquel, cuya parodia de la sociedad, llega a sobrepasar límites de lo, socialmente permitido, tanto actualmente, como en el pasado. Sabemos desde siempre, que la serie animada más longeva de la televisión, Los Simpson, hace humor parodiando a la sociedad norteamericana en sí, aunque sabemos también, que a lo largo de los años, han hecho parodias de muchísimas situaciones a nivel mundial. Una de las escenas más recordadas por acá, Argentina, es en el capítulo \"Rafa el elegido\", de la temporada 19, en la que 2 de los personajes más conocidos del bar de Moe, insultan al carismático pero controversial ex presidente argentino, Juan Domingo Perón. Esto, por supuesto tuvo muchísimas repercusiones a nivel local, y a nivel internacional, con países que simpatizaban con nuestro gobierno de turno. Y es que, a nadie le gusta que insulten, a una figura que admiran. Y, sin ir más lejos, el capítulo en cuestión, ha sido censurado durante bastante tiempo en este país, y en otros países afines. Yendo más lejos aún, la comedia animada South Park, hace humor con absolutamente todo lo que se le presenta. Es decir, todo es, fue o podría ser parodiado por ellos. Aún así, siguen teniendo gran cantidad de audiencia. La serie animada argentina, Alejo y Valentina, tiene, por decirlo de alguna forma, un tipo de humor similar a Los Simpson, con el lenguaje grosero de South Park, pero argentino, claro. Incluso, esta serie, al igual que Los Simpson, toma hechos actuales, y los parodia. ¿Qué consiguen todas estas series con esto? Que logremos reirnos de las cosas con las que nos relacionamos, en nuestro día a día, ya sea para bien, o para mal. Y ahí, está el principal problema. ¿Qué consecuencias puede traer el humor que hacemos, o que consumimos? Una de las más conocidas, como todos ya sabrán, y si no, es fácilmente googleable, es la ocurrida con el semanario francés Charlie Hebdo. Sin duda, es una de las más trágicas, de las que al menos yo, tengo conocimiento. Pero seguro, no ha de ser la única. Entonces, creo que podemos subdividir al humor, en 3 partes muy sencillas de identificar, ya que, son las partes que componen cualquier tipo de comunicación. Y puede que algunos, recuerden estos conceptos de cuando iban a la secundaria. Emisor, mensaje, receptor. Emisor: Es quien cuenta el chiste, quien hace la parodia, la satirización. Quien relaciona hechos, ya sean verídicos o ficticios, de tal forma que estos provoquen risas al receptor. Mensaje: Es el chiste en sí. ya sea que tenga contenido soez o grosero, o no lo tenga. Ya sea un chiste corto o largo, o un monólogo. Ya sea un cómic/historieta, o incluso una canción, el mensaje es el contenido que va a llegar al receptor. Receptor: Es quien recibe el mensaje. Quien lo interpreta, lo decodifica, y reacciona al mismo. Para mí, excepto en ocasiones particulares que menciono más abajo, es la parte más importante en todo este proceso. Porque según la reacción de este, el chiste como tal, va a haber funcionado, o no. Otra de las trágicas consecuencias que puede traer el humor, es cuando este, va dirigido desde una, o un grupo de personas, hacia otra u otras en particular, con el objetivo de burlarse de esta o estas. Esto, es generalmente conocido como bullying. Y, a pesar de los avances en la sociedad, aún el tema, no es tratado como una prioridad. Existen muchísimas causas de suicidios debido a esta \"clase de humor\", y por supuesto, muchísimos ataques de depresión. En este caso, la parte importante, son tanto el emisor como el receptor. El primero, porque lo hace con una clara intención de perjudicar al segundo. Y el segundo, obviamente, porque el \"chiste\", evidentemente, no solo no le parece gracioso, si no que además, lo ofende, se siente insultado, discriminado por ese chiste. Existen muchos humoristas, que hacen chistes recurrentes sobre temáticas específicas en particular. Y esto, puede interpretarse como una intención de reirse, siempre de las mismas cosas, y teniendo la certeza, de que mi humor, va a resultar ofensivo para ese grupo de personas que, se identifican con la temática de la que yo estoy hablando. Por ejemplo, si mi humor siempre depende de hacer chistes sobre la gente de color, o los que tienen algún tipo de discapacidad, o de la comunidad LGBTIQ+, evidentemente, estoy haciendo un chiste, con la clara intención de ofender al receptor. O al menos, esa es mi forma, como receptora de estos mensajes que envían esos emisores, de interpretar, esto que llamo, \"Humor ofensivo\". Pero de nuevo, esto no depende solo del emisor, si no de quien se siente ofendido al recibir ese mensaje. ¿Es posible trabajar nuestro sentido de la ofensa, por llamarlo de alguna manera? Me parece que, en esta ocasión, podemos tomar como punto de partida, y en el sentido de realizar un análisis concreto, Tanto el llamado humor negro, como el humor machista. Creo que sería una buena forma de reconsiderar nuestra tolerancia a cosas que, hoy en día, ya no son tan socialmente aceptadas como antes. Pero que aún así, continúan siendo parte del humor popular. Volviendo al tipo de humor que hacen las series más arriba mencionadas, podemos decir que, estas continúan teniendo vigencia hoy en día, ya que, se puede interpretar que las mismas, no hacen humor con el sentido de ofender, si no con el sentido de solo parodiar, de hacer reír al receptor. Y que lo logran, incluso considerando que puede haber ciertos tipos de chistes, que resulten ofensivos para algunos grupos de personas. Sin embargo, hay muchos que aún siguen considerando a esos chistes graciosos, a pesar de la queja de estos grupos. Otra de las preguntas que podemos hacer, es... ¿Quien tiene razón? Existe cierto tipo de \"humor sano\". Este, es el humor que cada uno, puede hacer sobre sí mismo. ¿Y por qué lo pongo entre comillas? Porque también, acá depende del receptor. En este caso, uno mismo es el emisor, y el mensaje. Por ejemplo, yo podría hacer humor sobre varias cosas que me caracterizan. Sobre las personas ciegas o con alguna discapacidad, sobre las personas trans, o sobre las personas que tienen celiaquía, Etc. Es más, en varias oportunidades me han dicho que añada una sección de humor, y precisamente no lo he hecho, porque mi tipo de humor, es espontáneo. Es decir, tiene un contexto, en el que hago un chiste en particular. No pude, al menos hasta ahora, escribir un monólogo, o un texto específicamente de chistes. ¿Pero volviendo al tema en sí, por qué, si este humor es sobre sí mismo, no puede ser un humor sano? Bueno, claramente, porque entre los receptores, puede haber 2 tipos de personas. Y esto, aunque es un cliché básico, no es más que la pura realidad. Los que se rían conmigo, y los que se rían de mí. Es ahí, donde el mensaje toma o no, la relevancia que queremos darle. Porque, todo mensaje, aunque el emisor sea uno solo, está dividido en 2 partes. El que lo emite, con su propia interpretación, la cual para él es clara, y el que lo recibe, el cual puede interpretarlo de cientos de miles de formas diferentes, dependiendo de sus propias características de vida, como mencioné anteriormente. Su cultura, su sociedad, su entorno, su religión, su color de piel, y otras miles de cuestiones más, que convierten a cada una de las personas, en receptoras totalmente diferentes, de un mismo mensaje. Por supuesto, que hay un tipo de humor aún mucho más sano. Aquel que no es dirigido a alguien por alguna razón en particular. Es sobre algo, sobre algún hecho cotidiano, pero sin perjudicar a nadie, sin ofender a nadie, bajo ningún punto de vista. Ese tipo de humor, por supuesto es diferente al resto de los que venimos hablando. Mi objetivo en sí, fue, durante todo este texto, centrarme precisamente, en estos otros tipos que vengo mencionando. Es decir, en aquellos que, causan un conflicto en la sociedad en general, y en sí, en todo el mundo. Conclusión: ¿De qué nos reímos cuando nos reímos? A pesar de todo esto, todas y cada una de las personas, nos reímos de distintas cosas. Y, desafortunadamente, no existe una forma de definir, de qué pueden o no, reírse los demás. Pero sí, podemos elegir de qué reírnos cada uno de nosotros. Y podemos decidir, si queremos que los demás se rían de nosotros, o con nosotros. Es ahí, donde está nuestra misión con respecto al humor. No apoyar bajo ningún punto de vista la censura, siempre y cuando, esta no se haga con la intención de ofender. ¿ De qué forma hacemos esa delimitación entre la ofensa y la parodia? Eso, lamentablemente, debe depender de cada uno. Y no digo esto de forma despectiva, claro está. Si no que, a la hora de analizar el humor, deberíamos adoptar un punto de vista más crítico, más universal, más desde el lado de aceptar que todo, sin llegar a parecernos ofensivo o violento, puede ser gracioso. Y que a pesar de todo, podemos reírnos de cualquier cosa. ¿Porque, qué sucede si continuamos cuestionando al humor, y decidimos enojarnos y protestar por cada cosa que consideremos una ofensa? Puede Suceder que, el humor, deje de existir. Porque, como me dijo una amiga una vez, no todo lo que hagamos, va a dejar contento a todo el mundo. Y de eso se debería tratar la vida. Siempre, de reírnos. Como ya se ha probado, reír es una de las grandes curas para el alma, siempre y cuando, no sea a costa de los demás. Ya que si no, nuestra risa, no es sanadora, si no que esta, termina siendo perjudicial. Y puede, en muchos casos, traer consecuencias realmente trágicas.", "Spanish Latin American Female"); } };

Sobre el desalojo ocurrido en la localidad de Guernica, en el partido de Presidente Perón, en la provincia de Buenos Aires, Argentina, el 29 de octubre del 2020.

Publicado originalmente en mi facebook personal el 2 de noviembre posterior a los hechos. Las adaptaciones hechas al texto original, son meramente gramaticales.

Quizás esta publicación debería estar en mi blog, no lo sé. Así como se me fue ocurriendo la iba escribiendo, y se fue transformando en un algo que, lleva hacia algún lado, hacia alguna mente que quiera pensar un poquito más en los demás.
Si sos del tipo de pensamiento de, “los pobres son pobres porque quieren”, para eso no trabajo, si igual me van a dar de todo, en este país hay muchas facilidades para comprar una casa… Entonces andate. No sigas leyendo. Entendí a lo largo del tiempo que no voy a poder cambiar a la gente que no quiere hacerlo. Dejé de debatir y discutir sobre muchas cosas en redes sociales, primero porque me alteraba mucho cuando la gente, en lugar de brindar argumentos claros, concisos y coherentes sobre el punto que intentan defender, te insultan, insultan tus ideas, a las cosas en las que vos creés. Y eso, no construye nada bueno para nadie. Ni para mí, ni para ustedes. Y segundo, porque como dije, sé que, por más argumentos que dé, hay personas que, dependiendo de su realidad, de lo que le ha tocado vivir, conocer, y entender en la vida, tienen una forma de ver las cosas muy distinta a la mía. Y esas personas, desafortunadamente para mí, no van a cambiar. Al igual que, por más que lo intenten, yo tampoco voy a cambiar mi punto de vista, ni sobre este tema, ni sobre otros. Cosa que, mucha gente que me conoce, ya sabe.
Dejando este segundo punto de lado, muchas veces me puse muy nerviosa por discusiones, las cuales, entendí después que no tenían sentido. Las únicas personas que quieren abrir su mente, son las que tienen un pensamiento crítico y analítico sobre todo. Si respondés con insultos, denigrando o discriminando a los demás por sus ideas, lamentablemente, no lo tenés. Y si no lo tenés, podés hacer 2 cosas. La primera, es intentar cambiar tu mente, y empezar a analizar las cosas. En ese caso, podés quedarte. Y la segunda… Nada. No hagas nada. Simplemente, dejá de leer esta publicación a partir de ahora. Porque esto, no va para vos. Si aún así seguís leyendo, y decidís contestar de alguna de las formas mencionadas anteriormente, te aclaro, que no voy a responderte. Estas cuestiones que menciono, son las que no me permitían decidirme a publicarla. Es decir, aunque la empecé a escribir el mismo día del desalojo, pensé que no iba a ser bueno. Estoy teniendo muchos conflictos internos con estas cosas. Pero al final, decidí lo contrario y la publico hoy.

Muchas personas hablan de la pobreza. No, porque los pobres esto, por que los pobres lo otro… ¿Pero jamás se ponen a pensar, en qué pasaría, que harían si estuvieran en la misma situación que esa gente a la que tanto critican? ¿Qué pasa si te quedás sin trabajo? ¿Si la crisis económica se agrava? ¿Si no podés conseguir, porque así como a vos te echaron, en otros lados no están contratando? ¿Qué pasa si tenés que ponerte a pensar de repente, como hago para mantener a mi familia a partir de ahora? No, mucha gente no piensa en eso siquiera, porque no lo vivió, porque no sabe de nadie que lo haya vivido. ¿Es fácil criticar una toma de terrenos desocupados desde tu casa cómoda y calentita, no? Es fácil criticar a los que tienen hambre desde una mesa con el desayuno servido. Lo que no es fácil, es estar en esa situación. La empatía es la mayor virtud del ser humano. Nos hace entender al otro, y a nosotros mismos. Lamentablemente, mucha gente carece de esa empatía. Siempre te dicen… Tomó un terreno, vive del IFE, vende cosas en el tren…. ¿Pero nunca te preguntaste qué hay de tras de esa persona? ¿Cual es su historia de vida, por qué llegó a tener que usurpar un lugar donde vivir? Nos dicen que toda persona tiene derecho a un trabajo y una vivienda digna. Está en la constitución nacional, y es un derecho universal. Que los derechos de los niños deberían estar garantizados. Pero son todas habladurías. Al día de hoy, y desde siempre, no solo tenemos infancias pobres, padres desocupados, personas que no pueden comprarse su propia casa. Familias enteras viviendo en la calle. ¿Cómo me van a dar trabajo, si vivo en la calle? ¿Cómo voy a pagar un lugar donde vivir, si no tengo trabajo? Es un ciclo constante de desinterés. ¿Sabés, qué haría yo si me quedara sin trabajo? ¿Trataría de buscar otro. Y, si no lo consigo? Estoy pagando un alquiler, así que me quedaría en la calle. ¿Sabés, qué haría yo si tuviera un terreno y me lo usurparan? Trataría de darles una posibilidad de pago. Y, si no la tienen, interpelaría al estado a que les brinde una solución. Pero nunca, nunca jamás, echaría a una persona o a una familia a la calle. Se llama empatía. Consciencia de clase. Tener consideración por el otro. Pensar en que, en algún momento te puede pasar a vos. ¿Y, si te quedaras sin trabajo, sin casa, y encontraras un terreno desocupado, qué harías? ¿Te meterías? O seguirías viviendo en la calle.

No me digan que trato de justificar una ocupación. Porque creo firmemente que el derecho a la vivienda, al trabajo y a una infancia segura, son derechos básicos y fundamentales por encima de cualquier derecho de propiedad. No traten de explicarme que el desalojo era necesario porque ellos estaban haciendo algo ilegal al usurpar un terreno. Porque nunca voy a entender que quemen casillas, pertenencias, y que saquen a la gente a escopetazos, para defender su derecho a la propiedad. No me digan que es preferible esa atrocidad, antes que dejar a personas viviendo ahí tranquilas, hasta encontrarles una solución. No, no. No me digan que el gobierno les ofreció una solución, porque esa solución, era para darles terrenos públicos… ¡DE aquí a 8 a 12 meses! ¿Y mientras tanto? ¿Dónde van a vivir todos ellos? ¿Qué van a hacer? ¿Acaso, vos que te quejás, podés darles un trabajo, una casa? No, no podés. Porque sabés lo difícil que está hoy en día para comprar un terreno, una casa, un departamento. ¿Te imaginás, una persona que no tiene trabajo, que nunca lo tuvo, que no lo va a poder tener mientras las cosas sigan así? ¿Podés, mínimamente, pensar un poquito en los demás? O estás tan pendiente de tu vida, de tus ingresos, de las posibilidades que tuviste para progresar, de lo que te dejaron tus papás, que no te sale ponerte en los zapatos del otro. ¿Y claro, tampoco se trata de eso, no? Porque podés decirme y sí, pero vos también estás en tu casa calentita… Sí, así es, pero no por eso dejo de pensar en la gente que no tiene las mismas posibilidades, las mismas oportunidades en la vida que tuve yo. No poreso miro al otro desde arriba, sintiéndome superior. ¿Sabés a quien sí me siento superior? A aquel que fue a quemar casillas, a reprimir, a sacar a escopetazos a gente de pequeños ranchos de chapa, madera, plástico… Porque hay que tener una bajeza impresionante para ver a nenes llorando porque se quedan sin lo poco que tienen, y no conmoverse. Hay que ser de una insensibilidad tremenda para amenazar a una madre y sus hijos con que, si no salen, quemás la casilla con ellos adentro. Y sí, tratá de justificarlo diciendo que había punteros y partidos políticos, gente a la que les pagaron para que vayan, otras que estaban vendiendo terrenos… Dibujala como quieras. Pero nunca voy a entender, no puedo entender, como podés justificar la violencia. La represión, el abandono, el maltrato, el desprecio hacia el otro, por ser pobre, son las peores de las miserias humanas. El que mis derechos como propietario, sea la cantidad que sea que tenga de hectáreas estén por encima del bienestar mínimo de un ser humano, para mí, no es aceptable.

De acuerdo a una investigación de la revista Crisis, entre los demandantes, hay una señora dueña de una inmobiliaria a la que ni le tocaron sus terrenos. Y otra inmobiliaria que debe 900000 pesos de impuestos, desde 2018. Desde Junio de este año, esta misma inmobiliaria, no paga a sus empleados ni aportes jubilatorios, ni obra social, ni seguro de vida. La justicia, es para los ricos. Porque a pesar de todo esto, a ellos no les pasa nada. Sin embargo, a los pobres, que no tienen dinero, ni poder, ni influencias, en 3 meses los desalojaron. ¿Por qué? Porque para gran parte de esta sociedad, para el propio estado, para los empresarios, los pobres no tienen derechos. No tienen derecho a la salud, no tienen derecho a la justicia, no tienen derecho a comprarse un smart TV. ¿Porque, para qué se quejan de que no tienen para comer? No tienen derecho a comprarse un celular, una computadora, a internet… Los pobres, tienen que dar explicaciones de por qué tienen cada cosa que tienen, hasta de por qué necesitan una casa para vivir. Porque mientras que los ricos tienen derecho a tener de todo, y obtenerlo de las formas más ilegales posibles, sin que nadie se los cuestione, se los desaloje, se los reprima, se les saque “lo poco que tienen”, los pobres, no tienen derecho a tener casas, ni cosas. Los pobres, solo tienen derecho a ser pobres.




Ser trans

listenButton9.onclick = function(){ if(responsiveVoice.isPlaying()){ responsiveVoice.cancel(); }else{ responsiveVoice.speak("En esta oportunidad, me permito reflexionar sobre una cuestión que, hace rato viene generando polémica, no solo en Argentina, si no en todas partes del mundo, y en algunos casos, con consecuencias realmente graves. ¿Y esto es, qué significa el humor para nosotros? ¿Es decir, de qué nos reímos cuando nos reímos? A lo largo del tiempo, sobre todo en estos últimos años, en los que a mí particularmente me ha tocado vivenciarlo, la forma en la que nos relacionamos con la sociedad, ha cambiado en todos sus aspectos. Esto claro que en gran parte, es positivo. Hay expresiones culturales de todo tipo con contenido feminista, sobre las personas con discapacidad, y/o sobre la comunidad LGBTIQ+, por citar algunos ejemplos. Es algo que, hace algunos años, era impensado. Pero, en cierta forma, también, se coarta otro tipo de libertad de expresión, que siempre ha funcionado como una especie de paralelismo de la sociedad en la que vivimos. Me refiero específicamente, al humor. Yo entiendo al humor, como una parodia de la realidad, de la sociedad misma. Como una tergiversación o satirización de la misma, con el objetivo de hacernos reír. El problema es, el entender, que no todos nos reímos de las mismas cosas. Y que, lo que para unos puede parecer gracioso, para otros, por variadas razones, tal vez no lo sea. Dentro del propio humor, hay distintos tipos. Mencionarlos todos, me resultaría imposible. Pero sí voy a hacer hincapié en algunos, que pueden servir como ejemplo. Está aquel que, utiliza recursos propios e inventados para crear su propio modelo de risa. Como por ejemplo, el clásico conjunto argentino les luthier. El cual, con una mezcla de recitados, música y escenografía, logra hacer un humor, más del estilo del humor de culto. Pero también, hay otros tipos, un poco más populares, por llamarlos de alguna forma. Un ejemplo son los midachi. Aunque también tienen características similares a los anteriores, estos utilizan recursos más asequibles, por decirlo de alguna forma. Es decir, con un lenguaje más coloquial. Esto no quiere decir que un tipo de humor sea mejor o peor que el otro. Solo, que es diferente. Y que incluso, está dirigido a distinto tipo de público. En general, la denigración, burla, o ridiculización de la mujer, de las infancias, de las personas con discapacidad, entre otras minorías, son cada vez más cuestionadas. ¿Por qué? Es claramente una cuestión sociocultural. Es decir, la forma en la que va cambiando la comprensión, y la sensibilidad de las personas, sobre las realidades diversas con las que les toca convivir, y a las que están empezando a comprender. Asimismo, tenemos también tipos de humor más complejos de analizar. Por ejemplo, el humor bizarro. Es aquel, cuya parodia de la sociedad, llega a sobrepasar límites de lo, socialmente permitido, tanto actualmente, como en el pasado. Sabemos desde siempre, que la serie animada más longeva de la televisión, Los Simpson, hace humor parodiando a la sociedad norteamericana en sí, aunque sabemos también, que a lo largo de los años, han hecho parodias de muchísimas situaciones a nivel mundial. Una de las escenas más recordadas por acá, Argentina, es en el capítulo \"Rafa el elegido\", de la temporada 19, en la que 2 de los personajes más conocidos del bar de Moe, insultan al carismático pero controversial ex presidente argentino, Juan Domingo Perón. Esto, por supuesto tuvo muchísimas repercusiones a nivel local, y a nivel internacional, con países que simpatizaban con nuestro gobierno de turno. Y es que, a nadie le gusta que insulten, a una figura que admiran. Y, sin ir más lejos, el capítulo en cuestión, ha sido censurado durante bastante tiempo en este país, y en otros países afines. Yendo más lejos aún, la comedia animada South Park, hace humor con absolutamente todo lo que se le presenta. Es decir, todo es, fue o podría ser parodiado por ellos. Aún así, siguen teniendo gran cantidad de audiencia. La serie animada argentina, Alejo y Valentina, tiene, por decirlo de alguna forma, un tipo de humor similar a Los Simpson, con el lenguaje grosero de South Park, pero argentino, claro. Incluso, esta serie, al igual que Los Simpson, toma hechos actuales, y los parodia. ¿Qué consiguen todas estas series con esto? Que logremos reirnos de las cosas con las que nos relacionamos, en nuestro día a día, ya sea para bien, o para mal. Y ahí, está el principal problema. ¿Qué consecuencias puede traer el humor que hacemos, o que consumimos? Una de las más conocidas, como todos ya sabrán, y si no, es fácilmente googleable, es la ocurrida con el semanario francés Charlie Hebdo. Sin duda, es una de las más trágicas, de las que al menos yo, tengo conocimiento. Pero seguro, no ha de ser la única. Entonces, creo que podemos subdividir al humor, en 3 partes muy sencillas de identificar, ya que, son las partes que componen cualquier tipo de comunicación. Y puede que algunos, recuerden estos conceptos de cuando iban a la secundaria. Emisor, mensaje, receptor. Emisor: Es quien cuenta el chiste, quien hace la parodia, la satirización. Quien relaciona hechos, ya sean verídicos o ficticios, de tal forma que estos provoquen risas al receptor. Mensaje: Es el chiste en sí. ya sea que tenga contenido soez o grosero, o no lo tenga. Ya sea un chiste corto o largo, o un monólogo. Ya sea un cómic/historieta, o incluso una canción, el mensaje es el contenido que va a llegar al receptor. Receptor: Es quien recibe el mensaje. Quien lo interpreta, lo decodifica, y reacciona al mismo. Para mí, excepto en ocasiones particulares que menciono más abajo, es la parte más importante en todo este proceso. Porque según la reacción de este, el chiste como tal, va a haber funcionado, o no. Otra de las trágicas consecuencias que puede traer el humor, es cuando este, va dirigido desde una, o un grupo de personas, hacia otra u otras en particular, con el objetivo de burlarse de esta o estas. Esto, es generalmente conocido como bullying. Y, a pesar de los avances en la sociedad, aún el tema, no es tratado como una prioridad. Existen muchísimas causas de suicidios debido a esta \"clase de humor\", y por supuesto, muchísimos ataques de depresión. En este caso, la parte importante, son tanto el emisor como el receptor. El primero, porque lo hace con una clara intención de perjudicar al segundo. Y el segundo, obviamente, porque el \"chiste\", evidentemente, no solo no le parece gracioso, si no que además, lo ofende, se siente insultado, discriminado por ese chiste. Existen muchos humoristas, que hacen chistes recurrentes sobre temáticas específicas en particular. Y esto, puede interpretarse como una intención de reirse, siempre de las mismas cosas, y teniendo la certeza, de que mi humor, va a resultar ofensivo para ese grupo de personas que, se identifican con la temática de la que yo estoy hablando. Por ejemplo, si mi humor siempre depende de hacer chistes sobre la gente de color, o los que tienen algún tipo de discapacidad, o de la comunidad LGBTIQ+, evidentemente, estoy haciendo un chiste, con la clara intención de ofender al receptor. O al menos, esa es mi forma, como receptora de estos mensajes que envían esos emisores, de interpretar, esto que llamo, \"Humor ofensivo\". Pero de nuevo, esto no depende solo del emisor, si no de quien se siente ofendido al recibir ese mensaje. ¿Es posible trabajar nuestro sentido de la ofensa, por llamarlo de alguna manera? Me parece que, en esta ocasión, podemos tomar como punto de partida, y en el sentido de realizar un análisis concreto, Tanto el llamado humor negro, como el humor machista. Creo que sería una buena forma de reconsiderar nuestra tolerancia a cosas que, hoy en día, ya no son tan socialmente aceptadas como antes. Pero que aún así, continúan siendo parte del humor popular. Volviendo al tipo de humor que hacen las series más arriba mencionadas, podemos decir que, estas continúan teniendo vigencia hoy en día, ya que, se puede interpretar que las mismas, no hacen humor con el sentido de ofender, si no con el sentido de solo parodiar, de hacer reír al receptor. Y que lo logran, incluso considerando que puede haber ciertos tipos de chistes, que resulten ofensivos para algunos grupos de personas. Sin embargo, hay muchos que aún siguen considerando a esos chistes graciosos, a pesar de la queja de estos grupos. Otra de las preguntas que podemos hacer, es... ¿Quien tiene razón? Existe cierto tipo de \"humor sano\". Este, es el humor que cada uno, puede hacer sobre sí mismo. ¿Y por qué lo pongo entre comillas? Porque también, acá depende del receptor. En este caso, uno mismo es el emisor, y el mensaje. Por ejemplo, yo podría hacer humor sobre varias cosas que me caracterizan. Sobre las personas ciegas o con alguna discapacidad, sobre las personas trans, o sobre las personas que tienen celiaquía, Etc. Es más, en varias oportunidades me han dicho que añada una sección de humor, y precisamente no lo he hecho, porque mi tipo de humor, es espontáneo. Es decir, tiene un contexto, en el que hago un chiste en particular. No pude, al menos hasta ahora, escribir un monólogo, o un texto específicamente de chistes. ¿Pero volviendo al tema en sí, por qué, si este humor es sobre sí mismo, no puede ser un humor sano? Bueno, claramente, porque entre los receptores, puede haber 2 tipos de personas. Y esto, aunque es un cliché básico, no es más que la pura realidad. Los que se rían conmigo, y los que se rían de mí. Es ahí, donde el mensaje toma o no, la relevancia que queremos darle. Porque, todo mensaje, aunque el emisor sea uno solo, está dividido en 2 partes. El que lo emite, con su propia interpretación, la cual para él es clara, y el que lo recibe, el cual puede interpretarlo de cientos de miles de formas diferentes, dependiendo de sus propias características de vida, como mencioné anteriormente. Su cultura, su sociedad, su entorno, su religión, su color de piel, y otras miles de cuestiones más, que convierten a cada una de las personas, en receptoras totalmente diferentes, de un mismo mensaje. Por supuesto, que hay un tipo de humor aún mucho más sano. Aquel que no es dirigido a alguien por alguna razón en particular. Es sobre algo, sobre algún hecho cotidiano, pero sin perjudicar a nadie, sin ofender a nadie, bajo ningún punto de vista. Ese tipo de humor, por supuesto es diferente al resto de los que venimos hablando. Mi objetivo en sí, fue, durante todo este texto, centrarme precisamente, en estos otros tipos que vengo mencionando. Es decir, en aquellos que, causan un conflicto en la sociedad en general, y en sí, en todo el mundo. Conclusión: ¿De qué nos reímos cuando nos reímos? A pesar de todo esto, todas y cada una de las personas, nos reímos de distintas cosas. Y, desafortunadamente, no existe una forma de definir, de qué pueden o no, reírse los demás. Pero sí, podemos elegir de qué reírnos cada uno de nosotros. Y podemos decidir, si queremos que los demás se rían de nosotros, o con nosotros. Es ahí, donde está nuestra misión con respecto al humor. No apoyar bajo ningún punto de vista la censura, siempre y cuando, esta no se haga con la intención de ofender. ¿ De qué forma hacemos esa delimitación entre la ofensa y la parodia? Eso, lamentablemente, debe depender de cada uno. Y no digo esto de forma despectiva, claro está. Si no que, a la hora de analizar el humor, deberíamos adoptar un punto de vista más crítico, más universal, más desde el lado de aceptar que todo, sin llegar a parecernos ofensivo o violento, puede ser gracioso. Y que a pesar de todo, podemos reírnos de cualquier cosa. ¿Porque, qué sucede si continuamos cuestionando al humor, y decidimos enojarnos y protestar por cada cosa que consideremos una ofensa? Puede Suceder que, el humor, deje de existir. Porque, como me dijo una amiga una vez, no todo lo que hagamos, va a dejar contento a todo el mundo. Y de eso se debería tratar la vida. Siempre, de reírnos. Como ya se ha probado, reír es una de las grandes curas para el alma, siempre y cuando, no sea a costa de los demás. Ya que si no, nuestra risa, no es sanadora, si no que esta, termina siendo perjudicial. Y puede, en muchos casos, traer consecuencias realmente trágicas.", "Spanish Latin American Female"); } };

Una vez, una amiga me dijo: “Yo te acepto, te respeto, te acompaño, y voy a estar con vos para lo que pueda, y lo que necesites. Pero nunca voy a entender por lo que estás pasando, ni lo que tuviste que pasar, porque a mí, eso no me pasó. Y el no tener esa experiencia, solo hace que, yo pueda verlo desde afuera, sin comprender realmente, qué significa, o qué es para vos, ser trans”. En esta publicación, voy a tratar de hablar sobre lo que para mí, es, ser trans. Es complicado. Muchas veces intenté explicárselo a algunas personas por separado, pero, en muchos casos, no lo logré.

Esto tiene que ver, pura y exclusivamente con mi propia experiencia. Con charlas, debates y reflexiones que tuve con varias personas, y otras conclusiones a las que llegué yo misma, tratando de entenderme, de conocerme, y hasta de las experiencias de otras personas trans a las que conocí, e incluso, de investigaciones que hice por mi cuenta. Claro que, sé que aún así, muchos no van a entenderlo. Y es que, como dice en el artículo al que enlacé al final de Soy Katherine, “no se puede comparar una experiencia con una no experiencia”. Y como me dijo mi amiga “ZoylaCiega”, a quien recomiendo que sigan en twitter, “es como querer explicarle a un ciego de nacimiento los colores”. Comparación que, dicho sea de paso, me toca muy de cerca, porque además de trans, también soy ciega de nacimiento. Por más que intenten buscarle similitudes, que se los compare con objetos tangibles o con sonidos, podemos tener una aproximación de qué son, pero al no haber visto jamás, no vamos a poder entender, como es que los perciben quienes sí pueden ver. Aún así, voy a hacer lo que todos hacen conmigo con los colores. Voy a seguir intentándolo.

Desde pequeña, siempre quise usar vestidos. Siempre sentí la necesidad, siempre me soñé y me imaginé con vestidos y el pelo largo, a pesar de que, como comenté en la publicación anteriormente mencionada, en muchas ocasiones, no podía hacerlo. ¿Pero, por qué vestidos? ¿Por un estereotipo? Tal vez sí, no estoy segura de que no haya sido así, sobre todo porque no tenía noción de muchísimas cosas de las que ahora sí. Pero asimismo, no siento que haya sido la única explicación. Durante toda mi vida, me pregunté por qué muchas mujeres, pudiendo ir a una tienda y comprarse un vestido, no lo hacen, no los usan, y no usan polleras. Creo que, hoy en día, son más las mujeres que no cumplen con este clásico estereotipo femenino, que las que sí lo hacen. En mi infancia, era igual. Muy pocas andaban con vestidos. En la adolescencia, muchas usaban minifaldas, cosa que a mí no me resultan cómodas, y que nunca sentí las ganas de usar. Hoy en día, son muchísimas las que usan pantalones chupines, o, incluso con tiro ancho, como los que usan los hombres. Me parece que, la definición de vestido y pollera como estereotipo, está demasiado valorizada, y se debe a que son prendas exclusivamente femeninas. Tengo la sensación, de que, a pesar de aceptarnos, acompañarnos y respetarnos, en muchísimos casos, como me dijo mi amiga, muchas personas no llegan a comprender, nuestro proceso de redescubrimiento personal. En este sentido, me permito tocar varios temas que, sé que pueden resultar controversiales para muchas personas, pero que, sin embargo, como me atañen directamente, siento que puedo expresar mi punto de vista sobre los mismos. Si alguien quiere debatir sobre alguna de las cuestiones aquí mencionadas, o siente que, algo no estoy expressándolo de forma correcta, podemos debatirlo, siempre con respeto, tanto en la sección de comentarios del blog, como en cualquier otro medio o en las redes sociales. En fin, comencemos.

Una de las cosas principales que no se llega a comprender, es el tema de la identidad de género, y la identificación del mismo, con vestimentas predeterminadas, como las que mencioné anteriormente. Para cada persona es distinta. Cada quien, lo vive y lo siente de forma diferente. Por eso, en una publicación anterior, defendí el uso del lenguaje inclusivo, a pesar de que, reconozco que a mí me cuesta utilizarlo. En mi caso en particular, yo me considero una mujer trans. Así es como me identifico. Me gusta mi nombre Katherine, me gusta Kathy, me gusta que el trato hacia mí, sea en femenino. Me siento bien así, me sentí cómoda conmigo misma, cuando estas situaciones comenzaron a darse en mi vida. Una de mis frases favoritas, es la de la activista por los derechos de las personas trans, travestis y transexuales, Lohana Berkins: “Si pudiera nacer de nuevo, elegiría ser travesti”. Pero sé, y entiendo, que muchos no lleguen a comprenderlo. La mayoría de las personas, están cómodas con sus cuerpos, con quienes son, con quienes siempre fueron. Tienen un nombre, son mujeres u hombres, se visten de determinada manera, se dejan el pelo como quieren, y nadie las cuestiona, a menos claro, que sean mujeres. Es decir, si se visten ligeras de ropa, si son gordas, flacas… A muchas eso no les interesa, obvio, pero hay mujeres a las que eso les hace mal, las reprime, las hace llevar una vida llena de inseguridades, de culpas, de miedo, de bronca hacia sí mismas. Muchos de los sentimientos, con los que nosotras también cargamos.

Con el surgimiento del feminismo, empezaron a salir a la luz los estereotipos asociados a las mujeres, por la construcción social que se nos impuso desde siempre. Pero asimismo, se empezaron a cuestionar esos estereotipos como algo malo. Como si una mujer, por ser mujer en el siglo XXI, ahora no pueda maquillarse, arreglarse, vestirse bien, sí, ni siquiera para sí mismas… ¿Por qué no? ¿Tenemos que ser lindas solo para las demás personas? Sin embargo, hoy en día cada vez más hombres se arreglan y se visten bien. El pelo largo en los hombres, la depilación, los pantalones chupines, hasta algunos que usan base de maquillaje y aritos, son cada vez más comunes. ¿Acaso, eso está mal? Según la sociedad, sí, y no. Es decir, al igual que con las personas trans, aún hoy se sigue discriminando a los hombres homosexuales. Pero, el hombre heterosexual, puede vestirse como quiera, sin ser cuestionado. ¿Entonces, por qué ellos no se cuestionan, y nosotras sí? Creo que el intento de romper con los estereotipos, no solo los está rompiendo, si no que, además, está coartando la libertad inherente a las personas, de vestirse con la ropa que más cómoda les sienta, con lo que más les gusta usar, con lo que mejor se identifican.

Con respecto a mí, por ejemplo, algunas veces me preguntaron: “¿Si te gusta usar pelo largo, si te gusta depilarte; por qué no lo hiciste antes?” Hay 2 respuestas para esto. La primera, es que antes no sabía que los hombres se depilaban. Sí sabía que se dejaban el pelo largo. Pero acá va la segunda respuesta. Porque me iban a tildar de puto. Es más, de chica, cuando tenía unos 12 o 13 años, le comenté a mi niñera que quería depilarme la ceja del medio porque no me gustaba así, y fue lo que me dijo: “¿Por qué querés hacer eso? ¿Sos puto?” Entonces, acá podemos separar 2 cosas, que en mi caso se relacionan. Una, es mi identidad. Yo, por alguna razón, ya sea espiritual, o incluso biológica (de esto hablo más abajo) me siento mujer. No una mujer cis, no una mujer como todas las demás. Una mujer trans, pero una mujer en sí. No me siento hombre, no siento que encaje en ese género. Y la otra, es como siento que tiene que adaptarse mi cuerpo, para adecuarse a mi sentir. Ya sea con vestimenta que me sienta más cómoda, como con las hormonas, adaptando incluso mi apariencia física externa.

Hay que tener en cuenta que, muchas mujeres trans y/o travestis, fueron echadas de sus casas, expulsadas de instituciones públicas y privadas de todo tipo, violentadas, agredidas por gran parte de la sociedad, asesinadas, por el solo hecho de querer verse o vestirse como mujeres. Incluso, hay quienes se hicieron operaciones clandestinas, en los pechos por ejemplo, con silicona y aceite para avión. Sinceramente, yo no creo que todas estas cosas, se deban solo a una cuestión estética. Y, yendo incluso más allá todavía, hay una parte de la sociedad, aunque esto va a sonar duro, que aunque adaptemos nuestra apariencia física, nunca nos va a reconocer como mujeres. Por supuesto que, esto es más un cuestionamiento a la sociedad que a nosotras mismas. Pero a lo que quiero llegar, es a que, sí, yo tengo una apariencia femenina demasiado externa, en cuanto a los clásicos estereotipos se refiere. Pero, aunque se crea que es la generalidad, también hay muchos casos que no son así. Muchas personas trans tienen una apariencia más masculina. Otras, no se hacen los pechos. Otras, no se modifican el rostro, y otras sí. Otras, que a pesar de vestirse de forma femenina, no se sacan el pene. Y, otras, que se visten con ropa masculina, pero que sin embargo, se hacen la vaginoplastia. Siento que hay muchas cosas que no pueden comprender todavía sobre nosotras, y lo que se hace, es cuestionarnos desde su punto de vista, usando una especie de medidor propio sobre lo que está bien y lo que está mal. Claro que, no siempre es con mala intención, sobre todo cuando estos cuestionamientos vienen de parte de personas que intentan entendernos. Pero los cuestionamientos, son los mismos.

Tal vez, nosotras también deberíamos empezar a preguntarnos… ¿Quienes nos cuestionan por sentirnos mujeres y tener el pelo largo, tienen el pelo corto? ¿No? ¿Por qué? ¿Si es un estereotipo femenino? Con esto no quiero decir que a partir de ahora, vayamos por ahí cuestionando a todo el mundo. Por el contrario, debemos tener en cuenta que, muchas mujeres cis, tampoco salen ellas, de ese estereotipo. ¿Por qué? Puede que sea por imposición social, porque es lo que se espera de ellas. Pero además, si tienen conciencia de todo esto, es porque les gusta. ¿Y si ellas se sienten bien así, por qué nosotras no?

Sumado a esto, y volviendo al tema de los pechos, también podría cuestionarme: ¿Por qué quiero tener pechos? ¿Porque todas los tienen? ¿Por qué, así como yo los quiero tener, si ellas no los quieren, no se los sacan? Muchas no quieren tenerlos, y no se los hacen. Otras, como decía anteriormente, lo del pene y la vagina. ¿Pero, se preguntaron alguna vez, qué nos lleva a tomar estas decisiones?

En este caso, yo solo puedo hablar por mí misma. Supongo que siempre lo sentí. En mi adolescencia me preguntaba por qué a ellas les crecían y a mí no. Claro, siempre supe la respuesta. Pero esa respuesta no me conformaba. Desde niña soñaba con ser una mujer, una niña propiamente, una adolescente. Sé que es infantil, y estúpido. Pero siempre, soñé con la idea y la posibilidad de que caiga un rayo, que venga Dios, que alguien me haga un hechizo, y que me transforme en esa niña, esa adolescente, esa mujer que quería, que sentía que tenía que ser. Pero sabía que nunca iba a pasar. Descubrirme como trans, fue como encontrar lo que toda la vida estuve buscando. Sí, no es magia, los cambios son de a poco, y nunca van a ser totales. Pero al fin, encontré todo aquello que me hace ser quien soy, quien siempre tuve que haber sido, y como siento que siempre tuve que haber sido, como siento que tengo que ser. Actualmente, pudiendo vestirme con la ropa que me gusta en todo momento, soy más selectiva. De hecho, ahora sé que hay ropa que no me gusta. Voy aprendiendo de mí misma a cada instante, y redescubriéndome en eso, y en todo lo demás. Buscando todo el tiempo, sentirme bien conmigo misma.

Sé, que tal vez, no haya una respuesta definitiva todavía, de por qué nos sentimos diferentes a la mayoría de las personas. Sin embargo, en los últimos años, se han hecho estudios que, podrían empezar a echar un poquito de luz sobre el tema. Como sabemos, durante la gestación, el cerebro, se genera antes que el resto del cuerpo. En este sentido, se hicieron estudios a mujeres y hombres trans y cis, que demostraron que, la actividad cerebral, y la porción del cerebro que, entre otras cosas, se encarga de la percepción del cuerpo, se corresponden con el género con el que las personas se identifican, y no con el que se supone se debería corresponder, según su sexo biológico. Como digo, esto no explica todo, por ejemplo, a las personas con género fluido, o no binaries. Pero tal vez, es la respuesta científica que muchos están buscando, para poder entender, el por qué no somos como los demás.

Otra de las cuestiones que me plantearon, es el concepto de abolición del género. Yo estoy de acuerdo, pero como una forma de reafirmar la identidad de cada persona, y no de coartarla. Me explico. Hoy en el DNI, al menos acá en Argentina, dice masculino y femenino. Hace poco, algunas personas pudieron no poner ninguno. Si abolimos el género de todo tipo de registros y para todo el mundo, para mí está bien, en tanto las personas puedan disfrutar libremente de usar la vestimenta que quieran, ponerse el nombre con el que mejor se identifiquen, y hacer las adecuaciones corporales internas o externas con las que mejor se sientan. Pero es un cambio complejísimo. Requiere de una transformación social sin precedentes. Por eso, me parece bien, que estos cambios se estén dando primero, para ir de a poco, preparando el camino.

En conclusión, las mujeres cis, son mujeres, porque nacieron biológicamente mujeres. Yo soy mujer trans, porque nací biológicamente mujer trans. Eso creo yo. A esta altura de mi vida, y habiendo pasado todo lo que pasé durante todo este tiempo, yo nunca fui hombre. Viví como tal, actué como tal, porque eso me impuso la sociedad desde mi infancia. Porque no conocía otra cosa, porque nadie me enseñó que existían otras formas de vivir, de entenderme a mí misma. Pero a mí, lo que no me importa biológicamente, es mi sexo. Lo que me importa, es mi sentir. Y yo, me siento mujer trans.

Como dije, para todas las personas, la forma de nombrarse e identificarse a sí mismas, no es igual. Ni tampoco lo es, la forma en la que se sienten consigo mismas, y para con los demás. Creo que las etiquetas, no deberían servir en sí para diferenciarnos, no siento que sea ese el objetivo. Si no, para visibilizarnos. Para poder expresar nuestra identidad autopercibida. Para poder decirle al mundo, como nos identificamos. Tampoco, pienso que nuestras diferencias deban ser motivo de ataques, de desunión, de agresiones que, en muchos casos, superan el límite de la discriminación. Creo que deberíamos unirnos, escucharnos, tratar de comprendernos y entendernos. Es la única forma en la que podemos luchar por una sociedad más justa, más igualitaria, menos patriarcal. Un debate que se da con respeto, sin menospreciar la opinión del otro, pudiendo expresar nuestros puntos de vista, pudiendo preguntarle al otro qué siente, cómo lo siente, y por qué se siente así, es un debate que puede construir mejores cosas para el futuro.

Por último, para enriquecer el debate aún más, les dejo el video de una youtuber trans, que da una visión similar a la mía, pero con algunos puntos en los que, como verán, no coincidimos.




A una niñita especial

listenButton10.onclick = function(){ if(responsiveVoice.isPlaying()){ responsiveVoice.cancel(); }else{ responsiveVoice.speak("En esta oportunidad, me permito reflexionar sobre una cuestión que, hace rato viene generando polémica, no solo en Argentina, si no en todas partes del mundo, y en algunos casos, con consecuencias realmente graves. ¿Y esto es, qué significa el humor para nosotros? ¿Es decir, de qué nos reímos cuando nos reímos? A lo largo del tiempo, sobre todo en estos últimos años, en los que a mí particularmente me ha tocado vivenciarlo, la forma en la que nos relacionamos con la sociedad, ha cambiado en todos sus aspectos. Esto claro que en gran parte, es positivo. Hay expresiones culturales de todo tipo con contenido feminista, sobre las personas con discapacidad, y/o sobre la comunidad LGBTIQ+, por citar algunos ejemplos. Es algo que, hace algunos años, era impensado. Pero, en cierta forma, también, se coarta otro tipo de libertad de expresión, que siempre ha funcionado como una especie de paralelismo de la sociedad en la que vivimos. Me refiero específicamente, al humor. Yo entiendo al humor, como una parodia de la realidad, de la sociedad misma. Como una tergiversación o satirización de la misma, con el objetivo de hacernos reír. El problema es, el entender, que no todos nos reímos de las mismas cosas. Y que, lo que para unos puede parecer gracioso, para otros, por variadas razones, tal vez no lo sea. Dentro del propio humor, hay distintos tipos. Mencionarlos todos, me resultaría imposible. Pero sí voy a hacer hincapié en algunos, que pueden servir como ejemplo. Está aquel que, utiliza recursos propios e inventados para crear su propio modelo de risa. Como por ejemplo, el clásico conjunto argentino les luthier. El cual, con una mezcla de recitados, música y escenografía, logra hacer un humor, más del estilo del humor de culto. Pero también, hay otros tipos, un poco más populares, por llamarlos de alguna forma. Un ejemplo son los midachi. Aunque también tienen características similares a los anteriores, estos utilizan recursos más asequibles, por decirlo de alguna forma. Es decir, con un lenguaje más coloquial. Esto no quiere decir que un tipo de humor sea mejor o peor que el otro. Solo, que es diferente. Y que incluso, está dirigido a distinto tipo de público. En general, la denigración, burla, o ridiculización de la mujer, de las infancias, de las personas con discapacidad, entre otras minorías, son cada vez más cuestionadas. ¿Por qué? Es claramente una cuestión sociocultural. Es decir, la forma en la que va cambiando la comprensión, y la sensibilidad de las personas, sobre las realidades diversas con las que les toca convivir, y a las que están empezando a comprender. Asimismo, tenemos también tipos de humor más complejos de analizar. Por ejemplo, el humor bizarro. Es aquel, cuya parodia de la sociedad, llega a sobrepasar límites de lo, socialmente permitido, tanto actualmente, como en el pasado. Sabemos desde siempre, que la serie animada más longeva de la televisión, Los Simpson, hace humor parodiando a la sociedad norteamericana en sí, aunque sabemos también, que a lo largo de los años, han hecho parodias de muchísimas situaciones a nivel mundial. Una de las escenas más recordadas por acá, Argentina, es en el capítulo \"Rafa el elegido\", de la temporada 19, en la que 2 de los personajes más conocidos del bar de Moe, insultan al carismático pero controversial ex presidente argentino, Juan Domingo Perón. Esto, por supuesto tuvo muchísimas repercusiones a nivel local, y a nivel internacional, con países que simpatizaban con nuestro gobierno de turno. Y es que, a nadie le gusta que insulten, a una figura que admiran. Y, sin ir más lejos, el capítulo en cuestión, ha sido censurado durante bastante tiempo en este país, y en otros países afines. Yendo más lejos aún, la comedia animada South Park, hace humor con absolutamente todo lo que se le presenta. Es decir, todo es, fue o podría ser parodiado por ellos. Aún así, siguen teniendo gran cantidad de audiencia. La serie animada argentina, Alejo y Valentina, tiene, por decirlo de alguna forma, un tipo de humor similar a Los Simpson, con el lenguaje grosero de South Park, pero argentino, claro. Incluso, esta serie, al igual que Los Simpson, toma hechos actuales, y los parodia. ¿Qué consiguen todas estas series con esto? Que logremos reirnos de las cosas con las que nos relacionamos, en nuestro día a día, ya sea para bien, o para mal. Y ahí, está el principal problema. ¿Qué consecuencias puede traer el humor que hacemos, o que consumimos? Una de las más conocidas, como todos ya sabrán, y si no, es fácilmente googleable, es la ocurrida con el semanario francés Charlie Hebdo. Sin duda, es una de las más trágicas, de las que al menos yo, tengo conocimiento. Pero seguro, no ha de ser la única. Entonces, creo que podemos subdividir al humor, en 3 partes muy sencillas de identificar, ya que, son las partes que componen cualquier tipo de comunicación. Y puede que algunos, recuerden estos conceptos de cuando iban a la secundaria. Emisor, mensaje, receptor. Emisor: Es quien cuenta el chiste, quien hace la parodia, la satirización. Quien relaciona hechos, ya sean verídicos o ficticios, de tal forma que estos provoquen risas al receptor. Mensaje: Es el chiste en sí. ya sea que tenga contenido soez o grosero, o no lo tenga. Ya sea un chiste corto o largo, o un monólogo. Ya sea un cómic/historieta, o incluso una canción, el mensaje es el contenido que va a llegar al receptor. Receptor: Es quien recibe el mensaje. Quien lo interpreta, lo decodifica, y reacciona al mismo. Para mí, excepto en ocasiones particulares que menciono más abajo, es la parte más importante en todo este proceso. Porque según la reacción de este, el chiste como tal, va a haber funcionado, o no. Otra de las trágicas consecuencias que puede traer el humor, es cuando este, va dirigido desde una, o un grupo de personas, hacia otra u otras en particular, con el objetivo de burlarse de esta o estas. Esto, es generalmente conocido como bullying. Y, a pesar de los avances en la sociedad, aún el tema, no es tratado como una prioridad. Existen muchísimas causas de suicidios debido a esta \"clase de humor\", y por supuesto, muchísimos ataques de depresión. En este caso, la parte importante, son tanto el emisor como el receptor. El primero, porque lo hace con una clara intención de perjudicar al segundo. Y el segundo, obviamente, porque el \"chiste\", evidentemente, no solo no le parece gracioso, si no que además, lo ofende, se siente insultado, discriminado por ese chiste. Existen muchos humoristas, que hacen chistes recurrentes sobre temáticas específicas en particular. Y esto, puede interpretarse como una intención de reirse, siempre de las mismas cosas, y teniendo la certeza, de que mi humor, va a resultar ofensivo para ese grupo de personas que, se identifican con la temática de la que yo estoy hablando. Por ejemplo, si mi humor siempre depende de hacer chistes sobre la gente de color, o los que tienen algún tipo de discapacidad, o de la comunidad LGBTIQ+, evidentemente, estoy haciendo un chiste, con la clara intención de ofender al receptor. O al menos, esa es mi forma, como receptora de estos mensajes que envían esos emisores, de interpretar, esto que llamo, \"Humor ofensivo\". Pero de nuevo, esto no depende solo del emisor, si no de quien se siente ofendido al recibir ese mensaje. ¿Es posible trabajar nuestro sentido de la ofensa, por llamarlo de alguna manera? Me parece que, en esta ocasión, podemos tomar como punto de partida, y en el sentido de realizar un análisis concreto, Tanto el llamado humor negro, como el humor machista. Creo que sería una buena forma de reconsiderar nuestra tolerancia a cosas que, hoy en día, ya no son tan socialmente aceptadas como antes. Pero que aún así, continúan siendo parte del humor popular. Volviendo al tipo de humor que hacen las series más arriba mencionadas, podemos decir que, estas continúan teniendo vigencia hoy en día, ya que, se puede interpretar que las mismas, no hacen humor con el sentido de ofender, si no con el sentido de solo parodiar, de hacer reír al receptor. Y que lo logran, incluso considerando que puede haber ciertos tipos de chistes, que resulten ofensivos para algunos grupos de personas. Sin embargo, hay muchos que aún siguen considerando a esos chistes graciosos, a pesar de la queja de estos grupos. Otra de las preguntas que podemos hacer, es... ¿Quien tiene razón? Existe cierto tipo de \"humor sano\". Este, es el humor que cada uno, puede hacer sobre sí mismo. ¿Y por qué lo pongo entre comillas? Porque también, acá depende del receptor. En este caso, uno mismo es el emisor, y el mensaje. Por ejemplo, yo podría hacer humor sobre varias cosas que me caracterizan. Sobre las personas ciegas o con alguna discapacidad, sobre las personas trans, o sobre las personas que tienen celiaquía, Etc. Es más, en varias oportunidades me han dicho que añada una sección de humor, y precisamente no lo he hecho, porque mi tipo de humor, es espontáneo. Es decir, tiene un contexto, en el que hago un chiste en particular. No pude, al menos hasta ahora, escribir un monólogo, o un texto específicamente de chistes. ¿Pero volviendo al tema en sí, por qué, si este humor es sobre sí mismo, no puede ser un humor sano? Bueno, claramente, porque entre los receptores, puede haber 2 tipos de personas. Y esto, aunque es un cliché básico, no es más que la pura realidad. Los que se rían conmigo, y los que se rían de mí. Es ahí, donde el mensaje toma o no, la relevancia que queremos darle. Porque, todo mensaje, aunque el emisor sea uno solo, está dividido en 2 partes. El que lo emite, con su propia interpretación, la cual para él es clara, y el que lo recibe, el cual puede interpretarlo de cientos de miles de formas diferentes, dependiendo de sus propias características de vida, como mencioné anteriormente. Su cultura, su sociedad, su entorno, su religión, su color de piel, y otras miles de cuestiones más, que convierten a cada una de las personas, en receptoras totalmente diferentes, de un mismo mensaje. Por supuesto, que hay un tipo de humor aún mucho más sano. Aquel que no es dirigido a alguien por alguna razón en particular. Es sobre algo, sobre algún hecho cotidiano, pero sin perjudicar a nadie, sin ofender a nadie, bajo ningún punto de vista. Ese tipo de humor, por supuesto es diferente al resto de los que venimos hablando. Mi objetivo en sí, fue, durante todo este texto, centrarme precisamente, en estos otros tipos que vengo mencionando. Es decir, en aquellos que, causan un conflicto en la sociedad en general, y en sí, en todo el mundo. Conclusión: ¿De qué nos reímos cuando nos reímos? A pesar de todo esto, todas y cada una de las personas, nos reímos de distintas cosas. Y, desafortunadamente, no existe una forma de definir, de qué pueden o no, reírse los demás. Pero sí, podemos elegir de qué reírnos cada uno de nosotros. Y podemos decidir, si queremos que los demás se rían de nosotros, o con nosotros. Es ahí, donde está nuestra misión con respecto al humor. No apoyar bajo ningún punto de vista la censura, siempre y cuando, esta no se haga con la intención de ofender. ¿ De qué forma hacemos esa delimitación entre la ofensa y la parodia? Eso, lamentablemente, debe depender de cada uno. Y no digo esto de forma despectiva, claro está. Si no que, a la hora de analizar el humor, deberíamos adoptar un punto de vista más crítico, más universal, más desde el lado de aceptar que todo, sin llegar a parecernos ofensivo o violento, puede ser gracioso. Y que a pesar de todo, podemos reírnos de cualquier cosa. ¿Porque, qué sucede si continuamos cuestionando al humor, y decidimos enojarnos y protestar por cada cosa que consideremos una ofensa? Puede Suceder que, el humor, deje de existir. Porque, como me dijo una amiga una vez, no todo lo que hagamos, va a dejar contento a todo el mundo. Y de eso se debería tratar la vida. Siempre, de reírnos. Como ya se ha probado, reír es una de las grandes curas para el alma, siempre y cuando, no sea a costa de los demás. Ya que si no, nuestra risa, no es sanadora, si no que esta, termina siendo perjudicial. Y puede, en muchos casos, traer consecuencias realmente trágicas.", "Spanish Latin American Female"); } };

A pesar de la difusión que tuvo en su momento, sé que hay personas que aún no conocen cual es mi historia con la pequeña Mafalda. Bueno, antes de comenzar este pequeño homenaje que me he propuesto con motivo del fallecimiento de su padre y creador, les dejo para quienes no las hayan visto aún, estas 2 entrevistas que me hicieron. Primero, la entrevista para TN. Y después, la entrevista para el diario La Nación. Ahora sí, sin más, voy a la razón principal de esta entrada. Desde el momento en que me decidí a escribir, pensé en cual iba a ser la forma en que expresaría todo aquello que quiero decir. Y es que, entendí que esta vez, tengo que escribirle a ella. Sí, a aquella pequeña grande que tanto me enseñó, y que tanto me hizo crecer, y seguir adelante. Y es que siento, que más que hablar de ella, de hablar sobre ella, en estos momentos tan especiales, tengo que hablarle a ella. En fin, espero estar a la altura de las circunstancias, como quién dice.

A una niñita especial

Camino lentamente hacia el banco en donde se encuentra sentada. Me acerco despacio, y retiro suavemente las flores que se encuentran a su lado. Aquellas que, quienes pasaron por aquí, le dejaron en agradecimiento a su padre. Me siento junto a ella, y me quedo unos momentos en silencio. De fondo, se oye el sonido de los autos pasando por la calle. Cerca de nosotras, todos sus amigos, aquellos que siempre están aquí, le hacen compañía en un respetuoso silencio, dejándola atravesar su duelo. Sé que no debo haber sido la primera, y que de seguro no seré la última. Pero no quería dejar de hacerlo. De expresarle a mi manera, todo lo que ella y su padre, significan para mí. Deslizo mi brazo despacio por su espalda. Acaricio suavemente su pelo intentando tranquilizarla, consolarla, contenerla. Porque sé, que aunque no se vea, ella también, como tantos de nosotros, llora por dentro.

—Hola, bueno, en realidad no sé bien como empezar. Y es que me siento tan pequeña al lado tuyo. Vos que tanto dijiste, que tanto te cuestionaste, que tanto nos enseñaste… No sé realmente lo que se debe sentir perder a un padre. Aún no tuve que pasar por ese dolor tan grande, que seguro estás sintiendo. Pero sí sé, que no debe ser fácil. Perder a alguien que tanto te acompañó en cada momento de tu vida, sin duda a de ser dificilísimo. Pero estoy acá, porque yo también quiero acompañarte. Quisiera que sepas que, si bien tu papá para mí no fue como uno, sí fue como un maestro. Sí, de aquellos maestros que enseñan mucho más de lo que aparece en los libros de historia. De aquellos maestros que, con su arte, sus ideas, nos enseñan a vivir. Y es que claro, llegamos a sentir a esos maestros, como unos segundos padres.

—No no, tranquila. No hace falta que digas nada, no esta vez. Solo tratá de relajarte, que yo estoy acá con vos para acompañarte. ¿Sabés qué? Mientras pensaba en escribirte, se me ocurrió algo muy loco. Pensaba, que a pesar de tener historias distintas, en cierta forma nos parecemos. Vos, sos una niña en historietas, o aquí sentada al lado mío. Y sin embargo, podés expresar emociones como cualquier niña del mundo. Y yo, bueno, solo soy y fui una niña en mi mente. Y por mi apariencia, muchos no me verán como a una mujer. Sin embargo… Bueno, lo mismo que vos. Estoy aquí, intentando expresarte lo que pasa por mi mente. ¿Cómo será de loco el mundo, que a pesar de conocernos, no puede entendernos, no? He visto a tanta gente hablando de tus dichos, de tus palabras, de tus ideas, sin comprender el verdadero sentido del humor de tu papá. A veces es triste que no se entiendan los mensajes que una trata de dar. Pero en realidad, no importa. Porque una de las tantas cosas que tu papi me enseñó, es que con una sola persona que entienda lo que decimos, alcanza. Porque esa persona se lo puede contar a otra, y esa a otra, y así…. Y después, al final, tenemos un enorme mundo de personas, que entienden que, luchar por un mundo mejor, que intentar cambiarlo, desde donde se pueda, realmente vale la pena.

—Sé, que a veces es muy difícil. Que en sí, el mundo tira para abajo, en lugar de para arriba. Pero también sé, que de a poquito, si lo soñamos, si realmente lo deseamos, nuestros sueños de alguna forma, pueden hacerse realidad. Así fue, como quise conocerte, y pasó. Es algo increíble. No sabía que estabas acá, nunca había podido saber como eras, hasta que vine a conocerte por primera vez. Hasta que pude verte en relieve, en braille. He de confesarte que, esta segunda vez, sentí la misma emoción que la primera. Quisiera algún día poder seguir leyéndote, conociéndote, sabiendo más de tu historia, de tus frases, de tus palabras, de todo lo que dijiste, de todo lo que le expresaste a este mundo. Tal vez, si lo deseo, si hago algo para que esto suceda, se dé. ¿Vos qué pensás? En fin, vine para tratar de distraerte un rato, para que puedas pensar un poquito en otras cosas. Espero haberte ayudado. Y como, aunque físicamente hay distanciamiento social, tapabocas y todas esas cosas, en el mundo de la imaginación, todo es posible, se me ocurre que tal vez nos podamos dar un abrazo de despedida. ¿Qué te parece?

Ambas nos levantamos, nos acercamos la una a la otra, y nos fundimos en un gran abrazo que, hubiese deseado que no termine nunca. Cuando nos soltamos, ella vuelve a sentarse, y yo me voy caminando lentamente hacia atrás unos pasos. Luego, me doy vuelta, y dejo el lugar, esperando volver algún día. Todos sus amigos agitan las manos saludándome, hasta que poco a poco, me voy perdiendo de vista.

El encuentro

Como habrán visto en las notas que enlacé más arriba, tuvimos un encuentro con Quino, a raíz de ese proyecto. Y sobre ese encuentro, tengo una anécdota especial, que quisiera compartir. Aunque nunca la cuento exactamente igual, esta es una de esas anécdotas en las que, importa más el mensaje que el contenido en sí. De todos modos, voy a tratar de escribirla lo mejor posible.

Ya estábamos por irnos. Javier, mi amigo, estaba saludando a su sobrina, y yo, al propio Quino. En eso, él, comenzó a contarme una historia:

—Una vez, yo tenía puesta una remera con florcitas, y se acerca mi sobrino y me dice: Por qué tenés puesta una remera de la tía? Y yo le pregunté: ¿Por qué pensás que es de la tía? El me dijo: Porque tiene flores… La historia concluye ahí. Y Quino, con sus propias palabras, me dice: Va a llegar un día en el que la ropa y los colores que usen las personas, no van a importar. Yo sueño con que ese día sea realidad.

Aclaro que, por aquella época, casi nadie sabía que yo soy trans, mucho menos lo podría haber sabido él. Ahí fue cuando entendí, que Quino era mucho más grande, de lo que yo pensaba. Es por eso que, cuando nos dejó físicamente, el pasado 30 de setiembre, a mí en lo personal, me afectó muchísimo. Y le escribí, de forma improvisada, estas palabras que comparto aquí nuevamente.

Para Quino

Publicado originalmente el 30 de setiembre en facebook

Una de las mejores experiencias de mi vida. Una de las cosas más gratificantes. Una de las mejores personas que conocí. Si lo hubiesen conocido personalmente, sabrían que es como en sus obras. Una persona transparente, con ideales firmes. Siempre, del lado correcto de la vida, de la historia, del mundo, de la gente, del alma, de la verdadera humanidad. Sincero, con una pasividad y una bondad, que pocas veces vi en un ser humano. No sé qué más decirte. Gracias, por permitirme conocer a Mafalda. Gracias por crearla. Gracias, por dejarnos hacerla en braille, para que muchos más puedan disfrutarla, como yo lo hacía cuando mis hermanos me la leían.

Gracias, simplemente gracias por existir. Te voy a extrañar mucho. Me hubiese encantado verte otra vez más, tomarnos otra cervecita, y volver a charlar de la vida, como en aquella ocasión en la que nos conocimos. Pero ese hermoso recuerdo, quedará para siempre en mi memoria. Este pequeño texto improvisado, y las lágrimas que espero no lleguen al teclado, son por y para vos. Te quiero genio. Gracias Quino. Gracias por tanto, y de nada por ese pequeño granito de arena que pudimos sumar.