Los peones no se convertirán en damas

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La cucharita que faltaba. A pedido de algunas personas, y debido a que mi preocupación por el resultado de las elecciones paso 2023 me generó incertidumbre como a gran parte de la población, por supuesto, decidí escribir esta entrada para dar mi punto de vista. Además, cabe destacar que actualmente, dicha incertidumbre, ocupa el 33% de mi sesión psicológica semanal (el resto se divide entre mi historia con Nerea y otras cosas que ya conté). Y considerando que estoy también bajo tratamiento psiquiátrico, bueno, digamos que como me dijo una amiga, si el propio entorno no ayuda, más difícil se hace aún, el salir adelante.

Soy analista política desde siempre. Me preocupa que la gente pase hambre, desde que yo misma y mi familia, lo pasamos en los 90. Esta entrada, es un análisis de la situación política, económica y social actual, que sucede aquí en mi país, Argentina. Todo lo que van a leer a continuación, no es más que mi humilde opinión como ciudadana. No se le debe ser atribuida a ningún partido ni espacio político de ninguna índole. Habiendo aclarado este punto, comencemos.

Primero, quiero explicar el título de la entrada. Hace poco me compré un Ajedrez para ciegos. Supongo que lo correcto sería decir que es un ajedrez adaptado, ya que podemos jugar tanto personas que no vemos, cómo personas que ven. Bien, es un juego con el que me entusiasmé muchísimo, y al que le dedico bastante tiempo. Ayuda a reflexionar, a armar nuevas estrategias, a pensar, como me gusta a mí, y como estoy acostumbrada, con lógica. ¿Pero, qué tiene que ver esto con lo que dije al principio?

Pensemos en la situación política actual del país, como en un tablero de ajedrez. Cada uno, va haciendo sus propios movimientos, pensando su estrategia para ganarle al contrincante. Pero en este tablero imaginario, las cosas no son como en el convencional. Podemos observar 5 jugadores, que compiten por llegar a la casa rosada. Las blancas, las grises, las verdes y las negras por un lado, y como separándolos, podemos poner a los peones por el otro. ¿Y si los simbolizamos con el color rojo, estaría mal?

Sí, ya sé. Mi artículo es tendencioso. Obvio que lo va a ser. Es mi opinión, y mi sitio web, por ende, al menos hasta ahora, como dice Baglietto, “La censura no existe mi amor”. ¿Continuamos? En el juegotradicional del ajedrez, si un peón logra llegar al lado contrario, se convierte en alguna de las piezas especiales del tablero. Y sin duda, la pieza con más facilidad de movimiento, es la dama. Y es que claro, al convertirse en dama, adopta todos sus movimientos y características. Pero en la realidad, parece no ser así.

Oportuncrisis

Creo que no tengo que citar el capítulo de Los Simpson en el que Lisa le dice a Homero que en chino, la palabra crisis, significa oportunidad. ¿Y en nuestro caso, oportunidad para quién? Porque es claro que desde hace unos años, estamos en una crisis de la que no solo nadie nos pudo (o nos quiso) sacar, si no que además, fue empeorando cada vez más. Argentina pareciera estar girando en círculos bajo las mismas premisas, bajo los mismos de siempre. A pesar de ser los grandes actores y causantes del desplome del poder adquisitivo de la clase trabajadora, no solo se siguen postulando, si no que además, siguen ganando. La pregunta es: ¿Hasta cuando? Bueno, en realidad, así era. Hasta que un nuevo actor vino a patear el tablero.

Las verdes y el colmo de lo imposible

Una sociedad despolitizada, con hambre y cansada de vivir cada vez más para la mierda, harta de los mismos de siempre, son el cultivo perfecto para la aparición de personajes como este. Un tipo carismático, con un discurso en contra de los políticos tradicionales (la casta chorra y parasitaria) y con la promesa de llenar de dólares el país, ha sabido ganarse al 30% del electorado. Pero no solo es esto. Con ideas que retrasan años, en contra del feminismo, de las personas con discapacidad, de la identidad de género, de la legalización del aborto, de la enseñanza de la ESI en las escuelas, de la educación y la salud pública entre otros, si ganara, representaría un enorme retroceso para todos esos derechos que supimos conseguir. Y eso, es innegociable. Pero sigamos.

,Su candidata a vicepresidenta, es una acérrima negacionista del terrorismo de estado ocurrido entre los años 1974 y 1983. Para quienes leímos el nunca más, para quienes vimos la noche de los lápices, la fuga, y tantas otras series, películas y libros que nos cuentan la historia de aquellos años, para quienes vivimos la desaparición de Jorge Julio López en plena democracia, no solo es un insulto a nuestra inteligencia, si no, a nuestra memoria. No podemos permitir que personas con ideas tan nefastas nos gobiernen. Tenemos que ser partícipes de nuestros propios destinos, de nuestras propias decisiones. Tenemos que conservar los derechos que a pulso, y con la lucha de muchos compañeros y compañeras que estuvieron antes que nosotros, nos hemos ganado. Sus muertes, no tienen que ser en vano. Y ahora te preguntarás, ¿Entonces, qué hacemos?

Las negras, la seguridad y los jubilados

Esta mujer, no solo es responsable de la desaparición y muerte de Santiago Maldonado, Rafael Nahuel, y la doctrina Chocobar, 3 de los peores delitos contra la vida humana ocurridos en democracia, si no que además, formó parte de los peores gobiernos de nuestra historia en los últimos años. El de Macri, el de de la Rúa, el de Menem. Impulsó leyes en contra de los jubilados y los trabajadores, impulsó protocolos de libre represión a manifestantes por parte de la policía durante su cargo como ministra de seguridad de la nación, entre otras tantas cosas que podemos leer en su propia biografía en wikipedia.

Las blancas, y el síndrome del mal menor

Sin duda, teniendo una crisis económica como en la que nos encontramos actualmente, es obvio que cualquiera de estos 4 personajes, va a aplicar un ajuste al bolsillo de la clase trabajadora, ya sea para cumplir con los compromisos internacionales, como ya lo hizo este tercer candidato a presidente, o para dolarizar la economía, como pretende hacer el otro descarado. Sin entrar en la carrera política de este personaje, podemos decir que a pesar de que su política como ministro de economía haya sido nefasta y desastrosa, para muchos, es el nuevo mal menor. Sí, como lo hubiese sido Scioli en 2015, si no hubiese ganado Macri.

Las grises y la prueba de que estamos rodeados de viejos vinagres

Este cuarto candidato, no solo nos demuestra que la vieja política y rancia sigue ocupando un lugar en la escena nacional, si no que además, también podemos ver que continúan fragmentándose entre ellos, sin llegar a acuerdos para conseguir un consenso general, que les permita seguir haciéndose con el poder. Acá no sé qué pensaría Perón realmente, y no me interesa. Quizás, el día de mañana, podamos reflejar posibles pensamientos de seres ya fallecidos con la inteligencia artificial. Ya es posible clonar voces humanas. No me extrañaría. Pero mientras tanto, sigamos con los “vivos”, que de esos, ya tenemos bastante.

La historia prosigue pero amigo yo ya la vi

Si tenemos un poco de memoria, la incapacidad del radicalismo en los 80 para contrarrestar la crisis económica dejada por la dictadura militar, terminó en un estallido social en 1989, que propició la asunción del peronista Carlos Menem como presidente, incluso con el apoyo de partidos de izquierda. Tiempo después, este señor dijo: “Si yo hubiese dicho desde un principio lo que iba a hacer, nadie me hubiese votado”. El 1 a 1 (1 peso argentino igual a 1 dólar estadounidense) promovido e implementado por su ministro de economía, junto con la reducción del gasto público despidiendo a trabajadores, fue lo que hizo que la crisis, no encontrara punto de retorno. Privatización de empresas, privatización de las jubilaciones, entre otras medidas antipopulares, permitieron que en 1999, el radicalismo ganara de nuevo las elecciones. Pero claro, no se puede arreglar en un año o 2, o 4, lo que se destruyó en 10, aunque así se quisiera hacer, cosa que claro, no sucedió.

Un nuevo estallido social tuvo lugar en 2001, lo que dio pie para la asunción de Eduardo Duhalde como presidente, y posteriormente, los Kirchner. La bonanza económica de aquellos años, se debió a un aumento en las exportaciones, cosa en la que no solo se vio beneficiada la Argentina, si no todos los países de la región. Brasil y Venezuela, también con gobiernos populares, aprovecharon estos enviones para afianzar un espacio político propio. De ahí salió, el Nac&Pop (Nacional y Popular). Pero como tenemos “El karma de vivir al sur”, las buenas nuevas, no pueden durar para siempre.

La crisis financiera de 2008, fue desencadenando en los años posteriores, medidas antipopulares por parte de la entonces presidenta, Cristina Fernández de Kirchner. Esto no solo provocó el decaimiento de su espacio político, si no, la asunción de un jugador imprevisible.

Prometiendo una lluvia de inversiones que nunca llegó, endeudando al país por años con el préstamo más grande de la historia pedido al FMI (del que no vimos ni un dólar), con el caso de los “Panamá Papers” y las escuchas telefónicas de por medio, El gobierno de la alegría, bailando al ritmo de Gilda, llegó para dar un discurso que venía a “cambiar”, con que estábamos viviendo hasta entonces. Y sí, cambió. Pero para peor en el caso del pueblo, y para mejor en el caso de sus amigos empresarios. En 2019, las paso propiciaron de la mano de Alberto Fernández, y con una jugada de Cristina Kirchner que, sin ser simpatizante suya, logró mi admiración política, la victoria nuevamente del peronismo. La corrida cambiaria después de esas elecciones paso del 2019, perpetuada por el entonces presidente Macri, permitieron aún más la devaluación del salario.

Pero ahí, no estaba todo dicho. Con la gente festejando en la plaza de mayo el 10 de diciembre, se creía que la buena vida iba a volver. Pandemia de por medio, devaluación aún más fuerte de la moneda, imposibilidad de ejercer control de precios, inflación de más del 100% anual y leyes antipopulares como la ley de alquileres, el gobierno de Alberto Fernández, es uno de los más incompetentes que tuvimos. Sin embargo, como ya mencioné, un candidato propuesto por su espacio político, es quien más chances tiene de llegar a la presidencia.

Los peones rojos, no se convertirán en damas

Está claro que parte de la sociedad, está descontenta (y con toda razón) con las políticas económicas llevadas a cabo por los 2 últimos gobiernos más que nada, pero a mi parecer, no podemos dejar de lado que la crisis como ya dije, empezó muchísimo antes. Lo que realmente me preocupa, es que la izquierda no haya podido capitalizar en estos últimos 4 años ese descontento social para llevar a la clase trabajadora a una competencia más firme en la escena política.

Entendiendo a la izquierda

Hay que aclarar, que la izquierda no es un partido tradicional. Por ejemplo, vayamos al nombre del espacio político: “Frente de Izquierda y de los Trabajadores”. ¿Suena lindo, no? ¿Pero, quienes tienen noción realmente de la diferencia entre izquierda y derecha? Los partidos de centro derecha o derecha directamente, no tienen este tipo de nombres. El de Milei, para mí debería llamarse: “Frente de la Derecha y de la Sumisión al Imperialismo Yanqui”. El de pato, “Unión por Derecha para la Represión y el Ajuste”. El de sergio, “Frente de Derecha patriótico para los Empresarios”. Y el cuarto, no se me ocurre. Hasta acá llega mi imaginación. A lo que quiero llegar, es que con el uso de las palabras y el discurso político, disfrazan la verdad adornándola con algo biensonante, al estilo de los espejitos mágicos. Y gran parte de la sociedad desafortunadamente, absorbe esos discursos. Aún así, atribuir el medio triunfo de la derecha solo a la semántica, sería por mi parte un grave error. La criminalización de la protesta social, la demonización de la izquierda por parte de casi todo el arco político independientemente del partido al que pertenezcan (al estilo de la comuna de parís) hace que sean estos los malos de la película, por ser violentos, por estar en contra del resto, y hasta por usar IPhones o comprar dólares, entre otras ridiculeces.

Lo cierto es que los partidos de izquierda, están para concientizar a las minorías y a la clase trabajadora en su conjunto, sobre los derechos que tienen, para conservarlos, y los que aún no saben que deberían tener, para luchar por ellos. Pero evidentemente, esto no es tan fácil, si la derecha continúa ganando terreno. Una salida por derecha como la que se plantea con Milei, si logramos sobrevivir como una nación independiente, traería 4 años después, en una nueva posible salida peronista, como ocurrió en 2015, como está ocurriendo ahora. Por esto que decía anteriormente, del síndrome del mal menor. La porción de la sociedad que está realmente politizada, sí vota de acuerdo a sus ideas y convicciones. Pero ni son los muchos, y además, en los casos en los que pueden elegir entre varios candidatos, deciden votar a este mal menor.

Una persona que hace muchos años hizo campaña por el peronismo, me contó que en esas elecciones, había votado a los comunistas. Porque no iba a votar a todos esos chorros de mierda. Y se mantuvo en su postura hasta el 2015, cuando decidió votar a Scioli, para que no asumiera Macri. Y no es el único caso. Todas esas personas saben que la izquierda no va a ganar como partido. Pero sí comprenden las implicancias que conlleva tener una ideología socialista. En este sentido, sí se puede decir que son personas politizadas y con conciencia de clase, a pesar de su elección en el cuarto oscuro. Pero claro. Eso es para elecciones generales, o más precisamente para el balotaje. En las paso, sí se suele demostrar su convicción política. Y ahí es donde me preocupa que, a pesar de conservar su base electoral, la izquierda no haya capitalizado alguna porción del electorado, para incrementar su participación y seguir enfrentando al establishment.

Algo está por llegar, algo está por venir…

Lo que va a suceder en octubre, es sin dudas el peor de los pronósticos. O gana Milei, o gana la represora, o gana el mal menor. Ninguno de los 3 candidatos con mayores probabilidades, tiene un plan que incluya la mejora de la calidad de vida del pueblo. Es más, todo lo contrario. Porque más allá de dolarizar la economía o no, sí es cierto que quienes nos manejan y nos van a seguir manejando la agenda económica y social suba quién suba, es nuestro “bien amado” Fondo Monetario Internacional. Y es que, si vos pedís plata prestada, el prestamista es quien pone las condiciones para su devolución. Pero eso no es todo. Los que reniegan de la casta chorra y parasitaria, no solo llegaron a donde están ahora de la mano de sus amigos empresarios, si no que además, están a favor de las políticas implementadas por un tal… Domingo, ministro de economía de los 90, y en la última parte del gobierno de la alianza. Sí, así es. El señor que implementó el tan recordado, corralito financiero. Hay nombres que no deben pronunciarse, porque traen mala suerte. Y si bien no soy supersticiosa, para ciertas cosas, es creer o reventar.

Ahora, recapitulemos. El candidato a presidente, es admirador de las políticas implementadas por ese ministro de economía de los 90 y responsable del corralito del 2001. Y su candidata a la vicepresidencia es una acérrima defensora de la teoría del supuesto terrorismo comunista que asoló nuestro pobre país, y que la fuerza militar en su conjunto, tuvo que erradicar por el bien de la patria. Entiéndase el sarcasmo, por favor.

Pero mucho más allá de nuestros derechos, que como ya dije son innegociables, lo que vayan a hacer económicamente, definitivamente va a afectarnos como sociedad. En el peor de los casos, nosotros mismos o amigos, conocidos, familiares y personas a las que queremos mucho, podríamos quedarnos sin trabajo. Y no podemos permitir que sigan degradando la calidad de vida del pueblo trabajador en beneficio de los empresarios, los acreedores extranjeros, o sus propios bolsillos. El clásico “roba pero hace”, se tiene que terminar. Pongamos un ejemplo. Vos tenés una casa que mantener, y te endeudaste con las tarjetas de crédito. Lo lógico sería pagar las cuentas. Pero no si para eso, te quedás sin comer. Porque si es así, entonces “la casa no está en orden”. Además, hay que destacar que gran parte de esa deuda externa, corresponde a la privatización de deudas de empresas durante la dictadura. Es como cuando el tesoro de Estados Unidos le prestó dinero a los bancos durante la crisis financiera de 2008, para disminuir un poco su impacto. La principal diferencia, es que ellos tienen con qué, aunque sea de igual forma, con los impuestos pagados por el pueblo. Nosotros, no solo no tenemos esa cantidad de dinero, si no que tenemos que comprender, que esa deuda no fue contraída por el pueblo. Y por ende, no es este quien tiene que pagarla.

Creo que tenemos que entender y explicar, que la gente que ven en las listas de esos candidatos, son los mismos que vienen gobernando u ocupando un lugar como supuestos servidores públicos durante los últimos 20 a 40 años. Que formaron parte de alguna u otra manera de todos los gobiernos. Que siempre se asociaron al empresario que mejor concuerde con sus intereses. Que dieron beneficios a militares condenados por delitos de lesa humanidad. Que mantienen en las fuerzas policiales a muchos de los oficiales de aquella época. Que reprimen a los manifestantes que protestan por una mejor calidad de vida. Y porque dijimos como sociedad, “Nunca más un 24 de marzo de 1976”. Pero para todo esto, tenemos que informarnos, politizarnos, prestar atención, analizar, leer sus propuestas, y recién después, ir a votar. Porque, sí. Ahora mismo, los peones no se convertirán en damas. Pero si todos aportamos un granito de arena, estoy segura que en algún momento, va a pasar. Y ese va a ser el verdadero jaque-mate. Una sociedad en la que cada uno de nosotros, tenga voto y participación sobre cualquier decisión. Como dijo Rosa Luxemburgo: Por un mundo donde seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres.

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